En la noche de viernes 05 de abril, en clara violación del derecho internacional y a las proprias instituciones burguesas, el presidente Daniel Noboa ordenó que su policía invadiera la Embajada mexicana, en Quito, para arrestar el exvicepresidente Jorge Glas a quien las autoridades mexicanas habían concedido asilo político.
Jorge Glas fue el vicepresidente de Rafael Correa en el mandato de 2013-2017 y fue condenado por desviar recursos de obras para reconstrucción de ciudades costeras, que fueron muy afectadas por el terremoto de abril de 2016. Así como Rafael Correa sufre una persecución política del sistema judiciario ecuatoriano. Rafael Correa ha tenido su pedido de asilo aceptado por el Gobierno belga y vive en Bélgica desde 2017.
Jorge Glas estaba en la embajada mexicana desde diciembre de 2023, y su pedido de asilo político había sido concedido en este viernes, 05 de abril, y la canciller de México, Alícia Barcena, ya había solicitado el salvoconducto para que Jorge Glas dejara el país, pero fueron sorprendidos por la policía ecuatoriana que asaltó a la embajada mexicana con carros blindados, por la noche. Durante el procedimiento fue golpeado el jefe de la delegación diplomática mexicana, Roberto Canseco, que trató de impedir la acción ilegal de la policía.
El presidente mexicano, Lopez Obrador, inmediatamente anunció el rompimiento de relaciones diplomáticas con Ecuador y solicitó la retirada del país de todo el personal de la Embajada mexicana.
La violación del territorio mexicano
El Gobierno de Daniel Noboa ha ignorado principios del derecho internacional y ha violado el territorio mexicano con este asalto a la embajada mexicana. En su campaña demagógica y mediática de combate a la criminalidad y en contra de la corrupción ha ido demasiado lejos. No ha recibido el apoyo abierto ni del imperialismo norteamericano ni tampoco de la Unión Europea. Incluso gobiernos reaccionarios como el de Argentina lo han reprendido.
El Gobierno de Bolivia ha convocado a su embajadora al país y está también bajo presión para romper relaciones diplomáticas con Ecuador; Gustavo Petro promoverá una acción para que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos expida medidas cautelares en favor de Jorge Glas; Brasil ha condenado fuertemente la violación de la embajada mexicana.
La invasión de embajadas es algo muy inusual y grave. Por ejemplo, después del golpe de estado de Pinochet en Chile miles se refugiaron en diversas embajadas, notablemente la de Suecia, y pudieron irse del país. Pero no es un hecho sin precedentes, incluso recientes. Durante la tentativa de golpe reaccionario pro-imperialista de 2019 en Venezuela, el gobierno estadounidense entregó la embajada venezolana en Washington a la oposición reaccionaria, reconociendo a Carlos Vecchio, un aliado de Juan Guaidó, como el embajador venezolano en EEUU.
Es importante recordar que en el gobierno de Lenin Moreno, en 2019, autorizó que la policía metropolitana de Londres entrara a la embajada ecuatoriana en el Reino Unido para arrestar a Julian Assange, el periodista que reveló los crímenes del imperialismo americano. Rafael Correa le había concedido asilo en 2012 y vivió en la embajada ecuatoriana hasta 2019. Desde entonces está en la cárcel en condiciones de vida inhumanas pendiente de su extradición a EEUU.
Estos acontecimientos dramáticos exponen como el derecho burgués es una farsa. El presidente ecuatoriano Noboa ha pasado por encima del derecho internacional y la Convención de Ginebra, y no ha tenido ninguna consecuencia práctica hasta el momento. La burguesía, cuando le interesa, rompe sus propias leyes y acuerdos en defensa de sus intereses.
El movimiento obrero utiliza los derechos democráticos, conquistados en la lucha en su mayoría, pero sin sembrar ilusiones en la democracia burguesa, que al final solo es una hoja de parra para disfrazar la dictadura del capital. La defensa del derecho de asilo es parte de la lucha de la clase trabajadora.
El Gobierno de Daniel Noboa es muy impopular. El avance de la violencia en el país, fruto del propio sistema capitalista, ha sido la excusa para violaciones de derechos democráticos. Tiene una política totalmente anti obrera. Este atropello debería ser respondido firmemente por la dirección del movimiento obrero, campesino e indígena con grandes manifestaciones en las calles contra el gobierno al que es posible tumbar.
El pasado 6 de abril, fuerzas armadas ecuatorianas entraron por la fuerza a la Embajada de México en Quito. Esta toma armada es la conclusión de una semana de tensiones diplomáticas entre los dos gobiernos.
La excusa dada fue el apresar al ex vicepresidente de Ecuador durante el gobierno de Rafael Correa, Jorge Glas, el cual es acusado de especulación en obras públicas, y que está vinculado con temas de corrupción al caso Odebrecht, por lo que tiene una orden de prisión preventiva.
La Secretaría de Relaciones Exteriores de México reaccionó, con acuerdo del presente, rompiendo las relaciones diplomáticas entre los dos países.
En rompimiento con todos los acuerdos del derecho internacional, el presidente ecuatoriano Daniel Novoa —de ascendencia ecuatoriano-estadounidense, empresario, y relacionado con la derecha internacional— se aventuró a esta medida porque considera que la captura de Glas le puede dar una cierta cobertura política para afrontar los graves problemas que tiene en su país.
Podemos decirlo de otra manera. Esta persecución política a sus opositores es necesaria para distraer al pueblo ecuatoriano de la crisis política y social de aquel país, el cual se encuentra bajo estado de excepción por la supuesta lucha contra el crimen organizado. En la gravedad de su aventura se puede vislumbrar la desesperación de su gobierno por mantenerse en el poder.
En México todas las fuerzas políticas están cerrando filas, defendiendo la soberanía nacional y pidiendo que el gobierno responda firmemente. En las redes sociales leemos cantidad de mensajes diciendo que se ha invadido a México, levantando así un coro de patriotismo.
Nosotros decimos claramente que este evento en la embajada mexicana se encuentra en la dinámica internacional, donde las relaciones internacionales se han tensado por la bancarrota del sistema capitalista, el cual no puede encontrar salida en expresiones nacionales.
Los conflictos que se puedan generar entre el gobierno mexicano y el ecuatoriano nada tienen que ver con las relaciones de solidaridad que los trabajadores, la juventud, y las mujeres de ambos países tienen y deben mantener. El internacionalismo proletario es nuestra bandera.
Rechazamos los burdos juicios que el gobierno ecuatoriano ha emprendido contra enemigos políticos, los cuales dan cuenta del deterioro de la democracia burguesa en aquel país.
Rechazamos los llamados hipócritas de la derecha mexicana a defender la “soberanía”, cuando ellos han entregado al extranjero los recursos naturales y la riqueza que se crea en el país.
Decimos al gobierno de AMLO que la defensa de la soberanía empieza por recuperar las palancas fundamentales de la economía, las cuales se encuentran en manos del imperialismo. Además, debe mantener su apoyo y solidaridad a los perseguidos políticos de los diferentes países del mundo.
Este martes, 9 de enero, hemos visto en los noticieros de todo el mundo un escenario de violencia sin precedentes, en Ecuador, principalmente en Guayaquil, pero también en la capital Quito. ¿Qué está pasando? y ¿Por qué?
Este domingo, 7 de enero, Fito Macías, el líder de una facción criminal llamada Los Choneros se ha escapado del presidio de Guayas. Este ha sido el episodio que motivó que el recién jurado presidente Daniel Noboa decretase en estado de excepción en Ecuador, el decreto permite que las fuerzas armadas actúen en la seguridad pública. El lunes 08, intervinieron en los presidios de Ecuador para disciplinar a los detenidos con métodos violentos e intentar controlar los presidios.
En respuesta, al día siguiente, las bandas criminales llevaron a cabo una serie de ataques en todo el país, desde saqueos en el Centro Histórico de Quito, invasiones y secuestros temporales a personas en las universidades de Guayaquil, cerraron carreteras, incendiaron autobuses e incluso invadieron un programa de televisión en vivo que transmitía cómo los criminales tomaron los trabajadores del estudio de televisión como rehenes.
Al final del día, el presidente Noboa ha decretado un nuevo nivel del estado de excepción, que es la evaluación que hay un conflicto armado interno, el que le permite al Estado suspender todavía más derechos democráticos, implementaron un toque de queda de las 23 horas hasta las 5 de la mañana y otras medidas más.
Obviamente todo esto no surge de la nada, la crisis del capitalismo es el caldo de cultivo necesario para que las bandas criminales crezcan y se fortalezcan. Podemos citar algunos elementos que profundizan el escenario de deterioro social: La crisis económica de 2014 y 2015 con la desaceleración de la economía china que ha impactado toda América Latina; dos gobiernos consecutivos con medidas liberales profundas, de Lenin Moreno y Guillermo Lasso; el impacto de la pandemia de COVID-19 fue muy profundo en Ecuador; muchos periodistas denuncian que los puertos de la costa de Ecuador pasaron a ser parte de las rutas de los narcotraficantes; así como la economía dolarizada de Ecuador que facilita el lavado de dinero del narcotráfico.
Todo esto ha hecho que los episodios de violencia disparen en Ecuador. De 2018 a 2023 el número de homicidios aumentó 800%, saltando de 6 para 46 homicidios por cada 100 mil habitantes en 2023, son números que traspasan los de Brasil y México por ejemplo, que son de los países más violentos de América Latina. En agosto del año pasado uno de los candidatos a la presidencia, Fernando Villavicencio, fue asesinado inmediatamente después de un comicio electoral, esto a apenas diez días de la primera vuelta de las elecciones presidenciales.
La verdad es que la clase trabajadora y la juventud se han movilizado en los últimos años en contra del deterioro de las condiciones de vida en Ecuador, tanto en el Estallido de Octubre de 2019 como en el Paro Nacional de junio de 2022. Por falta de una dirección revolucionaria estas grandes movilizaciones de la clase obrera no han cumplido su propósito, la dirección de las manifestaciones de una forma u otra llegaron a acuerdos con Moreno en 2019 y Lasso en 2022, y nada ha cambiado, las demandas presentadas son limitadas y no solucionan los problemas desde una base material, aunque ni siquiera fueron concedidas.
La oposición reformista se dobla ante la ‘unidad nacional’
Lamentablemente, tanto Revolución Ciudadana como CONAIE, bajo presión, sucumben y se unen al coro del presidente Daniel Noboa quien clama por la unidad nacional para combatir las bandas criminales. Tanto Rafael Correa de RevoluciónCiudadana como Leonidas Iza de CONAIE publicaron en sus redes sociales su apoyo al Estado de Excepción, en nombre de la Unidad Nacional.
¿De qué unidad nacional estamos hablando? ¿Cómo puede haber ‘unidad’ de intereses entre los obreros y campesinos junto a los magnates capitalistas oligárquicos que los explotan? ¿Unidad nacional entre los que masacraron a los campesinos, trabajadores y jóvenes en el levantamiento de octubre de 2019 y sus víctimas?. La idea es presentar un enfrentamiento entre las bandas criminales y el estado de derecho democrático. Pero esto es falso.
En primer lugar, las bandas criminales forman parte del entramado del podrido capitalismo ecuatoriano. Su enorme negocio multimillonario no podría existir sin la confabulación de sectores empresarios, financieros y del propio aparato del estado (la policía, el ejército, las cortes,…).
En segundo lugar, el “estado democrático de derecho” no es una institución neutral, sino es el instrumento directo de los intereses de la oligarquía capitalista y el imperialismo. Cualquier medida para fortalecer el aparato del estado burgués y sus poderes, con la excusa de la lucha contra el narcotráfico, va a ser usado en el futuro contra el pueblo trabajador.
Sabemos que el Estado tiene un aparato militar más grande que los narcotraficantes y probablemente controlarán la situación, van a llegar a un acuerdo con los narcotraficantes para que convivan en esta nueva situación aún más tensa. Como sucede en Brasil y México, por ejemplo, que de una forma u otra el Estado Nacional convive con las bandas criminales, tienen diputados electos y controlan los barrios más pobres de las grandes ciudades.
Toda esta situación alimenta la demagogia de populistas de derechas como Nayib Bukele y Jair Bolsonaro que usan estas condiciones de decadencia para ganar popularidad y votos. Bolsonaro no hizo nada para combatir el crimen durante su mandato como presidente, pero Bukele ha avanzado en contra de las bandas criminales, utilizando métodos bonapartistas, combinando la represión brutal y la supresión de derechos democráticos y acuerdos con los dirigentes de las pandillas, y como consecuencia su popularidad es grande.
Los comunistas tenemos claro que la única clase que puede detener la violencia creciente, que es consecuencia de la crisis del sistema capitalista, es la clase obrera organizada. Por lo tanto es necesario que la clase obrera tome el poder en sus manos y le ponga fin a este sistema económico podrido. ¡La revolución comunista es la única salida!
El banquero Lasso, presidente de Ecuador, ha utilizado el procedimiento de “muerte cruzada” para cerrar el Congreso Nacional apenas dos horas antes de que fuera a iniciar la votación de su juicio político por corrupción. Ahora se deben convocar elecciones en un plazo de seis meses para renovar tanto el Ejecutivo (el presidente) como el Legislativo (el congreso), pero en el interín, el presidente sigue en funciones y gobierna por decreto sin control parlamentario. Es por lo tanto un autogolpe.
No por casualidad Lasso ha desplegado a los soldados en los alrededores del Congreso y el Palacio Presidencial, y la cúpula del Ejército, cómplice en la decisión, ha salido a respaldar la muerte cruzada.
Correctamente, la dirección de la CONAIE ha salido a rechazar la medida, que Leonidas Iza ha calificado precisamente de autogolpe, y ha llamado a la vigilancia, asambleas permanentes y la creación de una amplia Asamblea Nacional del Poder Popular y Plurinacional. En las próximas horas se ha convocado a una plenaria nacional de la organización para definir posibles movilizaciones en contra del golpe de mano de Lasso.
Sin embargo, es necesario señalar que el comunicado de la CONAIE hace un llamado a un dictamen de la Corte Constitucional. Debemos advertir que es un grave error tratar de combatir un golpe burgués con apelaciones a la legalidad burguesa. El decreto de Lasso, que por otra parte es técnicamente legal ya que está contemplado en la Constitución, es un golpe porque es una maniobra para evadir el voto democrático de los congresistas cuando sabía que este le sería desfavorable.
Lo más escandaloso es que mientras que el presidente disuelve el congreso, al mismo tiempo se reserva poderes para gobernar por decreto por seis meses en materias económicas urgentes. Ya el consejo de ministros ha anunciado una serie de decretos que quiere aplicar, el primero sería la reforma tributaria y el segundo la reforma laboral, obviamente ambos favorables a los empresarios y contrarios a los intereses de la clase trabajadora.
Como hemos explicado en pasados artículos, el Gobierno Lasso era un gobierno muy débil, que solo logró elegirse en la segunda vuelta debido al voto nulo del partido indigenista Pachakutik. La poca popularidad que pudiera tener el gobierno, la perdió desde el paro nacional de junio de 2022, cuando ha respondido a las demandas de los obreros y campesinos con brutal represión. En las elecciones locales de febrero de este año, su coalición ha sido duramente derrotada; y el referéndum propuesto por el mismo Lasso ha sido todo un fracaso, con la derrota de las ocho preguntas. El nivel de aprobación del presidente está en un mísero 13%, con un 51% que calificación su gestión como mala y un 32% como muy mala.
La situación económica y social no ha hecho más que empeorar. El comunicado de la CONAIE daba los datos sangrantes: el 70% de la población está desempleada, subempleada o en condiciones precarias, más de 6 millones de familias viven en la pobreza o pobreza extrema, más de 200.000 ecuatorianos se han visto obligados a dejar el país en lo que es la segunda crisis migratoria más importante de los últimos 40 años, más de 130.000 jóvenes no han podido entrar en la universidad. A todo esto hay que añadir la crisis de la violencia vinculada a bandas de narcotraficantes que operan con impunidad.
Con miedo a un movimiento de las masas por abajo, incluso los representantes políticos de la clase dominante habían decidido dejar caer a Lasso, en un movimiento por arriba, a través del parlamento, creando así una mayoría a favor del juicio político. El proceso de impeachment ha sido abierto el martes, día 16, y su votación final tenía que realizarse el sábado, día 20.
El decreto de Lasso además demuestra la repugnante hipocresía del imperialismo de EEUU y sus lacayos en la oligarquía capitalista de América Latina. Cuando el presidente peruano Castillo decidió disolver el congreso y convocar elecciones anticipadas, utilizando un procedimiento análogo al de Lasso, inmediatamente la cúpula militar, empresarial y política burguesa le dieron un golpe de estado, pues temían que la decisión de Castillo (que además quería convocar a una Constituyente) pudiera despertar el movimiento de las masas en las calles. En el caso de Perú, Washington se apresuró a reconocer el golpe contra el presidente democráticamente electo, un golpe del que la embajada de EEUU ya estaba informada.
Pero en el caso de Ecuador, cuando el que toma la decisión es un presidente banquero, lacayo del imperialismo, cuya intención no es la de aplicar el mandato popular, sino justamente de evadirlo y gobernar por decreto en beneficio de capitalistas y multinacionales, entonces EEUU se apresura a apoyar el autogolpe de Lasso. En una declaración a las pocas horas del decreto de muerte cruzada, el portavoz del Departamento de Estado, Vedant Patel, anunció que “nuestra relación bilateral con el Gobierno de Ecuador … permanece fuerte” y añadió que el presidente Biden estaba “al tanto” de la decisión de Lasso. Está claro que Lasso consultó con su amo en la Casa Blanca antes de tomar ninguna decisión. Sin ruborizarse, el portavoz de EEUU ofreció su apoyo a “las instituciones y a los procesos democráticos de Ecuador”, justamente cuando la democracia está siendo violada, y expresó su respeto “a la voluntad del Gobierno y del pueblo ecuatoriano”, siendo que ambas cosas (el gobierno y el pueblo) están en contradicción.
Estamos claramente ante un movimiento de la clase dominante, con el apoyo del imperialismo de EEUU, para mantener en el poder a un banquero que ya no cuenta ni siquiera con apoyo parlamentario, para que pueda aplicar medidas económicas urgentes contra la clase obrera y a favor de la oligarquía. La única respuesta posible por parte de obreros, campesinos y la juventud ecuatoriana es la de salir a las calles a impedir esta maniobra.
La lucha contra el autogolpe de Lasso no debe limitarse a la cuestión democrática, sino que es necesario vincularla a un plan de reivindicaciones que respondan a las necesidades más inmediatas de las masas. Para que el pueblo tenga salud, educación, vivienda y trabajo hay que hacer que la crisis la paguen los capitalistas, empezando por repudiar la onerosa deuda externa y expropiar a la oligarquía.
El problema no es que haya “fracasado el modelo neoliberal”, como afirman tanto Correa como Iza, sino que el neoliberalismo es el reflejo de la crisis del capitalismo en un país dominado por el imperialismo y del intento de la oligarquía capitalista de hacer pagar esa crisis a la mayoría, trabajadores y campesinos. Por lo tanto, lo que hay que derrotar es al capitalismo.
En los últimos 25 años se ha demostrado una y otra vez que el pueblo ecuatoriano, los obreros y campesinos pobres, cuando se pone en movimiento es capaz de defender sus intereses con coraje y derrocar a aquellos que gobiernan contra la mayoría.
Es imperativo sacar las lecciones de los movimientos recientes. En las últimas dos ocasiones, en la insurrección de octubre de 2019 y el paro nacional de junio de 2022, lo que faltó fue que la dirección del movimiento tuviera una perspectiva clara de toma del poder. Las promesas que hizo en ambos casos el gobierno (en 2019 de Moreno, en 2022 de Lasso), para apaciguar el movimiento y sacar a las masas de las calles, nunca se cumplieron. No se trata de cambiar un gobierno por otro, sino de derrocar la oligarquía capitalista y que gobierne la clase trabajadora en beneficio de la mayoría y no de una minoría parasitaria sometida al imperialismo.
Es necesario construir una dirección revolucionaria, basada en las ideas del marxismo, con la perspectiva de la transformación socialista de la sociedad, en Ecuador, en América Latina y en el mundo entero.
Los ecuatorianos fueron a las urnas el pasado domingo, día 05 de febrero, para las elecciones municipales y para votar en un referéndum de ocho preguntas convocado por el presidente banquero Guillermo Lasso. El partido de Lasso salió de las elecciones municipales completamente derrotado y el SÍ, defendido por Lasso, ha perdido en todas las ocho preguntas del referéndum. Las elecciones fueron un duro golpe a la oligarquía capitalista y sus representantes políticos.
La factura del paro nacional de junio de 2022 ha llegado a las urnas y se puede hasta que punto Guillermo Lasso está desmoralizado. La brutal represión, las nueve muertes y la incapacidad de atender mínimamente a las demandas de las calles, lo han aislado completamente, incluso sus aliados lo están abandonando.
Las elecciones municipales
La Revolución Ciudadana, el partido del ex presidente Rafael Correa, ha sido el gran ganador de las elecciones municipales. Ha conquistado 9 prefecturas de un total de 23 provincias, ha obtenido la victoria en las tres provincias más grandes de Ecuador: Guayas, Pichincha y Manabí. En estas tres provincias vive 52% de la población de Ecuador. Ha ganado 61 alcaldías, de las 221 ciudades de Ecuador, venciendo en las dos ciudades más grandes de Ecuador: Guayaquil y la capital Quito. En las anteriores elecciones de 2019, el FCS (nombre con el que se presentó el correísmo entonces) apenas ganó 2 prefecturas y 970.000 votos, ahora ha pasado a 9 prefecturas y 2,3 millones.
La derecha ha gobernado la ciudad de Guayaquil por más de 30 años, era uno de sus feudos electorales, su derrota aquí es una victoria importante del movimiento de izquierdas.
El Pachakutik, el frente electoral de la CONAIE (Confederación de Nacionalidades Indígenas), que han tenido un papel de liderazgo en el paro nacional de junio de 2022, ha obtenido la vitoria en 6 prefecturas y 27 alcaldías. Venciendo en las provincias de Cotopaxi y Tungurahua, en la Sierra ecuatoriana, donde el paro nacional tuvo gran impacto, las gobernaciones de estas dos provincias han sido tomadas por los manifestantes. En total ha pasado de medio millón de votos a 770.000.
El Partido Social Cristiano, el partido tradicional de la clase dominante, ha vencido sólo en dos prefecturas y 32 alcaldías. Ha perdido casi el 40% de sus votos, pasando de 1,9 millones a 1,2. El Movimiento CREO del presidente banquero Lasso no ha ganado ninguna prefectura y apenas 22 alcaldías, perdiendo el 20% de sus votos. Este ha sido el peor resultado de la derecha en décadas.
El Referéndum
Lasso había apostado por el referéndum como una prueba de su popularidad. Elaboró ocho preguntas que deberían ser respondidas con SÍ o NO. Las preguntas del referéndum eran tendenciosas, eran preguntas que a primera vista nadie estaría en contra, como reducir los gastos de asambleístas, una mayor participación “ciudadana” en las instituciones burguesas y otras trampas más. El referéndum había sido formulado para que el SÍ ganase, y así demostrar la popularidad de Guillermo Lasso, pero ha sido rotundamente derrotado. El resultado es que el NO ha ganado en las ocho preguntas, contra los pronósticos de las encuestas. Sumando todos los votos el NO ha ganado con 55%.
Después del fracaso electoral, Lasso ha hecho un llamado desesperado a un “acuerdo nacional” para gobernar hasta 2025, pero la Revolución Ciudadana, la CONAIE, y hasta la Izquierda Democrática lo han rechazado. Lasso no tiene ninguna legitimidad para gobernar el país, y es poco probable que gobierne hasta las próximas elecciones. Es la hora de tomar la iniciativa y volver a las calles. Lasso está contra las cuerdas, pero no es lo mismo una solución por arriba a esta crisis, que una solución bajo el empuje de las masas en las calles.
La CONAIE
La CONAIE ha tenido un papel de liderazgo en el extraordinario Paro Nacional de junio 2022, pero al final el movimiento fue suspendido con la promesa de una mesa de negociaciones, que trataría de los diez puntos que, según la dirección de la CONAIE, concentraban las demandas de las calles. En aquel entonces, ya advertimos que sin la movilización en las calles, la mesa de negociaciones no avanzaría en favor de obreros y campesinos. El balance de la CONAIE en este periodo de negociaciones es que apenas 10% de las demandas han sido atendidas, y que el gobierno Lasso no ha cumplido con sus promesas, y por tanto no tiene sentido mantener diálogo con el presidente. La CONAIE ha anunciado que volverá a la lucha en las calles.
La CONAIE ha hecho una campaña a favor del NO en el referéndum y evalúa los resultados de las urnas como una victoria del movimiento. La CONAIE ha realmente despreciado el llamado de Lasso a un acuerdo nacional y enfatiza en su Comunicado de prensa de 9 de febrero: “La CONAIE no será parte de ningún acuerdo nacional porque la palabra de Guillermo Lasso como presidente no tiene validez”.
La Revolución Ciudadana
La Revolución Ciudadana ya tiene la experiencia del Gobierno de Rafael Correa (2007-2017), que con sus políticas reformistas, en una época de altos precios de las materias primas, permitió algunos avances para la clase obrera ecuatoriana, pero no ha tocado en la propiedad de la clase dominante, y por tanto no han cambiado de manera fundamental las relaciones de poder y propiedad.
Correa, en 2017, nombró a Lenin Moreno como su sucesor, pero este traicionó el movimiento, pactó con el imperialismo y aplicó un paquete brutal de ajuste y austeridad. Cuando las masas salieron a las calles en las jornadas de octubre de 2019, las reprimió duramente, dando paso a la victoria del banquero Lasso, en 2021.
Una eventual vuelta de la RC al poder se produciría en condiciones muy diferentes del mandato de Correa: en medio de una aguda crisis del capitalismo mundial que deja muy poco margen de maniobra para aplicar reformas dentro de los límites estrechos del capitalismo.
La lección que hay que sacar es que en un país de capitalismo atrasado, dominado por el imperialismo y las multinacionales, controlado por una oligarquía particularmente parasitaria y reaccionaria, la única manera de lograr un cambio fundamental de las condiciones de vida de la mayoría es la toma del poder por parte de la clase trabajadora al frente de todos los sectores pobres y oprimidos del campo y la ciudad.
Esta es además la lección de los acontecimientos recientes en el Perú. Las vacilaciones y concesiones de Pedro Castillo no lograron apaciguar a la clase dominante. No se puede hacer una revolución a medias, hay que expropiar el poder económico y político de la clase dominante de Ecuador para que la clase trabajadora, al frente de todos los oprimidos del campo y la ciudad, puedan verdaderamente tener el control de la producción de los bienes materiales para mejorar sus condiciones de vida.
El gran paro nacional convocado por la CONAIE y otras organizaciones campesinas – indígenas terminó el 30 de junio, después de 18 días de lucha, con la firma de un acta que contiene importantes concesiones por parte del gobierno. Es importante analizar este extraordinario movimiento que se enfrentó a la brutal represión policial y sacar las lecciones necesarias para seguir avanzando.
Los principales puntos del acuerdo (que se puede leer abajo) han sido: la suspensión del estado de excepción, la reducción del precio del galón de gasolina y diesel en 15 centavos de dólar cada uno; la prohibición de minería en áreas protegidas y territorios ancestrales, en zonas arqueológicas y de protección hídrica; soporte al sistema de salud para entrega inmediata de medicinas y insumos a los hospitales y centros de salud; el bono de desarrollo humano pasa de 50 para 55 dólares; subsidio para fertilizantes; etc.
El acuerdo solo se alcanzó después de que en un primer momento el gobierno rompiera las negociaciones. El banquero presidente Lasso había sobrevivido a la moción de muerte cruzada en la Asamblea Nacional con la votación del 28 de junio. Los diputados de la derecha (BAN y PSC) se unieron para salvar al presidente que representa sus intereses de clase. De manera cínica, entonces Lasso volvió a decretar el estado de emergencia, que había levantado durante el debate de la moción, en varias provincias.
El mismo día el presidente anunció el fin del diálogo con las organizaciones convocantes y desconoció a Leonidas Iza como interlocutor. ¿La excusa? Un enfrentamiento la noche del 27 de junio entre manifestantes y un convoy de combustible escortado por el ejército en la provincia de Sucumbíos que dejó a un militar muerto. Contrariamente a la versión del gobierno, fueron los militares los que abrieron fuego y provocaron el enfrentamiento.
La versión del gobierno es que gente armada atacó un Convoy. Mientras la versión del otro lado es que los atacaron brutalmente y se armó una batalla campal. Esto pasa horas después de que la CONAIE pidiera la destitución de Carrillo. Aquí el vídeo saquen sus propias conclusiones pic.twitter.com/Nu8iwh30MK
Sin embargo, a pesar de las bravuconadas de Lasso, el gobierno no estaba en una posición de fuerza y se vio obligado a volver a la mesa de negociaciones, aunque el presidente nunca se sentó en la misma.
La iglesia representada por la Conferencia episcopal vino a socorrer al estado burgués, convocando a una mesa de negociación y va a participar del acompañamiento del acuerdo y resolución de temas pendientes mediante una dicha mesa técnica. Existía el peligro que el paro nacional empezara a mostrar signos de cansancio, después de 18 días de lucha, con seis muertos y cientos de heridos, con miles de personas desplazadas a la capital desde sus provincias de orígen. Si el movimiento no era capaz de dar un paso adelante cualitativo podía empezar a retroceder y verse obligado a firmar en peores condiciones o volver a casa sin nada. El 30 de junio, la dirigencia decidió firmar el acta de paz que recogía una parte sustancial de los 10 puntos de la plataforma del paro nacional.
¿Qué significa?
En estos 18 días el movimiento tuvo que enfrentar la brutal represión del estado, que empezó por encarcelar su principal dirigente, Leonidas Iza el primer día, que dejó 6 muertos y cientos de heridos. Además, hubo una campaña de criminalización y racismo por parte de los medios y los voceros oficiales. Pero ni la represión ni la propaganda doblegaron el paro nacional.
El acta que selló el fin del paro contiene concesiones importantes al movimiento, es por lo tanto una victoria, parcial, sí, pero una victoria, a diferencia de octubre de 2019. El propio Leonidas Iza señaló que el acta dejaba un “sabor agridulce” y que el acuerdo no era “seguramente no en los términos que queríamos”.
Pero es importante resaltar que la conclusión que millones han sacado es que la lucha sirve y la lucha es necesaria. El paro ha fortalecido las estructuras del movimiento, no solamente del movimiento indígena-campesino sino también de la juventud estudiantil y de los barrios de Quito.
Correctamente, Leonidas Iza resaltó el carácter de clase del movimiento, también en respuesta a los ataques racistas por parte de los medios burgueses que les acusaban de ser “indios vandálicos”. “Esta lucha no tiene color porque es de los runas, de los blancos, de los mestizos, de los cholos, de los montubios, de los afros, de todos los que estamos jodidos económicamente”.
Aunque el paro contó con la participación de miles en las ciudades, y la juventud estudiantil apoyó masivamente, la clase trabajadora organizada estuvo en gran medida ausente. Ni siquiera el FUT llegó a convocar a huelga general. Esa fue una importante debilidad del movimiento.
El paro nacional, al igual que el de octubre de 2019, adquirió algunas características insurreccionales, con la toma de dos gobernaciones, la destrucción de UPCs, etc, pero quizás estas no fueron tan avanzadas como en aquél entonces. A diferencia de entonces, no hubo en esta ocasión intento de instalar una Asamblea de los Pueblos como organismo de doble poder.
Este fue otro límite importante en la estrategia del paro nacional. La dirección no tenía una perspectiva revolucionaria y resistió con toda su autoridad la consigna de “Fuera Lasso, fuera” que las masas en las calles coreaban. Esta actitud, de no plantear la cuestión del poder, provocó una respuesta airada de las bases en algunas asambleas, y además está en contradicción con el análisis general que hace Leonidas Iza en su libro “Rebelión” sobre octubre de 2019.
Sin embargo, por su coraje, por haber enfrentado a la represión, por haber mantenido la unidad del movimiento, y finalmente sobretodo por haber logrado un acuerdo que contiene concesiones importantes, la autoridad de la dirigencia de la CONAIE y otras organizaciones convocantes, y particularmente la de Leonidas Iza que representa a la izquierda de la CONAIE, sale del paro nacional muy fortalecida.
Leonidas Iza ha participado todo el tiempo de las asambleas en la Universidad Central de Ecuador, en la Casa de Cultura y sin duda era el principal dirigente. En vísperas del acuerdo ha consultado a las bases sobre lo que sería discutido en la mesa de negociación.
https://www.facebook.com/watch/?v=547638770394214
El día de la firma, cuando las columnas del paro nacional se retiraban de Quito, se podía ver en las calles el apoyo que Leonidas Iza tenía, tornándo se un personaje importante en el escenario político de Ecuador para el próximo periodo.
Por el contrario, la derecha del movimiento campesino-indígena, representada por la bancada parlamentaria de Pachakutik vaciló ante la moción de muerte cruzada (que exige la destitución del presidente de la República, y la disolución del Congreso y llama a nuevas elecciones). Finalmente votaron a favor ante la presión de la base, pero incluso así dos de ellos se abstuvieron. La derecha del movimiento sale por lo tanto debilitada y desacreditada
El presidente Guillermo Lasso, que entró al paro con un bajísimo nivel de popularidad, sale todavía más debilitado. Este gobierno solamente fue elegido por la errada política del “voto nulo ideológico” por parte de Pachakutik-Conaie en la segunda vuelta de las elecciones. No tiene ninguna base sólida en la población y tampoco cuenta con una mayoría parlamentaria propia. El problema para la clase dominante, es que por ahora esto es lo mejor que tienen
Las concesiones contenidas en el documento van a durar poco, barridas por la ola de la crisis capitalista mundial, agravada en un país dominado como Ecuador, preparando las condiciones para un nuevo movimiento de las masas. Además de eso, una vez las masas movilizadas vuelvan a sus provincias, el estado volverá a la ofensiva criminalizando a los dirigentes del movimiento (Iza está todavía pendiente de juicio).
¿Se podía haber logrado más?
¿Se podía haber logrado más? Sí y no. En las condiciones dadas (18 días de lucha, un cierto desgaste de la iniciativa, sin una perspectiva de tumbar al gobierno y sin la participación decisiva de la clase obrera en las ciudades) era difícil. ¿Qué faltó? La participación decisiva del movimiento obrero y una estrategia de poder por parte de la dirección. En su libro Rebelión, Iza plantea la necesidad de una estrategia anti-capitalista, de toma del poder, y señala que ese fue uno de los fallos de la rebelión de Octubre. Pero en este movimiento ese factor también faltó.
Las masas campesinas, indígenas y populares demostraron de nuevo el más enorme coraje y disposición a la lucha. Una vez más se constata la falta que hace una dirección revolucionaria con una estrategia clara para la toma del poder. Es importante discutir las lecciones de octubre de 2019 y de junio 2022, para prepararse para los nuevos estallidos que inevitablemente se prepararán, en Ecuador y allende sus fronteras.
Estamos entrando en la tercera semana de paro nacional en Ecuador. Se está llegando a un punto crucial para el futuro del movimiento. La cuestión de quién manda se ha planteado pero no se ha resuelto. El impasse puede provocar cansancio y desmovilización. La policía reprime violentamente las movilizaciones, defendidas por los jóvenes en la primera línea, incluso con el uso de armas letales. Desde que inició el paro nacional ya son cinco muertos, ocho desaparecidos y 127 detenidos por lo menos.
El jueves 23 de junio, los manifestantes habían retomado la Casa de Cultura, donde en ese mismo día se celebraron nuevas Asambleas masivas. En las mismas se reafirmó el apoyo al paro, la exigencia de la suspensión del estado de emergencia, y de respuestas concretas para los 10 puntos de la agenda de la movilización. Después de la asamblea decenas de miles marcharon hacia la Asamblea Nacional. Allí hubo un intento de diálogo con el presidente de la Asamblea. El presidente Lasso, con la excusa de que tenía COVID, no ha recibido a los manifestantes.
Con las marchas hasta la asamblea nacional, en el mismo día, hubo un cambio de postura por parte del aparato de estado, probablemente porque temían que el movimiento tomara la asamblea nacional, como lo hicieron valientemente con las gobernaciones en las provincias de Tungurahua y Cotopaxi. En pánico el aparato estatal intensificó la represión y tuvimos dos muertos más en esta ola de violencia estatal.
#ParenLaMasacre Mientras la manifestación llamaba a la NO VIOLENCIA la Policía y las FFAA ya tenían preparada la emboscada, muchas mujeres, menores y adultos mayores, quienes encabezaban la marcha fueron afectados, hay heridos, desaparecidos.#ParoNacionalEc2022#Quito#CONAIEpic.twitter.com/3qJmj2jkNd
El Gobierno Lasso ha respondido con más represión, el ministro del interior, Patricio Rosero, habló abiertamente de aumentar la represión para sus comandados, autorizó el uso de munición múltiple y perdigones. El viernes 24 la policía atacó la Casa de Cultura mientras se celebraba una nueva asamblea y atacaron repetidas veces la Universidad Central de Ecuador por la noche, donde están alojados gente mayor y niños, utilizando grandes cantidades de gas lacrimógeno.
La brutal represión quería aplastar el movimiento y fue combinada con una campaña de desinformación en los medios que decían, falsamente, que las columnas campesinas empezaban a retirarse de la capital.
Desgraciadamente, la bancada parlamentaria de Pachakutik, el brazo político de la CONAIE, se sumó a esta campaña. En una rueda de prensa presidida por Marlon Santi, el coordinador nacional de Pachakutik, llamaron a que los manifestantes “regresaran a zonas de paz”, para que no muriera más gente. La prensa burguesa obviamente ha dado amplia publicidad a este comunicado para intentar desmovilizar el movimiento.
Los dirigentes de la CONAIE y las demás organizaciones convocantes se mantuvieron firmes, reagruparon fuerzas y explicaron que el paro continuaba. A la violencia brutal de las fuerzas “del órden” del viernes, que fue respondida con una batalla campal y barricadas, siguió una masiva marcha encabezada por las mujeres del movimiento el sábado 25.
Asamblea Nacional discute moción de muerte cruzada
Mientras tanto, en la asamblea nacional, el partido de Correa, Unión por la Esperanza (UNES), con sus 47 diputados han abierto un proceso de muerte cruzada que exige la destitución del presidente de la República, y del Congreso y llama a nuevas elecciones. Era un intento de dar una salida dentro de los procedimientos parlamentarios para sacar al odiado presidente Lasso. Inmediatamente los partidos de la derecha declararon que se oponían a la moción, como era de esperar. Todos ellos son conscientes de que sería muy difícil volver a elegir un presidente de los partidos burgueses en unas nuevas elecciones, y cualesquiera que sean las diferencias que separan al PSC de Lasso, les une su común defensa del órden burgués.
Lo más escandaloso, sin embargo, fue la postura de la bancada de Pachakutik, que se supone ser el brazo político de la CONAIE en el parlamento, y que en un primer momento se pronunció contra la moción, es decir, ¡en defensa del presidente Lasso! ¿El argumento? Que la moción era una maniobra del correísmo y que ambos (UNES y el presidente Lasso) son igual de malos y no hay donde elegir.
Pachakutik se sumó a una campaña de desinformación en los medios que decían falsamente que las columnas campesinas comenzaban a retirarse / Image: Yurak Guaman
Aceptemos por un momento que eso fuera cierto, si la moción de la UNES lograra los votos necesarios, el resultado serían nuevas elecciones a la Asamblea y presidenciales, en la que los diferentes partidos, incluyendo Pachakutik, se medirían. ¿Cómo pueden estar en contra de eso? Además, la moción de la UNES planteaba la destitución del presidente Lasso por haber aprobado el estado de emergencia y reprimido al movimiento del paro nacional convocado por la CONAIE. ¿Cómo puede justificar Pachakutik un voto contrario a esa moción?
De nuevo vemos como el sectarismo extremo de algunos dirigentes indigenistas contra el correísmo les lleva a aliarse con el banquero Lasso, como ya fue el caso en 2015.
Esta decisión escandalosa llevó rápidamente a una división de la bancada de Pachakutik y diez de los asambleístas se declararon públicamente a favor de la moción de muerte cruzada contra Lasso. La presión de las bases fue tal que al final la bancada de Pachakutik sacó un comunicado oficial llamando a todos los asambleístas del partido a votar a favor de la moción y contra Lasso. A pesar de eso, algunos asambleístas de la derecha del movimiento, como Salvador Quishpe, siguen insistiendo en desafiar esa decisión.
Al final del sábado 25 de junio, el gobierno de Lasso ha derogado el decreto de estado de excepción. Esto no es más que un intento cínico de restar legitimidad a la moción contra el gobierno, que se apoya justamente en la oposición al estado de emergencia. La represión contra el paro nacional, con o sin estado de emergencia, continúa. La única diferencia es que legalmente no se puede usar el ejército.
La moción contra Lasso en la Asamblea Nacional, que se está discutiendo y se debería votar el lunes o martes, tiene pocas probabilidades de que se apruebe. Según el reglamente se necesita una mayoría calificada de 91 votos. La Unes cuenta con 47 asambleístas y Pachakutik 25, con lo que si estos últimos votaran unidos, serían un total de 72. Las bancadas de la Izquierda Democrática (15) y del Partido Social Cristiano (14) ya han declarado su oposición. Obviamente la Bancada del Acuerdo Nacional del presidente Lasso votará en contra y queda por determinar el voto de los 11 independientes, que en cualquier caso no sumarían los 91 necesarios.
El camino a derrocar al odiado Lasso por la vía parlamentaria parecería estar cerrado por el momento.
El Fondo Monetario Internacional
Como muchas veces pasa, el FMI primero somete a un pueblo de un país dominado por el imperialismo a una política brutal de austeridad para que pague sus préstamos, lanzando los países en una convulsión social. Pero cuando el país entra en estado de insurrección, se presentan como personas razonables y se permite que se extienda la deuda y les ofrecen una cuantía a más para atender las demandas de los manifestantes.
El Gobierno ahora tiene una válvula de escape que es la liberación por parte del Fondo Monetario Internacional de mil millones de dólares para hacer algunas concesiones al movimiento. En realidad es muy poco para las necesidades del pueblo, y es poco probable que detenga la inflación. La crisis del capitalismo continúa presionando.
¿Qué hacer?
El gobierno de Lasso combina la represión con las concesiones parciales para tratar de aplastar o debilitar el movimiento que ha adquirido características insurreccionales. Ha derogado el estado de emergencia, ha anunciado concesiones en el pago de las deudas al Banco de la Nación y el domingo por la noche anunció una rebaja de los precios del combustible de 10 centavos por galón. Con estas concesiones parciales trata de que el movimiento pierda fuerza y legitimidad. Si consigue que el paro se termine, después volverá a pasar a la ofensiva, exactamente como sucedió después de los acuerdos que pusieron fin a la insurrección de octubre de 2019.
En estas dos semanas las masas ecuatorianas (campesinos, indígenas, obreros, mujeres, jóvenes, la gente de los barrios de Quito) han dado todo, y han demostrado disposición a luchar hasta el final. Falta una estrategia correcta para llevarlos a la victoria.
En estas dos semanas las masas ecuatorianas han dado todo, y han demostrado disposición a luchar hasta el final / Image: Yurak Guaman
Lasso argumenta que el objetivo del movimiento es “desestabilizar la democracia” y que hay intenciones “golpistas”. ¡Qué cinismo! Su gobierno ha colapsado en todas las encuestas de opinión y trata de aferrarse al poder por la fuerza de la policía y el ejército. Ante un movimiento pacífico de protesta, el banquero Lasso responde con metralla y muertos. ¡Esa es su “democracia”!
La dirección de la CONAIE todavía se defiende de estas acusaciones de “golpismo” insistiendo en que no quiere tumbar el gobierno, y que la lucha es por los 10 puntos. Leonidas Iza, en el domingo 26, ha hecho charlas en diversos sitios en Quito, y en todas ellas lo dice claramente: “nosotros no venimos exclusivamente a botar a Guillermo Lasso, para que no se confundan, nosotros venimos por nuestra lucha, por nuestros diez puntos, por nuestras demandas”.
🔴#ATENCIÓN | El presidente de la @CONAIE_Ecuador @LeonidasIzaSal1 dijo "nosotros no venimos exclusivamente a botar a @LassoGuillermo. Para que no se confundan, nosotros venimos por nuestra lucha, por nuestros diez puntos, por nuestras demandas".⬇️ pic.twitter.com/YT1O3nN0OD
Leonidas Iza argumenta que si se consiguen los 10 puntos, entonces los compañeros pueden volver a sus provincias habiendo conseguido algo concreto, pero que si se trata solo de “fuera Lasso, fuera” y se consigue eso, se vuelve a las provincias y no se ha conseguido nada.
Esta manera de plantear las cosas es incorrecta.. El problema es el siguiente: el Gobierno no quiere conceder los diez puntos de la agenda del paro nacional. Por lo tanto, solamente se pueden conseguir los diez puntos derrocando al gobierno. Y además eso no es desestabilizar la democracia, sino justo lo contrario. Se trata de que la mayoría, obreros y campesinos, sea la que decida, y no un banquero presidente que solamente representa a un puñado de capitalistas al servicio del imperialismo y el FMI.
Se debería seguir los ejemplos en las provincias de Tungurahua y Cotopaxi, donde tomaron caminos insurreccionales. El miércoles ha caído la gobernación de Tungurahua con la toma del palacio de gobierno y el viernes 24 la gobernación de Cotopaxi también ha sido tomada por las masas que destituyeron al gobernador, y eligieron a un “gobernador del pueblo”. Ese es el camino a seguir. Esa es la democracia, pero no la democracia burguesa sino la democracia de los explotados, de los obreros y campesinos. Lo mismo se debería plantear para la Asamblea Nacional y la presidencia de la República.
A pesar de los argumentos de la dirigencia de la CONAIE, las bases movilizadas insisten: “Fuera Lasso”, en las calles, en las asambleas. Es lo que está escrito en los escudos de la primera linea cuando defienden las movilizaciones de la represión estatal. Derribar al gobierno no es un golpe es el deseo de la mayoría, que ha sufrido terriblemente en estos días de paro nacional, bajo la violencia estatal, que deja cinco muertos al menos.
Lo que está sobre la mesa es ¿quién manda en el Ecuador? ¿El pueblo trabajador movilizado o el banquero Lasso que recibe instrucciones del FMI?
Para satisfacer las demandas de los obreros y la juventud es necesario derribar a Lasso, y con él todo el sistema capitalista que representa. Ecuador es un país rico, en recursos naturales, en la capacidad productiva de sus hombres y mujeres, obreros y campesinos. Pero esa riqueza está en manos de una minoría privilegiada, una oligarquía capitalista sumisa al poder de las multinacionales que la usa para su propio beneficio privado, mientras el pueblo pasa penuria y hambre. Expropiando a esa minoría parasitaria, repudiando la deuda, y nacionalizando los recursos naturales, se podría usar toda esa riqueza en beneficio de la mayoría trabajadora, para resolver los problemas de vivienda, salud, educación y sustento. Para eso, la clase trabajadora debe tomar el poder.
Un Ecuador en manos de obreros y campesinos sería un poderoso faro que inspiraría las luchas de sus hermanos y hermanas de clase en Perú, Colombia, Chile, en todo el continente y más allá.
¡Fuera Lasso! ¡Que gobierne la mayoría trabajadora!
El 22 de junio fue el día 10 del paro nacional de Ecuador convocado por la CONAIE contra las políticas del presidente banquero Lasso. La brutal represión policial que ha dejado 2 muertos y decenas de heridos no ha detenido el movimiento. Las columnas de manifestantes campesinos indígenas han llegado a la capital rompiendo las líneas policiales y militares y desafiando el estado de emergencia declarado por el presidente en 5 provincias, incluida la capital, Quito. El gobierno y la clase dominante están en pánico y el movimiento adquiere un carácter insurreccional en algunas provincias.
Una enorme multitud de 50.000 personas marchó ayer por el centro de Quito, desafiando el estado de emergencia y la represión.
El mismo día, las organizaciones convocantes del paro nacional entregaron una respuesta a la carta del gobierno ofreciendo negociaciones. En la carta, exigen negociaciones que sean realmente claras y específicas sobre su lista de demandas de 10 puntos, así como una serie de requisitos previos para cualquier conversación: levantamiento del estado de emergencia, fin de la represión, retiro de la policía del Parque del Arbolito y la Casa de la Cultura en el centro histórico de Quito.
Al final de la protesta pacífica pero airada, bajo la consigna “Fuera Lasso”, hubo nuevamente represión policial y enfrentamientos, con los jóvenes liderando la autodefensa del movimiento.
Los jóvenes lideran el movimiento de autodefensa / Image: Felix Rodriguez
Mientras tanto, el paro nacional ya ha adquirido proporciones insurreccionales en algunas provincias. Este fue el caso, por ejemplo, en Ambato, la capital de la provincia de Tungurahua, al sur de Quito. Una enorme multitud de manifestantes, encabezados por una línea de autodefensa de jóvenes armados con palos, con cascos y portando escudos caseros, marcharon hacia el edificio de la gobernación con el objetivo de tomarlo. Cuando llegaron, saltaron y quitaron la cerca protectora y entraron en el edificio.
16/ After a mass demonstration in Ambato, the crowd takes over the governor's building of #Tungurahua province. Ecuador's national strike acquires insurrectionary features in the provinces. #ParoNacionalEcuadorpic.twitter.com/Ij4dLOTaz8
La policía se hizo a un lado y no ofreció resistencia. Estaban superados en número. Una vez que los manifestantes tomaron control de la gobernación, lo rebautizaron como Casa del Pueblo. Como decía el artículo que publicamos a primera hora del 22 de junio, la pregunta de “¿quién manda? el pueblo o el gobierno del banquero Lasso” se plantea cada vez más. El movimiento (estimulado y enojado por la represión) se está volviendo más fuerte y más dinámico.
En la ciudad de Puyo, en la noche del lunes 21, fue asesinado el compañero comunero Guido Guatatoca por impacto directo en la cabeza de una granada lacrimógena. Los manifestantes respondieron con la quema de la unidad policial del Centro de la ciudad, y en consecuencia las fuerzas policiales abandonaron la ciudad que es la capital de la provincia de Pastaza en la región amazónica.Los manifestantes también atacaron la sede local del Banco de Guayaquil, propiedad del presidente banquero.
La brutal represión policial ha dejado 2 muertos y decenas de heridos / Image: Felix Rodriguez
Tanto en Pastaza como en Tungurahua rige el estado de emergencia decretado por el banquero asesino Lasso, pero claramente el gobierno no tiene el control del orden público que está en manos de las organizaciones sociales.
La clase dominante parece estar en pánico. Ahora han utilizado a la Conferencia Espiscopal para llamar al diálogo. También ha habido una declaración conjunta de las embajadas del imperialismo llamando a “la paz, la reconciliación, el diálogo y la reconstrucción nacional”. Eso significa que tienen miedo y están pidiendo al gobierno que haga concesiones para sacar a las masas de las calles. El gobierno es débil. En una encuesta reciente la popularidad de Lasso es de apenas el 16%.
Está intentando usar la trampa de las negociaciones (visto que la represión no funcionó) para desmovilizar. De hecho así lo plantea claramente un editorial en El Comercio que a cambio de la apertura del diálogo, lo que exige es “el fin de las movilizaciones”. Esto es poner las cosas al revés. Las movilizaciones de la CONAIE se producen justamente porque el diálogo no había llegado a ninguna parte. El diálogo no es el objetivo del paro nacional, sino la satisfacción de las 10 demandas, y por lo tanto no se puede levantar el paro hasta que se consigan las mismas.
Incluso, no es descartable que el gobierno pudiera ofrecer concesiones serias y sustanciales, ante la alternativa de ser barrido por una insurrección en toda regla, con el objetivo de sacar el movimiento de las calles. Una vez logrado ese objetivo, entonces pueden renegar de sus promesas y volver a la ofensiva de nuevo.
Pero no hay que confundirse, además de la carta de la negociación, el gobierno y la clase dominante están dispuestos a defenderse utilizando todos los medios a su alcance. Ya han movilizado a más de 2000 efectivos del ejército, armados hasta los dientes con material de guerra, para defender el Palacio presidencial. Ellos entienden que lo que está en disputa en Ecuador es justamente quien gobierna el país.
La actitud de los dirigentes de la CONAIE y en particular de Leonidas Iza será crucial. Hasta ahora han jugado un papel positivo, convocando al movimiento, manteniendo el impulso, avanzando frente a la represión y manteniéndose firmes en las 10 demandas. Sobre las negociaciones han dicho que no están en contra, pero han planteado condiciones previas.
El movimiento ha comenzado a organizar la autodefensa, basándose en la experiencia de 2019. Lo que realmente falta ahora es el desarrollo de asambleas de masas, que ya han comenzado, para dar al movimiento un carácter organizado democrático. Tales cuerpos podrían convertirse en órganos de doble poder y desafiar el poder del estado capitalista oficial. La estrategia que habría que plantear es una que condujera a un gobierno de los trabajadores y todos los sectores oprimidos de la sociedad.
Los acontecimientos en el Ecuador son la continuación del proceso interrumpido de octubre de 2019. El potencial para movimientos de masas de ese tipo existe en el resto de América Latina que apenas sale de la pandemia y es azotada por la crisis capitalista mundial.
Este 22 de junio se cumplen diez días del paro nacional en Ecuador. El primer año de gobierno Lasso ha sido una tragedia para los obreros y campesinos. Ecuador fue uno de los países más afectados por la pandemia del COVID 19. El desempleo y la miseria afectan fuertemente a todas las provincias del país. El gobierno Lasso ha cumplido religiosamente todas las exigencias del Fondo Monetario Internacional desde que asumió el poder en mayo de 2021. El aumento de los combustibles y de los alimentos ha sido la gota de agua que ha rebosado el vaso.
El llamado de la CONAIE (Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador) a paro nacional por tiempo indeterminado a partir del 13 de junio, encontró una respuesta masiva en los campesinos y estudiantes de Ecuador desde los primeros días. Están paralizando el país con cierres de carreteras y grandes manifestaciones en las ciudades. La policía nacional no ha sido capaz de reabrir las carreteras y son los manifestantes que controlan quien pasa o no de los bloqueos. Ahora se están uniendo los habitantes de la capital, los jóvenes de los barrios obreros, los trabajadores.
El viernes 17, en un atropello más a los derechos democráticos, el presidente Lasso ha instaurado el toque de queda en las provincias centrales, prohibiendo así las manifestaciones y protestas. El lunes 20, una parte de la asamblea de diputados intentó derribar el estado de emergencia pero no han conseguido la mayoría para suspenderlo.
A pesar de que Lasso dice públicamente que quiere el diálogo, en las calles la policía está autorizada a reprimir. Pero la rabia es tal y la determinación de lucha tan fuerte que la represión no logra detener la llegada de las columnas campesinas e indígenas a la ciudad de Quito. Vemos imágenes impresionantes de las marchas hacia el centro de Quito avanzando con la policía apenas observando.
Los manifestantes precisan de abrigo y comida para estar en Quito, y hay toda una cadena de ayuda para que la comida llegue y para que puedan reposar de la larga caminada. Las experiencias del Octubre Rojo de 2019 están vivas en las memorias de todos, y parece que el grado de organización es mayor que en 2019. Ante la decisión del gobierno de militarizar la Casa de Cultura, que fue el centro de la Asamblea de los Pueblos en 2019, los principales puntos de alojamiento son ahora las universidades públicas de Quito y es allí donde se dan las Asambleas para las tomas de decisión.
La policía está constantemente violando la autonomía de las universidades para desmovilizar y reprimir, tanto en Cuenca como en Quito, pero los manifestantes se mantienen unidos y ganando fuerza. Ayer día 21 la Universidad Central de Quito fue atacada por la noche.
En el pronunciamiento de la CONAIE de ayer, Leonidas Iza ha dicho que desde el inicio del paro ya tenemos 2 muertos, centenares de heridos, algunos graves y otros mutilados; 79 manifestantes están detenidos, y pueden ser más. El domingo 19 el jóven Johnny Saúl Félix Muenala falleció en el sector Collas, a 30 km de la capital, tras caer a una quebrada huyendo de la represión militar. Por otra parte, la Confeniae, denunció la “muerte por represión de la fuerza pública” del comunero Kichwa Guido Guatatoca en Puyo, provincia de Pastaza, en la región amazónica. El lunes 20, desde un vehículo particular se atacó con arma de fuego a los manifestantes en Tucumbo, al nororiente de Quito. El propio Iza ha sufrido el sábado 18 un atentado con arma de fuego contra el vehículo en el que se moviliza.
🔴 #ATENCIÓN | @LeonidasIzaSal1 confirma que existen 2 personas fallecidas en el contexto del #ParoNacional2022, más de un centenar de heridos y 79 detenidos. 💬 "Tenemos heridos de gravedad e incluso con mutilaciones". pic.twitter.com/mJ2Nz0rVGH
En el noticiero los representantes de la clase dominante dicen querer diálogo, y Lasso anuncia algunas concesiones menores, pero en las calles la represión se intensifica. Los manifestantes están creando sus propios métodos para defenderse y avanzar. Hay muchas imágenes de la policía reculando frente a una multitud que avanza en Quito y también en las provincias.
En una intervención amenazadora, el ministro de defensa Luís Lara, escoltado por la plana mayor de las Fuerzas Armadas, dijo que “la democracia está en riesgo grave” y advirtió que “las Fuerzas Armadas no permitirán que se intente romper el orden constitucional o cualquier acción en contra de la democracia o las leyes». El mensaje es claro, ante las protestas de la mayoría, el ejército está para garantizar el órden burgués.
Un compañero de la sureña provincia de El Oro nos envía esta crónica de la situación:
Todos los días desde que amanece, empieza el paro, dependiendo del sector donde uno viva será mas fuerte o no. Dentro de las tres provincias que acaban de ser declaradas en estado de excepción las cosas son siempre fuertes, los choques con la policía y el ejército son muy comunes. Desde la madrugada se empiezan a bloquear las vías usando todo tipo de materiales, se tumban árboles, se riega piedra o tierra, todo con tal de crear una barrera que impida la movilidad en las vías. Muchos conductores y personas se enojan por estos motivos, algunos intentan atropellar a los demás con tal de pasar, otros son muy comprensivos, algunos incluso se unen a las manifestaciones.
Todo esto es en la periferia de las provincias. Dentro de las ciudades luego de una semana de paro se empieza a notar la escasez de alimentos, con incrementos de hasta el 100% de su costo, esto es consecuencia directa de una de las consignas de quienes nos levantamos en el paro »Sin el campo la ciudad no come».
En la capital Quito, se vive una lucha diaria, cada día llegan mas y mas caravanas con gente dispuesta a luchar en el paro. Las manifestaciones se dan en torno al centro histórico. Los primeros días los choques con la policía eran leves, pero ahora se vive un verdadero estado de terror, la policía comete crímenes de lesa humanidad completamente amparados por el gobierno, las luchas son mas intensas.
La persecución es terrible, hace poco y luego de su detención arbitraria, se intentó asesinar al dirigente de CONAIE, la organización que convocó a las protestas. Los pequeños medios de comunicación que transmiten noticias sobre la manifestación son atacados, los grandes medios dicen que todo está bien y todos los días y a toda hora la propaganda del gobierno se transmite. El gobierno ha llegado incluso a cometer atrocidades en el campo de la comunicación, divulgando videos íntimos de personas para así frenar la enorme ola de comentarios negativos contra Lasso.
Por otro lado, a pesar del estado de emergencia, el gobierno intenta apoyarse en sectores de las clases medias convocando “marchas por la paz” a favor del gobierno, en Quito y Guayaquil, que no sufren ningún tipo de represión, y aparecen en todos los noticieros. Sin embargo la participación es negligible. Estos representantes tienen todo lo espacio en la prensa y acceso directo a los espacios públicos.
Lasso se sienta todos los días de forma teatral con representantes de organizaciones que no tienen nada que ver con los que están luchando en las calles. Por otro lado, lo que más se oye en las calles es “Fuera Lasso”. Además de la represión, el gobierno juega a la carta de la llamada “negociación”. Un grupo de unas 300 supuestas “organizaciones de la sociedad civil” han llamado a un “diálogo”, avalado también por la Coordinación de las Naciones Unidas en Ecuador y la Embajada de la Unión Europea en Ecuador. Estas son organizaciones fantasma, ONGs que no son sino un brazo más del aparato del estado burgués. Su intención no es dialogar, sino desmovilizar, sacar a la gente de las calles. Correctamente la CONAIE ha rechazado esta farsa «No acudiremos a llamados de actores con nula legitimidad».
En su declaración pública del martes 21, después de una asamblea masiva en el Teatro Universitario, las organizaciones convocantes anunciaron que estaban preparando una respuesta a la carta del gobierno acerca de las negociaciones. Leonidas Iza declaró que aceptaría el diálogo “si el gobierno deroga el Estado de Excepción y desmilitariza el Parque del Arbolito” y el Centro Histórico de Quito.
Para el 22 de junio, varias organizaciones obreras y sindicales han convocado a movilizaciones en apoyo al paro nacional.
La situación es crítica. Ni la brutal represión estatal ni las falsas ofertas de concesiones y diálogos han doblegado al movimiento que sigue avanzando y ha llegado ya a la capital Quito. Para las masas movilizadas no se trata solo de conseguir sus justas reivindicaciones sino de expulsar al gobierno de Lasso.
La situación tienen muchos paralelismos con la del octubre rojo de 2019. Entonces también las masas paralizaron el país respondiendo al llamado de la CONAIE y a pesar de la brutal represión del gobierno tomaron la capital Quito, forzando al presidente a huir a Guayaquil. Sin embargo, a pesar del clamor popular que en aquél momento era por el derrocamiento del presidente Lenín Moreno, los dirigentes de la CONAIE firmaron un acuerdo parcial con el gobierno y llamaron a poner fin a la movilización. Se perdió la oportunidad.
Es difícil saber qué sucederá en esta ocasión. Pero está claro que las masas del pueblo trabajador tienen la fuerza necesaria para imponerse. El problema que se está empezando a poner sobre la mesa es el de ¿quien gobierna: la mayoría movilizada o el banquero presidente? La clase dominante lo entiende claramente, de ahí las advertencias del ejército. Para resolver ese dilema los obreros y campesinos deben crear sus propios organismos democráticos, en forma de Asambleas de los Pueblos, y avanzar con una clara estrategia con el objetivo de tomar el poder en sus manos.
El pasado 13 de junio se inició en Ecuador un nuevo paro nacional para exigir mejores condiciones económicas según anunció la CONAIE. Entre los reclamos se incluyen la congelación del precio de las gasolinas, el control de los precios de los productos de consumo masivo y la oposición a un plan de privatizaciones, todas ellas ligadas, según los manifestantes, a las imposiciones del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Gestión de Lasso
El 24 de mayo de 2022 Guillermo Lasso cumplió un año de gestión al frente de la Presidencia de Ecuador. De la mano de una volátil situación económica, social y de inseguridad ciudadana que atraviesa el país, la política ecuatoriana llega en un estado crítico al primer aniversario de gobierno del presidente banquero.
Lasso deshizo su alianza electoral con el Partido Social Cristiano y rompió un acuerdo con el que el correísmo le ofrecía gobernabilidad en el plano parlamentario. La endeble alianza legislativa que Lasso prefirió armar con los centristas de la Izquierda Democrática y el brazo político del Movimiento Indígena Pachakutik se mostró letal para esas fuerzas políticas, a las que esta maniobra les ha costado importantes fraccionamientos internos. Fruto de las erráticas operaciones políticas en la Asamblea, el Ejecutivo solo ha logrado que uno de sus proyectos de ley sea aprobado (y de manera muy controvertida) y ha coleccionado numerosas derrotas.
A pesar del aumento del salario básico, las pobres cifras de generación de empleo en un país asolado por la falta de oportunidades constituyen el principal baldón de su mandato. En el otro eje clave de su campaña, la seguridad, la inacción del Gobierno va de la mano de cifras escalofriantes de delitos y de la aceleración de una crisis carcelaria sin precedentes. La única respuesta del presidente ante su fracaso y el de las políticas del FMI ha sido culpar y amenazar a sus adversarios políticos, incluyendo a la poderosa derecha socialcristiana que gobierna la segunda ciudad del país, Guayaquil.
En lo que se refiere a su relación con otros actores políticos y sociales al margen de la Asamblea, su conducta ha seguido la misma tónica. Señalando a los dirigentes sociales de conspiradores, al tiempo que proyectaba procesos de diálogo los amenazaba con encarcelaciones como es el caso del líder indigena Leonidas Iza.
Este ha sido un año de una administración gubernamental que privilegia los intereses de un sector concreto de las élites capitalistas por encima de los problemas críticos y centrales que atraviesa el país. Un año en el que Lasso ha privilegiado el conflicto y la violencia como herramienta de administración del poder y un año en el que su pésima gestión ha irradiado desprestigio a toda la ya de por sí desprestigiada clase política capitalista.
Protestas
“La lucha social se fundamenta en 10 temas y propuestas para la gran #MovilizaciónNacional del próximo 13 de junio”, señaló en su cuenta de Twitter la Conaie, principal organización indígena del país.
“Quienes sentimos el peso (de) la crisis, altos precios de los productos, quienes producimos, cuidamos la economía familiar y la naturaleza nos sumamos”, agregó tras anunciar protestas “indefinidas”.
El llamado al paro nacional ha encontrado gran eco entre indígenas, jóvenes y trabajadores dados los ataques que han sufrido en los últimos años / Image: Gabriel Unda
Entre las demandas del movimiento están: “la reducción de los precios de los combustibles, la condonación de la deuda de los campesinos con la banca pública, el respeto a los derechos colectivos, que no se vendan los bienes del Estado, el control y estabilización de los precios de los productos de primera necesidad.”
Las cinco organizaciones indígenas coincidieron en que las protestas se realizarán de manera progresiva. Serán primero en los territorios y también será indefinida. Leonidas Iza, presidente de la Conaie, señaló: “Desde el lunes, luego de dialogar un año y al no ser escuchados, convocamos no solo a las organizaciones, sino también a los ciudadanos de a pie”.
Por otro lado, el ministro del Interior, Patricio Carrillo, se lanzó en una campaña de criminalización de la protesta, calificando a la manifestación como ‘una semana de carreteras y pozos petroleros bloqueados, secuestros de policías y militares, saqueos’ y aseguró que los indígenas “disfrazarán (la protesta) de lucha social para provocar victimizarse”. El presidente Guillermo Lasso calificó a los manifestantes de “vándalos” que quieren provocar el caos. “Mi obligación como presidente es garantizar a las familias ecuatorianas la posibilidad de movilizarse libremente”.
El llamado al paro nacional ha encontrado gran eco entre indígenas, jóvenes y trabajadores dados los ataques que han sufrido en los últimos años. El paro tuvo un gran éxito en su primer día. Varios sectores del país se movilizan en la costa, sierra y oriente. En Quito y Cuenca los estudiantes también se unieron al movimiento, protestando en las calles.
Las organizaciones indígenas encabezadas por la CONAIE se movilizaron en sus provincias cortando vías y cerrando el acceso a las ciudades. Las provincias con mayor movilización fueron Cotopaxi, Azuay, Pastaza y Sucumbíos.
Según el ministro del Interior, Patricio Carrillo, en el transcurso de la tarde del primer día de movilización se identificaron actos violentos entre los manifestantes y mencionó que hubo un “secuestro” por algunas horas de miembros de la Policía Nacional en Saraguro, que luego fueron liberados, y que en la provincia de Cotopaxi hubo un intento de acciones de intimidación a productores de flores y brócoli que no quisieron formar parte de las protestas. El comandante general de la Policía Nacional del Ecuador, Fausto Salinas, dijo que se utilizarán los “protocolos de uso progresivo de la fuerza” en caso de que los manifestantes incurran en hechos de “violencia o vandalismo”.
Así, este gobierno incapaz cuando se trata de combatir la delincuencia, el narcotráfico y el sicariato es ágil para enviar a la policía a reprimir violentamente a los manifestantes contra los que usan la fuerza y la amenaza de judicialización.
Leonidas Iza detenido
El dia martes 14 de junio a primera hora de la mañana, la Policía de Ecuador informó a través de Twitter que arrestó a Leonidas Iza, presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie) y líder principal de las protestas, por presunción de comisión de delitos y dijo que se encuentra en una sala de detención temporal para una audiencia de calificación de flagrancia. Esta detención ocurre el segundo día de una convocatoria a movilizaciones nacionales impulsada por la Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie) en rechazo a las políticas del gobierno del presidente Guillermo Lasso.
El presidente Guillermo Lasso anunció a través de Twitter, el inicio de las detenciones de quienes calificó como “autores materiales e intelectuales de actos violentos” durante la jornada de movilización nacional convocada por la Conaie este lunes, sin nombrar explícitamente a Iza.
La Conaie considera ilegal la detención de Iza y denuncia que no se ajusta al debido proceso. Lenin Sarzosa, abogado de Leonidas Iza, escribió que la detención de su defendido es ilegal porque no tenía la orden de un juez, no existe un parte policial y en una declaración pública informó que Iza fue trasladado a la unidad de flagrancia en Quito.
La detención de Leonidas Iza, no hizo sino radicalizar los ánimos entre los manifestantes que protagonizan el paro nacional indefinido, endureciendo la protesta. “Llamamos a nuestra estructura organizativa, a RADICALIZAR las medidas de hecho, por la LIBERTAD de nuestro máximo líder y por la dignidad de nuestra lucha”, destacó la Conaie.
“Hoy no habrá diálogo mientras no exista la libertad. Ministros, dejen de estar llamándonos a nuestros celulares; se acabó todo tipo de diálogo mientras no exista la liberación de Iza”, sentenció Marco Toquetón, dirigente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas y Evangélicas del Ecuador (Feine). Calificó este suceso de un secuestro de Estado, y advirtió que se mantendrán en pie de lucha. “No vamos a claudicar. Exigimos la libertad inmediata de Leonidas Iza; caso contrario, nos iremos a la autonomía de la Amazonía y no pueden llevarse a Quito y Guayaquil” el petróleo que sea extraído, acotó.
Al no tener respuestas sobre el paradero de Leonidas Iza, cinco policías fueron retenidos por miembros de la organización Jatarishum, quienes los subieron en un camión para trasladarlos a una de sus comunidades.
Grupos de estudiantes universitarios también se sumaron este martes a la protesta indefinida contra la política económica del Gobierno convocada por el movimiento indígena, movilización que ha subido de tono tras la detención de su líder Leonidas Iza.
Finalmente, en la madrugada del 15 de junio fue liberado Leonidas Iza con medidas sustitutivas, pero pesa sobre él la amenaza de volver a la cárcel “si viola la ley”. Claramente el objetivo del gobierno capitalista de Lasso es la de descabezar el movimiento por la vía de la represión.
Sin embargo, las cosas no son tan sencillas. El inicio de un nuevo levantamiento popular en Ecuador no responde al capricho de los dirigentes de la CONAIE, aunque obviamente el liderazgo juega un papel importante en cualquier movimiento. La protesta popular es la respuesta al empeoramiento de las condiciones de vida de las masas y el rechazo radical a las políticas capitalistas del FMI que el gobierno de Lasso ha venido aplicando. En estas condiciones el gobierno está jugando con fuego y la represión puede tener el efecto de radicalizar el movimiento.
El paro nacional de la CONAIE entra en su tercer día y las columnas indígenas se acercan a la capital Quito.
Perspectivas para el movimiento
Este movimiento de paro nacional se da en condiciones muy propicias para su victoria: enorme desprestigio del gobierno del banquero Lasso, divisiones importantes dentro de la clase dominante, las tradiciones de lucha del pueblo trabajador del Ecuador.
Sin embargo, esta no es la primera vez que se produce un levantamiento contra un gobierno capitalista en el país. Una y otra vez los campesinos pobres, la clase trabajadora y la juventud han tumbado a gobiernos anti-populares (Bucaram, Mahuad, Gutiérrez) y hace dos años y medio protagonizaron un heróico levantamiento insurreccional durante el octubre rojo de 2019.
Es necesario aprender las lecciones de esos movimientos anteriores, y sobretodo las lecciones del octubre rojo, para que este paro nacional tenga éxito.
En primer lugar es crucial lograr la unidad de las organizaciones campesinas con las organizaciones de los trabajadores y la juventud estudiantil. Es necesario incorporar a nuevos sectores a la lucha. Los campesinos indígenas juegan un papel crucial en cualquier movilización, pero para ganar necesitan el concurso de los trabajadores y la juventud de los principales centros urbanos. El programa de reivindicaciones afecta a todos los sectores explotados y la unidad hace la fuerza.
En 2019 el sectarismo extremo de la dirigencia de la CONAIE hacia el correísmo les empujó a un pacto contra natura con Lenín Moreno que desactivó el movimiento y frustró su potencial. Hay que evitar cometer el mismo error.
Es más, hay que decir las cosas como son. En 2021, en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, el movimiento indígena Pachakutik cometió un grave error al abogar por el voto nulo en lugar de dar un apoyo crítico al candidato correísta de UNES Arauz. Ese error, cuyo principal responsable fue el candidato de Pachakutik Yaku Pérez, pero del que el propio Leonidas Iza es también corresponsable, es lo que llevó al poder al banquero Lasso.
Ahora, correctamente, la CONAIE ha llamado a un movimiento indefinido. Es necesario organizar las estructuras del movimiento de la manera más amplia y democrática posible, para poder incorporar a la lucha a todos los sectores del pueblo trabajador. En el pasado, las Asambleas del Pueblo han jugado ese papel. Es necesario crear organismos de ese tipo en todas las provincias y a nivel nacional para dar a la lucha una forma organizada.
Ante la represión policial, que ya ha iniciado y que amenaza con recrudecerse, hay que organizar la autodefensa obrera, siguiendo el ejemplo de la Guardia Indígena y la juventud combativa de octubre de 2019.
En cuanto al programa político y los objetivos del movimiento hay que tener claro que en el contexto de la crisis capitalista mundial y el impacto particular que la misma tiene en un país dominado por el imperialismo como Ecuador, será muy difícil conseguir concesiones del gobierno. Más bien, si el movimiento se desarrolla y adquiere fuerza, puede adoptar un carácter insurreccional como en 2019. Se trata realmente de tumbar a Lasso. Si el presidente no responde a los intereses y aspiraciones de la mayoría, hay que sacarlo de su cargo y que sea la mayoría (obreros, campesinos, indígenas, la juventud) los que gobiernen a través de sus propios organismos (Asamblea del Pueblo, etc).
¡Extender y ampliar el paro nacional indefinido!
¡Unidad del pueblo trabajador contra el banquero Lasso y el FMI!
¡Repudio de la deuda externa – que la crisis la pague la oligarquía capitalista!