El domingo 9 de julio se celebró un acto bajo los auspicios del Museo Casa León Trotski en la Ciudad de México para celebrar la memoria de Esteban Volkov Bronstein, nieto de Trotski, de cuya trágica muerte informamos recientemente.
La jornada comenzó con el descubrimiento de una placa en memoria de Esteban Volkov, que ocupará un lugar destacado en la entrada del Museo.
El acto principal fue precedido por una breve pero emotiva ceremonia en la que los restos mortales de Esteban Volkov, se depositaron junto a los de su querido abuelo en el apacible entorno del jardín del Museo.
La directora del Museo y estrecha colaboradora de Esteban Volkov, Gabriela Pérez Noriega, pronunció un discurso junto a la urna que contenía las cenizas de Trotski y su nieto. Explicó cómo en muchas ocasiones el propio Esteban “se ofreció para dar las visitas guiadas a los visitantes del museo, animó a que los jóvenes y trabajadores leyeran a Trotski , dio entrevistas a organizaciones o grandes cadenas de información, y en todas las ocasiones ponía por delante la pasión que sentía al hablar de su abuelo, al explicar las falsificaciones del estalinismo, a preservar la verdad histórica de una de las figuras más calumniadas de todo el siglo XX”.
Image: América Socialista
Hacia el final de su discurso, Gabriela, embargada por la emoción, no pudo terminar sus palabras, pero fue recibida con una ola de solidaridad y un caluroso aplauso de todos los presentes. La ceremonia concluyó con el canto de la Internacional.
El acto principal se celebró en el auditorio del Museo, que se llenó a rebosar, con gente sentada en las escaleras y de pie en la puerta, escuchando los discursos desde fuera. Entre los presentes estaban obreros y estudiantes, activistas sindicales y veteranos del movimiento, incluyendo dirigentes de la resistencia del sindicato de electricistas SME, movimiento, incluyendo dirigentes de la resistencia del sindicato de electricistas SME, SNTEA, dirigentes democráticos del SNTE, uno de los padres de los estudiantes de Ayotzinapa desaparecidos, los compañeros del FEDEP, etc.
Los ponentes fueron: Alejandro Encinas, político mexicano y funcionario del gobierno, Jesús Ramirez Cuevas, vocero de la Presidencia y Gabrielle Tolloti, representante del MES-PSOL brasileño. También se envió un video expresando solidaridad por parte del eurodiputado Miguel Urbán.
El discurso principal fue pronunciado por el camarada Alan Woods, conocido dirigente de la Corriente Marxista Internacional y amigo y camarada de toda la vida de Esteban Volkov. El discurso de Alan fue sin duda el más emotivo y eficaz, combinando con éxito en un corto espacio de tiempo, tanto los aspectos políticos como personales de la vida de Esteban Volkov – o Sieva Volkov como le gustaba que le llamaran.
Alan comenzó recordando su primer encuentro con Sieva, en Coyoacán, allá por 1989. Fue el comienzo de una estrecha amistad que duró 34 años ininterrumpidos hasta el final de la vida de Sieva. Esta amistad, explicó Alan, se basaba en los sólidos cimientos de un cálido apego personal y un firme acuerdo político.
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Alan señaló que cualquiera que hubiera experimentado siquiera una fracción del terrible sufrimiento padecido por Esteban desde su más tierna infancia habría quedado destruido personal y psicológicamente. Pero no fue el caso de Esteban Volkov, que logró a pesar de todas las adversidades elevarse por encima de la adversidad y vencerla. De hecho, explicó Alan, fue precisamente esta experiencia de tragedia personal la que actuó como una poderosa fuerza motriz que le inspiró para luchar durante el resto de su vida por defender la verdad histórica y el legado político de León Trotski.
Recordó cómo Esteban le había presionado constantemente para que asumiera la responsabilidad de producir una edición completa y fiel de la última obra de Trotski, su obra maestra “Stalin”, que había quedado inconclusa en el momento del asesinato y desde entonces sólo estaba disponible en una versión distorsionada e incompleta. Alan recordó que, cuando por fin le entregó a Esteban la traducción española de “Stalin”, se puso muy contento, “como un niño pequeño cuando llega la Navidad”.
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Hasta el final, Esteban Volkov se mantuvo fiel a las ideas y los objetivos revolucionarios de su abuelo. Su principal logro, sin embargo, fue la creación del Museo Casa de León Trotski que, desde sus humildes comienzos, se ha convertido en un importante símbolo para los revolucionarios de todo el mundo. La casa que fue testigo del brutal asesinato del líder del Partido Bolchevique y del Ejército Rojo a manos de Stalin se ha convertido ahora en un punto de encuentro para todos aquellos que luchan contra la opresión y la explotación en todo el mundo.
Alan también rindió un efusivo homenaje a la labor realizada por Gabriela Pérez Noriega, que presidió toda la reunión. “Sin el incansable trabajo y sacrificio de Gabriela, este Museo ya no existiría”, afirmó.
La reunión finalizó con un breve vídeo del propio Esteban Volkov, en el que expresaba su eterna devoción a la causa revolucionaria. El acto se clausuró con una sonora versión de la Internacional, fiel expresión del genuino ánimo de inspiración y entusiasmo en la causa de la revolución socialista mundial que este magnífico acontecimiento inspiró a todos los presentes.
El domingo 9 de julio la Casa Museo León Trotsky en México realizará un homenaje póstumo a Esteban Volkov, nieto de Trotsky, quien luchó por preservar la memoria histórica del Viejo. Volkov falleció el 16 de junio.
Alan Woods, de la Corriente Marxista Internacional, será uno de los oradores principales.
La reunión tendrá lugar a la 1 p. m. hora local y se transmitirá en vivo a través de la página de Facebook de América Socialista: https://www.facebook.com/AmericaSocialista
Publicaremos un informe completo del evento la próxima semana.
El próximo domingo 9 de julio se realizará un homenaje póstumo a Esteban Volkov, nieto de Trotsky, recientemente fallecido. Alan Woods, dirigente de la Corriente Marxista Internacional, hablará dicha actividad. Te invitamos a que asistas a las 13:00 hrs. en el Museo Casa León Trotsky en Coyoacán, Ciudad de México. El evento se transmitirá en esta página de FB de América Socialista. #estebanvolkov #IMT #Trotsky
Anoche, a las doce y cuarto de la noche, recibí una llamada telefónica de México con una noticia que me afectó profundamente. Me dijeron que mi viejo amigo y camarada Esteban Volkov había fallecido. Aunque no puedo decir que esta noticia fuera totalmente inesperada, ya que Esteban había alcanzado la avanzada edad de 97 años en marzo, sin embargo me llenó de una profunda sensación de pérdida irreversible, no sólo de un amigo muy querido, sino de la pérdida del último vínculo físico que quedaba con la persona de uno de los más grandes revolucionarios de todos los tiempos, León Trotsky.
Debo dejar claro desde el principio que no soy un sentimental, ni creo en los iconos, ni religiosos ni políticos. Dicho esto, hay que aceptar como un hecho que los símbolos desempeñan un papel importante en la vida en general, y también en la política.
Esteban Volkov fue un importante símbolo viviente – el símbolo de toda una época revolucionaria, un período heroico de convulsiones y tensión lleno de triunfos y tragedias, que afectó a la vida de millones de personas y, por tanto, de individuos. Y quizás en ninguna parte sea este hecho más evidente que en la familia de León Trotsky y de Esteban Volkov.
Conozco a Esteban desde hace aproximadamente 34 años. Nuestro primer encuentro real fue en el año 1989 en la Ciudad de México, y marcó el inicio de lo que se convirtió en una amistad profunda y duradera, basada no sólo en afinidades personales sino sobre todo en una solidaridad política fundamental.
Image: Museo Casa de León Trotsky
Mi primera impresión de Esteban como persona fue de un carácter muy amistoso, amable y afable. Siempre estaba dispuesto con un chiste, siempre sonriendo y riendo. Pero desde el principio noté algo que me impresionó profundamente. Tenía los ojos azules, lo que me pareció un rasgo muy ruso. Pero me pareció que detrás de esos ojos sonrientes se escondía un profundo sentimiento de melancolía y un intenso sufrimiento, que eran evidentes aunque él nunca tuviera la intención de mostrarlos.
Pronto me di cuenta de la razón. Cuando tenía unos 60 años me dijo: “Soy el miembro de mi familia que más ha vivido”, y me lo repitió muchas veces posteriormente. Estas palabras eran muy ciertas. Pero antes de abordar esta cuestión (algo que sólo puedo hacer muy esquemáticamente debido a limitaciones físicas, que explicaré más adelante) debo contar el motivo por el que se llama Volkov y no Bronstein o Trotsky.
Esteban no llevaba el nombre de su ilustre abuelo. De todas formas, el propio nombre de Trotsky tenía un carácter totalmente accidental, ya que fue tomado de uno de los carceleros de Trotsky en la época zarista y utilizado en el trabajo clandestino como seudónimo.
Trotsky se casó dos veces; el primer matrimonio fue en Siberia, donde estuvo exiliado los primeros años. De este matrimonio nacieron dos hijas, una de las cuales, Zinaida, fue la madre de Volkov. Su padre, Platón Volkov, había sido un activo revolucionario bolchevique que fue detenido por Stalin por su participación en la Oposición de Izquierda de Trotsky en la década de 1920. Desapareció en el gulag de Stalin, donde más tarde fue asesinado.
Supe por Esteban (cuyo verdadero nombre era Vsievolod, o Sieva Volkov) que no recordaba en absoluto a su padre. Sólo muchos años después vi una vieja fotografía borrosa de Platón Volkov que alguien había enviado al Museo Trotsky de México. Por lo que yo sé, esta fotografía borrosa era la última prueba que quedaba de su existencia.
En 1927, Stalin hizo expulsar a Trotsky del Partido Comunista Ruso y lo exilió, primero a Almaty, en Kazajstán, y luego a Turquía, donde fijó su residencia en la isla de Prinkipo. Cuando Zinaida, la madre de Esteban, pidió permiso para visitar a Trotsky en Prinkipo, se lo concedieron, pero Stalin sólo le permitió llevar consigo a su hijo pequeño Sieva, dejando atrás a su hijita que aún era un bebé, mientras su marido permanecía en prisión. Pero en cuanto Zinaida abandonó el país, Stalin ordenó que se cancelara su ciudadanía soviética. Fue un golpe devastador para una persona que ya sufría graves traumas mentales y selló su destino.
Trotsky la envió a Berlín para que recibiera tratamiento de un médico que ejercía en el nuevo campo del psicoanálisis. Pero ya era demasiado tarde. Sucumbió a la depresión y se suicidó metiendo la cabeza en un horno de gas. Sieva se quedó así sin padres, en un país extranjero, que además estaba ahora sumido en la marea parda del nazismo. Una perspectiva aterradora para cualquier niño.
Trotsky tuvo dos hijos de su segundo matrimonio con Natalia Sedova. El más joven era Sergei, que eligió permanecer en la Unión Soviética y, al no ser políticamente activo, se pensó que estaba a salvo. Fue un gran error. La sádica sed de venganza de Stalin se saciaba no sólo con sus enemigos inmediatos, sino en sus familias enteras. Sergei fue arrestado y asesinado en un campo de concentración. Pero eso vino después.
Image: Museo Casa de León Trotsky
En la época de la muerte de Zinaida, León Sedov, el hijo mayor de Trotsky, participaba activamente en la dirección de la Oposición de Izquierda Internacional en Berlín. Tras la victoria de Hitler, se trasladó a París para establecer un centro de la Internacional en esa ciudad, llevando consigo a Sieva.
Lo que más me impresionó de Esteban Volkov fue la naturaleza irreprimible de su carácter. Las pruebas y tribulaciones de su joven vida habrían sido más que suficientes para destruir psicológicamente a cualquier niño. Pero no era el caso de Esteban Volkov. A menudo me relataba con gran placer los recuerdos de su estancia en París, donde vagaba libremente explorando aventuras a orillas del Sena. Pero estos placeres no iban a durar mucho tiempo. El largo brazo de la GPU se extendía hasta París y mucho más allá. Leon Sedov fue asesinado mientras se recuperaba de una operación en el hospital. Una vez más, Esteban Volkov quedó huérfano.
Otro trauma comenzó cuando la compañera de León Sedov, una persona muy desequilibrada, reclamó la custodia del niño y se opuso enérgicamente a los intentos de su abuelo de llevarlo a México, el único país que había permitido a Trotsky el exilio político. Al final, Trotsky ganó su caso y Sieva Volkov pudo irse a reunirse con su abuelo en Coyoacán, en las afueras de Ciudad de México.
Por cierto, hay una carta muy conmovedora que Trotsky escribió a Sieva en aquella época en la que le imploraba que no olvidara la lengua rusa. Su abuelo argumentaba que Sieva tenía una hermanita en Rusia y que tarde o temprano podría reencontrarse con ella, por lo que debía poder comunicarse con ella. De hecho, la madre de Zinaida, Aleksandra Sokolovskaya, había sido detenida por Stalin y enviada a un gulag donde murió. La hermana pequeña de Esteban desapareció y durante mucho tiempo se la dio por muerta. Sin embargo, muchos años después, gracias a las investigaciones del trotskista francés Pierre Broué, fue encontrada viva en Moscú, y en los años de Gorbachov Esteban pudo visitarla. Pero se trata de un encuentro trágico, por dos razones. En primer lugar, como Trotsky había predicho, fueron incapaces de comunicarse entre sí en un idioma que ambos pudieran entender. Además, ella estaba en la fase final de un cáncer, y murió poco después.
Durante un tiempo en Coyoacán, Sieva descubrió por primera vez las alegrías de una vida familiar. “Era como una pequeña familia”, decía. Su abuelo lo trató con todo el cuidado, atención y amor que le habían faltado. Su relato de la bondad y el amor de Trotsky desmiente la calumnia tan repetida de que Trotsky era un tirano cruel y de corazón duro. No diré más sobre el tema ahora, ya que lo he tratado anteriormente y sin duda lo volveré a tratar.
Este período idílico en Coyoacán fue como un puerto tranquilo entre dos tormentas terribles. Y la más terrible estaba por llegar. La GPU atacó dos veces la casa de los Trotsky. En el primero Esteban fue herido en el pie por una bala perdida. Pero el ataque fracasó en su objetivo, que solo logró unos meses más tarde, en agosto de 1940. Esteban tenía sólo 14 años.
No repetiré lo que se ha dicho sobre este sangriento suceso. Esteban Volkov lo ha contado muchas veces, pero me di cuenta de una cosa: cada vez que Esteban repetía esta historia, parecía estar reviviendo los acontecimientos de aquel terrible día, como si hubiera ocurrido ayer mismo.
Image: Museo Casa de León Trotsky
No me cabe duda de que cuando Stalin se enteró de que el asesinato había sido un éxito, se alegró mucho. Habría concluido “misión cumplida”. Sin embargo, se equivocó. No es difícil acabar con la vida de un hombre o una mujer. Somos animales muy débiles y cualquier cosa puede matarnos: un cuchillo, una bala o un picahielos. Pero es imposible matar una idea a la que le ha llegado su hora.
La lucha que Trotsky inició para defender la herencia de Lenin y la revolución de Octubre no terminó con el asesinato de Trotsky. Ha continuado y continúa hasta el día de hoy. Y un papel muy importante en esa lucha ha sido el de Esteban Volkov, que dedicó toda su vida a defender las ideas de Trotsky y lo que él llamaba “la memoria histórica”. La expresión más clara de ello fue su incansable labor para fundar y defender la Casa Museo Trotsky en Coyoacán que es un importante punto de referencia de nuestro movimiento a nivel internacional.
Su labor en el Museo la continúa lealmente la licenciada Gabriela Pérez Noriega, la persona que más que nadie ha cuidado de Esteban Volkov y velado por su salud y bienestar durante los últimos años de su vida.
La muerte de Esteban Volkov significa la desaparición del último vínculo físico que quedaba con León Trotsky. Pero de ninguna manera significa el fin de la lucha que Trotsky comenzó y que él contribuyó de manera nada despreciable a continuar. La Tendencia Marxista Internacional nos enorgullecemos de ser los continuadores de esta gran tradición revolucionaria, y nos comprometemos ante la tumba de Esteban Volkov a continuar esta lucha hasta el final.
Image: Museo Casa de León Trotsky
Es una lástima que esta triste noticia me haya llegado mientras estoy de vacaciones en una casa de un pueblecito del sur de España donde carezco de los medios más elementales para escribir algo serio. No tengo a mi disposición ni un ordenador ni mis notas sobre la vida y obra de Esteban Volkov que permanecen en un cajón de mi despacho en Londres. Agradezco la ayuda de un camarada que ha tenido la paciencia y la devoción de copiar mis palabras dictadas por teléfono. Pero prometo que en cuanto regrese a Londres escribiré algo que haga justicia a la memoria de mi querido amigo y camarada Sieva Volkov.
Mientras tanto, finalmente, dejo la última palabra a un poeta griego que expresa mis sentimientos en este triste momento, mucho más eficazmente que cualquier cosa que yo pudiera escribir:
Me dijeron, Heráclito, me dijeron que estabas muerto .
Me hicieron escuchar amargas noticias y verter amargas lágrimas .
Lloré al recordar cuántas veces tú y yo
habíamos cansado al Sol hablando y lo habíamos
hundido en el cielo.
Y ahora que descansas, mi querido y viejo huésped cario,
puñado de grises cenizas, en paz desde hace mucho, mucho tiempo,
están aún tus agradables voces, tus ruiseñores, despiertos;
pues la muerte se lo lleva todo, pero con aquello no puede.
A los 97 años de edad ha fallecido el nieto de León Trotsky, quien acompañó al revolucionario ruso en los últimos años de su vida, el más entregado de los hombres en la defensa de la historia de su abuelo y sus ideas.
Esteban Volkov nació en medio del ascenso de la burocracia soviética y su vida estuvo marcada desde muy joven por la violencia que Stalin ejerció contra toda su familia.
Su padre, Platón Volkov, fue arrestado y ejecutado por su militancia política en la oposición de izquierda en 1928. Su madre, hija del primer matrimonio de Trotsky, Zinaida, se quitó la vida al verse presa de las persecuciones estalinistas en 1933.
Esteban Volkov vivió con su tío, León Sedov, cuando quedó huérfano. También Sedov fue asesinado por la garra estalinista y quedó a resguardo de su esposa, quien lo reclamaba legalmente como suyo, no fue hasta que la familia de los Rosmel, amigos íntimos de los Trotsky, lo trajeron a México con su abuelo.
Con tan sólo 13 años de edad, Esteban fue testigo del primer intento de asesinato y de la muerte de su abuelo León Trotsky. Este acontecimiento le marcaría para toda su vida.
A pesar de que tuvo una vida intensa en lo personal y profesional, su mayor pasión fue cuidar el legado de la memoria histórica de su abuelo, luchando contra toda la calumnia estalinista que no ha cesado hasta hoy. En esta lucha fundó la Casa Museo León Trotsky la cual dirigió una gran parte de su vida.
Desde esa trinchera impulsó la publicación de los libros de su abuelo, miles de charlas, paseos por el museo, documentales, etc.
Podemos decir sin equívoco, que la mayor y más importante parte de su vida se la dedicó a esta tarea política que sólo podía hacer él.
Con tristeza nos enteramos de su muerte, pero con la tarea de recordarle siempre preservando su memoria y la de su abuelo, que podríamos resumirlo en una frase, la lucha por el socialismo.
Cientos de personas de todo el mundo siguieron el evento, que consistía en tres paneles diferentes con la participación de personas asociadas con Esteban Volkov y el Museo. Compañeros de la Corriente Marxista Internacional participaron de manera destacada.
Alan Woods (editor de marxist.com) y Serge Goulart (dirigente de la Esquerda Marxista) hablaron en el primero de los tres paneles de oradores, mientras que Jorge Martín (editor de América Socialista) y Ubaldo Oropeza (activista dirigente de nuestra organización mexicana, La Izquierda Socialista) actuaron como moderadores del segundo y tercer panel, respectivamente.
El conmovedor homenaje a Esteban Volkov destacó sus notables cualidades humanas; la importancia del legado de Trotsky y de los esfuerzos de Volkov para preservarlo; así como la necesidad de apoyar al museo como símbolo perdurable de este legado.
https://www.youtube.com/watch?v=0F-I1pM2fjM
Celebrando una vida de lucha
Los ponentes aludieron a las numerosas tragedias que marcaron los primeros años de vida de Esteban Volkov, quien nació en Yalta, en la península de Crimea, y que vivió brevemente en el exilio en Austria y París antes de que sus abuelos consiguieron asegurar su llegada a Coyoacán, México. La casa en la que vivieron él y sus abuelos, funciona ininterrumpidamente desde 1990 como el museo Trotsky.
Volkov perdió a su madre, abuela, hermana, y tío a causa de la brutal persecución de los verdaderos defensores de la Revolución de Octubre por parte de la burocracia estalinista. La persecución de Stalin se extendió a las familias enteras de sus enemigos. Finalmente, llegó al propio Trotsky, después de dos intentos de asesinato, los cuales Volkov vivió personalmente.
Y, sin embargo, como señaló Woods:
[Volkov] ha sabido mantener un sentido de la vida optimista, un sentido de humor tremendo – eso es algo realmente admirable yo diría en cualquier ser humano – y eso quizá tiene su explicación. … Toda su vida ha sido entregada a una causa y eso es lo que mantiene a una persona sana, lo que mantiene la moral, la convicción de que hay algo más grande que yo y más grande que mis preocupaciones y tragedias personales.”
Como explicó Alan Woods, Stalin creía que, al enterrar a Trotsky, enterraría la mayor amenaza para él y la casta burocrática que representaba. En la persona de Trotsky estaban plasmadas las ideas, el método y las tradiciones genuinas de la revolución rusa, que la burocracia interesada había procedido a distorsionar más allá del reconocimiento. Pero lo que la burocracia estalinista no entendió es el poder de estas ideas, que perduran en el legado indestructible de la obra de Trotsky.
Los últimos 10 años de Trotsky, en particular, fueron críticos. Aquí estaba “un hombre enfrentado contra el aparato de asesinato más temible, más poderoso de la historia, la GPU de Stalin. Y no obstante, este hombre solo fue capaz de hacer algo que nadie más podía haber hecho, y es la gran tarea de defender la auténtica imagen y las auténticas ideas de la Revolución de Octubre y del bolchevismo”.
Es esta gran causa, de preservar el hilo de la continuidad histórica, de la verdad, desde Marx, Engels, Lenin y Trotsky, hasta la lucha de clases de hoy, a pesar de una atmósfera espesa de mentiras, que ha permitido a Esteban Volkov elevarse por encima de sus aplastantes tragedias personales.
La imagen de Volkov pintada por los diversos oradores reveló un ser humano alegre de inquebrantable humildad, sinceridad, y devoción por la defensa de la verdad histórica al servicio de la causa de la revolución socialista internacional. Y, como el mismo Volkov señaló, es solo esto lo que puede liberar a la humanidad de los interminables horrores del capitalismo.
Los ponentes relataron anécdotas memorables de sus encuentros y amistad con Volkov a lo largo de los años. La mayoría fueron en relación a su trabajo de preservar la memoria histórica de su abuelo; pero otros también hablaron de la distinguida carrera de Volkov como ingeniero químico, trabajando a la vanguardia del desarrollo de píldoras anticonceptivas, y de su gran talento como fotógrafo. De hecho, se anunció durante el evento que el laboratorio en el que trabajaba sería recreado como una exhibición en el propio museo, y que su colección de fotografías también se exhibirá pronto.
Volkov habló varias veces para expresar su alegría y gratitud por todos los mensajes que se compartieron en su honor. A los 95 años, mostró una lucidez y una energía extraordinaria.
Apoya la Casa Museo León Trotsky
A lo largo del evento, los moderadores y participantes hicieron hincapié en reconocer el papel de Gabriela Pérez Noriega, organizadora del evento y directora del museo, a quien Alan Woods le atribuyó el mérito de salvar el museo a través de un arduo trabajo. También enfatizó cuán urgentes son los desafíos que enfrenta actualmente el museo. Desde que comenzó la pandemia, sus puertas han permanecido cerradas, cortando sus principales fuentes de ingresos.
El museo depende de un importante apoyo financiero para su continua existencia. Como Alan nos recordó:
“La juventud de hoy no tiene muchos monumentos. He aquí un monumento de primer orden de importancia; más que un monumento, es un símbolo, y los símbolos, queridos amigos, son importantes. Los símbolos son importantes para la revolución socialista, y este museo es un recordatorio vivo, no muerto, de lo que era León Trotsky y la Revolución de Octubre”.
Para preservar este importante monumento histórico y símbolo de la revolución socialista, se anima a los simpatizantes a contribuir y a visitar el sitio web del museo, así como su página de Facebook.
Las ideas defendidas por León Trotsky son de crucial importancia para las nuevas generaciones en este nuevo período de lucha de clases. El período en el que hemos entrado ha sido anunciado por inspiradores movimientos de masas insurreccionales que han estallado en todas partes del mundo en el último par de años. Aquí radica la motivación detrás de la lucha de toda la vida de Esteban Volkov para preservar estas ideas.
“En estos libros vas a encontrar la única explicación de por qué cayó la URSS, la explicación de que lo que realmente fracasó en la URSS no fue el socialismo en ningún sentido entendido por Marx, Engels, Lenin, o Trotsky, si no lo que fracasó fue una caricatura burocrática y autoritaria.”
Como concluyó Alan: “El auténtico monumento de Trotsky no es algo de latón o de oro o de hormigón o mármol. Es el monumento indestructible de sus libros”, que contienen algo que nunca se puede asesinar, “una idea cuyo tiempo ha llegado, y estas ideas, queridos amigos, son las ideas geniales del marxismo. El trabajo de Esteban ha sido fundamental en este sentido”.
Esteban Volkov: Una vida dedicada a la lucha por la verdad histórica
Alan Woods
Noventa y cinco años. Parece mentira, la verdad. Parece mentira. Y yo la verdad, me cuesta pensar que fue hace más de treinta años que conocí a este gran hombre, gran amigo, gran camarada, un amigo muy querido mío. Esteban Volkov, nieto del gran revolucionario León Trotsky.
Y estaba pensando e intentando pensar, recordar mis primeras impresiones de este hombre. Yo no le conocía. No le había conocido antes. Y cuando yo le vi la primera vez que vine a México a finales de los años ochenta. Yo vi delante de mis ojos un hombre que francamente no esperaba. Vi un hombre, ya tenía sesenta y tantos años, pero un hombre jovial, alegre. Casi dispuesto con un chiste en los labios. Amante de la vida, de las mujeres, del amor. De la buena comida. Del vino. O mejor dicho, el tequila. O el mezcal quizás, hoy por hoy está más de moda, según me han dicho. Aunque es un poco caro, creo. Si un hombre así, muy lleno de vida. Viéndolo bien yo siempre me viene en mente una expresión, si voy a hacer un análisis breve del carácter del amigo Esteban, me vienen a la mente las palabras de un gran escritor romano, que fue muy querida por Marx, por cierto, esta expresión. Que dice lo siguiente: Soy un hombre y nada de lo humano me es ajeno. Nada humano me es ajeno. Eso es exactamente Esteban Volkov.
Pero aquí tenemos algo extraño, que me chocó, me sorprendió. Porque yo sabía algo de la vida de Esteban y de su familia. Un hombre que había pasado por tantas tragedias, terribles tragedias, inimaginables, tragedias. Y no obstante, ha sabido mantener un sentido de la vida optimista, un sentido del humor tremendo. Eso es algo realmente admirable, yo diría en cualquier ser humano. Y claro, eso quizás sea tiene su explicación, tiene su explicación. Pero antes de ir a la explicación que es mi opinión, voy a dar otra opinión. Porque, después de conocerle bastante bien a lo largo de los años, hemos conversado mucho, nos conocemos bastante bien los dos. Yo os tengo que decir una cosa que no suelo decir, nunca se lo he dicho a él. Lo voy a decir ahora. Detrás de esta alegría. Y optimismo y sentido del humor. Yo me percaté de algo más, en esos ojos azules. Vi algo muy profundo que nunca se expresó con palabras, pero estaba ahí, yo creo que estaba ahí. Un dolor muy profundo. Una tristeza muy tan profunda que no se expresa en la superficie y no es para menos.
El recuerdo tan tremendo de las víctimas. No solamente de su abuelo, que fue y es quizás el último testigo ocular de esos trágicos acontecimientos del 20 de agosto del año 40, sino de otros. Su tío, que mataron en París, León Sedov, el hijo de León Trotsky, su madre Zinaida que se suicidó. Su abuela Alexandra Sokolovskaia, que desaparece y muere en un campo de concentración. Su hermana, que desapareció. Cualquiera de esos golpes psicológicos traumáticos hubiera hundido a la mayoría de las personas, en mi opinión. Pero a Esteban no. Esteban supo superar todas estas cosas tan tremendas de una forma admirable. Realmente le admiro como hombre, como persona, le admiro, de todo corazón.
Aquí yo creo que no sólo se trata de una cuestión personal, sino de una cuestión también política. Aunque es verdad lo que ha dicho, de que formalmente nunca militó en ninguna organización, que yo sepa, él me puede corregir, pero creo que no. Y no obstante, si ha militado, si ha luchado toda su vida, toda su vida ha sido entregada a una causa. Y eso es lo que mantiene una persona sana, lo que mantiene la moral. La convicción de que hay algo más grande que yo y más grande que mis preocupaciones y tragedias personales. Una causa más grande. Y realmente, para decir la verdad, yo creo que no es ninguna exageración, que toda la vida, cada minuto, todas las horas de la vida de Esteban Volkov ha sido entregada totalmente hasta causa.
Que él lo llama y voy a utilizar sus palabras, la lucha por la verdad histórica. Sí, señor. La lucha por la verdad es algo que viene a significar en este contexto, la lucha por la memoria auténtica del auténtico bolchevismo. Del bolchevismo- leninismo, de las ideas de Marx, Engels, Lenin y Trotsky, por supuesto. Y ha hecho un gran trabajo en este sentido, un trabajo con mucho éxito. Es verdad. Y un elemento central, por supuesto, en esta lucha, ha sido el edificio donde él quizás está en estos momentos. Gabriela, por cierto, tenemos que también agradecer de todo corazón el trabajo incansable de esta mujer, de Gabriela, que ha salvado, en mi opinión, salvado el Museo. Sí señor, yo creo que Esteban me daría la razón, por su magnífico trabajo que ha hecho y sigue haciendo y merece nuestro más firme apoyo. Pero la Casa, lo que se llama la Casa Museo León Trotsky es central. Y no es cualquier cosa, porque cuando hablamos de un museo tenemos una idea muy determinada en las cabezas. No es así. Cuando pensamos en un museo pensamos en un sitio un poco aburrido, quizás, o salas llenas de objetos muertos y estanterías polvorientas y lo demás y fósiles muertos y cosas por el estilo. Pues bien, el Museo Casa León Trotsky no es un museo como estos.
Es algo muy importante. Realmente es un lugar de una gran importancia histórica. Un monumento. Que no hay muchos. Después de todos los crímenes del estalinismo, después del colapso de la URSS, después de la contraofensiva brutal del capitalismo contra cualquier cosa que huela a socialismo, comunismo, marxismo. No tenemos muchos monumentos. La juventud de hoy no tiene muchos monumentos. He aquí un monumento de primer orden de importancia. Más que un monumento es un símbolo y los símbolos, queridos amigos, son importantes, ¿no? Los símbolos son importantes para la revolución socialista. Y este museo es un recordatorio vivo, no muerto, de lo que era León Trotsky y la Revolución de Octubre. Yo espero mucho que mi amigo Leonardo Padura venga hoy si es posible, pero en mi opinión su gran libro, su novela “El hombre que amaba los perros”. Que, en mi opinión, si alguien quiere saber lo que fueron estos años y lo que fue realmente la vida de Trotsky, no podría hacer mejor cosa que leer este libro. Mucho mejor que muchos otros libros que están por ahí, que tienen mucha fama, como los libros de Isaac Deutshcer que particularmente no me gustan absolutamente nada. Y realmente os voy a decir por qué. Francamente, vamos a ver, la vida de Trotsky es una vida repleta de aventuras, de grandes logros. La Revolución Rusa, el Ejército Rojo y un largo etcétera el soviet de San Petersburgo, etcétera.
Sí, señor, más llena de cosas que cualquier otra vida, de diez o cien personas. Sí, señor. Y no obstante, los últimos diez años de su vida son representados por un filisteo, yo lo llamo así, como Isaac Deutscher, un escritor superficial y filisteo. Él y otros muchos más ven los últimos años en comparación, como un período sin interés, poco más o menos. Un período estéril donde Trotsky no consigue nada. Pues nada, nada más lejos de la verdad. Al contrario, amigos míos, el mismo Trotsky lo dice en su diario del exilio, se llama, que realmente estos años fueron los más importantes de su vida.
¿Porqué? Un año que se queda reducido, prácticamente, a un solo hombre. Fíjate tú. Un hombre contra el mundo entero, un hombre enfrentado con el aparato de asesinato más temible, más poderoso, quizás en toda la historia. La GPU de Stalin. Un solo hombre y no obstante, este hombre, sólo, fue capaz de hacer algo que nadie más podía haber hecho. Y es la gran tarea de defender la auténtica imagen y las auténticas ideas de la Revolución de Octubre y del bolchevismo y las ideas del marxismo leninismo, ni más ni menos. Grande. Y el auténtico monumento de Trotsky, auténtico monumento no es algo de latón, o de oro, o de hormigón o de mármol. No, no, no, no, no, no. Es el monumento indestructible de sus libros, la Revolución traicionada, la Historia de la Revolución Rusa. En defensa del marxismo.
Yo diría, sobretodo, en mi opinión, es mi humilde opinión, su último libro. Y fue Esteban Volkov, que francamente me hizo la vida imposible. Me presionó duramente durante años para una cosa, para terminar esta gran obra que Trotsky dejó sin completar. Había un montón de cosas que fueron excluidos de la primera edición del Charles Malamuth. Y finalmente eso sí, hace un par de años. Esteban Volkov yo te puedo decir. Me llenó el corazón de alegría al verlo, el hombre estaba como un pequeño niño que había llegado Navidades con sus regalos. Claro, él dio una enorme importancia a este libro y qué duda cabe que tiene razón, porque en estos libros y sobre todo, Stalin en mi opinión. Vas a encontrar la única explicación de por qué cayó la URSS. La explicación de qué es lo que realmente fracasó en la URSS no fue al socialismo en ningún sentido entendido por Marx o Engels, en Lenin o Trotsky, sino en todo caso una caricatura totalitaria y burocrática de la revolución. Eso sí fracasó. Y hoy, claro, Trotsky sólo, Claro tenía colaboradores que Stalin fue asesinando uno tras otro, miembros de su familia. La familia de Esteban Volkov. Asesinados sin contemplaciones, uno tras otro.
Y, no obstante, a pesar de todas esas presiones, este hombre seguía en la batalla hasta el final. Hasta que finalmente cayó víctima. Aquel triste día. El 20 de agosto del 40, ante un matón estalinista, cobarde traidor, Ramón Mercader. Jacson se hizo llamar. Como Esteban Volkov muchas veces me ha contado, nos ha contado todos sus experiencias. El último testigo ocular de esta tragedia. Y claro, cuando Stalin se enteró del asesinatos de Trotsky, indudablemente él sacaría una botella de champán o vodka. Estaría muy contento de saber que finalmente su enemigo más temido estaba liquidado. Pero lo que no entendió nunca José Stalin, nunca entendió una cosa fundamental que nosotros sí entendemos. El poder de las ideas. Amigos y camaradas, el poder de las ideas, nunca lo entendió.
Claro, matar a un ser humano no es tan difícil. Al fin y al cabo, matas a un hombre o una mujer con un cuchillo, con una navaja, con una pistola, con una bomba o con un piolet que más da. Somos animales muy frágiles en ese sentido. Sí, pero lo que no se puede asesinar es una idea cuyo tiempo ha llegado. Y estas idea, queridos amigos, son las ideas geniales del marxismo. Y entonces el trabajo de Esteban ha sido fundamental en este sentido. En algún momento me dijo, hace algunos años, estaba comentando a Esteban, una conversación que tuvo Trotsky con el escritor francés Malraux.
Y en esto dice que realmente, si un hombre ha cumplido con su deber en esta vida, ha hecho todo lo que ha podido por la causa, entonces podría morir feliz. Y Trotsky, en ese sentido, murió feliz. Dice siempre Esteban: mi abuelo no es un hombre que jamás moriría tranquilo, en la cama, de vejez. No, no, no. Era un guerrero revolucionario y estaba destinado a morir como un guerrero. Como un soldado de la revolución, en la trinchera de la lucha de clases. Así fue, así fue. Dejando atrás un mártir de la causa de nuestra causa. Y dejando atrás todo este tesoro de los libros. Entonces yo tengo que terminar no por falta de ganas, sino por falta de tiempo. En otro momento podemos quizás expandir estas ideas que he expresado aquí. Pero antes de dejaros, querría aquí citar las palabras de una cosa que dijo Esteban, si las encuentro.
Sí hay una pregunta que sin duda, después de tantos años, después del colapso de la URSS y lo demás. Hay una cuestión que surge en la mente de alguna gente y es ¿acaso realmente mereció todo esto la pena? Buena pregunta. Y merece una buena respuesta. La lucha por el socialismo, la muerte de Trotsky, el sacrificio que hizo, el sacrificio que hizo Esteban Volkov y toda su familia ¿ha merecido realmente todo esto la pena?.
¿Ha servido para algo? Y Esteban contestó de una forma bastante brillante. Y voy a citar con permiso, un par de minutos. Sus palabras. Fue un discurso que yo estaba presente en Barcelona hace algunos años, cuando habló del tema y dijo lo siguiente, Esteban Volkov.
“No soy un experto en religión, pero sí creo que contienen una gran verdad. La existencia del infierno, el único pequeño error que cometen es en su ubicación. Porque no es clandestino sino aquí, en la superficie de la Tierra, debajo del dominio del imperio de la producción y del capital privado. En este infierno, las tres cuartas de la humanidad, tal vez más, viven. Y todos estos avances tecnológicos, científicos realizados, se utilizan para explotar a los trabajadores y los recursos naturales de manera más eficiente. Y la gran elección es para la población del mundo. Es entre la muerte por hambre o la muerte por bombas.”
Eso es el tema. Ese es el gran reto ante la humanidad, hoy por hoy, la gran pregunta. Y otra vez. Voy a permitirme el lujo de citar a Trotsky. En sus últimos escritos, cuando habla, habla del socialismo y la necesidad de luchar.
Dice que yo muero, yo voy a morir siendo un un ateo convencido, un comunista convencido, un hombre convencido del triunfo final del socialismo.
Y finalmente dice lo siguiente. Son falta palabras que nos tienen que inspirar en este momento: “Durante 43 años de mi vida consciente, he sido un revolucionario. Durante cuarenta y dos de ellos he luchado bajo la bandera del marxismo. Si tuviera que empezar de nuevo, por supuesto trataría de evitar este o aquel error. Pero el curso principal de mi vida no cambiaría. El curso principal de mi vida, no lo cambiaría. Moriré como revolucionario proletario, marxista, materialista dialéctico y, en consecuencia, ateo irreconciliable. Mi fe en el futuro comunista de la humanidad no es menos ardiente. Es más firme hoy que en los días de mi juventud.” Y sigue. “Natasha acaba de acercarse a la ventana desde el patio y la abrió más para que el aire pueda entrar más libremente en mi habitación. Puedo ver la franja de hierba verde brillante debajo de la pared y el cielo azul claro sobre la pared y la luz del sol por todas partes. La vida es hermosa. Que las generaciones futuras la limpien de todo mal, opresión y violencia. Y la disfruten plenamente.”
Querido Esteban, en este día tan importante: que vivas muchos años más.
El pasado 7 de marzo, Esteban Volkov cumplió 95 años. Llegar a esta edad es una venganza contra el estalinismo quien aniquiló físicamente al partido bolchevique, a León Trotsky y su familia. El propio Esteban, cuando era niño, salvó la vida milagrosamente en medio de una lluvia de balas en un atentado estalinista en la casa de Coyoacán. Stalin y la burocracia querían borrar cualquier rastro del auténtico bolchevismo, del que eran su antítesis. Trotsky dedicó sus últimos años a mantener limpio el legado de Octubre, papel en el que fue realmente imprescindible y que consideró el más importante de su vida. Esteban se ha empeñado en preservar la herencia y la obra de su abuelo. El Instituto de Derecho de Asilo – Museo Casa León Trotsky rinde un merecido homenaje a Esteban. Este homenaje no estaría completo sin recuperar la vigente obra de Trotsky y animar a la nueva generación a estudiarla y luchar por el socialismo.
León Trotsky escribió una vez que “La locomotora de la historia es la verdad, no la mentira”. Es muy importante volver a establecer la verdad histórica en medio de la confusión, falsificaciones y alteraciones en el marco de la lucha de clases creada por los opresores y explotadores del mundo en un intento por mantener el status quo. La publicación de una nueva edición de la autobiografía de mi abuelo, Mi vida, es un paso importante para establecer la verdad. Es completamente falso que estalinismo y bolchevismo sean lo mismo. Habiendo usurpado el poder, la casta privilegiada de funcionarios se dedicó de manera determinada a la tarea de aniquilar el Partido de Lenin. Stalin erigió su dictadura sobre los cadáveres de los líderes de la Revolución de Octubre. Pero quedaba un hombre para exponer los crímenes de Stalin y la burocracia.
Durante más de una década, Stalin dedicó recursos económicos y humanos ilimitados para eliminar a Trotsky. Uno por uno, los partidarios y la familia de Trotsky cayeron víctimas de la máquina asesina de la GPU. Finalmente, el 20 de agosto de 1940, el gran luchador, teórico y mártir revolucionario León Trotsky murió a causa de las heridas infligidas en un cobarde ataque de un agente estalinista.
El escritor de estas líneas, Sieva Volkov es el último superviviente que queda, el último testigo que queda del último capítulo de la vida de León Trotsky en México. Llegué a México en agosto de 1939 con los Rosmer, que eran cercanos a Trotsky, y Natalia, venidos de París, donde había vivido con la viuda de León Sedov. Fue un gran cambio. Tenía 13 años cuando llegué a la casa, Viena 19 en Coyoacán, México. Lo recuerdo como una pequeña comunidad y una gran familia. En esta pequeña vanguardia del socialismo reinaba un tremendo clima de trabajo, solidaridad y valor humano. Así lo vi yo en ese momento. Pero ahora puedo ver que era mucho más: era el cuartel de la lucha política. Natalia y León Trotsky estaban rodeados de un grupo de jóvenes camaradas de diferentes naciones, pero principalmente de Estados Unidos. Eran voluntarios. Y participaban en las actividades de la casa: guardias, secretarias.
La casa siempre estaba llena de actividad.
No hacía mucho que se habían mudado de la casa de Frida. La nueva casa estaba medio en ruinas y se necesitaban muchas reformas. Una de las cualidades que deben destacarse de Lev Davidovich es su gran admiración por el trabajo humano. No admitió privilegios ni distinciones de ningún tipo. Recuerdo un problema que tuvimos en casa una vez con un pozo séptico; el propio Trotsky tomó un pico y comenzó a limpiar las aguas residuales.
Todos participaron en este trabajo. Un camarada mexicano, Melquíades, construyó jaulas para las gallinas y las conejeras. Alex Buckman, que era fotógrafo profesional y experto en electricidad, instaló el sistema de seguridad. Los mejores archivos fotográficos, y los últimos que hubo, fueron tomados por Alex Buckman, fallecido recientemente.
En las descripciones de la casa que se han realizado en otros lugares ha habido muchos errores y falsificaciones. La casa se conoce con frecuencia como una fortaleza. Sin embargo, no era una fortaleza en absoluto. Sólo contábamos con paredes de cierta altura y en cuyo interior se instalaron algunos cables que, si se rompían, disparaban la alarma. La pena fue que había muchas palomas que no conocían este dato, por lo que estas palomas nos dieron muchos dolores de cabeza.
Trotsky era muy activo y animado. Sabía muy bien que sus días estaban contados y quería realizar el mayor trabajo posible en el poco tiempo que le quedaba. Nunca olvidó la educación política de los compañeros. Y con frecuencia había reuniones por la tarde o noche en su oficina, donde había polémicas y discusiones.
Uno de los rasgos sobresalientes de Lev Davidovich era su maravilloso sentido del humor, el interés que sentía por los camaradas, su calidez humana; pero al mismo tiempo también era muy estricto con las normas y el orden. En una ocasión, un joven guardia estadounidense, Sheldon Hart, dejó la puerta abierta. Trotsky, con un sentido premonitorio, dijo que este error no se puede perdonar y que el propio Hart podría ser la primera víctima. Esta advertencia resultó ser demasiado cierta.
La prensa estalinista en México siempre estaba atacando y calumniando a Trotsky. Se trajeron miles de rublos de Moscú y se distribuyeron de manera generosa entre los periodistas corruptos. A principios de 1940 vimos un aumento en el número de calumnias y ataques. El comentario de Trotsky fue: “Parece que estos periodistas están a punto de cambiar los bolígrafos por la ametralladora”. Pronto se demostró que esta observación lacónica era correcta.
El 24 de mayo entró en la casa una banda de sicarios de la GPU encabezada por el pintor Álvaro Siqueiros. Tomaron el control de la casa. Un grupo se colocó detrás de un árbol frente a las casetas de vigilancia. Establecieron tal nivel de fuego que los guardias no pudieron moverse. Otro grupo fue tras L. D. y Natalia y dispararon desde tres ángulos diferentes con una Thompson en la oscuridad.
Uno de los asaltantes entró en la habitación donde yo dormía y abrió fuego. Trotsky seguía dormido debido a las pastillas para dormir que había tomado. Su primera impresión fue que se trataba de una celebración religiosa mexicana con fuegos artificiales. Pero el olor a pólvora y la cercanía del ataque lo convencieron de lo contrario. Fue un verdadero milagro que Trotsky sobreviviera. Esto se debió en parte a la rápida reacción de Natalia que lo empujó debajo de una mesa y lo protegió con su propio cuerpo.
Recuerdo que cuando los atacantes se marcharon escuchamos inmediatamente la voz de Trotsky, que logró disparar con su arma contra la sombra que se movía por el canal cerca de la casa. Justo después todos los miembros de la familia se reunieron con todos los presentes en la casa. Trotsky estaba realmente eufórico por haber escapado de este ataque a su vida. Recuerdo que poco después sonó el teléfono y Trotsky lo descolgó y empezó a maldecir. Obviamente, pensó que eran sus atacantes tratando de obtener información. Pero hubo un detalle que hizo que el ambiente fuera más sobrio, y fue el hecho de que Sheldon había sido secuestrado por los atacantes.
Después del ataque se hicieron modificaciones a la casa gracias a la ayuda del partido trotskista estadounidense: se instalaron puertas de hierro, nuevas ventanas, torres para los guardias… Trotsky era un poco escéptico sobre la utilidad de todo este trabajo. Estaba convencido de que el próximo ataque no sería del mismo tipo. Y tenía razón. Nadie podría haber imaginado que Jackson, que era pareja de Sylvia Ageloff, sin ningún interés político —un hombre de negocios generoso, amigable con los guardias, etc.— fuera un agente de la GPU. Finalmente logró cumplir los deseos de Stalin.
El 20 de agosto volvía de la escuela y caminaba por la calle Viena, que es una caminata bastante larga. Cuando estaba a tres cuadras de la casa noté que algo estaba pasando. Corrí a casa, lleno de ansiedad. Había varios agentes de policía junto a la puerta, que estaba abierta. Había un coche mal aparcado. Entré y vi a Harold Robbins, uno de los guardias, que llevaba una pistola y estaba muy agitado. Le pregunté: “¿Qué está pasando?” Y él respondió: “Jackson, Jackson …”
Al principio no entendía y seguí caminando. Pero cuando entré a la casa me di cuenta de la terrible verdad. Natalia y los guardias atendían a mi abuelo. Cuando Trotsky se dio cuenta de que estaba allí, les dijo a los guardias que me llevaran. Incluso en esos momentos, no quería que su nieto tuviera que ver lo que había sucedido. Eso demuestra la humanidad de este hombre. Más tarde, vi a un hombre con dos policías con sangre en la cara. Al principio, ni siquiera me di cuenta de que era Jackson. En su furia, los guardias habían golpeado a Jackson y Hansen le había roto la mano a golpes. A pesar de sus terribles heridas, el Viejo aún tuvo la presencia de ánimo para indicar que Jackson no debería ser asesinado. Era más útil vivo. Tiene que hablar.
Cuando vi a Jackson-Mercader estaba en muy mal estado, gritando y chillando histéricamente. Causó una impresión lamentable, más parecida a un trapo humano que a un hombre. Cuando pienso sobre la cobarde conducta de estos grandes “héroes” estalinistas, siempre comparo mentalmente su comportamiento con el de los trotskistas en los campos de Stalin, que lucharon y murieron bajo las balas de la GPU gritando “¡Viva Lenin y Trotsky!” y cantando la Internacional. Ésta es la diferencia entre los revolucionarios proletarios conscientes y los gánsteres contratados por la contrarrevolución estalinista.
Hasta el último momento, la construcción del partido revolucionario, de una nueva Internacional que defendiera la gran herencia del marxismo, el bolchevismo y la revolución de Octubre, fue lo más importante en la mente de Trotsky. Me vienen a la mente algunas frases que Trotsky hizo a los camaradas estadounidenses con motivo de la fundación de la IV Internacional:
“Nunca hubo una tarea más grande en la tierra, nuestro partido nos exige que nos entreguemos plenamente y como un todo. Pero a cambio nos da la máxima satisfacción. La conciencia de que se participa en la construcción de un futuro mejor. Y lleva sobre los hombros la raíz de las esperanzas de la humanidad. Y que nuestra vida no se habrá vivido en vano”.
Toda la vida del revolucionario León Trotsky confirma estas palabras. Una vida dedicada plenamente a la revolución, y finalmente sacrificada a la causa de la revolución. Una pregunta importante nos viene a la mente. ¿Valió la pena realizar la gran revolución de octubre de 1917? La revolución de Octubre terminó destruida por el estalinismo que a su vez supuso la muerte de decenas de millones, así como la aniquilación de la gran mayoría de los movimientos revolucionarios, contribuyendo a la supervivencia del capitalismo en su fase más destructiva y parasitaria.
La respuesta es clara: No hay duda de ello. Para sacar a la humanidad del infierno del capitalismo y del totalitarismo burocrático. Para llegar a una nueva civilización, donde la humanidad ya no será utilizada como valor y ocupará el lugar que le corresponde. Para lograr esto, ningún sacrificio será demasiado elevado o inutil.
No soy un experto en religión, pero creo que contiene una gran verdad. La existencia del infierno. El único pequeño error es sobre su ubicación. No está bajo tierra, sino aquí en la superficie, bajo el dominio del imperio de la producción y el capital privados. En este infierno viven las tres cuartas partes de la humanidad o quizás más. Todos los avances tecnológicos y científicos realizados se utilizan para explotar a los trabajadores y los recursos naturales de manera más eficiente. La gran elección es entre la muerte por hambre y la muerte por bombas inteligentes.
Lo que falló en Rusia no fue el socialismo, sino sólo una monstruosa caricatura totalitaria-burocrática del socialismo. Trotsky más que nadie entendió el papel de la burocracia como freno a la revolución. En la última parte de su vida, que consideraba la más importante, se dedicó a la tarea de construir una nueva vanguardia revolucionaria, así como a continuar la lucha contra el régimen burocrático de Stalin y a desenmascararlo. Su lucha hizo temblar al tirano del Kremlin por su coraje, su inquebrantable determinación de defender las auténticas tradiciones e ideales de Octubre. Esto hizo del asesinato de Lev Davidovich la principal tarea de Stalin.
Stalin y sus ejecutores se fueron hace mucho tiempo al lugar al que pertenecen: la cámara de los horrores de Nerón y Calígula. El monstruoso intento de los estalinistas de apagar la llama de la revolución mundial, asesinando a su mayor defensor, fracasó. Sus ideas han sido arrojadas al basurero de la historia. Pero las ideas de Trotsky y del genuino bolchevismo siguen vigentes y son más relevantes hoy que nunca. Recuerdo un comentario que le hizo mi abuelo a André Malraux cuando el famoso escritor francés le preguntó qué sentía por la muerte. Tal vez Malreaux pretendía inquietar a mi abuelo con una pregunta así, y que se quedara sin respuesta, pero de ser así, no lo consiguió. Trotsky, con calma, dijo que la muerte no es un problema en absoluto cuando un hombre ha cumplido su propósito en la vida. En esta breve respuesta vemos la esencia de la perspectiva de Trotsky.
Creo que sería apropiado terminar este breve prólogo de Mi vida con las últimas frases del Testamento de Trotsky. “Fui revolucionario durante mis cuarenta y tres años de vida consciente y durante cuarenta y dos luché bajo las banderas del marxismo. Si tuviera que comenzar todo de nuevo trataría, por supuesto, de evitar tal o cual error, pero en lo fundamental mi vida sería la misma. Moriré siendo un revolucionario proletario, un marxista, un materialista dialéctico y, en consecuencia, un ateo irreconciliable. Mi fe en el futuro comunista de la humanidad no es hoy menos ardiente, aunque sí más firme, que en mi juventud.”
“Natasha se acerca a la ventana y la abre desde el patio para que entre más aire en mi habitación. Puedo ver la brillante franja de césped verde que se extiende tras el muro, arriba el cielo claro y azul y el sol que brilla en todas partes. La vida es hermosa. Que las futuras generaciones la libren de todo mal, opresión y violencia y la disfruten plenamente”
(León Trotsky, Testamento, 27 de febrero de 1940).
El 7 de marzo de este año, Esteban Volkov, el nieto de León Trotsky, cumplió 95 años. Con este motivo, el Museo Casa León Trotsky en México ha organizado un homenaje internacional al hombre que ha dedicado toda su vida a la defensa del legado y las ideas del revolucionario ruso asesinado por orden de Stalin. El homenaje se celebrará el jueves 11 de marzo de manera virtual y constará de tres paneles diferentes con la participación de militantes y personalidades que durante estos años han tenido una relación cercana con Esteban Volkov y han apoyado al Museo para que pueda seguir con su tarea de mantener viva la memoria histórica de León Trotsky.
El primer panel, que será moderado por la directora del Museo, la Maestra Gabriela Pérez Noriega, contará con la presencia del propio Esteban “Sieva” Volkov, del escritor cubano Leonardo Padura, del dirigente de la Corriente Marxista Internacional Alan Woods, el dirigente de la Esquerda Marxista de Brasil (CMI) Segre Goulart, así como del miembro de la dirección nacional del PSOL Roberto Robaina. Este primer panel será a las 10 am hora de México (4pm en Londres, 5pm en Madrid).
Como parte del homenaje a Esteban Volkov, el Museo León Trotsky y el Centro de Estudios Socialistas Carlos Marx (la casa editorial de la CMI en español) han puesto a disposición las principales obras de León Trotsky en formato web, PDF y libro electrónico en esta página: https://centromarx.org/libreria/clasicos/175-seleccion-de-libros-de-leon-trotsky.html