Escrito por: Mayren Padilla
En el último periodo la violencia se ha incrementado exponencialmente. El detonante claro que fue la famosa “guerra contra el narco”, una política que a partir del 2006 fue impulsada por el gobierno panista de Felipe Calderón y que hasta la fecha no ha sido más que una guerra entre las fuerzas armadas del estado contra los civiles.
Si bien la violencia ya existía desde antes, estas políticas que se establecen demuestran simplemente que el régimen y el sistema capitalista, actualmente no encuentra otra manera para sostenerse si no es por la vía de la violencia. Demuestra que la sociedad se está desarrollando bajo un manto podrido de opresión, una lucha sangrienta por sobrevivir si eres mujer, y una violencia generalizada.
Las desapariciones forzadas, los robos, las violaciones, los feminicidios, los asaltos en los metros, el actuar de los policías como encubridores de estos hechos, toda esta aberración se incrementa.
Los jóvenes no están a salvo ni en el salón de clases, las paredes de las instituciones educativas no blindan de la barbarie social a los jóvenes estudiantes, es claro que no somos ajenos a las condiciones actuales bajo las que viven día a día. El asesinato a estudiantes en las escuelas es una prueba de ello, la violencia y el acoso a las compañeras es otra expresión.
El ambiente de impunidad que se vive a nivel nacional, también ha permeado en las escuelas y el salón de clases.
El acoso sexual en las escuelas no es un hecho aislado y es una situación que se torna alarmante. El 12 de febrero en el Colegio de Ciencias y Humanidades Vallejo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), una chica de 16 años fue abusada sexualmente por un trabajador de la cafetería de esa escuela. El agresor después de haber sido detenido por un par de horas fue puesto en libertad.
Un mes después la Escuela Nacional Preparatoria 5 entró en paro el lunes 12 de marzo en protesta contra los casos de acoso sexual denunciados y que no han sido atendidos. El paro fue impulsado por estudiantes y apoyado por sus padres de familia.
El miércoles 14 de marzo la Asamblea de Mujeres en la Facultad de Filosofía y Letras convocó a una asamblea separatista para tratar el mismo tema: el acoso sexual, en la cual se acordó un paro de 24 horas como medio de presión para denunciar a las autoridades que criminalizan a las estudiantes que se han atrevido a denunciar estos actos dentro de la facultad.
A estos hechos, se suman hoy las mujeres organizadas de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales con un paro de 24 horas: “Denunciando que la universidad es cuna de machos acosadores y violadores que reproducen y legitiman un sistema patriarcal que mata a 6 mujeres al día.”
Realizaron una marcha desde FCPyS hacia Rectoría, denunciando los casos de acoso, abuso, violencia y violación hacia las mujeres, hicieron un llamado para realizar paros activos de 24 horas con otras facultades y preparatorias de la UNAM.
Es evidente que hay que poner un freno al abuso sexual, al acoso y castigar a los culpables. Es increíble que las autoridades se limiten a encubrir a los acosadores y que dejen a la deriva a las chicas que han sido víctimas de esta práctica. Las prácticas institucionales para combatir el abuso y acoso sexual si bien es una vía que se debe utilizar, han demostrado sus limitantes y en muchas ocasiones se reducen a trámites burocráticos, la acción organizada de los estudiantes y la comunidad de las escuelas contra el acoso es la vía para combatirlos.
Sin embargo, tenemos que realizar una crítica fraterna con la finalidad de que el movimiento avance, las prácticas y métodos de las compañeras que se reivindican como separatistas, alejan de facto a compañeros que de manera honesta quieren apoyar y organizarse para combatir esta problemática.
En el CCH Vallejo y en Preparatoria 5 las asambleas estudiantiles fueron mixtas, además participaban padres y madres de familia preocupados por la situación. No hubo barreras para la participación de la comunidad.
Los paros tienen que ser aprobados por asambleas previas con la finalidad de involucrar en la discusión y las acciones al mayor número de estudiantes, las tomas de las escuelas y las acciones tienen que ser aceptadas por un buen número de compañeros. Las tomas unilaterales, si bien pueden tener un objetivo justo y se pueden ver como urgentes para visibilizar la violencia, no ayudan en el avance de las luchas y el movimiento.
Las instituciones se han visto rebasadas e incapaces para resolver la situación, las autoridades de la UNAM puede poner cientos de cámaras de vigilancia, torniquetes electrónicos, o aumentar la vigilancia en Ciudad Universitaria pero eso no frenará que los abusos sigan ocurriendo.
En estos días también se dio una movilización en el Bachilleres 1, por casos de acosos. El Politécnico la semana pasada montamos tendederos para que se denunciará acoso en escuelas donde el machismo, particularmente de los profesores, es tan cotidiano, que las autoridades lo juzgan como comportamientos naturales.
Como estudiantes debemos organizarnos en nuestras escuelas y facultades con la participación de toda la base de trabajadores y estudiantes, donde se abran espacios de discusión y toma de decisiones para hacerle frente a los embates de las autoridades. Además, esa organización debe trascender para romper con la violencia generalizada y atacar de raíz el origen de los problemas, que en este caso es la descomposición y podredumbre del régimen y la sociedad capitalista.
Los problemas de acoso y violencia a la mujer no se van a resolver en los márgenes de la universidad. Tenemos que organizarnos en las escuelas, exigir a las autoridades medidas concretas, como la expulsión de acosadores y violadores, retirar las cámaras (que acosan a la comunidad) y abrir un debate democrático entre todos los universitarios para involucrarnos en acciones colectivas de seguridad, seguimiento a las denuncias y formación de espacios seguros comunitarios. Al mismo tiempo debemos impulsar está organización al pueblo en general.
La barbarie toca nuestras puertas, está en nuestros salones de clase y son la sombra diaria en las calles. Organicémonos mujeres, jóvenes y trabajadores, contra la violencia el acoso y contra este de un sistema en crisis social, política y económica.