Violencia en Sinaloa
Desde el jueves 25 de julio, cuando se dio la noticia que las autoridades de EE. UU. apresaban a Ismael el “Mayo” Zambada, estaba claro que la situación de las diferentes fracciones del cártel de Sinaloa cambiaría. Después de muchas especulaciones de posibles negociaciones entre el narcotraficante y las autoridades de los Estados Unidos, que implicaría el intercambio de información a cambio de un retiro tranquilo, se dio a conocer una carta donde el Mayo daba su versión de cómo fue que lo apresaron. En ella se hablaba de una traición por parte de los chapitos —fracción del cartel de Sinaloa que encabezan algunos de los hijos del Chapo Guzmán— que implicó su detención y entrega a las autoridades gringas, la desaparición de algunos de sus colaboradores (dentro de ellos un miembro activo de la policía de investigación que trabajaba como su escolta) y el asesinato del ex rector de la Universidad de Sinaloa.
Los acontecimientos que han seguido a esta declaración y los argumentos que ha dado el presidente de la república, utilizando lo dicho por el Mayo y dándolo como cierto, nos hace pensar que eso es lo que más se acerca a la realidad de lo que pasó.
Los chapitos, con la entrega de Zambada, creían que mataban a dos pájaros de un tiro; por un lado, pensaron que ellos se quedarían con la dirección del cártel de Sinaloa y, por otro, la entrega del Mayo debería implicar dar protección y mejor trato a los hijos del Chapo presos en EE. UU. No era una mala idea en general, pero la realidad es diferente y ahora están sumergidos en una guerra por la dirección del cártel.
Otro aspecto interesante que resaltar es que Andrés Manuel dijo en una de sus mañaneras que los causantes de la violencia son los EE. UU. porque ellos estuvieron involucrados de forma directa en una negociación con los chapitos para la entrega del Mayo. El embajador gringo en México ha dicho que eso no tiene ni pies ni cabeza, pero la realidad es dura y él cínico frente a los hechos.
Siguiendo esta idea vemos dos aspectos importantes. El gobierno de los EE. UU. y la DEA mantienen un constante diálogo y tienen mayor conocimiento de lo que sucede con los diferentes cárteles de la droga en México que el mismo gobierno mexicano. Estos grupos delincuenciales se pueden ocupar, cuando el imperialismo norteamericano se los pida, como grupos de choque contra una fuerza política no deseada.
La segunda cuestión es que el gobierno mexicano está lejos de tener un trabajo de inteligencia que le permita dar seguimiento cercano a los movimientos del narco y la DEA en el territorio nacional. A pesar de la inversión masiva en el fortalecimiento de la Guardia Nacional, el Ejército y la Marina, quedan en ridículo ante la intervención extranjera.
Resultados de guerra
En las dos semanas desde que se desató el conflicto entre la fracción del Mayo y los chapitos, hasta ahora (23 de septiembre) la cifras son de 51 muertos, 64 desaparecidos y más de 30 enfrentamientos, y bloqueos en las regiones donde se desarrolla el conflicto con mayor intensidad. Pero son datos que da la Fiscalía General del Estado; grupos civiles y colectivos de desaparecidos tienen cifras más elevadas.
Se habla de convoyes que llegan desde Durango, que bajan de la sierra, fuerzas que se alinean de uno u otro lado. El mensaje de los asesinatos es brutal, los reportes indican decapitaciones, cuerpos desfigurados a golpes, tiros de gracia, cuerpos abandonados en carreteras con mensajes sobre el cuerpo entre otros tipos de mensajes.
Fruto de los enfrentamientos en las zonas rurales ha habido desplazamientos de personas e incluso un pueblo entero, El Palmito en el municipio de Concordia; Baila no ha tenido energía eléctrica durante días. Son 6 municipios donde esta guerra a implicado desabasto de alimentos, cierre de las escuelas y una circulación muy reducida de gente en las calles.
En la página digital de Pie de Página, hay un artículo que detalla el mapa de la “guerra” en Sinaloa, el cual, citando a Revista Espejo, indica que han sido más de 161 sucesos ocurridos en 10 días de enfrentamientos. Los municipios más afectados son Culiacán, El Dorado, Cosalá, San Ignacio, Elota y Concordia. Como dice el artículo, seguramente la falta de cobertura mediática hace que los reportes no mencionen las actividades que se ha registrado en otras zonas.
El gobierno estatal es cómplice y el federal omiso
En la carta del Mayo, menciona que la reunión planificada era para reunirse con el gobernador actual, dejando claro los vínculos que hay del gobierno con el narco. Los acontecimientos lo confirman. No nos asombra que la policía estatal esté ausente o, en el mejor de los casos, llegue a los lugares del enfrentamiento mucho después de que estos se han realizado. El gobernador Rocha ha salido varias veces a hablar, primero negando la situación de la violencia, después decretando la suspensión de la celebración del 15 de septiembre y últimamente diciendo que se está recuperando la estabilidad. Suspendió las clases en todas las escuelas de Culiacán, pero sin tener una idea clara de cómo tratar el conflicto, la estrategia de este gobierno es de mantenerse a salvo.
Por su parte, el gobierno federal mandó un primer grupo de militares de fuerzas especiales para actuar, en la práctica no han jugado ningún papel. Posteriormente ha mandado un convoy más grande para tratar de controlar la situación, pero hasta el momento todo ha sido inútil.
Los Estados Unidos, que claramente son culpables del enfrentamiento actual, se lavan las manos y se preguntan “¿cómo es posible que nosotros hayamos causado la violencia?” La respuesta es sencilla, porque ponen sus intereses por encima de los de cualquiera, querían presentar la cabeza de uno de los grandes narcotraficantes de México de cara a las elecciones y así apuntalar la campaña de Kamala Harris.
López Obrador llama a los cabecillas para que se serenen y piensen en la gente. Estos “llamados” a la conciencia de los criminales parece un chiste. Lo que vive la gente de a pie de esta región no es gracioso. Hay un sentido de impotencia entre los jóvenes y trabajadores, que no saben cómo frenar esto, se dan cuenta que la intervención del ejército no es suficiente, están entre la total indefensión.
¿Qué alternativa hay?
Entrevistas de las fracciones en pugna que circulan en las redes sociales nos dejan ver cuáles son las intenciones de los jefes. La fracción del Mayo piden la cabeza de uno de los hijos del Chapo Guzmán; los contrarios no dicen mucho de lo que piden, pero leyendo entre líneas de cómo actuaron en coordinación con la DEA, parece que quieren quedarse con la dirección del cártel, lo cual se ve algo complicado.
El “Mayo” no era una figura decorativa en la estructura, él, por su pasado y la fuerza de su fracción, negociaba las plazas y daba fe a los acuerdos que se llegaban entre las diferentes bandas. De alguna forma él mantenía el orden entre los integrantes del cartel de Sinaloa y del Pacífico. Con su captura y la traición de los chapitos el equilibro se rompió, y esto es lo que ahora nos tiene en la situación antes descrita.
Un freno a la guerra no va a venir por la intervención del Estado. AMLO no quiere un enfrentamiento directo con el crimen organizado que implique cientos de muertos. El gobierno estatal y las policías locales tienen los reflectores encima y por eso no han demostrado su apoyo definitivo a alguna de las bandas enfrentad, porque es mucha la presión que está recibiendo el gobernador y las corporaciones policiales, del gobierno federal, del ejército, de la DEA y de los grupos criminales que seguramente financian parte de campañas.
El freno a este conflicto lo vamos a ver cuándo las dos facciones enfrentadas lleguen a un acuerdo y sientan que esta guerra les está afectando a sus negocios más que beneficiarse. Desgraciadamente va a ser hasta que estos dos grupos se pongan de acuerdo y se retome cierto equilibrio que la violencia va a parar.
La peor parte la ha sacado la población. La gente de a pie y los trabajadores, los negocios se han mantenido cerrados, la circulación en las calles ha descendido enormemente. Hay algunos trabajadores que han sido obligados por sus patrones a asistir a trabajar exponiéndolos a fuego cruzado.
Por el momento los jóvenes y trabajadores deben mantenerse alerta y bien organizados. La toma del congreso que hicieron los estudiantes por la reforma a la Ley Orgánica de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS) es un buen inicio para hacerse presentes. Los que se han movilizado están exponiendo la vida y no es fácil superar ese temor. Lo más simbólico de la toma, aunque no guarde una relación con el conflicto, es que hay una parte aún pequeña de la juventud que está comenzando a perder el miedo y están dispuestos a arriesgar su vida para luchar por sus intereses.