“¡Esto es un renacimiento, un renacimiento!”. Estas palabras, pronunciadas por el dirigente teórico de la CMI, Alan Woods, encapsularon el estado de ánimo en una reciente reunión de nuestro Comité Ejecutivo Internacional (CEI) en Italia. Una capa importante de trabajadores y jóvenes está tendiendo la mano para tomar la bandera del comunismo con audacia; debemos salir decididamente a encontrarles con la construcción de una Internacional Comunista Revolucionaria.
Perspectivas mundiales: crisis y radicalización
Nuestro nuevo y audaz giro se deriva de la situación objetiva, esbozada por Alan en la sesión de apertura sobre las perspectivas mundiales. Los capitalistas tiemblan por la crisis en todos los niveles -político, económico, social y militar- mientras la inflación carcome los salarios y la calidad de vida de las masas.
En medio de esta agitación, Alan explicó que no debemos sobrestimar la racionalidad de los capitalistas. Citando a Lenin: “un hombre al borde de un precipicio no razona”. La clase dirigente se tambalea de metedura de pata en metedura de pata. En 2022, vimos al presidente estadounidense Joe Biden, esa criatura de la era de la Guerra Fría, arrastrar a Ucrania a una guerra imposible de ganar con Rusia. El año pasado, apoyó sin reservas la guerra genocida de Israel en Gaza. Y ahora, Estados Unidos lanza nuevos ataques aéreos en Oriente Medio y hace sonar los tambores de guerra contra Irán. Una guerra más amplia en Oriente Medio sería desastrosa, y sin embargo los imperialistas van a la deriva hacia ella.
Haciendo una comparación con el Titanic, Alan admitió que el capitán de aquel malogrado barco al menos no vio acercarse el iceberg, mientras que “Biden y sus asesores pueden ver el iceberg en el horizonte y gritan: ¡a todo vapor!”.
Mientras el mundo arde (figurada y literalmente) las masas se desesperan de sus dirigentes. Todas las encuestas en todos los países revelan un odio profundo a todos los pilares del establishment: desde la política, a las grandes empresas, pasando por la prensa. Mientras tanto, el movimiento obrero ha empezado a despertar de su letargo en Gran Bretaña, Francia, Estados Unidos e incluso en países como Alemania, donde ha permanecido inactivo durante décadas.
Este importante cambio de conciencia se produce tras un período en el que las tendencias reformistas de izquierda (los movimientos de Corbyn y Sanders, SYRIZA, Podemos, etc.) han sido puestas a prueba hasta la destrucción. “En todos los casos, despertaron enormes expectativas y esperanzas”, dijo Alan, “sólo para ser frustradas”.
El reformismo -incluso el “socialismo”- son, por tanto, vistos con recelo por las capas más radicales de los trabajadores y la juventud. Como atestigua el éxito de nuestra campaña “¿Eres comunista?” , para los luchadores de clase de hoy en día, nada salvo el comunismo es suficiente.
“En todos los países miles, decenas de miles, cientos de miles, probablemente millones de jóvenes han aceptado las ideas del comunismo… El comunismo real surge del instinto visceral, de la necesidad de luchar y cambiar las cosas. Estas nuevas capas se autodenominan comunistas, no han leído los libros, ¡pero eso es lo que son! No necesitan que les convenzan”.
Llegar a esta creciente vanguardia de trabajadores y jóvenes fue la consigna de esta reunión internacional de la dirección de la CMI. Ganando a estos comunistas instintivos para nuestras filas, concluyó Alan, “construiremos una poderosa internacional comunista. Una fuerza seria que no se limite a observar y comentar los acontecimientos, sino que sea capaz y esté dispuesta a participar en el desarrollo de la lucha de clases en todos los países.”
Imperialismo y Palestina
Las meteduras de pata de Biden coinciden con el relativo declive del imperialismo estadounidense en la escena mundial, creando espacio para que rivales como Rusia y especialmente China labren sus propias esferas de influencia. Todo esto se trató a fondo en una sesión separada sobre el imperialismo.
Jorge Martín, del Secretariado Internacional (SI), explicó que, desde su transición al capitalismo, China se ha convertido en la segunda potencia imperialista del mundo. Ahora desafía a Estados Unidos en sectores de alta tecnología como la supercomputación y los vehículos eléctricos; se asegura nuevos mercados, aliados y rutas comerciales para exportar su capital; y choca con Occidente en cuestiones estratégicas como la soberanía de Taiwán. Mientras tanto, Rusia ha utilizado su gran base industrial y su considerable poderío militar para ganarle la partida a Occidente, en Siria y ahora en Ucrania.
La división y repartición del mundo representa un factor clave en las perspectivas, preparando inestabilidad en el futuro. Es imperativo que los comunistas tengamos una perspectiva clara sobre la cuestión del imperialismo, partiendo de la situación objetiva y tomando como marco teórico el magistral análisis de Lenin. Esta importante reunión aprobó por abrumadora mayoría un documento, redactado en 2016, que explica nuestra posición sobre esta cuestión.
También discutimos la sangrienta guerra de Israel en Gaza, que se ha convertido en un punto focal para la lucha de clases mundial. Ha desenmascarado completamente a los imperialistas occidentales, que constantemente emiten sermones sobre “democracia y estado de derecho”, mientras ayudan, arman e instigan la matanza de miles de palestinos. La situación ha enfurecido a las masas de todo el mundo; y nuestros camaradas han sido objeto de ataques generalizados por parte del Estado burgués por nuestra solidaridad con Palestina y nuestros llamamientos a una solución revolucionaria.
La reunión votó unánimemente la ratificación de la declaración de la Corriente Marxista Internacional publicada poco después del ataque de Hamás del 7 de octubre, en el que se afirma claramente que los comunistas están del lado de los oprimidos, y rechazan la rancia hipocresía de nuestros imperialistas. Intifada hasta la victoria: ¡revolución hasta la victoria!
Grandes avances
Un punto culminante de la semana, que muestra el potencial para un crecimiento tormentoso de las fuerzas del comunismo en todas partes, llegó con las comisiones consecutivas de dos secciones de la IMT en países donde el comunismo parecía muy remoto: EEUU y Suiza. Sin embargo, los camaradas estadounidenses y suizos han dado pasos de gigante en el último periodo.
Tom Trottier, de la dirección de la sección estadounidense, esbozó las profundas contradicciones del capitalismo estadounidense, donde a pesar de que la clase dominante alardea de recuperación económica y estabilidad, las masas no ven ninguna prueba de ello en sus salarios o condiciones de vida.
Con Biden enfrentándose a algunas de las peores encuestas de popularidad de los últimos tiempos, y Donald Trump superando a toda la oposición en las primarias republicanas, otra “Escuela de Trump” parece inevitable después de las elecciones presidenciales de 2024.
Esto no marcará el comienzo del “fascismo”, como afirman los liberales y los alarmistas reformistas, sino que va a polarizar y radicalizar a la sociedad estadounidense aún más. Un vacío en la izquierda deja el campo libre para que el comunismo se apodere de las mentes de los trabajadores y los jóvenes en estas condiciones.
El camarada Antonio Balmer dio una muestra del estado de ánimo real entre millones de estadounidenses al leer un mensaje a nuestro sitio web de EE.UU. de un joven trabajador, que ahora ha sido reclutado:
“Odio el capitalismo con cada fibra de mi cuerpo, que me parta un rayo si este vil sistema va a arrastrarme con él, y si lo hace, moriré luchando contra él… No necesito que me convenzan, sólo los medios y más educación”.
Este, dijo Antonio, “¡es el nuevo tipo de americano que ha producido la historia!”. Hemos recibido miles de mensajes similares de enfurecidos y abnegados jóvenes comunistas en ciernes.
Los camaradas han sacudido su organización de arriba abajo para conectar con esta capa, prescindiendo de cualquier pasividad o rutinismo. Basándose en estos métodos, los camaradas estadounidenses confían en alcanzar los 1.000 militantes este año.
Si la idea de que el comunismo arraigue en EE.UU. parecía descabellada, en la rica y “neutral” Suiza podía parecer francamente imposible. Y sin embargo, Dersu Heri, de la dirección de la sección suiza, describió nuestros asombrosos avances en este país, donde hemos crecido un 60% en sólo seis meses.
Dersu explicó que este crecimiento se basaba en una capa de camaradas ganada gracias a la campaña “¿Eres Comunista?” : “La psicología de esta gente es como la de soldados que esperan ser movilizados para la guerra de clases”. Estos nuevos combatientes rebosan de la necesidad urgente de construir, y se convierten inmediatamente en nuestros mejores reclutadores: enarbolan audazmente consignas comunistas en sus universidades, en las calles… ¡e incluso en el tranvía!
Nuestro perfil también se ha visto impulsado por la prensa burguesa, que lanzó una despiadada campaña de difamación contra las consignas de intifada y revolución de nuestros camaradas en Oriente Medio. En lugar de acobardarnos, pasamos a la ofensiva, lanzando manifestaciones y reuniones por todo el país, incluida una concentración en Berna a la que asistieron cientos de personas con poca antelación.
Esta actitud audaz y este espíritu de lucha han sido la clave del éxito de los camaradas para atraer a los más audaces luchadores de clase. Nuestro objetivo en todas partes es precisamente fusionarnos con esta capa, hacer de ellos bolcheviques conscientes y organizados, y convertirlos en una fuerza histórica decisiva. Todo lo que tenemos que hacer es armarlos con las herramientas teóricas correctas, y proporcionarles el ámbito más amplio posible para que tomen la iniciativa y construyan.
Como parte de este giro, los camaradas lanzan el Partido Comunista Revolucionario: ¡una punta de lanza para dirigir a la nueva generación de comunistas suizos en la lucha contra el capitalismo!
Fin de nuestra prehistoria
La última etapa de esta histórica reunión del CEI comenzó con una inspiradora sesión sobre finanzas, cuya joya de la corona fue la inauguración de nuestra nueva sede internacional en Londres. Esta oficina se erige como un monumento literal al espíritu bolchevique de sacrificio de nuestros miembros, que nos liberará de la dependencia de los terratenientes capitalistas.
A continuación, Hamid Alizadeh, del Secretariado Internacional, presentó un informe organizativo que no se parecía a nada de lo que habíamos escuchado en una reunión como ésta. Lo que realmente reveló es que nuestra prehistoria está llegando a su fin. Nuestros antiguos métodos -basados en círculos de lectura en las universidades- han quedado obsoletos por la situación objetiva. En todo el mundo, estamos dando un audaz giro hacia el exterior: nuestro objetivo es conquistar cada calle, cada lugar de trabajo y cada aula para el comunismo.
Nuestra tasa de crecimiento (casi el 40% en el último año) está por encima de cualquier cosa que hayamos visto antes. Tras haber superado la barrera de los 5.000 miembros en octubre de 2023, en enero de 2024 superamos los 6.000 camaradas en todo el mundo. Los camaradas británicos fueron los primeros en cruzar el umbral de los 1.000, pero dados los niveles de crecimiento del año pasado en secciones como Italia (25%, hasta 515 camaradas), Canadá (70%, hasta 668 camaradas) y EE.UU. (85%, hasta 630 miembros), ¡no estarán solos por mucho tiempo!
Varios grupos más pequeños han experimentado un crecimiento explosivo y van camino de convertirse en secciones plenas. Por ejemplo, los camaradas de Irlanda han crecido más de un 380% desde enero de 2023, de siete a 34 miembros.
Mientras tanto, nuestros sitios web, podcasts y vídeos acumulan millones de visitas cada año. Nuestra editorial, Wellred Books, ha vivido el mejor año de su historia, y se prepara para otro año récord, con ejemplares de En defensa de Lenin, una nueva biografía de Rob Sewell y Alan Woods, volando de las estanterías como parte de una campaña de un año de duración #LeninLives para conmemorar el centenario de la muerte del gran revolucionario. No es exagerado decir que somos la principal fuente mundial de teoría, noticias y análisis comunistas.
¡Hacia la Internacional Comunista Revolucionaria!
Debemos comprender el carácter del período en el que hemos entrado. Los partidos reformistas de masas están dominados por la derecha; los estalinistas y las sectas están en crisis; los reformistas de izquierda en muchos países han sido aplastados por sus vacilaciones y traiciones; y existe una profunda veta de trabajadores y jóvenes radicales dispuestos a abrazar el comunismo. La situación pide a gritos un nuevo punto de referencia.
En reconocimiento de esto, varias secciones -incluyendo Suiza, como ya se ha mencionado, junto a Gran Bretaña, Suecia, Dinamarca, Canadá y Alemania- han tomado la decisión histórica de lanzar nuevos Partidos Comunistas Revolucionarios , y otras secciones se están preparando para hacer lo mismo.
La dialéctica nos enseña que, en un momento dado, el desarrollo histórico alcanza un punto de inflexión. Cuando lo hace, no podemos aferrarnos al pasado y a los viejos métodos de trabajo, sino que debemos abrazar con entusiasmo el futuro. En muchas partes del mundo, nos estamos convirtiendo en un punto focal, y tenemos que presentarnos como tal. “Estamos en medio de un salto dialéctico, un cambio cualitativo”, dijo Hamid en las conclusiones del informe de organización: “Queremos convertirnos en una fuerza real, que compita por las capas avanzadas de los trabajadores y la juventud”.
Por lo tanto, la Corriente Marxista Internacional debe refundarse de nuevo para hacer frente a un mundo cambiado. Prescindimos de nuestra vieja bandera y reforjaremos una nueva Internacional Comunista Revolucionaria (ICR): un faro bajo el cual pueda reunirse la generación de comunistas de hoy.
En medio de un aplauso entusiasta, la reunión aprobó por unanimidad la propuesta sobre este paso audaz y necesario. Hemos resuelto convocar en verano una conferencia mundial extraordinaria, abierta a todos los comunistas dispuestos a unirse a nosotros en la lucha, en la que se constituirá oficialmente esta nueva Internacional.
Llamamos a todos los camaradas de la Internacional a hacer ya los preparativos: discutir, difundir y digerir el significado de este nuevo perfil. Ya no nadamos contra corriente: la marea de la historia nos empuja.
“¡Audacia, audacia y aún más audacia!”.
En su discurso de clausura, Alan observó un estado de ánimo totalmente nuevo en este órgano de dirección. Por un lado, explicó, se trata de un “reflejo objetivo de un cambio de toda la situación”. Nunca habíamos visto un odio tan generalizado al statu quo, ni una crisis tan fundamental del viejo orden.
“Esto es algo que hemos predicho en nuestras perspectivas durante décadas”, dijo Alan. “Pero ahora ya no es una perspectiva. Es un hecho. Un hecho palpable que todo el mundo puede ver y sentir”.
Por otro lado, existe una cuestión subjetiva sobre la etapa por la que atraviesa nuestra internacional. Alan explicó que todo partido político es un organismo vivo, que debe pasar por una etapa embrionaria. Para un partido revolucionario, se trata de una etapa de “círculos pequeños, que engendra una mentalidad de círculos pequeños, caracterizada por métodos informales”.
Pero esos métodos se convierten en un obstáculo para el desarrollo. “O se descartan, o se destruye la organización. Hace tiempo que hemos superado la etapa de los círculos pequeños. Todas las secciones están creciendo rápidamente, y se exigen nuevos métodos y una nueva psicología”.
Para ilustrar esta nueva actitud, Alan destacó el trabajo de un solo camarada en una pequeña ciudad galesa llamada Port Talbot, donde la vital industria siderúrgica ha sido prácticamente destruida, y ahora se planean grandes despidos en las últimas acerías que quedan.
Frente a los métodos “de siempre” del sindicato oficial, este joven camarada obrero, apoyado por las secciones de los alrededores, tomó la iniciativa de llamar a los trabajadores a la huelga y a ocupar la acería, y anunció una concentración pública. Los camaradas se han lanzado a una lucha a vida o muerte por toda la ciudad. Independientemente de los resultados, éste es un ejemplo de la psicología que se exige a todos los camaradas de la Internacional.
Métodos como éste pondrán a los camaradas británicos del (pronto) Partido Comunista Revolucionario en el mapa, y darán ejemplo del tipo de Internacional Comunista Revolucionaria que necesitamos construir.
En su conclusión, Alan pidió a los camaradas que adoptaran el inmortal lema de Danton:
“¡Audacia, audacia y más audacia! Sobre esa base venceremos”.
¡Adelante con la Internacional Comunista Revolucionaria!
Para inscribirte en la Escuela Mundial de Comunismo de junio, donde se fundará una nueva Internacional Comunista Revolucionaria, haz clic aquí. El evento está abierto a todos: obsérvalo desde casa o en una de las docenas de reuniones en todo el mundo.
A 5 años del primer gobierno de Bukele, antes de trazarnos una perspectiva futura del próximo periodo presidencial de Bukele, debemos analizar las líneas de desarrollo de la economía nacional. Es fundamental considerar que después de la cuarentena (2019-2020) se esperaba un crecimiento superior al año de la crisis pandémica. Podemos recordar cómo a finales de 2020 y principios de 2021 Bukele lanzó su plan económico denominado ‘Plan Despegue Económico’. Un plan que nunca se hizo público y mucho menos fue discutido públicamente como se prometió en su lanzamiento.
En 2021, señalamos la brusca caída de la economía en 2020 debido a la crisis pandémica con una disminución del -7.9 % del PIB y un supuesto crecimiento del 11.2 % en 2021. Sin embargo, esto se planteó como un crecimiento inédito, y a simple vista así parecía, pero lo que realmente ocurrió en ese momento fue que después de la caída, la recuperación económica, en términos absolutos, no superó los topes del año 2019. Tomando como base el 2019 (2.6 %), vemos que no se puede hablar de un crecimiento, sino solamente de una recuperación y estabilización de la economía influenciada por la reactivación económica después de la cuarentena estricta.
Las ilusiones que se hicieron sobre el Plan Despegue Económico se han desvanecido en 2022 y 2023. En 2022, la economía salvadoreña solo creció un 2.6%. Lejos de un ‘despegue’ como lo planteó el gobierno en su momento, las perspectivas para el cierre del 2023 plantean un crecimiento del 2.8 %. Al contrario de un crecimiento pujante y sostenido, se espera que haya una convergencia del PIB en este año, superando mínimamente los niveles históricos. Claramente, estamos lejos de un despegue de la economía.
Ley Bitcoin y proyectos Estrellas del gobierno
A 2 años de la implementación del Bitcoin como moneda nacional, podemos decir que ha sido un fracaso total. Los objetivos sobre los cuales se implementó la ley no se han alcanzado. Uno de ellos era aumentar el flujo de remesas y eliminar las comisiones para los salvadoreños en el exterior que envían dinero al país.
Sin embargo, solo un pequeño porcentaje de los residentes en el extranjero usa el Bitcoin para enviar las remesas, y cada año ese porcentaje se reduce más. La mayoría de los residentes en el extranjero prefieren hacer uso de los mecanismos habituales de envío de dinero a El Salvador. Así también, el uso de la criptomoneda en El Salvador se desvaneció como la bruma, influenciado en gran parte por la estrepitosa caída del precio del Bitcoin a partir de lo que se ha denominado el “cripto invierno”, un fenómeno de caída del precio del activo que se esperaba fuera pasajero, pero que se ha mantenido ya por un poco más de un año, fluctuando el precio del activo a un máximo de 61 mil dólares en 2021 y un mínimo de 16 mil en diciembre del 2022, con un valor para noviembre 2023 de 37 mil. Estas cifras hablan por sí solas.
Como es lógico, ninguno de los proyectos estrambóticos presentados por Bukele en diferentes conferencias de criptomonedas y en conferencias sobre la economía del país ha despegado. Ciudad Bitcoin en La Unión o los bonos volcán para salvar la economía nacional han sido solo humo tras dos años de su lanzamiento. Queda como otro cuento bukeliano en la historia de la criptomanía.
Aunque últimamente el precio de las criptomonedas ha tomado más valor debido a que la tasa de inflación ha ido a la baja y con las ilusiones de los cripto inversores que discuten la posibilidad de que se pueda cotizar en la bolsa de valores en los EEUU, parece que Bukele no ha depositado esperanza en esta alza de las criptomonedas. Bukele, que desde febrero de este año, no habla de las criptomonedas en su red social preferida X, parece que gira su mirada hacia el rescate financiero con el Fondo Monetario Internacional, al menos, a partir de finales de octubre y principios de noviembre, es lo que se ha empezado a rumorear en la prensa local e internacional.
Deuda y pensiones
En los últimos meses, las calificadoras de riesgo país han elevado la valoración crediticia de El Salvador. Fitch Ratings en mayo y JP Morgan recientemente. A partir de esto, los bonos de deuda nacional también han sido mejor valorados, según publicó el portal de Bloomberg.
“…los bonos de El Salvador estaban entre los mayores ganadores en los mercados emergentes este miércoles, después de que S&P Global Ratings mejorara la calificación del país aduciendo la refinanciación, por parte del gobierno de la deuda emitida localmente. Las notas con vencimiento en 2035 subieron un centavo a 75.4 centavos por dólar, el nivel más alto en dos años según datos de precios indicativos recopilados por Bloomberg después de que la compañía elevará el martes la calificación de El Salvador un escalón a B desde CCC+. Los bonos con vencimiento en 2052 avanzaron 0.8 a 79.3 centavos por dólar, un máximo de un mes. Bajo su plan de refinanciamiento de deuda, El Salvador apunta a alrededor de la mitad de sus $2800 millones en letras de corto plazo que han sido vendidos a inversionistas. El país estará pagando en su totalidad todas las letras pendientes a corto plazo en su fecha de vencimiento, y al día siguiente estará emitiendo deuda a más largo plazo”.
“La mejora de calificación subraya el fuerte cambio en el sentimiento inversionista hacia el presidente Nayib Bukele, que se ha ganado el mercado de deuda con recompras de bonos en dólares, un canje de deuda de pensiones, y más recientemente, la refinanciación de deuda a corto plazo. Los bonos de la nación han brindado a los inversionistas retornos superiores al 100% este año”.
El gobierno de Bukele, al estilo típico de los gobiernos burgueses, ha hecho una serie de maniobras para alargar el colapso financiero por la deuda (refinanciamiento). A esto se debe el cambio de la calificación crediticia del país. Pero el problema no se ha resuelto y puede estallar en cualquier momento. Bukele, desde que inició su mandato, ha estado parado sobre un terreno minado, pero ha sabido moverse en ese terreno. Sin embargo, la forma en como se ha librado de las crisis tiene límites y tarde o temprano esos límites terminarán expresándose.
Desde el inicio del gobierno, la deuda no ha dejado de aumentar. Con artimañas, han sabido enmascarar este incremento significativo de la deuda pública. Según el economista Luis Mebreño, “La deuda total está rondando el 84% del PIB y no el 60 % del PIB como indican las cifras oficiales”. Se quiera o no, el dinero debe pagarse tarde o temprano.
Desde el inicio del gobierno, la deuda no ha dejado de aumentar. Con artimañas, han sabido enmascarar este incremento significativo de la deuda pública. Según el economista Luis Mebreño, “La deuda total está rondando el 84% del PIB y no el 60 % del PIB como indican las cifras oficiales”. Se quiera o no, el dinero debe pagarse tarde o temprano.
El financiamiento estatal está llegando también a sus límites. Desde el 2021, el gobierno ha tenido como principal fuente de financiamiento el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) y otros bancos regionales menores. Pero hay problemas que requieren mucha más inversión de lo que estos bancos puedan aportar. Tarde o temprano, tendrá que llegar a un acuerdo con el FMI. Y esto solo significa que Bukele tendrá que adaptarse al plan de ajuste que estos organismos aplican tras un rescate económico.
En el transcurso de 2023 se ha profundizado la carestía de la vida. El Banco Mundial ya había advertido que aunque la tasa de inflación bajará en 2023, esto no significa que los precios de los alimentos y otros llegarán a niveles previos a la crisis inflacionaria. Los datos de la Oficina Nacional de Estadísticas y Censos (ONEC) indican que, entre agosto de 2021 y junio de 2023, la canasta básica alimentaria urbana pasó de $204.80 a $250.80, mientras que en la zona rural pasó de $148.10 a $188.90. Por tanto, ha superado el incremento salarial de hace dos años.
Según las cifras del BM, la pobreza aumentó entre 2019 y 2021, pero volvió a sus cifras previas al 2019. Un comunicado reciente del Banco Mundial afirma: “La tasa de pobreza moderada se mantiene relativamente estable, cerca del nivel registrado antes de la pandemia, mientras que la tasa de pobreza extrema aumentó en 2022, manteniéndose 4,1 puntos porcentuales por encima del porcentaje de 2019. Dado que la tasa oficial de pobreza extrema es más baja que la línea de pobreza de ingreso mediano bajo de USD 3,65 al día, este resultado sugiere que el segmento menos favorecido de la población va en aumento”.
Las cifras de julio de 2023 que mencionamos anteriormente corresponden a los precios de la canasta básica. Es esencial considerar cómo esta canasta ha sido impactada por factores externos e internos, como la influencia del paro nacional en Guatemala que evidenció una crisis alimentaria superior a la denunciada por las organizaciones comunitarias en el pasado. Además, se deben tener en cuenta las consecuencias del fenómeno El Niño y el paso de la tormenta tropical Pilar en el país, los cuales seguramente afectarán los precios de la canasta básica.
Se anticipa, por ejemplo, una crisis alimentaria en 2024, vinculada en parte al contexto internacional marcado por crisis económicas y conflictos armados, como la guerra entre Rusia y Ucrania, así como la guerra en Gaza. Estos eventos afectan y seguirán afectando los precios de productos comercializados a nivel internacional, tales como materias primas, petróleo, insumos agrícolas y aceites, influyendo directamente en la economía regional.
La crisis climática también afecta la economía mundial, principalmente, a la agricultura. El fenómeno El Niño y la tormenta tropical Pilar han profundizado la crisis de la agricultura nacional y han dejado expuestas a las instituciones de gobierno que alegaban una pujante cosecha en 2023. Hace unas semanas se publicó un análisis de los cultivos en el país en el que se hacía un balance de las pérdidas por la sequía. En esa ocasión, apuntaban que: “…se estima que El Salvador perdió 1.1 millones de quintales de maíz y 38,520 quintales de frijol a causa de las lluvias irregulares y de las plagas. Para la siembra de postrera, el panorama es desalentador”.
La cosecha de primera dejó una pérdida de $33.7 millones a los agricultores salvadoreños. Quienes cultivaron maíz solo lograron sacar 10 millones de quintales, 1.1 millones menos de lo esperado, según las previsiones de la Asociación Cámara Salvadoreña de Pequeños y Medianos Productores (CAMPO).
Todas estas condiciones que generaron una producción deficiente no cambiaron en el siguiente periodo que inicia de agosto a octubre, es decir, la cosecha postrera. Se tiene estimado que en esta cosecha habrá muchas más pérdidas de las que se habían proyectado. Según la perspectiva de ellos, para el ciclo agrícola 2023-2024 se pronosticaban 19 millones de quintales, 600 quintales menos a los previstos a inicios de año. Los agricultores plantean que el gobierno debería proveer semillas resistentes a la sequía y utilizar fertilizantes orgánicos en lugar de fertilizantes contaminantes. Así también, proponen una política que pueda enfrentar los diferentes procesos de cambio climático que se están viviendo a nivel mundial. Todo esto anticipa claramente una futura crisis alimentaria en el país a partir del 2024.
Estos problemas son fundamentalmente consecuencias de un sistema capitalista y un gobierno burgués reaccionario que solo atiende los intereses de la clase capitalista. No ha existido una política que pudiera proteger los intereses de la clase obrera. En 2022, ante el aumento de los precios de los combustibles, el gobierno tomó la decisión de retirar temporalmente algunos impuestos agregados a los precios de los combustibles, como el FEFE y el COTRANS, este último se cobra desde el año 2007. No obstante, esta medida resultó totalmente insuficiente y solo demostró la negativa de tocar económicamente a las grandes empresas.
Por otro lado, ese subsidio fue retirado en el año 2023. Desde entonces, el gobierno no ha tenido alguna iniciativa para generar políticas que protejan a las familias obreras de la crisis económica que se atraviesa. Esto también genera una situación de punto crítico en el apoyo que pueda desarrollar la clase trabajadora hacia el gobierno en el futuro.
Otro de los puntos sobre los cuales no se tiene una política clara en el gobierno de Bukele es el problema del desempleo. Esto depende mucho de la inversión extranjera directa que pueda generar el gobierno. Sin embargo, en los primeros seis meses del año la inversión extranjera directa ha sufrido una caída en comparación con años pasados, lo que refleja una compleja perspectiva para el empleo y la economía en general. Una baja inversión extranjera directa significa bajos salarios y pocas oportunidades de empleo para los trabajadores, a pesar de que últimamente se habla de un interés importante por parte de los inversionistas extranjeros. No es una perspectiva basada en un terreno sólido. Según las perspectivas para la economía latinoamericana en general, no hay oportunidades para un despegue o un crecimiento económico acelerado. Un estudio de la CEPAL planteaba recientemente estas perspectivas para América Latina:
“El Estudio Económico 2023 señala que el bajo crecimiento de la actividad económica en 2023 y 2024 redundará en una desaceleración del crecimiento del empleo, estimado en un 1,9% en 2023 y en 1,1% en 2024. Preocupa cuál será la calidad del empleo en ese contexto de bajo crecimiento, pues es muy probable que los trabajadores se vuelvan más vulnerables, tengan menores niveles de protección social y se empleen en sectores menos productivos”.
En el caso de El Salvador, hay muchos aspectos sobre los cuales el gobierno debe mejorar para generar un interés de los inversores extranjeros. Estos aspectos tienen que ver con una política fiscal “responsable”, una estabilidad económica y condiciones de transparencia, que son principalmente áreas donde el gobierno de El Salvador ha retrocedido bruscamente.
Uno de los aspectos sobre los cuales también se habla, es que a partir de la mejora en los índices de seguridad ciudadana, los inversionistas se han visto motivados para invertir en el país. Esto ha devuelto cierto interés por parte de estos inversores. Sin embargo, la posible inversión no es nada segura por el momento. Todo lo que hemos planteado en materia económica es la base sobre la cual se desarrollarán los próximos cinco años del gobierno de Bukele.
Perspectivas Electorales
Durante todo el año, hemos tenido un intenso debate sobre la reelección del presidente Bukele. De esto, ya hemos analizado cómo los marxistas no tenemos una posición formalista acerca del proceso de reelección.
Es necesario aclarar aquí nuestros puntos de vista sobre la reelección. Para definir nuestra posición sobre cualquier candidato que se presenta a las elecciones burguesas, siempre hemos de partir del programa que defiende. Por ejemplo, si un candidato presenta un programa revolucionario progresista que abra las puertas para un proceso de radicalización de la conciencia de la clase trabajadora hacia el socialismo, apoyaremos este tipo de iniciativa, incluso si esto implica la reelección de un presidente.
Existe una regla fundamental en este contexto: todo lo que eleve el nivel de conciencia de la clase obrera es progresista y recibirá nuestro respaldo; por el contrario, todo lo que disminuye o retrocede dicho nivel de conciencia se considera reaccionario y será objeto de nuestra oposición. Para ilustrar mejor esta premisa, podemos hacer referencia a los procesos electorales en los que participó Hugo Chávez. Es evidente que Chávez impulsó un proceso revolucionario que abrió las puertas de la política a millones de personas hasta sus últimos días. Desde nuestra perspectiva, todos los procesos electorales promovidos por Chávez, incluyendo la reforma constitucional y su reelección, fueron situaciones en las que, si bien es cierto que no todos conducían directamente hacia la revolución socialista, al menos elevaban el nivel de conciencia de las masas trabajadoras. Estas estaban aprendiendo acerca del papel del Estado, el control obrero, la nacionalización y la expropiación de los medios de producción. No obstante, lo que nos impulsa en última instancia no es la perpetuidad en el cargo presidencial u otros, sino la política que cada individuo que se presenta a la candidatura promueve y defiende. ¿Qué programa e intereses defiende Bukele? ¿Por qué nos oponemos a la reelección de Bukele? Estas son las preguntas que como comunistas debemos hacernos.
Se puede hablar mucho acerca de las leyes y la democracia burguesa. Sin embargo, hemos de dejar claro una vez más que para nosotros la Constitución o las leyes definidas dentro del marco burgués en una república capitalista no son más que las reglas que delimitan la explotación, la forma de comercialización y las relaciones de producción que imponen las burguesías locales a los trabajadores de una región determinada. Por tanto, la violación a cada una de estas leyes no significa, en sí, un grave motivo por el cual debamos pronunciarnos. Nos convertiría en defensores de la democracia burguesa y de las leyes burguesas. Al final, los gobiernos capitalistas históricamente una y otra vez han pasado por encima de sus propias leyes y sus propias constituciones a la hora de frenar la lucha revolucionaria de los trabajadores por liberarse de la explotación. La constitución burguesa que rige a una república no es más que una hoja de parra que esconde la explotación criminal de las clases dominantes de cada país.
En ese sentido, nos oponemos a la reelección del presidente Bukele. No porque sea una grave violación de la Constitución burguesa, sino porque su programa y su política, no responden a los intereses de la clase trabajadora, sino a los intereses de la burguesía nacional y al capital extranjero. Eso lo podemos comprobar a partir de su política en estos últimos cinco años. A excepción de la política de seguridad, que reconocemos, distorsionadamente ha arrojado resultados positivos y por tales resultados el régimen mantiene los niveles de simpatía hasta ahora, toda su política se basa en enriquecer a los ricos a partir de la explotación de los pobres, nada de esto ha cambiado en esencia ni una sola gota.
La principal razón por la cual Bukele podría reelegirse es solo porque la clase trabajadora cree todavía que con un período más, Bukele puede resolver sus problemas más fundamentales, tal y cómo ha resuelto el problema de la seguridad.
La política de seguridad de Bukele
Sin embargo, su política de seguridad tiene consecuencias trágicas y graves para el futuro. Las masas trabajadoras le votarán por este logro, pero este logro se revertirá tarde o temprano. Según informes oficiales, hay más de 5,000 personas que han sido arrestadas injustamente y 200 personas han muerto en Centros Penales. El Salvador tiene la tasa de encarcelamiento más alta del mundo, según la ONG Oficina de Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA), puesto que consiguió recientemente, tras la puesta en marcha del régimen de excepción. Una política realmente represiva contra la violencia y la delincuencia que claramente generará otros problemas sociales.
Como siempre hemos dicho, esta política no aborda las causas, las raíces fundamentales que generaron la delincuencia pandilleril en El Salvador; si no se resuelven sus causas, no dudamos que la delincuencia, el crimen, la violencia se expresarán tarde o temprano por otros medios. Pero esto es algo que no le importa por ahora al régimen. Parece que su política se ha basado no en una perspectiva futura, sino en lo inmediato.
Las pandillas estaban integradas mayoritariamente por jóvenes, a partir de las pocas alternativas que se brindan dentro del sistema capitalista. Gran parte de la juventud no tenía aspiraciones más allá de sobrevivir, aunque esto significase involucrarse en actos criminales. A medida que el problema se fue agudizando, los gobiernos no ofrecieron alternativas más allá de la represión desmedida, lo cual permitió una mayor estructuración de las pandillas. Los gobiernos no pudieron resolver las causas estructurales como la pobreza, el desempleo, el hambre y la miseria que alimentaban las filas de estos grupos criminales. Por eso, nada nuevo surge del régimen de excepción, la innegable improvisación prefirió afectar directamente a la juventud salvadoreña, calificando de “margen de error” a la detención arbitraria de miles de salvadoreños (cientos de ellos fallecidos en las cárceles), criminalizando así a la juventud y la pobreza.
Abordar lo inmediato ha constituido uno de los principales pilares de la política de Bukele. No obstante, se han ido acumulando una serie de problemas. Hemos discutido los desafíos económicos, la deuda y las pensiones, pero también es pertinente mencionar las repercusiones derivadas de la implementación de un régimen de excepción que se ha extendido por más de un año. Este régimen ha resultado en la división de cientos de familias, la persecución de otras y la dolorosa pérdida de seres queridos, quienes, lamentablemente, han desaparecido y posteriormente, fallecido en los centros penales.
De continuar con esta política, tarde o temprano tendrá efectos contraproducentes para el gobierno, además de que es una política que requiere muchísimos fondos (de los cuales Bukele no dispondrá fácilmente), por lo cual se vuelve insostenible a largo plazo. La extensión del Régimen de Excepción por más de un año ha sido motivada con objetivos electorales; por lo tanto, es probable que una vez resueltas las elecciones, el régimen de Excepción llegará a su conclusión final.
El problema delincuencial generado por las pandillas ha sido una carga enorme que ha desaparecido para las familias obreras, pero por otro lado, hay cargas que, lejos de desaparecer, se vuelven cada vez más pesadas para las familias obreras: bajos salarios, desempleo, alza de los productos de la canasta básica, acceso a la salud, a la educación, a la recreación, derechos fundamentales que se restringen cada día más durante este período presidencial de Bukele y traerán consigo una reconsideración sobre el apoyo al presidente en el próximo período.
Se puede inferir que la gente analiza la situación de la siguiente manera: “Si en 5 años en la presidencia resolvió el problema de la delincuencia, algo que no hicieron los otros presidentes, podemos darle 5 años más para que resuelva el problema de la pobreza, la desigualdad, la falta de empleos, la falta de acceso a la educación, la falta de acceso a la salud y a la vivienda”. Esta es la razón por la cual la gente no se opone a la reelección; esperan que Bukele les resuelva estos problemas en el próximo período presidencial.
No solo la política de seguridad contribuye a mantener la popularidad del presidente Bukele; también es crucial considerar el fomento del patriotismo que ha tenido lugar bajo este régimen. El discurso promovido por los seguidores del partido cian es el de ser una nación unida que está haciendo historia como un solo cuerpo, una sola alma, liderada por Bukele. Este sentimiento ha arraigado profundamente en la conciencia de la población, consolidado mediante una campaña que ha transformado la percepción internacional de El Salvador, pasando de ser considerado un lugar sombrío a ser mencionado incluso a nivel internacional. Sin embargo, este sentimiento nacionalista puede actuar como una barrera que diluye la conciencia crítica, siendo una carga que puede opacar las preocupaciones más apremiantes de los ciudadanos como el hambre, el desempleo y el aumento del costo de vida, especialmente entre los sectores más desfavorecidos del país. Definitivamente que el talón de Aquiles de Bukele es el conjunto de problemas económicos a los que los pobres nos enfrentamos cada día.
El gobierno de Bukele, al ser capitalista, es incapaz de resolver ni uno solo de estos problemas, y la clase obrera tenderá a comprender esto tarde o temprano. Esto significa una caída con respecto a los niveles de apoyo que actualmente tiene el presidente Bukele. La conciencia humana es conservadora. Las personas suelen ser pacientes con sus líderes, pero una vez que la paciencia se ve desbordada solo hay dos caminos: la decepción y frustración o el camino de la exigencia y la revolución. Debemos prepararnos para estos escenarios, porque abrirán nuevas oportunidades, pero a su vez, nuevos peligros.
Una vez frustrados por la política burguesa de Bukele, empezarán a manifestarse expresiones de descontento que podrían surgir tanto en el seno de las antiguas organizaciones de la clase obrera como en la formación de nuevas. Quizás esta última alternativa sea la más probable. De cualquier manera, los comunistas deben actuar dondequiera que se desarrollen las fuerzas de oposición y acompañar las luchas. Nuestra tarea es ayudar a la clase obrera a extraer conclusiones lo más revolucionarias posible y plantear consignas transitorias que conecten el programa de demandas inmediatas con el programa máximo de la revolución.
Este programa inmediato normalmente parte de reivindicaciones económicas relacionadas con derechos vitales como agua, trabajo, pensiones, transporte, educación y salud. Cualquiera de estas demandas puede desencadenar una crítica que alcance niveles superiores. Acompañar estas luchas y conectar todas las demandas mínimas con el problema fundamental que impide su resolución es nuestra tarea inmediata. Los comunistas debemos desarrollar un sentido audaz para explicar a los mejores elementos que la lucha por estas demandas inmediatas no puede ser resuelta en el marco de la democracia burguesa.
En consecuencia, debemos abogar por un nuevo tipo de sistema que garantice la conquista de estas demandas y avance hacia la resolución de problemas más profundos: la explotación y la opresión de clase. Solo de esta manera se puede llevar a cabo una lucha consecuente anticapitalista. El programa debe estar siempre vinculado con el programa máximo de la revolución, y debemos presentarlo y explicarlo ante las masas en cada oportunidad que se nos presente.
El desarrollo de la conciencia de la clase obrera no debería analizarse de forma aislada con respecto a los gobiernos anteriores. Podemos observar una década marcada por cambios bruscos en la percepción de la gente, quienes, en su búsqueda de soluciones a sus problemas, han optado por votar a diferentes presidentes o partidos, sin que ninguno lograra resolver sus inquietudes.
La vía electoral institucional se desgasta. Estos giros y cambios en la conciencia de las masas tienen periodos cada vez más cortos, en los que la ilusión de que la democracia burguesa es buena y útil para resolver sus problemas se debilita en cada nuevo periodo. Cada vez, nos acercamos más al proceso de radicalización en el que se cuestione principalmente el sistema, los ricos, la explotación, la opresión.
El despertar de la conciencia conlleva una amenaza para el régimen y el sistema en sí mismo. El aparato del Estado, especialmente el aparato represivo que se ha fortalecido durante el gobierno de Bukele, estará a disposición del régimen. Hasta el día de hoy, Bukele se ha enorgullecido de no haber utilizado ni una sola bomba de gas lacrimógeno, permitiendo que la oposición proteste libremente. Esto se debe principalmente a que la oposición es, en su mayoría, débil y atomizada. Sin embargo, la situación cambiará cuando la crisis del sistema se manifieste, cuando el gobierno se vea obligado a pactar con el FMI y a realizar recortes.
En ese momento, el aparato que se ha construido para “defender y proteger ante todo” las leyes utilizadas actualmente contra las pandillas, se empleará contra los sectores del pueblo que comienzan a despertar. No hay otro camino; si Bukele pretende mantenerse en el poder sin el respaldo mayoritario de la clase obrera, deberá recurrir a la fuerza represiva del Estado.
Los comunistas tenemos la responsabilidad de aprender de la historia de la lucha de la clase obrera. Es imperativo estudiar los procesos revolucionarios en curso en nuestro continente como los de Chile, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Estados Unidos. Solo comprendiendo cómo las clases gobernantes han empleado el aparato estatal para engañar, asesinar y reprimir a la clase obrera, podremos desarrollar una política efectiva para el futuro. Aunque actualmente enfrentemos persecución y censura, lo vivido hasta ahora no se compara con las experiencias de estos países ni con la manera en que Bukele buscará mantenerse en el poder.
Exagerar la situación actual no nos prepara para el futuro. Es fundamental partir de la realidad concreta para desarrollar una política preparatoria para la revolución y contra la reacción. Como hemos destacado previamente, el gobierno de Bukele se ha caracterizado siempre por tener tintes bonapartistas, y las condiciones para su segundo mandato indican una profundización de estos rasgos.
Los eventos a nivel mundial, como la guerra comercial entre China y Estados Unidos, y las divisiones en el apoyo a ciertas guerras, le permiten a Bukele maniobrar con sus posiciones respecto al imperialismo, como ha demostrado a lo largo de su mandato. En ocasiones se ha mostrado cercano a Estados Unidos, mientras que en otras ha establecido fuertes lazos con China. Lo mismo sucede a nivel nacional, donde a veces parece asociarse a magnates ricos del país, afectando o beneficiando a ciertas empresas, balanceándose entre los intereses de diversas clases. La inestabilidad política internacional, el apoyo mayoritario del pueblo y la crisis de la derecha junto con otras expresiones políticas, le otorgan un margen de maniobra que le confiere un barniz de independencia. No obstante, esta política también tiene sus límites, y en los próximos años veremos hacia dónde se inclina el régimen sin poder maniobrar tan libremente como lo ha hecho en el pasado. Es solo cuestión de tiempo.
Ante esta política superficial, es crucial tener claro que nuestro punto de apoyo solo puede basarse en la clase obrera y nunca en las expresiones políticas de la burguesía, como los partidos políticos de la derecha, liberales y conservadores. Aunque en algunos momentos pueda parecer que esta política fortalece a la izquierda, en la práctica no hace más que alejarnos de las masas. Los trabajadores cuestionarían: “¿Por qué los comunistas están haciendo pactos o alianzas con los representantes políticos de los dueños de las empresas, cuando estos mismos claman estar a favor de nuestros derechos?”. Este es un grave error, no solo en términos de la percepción de la clase obrera, sino sobre todo en relación con las consecuencias de una política como esta.
En un escenario hipotético en el que Bukele sea desplazado del poder por un golpe de Estado, los primeros en ser perseguidos serán los revolucionarios que luchan por un cambio de sistema, ya que son los más peligrosos para el régimen capitalista. Habremos forjado nuestro penoso destino, aliándonos con la derecha y los empresarios tal y como está documentado decenas de veces en la amarga historia de la clase obrera.
Lo mismo ocurre con los llamados de la mal llamada comunidad internacional, como Estados Unidos, la ONU o la OEA. Basta con observar su papel ante la masacre de los palestinos en Gaza para entender que son organizaciones reaccionarias del mismo sistema en las que no debemos confiar. Nuestra confianza debe depositarse únicamente en las organizaciones de la clase obrera y en el pueblo oprimido y explotado.
Es urgente realizar una preparación teórica sobre el imperialismo, el Estado y los cuerpos represivos en el movimiento. También es esencial llevar a cabo una propaganda constante sobre el papel de estos en tiempos de paz y de reacción. Recordar las atrocidades del pasado por parte de las fuerzas armadas es necesario tanto para nosotros como para los líderes del futuro. El trabajo propagandístico entre los cuadros más destacados de la juventud y el movimiento obrero debe centrarse en estos puntos fundamentales.
Creemos que los próximos cinco años serán una época de crisis financiera crítica, donde el gobierno deberá rendir cuentas y llevar a cabo ataques a la clase obrera, como el aumento de impuestos que ha comenzado con las multas a los automóviles. Sin embargo, esto es solo el comienzo de una política mucho más agresiva para conseguir dinero y financiar el estado en general. Lo que se está haciendo es cargar la crisis del sistema capitalista en los hombros de la clase trabajadora, una política reaccionaria que debe combatirse con una política revolucionaria.
Las organizaciones de la clase trabajadora y de la juventud no deben flaquear ante la actual avalancha confusa, reaccionaria y desmoralizadora que se presenta en el panorama político. Todo lo contrario, las fuerzas revolucionarias de la clase trabajadora y la juventud deben utilizar todos los mecanismos necesarios para elevar el nivel de conciencia de las masas trabajadoras. Es decir, agrupar a los cuadros más destacados del movimiento obrero, sindical y juvenil, comprender la situación, plantear la crítica hacia el régimen, hacia el gobierno y el sistema, y reagrupar las fuerzas, preparándonos para el futuro revolucionario, comprendiendo el momento actual que se vive y las perspectivas revolucionarias para el futuro. Esta es la tarea del momento. Ninguna decepción, desmoralización; al contrario, más trabajo, más seriedad y más lucha revolucionaria.
El próximo año, tras casi 4 años de mantenerse cerrada por el régimen, la universidad estratégica abrirá sus puertas a los estudiantes. La reapertura de la Universidad de El Salvador, el único espacio donde la juventud podía debatir política y organizarse políticamente, será un acontecimiento alentador para todos los jóvenes que seguramente están buscando una alternativa para la lucha. Para los comunistas, es urgente retomar las tradiciones de la lucha estudiantil en la UES: organizar, formar y agitar entre sus filas. Solo de esta manera podremos preparar las fuerzas revolucionarias de aquellos que, en el futuro, serán explotados por el capital y lucharán de manera consecuente por un mundo comunista.
Un futuro de lucha comunista
La época actual es compleja, marcada por un retroceso en nuestras tradiciones de lucha y memoria colectiva, apatía y desorganización, reacción y confusión. A pesar de cómo suene, sigue siendo una época interesante y apremiante para los comunistas, un período por el cual vale la pena entregarse en cuerpo y alma a la revolución. No hay nada mejor para los comunistas que contar con el armamento teórico de cientos de años, y que pueda ser utilizado para el futuro de la humanidad ahora mismo. No hay nada mejor que sortear las vicisitudes del camino, labrar el camino a la nueva sociedad que amanecerá en el futuro. No hay mejor época para vivir que la que nos permite decir hoy, ante la frustración de las viejas generaciones: somos comunistas y trabajamos para construir las bases sólidas que rompan en mil pedazos los largos siglos de opresión y miseria de los pueblos centroamericanos y del mundo.
Aunque el terreno en el que el campesino siembra sus semillas sea árido y soleado, él tiene la certeza de que, al seguir los pasos adecuados para la siembra, los brotes surgirán con el tiempo, trayendo consigo las flores que eventualmente se convertirán en la cosecha, llevando la felicidad a cada hogar del pueblo. En este punto, el campesino, quien ha trabajado incansablemente, puede sentirse feliz y satisfecho con sus esfuerzos.
Esta es la tarea que enfrentamos nosotros, las y los comunistas, en la actualidad: preparar las semillas, elegir cuidadosamente el terreno y superar las adversidades para sembrar las ideas comunistas en el suelo más fértil disponible. Nuestro único propósito es que las generaciones futuras cosechen los frutos de nuestro trabajo, realizado con dedicación y sacrificio. No hay momento más oportuno que el presente. Debemos trabajar por el futuro, por la humanidad y el amor a la vida, en aras del comunismo internacional.
La sección canadiense de la CMI ha anunciado el relanzamiento de su periódico bajo el lema: Revolución Comunista. Esta nueva y audaz publicación surge tras el explosivo crecimiento de la CMI en Canadá en el último periodo, y sienta las bases para el lanzamiento de un nuevo Partido Comunista Revolucionario (PCR) en la Escuela Marxista de Invierno de Montreal de este año en febrero. Publicamos a continuación el anuncio de los camaradas y su explicación de la necesidad de un periódico comunista revolucionario en Canadá de hoy.
Es un placer anunciar el lanzamiento de un nuevo periódico: Revolución Comunista [Communist Revolution]. Para muchos, esto parece sorprendente. ¿Revolución comunista, aquí en Canadá? ¡SÍ! Aunque no lo creas, el comunismo es cada vez más popular en Canadá. Es precisamente con el propósito de organizar a los comunistas del país que lanzamos este nuevo periódico revolucionario.
Comunismo en Canadá
La mayoría de la gente tiene una idea completamente equivocada del comunismo. No es difícil entender por qué. Desde sus inicios, el movimiento comunista ha sido atacado con saña por las clases dominantes de todas las naciones. Esto se mencionó célebremente en el preámbulo del Manifiesto Comunista de 1848, en el que Marx escribió: “Un espectro se cierne sobre Europa: el espectro del comunismo. Contra este espectro se han conjurado en santa jauría todas las potencias de la vieja Europa”.
En Canadá, una de las principales naciones imperialistas del mundo, varias generaciones han estado sometidas a la histeria anticomunista macartista, que sigue viva. El ministro de Educación de Ontario, Stephen Lecce, lanzó recientemente una nueva iniciativa para asegurarse de que a los estudiantes de Ontario se les enseña sobre “los peligros del comunismo” y a “abrazar los valores democráticos.” Viniendo de alguien que violó los derechos sindicales constitucionalmente protegidos en el otoño de 2022, Lecce no tiene las credenciales para sermonear a nadie sobre “valores democráticos”.
Debido a los ataques de la clase dominante, la gente a menudo piensa que el comunismo significa exactamente lo opuesto. En lugar de una sociedad libre de opresión y explotación, muchos han entendido el comunismo como una sociedad en la que no hay libertad de expresión ni individualidad, y en la que toda la población está sometida a un régimen totalitario.
En el mejor de los casos, el estribillo común que oímos es que el comunismo “suena bien pero no funciona en la práctica”. Junto con esto hay toda una industria dedicada a publicar libros que calumnian a Lenin, a los bolcheviques, a la Revolución Rusa y a cualquier intento de la clase obrera de transformar la sociedad. El propósito es claro: convencer a los trabajadores de que acepten el capitalismo.
Este muro ideológico capitalista está empezando a quebrantarse. En todo el mundo occidental, desde Estados Unidos hasta el Reino Unido y Canadá, el número de personas que consideran que el comunismo es el sistema ideal ha experimentado un notable aumento. Este es particularmente el caso entre los jóvenes, de los cuales hay más de 1.000.000 que se consideran comunistas en Canadá.
¿Qué es lo que ocurre? ¿Cuál es la causa de que los jóvenes se infecten con el virus comunista? La explicación está en la propia crisis del sistema capitalista.
El declive del capitalismo canadiense
Si hubiera algún país que pudiera ser presentado como bastión de la estabilidad y el éxito capitalista, ése sería Canadá. Sin embargo, los días de gloria del capitalismo canadiense han quedado en el pasado lejano. En su lugar estamos experimentando un declive constante y senil.
En la última década, el crecimiento medio del PIB de Canadá se ralentizó hasta casi detenerse en una media del 0,8%, la cifra más baja desde la década de 1930. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) predijo recientemente que Canadá será el país de sus 29 miembros con peores resultados en los próximos 40 años.
En el pasado, las altas tasas de crecimiento constituyeron la base para la creación del Estado del bienestar, y una parte significativa de la población pudo alcanzar unas condiciones de vida semi civilizadas. Ahora, todo esto está bajo ataque. Casi la mitad de los canadienses viven de cheque en cheque. Los hogares se ahogan en deudas, debiendo una media del 180% de sus ingresos. La situación va a empeorar mucho, ya que en los próximos 18 meses se renovarán 3.400.000 hipotecas. Por término medio, las cuotas hipotecarias aumentarán entre un 30% y un 40%. En ciudades como Toronto y Vancouver, esto supondrá más de 1.000 dólares más al mes.
Conscientemente o no, todo el mundo sabe que el capitalismo ha fracasado. En 2012, el 37% de las personas encuestadas creía que sus hijos tendrían un nivel de vida inferior al suyo. Ahora, esa cifra ha aumentado hasta el 75%. El hecho de que el capitalismo sea incapaz de sacar adelante a la sociedad ya no es un argumento abstracto, sino algo tangible para millones de personas en su vida cotidiana. Como resultado de esta situación insostenible, hay una acumulación sin precedentes de ira en la sociedad, dirigida principalmente contra la economía, la vivienda y el gobierno federal.
Esto está erosionando toda la base de la estabilidad política que la burguesía consiguió establecer en el pasado. En lugar de “paz, orden y buen gobierno”, encontraremos cada vez más guerras, desorden y mal gobierno. Ya estamos viendo los primeros signos de esto. Una encuesta reciente expresaba el colapso del apoyo a las principales instituciones de la sociedad capitalista, mostrando que sólo el 40% de los canadienses confía en los medios de comunicación, el 37% en el Senado, el 36% en la Oficina del Primer Ministro y sólo el 28% en las grandes empresas.
Advirtiendo de esta situación, el think tank derechista Fraser Institute explica: “El lento crecimiento económico desde 2008 ha engendrado movimientos populistas en varios países, que han llevado al voto de Gran Bretaña para abandonar la Unión Europea y a la elección de Donald Trump como presidente en Estados Unidos.” Continúan advirtiendo ominosamente: “La historia demuestra que anteriores períodos de estancamiento o declive económico han desencadenado fuerzas sociales y políticas mucho peores que el proteccionismo.” Cada vez más, los clarividentes representantes de la clase dominante están preocupados. ¡Cómo debe ser! La revolución se acerca y no hay nada que puedan hacer al respecto.
La ineptitud reformista
Una de las razones de la estabilidad del sistema capitalista en Canadá ha sido la fuerza del reformismo. En lugar de estados de ánimo revolucionarios, la idea dominante en el movimiento ha sido que el sistema puede reformarse, y que se pueden suavizar los bordes afilados del capitalismo. Esta creencia llegó a dominar el movimiento obrero y la izquierda debido a que en el pasado se consiguieron reformas como la sanidad universal y buenos empleos con contratos sindicales.
Ahora, toda la base material del reformismo ha sido destruida. Cada vez más, las diversas “soluciones” reformistas se parecen a reorganizar las sillas en la cubierta del Titanic. Esto se debe a que el capitalismo, lejos de estar en un estado saludable, se encuentra en su crisis más profunda desde la Gran Depresión de la década de 1930. El sentimiento reformista es, por lo tanto, como un hombre que conduce un coche a todo gas. A medida que el capitalismo sigue decayendo, no sólo hace imposible una reforma duradera y significativa, sino que nos arrastra hacia atrás en todos los campos.
Por eso, como comunistas, estamos absolutamente convencidos de que el sistema no puede reformarse. Por el contrario, luchamos por una revolución de la clase obrera para llevar a cabo la reconstrucción socialista de la sociedad. A diferencia del pasado, el reformismo no tiene base. Cada vez más, las ideas que dominantes serán las ideas revolucionarias que buscan una ruptura clara con el sistema capitalista.
Los comunistas no somos reformistas, pero esto no debe interpretarse como que nos oponemos a las reformas que benefician a la clase obrera, ¡precisamente lo contrario! De hecho, nuestra principal crítica a los reformistas de Canadá es precisamente que no luchan por ninguna reforma significativa. Esto es cada vez más evidente para millones de personas, y explica por qué partidos como el NDP y Québec Solidaire no logran inspirar a pesar de la situación general favorable para el crecimiento de la izquierda.
En Canadá, esto no podría ser más claro que en el caso del NDP. Aunque nominalmente es un partido “socialista” vinculado al movimiento obrero, la dirección del partido ha demostrado ser completamente estéril y servil al gobierno y al sistema capitalista. De hecho, el gobierno liberal existe gracias al dirigente del NDP Jagmeet Singh, que lo apoya sin recibir casi nada a cambio.
Esto no se debe a ningún defecto personal de Jagmeet Singh, sino a su visión reformista que no puede ver más allá del sistema capitalista. Lo hemos visto en los gobiernos provinciales del NDP, desde Columbia Británica hasta Alberta, Ontario y Nueva Escocia. La tendencia a abandonar cualquier reforma significativa y capitular ante los capitalistas es hoy mucho más fuerte que nunca. De hecho, después de casi 15 años de crisis a todos los niveles, incluso los reformistas “socialistas” más audaces, como Bernie Sanders y Jeremy Corbyn, todos al final capitularon ante los liberales y fueron incapaces de dirigir la lucha hacia adelante. Por eso decimos que la traición es inherente al reformismo.
En Canadá, la inmensa ira de la sociedad está siendo capitalizada por la derecha. A falta de un verdadero canal revolucionario de izquierdas para la enorme ira que aflora en la sociedad, los principales benefactores son Pierre Poilievre y el Partido Conservador de Canadá. Los últimos sondeos dan a los conservadores una ventaja de unos 20 puntos. Aunque los liberales dan señales de que están pivotando hacia la austeridad (lo llaman “limitación fiscal”), la elección de un gobierno conservador de Poilievre supondría sin duda un violento giro en esa dirección
Revolución frente al pesimismo
La profundidad y amplitud de la crisis de la sociedad es evidente para cualquier persona con dos dedos de frente. Incluso los principales estrategas del capital en el Foro Económico Mundial publicaron un informe que detalla lo que ellos llaman una “policrisis”. Ya sea la crisis del coste de la vida, la crisis medioambiental, la guerra de Ucrania, la limpieza étnica de Palestina, la crisis de los refugiados o la polarización social y la inestabilidad política que afecta a todos los países, la sociedad capitalista se está desgarrando por las costuras.
Las cosas no hacen más que empeorar. Incluso los capitalistas participantes en la encuesta del FEM lo reconocen, ya que sólo el 9% de los encuestados afirmaron que pensaban que el mundo volvería a un estado de “estabilidad renovada con un renacimiento de la resiliencia global” en los próximos diez años.
Ante esta situación, muchos en la izquierda están deprimidos, pero creemos que este estado de ánimo depresivo y predominante sólo se debe al hecho de que el reformismo ha fracasado y la gente no ve una salida. Los revolucionarios no tenemos motivos para estar deprimidos. Si miramos bajo la superficie, asistimos a la bancarrota del reformismo y de la izquierda dominante, esto no se debe a que los trabajadores están girando hacia la derecha, sino a que están perdiendo la fe en el capitalismo y en sus instituciones.
En respuesta a la crisis, la clase obrera ya está contraatacando y redescubriendo sus tradiciones revolucionarias. En 2023 presenciamos un resurgimiento de la lucha de clases con el mayor número de días de huelga perdidos desde 2005.
Lo que estamos presenciando es un cambio radical en la conciencia que es abrumadoramente progresista, e incluso revolucionario. Por primera vez en décadas, hay un amplio sector de la población que se considera comunista. Por tanto, no es exagerado afirmar que nos encontramos ante la situación más favorable para construir una verdadera izquierda revolucionaria desde, al menos, los años setenta. Pero nadie lo va a hacer por nosotros. Debemos afrontar esta crisis sin precedentes con una alternativa comunista revolucionaria optimista.
Frente a la visión reformista que confía más en el sistema capitalista que los propios capitalistas, creemos que sólo la revolución puede ofrecernos una salida a este callejón sin salida. Y ¡buenas noticias! El declive del capitalismo está creando revoluciones a cada minuto. Millones de personas se han sublevado en todo el mundo en los últimos años, desde Egipto a Sri Lanka, pasando por Chile. Mientras que los países capitalistas avanzados como Canadá fueron capaces de evitar la revolución, hay pocas razones para creer que serán capaces de evitar esta tormenta para siempre. Muchos países capitalistas avanzados ya se han visto sacudidos por movimientos de masas y crisis revolucionarias. Gran Bretaña, Francia e incluso nuestros vecinos del sur en EEUU se han visto sacudidos últimamente por movimientos de masas. No nos equivoquemos, la revolución está llegando a Canadá.
¿Por qué el comunismo?
No basta con declararse revolucionario. No basta con denunciar las instituciones opresoras que dominan nuestras vidas. En otras palabras, no basta con estar en contra de algo; debemos estar a favor de algo. Por eso necesitamos el comunismo.
Ser comunista significa creer que otra forma de sociedad es posible. Significa creer que no tenemos que basarnos en el beneficio privado y la propiedad privada de una pequeña minoría. Significa creer que si toda la inmensa riqueza que producimos colectivamente fuera controlada por la clase obrera en lugar de por la burguesía, las posibilidades serían casi infinitas.
Estas ideas son la única manera de dar esperanza y organizar a los oprimidos contra este sistema. No estamos luchando simplemente para sustituir a un conjunto de dirigentes reaccionarios por otro como ocurrió en Egipto, Sudán, Sri Lanka, etc. Luchamos para que la clase obrera se convierta en dueña de la sociedad. Esto es lo que significa el comunismo.
El comunismo no es una utopía mágica que Marx simplemente soñó. Como explicaron Marx y Engels, la posibilidad del comunismo proviene del propio capitalismo, tanto económica como políticamente.
Económicamente, el capitalismo ha desarrollado las fuerzas productivas hasta cotas inauditas, creando la base material para la liberación de las masas trabajadoras del trabajo penoso. En lugar del llamado mercado libre, tenemos monopolios gigantes y cárteles que poseen, controlan y planifican los principales sectores de la economía. Los comunistas sostienen que estos monopolios deben someterse al control democrático de los trabajadores.
Políticamente, el capitalismo ha creado el proletariado, que es la única clase que se dedica a la producción social. El proletariado moderno, cuando entra en acción, lo hace colectivamente. Por eso Marx dijo en el Manifiesto Comunista que “al desarrollarse la gran industria, la burguesía ve tambalearse bajo sus pies las bases sobre las que produce y se apropia lo producido. Y a la par que avanza, se cava su fosa y cría a sus propios enterradores.”.
Una herramienta para construir el partido
El capitalismo no se hundirá por sí solo. Los cientos de miles de comunistas de Canadá deben organizarse. Ya hemos aprovechado este sentimiento en la segunda mitad de 2023 con la campaña “¿Eres comunista?”. Miles de comunistas se pusieron en contacto con nosotros para implicarse, ¡el resultado es que ahora somos cerca de 700 comunistas organizados!
Basándonos en esto, además de publicar Revolución Comunista, ¡nos complace anunciar el lanzamiento de un nuevo Partido Comunista Revolucionario! Este será lanzado oficialmente en la Escuela Marxista de Invierno de Montreal el fin de semana del 17 y 18 de febrero. Invitamos a todos a inscribirse hoy para formar parte de lo que será una reunión verdaderamente histórica.
Revolución Comunista [Communist Revolution] no será un simple órgano de opinión de izquierdas, sino una herramienta para construir este partido. Contendrá un mensaje comunista, revolucionario y sin complejos que los camaradas utilizarán de costa a costa, en cada escuela, barrio o lugar de trabajo para reunir a las fuerzas del comunismo. Revolución Comunista será una bandera en alto. Llevaremos a cabo una campaña en favor de este nuevo partido comunista revolucionario y utilizaremos Revolución Comunista para ello.
Además de material teórico de alto nivel y artículos sobre historia revolucionaria, Revolución Comunista pretende reflejar la creciente rabia en el seno de la sociedad. Por eso nuestro periódico, a diferencia de otras publicaciones, no será simplemente un periódico para los trabajadores, sino por los trabajadores. Tanto si se trata de la última cosa horrible que ha hecho tu jefe o la ruin administración universitaria, Revolución Comunista querrá saber de ti y publicar tu historia. También queremos que este periódico publique informes de la primera línea de los piquetes y manifestaciones para dar voz a los trabajadores que se enfrentan a los hostiles medios de comunicación burgueses, y que contenga anécdotas de comunistas organizándose por todo el país. Estar en un partido significa poder compartir las lecciones de los éxitos de los demás. Por lo tanto, invitamos a todos nuestros miembros, lectores y simpatizantes a que envíen todos y cada uno de sus informes e intervenciones, en formato escrito, de audio o de vídeo, a reports@marxist.ca.
Revolución Comunista será al mismo tiempo una herramienta para proporcionar análisis, consejos e inspiración para llevar a cabo la lucha, y una herramienta para ayudarte a encontrar compañeros comunistas en tu zona y ¡construir el partido!
¡Qué mundo tan maravilloso en el que vivimos! El día de Año Nuevo, de repente me desperté y descubrí que nadie tenía ningún problema. Sí, claro. Leíste correctamente. Por fin. Ya no tenemos problemas. Solo «asuntos». Es cierto, parece que es posible morir por un “asunto“. Pero no nos detengamos en un tema desagradable.
Y la cosa va a mejor. Al levantarse de la cama el 1 de enero, después de haber consumido cantidades desmesuradas de comida y bebida mientras celebrabas el solsticio de invierno, es posible que te preocupes por algunos kilos adicionales que has acumulado en consecuencia.
¡Ya no! Ya no eres gordo, simplemente tienes sobrepeso o tal vez eres un poco corpulento. ¡Pero no! Ni siquiera es eso. Porque no existe una alternativa políticamente correcta satisfactoria a la palabra “gordo”. Tampoco hay necesidad. Porque, adivina qué, la gordura es simplemente otra forma de referirse a un cuerpo hermoso. No te preocupes.
En este mundo feliz en el que todo lo desagradable se destierra para siempre, vemos un número infinito de grandes avances que hacen palidecer todos los descubrimientos de la raza humana hasta ahora.
Por ejemplo, las personas ya no pierden un tiempo valioso hablando entre sí, una ocupación bastante sin sentido que ha plagado a los humanos desde el primer momento en que descubrieron la maldición del lenguaje. En este nuevo y emocionante mundo posmoderno, hombres y mujeres han descubierto una excelente manera de deshacerse de esta maldición radicalmente y para siempre.
Si de repente sentimos la necesidad de comunicar algo a alguien, le informamos que deseamos “compartir algo con ellos”. Ahora, en los lejanos días de mi juventud, uno podría compartir un secreto o una bolsa de dulces. Ya no, al parecer.
Tampoco volveremos a estar plagados de molestas llamadas telefónicas. En su lugar, se nos informará que alguien tiene la intención de “tendernos la mano“. En el pasado, uno podría tender la mano a una persona que está en peligro de ahogarse o caerse. Pero dado que tales sucesos desagradables están prohibidos en nuestro mundo feliz, uno simplemente “tiende la mano”.
Tales transformaciones milagrosas del lenguaje son ahora tan comunes, que existe un grave peligro de que se alojen permanentemente en la psique humana. Ahora, si, como yo, estás algo perturbado por esta perspectiva, no te preocupes. ¡Porque mira! Te traigo buenas nuevas de buen ánimo, paz en la tierra y buena voluntad a todos los habitantes del planeta.
A partir de este día, nadie morirá en una guerra. Solo «sacado» (take out en inglés significa “sacar” pero también “eliminar”) . En mi juventud, era costumbre sacar a una novia a un salón de baile y lugares de mala reputación. Ahora, sin embargo, si digo que tengo la intención de sacar a mi esposa, tiene una connotación potencialmente siniestra.
Además, en todas las guerras de nuestra nueva era, no habrá más matanzas de inocentes. En lugar de víctimas civiles (muy comunes en todas las guerras hasta el presente), solo habrá “daños colaterales“.
Imaginate. Si Pablo Picasso (otra figura de odio para los inquisidores modernos) pintara hoy su gran obra maestra contra la guerra, no se llamaría Guernica, sino Daño colateral. Aunque, de alguna manera, no parece tener el mismo impacto.
La enfermedad posmodernista que afecta a los cerebros de muchos estudiantes y casi todos los profesores universitarios puede reducirse al simple concepto de que todo está determinado por las palabras, por eso repiten sin cesar la palabra “narrativa”.
Pero somos materialistas, no idealistas, y entendemos que simplemente cambiando una palabra no se cambia la esencia de nada. Shakespeare lo expresó bastante bien cuando dijo que una rosa con cualquier otro nombre olería igual de dulce. Y ciertas otras sustancias con cualquier otro nombre olerían igual de mal.
En la Biblia leemos: “En el principio existía la Palabra“. A esto, el gran poeta y pensador alemán Goethe respondió: “en el principio era la Acción“. En esta controversia, nos inclinamos a apoyar la opinión de Goethe, ya que es bastante evidente que hombres y mujeres actuaron, es decir, estuvieron involucrados en esas actividades urgentes necesarias para preservar la vida, mucho antes de que desarrollaran lo que ahora reconoceríamos como lenguaje.
Para el académico de clase media, sin embargo, las palabras lo son todo. Son los soportes en los que vive, el aire que respira y, por último, pero no menos importante, el acceso a una existencia cómoda. Por lo tanto, el esfuerzo por mejorar la sociedad se reduce en sus mentes simples a una sola cosa: cambiar las palabras.
Nunca se les ocurre que al cambiar una palabra, uno no altera las condiciones existentes en lo más mínimo. Peor aún, en la medida en que esta tontería logra afectar el pensamiento de las personas, inevitablemente resulta en reducirlas al nivel de imbéciles (en este contexto, la búsqueda de una alternativa políticamente correcta es bastante superflua).
La pequeña burguesía, siguiendo los pasos del Todopoderoso, crea hombres y mujeres a su propia imagen: una generación servil de criaturas débiles pero pretenciosas, eunucos anémicos y castrados, muertos de cuello para arriba y de cintura para abajo, no aptos para nada más que parlotear interminablemente y examinar los contornos de su propio ombligo.
La nueva Inquisición
Esta asombrosa revolución en el lenguaje evidentemente tiene una tremenda importancia cultural. Érase una vez, el Vaticano poseía una larga lista de libros en el Index Librorum Prohibitorum, (en latín, “Índice de Libros Prohibidos”). Estos eran libros que una vez fueron prohibidos por la autoridad de la Iglesia Católica Romana como peligrosos para la fe o la moral de los católicos.
La publicación del Índice cesó en 1966, quedando relegado a la condición de documento histórico. Pero ahora, una nueva generación de inquisidores posmodernistas está ocupada recreando la infame lista.
Un verdadero ejército de censores “políticamente correctos” está buscando diligentemente todas las obras literarias, incluidas todas aquellas que se consideraban universalmente obras de considerable mérito y genio, para purgarlas de todo rastro de herejía.
Las nuevas ediciones de las obras de Roald Dahl, el novelista británico más vendido cuyos clásicos infantiles incluyen Charlie y la fábrica de chocolate, Matilda y James y el melocotón gigante, se han reescrito en un esfuerzo por hacerlas menos ofensivas y “más inclusivas”.
A Rudyard Kipling le ha ido mucho peor. Definitivamente es intolerable. Ahora bien, es cierto que muchas de sus obras llevan el sello de una mentalidad proimperialista. Pero Kipling era, sin embargo, un autor de talento que representaba el pensamiento de su propia época. El propio Lenin admiraba a Kipling por describir con precisión el lenguaje y la psicología del soldado británico común de aquella época.
¡Y luego está Shakespeare! ¿Por qué leerlo? Después de todo, se sabe que ha sido blanco y se sospecha fuertemente de tendencias heterosexuales. Si eso no fuera suficiente para condenarlo sin pensarlo dos veces, The New York Times nos informa que un número cada vez mayor de maestros se niegan a estudiar a Shakespeare.
El desafortunado Bardo de Avon está acusado de una larga lista de crímenes, incluida la promoción de “misoginia, racismo, homofobia, clasismo, antisemitismo y misoginegrismo“. ¡No es una mala lista de crímenes para uno de los mejores escritores del mundo!
Las actividades de los nuevos inquisidores tampoco se limitan a la literatura. Las artes plásticas no sufren menos. Recientemente, la directora de una escuela en Florida se vio obligada a dimitir tras una campaña despiadada de algunos padres contra ella por atreverse a mostrar a sus alumnos una foto del David de Miguel Ángel, una hermosa figura masculina tan desnuda como Adán el día antes de conocer a Eva.
Esto fue condenado como “pornografía”. Así que no estará lejos el día en que, como en la época victoriana, cada estatua se encontrará adornada con una hoja de parra muy grande para ocultar sus partes íntimas, con el fin de proteger de la ofensa los tiernos sentimientos y escrúpulos morales del espectador.
Ahora, si uno juzga todo el arte y la literatura desde el punto de vista de los prejuicios actuales, quedará muy poco.
Después de haber demolido la magnífica estructura de la cultura humana construida a lo largo de muchos siglos, uno se quedaría con algunas obras incoloras, trilladas e interminablemente aburridas de la fraternidad políticamente correcta. La humanidad se quedaría infinitamente más pobre como resultado de este vandalismo cultural sin sentido.
Es cierto que estos inquisidores modernos aún no han llegado a la conclusión lógica de que tales obras deben ser consignadas a las llamas. ¡Pero se paciente! Todo le llega al que espera.
Mientras esperamos con impaciencia la llegada de los fuegos inquisitivos en los que se consignarán sin remordimientos todas las grandes obras de la literatura pasada para que se salven nuestras almas eternas y nuestra pureza lingüística, se están llevando a cabo otras medidas menos drásticas, pero quizás igualmente efectivas.
Con cada día que pasa, nuevos títulos se añaden a la lista de literatura herética: clásicos como los cuentos de hadas de Grimm, Shakespeare, el Infierno de Dante y muchos otros se someten a la censura que hace que la practicada por Joseph Stalin parezca positivamente mansa en comparación.
Para tomar solo un ejemplo, en el célebre cuento de Blancanieves en los Cuentos de Grimm, la joven en cuestión pasa algún tiempo cohabitando felizmente en el bosque con siete enanos.
Ahora, hasta donde recuerdo, no ocurrió nada malo durante este periodo de convivencia. Los siete enanos eran todos pequeños caballeros perfectamente respetables de una disposición muy agradable, feliz y servicial. Además, como la mayoría de los cuentos de hadas, todos terminan siendo felices y comiendo perdices. Solo la bruja malvada tuvo el final que se merecía.
Durante los últimos dos siglos, la mayoría de la gente ha estado satisfecha con esta historia agradable e instructiva. Es cierto que en su versión original contiene algunos detalles bastante horripilantes. Pero esa es una característica común de todo el folklore primitivo genuino, que tiene sus raíces en mitos y ceremonias paganas remotas.
La mayoría de la gente no se da cuenta de que los hermanos Grimm eran científicos serios. A diferencia de nuestros charlatanes posmodernos, eran auténticos eruditos lingüísticos que coleccionaban cuentos de hadas, no para diversión de los niños, sino para continuar sus estudios sobre la evolución de la lengua y los dialectos alemanes.
De hecho, la versión de los Cuentos de Grimm que es generalmente conocida fue censurada hace mucho tiempo para eliminar los aspectos más alarmantes y horripilantes, y hasta ahora, hay poca o ninguna evidencia de que estos magníficos cuentos hayan tenido algún efecto negativo en las mentes de los niños pequeños.
De hecho, todos estaban muy contentos con ellos. Es decir, hasta que llegaron nuestros inquisidores lingüísticos, armados con “campana, libro y vela” (método de excomunión para pecados graves) y unas tijeras extragrandes para cortarlos a medida.
El problema es, como ves, que en nuestro mundo feliz los enanos ya no existen. Así que ahora, en lugar de nuestros viejos amigos, Blancanieves está condenada a pasar lo que suena como una existencia bastante triste en compañía de “personas verticalmente desajustadas“.
Todo muy bien, se podría decir. Pero, ¿qué se debe hacer con la Biblia? Uno buscaría en vano a través de todos los anales de la literatura mundial para encontrar una obra tan repleta de historias de horror de asesinatos, violaciones, incesto, torturas crueles y todo tipo de cosas de pesadilla, que nos asaltan cada dos páginas.
Sin duda, ha llegado el momento de que este espantoso texto misógino, racista y violento sea completamente suprimido para que no continúe infligiendo daño psicológico a los jóvenes.
Pero sobre este tema, nuestros censores lingüísticos guardan silencio. Aunque se muestran heroicos innovadores al blandir un par de tijeras contra grandes obras de la literatura, castrando así a autores muertos que son incapaces de defenderse, no son tan valientes, al parecer, a la hora de enfrentarse a los intereses creados de la Iglesia y la clase dominante.
A esta acusación, naturalmente, tienen una respuesta preparada. Nuestro objetivo, dirán, es evitar ofender las sensibilidades de las personas. Dado que la religión es un tema muy sensible, debemos dejar de lado nuestras opiniones y seguir permitiendo que envenene las mentes de millones de personas, como lo ha hecho con gran efecto durante los últimos miles de años.
Una historia de dos guerras
Hablando de religión, dirijamos nuestra atención a los acontecimientos que se están desarrollando ante nuestros propios ojos. Los mitos tienen su propio poder sobre las mentes de hombres y mujeres, incluso los normalmente racionales e inteligentes. El fanatismo religioso se ha utilizado durante siglos para justificar las atrocidades más atroces. La situación sigue siendo la misma.
Mientras escribo estas líneas, el poder militar de un Estado rico y poderoso se está movilizando para aplastar a un pueblo pequeño, pobre y oprimido que ha sido desalojado violentamente de su tierra natal y obligado a vivir en una pequeña extensión de tierra superpoblada entre Israel y Egipto.
La camarilla dominante israelí liderada por Benjamin Netanyahu afirma que Israel tiene derecho a defenderse. Así es. Pero también los palestinos tienen derecho a defenderse, lo que se esfuerzan por hacer contra probabilidades abrumadoras.
¿Cómo justifica Netanyahu el desalojo forzoso de los palestinos de la tierra que han ocupado durante generaciones? Haciendo referencia a la Biblia. Simplemente afirma que en algún momento de un pasado mítico lejano, “Dios nos dio esta tierra”. Dado que, lamentablemente, Dios no está disponible actualmente para confirmar o negar esta afirmación, se espera que que nos fiemos.
Pero, para los marxistas no tenemos los mitos, religiosos o de otro tipo, no tienen ningún valor. Debemos buscar las razones de la guerra en causas muy materiales que no tienen nada que ver con un hombre invisible en las nubes que durante miles de años no ha dicho una sola palabra a ningún ser humano y cuya voluntad puede, por lo tanto, interpretarse de cualquier manera que uno elija.
El ataque israelí a Gaza no tiene nada que ver con la religión o con la autodefensa. Tiene todo que ver con la venganza y un deseo apenas oculto de la camarilla dominante en Israel de destruir Gaza por completo y expulsar a su población al desierto egipcio.
Junto con la intensificación de la cruel opresión del llamado Estado autónomo palestino en Cisjordania y las actividades violentas de bandas cuasi fascistas de “colonos”, esto bien podría describirse como el intento de Netanyahu de una Solución Final del problema palestino.
Naturalmente, esta afirmación se encontrará con un estallido de indignación violenta por parte de la camarilla dominante israelí y sus partidarios. Pero, francamente, molestar las sensibilidades de las personas es una consideración completamente secundaria para nosotros, dada la extrema gravedad de la situación.
La hipocresía cínica de las potencias occidentales queda completamente expuesta por el marcado contraste en la actitud de sus medios hacia las guerras en Gaza y Ucrania. Esto quedó demostrado una vez más por los acontecimientos recientes.
El 28 de diciembre, Rusia lanzó el mayor ataque con misiles y drones de la guerra. Alcanzó blancos en toda Ucrania, hasta Lviv, en la frontera con Polonia. Este último ataque tenía como blanco una base de entrenamiento para las fuerzas occidentales en Ucrania.
Según los ucranianos, el número combinado de misiles y drones superó los 160.
El ataque abrumó las defensas ucranianas. Expuso las debilidades cruciales de las defensas aéreas ucranianas. Se hizo un daño significativo (los detalles no han sido hechos públicos por Kiev). Pero, ¿cuántas personas murieron?
Al principio, la cifra dada fue de 18 muertes. Esto se incrementó posteriormente a alrededor de treinta. Como de costumbre, el representante de la ONU no perdió tiempo en calificar esto como un atroz crimen de guerra y una flagrante violación del derecho internacional.
Hay algo extraño en todo esto.
El objetivo del ataque era probablemente debilitar aún más las defensas de Ucrania, de modo que fuera incapaz de resistir un gran avance ruso. Esa es ahora una posibilidad distinta. Pero cualquiera que haya sido la intención de este ataque, ciertamente no fue masacrar civiles.
El lanzamiento de más de 160 misiles y drones (según fuentes ucranianas) en ataques en toda Ucrania sugeriría un gran número de víctimas, de por lo menos varios cientos. Pero las cifras dadas por fuentes oficiales ucranianas son solo una treintena.
Ahora bien, no hace falta decir que la muerte de una sola persona es una tragedia. Pero si comparamos estas cifras con la sangrienta masacre de civiles que se está infligiendo a la población de Gaza todos los días por los bombardeos indiscriminados llevados a cabo por las fuerzas armadas israelíes, el contraste es sorprendentemente obvio.
Te llamamos la atención sobre la ruidosa campaña durante muchos meses para enviar a Vladimir Putin a La Haya para ser juzgado como criminal de guerra. Pero no hay una campaña equivalente para acusar a Netanyahu de crímenes de guerra y de la violación más flagrante de lo que se llama de manera risible el “derecho internacional”.
Este silencio ensordecedor nos dice todo lo que necesitamos saber sobre los estándares morales de los autoproclamados defensores de la democracia, la autodeterminación y los derechos humanos.
Solo el gobierno de Sudáfrica se ha atrevido a acusar a los israelíes de una guerra de exterminio contra el pueblo de Gaza. La reacción del gobierno israelí era totalmente predecible. Su furiosa indignación no conocía límites. “¿Qué, nosotros? ¿Agresores? Pero solo estamos tratando de defendernos contra la agresión. ¿No tenemos derecho a defendernos?”
Este es un ejemplo de hipocresía en su forma más flagrante. No discutiremos sobre las palabras, excepto para decir que si esto no es un genocidio, ciertamente se parece mucho.
Gente tonta e ingenua ha caído en la trampa preparada por la camarilla gobernante en Israel. Durante muchas décadas, han hecho el uso más cínico del Holocausto y de los monstruosos crímenes cometidos en el pasado contra el pueblo judío.
Todas las personas sensatas naturalmente condenarán esos crímenes y se opondrán al veneno del antisemitismo. Pero esto no puede ni debe interpretarse como un cheque en blanco para Netanyahu y los monstruosos reaccionarios de su gobierno de ultraderecha para cometer asesinatos en masa.
Señalan los asesinatos perpetrados por Hamas y otros grupos el 7 de octubre. Fue una atrocidad espantosa. Pero no se puede excusar un acto de brutalidad señalando a otro.
La sangrienta masacre de hombres, mujeres y niños en Gaza ya se ha cobrado una cifra cercana a las 30.000 víctimas, sin incluir las que permanecen enterradas bajo los escombros de pisos y casas bombardeadas. Esto no tiene nada que ver con combatir a Hamas.
El bombardeo de blancos civiles claramente no es accidental. Toda la población está siendo atacada deliberadamente, ya que, según los halcones israelíes, todos son tan malos como Hamas y merecen todo lo que reciben.
El hecho de que un pueblo haya sufrido opresión en el pasado no le da ningún derecho a infligir actos de violencia y opresión contra otro pueblo en la actualidad. Sucede con demasiada frecuencia en la historia que un pueblo anteriormente oprimido y subyugado se transforma en los opresores más monstruosos.
Los propios Estados Unidos fueron una vez una colonia oprimida de Gran Bretaña. Hoy ya no es así. Hoy en día, el imperialismo estadounidense es una poderosa potencia económica y militar que intenta subyugar al mundo entero a su dominación y aplasta sistemáticamente a cualquier nación que intente resistirse a él.
¿Y qué tiene en común el Estado actual de Israel con los judíos pobres oprimidos en los guetos de Europa del Este antes de la Segunda Guerra Mundial? La noción misma es monstruosa y absurda.
Hipocresía imperialista
Los llamamientos para que el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, sea juzgado en la Corte Internacional de Justicia de La Haya tienen poca o ninguna sustancia.
En la práctica, no hay forma de que esto se pueda implementar. En cualquier caso, las apelaciones al “derecho internacional” o al “derecho humanitario” son completamente vacías. Solón el Grande, el autor de la constitución ateniense, dijo: “la ley es como una tela de araña. Atrapa a los pequeños, pero los grandes la destrozan”.
Más de 2.000 años después, no hay mucho que añadir a esta declaración concisa y perspicaz. Ni los imperialistas ni el régimen reaccionario israelí tienen la más mínima preocupación por la ley ni por ninguna consideración humanitaria en absoluto. Lo han demostrado muy claramente con su bárbara guerra contra el pueblo de Gaza.
La conducta de la administración Biden en la guerra de Gaza va mucho más allá de la mera complicidad. El imperialismo estadounidense es un participante activo en el sangriento asalto al pueblo indefenso de Gaza. El hecho es que esta criminal guerra de agresión no podría durar ni un solo día sin el apoyo activo de Washington.
Es cierto que la monstruosa matanza de civiles en Gaza ha tenido un efecto desastroso en la imagen de Estados Unidos en Oriente Medio y en todo el mundo.
Las Naciones Unidas han demostrado ser totalmente incapaces de hacer nada para aplicar las repetidas resoluciones sobre la cuestión de Palestina. Sin embargo, los resultados de varias votaciones en la ONU sirven para resaltar el creciente aislamiento de Estados Unidos en el mundo.
A pesar de ello, el gobierno de Biden mantiene obstinadamente su apoyo incondicional a Israel en su guerra contra el pueblo palestino. El hecho de que se viera obligado por la presión de la opinión pública a pedir un enfoque “más moderado” por parte de Israel y un aumento de la “ayuda humanitaria” equivale precisamente a nada.
La Cámara de Representantes de los Estados Unidos ha aprobado la asignación de 14.500 millones de dólares en ayuda militar para Israel. Están armando a los israelíes hasta los dientes con todo tipo de armas de destrucción que se están utilizando para llevar a cabo una masacre indiscriminada del pueblo de Gaza.
Los estadounidenses están haciendo todo lo posible para sabotear los llamamientos a un alto el fuego, que Netanyahu no tiene intención de aceptar. Al mismo tiempo, hacen declaraciones públicas hipócritas, solicitando cortésmente a los israelíes que tengan todo el cuidado para evitar víctimas civiles mientras bombardean a la población.
Esta conducta es similar a la de un asesino que, mientras apuñala hasta la muerte a su víctima indefensa, le ruega que no haga tanto ruido, ya que puede molestar a los vecinos y dañar la reputación del asesino.
No satisfechos con esto, los halcones en Washington están presionando fuertemente para un ataque contra Irán. No es ningún secreto que el imperialismo estadounidense ha deseado durante mucho tiempo infligir una severa derrota militar a Irán, que considera el elemento más peligroso de inestabilidad en el Medio Oriente.
Tan pronto como comenzó el conflicto de Gaza, los estadounidenses enviaron dos portaaviones a la región: uno al Mediterráneo Oriental y el otro al Mar Rojo. La intención era perfectamente clara: lanzar un ataque aéreo devastador contra Irán.
Sin embargo, Netanyahu e incluso el anciano senil de la Casa Blanca se dan cuenta de que un conflicto militar con Irán no será un pusilánime. Por eso han actuado con cautela hasta ahora.
Durante algún tiempo, dudaron. Pero ahora todos los factores apuntan hacia un conflicto abierto. Israel está amenazando con actuar para eliminar a Hezbolá de la frontera con el Líbano si continúan los ataques del grupo miliciano. Todo esto está avivando un estado de ánimo belicoso y preparando a la población para la guerra.
Queda por ver el resultado final. Pero todo el Medio Oriente es un barril de pólvora a la espera de una mecha. Es muy posible que para cuando se publique este artículo, ya haya comenzado una nueva y sangrienta etapa en la guerra.
Por lo tanto, el año 2024 comienza justo cuando terminó 2023: una imagen de sufrimiento descarnado, crisis económica, caída del nivel de vida, guerras y horrores en todos los lados.
Estos son síntomas claros de que el sistema capitalista ha entrado en un período de declive terminal que amenaza la existencia misma de la civilización, la cultura y tal vez incluso las perspectivas futuras de la vida en la Tierra.
Este mes es el centenario de la muerte de Vladimir Ilich Lenin, el mayor revolucionario de los tiempos modernos junto con León Trotski. Lenin advirtió que la continuación del sistema capitalista representa la amenaza más grave para la humanidad. Dijo que el capitalismo es horror sin fin. Sus palabras han sido completamente reivindicadas por toda la historia posterior.
Los capitalistas y sus representantes políticos no tienen solución a la crisis actual. Por sus acciones, continuamente empeoran por mil una mala situación. Se equivocan de una catástrofe a otra como un ciego que tropieza hacia un acantilado. Y amenazan con arrastrar al mundo entero con ellos.
El sistema padece una enfermedad terminal y ninguna cantidad de retoques reformistas puede salvarlo. Una transformación de raíz es la única solución posible.
Se dice que en un momento decisivo, en vísperas de la batalla, el primer emperador cristiano Constantino levantó un estandarte con el signo de la cruz, reuniendo a sus tropas con el grito de guerra: In hoc signo vinces – “En este signo vencerás”.
Hoy, es la bandera de Lenin y Trotski, de la revolución socialista y el comunismo, la que está destinada a llevar a los trabajadores y a todas las masas oprimidas hacia un mundo nuevo y mejor en el que las guerras, la pobreza y la opresión serán solo malos recuerdos del pasado.
Del 30 de noviembre al 3 de diciembre de 2023 nos reunimos, en la Ciudad de México, 110 camaradas de la Corriente Marxista Internacional. Los países representados fueron Brasil, Perú, Venezuela, Colombia, El Salvador, Bolivia, Argentina, Chile, Cuba, EEUU, Canadá y México (con camaradas de Monterrey, Sonora, San Luis Potosí, Oaxaca, Querétaro, Yucatán, Veracruz, Puebla, Estado de México y Ciudad de México), además de tener representantes de la dirección internacional e invitados de Suiza, Suecia, Italia.
En un ambiente de camaradería se discutieron temas muy importantes para la formación teórica y seguir avanzando en la organización política de nuestra Internacional.
Lenin en la Casa Museo León Trotsky
El jueves por la tarde comenzó nuestro evento con una charla pública en la Casa Museo León Trotsky, lugar donde vivió los últimos años de su vida el revolucionario ruso que fundó al ejército rojo. El tema de la discusión fue la vida y las ideas de Lenin, dirigente del partido bolchevique y de la revolución rusa de 1917. Los compañeros iban llegando desde temprano al museo, algunos lo hicieron incluso iniciada la charla pues muchos venían llegando de sus Estados o países de origen.
Toda nuestra organización a nivel internacional está preparando una campaña para conmemorar los 100 años de la muerte de Lenin y la mejor forma de recordarlo es retomando sus ideas y resaltando los aspectos de su carácter que jugaron un papel especial para llevar adelante sus cometidos. El camarada Jorge Martin, dirigente de la Corriente Marxista Internacional, introdujo la charla haciendo un repaso de su de su participación política desde la formación de los pequeños círculos del Partido Socialdemócrata Ruso hasta la toma del poder y la defensa de la revolución frente al proceso de degeneración que se vivió a los últimos años de su vida.
También nos explicó el contexto en que fueron escritos los libros más representativos de la obra de Lenin y el impacto que estos tenían en los diferentes sectores del partido. Resaltó libros orientados a la organización del partido, por ejemplo, el ¿Qué hacer?, ¿Por dónde empezar?, Un paso adelante dos pasos atrás, etc. También habló de libros emblemáticos del marxismo revolucionario como El Estado y la revolución, La enfermedad infantil del izquierdismo y El Imperialismo, fase superior del capitalismo, entre otros.
En todos los casos el compañero Jorge invitó a leer la obra de Lenin, la cual está llena de experiencias organizativas y políticas, animando a los compañeros más jóvenes a hacerlo y organizarse en torno a sus ideas para construir una alternativa revolucionaria.
Hubo un saludo de los compañeros del Frente de Escuelas Democráticas Febrero 25 (FEDEF 25), ahí presentes, quienes nos ayudaron con algunos aspectos de la organización de la escuela y enviaron a un joven delegado a participar. La directora del museo León Trotsky también tomó la palabra saludando la Escuela Panamericana de la Corriente Marxista Internacional, señalando que así como debemos rescatar el legado de Trotsky, debemos rescatar el papel de su nieto don Esteban Volkov. Explicó que hay un proyecto de hacer algunos documentales sobre la vida de Esteban, quien falleció el pasado mes de junio a sus 97 años de edad. También dijo que le daba mucho gusto encontrar a tantos jóvenes en la audiencia. La Escuela recibió también un saludo fraterno del Partido Comunista de México.
Palestina, imperialismo y construcción del partido
La escuela prosiguió en el Estado de México, con la vista imponente del volcán Iztaccihuatl (La mujer dormida), que cuando no estaba cubierto por nubes frías mostraba su hermosa silueta cubierta de blanca nieve.
Le correspondió nuevamente a Jorge Martín dar la exposición de la siguiente charla, que fue sobre el actual conflicto Israel Palestina, que dijo no se podía realmente caracterizar como una guerra pues es una masacre unilateral del Estado israelí contra el pueblo de palestino. Este conflicto, dijo, ha tenido el efecto de radicalizar a un sector de la juventud que, por un lado, muestra diariamente la masacre, los heridos, la barbarie contra el pueblo palestino; por otro, se muestra la hipocresía de los imperialistas. Dio un análisis conciso, con elementos históricos y explicando el actual conflicto, pero que permitía a los compañeros tener una visión global. Terminó diciendo que no podíamos simplemente hablar del cese al fuego, pues sólo regresaría al punto anterior que no era nada bueno para los palestinos. Lo que debíamos exigir en el fin del capitalismo y el imperialismo. De lo que se trata es de derrocar los regímenes de EEUU, gran Bretaña, los que apoyan al estado sionista isarelí. Nuestra posición se resume en las consignas: ¡Intifada hasta la victoria!, ¡Una sola solución: la revolución! y la lucha por una federación socialista de oriente medio.
La segunda sesión del viernes 1 de diciembre fue introducida por John Peterson, dirigente de Socialist Revolution, la sección estadounidense de la CMI. Habló sobre Lenin y la teoría del imperialismo en América, a 200 años de la Doctrina Monroe. Preguntó ¿Quién no había leído El Imperialismo, fase superior del capitalismo de Lenin? La mayoría de los compañeros habían leído este texto pero dijo que quien no lo había hecho tenía un texto muy bueno por descubrir. Comenzó explicando las características que Lenin da para definir al imperialismo. Dijo que hay en EEUU una enorme cantidad de empresas pero solo quinientas de ellas son las verdaderamente grandes y representan el 66% del PIB. Se trata de una concentración increíble de capital.
El 2 de diciembre de 1823, el gobierno estadounidense articuló la llamada doctrina Monroe que señalaba que los americanos rechazaba cualquier intento de colonización de las potencias europeas. Para los americanos del norte, los únicos americanos eran ellos mismos. EEUU no tenía en ese momento una fuerza militar seria, pero todo cambia y éste país se volvió en la mayor potencia imperialista de todo el mundo. Primero promovió la independencia de Texas y después realizó una guerra contra México en 1846-48, en que se perdió más de la mitad del territorio nacional. El imperialismo estadounidense inauguró con ello una historia de crímenes en América Latina y el mundo en base a la cual se construyó. Pero al final de su charla también señaló John Peterson que nada existe para siempre ni tampoco el imperialismo estadounidense y si hacemos las cosas bien veremos en nuestras vidas la destrucción del imperialismo y la construcción de una federación socialista de nuestra américa. Podremos construir un mundo sin imperialismo, sin clases, sin dinero, sin Estado. Finalizó diciendo. “¡Viva la CMI y viva la revolución socialista y comunista!”
La última sesión de éste día estuvo a cargo de Alessandro Giardiello, dirigente de Sinistra, Classe Rivoluzione, la sección italiana de la CMI. El tema era Lenin y la construcción del partido. El marxista italiano comenzó criticando esa visión idílica de Lenin. Por ejemplo, cuando muere su hermano Alexander ahorcado por intentar asesinar al zar, los estalinistas dicen que Lenin dijo “nosotros no seguiremos por ese camino”. Muestran a un Lenin que de antemano ya tiene una perspectiva hecha y clara, pero la realidad es diferente.
Alessandro dio una visión de Lenin iniciando por los pequeños círculos, las polémicas de 1903, la revolución de 1905. Lenin fue capaz de construir fuertes aparatos pero cuando era necesario los destruía y construía algo nuevo. Lenin era hábil en la discusión con los obreros. A veces le bastaba una frase para comprender una posición política. Debemos aprender del método y la lucha contra cualquier tipo de individualismo. Lenin nunca se preguntaba cómo se le recordaría en el futuro. Con una voz firme Alessandro enfatizó diciendo que Lenin simplemente “¡Hacía lo que debía hacer!” Debemos contribuir colectivamente en la organización del partido.
La construcción de la internacional, la conquista de América y la consigna de la asamblea constituyente
La segunda jornada de discusión en el Estado de México comenzó con el tema “Lenin y la construcción de la internacional en América”. Fue introducida por el camarada Carlos Márquez, dirigente de la Izquierda Socialista en México. Dio un balance histórico, que pasó por la guerra mundial y la revolución rusa de 1917. La idea de una nueva internacional, tras el colapso de la segunda internacional, nació en la cabeza de Lenin y luego se convirtió en una realidad palpable.
En América también se dio una ruptura en el movimiento obrero, que era de inspiración socialista y anarquista. Eso daría paso a la creación de los primeros partidos comunistas como el de Argentina, México, EEUU y Chile. No había en un inicio los cuadros ni la formación política necesaria, el comunismo en América comenzaba a madurar cuando la internacional se burocratizó con el estalinismo. Vimos, pese a ello, el nacimiento de cuadros americanos nacidos de la Internacional Comunista leninista como Julio Antonio Mella y José Carlos Mariátegui, que chocaron con los estalinistas de la Comintern. Es necesario recuperar la experiencia de la internacional y de sus cuatro primeros congresos que son lecciones concentradas del movimiento obrero para la construcción de las fuerzas del marxismo hoy en las Américas.
Jorge Martín introdujo el tema de la conquista de América explicando el desarrollo económico previo a la llegada de los españoles tanto en el imperio ínca como mexica, así como en el caso de la naciente España, que si bien mantenía una economía fundamentalmente feudal, tras de ella empujaba el naciente capitalismo mercantil. Explicó el caso de la conquista de Tenochtitlán que fue multifactorial donde se combinó la manipulación de los conquistadores de las divisiones de los pueblos indígenas, el armamento español, las enfermedades que vinieron de fuera y azotaron a los pueblos indígenas, etc.
Lautaro García, camarada de la Corriente Socialista el Militante de Argentina, fue el encargado de introducir el tema de la consigna de la Asamblea Constituyente. Dio un panorama histórico, explicando que la asamblea constituyente es una consigna democrático burguesa, que puede usarse en condiciones específicas, como las que existían en la rusia zarista ante del gobierno de los soviets, pero ya instaurado éste, aplicarla era un retroceso pues se había establecido un régimen de democracia superior, de democracia proletaria. Dio un panorama de cómo los distintos grupos sectarios en Argentina usan esta consigna, explicando que, si se tiene la fuerza para llevar adelante el programa de los trabajadores, la asamblea constituyente no es necesaria, pues es mejor tomar el poder en tus manos.
Decolonialidad y la experiencia de los gobiernos reformistas en AL
En la discusión sobre marxismo y decolonialidad, realizada el domingo 3 de diciembre a cargo del camarada Ubaldo Oropeza, dirigente de la sección mexicana, se pudo escuchar todos los prejuicios que pululan en la academia, no sólo sobre el marxismo, sino sobre la llamada modernidad. Se explicó que, a pesar de pretender defender un pensamiento “autóctono” e “innovador”, sus ideas son un refrito de filosofías idealistas subjetivas, que terminan siendo reaccionarias en su aplicación en la lucha política como lo es el estructuralismo francés, el poscolonialismo y la filosofía de la liberación. Toda esta carga idealista termina siendo un, nada original, posmodernismo latinoamericano. También se demostró cómo es que, por más discurso radical que declaren, sus alternativas políticas no van más allá que el de un capitalismo autóctono reformista. Su llamado a apoyar a gobiernos reformistas, organizar pequeños núcleos de resistencia sin transformar su realidad, apelar a una “economía no capitalista basada en los postulados del Foro de Sao Paulo”, etc. Todo esto en los límites de la economía de mercado. Se explicó también los diferentes prejuicios que tienen sobre el marxismo y se expuso cómo es que desde el marxismo se puede hacer un análisis científico de la realidad latinoamericana y ofrecer una verdadera salida revolucionaria a los problemas que tienen la gran mayoría de la población. Sólo la lucha por el socialismo puede lograr esto.
Evandro Colzani de la dirección de nuestra sección brasileña, Organização Comunista Internacionalista expuso el tema “Balance de los gobiernos reformistas de América Latina”. En los años 80 y 90 se dio una fuerte ofensiva contra la clase obrera en todos los países, con privatizaciones de las empresas públicas. Eso generó una reacción posterior expresada en la lucha de clases como el argentinazo de 2001, la comuna de Oaxaca de 2006 y muchos otros más. Estas explosiones, al no conseguir la toma del poder de los trabajadores se manifestó, en la entrada de distintos gobiernos reformistas. Éstos se vieron favorecidos con un boom de las materias primas. Se expresan tendencias reformistas que tratan de dar contenido teórico como el socialismo del siglo XXI que se contraponen a las teorías revolucionarias del marxismo.
Evandro dio un panorama general del proceso donde las reformas limitadas en un periodo de boom se convirtieron en contrarreformas. Los gobiernos supuestamente progresistas pueden terminar atacando a la clase trabajadora. Comentó la llamada segunda ola progresista y sus límites al no romper con el sistema. Concluyó diciendo que confiamos en la clase trabajadora y su capacidad de tomar el poder en sus manos, pero para ello necesitamos construir una dirección revolucionaria.
La revolución cubana
Se tuvo también un panel, con la participación de compañeros cubanos, para discutir la revolución cubana. En este se analizaron los distintos periodos que ha vivido con sus primeros años marcados con una búsqueda de extender la revolución (aunque con métodos guerrilleros) y una enorme participación de los trabajadores en la construcción de la nueva sociedad. Se explicó el quinquenio gris (adaptación a la URSS con una posición acrítica), el periodo especial y la situación actual de Cuba con sus reformas de libre mercado y el peligro de restauración capitalista. También se explicó el papel de la juventud actual, de movimientos que emergen (incluso fuera de las estructuras oficiales) en el debate de la revolución y su defensa. En dicho panel, Jorge Martín explicó la posición de la CMI ante la revolución cubana diciendo con claridad: “Nuestra posición es la defensa incondicional de la revolución cubana” lo cual fue recibido por los asistentes con entusiastas aplausos. Se explicó la amenaza constante del bloqueo imperialista, los peligros de las reformas y la necesidad de la defensa de la economía planificada, el establecimiento de una verdadera democracia obrera y la necesidad de romper el aislamiento extendiendo la revolución a nivel internacional.
Ambiente camaraderil
No fue fácil organizar esta escuela pero fue posible por el nivel de experiencia y desarrollo de la sección mexicana, así como la confianza en las ideas y la internacional. No se recibieron subsidios de ningún tipo, la escuela fue financiada por las aportaciones de los militantes mexicanos como de las Américas. Tuvimos dificultades de todo tipo, incluyendo la deportación arbitraria de un compañero colombiano que fue retenido de manera arbitraria por más de 12 horas e incomunicado. Esa es la realidad que viven diariamente los migrantes, a quienes se les trata de forma humillante por un gobierno que declara en sus discursos ser su aliado.
Vimos muchas participaciones en todos los debates, donde en algunos casos no era suficiente el tiempo para abarcar a todos los compañeros que querían participar. Todas las introducciones fueron excelentes, y fueron complementadas con muchas participaciones también de alto nivel político que te dejaban con un alto panorama del tema tratado. Los compañeros que no tienen al español como su lengua materna se esforzaban por intervenir en ese idioma.
Se notaba que muchos compañeros habían leído previamente los textos para los debates y no llegaban a improvisar sino que se habían preparado para tener una escuela con alto nivel.
El ambiente vivido fue muy camaraderil. Una noche hicimos una fogata y los compañeros bailaban en el pasto pero después comenzaron a cantar a Silvio Rodríguez, cantos de la guerra civil española y cantos revolucionarios latinoamericanos. El ambiente era de camaradería, entusiasmo y alta moral. Pudimos comer distintas comidas mexicanas como pozole, enchiladas, chilaquiles, pambazos y demás. Se hizo una caminata muy de mañana donde se escaló un pequeño volcán y los compañeros que subieron pudieron apreciar una hermosa vista de los volcanes Popocatepetl e Iztaccihuatl.
En la última fiesta se bailó con un poco de tequila, cerveza y la bebida mexicana llamada pulque traído de un Tinacal cercano a nosotros, que levantó opiniones contradictorias sobre el gusto de esta bebida prehispánica entre los camaradas. Se cantaron cantos revolucionarios de los distintos países, quizás no todos somos muy buenos cantantes pero se sentía la energía revolucionaria que se mostró, por ejemplo, cuando se cantó al unísono el canto chileno: “Venceremos”; pero se demostró aún más claramente en la colecta internacional, donde juntamos alrededor de 161 mil pesos mexicanos (9,300 dólares).
Construyendo la CMI
El último punto fue un informe del trabajo de la CMI mostrando el crecimiento significativo de la Internacional en países como Gran Bretaña, Italia, el Norte de América y el desarrollo en América Latina. Siguieron una serie de participaciones, el compañero Benoit de Canadá dio un informe inspirador, aunque el tiempo era insuficiente de mostrar el trabajo de los marxistas en este país. Pero podríamos resumir en una frase “Hoy mismo somos el partido trotskista más grande que jamás haya existido en la historia de Canadá”. La compañera Laura Brown, explicó también el enorme desarrollo en EEUU donde hemos superado la cifra de los 600 compañeros. Dijo: hay millones de comunistas sin partido, cuando entramos en contacto con ellos les decimos que debemos organizar a esos comunistas, que somos una gran fuerza pero dispersa y que necesitamos que los compañeros se integren en la organización para buscar a los comunistas dispersos y organizarnos todos como el partido comunista que necesitamos. Se explicaron los avances en países como Colombia o Perú. También hubo intervenciones de compañeros jóvenes como la camarada Victoria de Yucatán, el compañero Rafael de Bolivia o el compañero Darío de Suiza, quienes mostraban los avances de sus regiones y países. También hubo ejemplos muy ilustrativos de la construcción en algunas ciudades norteamericanas.
Jorge Martin, dirigente de la Corriente Marxista Internacional, clausuró el evento. Recordó como en el pasado los trotskistas, que se llamaban los bolcheviques leninistas, tenían el camino bloqueado a las bases de los partidos comunistas. Hoy la Corriente Marxista Internacional está ganando a cientos de comunistas en el mundo y eso refleja una cosa: estamos reclamando nuestra verdadera herencia comunista. Terminó leyendo una extensa frase de Trotsky que culmina diciendo: “nunca olvidaremos que nuestro partido es ahora la mayor palanca de la historia. Alejados de esta palanca, cada uno de nosotros no es nada. Con esta palanca en las manos, somos todo”.
En medio de aplausos entonamos en español, inglés, francés, portugués y otras lenguas, La Internacional y después Bandiera Rossa.
El Festival de la Revolución de este año en Gran Bretaña fue un evento como ningún otro. Mil comunistas de todo el mundo se reunieron para un evento histórico e inspirador, energizados por el siguiente paso trascendental: lanzar el Partido Comunista Revolucionario.
El capitalismo está agonizando. En Palestina, en Ucrania y en todo el mundo, millones de personas han sido sumidas en el horror por un sistema miserable que no ofrece ninguna salida.
Después de una serie implacable de choques en la economía mundial, la clase dominante está aterrorizada. Las viejas ‘izquierdas‘ cansadas, por su parte, están sumidas en el pesimismo.
Por el contrario, el ambiente en el Festival de la Revolución de este año fue eléctrico. La Corriente Marxista Internacional nunca ha sido más fuerte. Estamos avanzando en todo el mundo.
Nuevas capas de trabajadores y jóvenes están entrando en la lucha. Un número cada vez mayor puede ver que el capitalismo está en un callejón sin salida y está orientándose al estandarte del comunismo.
Se están preparando levantamientos revolucionarios en todas partes. Gran Bretaña, una vez considerada un modelo de conservadurismo y estabilidad, se ha convertido hoy en uno de los países más inestables y volátiles.
Es en este contexto que mil comunistas de toda Europa, y más allá, se reunieron en Londres el pasado fin de semana, del 10 al 12 de noviembre, para armarse con las ideas necesarias para llevar a la clase obrera al poder.
El Festival fue una muestra de fortaleza, tanto numérica como política. La Corriente Marxista Internacional (CMI), en Gran Bretaña e internacionalmente, ha crecido a pasos agigantados en los últimos meses, con nuestro llamamiento abierto a la juventud comunista. Y el evento de este año demostró claramente no solo el increíble éxito de nuestro impulso por reclutar para la revolución, sino también la sólida roca de la teoría sobre la que estamos construyendo nuestra organización.
Pero la campaña ‘ ¿eres una comunista?’ fue solo el comienzo, revelando la sed por las ideas revolucionarias genuinas y el gigantesco vacío político que existe en Gran Bretaña.
Por esta razón, Rob Sewell, editor de Socialist Appeal, anunció en una sala repleta el sábado por la noche, y con gran entusiasmo, que pronto vamos a dejar a un lado nuestro nombre actual y, en cambio, abriremos un nuevo capítulo en el desarrollo de nuestra organización: cambiando el nombre de nuestro periódico a “El comunista” e izando una nueva bandera roja como el Partido Comunista Revolucionario.
Por qué somos comunistas
Alan Woods, autor marxista y editor político de la revista En Defensa del Marxismo, comenzó el fin de semana preguntando a un plenario lleno a rebosar: “¿ERES comunista?” La respuesta rotunda fue “¡SÍ!”
Pero, como explicó Alan, nuestro optimismo revolucionario como marxistas es como una isla en medio de un mar de desesperación.
Sin comprensión de las causas detrás de todo el caos que nos rodea, muchos solo lloran los terribles síntomas del sistema en su agonía mortal, creyendo que el mundo se ha vuelto loco. Peor aún, las viejas “izquierdas” hastiadas corren como gallinas sin cabeza, chillando sobre el auge del fascismo, justo cuando la clase trabajadora está despertando y comenzando a flexionar sus músculos.
Los marxistas, sin embargo, estamos armados con la teoría, lo que nos permite mirar más allá de la superficie de esta situación turbulenta.
“El capitalismo es un horror sin fin”, señaló Alan, citando a Lenin. Pero esto ha dado lugar a un proceso de radicalización, abriendo la posibilidad de un gran crecimiento de las fuerzas del marxismo y el comunismo genuino.
Los jóvenes en particular, explicó Alan, están saltando por encima de los restos de los “socialistas” reformistas como Corbyn y Sanders, y en cambio miran hacia Marx y Lenin.
Entre estos nuevos luchadores de clase, nuestra campaña de reclutamiento ha tocado una fibra sensible. Y esto quedó claro en el festival en sí, con mil comunistas, en su mayoría jóvenes, reunidos de toda Gran Bretaña, a los que se sumaron delegaciones de otros 20 países.
Después de la presentación de Alan, las contribuciones de los camaradas de la CMI el viernes por la noche subrayaron este internacionalismo, con intervenciones inspiradoras de inivatdos de Canadá, Suiza, Brasil, Italia y más sobre el éxito de la campaña “¿eres comunista?” en sus respectivos países.
Pero la historia de éxito y el anuncio más anticipado esperaba a los participantes el sábado por la noche…
Partido Comunista Revolucionario
En un emocionante discurso ante la plenaria del sábado, Rob Sewell describió las tareas que enfrentan los comunistas en Gran Bretaña citando a León Trotsky:
“Las contradicciones que socavan la sociedad británica inevitablemente se intensificarán. No pretendemos predecir el ritmo exacto de este proceso, pero será medible en términos de años, o en términos de cinco años como máximo; ciertamente no en décadas. Esta perspectiva general requiere que nos hagamos sobre todo la pregunta: ¿se construirá un partido comunista en Gran Bretaña a tiempo con la fuerza y los vínculos con las masas para poder desplegar en el momento adecuado todas las conclusiones prácticas necesarias de la agudización de la crisis?”
Rob demostró que estamos construyendo un partido de este tipo a buen ritmo.
Ante una ovación de pie, Rob anunció que habíamos alcanzado los 1.101 militantes, superando nuestro objetivo de 1.000 para fin de año.
Ahora tenemos la vista puesta en duplicar nuestras filas a 2000 miembros lo más rápido posible, a tiempo para las próximas elecciones generales y los eventos turbulentos que les seguirán. Esto marcará un hito importante en el camino de convertirnos en una fuerza comunista de masas en Gran Bretaña.
Estas conquistas han venido del entusiasmo y la audacia, explicó Rob. Pero se requerirá aún más audacia en el próximo período, para alcanzar y atraer a la creciente capa de trabajadores y jóvenes revolucionarios a nuestra bandera.
En palabras de Marx: “Los comunistas desdeñan ocultar sus puntos de vista y objetivos”. Debemos ser un faro rojo para todos aquellos que buscan luchar contra el capitalismo.
Por esta razón, la ropa gastada de Socialist Appeal debe ser reemplazada por un nuevo uniforme, apto para la marcha hacia adelante que estamos emprendiendo.
El próximo año, en mayo, proclamó Rob, marcará el congreso fundacional del Partido Comunista Revolucionario. Y como un trampolín hacia esto, a partir de enero, nuestros compañeros estarán armados con un nuevo periódico: El Comunista.
Ambos anuncios hicieron que la multitud se pusiera de pie, con interpretaciones espontáneas de la Internacional y Bandiera Rossa, y un mar de banderas rojas ondeando en aplausos.
Los camaradas están claramente entusiasmados y ansiosos por comenzar a construir este nuevo partido y su prensa de inmediato. Hacemos un llamamiento a todos los lectores para que se unan a nosotros en estos esfuerzos.
Escuela de comunismo
Estamos decididos a construir una organización comunista poderosa y genuina, en Gran Bretaña e internacionalmente. Y el fundamento de todo esto es la teoría revolucionaria. Para cambiar el mundo, primero hay que entenderlo. Y esto significa equiparnos con el método científico del marxismo.
A lo largo del festival, este punto fue subrayado. La única justificación de nuestra existencia como organización, distinta del resto del movimiento, son nuestras ideas. El partido revolucionario es la memoria de la clase obrera. La teoría marxista es la experiencia destilada de la historia y la lucha de clases.
Con ese fin, todo el fin de semana fue considerado como la “escuela del comunismo”. Y a lo largo de 36 charlas, los compañeros cubrieron todo, desde el golpe de Pinochet en 1973 en Chile, hasta la lucha palestina; desde el “marxismo negro” y el racismo, hasta las lecciones de la economía soviética.
En todas las sesiones, había un tremendo apetito por la teoría. Las salas estaban llenas al máximo de su capacidad. El público escuchaba atentamente a los oradores, mientras tomaba notas con furia. Y las discusiones estaban repletas de camaradas, experimentados y nuevos, que ofrecían excelentes contribuciones.
Sin embargo, el tiempo era limitado. El fin de semana solo podía dar a los camaradas una idea de la inmensa riqueza del marxismo. Sin embargo, con £7600 en ventas de libros de Wellred Books, los participantes claramente se fueron a casa con amplios suministros para dominar estas ideas revolucionarias por sí mismos.
Sacrificio revolucionario
Las ideas, sin embargo, necesitan una organización para transmitirlas. En palabras de Marx, la teoría debe convertirse en una “fuerza material”. Y bajo el capitalismo, esto requiere finanzas, los “tendones de la guerra”.
La colecta del sábado por la noche reflejó el espíritu de sacrificio revolucionario entre los camaradas; la dedicación y el deseo de construir un recipiente para llevar y difundir las ideas marxistas por todas partes.
Camaradas y células de todo el país se levantaron y gritaron sus impresionantes compromisos.
Esto, a su vez, reveló el crecimiento de la organización, incluso en áreas y ciudades donde anteriormente hemos tenido poca o ninguna presencia. El secretario de organización nacional Ben Gliniecki informaba sobre el desarrollo de cada grupo de base y célula mientras anunciaban los resultados de sus esfuerzos de recaudación de fondos.
En total, se recaudaron más de £ 210,000, rompiendo nuestro objetivo anual de £ 160,000 en £ 50,000 y proporcionando los recursos materiales necesarios para lanzar el Partido Comunista Revolucionario en los próximos meses.
Mil miembros (1101, para ser precisos) es claramente un logro increíble, del que todos los camaradas que nos han ayudado a llegar hasta aquí deberían estar extremadamente orgullosos.
Combatiendo en la primera línea de cada lucha y movimiento de masas, nos estamos convirtiendo en un punto de referencia para los trabajadores y jóvenes que buscan soluciones revolucionarias. Y ciertamente estamos golpeando muy por encima de nuestro peso.
Sin embargo, a decir verdad, nuestro tamaño sigue siendo modesto y claramente insuficiente para las tareas inminentes, como Alan enfatizó en su discurso de clausura el domingo por la tarde.
Por lo tanto, el mensaje que salió de #RevolutionFestival 2023 fue claro. Debemos construir con urgencia, para poder tener un impacto en los acontecimientos titánicos que se avecinan.
No hay tiempo que perder como declaró Rob Sewell, citando al miembro fundador de la CMI y teórico marxista Ted Grant:
“La audacia revolucionaria puede lograrlo todo. La organización debe plantearse conscientemente y verse como el factor decisivo en la situación. No faltarán posibilidades para transformarnos en una organización de masas en la ola de la revolución “.
Los militantes de la Esquerda Marxista (sección brasileña de la CMI) y del Partido Comunista Brasileño – Reconstrucción Revolucionaria se reunieron en la tarde del jueves (2 de noviembre) en el “Acto contra las guerras imperialistas – Ucrania y Palestina”, organizado conjuntamente por ambas organizaciones. La actividad contó con la presencia de 200 personas, entre militantes e invitados, y con los informes políticos de Jorge Martin, en representación de la Corriente Marxista Internacional (CMI), Gabriel Lazzari, en representación del PCB-RR, y Serge Goulart, en representación de la Esquerda Marxista.
En su discurso de apertura, Jorge Martin parafraseó a Lenin diciendo que el capitalismo es horror sin fin, y lo que estamos viendo actualmente en Palestina ciertamente lo reproduce muy bien: “Hay miles de muertos. Personas obligadas a abandonar sus hogares; hospitales, mezquitas, escuelas y edificios bombardeados a diario. Se ha limitado el acceso a derechos básicos como el agua, la electricidad, las telecomunicaciones y los alimentos. Lo que estamos viendo, camaradas, no es una guerra ni un conflicto. Estamos viendo una masacre. Un pueblo sitiado, sometido a bombardeos incesantes”, comentó en su informe político.
Jorge continuó su informe abordando la situación de la guerra ucraniana, que dura ya más de 600 días. En su intervención, denunció el papel reaccionario de los gobiernos ruso y ucraniano al defender únicamente sus intereses económicos en esta guerra. “Rusia, Estados Unidos y la OTAN defienden intereses burgueses, una ‘asquerosa hipocresía'”, dijo. La postura de los comunistas en este escenario se puede resumir en la consigna de Karl Liebknecht “el principal enemigo de la clase obrera está en casa”.
Para concluir su intervención, el camarada argumentó que la “solución de los dos Estados” no resuelve la situación en Palestina. Explicó que el Estado de Israel defiende los intereses económicos y políticos del imperialismo en la región y ha presentado el levantamiento de la clase obrera palestina y de toda la región como la única solución. Por eso los comunistas defienden la “intifada hasta la victoria” y la necesidad de una Palestina libre en el marco de una Federación Socialista de Oriente Medio.
Gabriel Lazzari fue el segundo ponente del acto y comenzó hablando de la urgencia de que los movimientos de izquierda comprendan lo que es realmente el imperialismo. “Hamás no es de izquierdas, no es socialista y no es una organización revolucionaria, pero es una de las expresiones de resistencia en Palestina, que tiene esta característica porque ha habido una fuerte presión imperialista y burguesa sobre las tradiciones obreras en la región”, dijo Gabriel, que también defendió la necesidad de defender el internacionalismo en la lucha obrera, como los trabajadores belgas ante la guerra.
En su intervención, Lazzari defendió que es habitual que algunos sectores de la izquierda defiendan la idea del multipolarismo, pero que es necesario combatirlo dentro del movimiento obrero. “La perspectiva reformista está llena de ilusiones, concretamente cuando hablan de la ‘solución de los dos Estados’ en la cuestión de Palestina. Nosotros, como organizaciones revolucionarias, como clase obrera, tenemos que acabar con estas ilusiones. El multipolarismo burgués no resolverá los escenarios de guerra en Ucrania y masacre en Palestina. Este no es el camino para lograr una paz duradera; al contrario, es el camino para desarrollar nuevos ciclos de guerra, de conflictos militares globales. Sólo la lucha internacional de la clase obrera puede derrocar a la burguesía, uniendo sus esfuerzos para construir las organizaciones y la revolución”, afirmó.
El camarada Serge Goulart, representante de la Esquerda Marxista, cerró la primera parte del acto con un discurso en el que criticó a los sectores de la izquierda que defienden la “solución de los dos Estados” y capitulan ante la burguesía imperialista. También habló de la supuesta democracia en Israel, que ni siquiera garantiza los derechos políticos básicos a una parte de su población. Serge destacó la importancia de las movilizaciones que tienen lugar en todo el mundo en apoyo de la lucha en Palestina. Terminó insistiendo en la necesidad de la revolución como única solución a la cuestión palestina. “Sólo la movilización de los trabajadores y la organización de los comunistas pueden llevar a la liberación de Palestina y al fin de las guerras imperialistas”, concluyó.
En la segunda parte de la acción contra las guerras imperialistas, los militantes presentes pronunciaron discursos mostrando su voluntad de luchar contra el imperialismo y por la lucha de clases. También hubo un momento de solidaridad con Boris Kagarlitsky y todos los 600 presos políticos de Rusia que se han posicionado contra la guerra. La conclusión de la actividad puede resumirse con el comentario final de Jorge Martín: “No somos pacifistas, somos revolucionarios. Si queréis la paz, debéis luchar por el socialismo”.
¡Abajo los gobiernos reaccionarios de Putin y Zelensky!
¡Abajo la OTAN!
¡Abajo el Estado sionista de Israel!
¡Palestina libre!
¡Intifada hasta la victoria!
¡Proletarios del mundo, uníos!
¡Viva el socialismo!
Intervención de Jorge Martín (CMI) en el acto:
Camaradas, es un placer estar aquí con todos ustedes. Es un placer en particular estar con los camaradas del PCB RR que vienen de librar una campaña por la defensa del internacionalismo proletario. La guerra pone a todas las tendencias del movimiento obrero a prueba. Y es por eso que los comunistas verdaderos nos encontramos del mismo lado de la barricada.
Decía Lenin: “el capitalismo es horror sin fin” Y lo que estamos viendo en Gaza es ciertamente “horror sin fin”. Son ya más de 8500 muertos por los bombardeos de Israel. De ellos casi la mitad niños. Cientos de miles de casas destruidas. 1,4 millones desplazados de sus hogares. Hospitales, mezquitas, escuelas, edificios de las Naciones Unidas. Todos son objetivos legítimos para el estado terrorista de Israel. Les han cortado el agua, la comida, el combustible, la electricidad, las comunicaciones. No es una guerra, no es un conflicto. Es una masacre.
También la guerra en Ucrania ha provocado decenas de miles de muertos, cientos de miles de heridos, millones de desplazados.
Como seres humanos que somos, sentimos dolor, rabia e impotencia ante estos acontecimientos. Pero debemos ir más allá. Lenin durante la Primera Guerra Mundial decía: “la guerra es algo terrible” dicen los pacifistas. Y Lenin respondía: “sí, la guerra es terriblemente provechosa” Como comunistas debemos ir más allá de la indignación y entender cuales son los motivos de la guerra y cómo podemos poner fin a esta barbarie.
Lo primero que hay que señalar es la hipocresía repugnante del imperialismo. Cuando Rusia invadió Ucrania todos chillaban. Esto va contra el derecho internacional. Rusia viola las leyes humanitarias. Son crímenes de guerra. Y mandaron a Putin a la Corte Penal Internacional. Cuanta hipocresía. Por cierto, que EEUU no ha ratificado la Corte Penal Internacional! No solamente eso. En 2002, los EE UU aprobaron una ley que les autoriza a utilizar la fuerza militar para liberar personal de EEUU y aliados bajo la custodia de la CPI”. La ley se conoce comúnmente como “ley de invasión de la Haya”. La Haya es donde está situada la CPI.
Pero dónde están los chillidos histéricos de los gobernantes internacionales en relación a Gaza. Dónde está la corte penal internacional. Ah, no. Ahora todos: Biden, Macron, Sunak, Scholz, esa horrible criatura, Von der Leyen. Todos se apresuran a proclamar el “derecho de Israel a defenderse”.
No, no. La ley internacional es una farsa. El consejo de seguridad de la ONU es una “cocina de ladrones” como dijo Lenin en relación a la Sociedad de Naciones. Allí se reparten el botín. Cuando pueden usar a la ONU para encubrir sus intereses imperialistas, así lo hacen. Cuando la ONU vota en su contra, la ignoran totalmente.
Los comunistas siempre vamos a estar del lado de los oprimidos contra los opresores. Se habla de terrorismo. Pero ¿Quiénes son los terroristas? Si miramos el diccionario veremos que terrorrismo es la utilización del terror para conseguir fines políticos. Eso describe exactamente la actuación del imperialismo de EEUU en Serbia, Iraq, Afganistán y un largo etc. Por no remontarse más atrás (Vietnam, etc). Invasiones, masacres, golpes de estado, torturas. Por no hablar de las sanciones, la guerra económica. Esta es la auténtica cara de la “democracia” capitalista y del “orden mundial basado en reglas” del que ellos hablan.
¿Cuál es el carácter del conflicto en Ucrania? Es un conflicto interimperialista entre EEUU y Rusia, en el que Ucrania es usada como carne de cañón. Desde la caída de la URSS, la OTAN siguió una política de expansión hacia el este. Al principio los capitalistas rusos eran pro-occidentales (Yeltsin), pero llegó un momento en que empezaron a defender sus propios intereses lo que les llevó a entrar en conflicto con el imperialismo occidental.
La responsabilidad principal de esta guerra recae sobre el imperialismo ianqui. EEUU apoyó el golpe de Maidan en 2014 que instaló un régimen nacionalista reaccionario, incorporando a bandas fascistas en el aparato del estado, y tomando como referencia los colaboradores nazis de la Segunda Guerra MUndial. Ya vimos cómo aplaudieron a un veterano de las SS Galizia en el parlamento Canadiense. Ese gobierno pro-occidental de Ucrania inevitablemente llevó a un levantamiento en el este del país y el uso del ejército contra la población civil. En aquél entonces nadie levantó la voz por los derechos democráticos del Donbas no contra la masacre. Nadie en los grandes medios de comunicación burgueses, claro. Los comunistas nos colocamos totalmente del lado de la resistencia anti-fascista en Ucrania.
Los motivos de EEUU en esta guerra son completamente imperialistas y reaccionarios. Debilitar a Rusia. Aumentar su control sobre la UE y obligarles a un programa de rearmamento. Recuperar prestigio después de la debacle de Afganistán.
¿Pero cuáles son los intereses de Rusia en este conflicto? Putin de manera cínica utiliza la memoria de la lucha contra el nazismo en la segunda guerra mundial. Pero utiliza a elementos nazis en su bando. Y además lo dice claramente: su modelo es el Imperio Zarista. Él culpa a Lenin y los bolcheviques por la creación de Ucrania. Un comunista ucraniano me dijo en una ocasión: “Lenin creó Ucrania, los nacionalistas ucranianos la han destruido”. Bien, no es totalmente cierto que Lenin creó Ucrania. Pero lo que sí es cierto es que los bolcheviques dieron la libertad a las naciones oprimidas por el imperio zarista y de ahí surgió la Ucrania independiente que luego se unió, en pie de igualdad, a la URSS.
En esta guerra, Putin representa los intereses de los capitalistas rusos. Estos intereses son también reaccionarios. La lucha por mercados y esferas de influencia, en las regiones vecinas de Rusia (Asia Central, Cáucaso, Ucrania) pero también más allá (Siria, África).
La postura de los comunistas debe ser por lo tanto la postura de Lenin en la primera guerra mundial, que se puede resumir en la frase de Karl Liebknecht “el principal enemigo de la clase obrera está en casa”. Nuestra principal tarea es la de desenmascarar la propaganda de “nuestros” imperialistas y combatir los intereses de “nuestra” propia clase dominante imperialista. La tarea de derrocar el régimen reaccionario de Putin es la tarea de la clase obrera rusa.
Y la tarea de la clase obrera ucraniana es luchar contra su propio gobierno reaccionario y títere del imperialismo. Esta no es una guerra por la defensa de la soberanía de Ucrania. ¿Qué soberanía tiene un país que depende totalmente de la ayuda militar y económica de la OTAN?
Vamos a hablar también de Palestina. Palestina es un conflicto que se remonta a décadas. En su origen está la política del imperialismo británico de divide y vencerás. Una política que usaron en primer lugar en Irlanda, pero que perfeccionaron en todo su Imperio colonial. Así prometieron Palestina tanto a los árabes como a los judíos, por sus propios intereses cínicos. El movimiento obrero revolucionario siempre se opuso al sionismo. El sionismo, es decir la idea de la creación de una patria para los judíos en “la tierra prometida por Dios” fue desde el inicio un movimiento reaccionario. Lenin y los bolcheviques lucharon contra el anti-semitismo y los pogromos que el zarismo usaba para dividir la clase obrera. Pero se oponían al sionismo y planteaban la solución de la opresión de los judíos mediante la lucha unida de la clase obrera contra el zarismo y el capitalismo.
Claro, el sionismo se fortaleció con el holocausto nazi. Cientos de miles de judíos emigraron buscando un hogar donde vivir seguros. Ya en aquél entonces Trotsky advirtió que el intento de crear una patria para los judíos en Palestina sería una trampa sangrienta, no un hogar seguro.
El estado de Israel se funda sobre la desposesión de millones de árabes palestinos y se mantiene sobre su opresión constante. Por cierto, esta desposesión se llevó a cabo por medios terroristas. Una de las organizaciones terroristas sionistas era el Irgun, que es el antecesor directo del actual Likud, el partido de Benjamin Netanyahu.
La historia no empieza el 7 de octubre. Realmente, no nos puede sorprender el ataque de Hamas de ese día. La solución de dos estados fracasó. Los acuerdos de Oslo se revelaron como una farsa. En lugar de un estado palestino al lado del estado de Israel, lo que tenemos es una “Autoridad Palestina” sin ningún poder, que actúa como policía de Israel para controlar a los palestinos. Cisjordania contiene hoy 243 enclaves judíos conectados por carreteras, protegidas por el ejército israeli, que impiden a los palestinos viajar de un pueblo al pueblo vecino. Los colonos judíos ultraortodoxos han aumentado sus asentamientos en los territorios que se supone son de jurisdicción palestina. El gobierno de Netanyahu está en coalición con elementos abiertamente fascistas.
Además de eso tenemos el llamado proceso de normalización. Es decir el restablecimiento de relaciones normales entre Israel y los países árabes. Ya se estaba hablando del último paso del proceso: normalizar relaciones con Arabia Saudita.
Y para que quedara claro cuál era el plan, Netanyahu va a la ONU y presenta un mapa de lo que significa la normalización en Oriente Medio. Y en ese mapa, Israel contiene TODA Palestina, incluyendo los Territorios Ocupados en 1967, incluyendo Cisjordania y Gaza. Es decir un mapa en el que Palestina no existe. Es borrada totalmente del mapa.Como digo, no nos puede sorprender el ataque de Hamas el 7 de octubre.
Todos los que nos exigen que condenemos a Hamas son los que apoyan el terrorismo de Israel. No caemos en esa trampa. Nosotros somos comunistas y nuestros métodos y programa no tienen nada que ver con los de Hamas. Pero aquí de lo que se trata es de un pueblo oprimido contra una potencia militar de primer orden. Y nosotros estamos firmemente del lado de los oprimidos.
Este es un combate importante. Muy importante. Los imperialistas lo saben. En todos los países imperialistas han lanzado una campaña de propaganda y represión contra los que defienden la causa palestina. En Francia, Alemania, Suiza, Austria, han prohibido manifestaciones. En Gran Bretaña, Suiza, Austria nos han prohibido realizar reuniones públicas en las universidades. Cualquiera que expresa solidaridad con Palestina, o incluso llama a un alto el fuego, es acusado de terrorista, simpatizante de Hamas, etc. Este es el contenido real de la democracia capitalista. Nuestra propia organización, la Corriente Marxista Internacional, en Alemania, en Suecia, en Suiza, en Austria, en Gran Bretaña, ha sufrido estos ataques. Dicen que nuestra consigna “intifada hasta la victoria” ¡es incitación a la violencia!
¿Cómo podemos apoyar la lucha del pueblo palestino? En primer lugar debemos organizar la solidaridad internacional y la lucha contra nuestros propios gobiernos imperialistas que financian y arman a Israel. Esta lucha implica movilizaciones de masas como las que hemos visto. Medio millón en Londres el pasado sábado. Pero también implica llevar la lucha al movimiento obrero. Organizar un boicot obrero del estado de Israel. Detener el envío de armas. La clase obrera, organizada y consciente, tiene ese poder. Los estibadores portuarios ya en otras ocasiones (por ejemplo en Suráfrica) se han negado a transportar armas destinadas al estado terrorista sionista.
Algunos dirán: los palestinos llevan décadas luchando, de manera heróica, pero no han avanzado, más bien lo contrario. Los palestinos se enfrentan a un estado capitalista moderno armado hasta los dientes, que posee incluso armamento nuclear. ¿Cómo es posible derrotarlo?
Para nosotros, la vía del pueblo palestino a la victoria es una intifada. Un levantamiento revolucionario de masas contra la opresión, que implique a todos los palestinos, los de los territorios ocupados y los del actual estado de Israel, como fue la lucha unificada de la huelga general del 2021. Pero además, esa lucha debe extenderse a todos los países de la región. A Egipto, al Líbano, a Jordania, a todos las corruptas monarquías reaccionarias de la región. El derrocamiento revolucionario de estos regímenes vendría a fortalecer la resistencia palestina. Eso implica que la clase trabajadora y las masas pobres tomen el poder en esos países.
Un movimiento de ese tipo es el único que puede empezar a romper el estado de Israel en líneas de clase. La lucha nacional palestina por lo tanto está íntimamente ligada a la lucha contra el imperialismo y por abolir el capitalismo en toda la región.
Por eso decimos, alto y claro: Intifada hasta la victoria
Solidaridad con la lucha del pueblo palestino
Abajo el estado sionista de IsraelPalestina librePor una Federación Socialista de Oriente Medio
El siguiente documento fue aprobado en el Congreso Mundial 2023 de la Corriente Marxista Internacional (TMI). En él ofrecemos nuestra perspectiva y análisis de las principales tendencias que están configurando la política mundial y la lucha de clases en este dramático periodo de agonía del capitalismo.
Estamos viviendo un período dramático en la historia mundial. En muchos sentidos es realmente único. Los estrategas del Capital lo saben muy bien. Como de costumbre, los más astutos llegan a conclusiones similares a las de los marxistas, aunque con cierto retraso y sin una comprensión real de la naturaleza de los problemas que describen, y mucho menos de las soluciones.
Un buen ejemplo de esto es Larry Summers, un economista estadounidense que se desempeñó como el 71 Secretario del Tesoro de los Estados Unidos de 1999 a 2000 que describió el estado de la economía mundial de la siguiente manera:
“Puedo recordar momentos anteriores de igual o incluso mayor gravedad para la economía mundial, pero no recuerdo momentos en los que hubiera tantos aspectos separados y tantas contracorrientes como las que hay ahora.
“Mire lo que está pasando en el mundo: un problema de inflación muy importante en gran parte del mundo, y ciertamente en gran parte del mundo desarrollado; un importante ajuste monetario en marcha; un enorme shock energético, especialmente en la economía europea, que es tanto un shock real, obviamente, como un shock inflacionario; creciente preocupación por la formulación de políticas chinas y el desempeño económico de China y, de hecho, también preocupación por sus intenciones hacia Taiwán; y luego, por supuesto, la guerra en curso en Ucrania”. (Financial Times, 6 de octubre de 2022).
Estas líneas describen adecuadamente la situación actual, que no ha cambiado sustancialmente desde que fueron escritas. Los ejemplos pueden repetirse a voluntad. Reflejan fielmente el sentimiento general de pesimismo y desesperación que se ha apoderado de los estrategas del Capital, quienes pueden ver el desastre que se avecina pero no tienen una idea clara de cómo evitarlo.
De hecho, sería un ejercicio inútil buscar en los economistas burgueses algún tipo de explicación para esto. No pudieron predecir ni una recesión ni un auge. Nunca entendieron el pasado, entonces, ¿por qué deberían entender el presente y menos aún el futuro?
En la situación actual, sólo se puede llegar a una intuición racional mediante el método del pensamiento dialéctico: el método del marxismo. Eso nos da una ventaja colosal, diferenciándonos de cualquier otra tendencia en la sociedad. Es lo que nos hace únicos. De hecho, es lo único que nos da derecho a existir como una tendencia separada y distinta en el movimiento obrero.
Sobre los puntos de inflexión
La actual crisis mundial representa claramente un punto de inflexión en toda la situación. Pero se podría decir que 2008 también fue un punto de inflexión. Eso es bastante correcto, tal como lo fue 1973: la primera recesión mundial desde la Segunda Guerra Mundial.
De hecho, hay muchas situaciones que pueden caracterizarse como puntos de inflexión, y podemos correr el peligro de convertir esta frase en algo sin sentido por la repetición irreflexiva.
Y, sin embargo, el concepto está muy lejos de carecer de sentido. Al contrario, contiene una idea muy profunda. Es realmente una forma de expresar la noción de Hegel de la línea nodal de desarrollo, en la que una serie de pequeños cambios (cuantitativos) llega a un punto crítico, donde se produce un cambio cualitativo.
Cada punto de inflexión tiene características comunes con el pasado, pero también tiene sus propias peculiaridades. Lo que es necesario es resaltar las particularidades de la situación y explicar los cambios concretos que surgen de ella.
La crisis de 2008 tomó por sorpresa a los inútiles economistas burgueses. Para evitar un colapso en las líneas de 1929, la burguesía gastó enormes sumas de dinero público para rescatar a los bancos. Inyectaron enormes cantidades de dinero en la economía. Las medidas de pánico que tomaron en ese momento fueron necesarias para salvar el sistema. Pero tuvieron consecuencias imprevistas y desastrosas.
El advenimiento de la globalización fue una expresión del hecho de que el crecimiento de las fuerzas productivas ha sobrepasado los estrechos límites del Estado-nación / Imagen: In Defence of Marxism
La política de la llamada flexibilización cuantitativa aseguró que las tasas de interés se mantuvieran extremadamente bajas. Pero esta inyección masiva de capital ficticio en el sistema creó inevitablemente toda una serie de presiones inflacionarias.
Esto, sin embargo, no se hizo evidente de inmediato como resultado del colapso generalizado de la demanda, incluyendo el consumo familiar, la inversión empresarial y el gasto gubernamental. La caída de los salarios y el aumento del desempleo estrangularon la demanda, que ya no podía contrarrestarse con crédito, ya que la gente ya estaba enormemente endeudada.
Sin embargo, las presiones inflacionarias se expresaron en el auge del mercado inmobiliario y particularmente en un estallido de especulación descontrolada en las bolsas de valores, junto con fenómenos como las criptomonedas, los NFT y otros timos especulativos.
Los límites de la globalización
Para comprender la situación actual es necesario partir de las cuestiones fundamentales. Siempre debemos tener presentes los dos principales obstáculos que impiden el pleno desarrollo de las fuerzas productivas: por un lado, la propiedad privada de los medios de producción y, por otro, los límites asfixiantes del estado nacional.
Sin embargo, el sistema capitalista es un organismo vivo, que puede desarrollar ciertos mecanismos de defensa para perpetuar su existencia. Marx explica en el tercer volumen de El Capital las formas en que la burguesía puede combatir la tendencia a la caída de la tasa de ganancia. Una de las principales formas es profundizando y ampliando el mercado a través del aumento del comercio mundial.
Hace más de 150 años, el Manifiesto Comunista apuntaba al aplastante dominio del mercado mundial. Esta es ahora la característica más importante de la época moderna.
El advenimiento de la globalización fue una expresión del hecho de que el crecimiento de las fuerzas productivas ha sobrepasado los estrechos límites del estado nación. Ayudó a los capitalistas a superar, al menos parcialmente, los límites del mercado nacional durante un tiempo.
Esta tendencia recibió un poderoso impulso con el colapso de la URSS y la entrada de China en la arena del mercado mundial capitalista. Otros países, no solo los antiguos satélites soviéticos en Europa del Este, sino también India, que había estado equilibrándose entre la Unión Soviética y los EE. UU., también se alinearon
Así, de golpe, cientos de millones de personas se enredaron en la economía mundial capitalista, abriendo nuevos mercados y campos de inversión.
Esto (junto con una expansión del crédito sin precedentes) ha sido una de las fuerzas motrices más poderosas que han impulsado la economía mundial en las últimas décadas. El espectacular aumento del comercio mundial tuvo como corolario un aumento del PIB mundial.
Sin embargo, la globalización no eliminó las contradicciones del capitalismo. Solo las reprodujo en una escala mucho mayor. Y ahora esto claramente ha llegado a sus límites.
El rápido crecimiento de la producción se basó en la expansión aún más rápida del comercio mundial. Ahora, la globalización claramente se está estancando y vemos el proceso contrario. Y a lo que nos enfrentamos son las consecuencias de esta marcha atrás. El comercio mundial solo crecerá un 1 por ciento en 2023, según la Organización Mundial del Comercio.
En lugar de la libre circulación de bienes y servicios, estamos asistiendo a un rápido descenso hacia el nacionalismo económico. Y ese es un paralelo muy alarmante con la década de 1930. Fue precisamente el aumento de las tendencias proteccionistas, el aumento de los aranceles, las devaluaciones competitivas y políticas similares de empobrecimiento del vecino la verdadera causa de la Gran Depresión. No se excluye en absoluto que una situación similar pueda volver a ocurrir.
Distorsiones del mercado
En una economía capitalista de mercado, en último análisis, las fuerzas del mercado deciden. Las acciones de los gobiernos pueden distorsionar y retrasar las fuerzas del mercado, pero nunca podrán eliminarse. La verdad es que las economías capitalistas avanzadas nunca se recuperaron de la crisis capitalista global de 2007-09.
La inversión privada siguió siendo débil y el crecimiento económico fue raquítico. Por otro lado, la inflación era baja y los bancos centrales mantuvieron las tasas de interés en niveles bajos sin precedentes, extendiendo el control del capital financiero sobre la vida económica. Esto proporciona la clave para entender la crisis actual.
En vísperas de la pandemia, la Reserva Federal, el BCE y el Banco de Japón tenían la asombrosa cantidad de $15 billones en activos financieros, frente a los $3,5 billones de 2008. A esto agregaron otros $6 billones durante la pandemia en un intento por mantener la economía a flote.
Gran parte de esto era deuda del gobierno que los bancos centrales habían comprado para mantener bajos los costos de endeudamiento del gobierno. El nivel de endeudamiento, que ya era bastante insostenible, aumentó enormemente a medida que los gobiernos tomaban prestadas grandes sumas para pagar las medidas para enfrentar la crisis.
Este estímulo gubernamental sin precedentes (rescates) y las cuarentenas, segaron temporalmente los patrones de demanda de los consumidores provocando caos en las cadenas de suministro, al mismo tiempo que avivaba el fuego de la inflación. Las implicaciones inflacionarias de todo esto deberían haber sido visibles para el más ciego de los ciegos. Pero lo ignoraron, sobre la base del principio de que:
“Donde la ignorancia es felicidad, es una locura ser sabio”.
Así como un adicto a las drogas se vuelve cada vez más dependiente de las sustancias que ofrecen una sensación inmediata de euforia, los gobiernos, las empresas y las familias se engancharon a la perspectiva de interminables tasas de interés cercanas a cero.
Las distorsiones creadas por la intervención estatal sólo sirven para agudizar las contradicciones, que finalmente se desencadenarán con fuerza y violencia redoblada.
Eso es justo lo que estamos presenciando en este momento. En un acto de desesperación, los gobiernos intentaron resolver, primero la crisis de 2008, luego la pandemia de Covid y ahora la crisis energética gastando grandes cantidades de dinero que no poseían, contribuyendo a la actual situación caótica de la economía mundial.
El regreso de la inflación
Esto significa la desaparición de un sistema financiero que se ha habituado a bajas tasas de inflación y tasas de interés. Y los efectos son dramáticos y dolorosos. Al igual que el drogadicto, privado de las drogas de las que dependía, ahora los gobiernos se encuentran repentinamente conmocionados al enfrentarse al elevado costo de los préstamos.
Dado que no tienen absolutamente ninguna comprensión de la auténtica teoría económica, los burgueses buscan desesperadamente a alguien a quien culpar por su difícil situación, y encuentran un chivo expiatorio adecuado en Vladimir Putin. Pero la guerra en Ucrania no fue la causa de la catástrofe inflacionaria. Solo agregó aún más leña al fuego.
Dialécticamente, la causa se convierte en efecto y el efecto, a su vez, se convierte en causa. Aunque la guerra no provocó la crisis, es cierto que ha exacerbado enormemente el problema de la inflación y perturbado el comercio mundial.
Aunque la guerra no causó la crisis, ha agravado el problema de la inflación y perturbado el comercio mundial / Imagen: Socialist Appeal
Clausewitz hizo la famosa afirmación de que la guerra es sólo la continuación de la política por otros medios. Pero el imperialismo estadounidense ha introducido una ligera modificación a esa definición profundamente correcta. Ha convertido el comercio en un arma, castigando deliberadamente a cualquier país que no se doblegue a su voluntad
En los lejanos días en que Britania gobernaba las olas, el imperialismo británico resolvía sus problemas enviando una cañonera. Actualmente, Washington envía una carta del Departamento de Comercio. De modo que, en las condiciones modernas, el comercio se convierte simplemente en la continuación de la guerra por otros medios.
Rusia, uno de los mayores exportadores de combustibles fósiles, fue deliberadamente excluida de sus mercados occidentales por las sanciones impuestas por el imperialismo estadounidense y aprobadas por la UE. Esto provocó instantáneamente una crisis energética, lo que dio un nuevo impulso al aumento de los precios.
Como veremos, las sanciones impuestas por el imperialismo estadounidense fallaron notablemente en su objetivo, que era paralizar la economía rusa y socavar sus operaciones militares en Ucrania. Pero dieron un nuevo y poderoso giro a la espiral inflacionaria en todo el mundo. E, irónicamente, como un boomerang incontrolable, esto también golpeó duramente a Estados Unidos, trastocando así todos los cálculos de Biden, mientras Putin se embolsaba silenciosamente las ganancias derivadas de los altos y crecientes precios del petróleo y el gas.
Todos los caminos conducen a la ruina
Los bancos centrales se enfrentan a un agudo dilema. Subieron los tipos de interés para frenar la demanda y por lo tanto (eso esperan) reducir la inflación. Esa fue la teoría que indujo a la Reserva Federal de EE. UU. a subir los tipos, lo que obligó a la mayoría de las autoridades monetarias a hacer lo mismo.
Tales medidas, en sí mismas, no pueden proporcionar una cura segura para la sífilis de la inflación, pero seguramente harán que la recesión sea inevitable. Eso significa empresas en bancarrota, cierres de fábricas, pérdidas de empleos y recortes salvajes en los niveles de vida.
Esa es una receta acabada para una intensificación de la lucha de clases y una feroz reacción política. Significa saltar de la sartén a un fuego muy caliente.
Además, una vez que la economía entre en la pendiente resbaladiza de la recesión, será difícil detener la espiral descendente de causa y efecto que termina en una profunda depresión, de la cual les resultará muy difícil salir.
El mundo entero se enfrentará así a un período prolongado de estancamiento económico y de caída del nivel de vida, con consecuencias sociales y políticas explosivas. En otras palabras, bajo el sistema capitalista todos los caminos conducen a la ruina.
Leña al fuego
Es imposible precisar el ritmo de los acontecimientos. Hay demasiados elementos accidentales en esta ecuación. Pero hay una serie de cosas que podemos decir con certeza. En particular, todo esto inevitablemente tendrá un impacto en la conciencia.
Ese es sobre todo el caso de la crisis del costo de vida. Para muchas personas, esta es una cuestión de vida o muerte. Ese es particularmente el caso en África, Asia y América Latina. Pero estos efectos no se limitan de ninguna manera a los países atrasados. Se sienten cada vez más en los países capitalistas avanzados de Europa y América del Norte.
De repente, las masas en Europa en particular se encuentran frente a una verdadera pesadilla de colapso de los niveles de vida: los salarios, que estaban contenidos en niveles muy bajos, han sido llevados a nuevos mínimos sin precedentes por la inflación rugiente. Las pensiones y los ahorros se han devaluado rápidamente. Las familias se enfrentan al doloroso dilema de elegir entre calentar sus hogares o alimentar a sus hijos.
Los ancianos, los enfermos y las personas más vulnerables de la sociedad están ahora en peligro mortal en la medida que los gobiernos recortan los gastos en servicios sociales. Y por primera vez en muchas décadas, la clase media se enfrenta a la ruina.
Las pequeñas empresas están siendo llevadas a la bancarrota por una combinación venenosa de inflación, aumento de las tasas de interés, alquileres y pagos de hipotecas. Y a medida que se afiance la recesión, el cierre de fábricas significará un fuerte aumento del desempleo y una caída de la demanda, lo que provocará más quiebras.
La crisis que enfrentan los capitalistas es demasiado profunda, las contradicciones demasiado grandes para ser resueltas sobre una base capitalista. No pueden repetir las políticas monetarias del período anterior.
Han gastado todas sus municiones intentando resolver la última crisis. Además, esas tácticas son las responsables de crear la enorme montaña de deuda que se cierne sobre el mundo como una avalancha amenazante.
Ahora se verán obligados a dar bandazos de una crisis a otra, sin las armas necesarias para hacerles frente. De una forma u otra, tarde o temprano, las deudas tienen que ser pagadas. Y la factura se presentará a los que menos pueden pagar.
Pero esto, a su vez, está echando gasolina al fuego de la lucha de clases. Tras un largo período de caída de los niveles de vida, la paciencia con la austeridad se ha agotado y los intentos de imponer nuevas medidas de austeridad provocarán una resistencia feroz.
Todo esto presenta un panorama alarmante para la clase dominante. Ya se ha iniciado un fermento generalizado y un cuestionamiento general del orden establecido. Existe el potencial no solo de una reacción violenta de los trabajadores en todas partes, sino también de una reacción masiva contra el mercado, el sistema capitalista y todas sus obras entre amplias capas de la sociedad.
Economía mundial
Durante muchos meses las páginas de la prensa financiera se han llenado de los pronósticos más pesimistas. Crece la sensación de que el orden mundial se está poniendo patas arriba a medida que la globalización se convierte en su opuesto y la vieja estabilidad se fractura por la guerra en Ucrania y el caos resultante en el mercado energético.
Los temores de los estrategas del capital quedaron reflejados en un discurso pronunciado en la Universidad de Georgetown por Kristalina Georgieva / Imagen: Manuel López
Los temores de los estrategas del capital quedaron reflejados en un discurso en la Universidad de Georgetown pronunciado por Kristalina Georgieva, actualmente directora gerente del FMI. Advirtió que:
“El viejo orden, caracterizado por la adherencia a las reglas globales, bajas tasas de interés y baja inflación, está dando paso a uno en el que ‘cualquier país puede ser desviado de su curso más fácilmente y con mayor frecuencia’.
“Estamos experimentando un cambio fundamental en la economía global, de un mundo de relativa previsibilidad … a un mundo con más fragilidad: mayor incertidumbre, mayor volatilidad económica, confrontaciones geopolíticas y desastres naturales más frecuentes y devastadores”.
Los mercados financieros del mundo ofrecen una indicación clara de la profundidad de la crisis. Según The Economist:
“Los alborotos en los mercados son de una magnitud que no se ha visto en una generación. La inflación mundial es de dos dígitos por primera vez en casi 40 años. Habiendo tardado en responder, la Reserva Federal ahora está aumentando las tasas de interés al ritmo más rápido desde la década de 1980, mientras que el dólar está en su punto más fuerte durante dos décadas, causando caos fuera de Estados Unidos. Si tienes una cartera de inversiones o una pensión, este año ha sido espantoso. Las acciones globales han caído un 25 por ciento en dólares, el peor año desde al menos la década de 1980, y los bonos del gobierno están en camino de su peor año desde 1949. Junto con unos 40 billones de dólares de pérdidas, existe la sensación de malestar de que el orden mundial se está desmoronando a medida que la globalización da marcha atrás y el sistema energético se fractura después de la invasión de Ucrania por parte de Rusia”.
Este nerviosismo en los mercados es un barómetro certero del hundimiento de la confianza de los inversores, que ven cómo los nubarrones se ciernen sobre la economía mundial.
Imparable subida del dólar
Gran parte del problema es la imparable subida del dólar. Más que una expresión de confianza en la solidez de la economía estadounidense, esto es una indicación del grado de pánico que se apodera de los mercados.
El dólar ha subido considerablemente, en parte porque la Fed está subiendo las tasas, pero también porque los inversores se están alejando del riesgo. Los inversionistas nerviosos buscan un refugio seguro para su dinero e imaginan que lo han encontrado en el todopoderoso dólar.
Pero el dólar en alza es en sí mismo un factor en la crisis de los mercados monetarios del mundo, aplastando a todos los demás en su abrazo de hierro. Es fuera de Estados Unidos donde los efectos financieros del endurecimiento monetario de la Fed tienen sus efectos más severos y dañinos. Como el Financial Times señaló
“Lo llamemos como lo llamemos, las víctimas del dólar fuerte tienen un culpable en mente: la Reserva Federal”.
De hecho, la Reserva Federal de EE. UU., hasta el último momento, tuvo una indiferencia relajada, más bien se podría decir supina, hacia la inflación, que, de acuerdo con la norma aceptada, supuestamente había sido vencida.
Pero cuando la luz roja comenzó a parpadear violentamente, la Reserva Federal se vio repentinamente presa del pánico, impulsando un aumento de tipo de interés tras otro, a pesar de que esto equivalía a pisar bruscamente los frenos del automóvil.
Las subidas de tipos de la Fed estaban empujando a la propia economía estadounidense a una recesión. Esa era precisamente la intención. Todos los indicadores son negativos. Los precios de la vivienda están cayendo, los bancos están despidiendo personal y FedEx y Ford, dos referentes económicos, han emitido advertencias sobre ganancias. Es solo cuestión de tiempo antes de que la tasa de desempleo comience a aumentar.
La subida irresistible del dólar estadounidense se convierte inmediatamente en un importante factor desestabilizador. Los inversionistas internacionales están alarmados ante la perspectiva de que la Reserva Federal de los Estados Unidos aumente las tasas de interés de manera tan agresiva que la economía más grande del mundo caiga en recesión Esto agravará la recesión a la que otras economías importantes ya se enfrentan y arrastrará también al resto del mundo.
Sus temores están bien fundados. En todo el mundo, la subida del dólar está elevando el costo de las importaciones, así como el de los pagos de la deuda de los gobiernos, las empresas y los hogares que han tomado préstamos denominados en dólares. Todos los demás países se ven obligados a marchar al paso de la Reserva Federal de EE. UU., aumentando las tasas de interés a los niveles dictados por ella.
En toda Asia, los gobiernos se vieron obligados a aumentar los intereses y gastar sus reservas para resistir la depreciación de sus monedas. India, Tailandia y Singapur han intervenido en los mercados financieros para respaldar sus monedas. Excluyendo a China, las reservas de divisas de los mercados emergentes han caído más de 200.000 millones de dólares en el último año, según el banco JPMorgan Chase, la caída más rápida en dos décadas.
Esto tiene serias repercusiones, no solo económicas sino también políticas. China respondió proyectando su propia moneda como un medio alternativo de comercio, especialmente en el petróleo.
Enormes deudas gubernamentales
Las economías endeudadas de la eurozona han sido empujadas implacablemente al borde de la bancarrota. Ahora se encuentran en una posición aún peor que la que existía en la crisis de la deuda soberana hace una década.
Josep Borrell, jefe de política exterior de la UE, advirtió que la Fed estaba exportando la recesión de la misma manera que los dictados de Alemania posteriores a 2008 impusieron la crisis del euro.
“Gran parte del mundo está ahora en peligro de convertirse en Grecia”, se lamentó.
En Europa, la situación empeoró mucho cuando Gran Bretaña echó gasolina al fuego con una política fiscal temeraria, que provocó inmediatamente el pánico en los mercados financieros.
La necesidad se reveló a través de un accidente. La crisis en Gran Bretaña y las medidas de reducción de impuestos de la efímera administración Truss en octubre de 2022 actuaron como un catalizador, provocando el pánico en los mercados financieros, que fácilmente podría haberse extendido a todo el sistema monetario mundial.
Esto fue recibido con una mezcla de ira, incredulidad y alarma por parte de los mercados monetarios internacionales. En efecto, Liz Truss arrojó una granada de mano sobre un barril de TNT que estaba a punto de explotar a la menor sacudida.
El FMI lanzó un ataque mordaz contra el plan del Reino Unido de implementar 45.000 millones de libras esterlinas de recortes de impuestos financiados con deuda. Funcionó. El gobierno de Truss se vio obligado a una humillante retirada. El ministro de Hacienda, Kwasi Kwarteng, fue despedido y todo su presupuesto fue desechado. Poco después, la propia Truss fue expulsada de su cargo y los mercados se estabilizaron temporalmente. Pero el daño ya estaba hecho.
Una vez perdida, la credibilidad financiera es bastante difícil de restaurar, y la reputación de Gran Bretaña como potencia mundial ahora está en la alcantarilla. El Reino Unido, que anteriormente disfrutó de una calificación crediticia ejemplar, ahora ha sido degradado y se considera en el mismo nivel que Italia, agobiada por la deuda y propensa a las crisis.
Pero ese fue el resultado menos importante de este asunto. Las implicaciones se extendieron mucho más allá de las costas británicas.
El alarmante paralelo con de la década de 1930
Brexit fue la indicación más clara de las consecuencias del nacionalismo económico. Y la conducta del gobierno británico en este asunto sirvió como advertencia de sus peligrosas consecuencias.
El breve y ruinoso mandato de Liz Truss en Gran Bretaña demostró que pedir prestado mucho dinero en un momento de inflación y aumento de las tasas no es una opción. Pero, ¿Cuál es la alternativa?
Larry Summers, cuya alarma ante la situación actual ya mencionamos, fue citado en el Financial Times diciendo:
“La desestabilización provocada por los errores británicos no se limitará a Gran Bretaña”.
Y ese es el punto. Los precios de los bonos en países tan diferentes como EE. UU. e Italia se desviaron violentamente en respuesta a cada vuelta de tuerca de la intrincada historia que salía de Londres.
En efecto, Liz Truss lanzó una granada de mano sobre un barril de TNT a punto de explotar / Imagen: Número 10, Flickr
Eso no fue un accidente. Un colapso financiero en Londres, que, a pesar del declive de Gran Bretaña, sigue siendo uno de los centros financieros más importantes del mundo, podría haber tenido el mismo efecto que la crisis de 1931, solo que en una escala mucho mayor.
Aunque generalmente se olvida ahora, la Gran Depresión en Europa fue provocada por el colapso del banco Creditanstalt de Viena en mayo de 1931, que inició un efecto dominó que se extendió rápidamente por los mercados financieros de Europa y más allá.
Este fue el detonante de la gran espiral deflacionaria en Europa entre 1931 y 1933. Y la historia puede repetirse fácilmente, sobre todo porque la economía mundial está mucho más integrada e interdependiente que entonces.
El factor ucraniano
La guerra en Ucrania se ha convertido ahora en un factor importante en las perspectivas mundiales. Sin embargo, para tener una idea clara de los problemas involucrados y cómo podrían desarrollarse, es necesario concentrar nuestra atención en los procesos fundamentales y no distraernos con la ruidosa guerra informativa o las inevitables vicisitudes en el campo de batalla.
Los principales medios de comunicación han repetido constantemente afirmaciones sobre la derrota de Rusia. Pero eso no encaja bien con los hechos conocidos.
El punto más importante es que esta es una guerra indirecta entre Rusia y el imperialismo estadounidense. Rusia no lucha contra un ejército ucraniano sino contra un ejército de la OTAN, es decir, el ejército de un Estado que no es formalmente miembro de esa alianza, pero que está financiado, armado, entrenado y equipado por la OTAN, que también le proporciona apoyo logístico e información vital.
“Política por otros medios”
Como se ha señalado, la guerra es sólo la continuación de la política por otros medios. La guerra actual terminará cuando se satisfagan los fines políticos de los actores clave o cuando uno o ambos bandos estén agotados y pierdan la voluntad de seguir luchando.
¿Cuáles son estos objetivos? Los objetivos bélicos de Zelensky no son ningún secreto. Dice que se no conformará con nada menos que la expulsión completa del ejército ruso de todas las tierras ucranianas, incluida Crimea.
Zelensky dice que no se conformará con nada menos que la expulsión completa del ejército ruso de todas las tierras ucranianas / Imagen: ZUMAPRESS.com
Este punto de vista ha sido apoyado con entusiasmo por los halcones de la coalición occidental: los polacos, los suecos y los líderes de los Estados bálticos -que tienen sus propios intereses en mente- y, por supuesto, los chovinistas y belicistas de cabeza dura de Londres, que imaginan que Gran Bretaña, incluso en su actual estado de bancarrota económica, política y moral, sigue siendo una potencia importante a escala mundial.
Estas damas y caballeros trastornados han estado presionando a los ucranianos para que vayan aún más lejos, mucho más allá de lo que les gustaría a los estadounidenses. Su deseo más ardiente es ver al ejército ucraniano expulsar a los rusos, no solo del Donbás sino también de Crimea, provocando el derrocamiento de Putin y la derrota total y el desmembramiento total de la Federación Rusa (aunque no suelen hablar de esto en público).
Aunque hacen mucho ruido, ninguna persona seria presta la menor atención a las payasadas de los políticos de Londres, Varsovia y Vilnius. Como líderes de estados de segunda categoría que carecen de peso real en la balanza de la política internacional, siguen siendo actores de segunda categoría que nunca pueden desempeñar más que un papel menor en este gran drama.
Los Estados Unidos son los que pagan las cuentas y dictan todo lo que sucede. Y al menos los estrategas más sobrios del imperialismo yanqui saben que todo este delirio no es más que palabrería. Bajo ciertas condiciones, estados imperialistas menores pueden jugar un cierto papel en el desarrollo de los acontecimientos, pero en última instancia Washington es quien decide.
A pesar de todas las demostraciones públicas de bravuconería, los estrategas militares serios han entendido que es imposible que Ucrania derrote a Rusia. El general Mark A. Milley es el vigésimo presidente del Estado Mayor Conjunto, el oficial militar de más alto rango de los EE. UU. Por lo tanto, sus opiniones deben tomarse muy en serio cuando dice:
“Entonces, en términos de probabilidad, la probabilidad de una victoria militar ucraniana definida como expulsar a los rusos de toda Ucrania para incluir lo que definen o lo que el reclamo es Crimea, para – la probabilidad de que eso suceda pronto no es alta, militarmente”.
El punto más importante a comprender es que los objetivos de guerra de Washington no coinciden con los de los hombres en Kiev, que hace mucho tiempo entregaron su llamada soberanía nacional a su Jefe al otro lado del Atlántico, y que ya no decide nada por sí mismo.
El objetivo del imperialismo estadounidense no es, y nunca ha sido, defender una sola pulgada del territorio ucraniano o ayudar a los ucranianos a ganar una guerra, ni de ninguna otra manera.
Su objetivo real es muy simple: debilitar militar y económicamente a Rusia; para desangrarla y dañarla; matar a sus soldados y arruinar su economía, para que Rusia ya no ofrezca ninguna resistencia a la dominación estadounidense de Europa y el mundo.
Fue este objetivo el que los indujo a empujar a los ucranianos a un conflicto completamente innecesario con Rusia sobre la pertenencia a la OTAN. Habiendo empujado este conflicto, se sentaron y observaron el espectáculo de los dos bandos luchando, a una distancia segura de varios miles de millas.
Independientemente de todas sus protestas públicas, los hipócritas imperialistas son totalmente indiferentes a los sufrimientos del pueblo de Ucrania, a quienes consideran meros peones en el tablero de ajedrez local de su lucha por el poder con Rusia.
Y debe tenerse en cuenta que, hasta el día de hoy, Ucrania no ha sido admitida como miembro de la UE ni de la OTAN, que se suponía que era la cuestión central de todo el asunto. Esto no es un accidente.
El conflicto actual conviene a los intereses de Estados Unidos de muchas maneras. Ayuda a su objetivo de abrir una brecha entre Europa y Rusia, lo que pone a la primera aún más bajo su dominio. En este sentido, la guerra ya ha logrado algunos resultados. Los vínculos económicos de la UE y Rusia, en particular en relación a la energía se han roto de manera muy importante, lo que golpea significativamente la mayor economía de la UE, Alemania. El tráfico de gas natural a través del Báltico es ahora físicamente imposible por la voladura del gaseoducto Nord Stream por parte de agencias estatales. El alza de los costes energéticos permite a los EEUU presionar todavía más la industria de la UE, sobre todo la alemana. Los EEUU tienen el lujo de involucrar a su enemigo en una guerra en la que no participan soldados estadounidenses (al menos, en teoría), y todos los combates y las muertes corren a cargo de otros.
Si Ucrania fuera miembro de la OTAN, esto significaría que las tropas de combate estadounidenses terminarían en una guerra europea, luchando contra el ejército ruso. Por otra parte, importantes países europeos no tienen ni el interés ni la posibilidad de admitir a Ucrania en la UE. Esto significaría el equilibrio económico y político de la Unión, ya de por sí extremadamente frágil. No, mucho mejor dejar las cosas como están.
Cuando Zelensky se queja de que sus aliados occidentales no le envían todas las armas que necesita para ganar la guerra, no se equivoca. Los estadounidenses le envían las armas suficientes para que la guerra continúe, pero no las suficientes para lograr algo que se asemeje a una victoria decisiva. Esto está completamente en línea con los verdaderos objetivos de guerra de Estados Unidos.
Las sanciones han fracasado
Las sanciones impuestas a Rusia tras la invasión de Ucrania han sido un fracaso espectacular. De hecho, el valor de las exportaciones rusas creció desde el comienzo de la guerra.
Aunque el volumen de las importaciones de Rusia se desplomó como resultado de las sanciones, varios países (China, India, Turquía, pero también algunos que forman parte de la UE, como Bélgica, España y los Países Bajos) han aumentado su comercio con Rusia. Además, los altos precios del petróleo y el gas han compensado los ingresos que Rusia perdió debido a las sanciones. India y China han estado comprando mucho más de su crudo, aunque a un precio de descuento.
Así, la pérdida de ingresos resultante de las sanciones se ha visto compensada por el aumento del precio del petróleo y el gas en los mercados mundiales. Vladimir Putin continúa financiando sus ejércitos con las ganancias, mientras que Occidente se enfrenta a la perspectiva de inestabilidad energética en los próximos años, con facturas de energía altísimas y una creciente ira pública.
Debilitamiento del apoyo
La pregunta es: ¿qué bando se cansará primero de la guerra? Está claro que el tiempo no está del lado de Ucrania, ni desde el punto de vista militar ni político. Y en última instancia, este último pesará más en la balanza.
Entre bastidores, Washington ha estado presionando a Zelensky para que negocie con Putin / Imagen: kremlin.ru
El invierno, en el que Europa sufrió una grave escasez de gas y electricidad, ha debilitado el apoyo público a la guerra en Ucrania. El clima más cáldio no será un alivio, ya que la atención se centra ahora en el problema imposible de volver a llenar las reservas de gas a tiempo para el próximo invierno, sin poder contar con el suministro ruso. Cada mes que continúan las sanciones, la preocupación por el siguiente invierno crece. El apoyo estadounidense tampoco puede darse por sentado. En público, los estadounidenses mantienen la idea de su apoyo inquebrantable a Ucrania, pero en privado no están nada convencidos del resultado. Entre bastidores, Washington ha estado presionando a Zelensky para que negocie con Putin.
En la práctica, sin embargo, el éxito de la ofensiva ucraniana de septiembre de 2022 y la retirada rusa de Kherson complicaron la situación en el tablero diplomático.
Por un lado, Zelensky y las fuerzas rabiosamente nacionalistas y abiertamente fascistas en el aparato del estado estaban hinchados con sus inesperados logros y deseaban llegar mucho más lejos. Por otro lado, los reveses militares representaron un golpe humillante para Putin, que llegó a la conclusión de que tenía que intensificar su “operación militar especial”. Así pues, ninguna de las partes está dispuesta a negociar nada significativo por el momento. Pero eso cambiará.
La demagogia de Zelensky, repitiendo constantemente que nunca cederá ni una pulgada de tierra, está claramente diseñada para presionar a la OTAN y al imperialismo estadounidense; insistiendo en que los ucranianos lucharán hasta el final, siempre a condición de que Occidente siga enviando enormes cantidades de dinero y armas.
A Biden le gustaría prolongar el conflicto actual para debilitar y socavar a Rusia. Pero no a cualquier precio, y menos si ello implica un enfrentamiento militar directo con Rusia. Mientras tanto, encuesta tras encuesta muestran que el apoyo de la guerra en Ucrania en la opinión pública occidental, está declinando lentamente.
¿Guerra nuclear?
La insinuación de Putin de que podría considerar el uso de armas nucleares fue casi con toda seguridad un farol, pero causó alarma en la Casa Blanca. En un discurso en un acto de recaudación de fondos en Nueva York, Biden afirmó que el presidente ruso “no bromeaba” sobre el “posible uso de armas nucleares tácticas o armas biológicas o químicas porque su ejército está, podría decirse, significativamente por debajo de sus posibilidades”.
A raíz de la amenaza nuclear, empezaron a celebrarse negociaciones secretas entre Washington y Moscú. Esto fue el beso de la muerte para el bando ucraniano, que cada vez estaba más desesperado y buscaba cualquier excusa para llevar a cabo una provocación con la que esperaban arrastrar finalmente a la OTAN a participar directamente en la guerra.
Esto subraya los peligros implícitos si se permite que la guerra continúe. Hay demasiados elementos incontrolables en juego, que podrían dar lugar al tipo de espiral descendente que podría desembocar en una guerra real entre la OTAN y Rusia.
El peligro de este tipo de acontecimientos se puso de manifiesto en noviembre de 2022, cuando el mundo quedó conmocionado al escuchar la declaración del presidente de Polonia de que su país había sido alcanzado por misiles de fabricación rusa, y los medios de comunicación occidentales afirmaron que Rusia estaba detrás de ello.
Esa mentira quedó pronto al descubierto cuando el propio Pentágono reveló que el misil que alcanzó una instalación de grano polaca en una granja cercana al pueblo de Przewodow, cerca de la frontera con Ucrania, fue disparado por el ejército ucraniano.
La OTAN y los polacos se apresuraron a explicar que todo había sido “un lamentable accidente”. Pero a pesar de que el proyectil era un misil anti aéreo S-300 con un alcance muy limitado que difícilmente podía haber sido disparado por Rusia, Zelensky mintió descaradamente e insistió que había sido un ataque deliberado desde Rusia. Esperaba que le diera dado una poderosa palanca para exigir más armas y dinero. Y en el mejor de los casos (desde su punto de vista) podría empujar a la OTAN a tomar medidas de represalia contra Rusia, con interesantes consecuencias.
Si ese incidente hubiera servido para empujar a la OTAN a actuar contra Rusia, podría haber desencadenado una imparable cadena de acontecimientos que podría haber desembocado en una guerra total. No cabe la menor duda de que a Zelensky le vendría muy bien que la OTAN entrara en guerra y sacara así sus castañas calientes del fuego.
Una conflagración general europea habría sido una pesadilla para millones de personas. Pero para Zelensky y su camarilla habría sido la respuesta a todas sus plegarias. Naturalmente, sería imposible que los americanos se mantuvieran al margen, calentándose las manos en las llamas.
Tendría que haber tropas americanas sobre el terreno. Excelente noticia desde el punto de vista del régimen de Kiev, pero en absoluto desde el de la Casa Blanca y el Pentágono. ¡Se suponía que eso no formaba parte del guión!
Los estadounidenses no tienen ninguna intención de llevar las cosas tan lejos. Una confrontación directa entre la OTAN y Rusia, con todas sus implicaciones nucleares, será evitada a toda costa por ambos bandos. Precisamente por eso, los estadounidenses tienen abiertos varios canales, para evitar cualquier posibilidad de que se produzcan acontecimientos tan incontrolados. De hecho, se esfuerzan por poner límites definitivos a la guerra actual y abrir el camino hacia las negociaciones.
Estados Unidos pide conversaciones
A los estrategas militares serios de Washington no se les escapa la realidad de la situación. El general Mark Milley, presidente del Estado Mayor Conjunto, llamó a Zelensky a que iniciara conversaciones con Rusia.
Milley dijo que puede haber una oportunidad de negociar el fin del conflicto siempre y cuando las líneas del frente se estabilicen durante el invierno:
“Cuando haya una oportunidad de negociar, cuando se pueda alcanzar la paz, aprovéchenla”, dijo Milley. “Aprovechen el momento”.
Pero si las negociaciones nunca llegan a materializarse o fracasan, Milley afirma que Estados Unidos seguiría armando a Ucrania, aunque la victoria militar absoluta de cualquiera de los dos bandos parece cada vez más improbable.
“Tiene que haber un reconocimiento mutuo de que la victoria militar es probablemente, en el verdadero sentido de la palabra, tal vez no alcanzable por medios militares, y por lo tanto hay que recurrir a otros medios”, dijo.
Esta es la auténtica voz del imperialismo estadounidense. Y esto, y no las declaraciones retóricas de Zelensky, es lo que determina en última instancia el destino de Ucrania.
Washington siempre se ha mostrado reacio a suministrar a Kiev el tipo de armamento avanzado que ha estado solicitando. Su intención es enviar una señal a Moscú de que Estados Unidos no está dispuesto a suministrar armas que podrían intensificar el conflicto, creando la posibilidad de un enfrentamiento militar directo entre Rusia y la OTAN.
También es una advertencia a Zelensky de que había límites definitivos a la voluntad de EE.UU. de seguir pagando la factura de una guerra cara sin un final claro a la vista.
Cansancio ucraniano
Durante el primer mes de guerra, los ucranianos se mostraron dispuestos a negociar con Rusia. Desde entonces, Zelensky ha rechazado por completo la idea de negociar. Ha dicho en repetidas ocasiones que Ucrania solo está dispuesta a entablar negociaciones con Rusia si sus tropas abandonan todas las partes de Ucrania, incluidas Crimea y las zonas orientales del Donbás, controladas de facto por Rusia desde 2014, y si los rusos que han cometido crímenes en Ucrania se enfrentan a juicio.
La sucesión de éxitos en el campo de batalla animó a Zelensky a creer en la posibilidad de una “victoria final” / Imagen: Mando de Instrucción del 7º Ejército, Flickr
Zelensky también dejó claro que no mantendría negociaciones con los actuales dirigentes rusos. Incluso firmó un decreto en el que especificaba que Ucrania solo negociaría con un presidente ruso que haya sucedido a Vladimir Putin.
Estas desafiantes declaraciones causaron gran irritación en Washington. El Washington Post reveló que funcionarios estadounidenses han advertido en privado al gobierno ucraniano de que la “fatiga ucraniana” entre los aliados podría empeorar si Kiev sigue sin negociar con Putin.
Los funcionarios declararon al periódico que la postura de Ucrania en las negociaciones con Rusia está cansando a los aliados, preocupados por los efectos económicos de una guerra prolongada.
En el momento de redactar este artículo, Estados Unidos había concedido a Ucrania 65.000 millones de dólares en ayudas y estaba dispuesto a dar más, afirmando que apoyaría a Ucrania “todo el tiempo que fuera necesario”. Sin embargo, los aliados en algunas partes de Europa, por no hablar de África y América Latina, están preocupados por la tensión que la guerra está ejerciendo sobre los precios de la energía y los alimentos, así como sobre las cadenas de suministro. “La fatiga por Ucrania es algo real para algunos de nuestros socios”, afirmó un funcionario estadounidense.
Naturalmente, los estadounidenses no pueden admitir públicamente que estén presionando a Zelensky. Al contrario, mantienen una apariencia de firme solidaridad con Kiev. Pero en realidad, están apareciendo serias grietas en la fachada.
Para los dirigentes ucranianos, la aceptación de la petición estadounidense significaría una humillante retirada tras tantos meses de retórica beligerante sobre la necesidad de una derrota militar decisiva contra Rusia para garantizar la seguridad de Ucrania a largo plazo.
La sucesión de éxitos en el campo de batalla, primero en la región nororiental de Kharkiv y después con la toma de Kherson, animó a Zelensky a creer en la posibilidad de una “victoria final”. Pero los estadounidenses conocen mejor la realidad y saben muy bien que el tiempo no está necesariamente del lado de Ucrania.
¿Corre Putin peligro de ser derrocado?
La maquinaria propagandística occidental repite constantemente que Putin será derrocado pronto por el pueblo ruso, cansado de la guerra. Pero eso no son más que ilusiones. Se basan en un error fundamental. De hecho, Putin ha utilizado con éxito la guerra para atajar la creciente lucha de clases y el descontento de las masas. Junto con el aumento de la represión, esto ha proporcionado al régimen un respiro temporal. En la actualidad, Putin sigue contando con una amplia base de apoyo, que ha alcanzado nuevos niveles en los últimos meses. No corre peligro inmediato de ser derrocado.
No existe un movimiento antibelicista significativo en Rusia y el que hay está liderado y dirigido por los elementos burgueses-liberales. Esa es precisamente su principal debilidad. Los trabajadores echan un vistazo a las credenciales pro occidentales de estos elementos y se apartan, maldiciendo.
La guerra cuenta con el apoyo de la mayoría, aunque algunos tengan dudas. La imposición de sanciones y el flujo constante de propaganda antirrusa en Occidente, y el hecho de que la OTAN y los estadounidenses estén suministrando armas modernas a Ucrania, confirma la sospecha de que Rusia está siendo asediada por sus enemigos. Algo que el régimen utiliza para unir a la población en torno a sí.
En su propaganda de guerra, Vladimir Putin intenta invocar el recuerdo de la lucha soviética contra la Alemania nazi y el odio que el pueblo ruso siente desde hace mucho tiempo por el imperialismo occidental, que mezcla con el reaccionario chovinismo gran ruso. Enmarca la guerra de Ucrania como una guerra contra el imperialismo occidental, por la desnazificación del régimen de Kiev y por la defensa de la minoría rusoparlante de Ucrania. Todo esto es, por supuesto, pura demagogia.
No hay absolutamente nada progresista en el régimen de Putin. No es ni antiimperialista, ni antifascista, ni amigo de los trabajadores. No es ningún secreto, por ejemplo, que unidades con claras simpatías neonazis y de extrema derecha operan abiertamente como parte del ejército ruso, en particular en la PMC Wagner.
Con el partido comunista ruso adoptando una postura traicionera, nacionalista y patriótica y proporcionando una cobertura de izquierdas al nacionalismo gran ruso de Putin, los trabajadores rusos no encuentran ninguna alternativa política que represente sus intereses en oposición al régimen y su guerra.
La única presión sobre Putin no procede de ningún movimiento antibélico, sino, por el contrario, de los nacionalistas rusos y otros que quieren que la guerra prosiga con mayor fuerza y determinación. Sin embargo, si la guerra se prolonga durante algún tiempo sin pruebas significativas de un éxito militar ruso, eso puede cambiar.
A principios de noviembre, más de 100 reclutas de la república rusa de Chuvash organizaron una protesta en Ulyanov Oblast porque no habían recibido los pagos prometidos por Putin.
Un pequeño síntoma, sin duda. Pero si el conflicto actual se prolonga, podría multiplicarse a una escala mucho mayor, lo que supondría una amenaza, no sólo para la guerra, sino para el propio régimen.
Un síntoma aún más significativo son las protestas de las madres de los soldados muertos en Ucrania. Éstas son todavía de pequeño tamaño y se concentran principalmente en repúblicas orientales como Daguestán, donde los altos niveles de desempleo hicieron que un gran número de jóvenes se presentaran voluntarios para el ejército.
Si la guerra continúa y aumenta el número de muertos, es posible que veamos protestas de madres en Moscú y Petersburgo, que Putin no podrá ignorar y será incapaz de reprimir. Esto marcaría sin duda un cambio en toda la situación. Pero aún no se ha materializado.
Las reservas de Rusia
Al oponerse a la guerra desde su inicio, los marxistas rusos han adoptado una postura de principios en condiciones extremadamente difíciles de represión y bajo un aluvión de propaganda estatal. Su tarea es, ante todo, desenmascarar la demagogia de Putin, que no es más que una tapadera de los intereses reaccionarios de los oligarcas capitalistas, el principal enemigo de los trabajadores y los pobres rusos.
Al mismo tiempo, deben oponerse al imperialismo occidental, así como a los liberales expatriados pro-Kiev y a los llamados medios de comunicación independientes que actúan como sus portavoces en Rusia. Ir contra la corriente y mantener una posición de clase independiente hoy preparará a los marxistas rusos para dar enormes pasos adelante una vez que la marea empiece a cambiar.
Aunque la revolución está inmediatamente en el orden del día, la guerra está sin duda agitando las cosas en lo más profundo del proletariado y preparando enormes convulsiones sociales en el futuro.
El objetivo declarado de Rusia era “impedir el ingreso en la OTAN y desmilitarizar y desnazificar Ucrania”, también Putin quería un gobierno neutral o prorruso en Kiev. En efecto, eso significaría eliminar a Ucrania como Estado nacional independiente.
Pero Putin claramente calculó mal y los rusos no tenían fuerzas suficientes para lograr estos objetivos. Incluso la tarea de mantener sus avances en Donbás resultó difícil, como demostró claramente la ofensiva ucraniana de principios de septiembre.
Pero los fracasos en el frente actuaron como el estímulo necesario para reajustar. Se tomaron medidas para movilizar las fuerzas necesarias.
Rusia llevó a cabo una movilización masiva. El envío de 300.000 soldados rusos frescos al frente cambiará drásticamente el equilibrio de fuerzas.
El argumento frecuentemente repetido de que a los rusos les faltan municiones es totalmente falso. Rusia tiene una industria armamentística grande y poderosa. Dispone de considerables reservas de armas y municiones.
El envío de 300,000 soldados rusos frescos al frente cambiará drásticamente el equilibrio de fuerzas / Imagen: Отдел информационной политики Администрации города Ялта
Es cierto que sus reservas de los misiles más modernos de precisión milimétrica son limitadas y se agotarán. Pero no hay escasez de otros misiles, que son perfectamente adecuados para actividades normales en el campo de batalla.
Mientras tanto, los rusos siguen pulverizando con artillería, cohetes, drones y misiles objetivos en toda Ucrania, destruyendo centros de mando militar, nudos de transporte e infraestructuras, lo que dificultará seriamente el movimiento de tropas y armas hacia el.
¿Ahora que?
El dicho de Napoleón de que la guerra es la más compleja de todas las ecuaciones conserva toda su fuerza. La guerra es un cuadro en movimiento con muchas variantes imprevisibles y escenarios posibles.
El éxito de la ofensiva ucraniana en septiembre de 2022 y, posteriormente, la retirada rusa de la parte occidental de Kherson parecieron confirmar la variante que la maquinaria propagandística occidental ha presentado con confianza desde el comienzo de las hostilidades.
Sin embargo, debemos cuidarnos de las conclusiones impresionistas extraídas de un número limitado de acontecimientos. El resultado de las guerras rara vez se decide en una sola batalla, o incluso en varias.
La pregunta es: ¿esta victoria, o ese avance, alteraron materialmente el equilibrio subyacente de fuerzas, que es lo único que puede determinar el resultado final? Estas cuestiones fundamentales aún están por determinar. Son posibles diferentes resultados, dependiendo de cómo se desarrollen las condiciones tanto en Rusia como en Ucrania y entre sus amos occidentales.
Rusia ha estado acumulando fuerzas en el Este, reforzando su presencia militar en Bielorrusia e intensificando sus bombardeos aéreos tanto sobre objetivos militares como sobre la ya debilitada infraestructura ucraniana.
Esta degradación de las infraestructuras ha llegado al punto de que incluso se habla de evacuar las principales ciudades -incluida Kiev-, que se están volviendo inhabitables como consecuencia de la interrupción del suministro de energía y agua.
Es difícil determinar en qué momento esta destrucción empezará a minar la voluntad de resistencia. La experiencia histórica indica que los bombardeos aéreos por sí solos nunca pueden ganar guerras.
De hecho, a corto plazo, tendrá el efecto contrario, acentuando el odio al enemigo y aumentando el espíritu de resistencia. Pero todo tiene un límite. A partir de cierto punto, se instala un sentimiento general de cansancio de la guerra y se debilita la voluntad de seguir luchando.
Hasta ahora, los ucranianos han demostrado un notable nivel de resistencia. Pero no está claro cuánto tiempo podrá mantenerse la moral tanto de la población civil como de los soldados en el frente.
Pero tan pronto como comience un clamor por la paz, estallarán serias divisiones en la capa dirigente de Kiev entre los nacionalistas de derechas, que desean luchar hasta el amargo final, y los elementos más pragmáticos, que ven que una mayor resistencia sólo conducirá a la destrucción total de Ucrania y que algún tipo de acuerdo negociado es la única salida.
Cualquiera que sea el resultado, no se puede hablar de una vuelta al statu quo en Europa. Ha nacido un nuevo período de extrema inestabilidad, guerras, guerras civiles, revoluciones y contrarrevoluciones.
Relaciones mundiales
El mundo está experimentando cambios que se asemejan a los dramáticos desplazamientos de las placas tectónicas en geología. Estos desplazamientos siempre van acompañados de terremotos.
Estos cambios políticos y diplomáticos tienen el mismo efecto. Ya antes de la guerra, el retroceso de la globalización y el consiguiente auge del nacionalismo económico habían provocado la agudización de los conflictos entre las distintas potencias.
El mundo está experimentando cambios que se asemejan a los dramáticos desplazamientos de las placas tectónicas en geología / Imagen: In Defence of Marxism
Pero el conflicto ucraniano exacerbó enormemente todas las tensiones y profundizó todas las contradicciones. Como consecuencia de todo ello, estamos asistiendo a un profundo cambio en las relaciones mundiales.
El signo más evidente de ello es el hecho de que China se ha acercado mucho más a Rusia, ya que ambas compiten con el imperialismo estadounidense. El papel de China en la guerra de Ucrania se ha enmascarado bajo el pretexto de abogar por una “paz negociada”. Para la clase dominante china, esta guerra es una perturbación inoportuna de las beneficiosas relaciones comerciales que ha construido durante los últimos 30 años, ya que no se siente preparada todavía para enfrentarse frontalmente a su rival estadounidense.
Sin embargo, detrás de este supuesto pacifismo hay una clara línea roja: la inadmisibilidad de una desestabilización de la Federación Rusa como resultado de una derrota militar. Tal derrota ampliaría la influencia del imperialismo estadounidense y haría perder a China un valioso socio en su conflicto estratégico con Estados Unidos y sus aliados. Está claro que sin la ayuda china para eludir las sanciones occidentales, Rusia se encontraría en una situación mucho peor en lo que respecta a la conducción de la guerra.
Rusia
Rusia es una potencia imperialista regional. Pero su posesión de enormes reservas de petróleo, gas y otras materias primas, su sólida base industrial y su avanzado complejo militar-industrial, junto con su poderoso ejército y su arsenal de armas nucleares, se combinan para darle un alcance mundial que la pone en colisión con el imperialismo estadounidense.
Históricamente, Ucrania estaba plenamente integrada en la economía de la Unión Soviética. Tras la restauración capitalista, estos vínculos económicos se mantuvieron, convirtiendo a Ucrania en un activo económico clave para el capitalismo ruso. También existen vínculos culturales y geográficos que forman parte integrante de la ideología reaccionaria del chovinismo gran ruso. Los oligarcas rusos ven en el control occidental del régimen de Kiev una amenaza económica, política y militar directa. Detrás de la propaganda estatal rusa, la camarilla del Kremlin esconde su estrecho interés en retomar el control sobre Ucrania y subyugarla para sus propios fines.
Washington ve a Rusia como una amenaza para sus intereses globales, especialmente en Europa. El antiguo odio y recelo hacia la Unión Soviética no desapareció con el colapso de la URSS. Joe Biden es un excelente ejemplo de la generación de rusófobos que quedó de los años de la Guerra Fría.
Tras el colapso de la URSS, los estadounidenses aprovecharon el caos de los años de Yeltsin para afirmar su dominio a escala mundial. Intervinieron en zonas antes dominadas por Rusia, algo que nunca se habrían atrevido a hacer en la época soviética.
Primero intervinieron en los Balcanes, acelerando la desintegración de la antigua Yugoslavia. Las criminales invasiones de Irak y Afganistán fueron seguidas de una intervención infructuosa en la guerra civil siria, que les hizo chocar con Rusia.
Todo el tiempo, continuaron expandiendo su control sobre Europa del Este, ampliando la OTAN mediante la inclusión de antiguos satélites soviéticos como Polonia y los Estados bálticos. Esto supuso un incumplimiento directo de las promesas hechas en repetidas ocasiones por Occidente de que la OTAN no se expandiría “ni una pulgada” hacia el este.
Esto llevó a una alianza militar hostil hasta las mismas fronteras de la Federación Rusa. Pero al intentar atraer a Georgia a la órbita de la OTAN, cruzaron una línea roja. La clase dominante en Rusia se sintió humillada y amenazada y utilizó la fuerza militar para disciplinar a los georgianos.
La invasión de Ucrania pretendía mostrar a los estadounidenses que Rusia estaba mostrando sus músculos y respondía al imperialismo estadounidense y a la OTAN.
Estados Unidos y Europa
Estados Unidos está utilizando el conflicto de Ucrania para perseguir su objetivo de obligar a los europeos a cortar sus lazos con Rusia y reforzar así el control del imperialismo estadounidense sobre toda Europa.
Antes de esto, la clase dominante alemana estaba, de hecho, utilizando sus vínculos con Rusia como palanca para asegurar al menos una independencia parcial frente a los EE.UU..
Estados Unidos utiliza el conflicto de Ucrania para reforzar el dominio del imperialismo estadounidense sobre toda Europa / Imagen: Defense of Ukraine
Su otra palanca principal era su dominio de facto de la Unión Europea, que esperaba construir como un bloque de poder alternativo, capaz de perseguir sus propios objetivos e intereses en un escenario global.
Las tensiones entre Estados Unidos y Europa son cada vez mayores, y de hecho se han visto exacerbadas por la guerra de Ucrania, aunque ésta solo podía tapar las grietas temporalmente. Estas tensiones han vuelto a salir a la superficie en la reciente ley proteccionista de infraestructura de los EEUU, que aumenta la presión sobre la producción industrial en la UE.
Las tensiones de Estados Unidos con Europa no son nuevas. Surgieron durante la guerra de Irak y, más recientemente, en torno a las relaciones con Irán. Los líderes de Francia y Alemania siempre desconfiaron de las estrechas relaciones de Estados Unidos con Gran Bretaña, a la que consideraban, con razón, un caballo de Troya estadounidense dentro del campo europeo.
Los franceses, que nunca ocultaron sus propias ambiciones de dominar Europa, fueron tradicionalmente más elocuentes en su retórica antiestadounidense. Los alemanes, que en realidad eran los verdaderos amos de Europa, se mostraban más circunspectos, prefiriendo la realidad del poder a la fanfarronería vacía.
Los estadounidenses no se dejaron engañar. Consideraban a Alemania, y no a Francia, como su principal rival, y Trump en particular no ocultaba su extrema desconfianza y aversión hacia Berlín.
Para asegurarse su independencia de Washington, los capitalistas alemanes entablaron una estrecha relación con Moscú. Esto enfureció a sus “aliados” al otro lado del Atlántico, pero les proporcionó considerables beneficios en forma de suministros baratos y abundantes de petróleo y gas.
Privarse de estos suministros es un precio muy alto a pagar por mantener contentos a los estadounidenses. Con Angela Merkel, Alemania preservó celosamente su papel independiente. Hizo falta una guerra en Ucrania para que Alemania se alineara, al menos por el momento.
Los burgueses Verdes se han desenmascarado como los más fervientes defensores del imperialismo estadounidense.
Pero tras la fachada de “unidad frente a la agresión rusa”, las diferencias persisten. Eso quedó claro en una caricatura que circula sobre dos mujeres, una estadounidense y otra europea. La segunda anuncia orgullosa a la primera: “Estaré encantada de morir congelada para ayudar a Ucrania”, a lo que la estadounidense responde con una sonrisa: “¡Y yo también estaré encantada de que te congeles!”.
En realidad, Estados Unidos está utilizando el pretexto de la guerra para reforzar su control sobre Europa. De momento, lo ha conseguido. Pero no está nada claro cuánto durará la paciencia de los alemanes y otros europeos. Las contradicciones que esto genera sólo se pondrán de manifiesto cuando se resuelva el asunto ucraniano.
Los EE.UU. y China
En la década de 1920, en una brillante predicción, Trotsky afirmó que el centro de la historia mundial había pasado del Mediterráneo al Atlántico, y estaba destinado a pasar del Atlántico al Pacífico. Esta predicción se está convirtiendo en un hecho ante nuestros propios ojos.
El conflicto entre Estados Unidos y Rusia se desarrolla principalmente (aunque no del todo) en Europa. Pero el conflicto entre China y Estados Unidos se desarrolla principalmente en el Pacífico. A largo plazo, esta última región desempeñará un papel mucho más decisivo en la historia mundial que los Estados de segunda fila de Europa, que han entrado en un largo periodo de declive histórico.
Los acontecimientos en el campo de batalla del Pacífico tendrán sin duda importantes repercusiones mundiales en el futuro. Las tensiones entre ambos países son cada día mayores. Tanto Demócratas como Republicanos no ocultan que consideran a China su principal y más peligroso adversario.
Estados Unidos está en un camino que conduce a una guerra comercial con China. Ha endurecido aún más sus restricciones a la exportación de tecnología a China.
Los estrategas burgueses especulan con que China se separará de Rusia. Pero eso no son más que ilusiones. En las condiciones actuales, no hay manera de que China se aleje de Rusia, o viceversa, porque se necesitan mutuamente para hacer frente al poder del imperialismo estadounidense.
El difícil equilibrio actual, entre China, Estados Unidos y Taiwán, se mantendrá durante algún tiempo / Imagen: Kevin Harber
En la actualidad, el conflicto entre EE.UU. y China se centra en la cuestión de Taiwán. La guerra en Ucrania tuvo inmediatamente el efecto de colocar la cuestión de Taiwán en la agenda de la política internacional. Hace tiempo que Pekín dejó claro en términos inequívocos que considera a Taiwán parte inalienable de China.
Pero al apoyar a las fuerzas nacionalistas taiwanesas, reforzar la ayuda militar y obstaculizar el acceso de China al mercado taiwanés, los estadounidenses están aumentando las tensiones en torno a la isla. Al mismo tiempo, sin embargo, Estados Unidos mantiene una política de “ambigüedad estratégica”, es decir, preserva el apoyo al status quo en Taiwán porque sabe que alejarse del mismo podría desembocar en una desastrosa confrontación militar.
La visita no oficial de Nancy Pelosi a la isla fue un acto extremadamente insensato, una provocación sin sentido que fue vista con consternación por los representantes más serios del imperialismo estadounidense y por aliados de los EEUU en Asia, que no quieren verse obligados a elegir bandos en una guerra comercial, y mucho menos en una guerra real.
Incluso Joe Biden, que no es famoso por su perspicacia intelectual, podía ver que provocaría una respuesta inmediata de China. Y así fue. Pekín intensificó la presión con maniobras navales y aéreas alrededor de la isla. La guerra verbal entre los dos países fue subiendo de tono.
Pero, en realidad, ninguna de las partes está ansiosa por llegar a un enfrentamiento militar. Una intervención armada de EE.UU. se enfrentaría a enormes problemas logísticos, y Xi Jinping está más preocupado por mantener la estabilidad interna que por involucrarse en aventuras militares. Después de haberse asegurado la ‘reelección’ en el 20 congreso del PCCh, Xi ha adoptado un tono más conciliatorio en relación a Taiwán y los EEUU.
Sólo una crisis muy grave dentro de China, que amenazara con derribar el régimen, o una declaración de independencia taiwanesa respaldada por EE.UU., podrían inclinar la balanza a favor de una aventura de este tipo. Pero eso no es algo que esté inmediatamente en el orden del día.
Así pues, el difícil equilibrio actual entre China, Estados Unidos y Taiwán se mantendrá durante algún tiempo, con sus inevitables altibajos. Pero la lucha titánica por la supremacía entre EE.UU. y China crecerá hasta abarcar toda Asia, con las consecuencias más trascendentales para todo el planeta.
Estados Unidos, Arabia Saudí y Rusia
La guerra de Ucrania también abrió conflictos entre EE.UU. y países que antes se consideraban aliados cercanos. Estados Unidos está enfadado porque muchas naciones siguen comerciando con Rusia, socavando así las sanciones impuestas por Estados Unidos. China está desobedeciendo abiertamente los deseos de Estados Unidos, y no se puede hacer mucho para impedirlo.
Pero India, que se supone que es amiga de Estados Unidos, también está comprando enormes cantidades de petróleo ruso a precios de saldo y vendiéndolo a Europa con un lucrativo margen de beneficio. Joe Biden echa humo y Modi se limita a encogerse de hombros. Después de todo, el petróleo ruso es tan barato…
Puede que sea barato para India y China, pero la escasez mundial de petróleo ha hecho subir los precios del mercado, lo que beneficia a Rusia, como ya hemos explicado.
Por eso han aumentado las tensiones entre Arabia Saudí, el mayor exportador de crudo del mundo, y Estados Unidos, el mayor consumidor mundial. Haciendo caso omiso de la petición de Biden de aumentar la producción de petróleo para hacer bajar los precios mundiales del crudo, Riad llegó a un acuerdo con Moscú para introducir recortes en la producción destinados a frenar la caída de los precios.
La cooperación de Arabia Saudí con Moscú es fuente de tremenda exasperación e indignación en la Casa Blanca. La portavoz de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, declaró a los periodistas que estaba “claro” que la OPEP+ se estaba “alineando con Rusia”.
La disputa entre los saudíes y Estados Unidos es sintomática del creciente deseo de los gobiernos de Asia, África y América Latina de aprovechar el conflicto mundial entre Rusia, China y Estados Unidos para hacer valer sus propios intereses, haciendo equilibrios entre ambos bandos. La conducta de Erdogan en Turquía es otro ejemplo de ello.
¿Un mundo multipolar?
Los reajustes a los que nos hemos referido han dado lugar a muchas especulaciones sobre un mundo “multipolar”. Se supone que el ascenso de China como potencia económica y militar desafiará la posición de liderazgo del imperialismo estadounidense.
Durante décadas se ha comentado el declive de EE.UU. en relación con China. Sin embargo, hay que subrayar que se trata de un declive relativo. En términos absolutos, EE.UU. sigue siendo el Estado militar más rico y poderoso del planeta.
En la década de 1970, se especuló de forma similar sobre el ascenso de Japón, que algunos predijeron que superaría a la economía estadounidense en unas décadas. Pero eso nunca se materializó.
El crecimiento explosivo de la economía japonesa alcanzó sus límites y Japón entró en un prolongado periodo de estancamiento económico. Ahora hay indicios de que China puede estar acercándose a un punto similar.
Los límites del llamado modelo chino se manifiestan en una brusca ralentización del crecimiento económico. En un futuro previsible, EE.UU. mantendrá su posición como principal potencia imperialista. Pero eso traerá sus propios problemas.
En el siglo XIX, el imperialismo británico dominaba una parte enorme del globo terrestre. Su flota dominaba los mares, aunque se veía cada vez más desafiada por el creciente poder de Alemania, y el imperialismo estadounidense estaba aún en sus primeras fases de desarrollo.
En aquella época, Gran Bretaña consiguió enriquecerse a costa de sus colonias y de su papel dominante en el comercio mundial. Su poder se vio socavado por dos guerras mundiales, y Estados Unidos heredó el papel de Gran Bretaña como policía mundial. Pero ganó esa posición en un periodo de declive imperialista. Y el papel de policía mundial está resultando muy oneroso.
A pesar de su colosal riqueza y poder militar, EE.UU. sufrió su primera derrota militar en las selvas de Vietnam. Anteriormente, la guerra de Corea terminó en empate y sigue sin resolverse. Las aventuras militares en Afganistán, Irak y Siria acabaron todas en humillación y en la pérdida de miles de millones de dólares.
Ahora, la guerra de Ucrania -en la que se supone que no participa activamente, aunque, en la práctica, sí lo hace- se ha convertido en una nueva sangría colosal de sus recursos. Como resultado, existe una poderosa reacción por parte de la opinión pública estadounidense contra las aventuras militares extranjeras. Esto actúa como un fuerte factor que limita su potencial para hacer la guerra.
Las humillantes derrotas sufridas en Irak y Afganistán están grabadas a fuego en la conciencia del pueblo de Estados Unidos. Están hartos de las intervenciones y guerras extranjeras, y este es un poderoso factor que limita el margen de maniobra tanto de Biden como del Pentágono.
Por otra parte, el ala Trump del Partido Republicano muestra una fuerte tendencia en la dirección del aislacionismo, que tradicionalmente ha sido un poderoso factor en la política estadounidense.
La inestabilidad general en el mundo amenaza constantemente con inflamar la inestabilidad política dentro de la sociedad estadounidense. Eso es lo que quería decir Trotsky cuando predijo que EE.UU. emergería como la potencia mundial dominante después de la Segunda Guerra Mundial, pero tendría dinamita incorporada en sus cimientos.
El ala Trump del Partido Republicano muestra una fuerte tendencia en la dirección del aislacionismo / Imagen: Gage Skidmore Flickr
Guerra y paz
El periodo en el que hemos entrado se caracterizará por una creciente inestabilidad y fricciones entre las diferentes potencias y bloques. Los reformistas de derechas han adoptado plenamente el programa y la retórica (“defender la democracia”) de la agenda imperialista de la burguesía. La “izquierda” no cesa de entonar conmovedores himnos a la Paz y a la Fraternidad Humana, que imaginan salvaguardadas por la Carta de las Naciones Unidas.
Sin embargo, en los cerca de 80 años transcurridos desde su fundación, las llamadas Naciones Unidas nunca han evitado ninguna guerra. Entre 1946 y 2020, ha habido aproximadamente 570 guerras, que han causado al menos 10.477.718 muertes civiles y militares. La ONU no es más que una tertulia que da la impresión de poder resolver problemas.
En realidad, en el mejor de los casos, a veces puede resolver pequeñas cuestiones, que no afectan a los intereses fundamentales de las grandes potencias. En el peor de los casos, como en la guerra de Corea en los años cincuenta, la del Congo en los sesenta y la primera guerra de Irak en 1991, sirve de cómoda hoja de parra para disfrazar los designios imperialistas.
En el pasado, las tensiones existentes ya habrían desembocado en una gran guerra entre las Grandes Potencias. Pero las condiciones cambiantes han eliminado esto de la agenda, al menos por el momento. Durante las últimas siete décadas no ha habido ninguna guerra mundial, aunque, como hemos señalado, hubo muchas pequeñas.
Los capitalistas no hacen la guerra por patriotismo, democracia o cualquier otro principio altisonante. Hacen la guerra para obtener beneficios, para capturar mercados extranjeros, fuentes de materias primas (como el petróleo) y para ampliar sus esferas de influencia.
Una guerra nuclear no significaría nada de esto, sino sólo la destrucción mutua de ambas partes. Incluso han acuñado una frase para describir esto: MAD (Destrucción Mutua Asegurada). Una guerra de ese tipo no beneficiaría a los banqueros y capitalistas.
Otro factor decisivo -ya mencionado- es la oposición masiva a la guerra, particularmente (pero no exclusivamente) en los Estados Unidos de América. Según una encuesta de opinión, sólo el 25% de la población estadounidense estaría a favor de una intervención militar directa en Ucrania, lo que significa que la inmensa mayoría se opondría.
Es esto, y no ningún amor por la paz, y desde luego ningún respeto por las Naciones (Des)Unidas, lo que ha impedido a Estados Unidos enviar tropas a un enfrentamiento directo con el ejército ruso en Ucrania.
Por supuesto, no faltan generales estadounidenses estúpidos o incluso desequilibrados que piensan que la guerra con Rusia o China, o mejor aún con ambas, sería una buena idea, y que si eso significara la aniquilación nuclear del planeta, sería un precio necesario a pagar.
Pero a esta gente la mantienen a raya, de la misma manera que un hombre que tiene un perro guardián feroz para defender su propiedad y se asegura de que está atado con una cadena. Y a menos que tengamos la perspectiva de la llegada al poder de un Hitler estadounidense, nadie se sentirá inclinado a firmar una nota de suicidio colectivo en nombre del pueblo estadounidense.
Aunque una guerra mundial en las condiciones actuales está descartada, habrá muchas guerras “pequeñas” y guerras a distancia como la de Ucrania. Esto se sumará a la volatilidad general y echará leña al fuego del desorden mundial.
EE.UU.
En EE.UU., la estabilidad del statu quo se basaba en la división del poder entre dos partidos burgueses, los Republicanos y los Demócratas. Durante más de 100 años, estos dos gigantes políticos se alternaron en el gobierno con la regularidad del péndulo de un viejo reloj.
Todo parecía funcionar a la perfección. Pero ahora, la regularidad anterior ha dado paso a las turbulencias más violentas.
Los años de Trump se caracterizaron por una imprevisibilidad extrema. Su negativa a aceptar el traspaso de poderes, o incluso a admitir que pudiera llegar a perder unas elecciones, creó las condiciones para el asalto del 6 de enero de 2021 al Congreso por una turba de sus partidarios furiosos. Estos acontecimientos fueron el heraldo de un nuevo periodo de violentas convulsiones en la sociedad estadounidense.
Todos los comentaristas económicos serios predicen que Estados Unidos entrará en recesión en 2023. La tasa de inflación anual de Estados Unidos supera ya el 8%, la más alta de los últimos 40 años. Como se ha dicho, la Reserva Federal ha estado aumentando gradualmente los tipos de interés, llevando los tipos hipotecarios a su nivel más alto en 15 años, acercándose al 7 por ciento, frente a poco más del 3 por ciento en 2021.
Al mismo tiempo, la deuda nacional estadounidense ha superado la marca de los 31 billones de dólares. Con la fuerte subida de los tipos de interés, esto ejercerá una gran presión sobre las finanzas públicas estadounidenses. La creación de empleo también se ha ralentizado, y el desempleo empieza a aumentar.
Esto se suma a un declive relativo a largo plazo, que ha provocado el estancamiento o la caída del nivel de vida de millones de estadounidenses. Los salarios reales llevan estancados desde los años setenta. Durante décadas se han destruido millones de puestos de trabajo bien remunerados en el sector manufacturero.
Esto explica el declive de la popularidad de los demócratas, antes considerados “amigos de los trabajadores”, y también por qué una figura como Trump podría aprovechar el resentimiento contra el establishment de una capa de la clase trabajadora.
Sin embargo, las elecciones de mitad de mandato de 2022 no produjeron la victoria del trumpismo que muchos esperaban, a pesar de los bajos índices de aprobación de Biden. Muchos de los candidatos de Trump fueron derrotados. Una de las principales razones fue la reacción contra la anulación de Roe vs Wade por el Tribunal Supremo, que anteriormente protegía el derecho al aborto.
Queda por ver si Trump gana la nominación presidencial del Partido Republicano, o si puede ser empujado por alguien como Ron DeSantis, el gobernador de Florida, que se ha posicionado como el candidato del “trumpismo sin Trump”. El escenario puede estar preparado para una escisión en el Partido Republicano, si Trump no se sale con la suya.
Descontento profundo
Existe un descontento generalizado y profundamente arraigado, que se expresa encuesta tras encuesta.
Más de la mitad de los estadounidenses cree que “en los próximos años habrá una guerra civil en Estados Unidos”, según una encuesta de la Universidad de California en 2022.
Según otra encuesta, el 85 por ciento de los estadounidenses cree que el país va por “mal camino”. El 58 por ciento de los votantes estadounidenses “cree que su sistema de gobierno no funciona…” y así sucesivamente.
Este arraigado estado de ánimo de descontento encontró su expresión más llamativa en el movimiento Black Lives Matter [Las Vidas Negras Importan] en 2020, que contó con el apoyo del 75 por ciento de la población. Pero esta radicalización se ha visto parcialmente desorientada por las llamadas políticas de la identidad.
Lo que se conoce como “guerras culturales” son utilizadas habitualmente tanto por políticos de extrema derecha como por liberales para incitar a sus partidarios. Se trata de un veneno que sólo puede combatirse con la política de clases.
La cuestión de clase
El resurgimiento de la cuestión de clase se expresa en la oleada de campañas de sindicalización en empresas como Amazon y Starbucks, pero también en las oleadas de huelgas que han afectado a Estados Unidos, como el “striketober” [octubre de huelgas] de 2021. Y la actividad huelguística sigue creciendo.
El resurgimiento de la cuestión de clase en Estados Unidos se expresa en las campañas de sindicalización en centros de trabajo como Amazon y Starbucks / Imagen: Socialist Revolution
Las últimas cifras revelan que el 71% de los estadounidenses apoyan a los sindicatos, su nivel más alto desde los años sesenta. Y entre los jóvenes esta cifra es aún mayor. Incluso entre el grupo de 18 a 34 años que apoya a Trump, el 71 por ciento simpatiza con las campañas sindicales en Amazon.
El movimiento hacia la sindicalización de los trabajadores precarios, principalmente jóvenes, es el primer indicio real de un renacimiento de la lucha de clases. Estas campañas de sindicalización están impulsadas por trabajadores de base jóvenes y radicales con poca conexión con el movimiento sindical tradicional. Forman parte de una nueva generación de combatientes de clase que se está formando en Estados Unidos y que se mueve rápidamente hacia la izquierda.
Sin embargo, existe una profunda y creciente desconfianza hacia todos los partidos existentes, especialmente los Demócratas. Es esta situación la que explica la crisis de la presidencia de Biden. Se le considera incapaz de resolver ninguno de los acuciantes problemas a los que se enfrentan la clase trabajadora y la juventud, desde la inflación a la guerra de Ucrania, desde el creciente y devastador impacto del cambio climático a la escasez de viviendas asequibles.
Es este sentimiento general de malestar el que explica la desconfianza generalizada hacia Biden y los demócratas entre una amplia capa de la población. La evolución ulterior de la lucha de clases abrirá el camino, en un momento dado, a la aparición de un tercer partido, basado en la clase obrera. Eso representará un cambio fundamental en toda la situación.
China
China era antes una de las principales fuerzas motrices que impulsaban la economía mundial. Pero ahora ha alcanzado sus límites y se está convirtiendo en su contrario. Los economistas burgueses observan la evolución de China con creciente alarma.
En los mercados libres de Occidente, las crisis financieras pueden estallar de repente, cogiendo por sorpresa a gobiernos e inversores. Pero en China, donde el Estado sigue desempeñando un papel importante en la economía, el gobierno puede desplegar capital político y financiero en un grado mucho mayor, con el fin de mitigar o posponer una crisis.
Esto da una apariencia de estabilidad, pero es una ilusión. Puesto que China ha optado por seguir el camino capitalista y ahora está completamente integrada en el mercado mundial capitalista, está sujeta a las mismas leyes de la economía de mercado capitalista.
Uno de los factores clave que han salvado a la economía china y mundial de una grave crisis después del crack del 2008 han sido las enormes cantidades de dinero inyectadas en la economía por el Estado chino.
Esto ascendió a cientos de miles de millones de dólares, la mayor parte de los cuales se canalizó hacia proyectos de infraestructura y desarrollo. Lo que estamos presenciando ahora es el fin de ese modelo. La economía china se está ralentizando. El escaso 2,8% de crecimiento de 2022 fue el nivel más bajo desde 1990. En 2021 la tasa se situó en el 8,1 por ciento.
Gran parte de esa inversión se dedicó a los LGFV (instrumentos de financiación de los gobiernos locales), que han acumulado una enorme montaña de deudas de 7,8 billones de dólares que amenaza la estabilidad de toda la economía china. Una gran parte de estas deudas están escondidas, como parte del semi-legal sector bancario en la sombra, en el que las empresas estatales y bancos están fuertemente implicados.
Esa deuda equivale a casi la mitad del PIB total de China en 2021, o aproximadamente dos veces el tamaño de la economía de Alemania. Con la disminución de los ingresos de los gobiernos locales, parece cada vez más probable un devastador dominó de impagos.
La intervención estatal sólo sirve para distorsionar el mecanismo del mercado, pero no puede eliminar sus contradicciones fundamentales. Puede retrasar una crisis, pero cuando ésta finalmente surja – que, tarde o temprano, deberá hacerlo – tendrá un carácter aún más explosivo, destructivo e incontrolable.
Una crisis financiera en China tendría un impacto devastador en el conjunto de la economía mundial. También crearía una situación muy explosiva dentro de China.
Siempre se ha supuesto que China necesita una tasa de crecimiento anual de al menos el 8% para mantener la estabilidad social. Una tasa de crecimiento del 3% es, por tanto, totalmente insuficiente. Y una gran crisis económica, desencadenada por un colapso del mercado inmobiliario, prepararía el terreno para grandes convulsiones sociales.
China se enfrenta a una explosión social
En este contexto hay que situar el congreso del Partido “Comunista” Chino de 2022, en el que Xi Jinping se afianzó en el poder. Según las antiguas reglas del Partido, Xi debería haber dimitido como líder en ese congreso, pero en su lugar aspira a ser líder vitalicio.
No es casualidad que Xi haya concentrado todo el poder en sus manos. China es un Estado totalitario que combina la economía de mercado capitalista con elementos de control estatal, heredados del antiguo Estado obrero deformado.
En un Estado totalitario, donde todas las fuentes de información están estrictamente controladas y todas las formas de oposición son despiadadamente reprimidas, es extremadamente difícil saber lo que ocurre bajo la superficie, hasta que de repente todo estalla.
No es casualidad que Xi haya ido concentrando todo el poder en sus manos / Imagen: 中国新闻网
Pudimos verlo en la lucha de los trabajadores de la mega fábrica de Foxconn en Zhengzhou y en las protestas nacionales contra los confinamientos de noviembre de 2022. Estallando aparentemente de la nada, estos movimientos adoptaron una forma explosiva y, en el caso de las protestas contra los confinamientos, se extendieron a cientos de localidades de todo el país en cuestión de horas. Estos acontecimientos señalan el comienzo de la ruptura del equilibrio social en China.
Sin embargo, la élite gobernante es muy consciente de ello. Cuenta con un poderoso aparato represivo y una enorme red de espías e informadores que están presentes en cada fábrica, oficina, bloque de apartamentos, escuela y universidad.
China gasta ahora más cada año en seguridad interna que en defensa nacional, y está aumentando ambos gastos. Xi y su camarilla son muy conscientes de los enormes peligros de la agitación popular y están tomando medidas para anticiparse a ella. Sin embargo, su régimen altamente sofisticado de censura online fue incapaz de impedir que se extendiera la información sobre las protestas recientes, aunque estas implicaron apenas unos cientos de personas en cada ciudad. Un movimiento de masas de la clase obrera paralizaría totalmente este sistema.
En gran medida, eso explica el aplastamiento del movimiento masivo de protesta en Hong Kong en 2019. De lo contrario, pronto se habría extendido al continente.
El magnífico alcance de ese movimiento -antes de que fuera secuestrado y conducido a un callejón sin salida por la élite liberal pro-occidental- da una ligera idea de cómo será una revolución proletaria en China, sólo que será a una escala mucho mayor.
Se dice que Napoleón Bonaparte dijo: “China es un dragón dormido. Dejemos que China duerma, porque cuando despierte sacudirá al mundo”. Hay mucho de cierto en ese dicho. Pero deberíamos introducir un pequeño cambio.
El proletariado chino es el más grande y potencialmente el más fuerte del mundo. Es como un dragón dormido que está a punto de despertar. Y cuando eso ocurra, ciertamente sacudirá al mundo.
En China se está preparando una enorme explosión social, aunque es imposible decir cuándo ocurrirá. Pero una cosa sí se puede predecir con absoluta certeza. Ocurrirá cuando menos se espere.
Y una vez que comience, no habrá quien la pare. Ninguna represión o intimidación será suficiente. Al igual que cuando el río Yangtsé se desborda, arrasará con todo.
Europa: tendencias centrífugas
La unidad de la UE podía darse por sentada mientras duraran las condiciones de boom. Pero esas condiciones favorables han desaparecido y punto. Y el inicio de las turbulencias económicas y financieras provocará más proteccionismo y nacionalismo económico.
El frágil tejido de la unidad europea será puesto a prueba hasta su destrucción en condiciones de profunda recesión económica. Las tendencias centrífugas resultantes acelerarán el alejamiento de la globalización y la mayor fragmentación de Europa y de la economía mundial en general.
El sur de Europa es el eslabón más débil de la cadena y está maduro para sufrir graves trastornos políticos e inestabilidad. La continua debilidad financiera de Grecia e Italia puede desencadenar el colapso de la unión monetaria europea. Pero incluso las naciones más fuertes están siendo socavadas. Estas tendencias se fortalecerán inevitablemente, ejerciendo una inmensa presión sobre el frágil tejido de la unidad europea.
Divisiones en Europa
La crisis ha puesto de manifiesto las profundas fisuras que existen entre los distintos Estados miembros de la UE. Incluso antes de la guerra en Ucrania y la pandemia, la economía europea se estaba desacelerando y las tensiones entre los países de la UE crecían. El indicio más evidente de ello ha sido la salida de Gran Bretaña, que ha dejado muchos problemas sin resolver. Pero las relaciones con Gran Bretaña no son la única fuente de fricciones en la UE.
Como resultado de la guerra en Ucrania y la amenaza al suministro de gas ruso a Europa, la UE se ve amenazada por una catástrofe económica. Los capitalistas de cada Estado europeo luchan por tomar medidas en su propio interés.
La solidaridad europea no entra en esta ecuación. Es un caso muy simple de “sálvese quien pueda y que sea lo que Dios quiera”.
La guerra de Ucrania ha abierto serias divisiones en la UE. Como ya se ha dicho, Polonia y los países bálticos son los más vociferantes entre los halcones. Pero el húngaro Victor Orban ha criticado abiertamente las sanciones de Occidente contra Rusia, y Hungría mantiene excelentes relaciones con el hombre del Kremlin. En consecuencia, Hungría tiene ahora los precios del gas más bajos de Europa.
Orban comentó con una fuerte dosis de ironía: “En la cuestión de la energía, somos enanos y los rusos son gigantes. Un enano sanciona a un gigante y todos nos asombramos cuando el enano muere”. Sus comentarios escandalizaron a los jefes de la UE. Pero no iban muy desencaminados.
El paquete alemán de ayudas a las empresas energéticas provocó de inmediato una dura reacción de varios países de la UE, que exigen una respuesta conjunta de la UE a la crisis energética. El Primer Ministro húngaro advirtió de que el paquete de ayudas previsto por Alemania equivale a “canibalismo” y amenaza la unidad de la UE en un momento en que los Estados miembros sufren graves tensiones económicas a causa de la guerra en Ucrania.
El húngaro Victor Orban ha criticado abiertamente las sanciones de Occidente contra Rusia / Imagen: EPP Flickr
Un alto asesor de la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, declaró: “Es un acto, preciso, deliberado, no acordado, no compartido, no comunicado, que socava las razones de la Unión”. Emanuel Macron fue más diplomático, pero fue al fondo de la cuestión al decir: “No podemos ceñirnos a las políticas nacionales, porque eso crea distorsiones dentro del continente europeo”.
Sin embargo, el ministro alemán de la economia, Robert Habeck, defendiendo el paquete de medidas de alivio energético del país, contraatacó con una severa advertencia: “Si Alemania sufriera una recesión realmente profunda, arrastraría consigo a toda Europa”.
Alemania y los países capitalistas más ricos del norte de Europa no están dispuestos a pagar la factura de las economías capitalistas más pobres del sur y el este.
Sin embargo, hay indicios de un creciente descontento con esta postura. El Financial Times publicó un artículo con el siguiente titular: “Los alemanes de a pie pagan: las protestas contra la guerra se extienden por Europa central”. En él se informaba de un alarmante crecimiento de las manifestaciones antibelicistas y prorrusas en Alemania y otros países de Europa del Este.
Por el momento los participantes se contaban por centenares. Pero a medida que sigan bajando las temperaturas, aumentará la ira de mucha más gente. Las tensiones sociales resultantes amenazarán el delicado tejido político de Alemania.
También en la República Checa, el 3 de septiembre de 2022, entre 70.000 y 100.000 personas se manifestaron en la Plaza de Wenceslao de Praga, pidiendo la dimisión del gobierno de coalición de derechas pro-OTAN del Primer Ministro Petr Fiala. Entre otras reivindicaciones, los manifestantes corearon eslóganes contra la crisis del coste de la vida y la participación checa en la guerra a distancia de la OTAN contra Rusia.
El apoyo italiano a la guerra tampoco puede darse por sentado. Mientras que Meloni adoptó inmediatamente la postura “responsable” pro-occidental respecto a la guerra, sus socios de coalición Salvini y Berlusconi han tocado una melodía diferente, con Salvini pidiendo el fin de las sanciones a Rusia y Berlusconi alardeando abiertamente de su amistad con Vladimir Putin.
Alemania
La crisis mundial del capitalismo está alcanzando a Alemania. La guerra de Ucrania ha supuesto para la clase dominante alemana un duro despertar a la fragilidad real del imperialismo alemán.
Alemania fue durante décadas la potencia industrial de Europa. Bajo el timón de Angela Merkel, canciller durante 16 años, el capitalismo alemán logró exportar su salida de la crisis de 2008.
Su competitividad se había visto impulsada a costa de la clase trabajadora por las contrarreformas laborales Hartz IV y la precarización de las relaciones laborales, aplicadas en 2004 por el Gobierno socialdemócrata de Gerhard Schroeder.
La clase dominante alemana también aprovechó la restauración capitalista en Europa del Este para expandir su influencia hacia el este, lo que le proporcionó una reserva de mano de obra cualificada barata.
Esto, combinado con el acceso fácil e ilimitado a los suministros de petróleo y gas baratos de Rusia, dio a los capitalistas alemanes una ventaja competitiva adicional sobre sus rivales. El resultado fue un auge de las exportaciones al resto de la UE, Estados Unidos y China durante la década siguiente, con lo que Alemania reforzó su posición como superpotencia comercial mundial.
Un nivel relativamente bajo de deuda estatal, el control del euro y su posición destacada en las instituciones de la UE dieron a la clase dirigente alemana márgenes de maniobra para preservar la estabilidad social interna, a expensas del resto de Europa.
Sin embargo, todos los puntos fuertes del “modelo alemán” se están transformando en su contrario. El deterioro del comercio mundial en 2019, exacerbado por el impacto de la pandemia y la consiguiente dislocación de la cadena de suministro de materias primas, componentes, chips y el aumento de los costes de envío, socavó la producción y las exportaciones alemanas de automóviles, maquinaria y productos químicos.
La guerra de Ucrania supuso para la clase dominante alemana un duro despertar a la fragilidad real del imperialismo alemán / Imagen: Sergey Guneev
El impacto de la guerra de Ucrania puso de relieve el hecho de que Alemania no tiene el suficiente músculo económico o militar para perseguir sus propios intereses estratégicos cuando se enfrenta a potencias económicas y militares mayores.
El paquete de 100.000 millones de euros de gasto militar adicional anunciado por el canciller alemán Olaf Sholz fue un reconocimiento de esta realidad, pero sólo aumentará los beneficios del complejo industrial-militar.
La implacable presión del imperialismo estadounidense obligó a los capitalistas alemanes a desprenderse de la red cuidadosamente elaborada de lazos comerciales, empresas mixtas e inversiones directas ruso-alemanas, con un coste catastrófico.
A pesar de los intentos alemanes de dar largas al asunto y eludir medidas que habrían implicado una confrontación directa con Rusia, la dinámica de la guerra expuso inevitablemente la vulnerable y dependiente economía alemana a las severas represalias rusas mediante la estrangulación y posterior corte total del suministro energético.
Esta situación, unida a la explosión de la inflación, está llamada a tener profundas consecuencias sobre la estabilidad política y social del capitalismo alemán. El próximo período pondrá inevitablemente de manifiesto agudas contradicciones de clase, que socavarán la política de colaboración de clases de la socialdemocracia y de los dirigentes sindicales.
Ante el rápido deterioro del nivel de vida, bajo el martillo de la inflación galopante y el aumento de los costes energéticos, la clase obrera se verá obligada a contraatacar. Todo intento de la burocracia sindical de aferrarse a los viejos métodos de concertación social socavará aún más su autoridad.
Los intentos de movilizar a la clase obrera en apoyo de la clase capitalista, como las palabras del ex presidente federal Joachim Gauck llamando a los alemanes a “congelarse por la libertad” ya suenan huecas. En este contexto, las manifestaciones contra la guerra que hemos mencionado son una seria advertencia. En este contexto está implícita la inevitable tendencia a la ruptura de la colaboración social y a la explosión de la lucha de clases, ya que la clase dominante se está quedando sin opciones.
Italia
La llegada al poder del gobierno archiconservador de Meloni fue un acontecimiento profundamente preocupante para la burguesía italiana y el imperialismo.
Italia, ya en recesión, con la inflación en su nivel más alto en casi 40 años, tiene una enorme carga de deuda de 2,75 billones de euros, el 152 por ciento del PIB, que corre el riesgo de convertirse en una carga aún mayor con el aumento de los tipos de interés.
El éxito electoral de Meloni se debió a que se situó al margen del Gobierno de Mario Draghi. Draghi era el hombre de la burguesía, pero el problema fue que todos los partidos de su coalición sufrieron fuertes pérdidas en las elecciones.
Meloni hizo todo lo que pudo para asegurar a los mercados financieros europeos que se puede confiar en ella / Imagen: In Defence of Marxism
Meloni es una racista, una fanática y una reaccionaria extrema, pero no hay un “retorno al fascismo” en Italia. Más bien hay una creciente desconfianza hacia todos los partidos, como confirma el 40% de abstención.
Los votos totales a la coalición de derechas no subieron, pero un gran número de votos se desplazó de Berlusconi y la Lega a Fratelli d’Italia. Sólo uno de cada seis electores votó realmente a Fratelli d’Italia.
Inmediatamente después de las elecciones, Meloni hizo todo lo posible para asegurar a los mercados financieros europeos que se podía confiar en ella y que continuaría más o menos con las mismas políticas que Draghi. La financiación de la UE para estabilizar la economía italiana está condicionada a que el Gobierno imponga medidas de austeridad.
La crisis actual, con una inflación galopante, bajos salarios, alto desempleo, junto con políticas reaccionarias en cuestiones como el derecho al aborto, la inmigración, etc., es una receta acabada para una explosión de la lucha de clases y las protestas de los trabajadores y la juventud.
Francia
Como en todos los grandes países capitalistas, el gobierno francés gastó enormes sumas para evitar una crisis mayor durante la pandemia, pero ahora alguien tiene que pagar, y claramente va a ser la clase obrera francesa.
Pero los burgueses franceses se han enfrentado a una respuesta combativa de los trabajadores cada vez que se ha hecho un intento serio de eliminar las conquistas del pasado. Cuando Macron fue elegido por primera vez, se enfrentó al movimiento de los Chalecos Amarillos al año de asumir el cargo. Pero ahora es aún más débil.
Su apoyo activo real en la primera vuelta fue de apenas el 20% del electorado total de Francia. En lugar de un fortalecimiento del centro, se está produciendo una fuerte polarización hacia la izquierda (Mélenchon), y hacia la derecha (Le Pen).
La creciente inestabilidad se puso de manifiesto en las elecciones parlamentarias celebradas pocos meses después, en las que Macron no consiguió la mayoría absoluta en el Parlamento. El resultado es un gobierno débil, basado en un parlamento fracturado, bajo una enorme presión para cumplir el programa exigido por la clase capitalista.
Esto se produce en un momento de profundización de la crisis económica, con una inflación que sigue aumentando, con subidas de los tipos de interés que elevan los costes hipotecarios para millones de familias, y la amenaza de un aumento del desempleo a medida que la crisis mundial del capitalismo impacta en Francia.
Un indicio del cambio de estado de ánimo se pudo observar en la huelga de los trabajadores de las refinerías de octubre de 2022, que duró semanas y estuvo dirigida por la FNIC, la más izquierdista de las federaciones que componen la CGT. El gobierno intentó introducir medidas para derrotar la huelga, pero los trabajadores del petróleo contaban con el apoyo de la inmensa mayoría de la población, a pesar de la escasez de combustible provocada por la huelga.
Los dirigentes sindicales convocaron jornadas de acción para soltar presión y evitar así lanzar una lucha sin cuartel contra el gobierno. La misma táctica se ha utilizado en la lucha contra la reforma de las pensiones. Esto permitió al gobierno impulsar su reforma, a pesar de la movilización de millones de trabajadores y jóvenes, en varias ocasiones.
La dirección sindical no podrá frenar indefinidamente el movimiento. La huelga de los trabajadores del petróleo, el movimiento masivo contra la reforma de las pensiones y el desarrollo de una oposición de izquierda en la CGT: estas son anticipaciones de lo que podemos esperar en el próximo periodo a una escala mucho mayor. Una capa cada vez mayor de la clase trabajadora comprende el punto muerto de los “días de acción”. En las manifestaciones, la consigna de “huelga general” fue más visible que nunca. La repetición de mayo de 1968 está implícita en toda la situación.
Gran Bretaña
El inversor multimillonario Warren Buffet dijo en una ocasión que “sólo cuando baja la marea descubres quién ha estado nadando desnudo”. Esta descripción se ajusta admirablemente a la situación actual de Gran Bretaña.
No hace tanto tiempo. Gran Bretaña era vista como el país más estable política y socialmente, y probablemente el más conservador de Europa. Ahora se está convirtiendo en su opuesto.
Rishi Sunak fue “elegido” líder cuando Liz Truss fue expulsada, tras la debacle financiera. Entró en el número 10 de Downing Street prometiendo “arreglar” los “errores” de su predecesora.
Pero la urgente necesidad de equilibrar las cuentas y eliminar el enorme agujero de las finanzas públicas significa inevitablemente que el pueblo británico se enfrenta a un nuevo periodo de austeridad, recortes y ataques al nivel de vida.
Millones de hogares británicos se ven obligados a elegir entre mantener las luces encendidas o poner comida en la mesa. La flagrante diferencia entre ricos y pobres nunca ha sido tan evidente como ahora. Y esto aviva el fuego del resentimiento y la ira.
Hay muchos indicios de un cambio de conciencia en Gran Bretaña, como el hecho de que el 47% de los votantes tories estén a favor de nacionalizar el agua, la electricidad y el gas, lo que contradice directamente las políticas de libre mercado del gobierno Tory.
Tras muchos años de ataques sin precedentes contra los salarios y el nivel de vida, los trabajadores no están de humor para aceptar más imposiciones. Las contradicciones entre las clases se agudizan cada día.
Los Tories están divididos en varias líneas y cada vez más desmoralizados, volviéndose unos contra otros a medida que se acumulan las presiones de la crisis / Imagen: Socialist Appeal
La indignación se refleja en un número cada vez mayor de huelgas: ferroviarios, estibadores, carteros, basureros e incluso abogados penalistas ya se han declarado en huelga. Y les siguen otros como los profesores y las enfermeras.
Cada vez se habla más de la coordinación de la acción sindical. ¿Habrá una huelga general en Gran Bretaña? Es imposible predecirlo. Lo único que se puede decir con cierto grado de certeza es que ni el gobierno ni los dirigentes sindicales la desean, pero como se dan todas las condiciones objetivas para que se produzca, podrían caer en ella.
La reactivación de la lucha económica es un acontecimiento importante. Pero tiene sus limitaciones. Trotsky señaló que incluso la huelga más tormentosa no puede resolver los problemas más fundamentales de la sociedad, por no hablar de las que son derrotadas.
Incluso cuando los trabajadores consiguen un aumento salarial, éste queda rápidamente anulado por nuevas subidas de precios. Por lo tanto, en algún momento, el movimiento tendrá que adquirir una expresión política. Pero, ¿cómo conseguirlo?
Los laboristas y los conservadores
Durante un tiempo, el Partido Laborista había virado bruscamente a la izquierda bajo Jeremy Corbyn. En realidad, la clase dominante había perdido el control de los dos grandes partidos: de los laboristas a los reformistas de izquierda y de los tories a los chovinistas de derechas partidarios del Brexit.
Como resultado de la vergonzosa capitulación de la izquierda, la derecha ha logrado recuperar el control del Partido Laborista, algo que incluso los observadores burgueses más optimistas consideraban casi imposible.
Ahora los Tories están desacreditados y en crisis. Están divididos en diferentes líneas y cada vez más desmoralizados, atacándose unos a otros a medida que las presiones de la crisis se acumulan, precisamente cuando la clase dominante necesita un gobierno unificado para llevar adelante sus ataques a la clase obrera.
Las políticas del nuevo gobierno representan una combinación de recortes y subidas de impuestos que afectará no sólo a los trabajadores sino a amplias capas de la clase media. Es una receta acabada para la lucha de clases. Y cualquier cosa que hagan ahora los Tories será un error.
La nueva administración tory está intentando evitar convocar elecciones porque saben que serían aniquilados. Los laboristas llegarían al poder, no gracias a Starmer, sino a pesar de él.
Por su parte, Starmer no está muy entusiasmado con la idea de encabezar un gobierno laborista mayoritario, ya que eso le privaría de cualquier excusa para no llevar a cabo políticas en interés de la clase trabajadora. Su política consiste en amortiguar las expectativas y prometer lo menos posible.
Ni siquiera se excluye que pueda haber una escisión abierta en el Partido Tory, con la facción de derechas separándose para formar un nuevo partido Brexiteer, posiblemente junto con Nigel Farage. Eso podría llevar a la formación de un “gobierno de unidad nacional”, con una alianza de los laboristas con los liberales y los tories moderados.
De una forma u otra, la clase obrera tendrá que volver a aprender algunas lecciones dolorosas en la escuela de Sir Keir y la camarilla derechista que ahora controla el Partido Laborista, que son políticos burgueses en todo menos en el nombre.
La derecha ha llevado a cabo una purga a fondo del Partido, con el fin de evitar cualquier posibilidad de que se repita el asunto Corbyn. Pero una vez que los laboristas estén en el gobierno, estarán bajo la presión tanto de las grandes empresas como de la clase obrera.
Como fiel servidor de los banqueros y capitalistas, Starmer no dudará en llevar a cabo políticas en su interés. Pero cualquier intento de aplicar una política de recortes y austeridad provocará una explosión de ira, que acabará por encontrar una expresión dentro del Partido Laborista, empezando por los sindicatos, que, a pesar de todo, siguen manteniendo su vínculo con el partido. Serán necesarios grandes acontecimientos para obligar a la gente a aceptar el hecho de que ya no es posible volver a lo que había antes.
En Escocia, el laborismo perdió su bastión hace mucho tiempo. El Partido Nacional Escocés – el partido más grande de Escocia – se encuentra en un estado de turbulencia, habiendo perdido 30.000 miembros desde 2021 debido al estancamiento estratégico sobre la cuestión nacional. Sin embargo, la clase trabajadora y, en particular, los jóvenes, la mayoría de los cuales apoyan la independencia, no están volviendo al laborismo en números significativos, sino que están buscando un camino a seguir. En estas condiciones se abrirán grandes oportunidades para la tendencia marxista.
Crisis de la clase dominante
La clase dominante tiene los dirigentes que se merece. No es casualidad que en todas partes haya una crisis de liderazgo de la clase dominante, demostrada por las escisiones abiertas en la cúpula, en EEUU, en Gran Bretaña, en Brasil, en Pakistán.
Pero las razones de esta crisis de liderazgo están enraizadas en la propia situación. La crisis actual es tan profunda que prácticamente excluye cualquier margen de maniobra en la cúpula. Como observó Lenin, un hombre al borde de un precipicio no razona. Incluso a los dirigentes más inteligentes y capaces les resultaría imposible salir airosos de este marasmo.
Aun así, la calidad de la dirección sigue desempeñando un papel importante. En una guerra, a veces un ejército se ve obligado a retirarse. Pero con buenos generales, un ejército puede retirarse en buen orden, conservando la mayoría de sus tropas para combatir otro día, mientras que los malos generales convertirán una retirada en una desbandada.
Basta señalar a Gran Bretaña en la actualidad para demostrar lo acertado de esta afirmación.
Crisis de la democracia burguesa
Nuestra época -la época del imperialismo- se caracteriza sobre todo por la dominación del capital financiero. Todos los gobiernos, nada más entrar en funciones, son informados de que el ministro de finanzas debe ser “aceptable para los mercados”.
La experiencia del efímero gobierno de Truss en Gran Bretaña sirvió para ilustrar la naturaleza totalmente ficticia de la democracia burguesa formal en la época actual. En el caso de Gran Bretaña, los mercados eligieron tanto al ministro de finanzas como al primer ministro, evitando así al pueblo británico la dolorosa necesidad de elegir a nadie.
Tras la sonriente máscara del liberalismo se esconde el puño de hierro del capitalismo monopolista y la dictadura de los banqueros. Este puede ser usado en cualquier momento para destruir cualquier gobierno que no obedezca los dictados del Capital.
Eso se aplica obviamente a los gobiernos de izquierda, como en el caso de Grecia. Pero también puede aplicarse a los de derechas, como pronto descubrió la Sra. Truss a su costa. Un gobierno que aplicaba políticas que no gustaban a los burgueses fue destituido sin contemplaciones.
Aquí tenemos una prueba muy clara de quién manda realmente. El mercado manda. El resto es puro engaño y tomadura de pelo. Esto es perfectamente natural. Incluso en las condiciones más favorables, la democracia burguesa siempre fue una planta muy frágil.
Sólo podía existir allí donde la clase dominante era capaz de otorgar ciertas concesiones a la clase obrera que, hasta cierto punto y durante un periodo limitado, servían para mejorar las condiciones de las masas y, por tanto, para embotar el filo de la lucha de clases e impedir que sobrepasara ciertos límites.
Tras la máscara sonriente del liberalismo, se esconde el puño de hierro del capitalismo monopolista y la dictadura de los banqueros / Imagen: In Defence of Marxism
Las “reglas del juego” debían ser aceptadas por todos, y las instituciones existentes (el parlamento, los políticos, los partidos, el Estado, la policía, el poder judicial, la “prensa libre”, etc.) gozaban de cierta autoridad y respeto.
Durante mucho tiempo, en los países capitalistas avanzados de Europa y Norteamérica, este modelo tuvo éxito en lo esencial. Pero ahora las condiciones han cambiado y todo el edificio de la democracia burguesa formal está siendo puesto a prueba hasta su destrucción.
Dondequiera que se mire, se ven pruebas claras de la agudización de las contradicciones de clase que están desgarrando el tejido de la sociedad. Las tendencias centrífugas se manifiestan en la esfera política en el hundimiento del centro político, que es la expresión más clara de la polarización social.
América Latina
Toda América Latina parece un volcán a punto de estallar. Sus economías están siendo castigadas por la revalorización del dólar estadounidense, que encarece el coste de la deuda existente y hace más onerosa la financiación adicional.
Esto puede desembocar en una crisis generalizada de la deuda como la de los años ochenta. Quizás la más vulnerable de las economías latinoamericanas sea ahora Argentina. Pero varios países están ya al borde del impago.
América Latina fue la región del mundo más afectada por el impacto social y económico de la pandemia de Covid-19, que golpeó tras un periodo de estancamiento económico. Antes de la pandemia asistimos a movimientos de masas en varios países que adquirieron proporciones insurreccionales en varios de ellos, especialmente en Ecuador y Chile en octubre y noviembre de 2019.
El confinamiento por la pandemia cortó parcialmente ese proceso, pero ahora las cuestiones fundamentales se están reafirmando de nuevo. Vimos el movimiento histórico del paro nacional en Colombia en 2021 y luego otro paro nacional en Ecuador en 2022.
Las masas volvieron a las calles en gran número en Haití y otros países. Si la clase obrera no tomó el poder en Chile, Ecuador y Colombia fue sólo por la ausencia de una dirección revolucionaria.
En el período anterior, durante el auge de las materias primas, Evo Morales, Correa, Néstor Kirchner e incluso Chávez, fueron capaces hasta cierto punto de aplicar políticas sociales. Pero eso se acabó en 2014 con la desaceleración de China.
Ahora, gobiernos políticamente afines se enfrentarán en cambio a una profunda crisis económica del capitalismo. Su margen de maniobra será mucho menor. Este será también el caso del Gobierno de Lula en Brasil.
Brasil
El desempleo en Brasil se sitúa oficialmente en torno a los 11 millones de personas, pero el número real de desocupados es mucho mayor. Las últimas cifras muestran que alrededor del 30% de la población vive en la pobreza, un fenómeno que aumentó significativamente durante la pandemia. Y con una inflación creciente – que ronda ahora el 8% – esta situación está destinada a empeorar.
La población está extremadamente polarizada, con una pobreza creciente en un extremo y la concentración de la riqueza en manos de una pequeña minoría de superricos en el otro. Esta polarización se refleja en la situación política. En las elecciones de 2022, las comunidades más pobres del norte y el noreste votaron masivamente a Lula, mientras que en el centro y el sur, más ricos, se impuso Bolsonaro.
Sin embargo, debido a la posición abiertamente colaboracionista de clase de Lula, y a su giro a la derecha durante la campaña electoral, Bolsonaro pudo captar una capa significativa del electorado de clase trabajadora.
Ya en 2018, fue la austeridad de Dilma la que preparó la victoria de Bolsonaro, que pudo presentarse demagógicamente como el candidato del “pueblo”. Este elemento estuvo presente en las elecciones de 2022, y también explica por qué Bolsonaro sacó resultados mucho mayores de lo que los encuestadores predijeron en un principio.
La campaña de Lula carecía de cualquier contenido que pudiera atraer seriamente a los trabajadores y a los pobres sobre una base de clase.
Los trabajadores aprovecharon las elecciones para librarse del odiado Bolsonaro. Pero estas esperanzas se verán frustradas por la dura realidad de la crisis del capitalismo en Brasil. Una vez que tengan la experiencia de Lula en el poder en un período de grave crisis capitalista, empezarán a sacar la conclusión de que tienen que empezar a tomar las cosas en sus propias manos, con huelgas, protestas callejeras y movimientos juveniles, como hemos visto en muchos otros países.
Fracaso de los gobiernos “progresistas
Los gobiernos de “izquierda” y “progresistas” en el poder han revelado crudamente sus limitaciones en un periodo de grave crisis económica del capitalismo. Es el caso del gobierno de Fernández y Kirchner en Argentina, que ha firmado un acuerdo con el FMI que implica severas políticas de austeridad.
En Chile, Boric ha continuado con la política de militarización de las zonas mapuche y ha llevado a cabo una política fiscal de recortes para reducir el déficit. En México, López Obrador ha hecho todo tipo de acuerdos con EE.UU. sobre migración, ha sacado al Ejército a la calle para ocuparse de la seguridad, etc.
En Perú, Castillo hizo una concesión tras otra a la clase dominante y a las multinacionales. Esto sólo sirvió para minar su propio apoyo, sin apaciguar a la clase dominante, le destituyó de una vez por todas.
Todos estos gobiernos tenían una idea común, la del “anti-neoliberalismo”. Esta es la noción utópica de que se puede gobernar en interés de los trabajadores y los campesinos dentro de los límites del capitalismo. Pero el “neoliberalismo” no es una opción política, sino simplemente la expresión del callejón sin salida del capitalismo actual a escala mundial.
En Perú, Castillo hizo una concesión tras otra a la clase dominante y a las multinacionales / Imagen: Presidencia de la República del Perú
No es posible aplicar un conjunto diferente de políticas sin desafiar la dominación de la clase dominante y del imperialismo. Esa es la debilidad fatal de todos estos gobiernos supuestamente progresistas. Es esta contradicción central la que prepara el terreno para nuevas explosiones sociales de masas en América Latina. Los levantamientos revolucionarios están a la orden del día.
Cuba en la encrucijada
Cuba se enfrenta a la situación más difícil desde la revolución de 1959. Desde el punto de vista económico, vemos los golpes combinados del endurecimiento de las sanciones estadounidenses por parte de Trump, el impacto de Covid en el turismo, los altos precios de la energía, todo lo cual se suma al bloqueo estadounidense de décadas, y la mala gestión e ineficiencia del gobierno burocrático.
La situación se agrava aún más por las políticas pro capitalistas de la burocracia cubana, que, desesperada por encontrar una salida al estancamiento, mira hacia China y Vietnam.
Este es el telón de fondo en el que pueden desarrollarse las protestas antigubernamentales. Después de 10 años de discutir las reformas económicas, la situación no ha mejorado, sino que ha empeorado.
Una parte de la población ha perdido toda esperanza, decenas de miles emigran y otros han perdido toda confianza en el gobierno y la burocracia. En este contexto se han producido protestas, las mayores desde 1994. Sin embargo, es necesario analizar el contenido de estas manifestaciones.
En ausencia de una dirección revolucionaria consciente, el comprensible descontento de las masas puede presentar un caldo de cultivo favorable para un apoyo popular a la contrarrevolución capitalista.
Por otro lado, hay un sector importante de la población que apoya la revolución, tiene un fuerte sentimiento antiimperialista y rechaza la contrarrevolución. Entre esta capa también crece la crítica contra la burocracia.
Nuestra tarea es explicar pacientemente, a los elementos más avanzados entre ellos, que el único camino para la defensa de la revolución es la lucha por la democracia obrera y el internacionalismo proletario.
África
Amplias zonas de África viven actualmente un periodo de extrema turbulencia e inestabilidad. De los 60 países que el FMI considera “sobreendeudados o en peligro de sobreendeudados”, 50 es en África. Alrededor de 278 millones de personas -aproximadamente una quinta parte de la población total- pasaron hambre en 2021, un aumento de 50 millones de personas desde 2019, según cifras de la ONU. Sobre la base de las tendencias actuales, se prevé que esta cifra aumente a 310 millones en 2030.
Este es el telón de fondo de la inestabilidad social y política general y de las turbulencias que se han extendido por todo el continente. Se han producido movimientos de masas, golpes de Estado, guerras y guerras civiles en Mali, Níger, Burkina Faso, Chad, Sudán, Etiopía, Guinea-Bissau, Guinea y toda la zona del Sahel.
Estos conflictos han impulsado en parte la cifra récord de 100 millones de personas obligadas a abandonar sus hogares hasta el 2022. Los conflictos en Ucrania, Myanmar, Yemen y Siria también han contribuido a esta cifra. Sin embargo, el problema de la migración forzosa es especialmente grave en el África subsahariana debido a la crisis medioambiental. Según un informe reciente, dos tercios de los 27 países que se enfrentan a “amenazas ecológicas catastróficas” se encuentran en esta parte del mundo, y todos menos uno de los 52 países del África subsahariana sufren “estrés hídrico extremo”. Las presiones combinadas de la crisis medioambiental, los conflictos y las migraciones forzosas tendrán un efecto cada vez más desestabilizador, en todo el continente y más allá.
Nigeria
Nigeria, la mayor economía del continente, no está en absoluto al abrigo de esta inestabilidad. A pesar de sus inmensos recursos petrolíferos y minerales, 70 millones de personas siguen viviendo en la extrema pobreza.
La corrupta y degenerada élite gobernante es completamente incapaz de resolver ninguno de los problemas del capitalismo nigeriano. Los dos principales partidos del país, el gobernante All Progressives Congress Party y el principal partido de la oposición, el PDP, están totalmente desacreditados entre amplias capas de la sociedad.
En 2020, el país se vio sacudido por el movimiento juvenil de masas “EndSARS”. Este maravilloso movimiento, liderado en gran medida por los jóvenes, comenzó como reacción al asesinato de un joven en eñ Ughelli Delta a manos de la Brigada Especial Antirrobo (SARS) de la policía nigeriana.
En 2020, Nigeria se vio sacudida por el movimiento juvenil masivo “Acabemos con el SARS” / Imagen: Kaizenify
El movimiento se extendió como la pólvora a casi todos los estados del sur del país. Este movimiento expresaba la ira, la frustración y el descontento acumulados de la juventud nigeriana, que ha sido la más afectada por la crisis del capitalismo.
Pero aunque el movimiento acabó por extinguirse, ninguno de los problemas subyacentes que lo originaron se ha resuelto. La crisis económica mundial, el aumento de la inflación y el hecho de que millones de personas más vayan a engrosar las filas de los pobres, preparan el escenario para nuevas oleadas de lucha de clases a un nivel aún más alto.
Sudáfrica
Sudáfrica es el país clave del continente africano. Tiene una economía relativamente bien desarrollada y una infraestructura avanzada. Es uno de los mayores exportadores de minerales del mundo. También cuenta con sectores manufactureros, financieros, energéticos y de comunicaciones bien establecidos. Sobre todo, desde un punto de vista marxista, tiene un proletariado numeroso y poderoso con una maravillosa tradición de lucha.
Todos los elementos necesarios para la creación de un país próspero están presentes. Sin embargo, la mayoría de la población vive en la precariedad. El desempleo real asciende a la escalofriante cifra de 10,2 millones de personas y la mitad de la población vive en la pobreza.
Durante décadas, el ANC fue un pilar de estabilidad para el capitalismo sudafricano. Pero años de escándalos de corrupción y ataques a la clase trabajadora han corroído su autoridad y lo han sumido en la crisis más profunda de su historia.
Mientras su apoyo ha ido disminuyendo, internamente ha descendido a interminables guerras de desgaste entre diversas facciones burguesas que están dividiendo al partido, al tiempo que lo separan cada vez más de las masas que solían verlo como suyo.
El desarrollo particular de la lucha de clases y el desarrollo de las fuerzas políticas en Sudáfrica históricamente, significa que la clase dominante no tiene un segundo partido en el que apoyarse.
A medida que las condiciones económicas preparen un nuevo auge de la lucha de clases, a la clase dominante le resultará más difícil utilizar el peso de los dirigentes del ANC para frenar el movimiento.
Pakistán
Pakistán se enfrenta a una aguda crisis financiera y corre el riesgo de impago de su deuda externa de 130.000 millones de dólares. Las reservas de divisas han caído a uno de los niveles más bajos de la historia. La inflación está en su nivel más alto desde la independencia. La inflación de los alimentos y el combustible supera el 45%.
Y encima tenemos el impacto de las inundaciones más catastróficas de la historia de la nación. Millones de personas viven una situación dramática de hambre, falta de agua potable, falta de vivienda y pobreza abyecta.
El primer ministro Sharif ha recurrido al FMI para obtener paquetes de rescate, pero los graves daños infligidos por las inundaciones generalizadas hacen que ni siquiera los préstamos del FMI sean suficientes para tapar el agujero de las finanzas pakistaníes.
Mientras tanto, el régimen está dividido y en crisis, con facciones rivales que luchan entre sí como gatos en un saco, mientras el poder real sigue firmemente en manos de los generales.
El gobierno actual, dirigido por Shahbaz Sharif, está preocupado principalmente por eliminar al partido de Imran Khan de las asambleas provinciales y reforzar su propio control del poder.
El desesperado intento de Khan de restablecer su posición fue bloqueado por los militares, que intentaron eliminarlo de la escena por el simple expediente de un asesinato (fallido).
Esto ha provocado la desconfianza generalizada del grueso de la población hacia todos los partidos, a los que ven correctamente como otros tantos gángsters. Teniendo en cuenta todos estos factores, no se puede descartar en absoluto un estallido de protestas masivas como las de Sri Lanka en 2022.
El intento desesperado de Khan de restablecer su posición fue bloqueado por el ejército / Imagen: Instituto Estadounidense de la Paz, Wikimedia Commons
Comentando la catastrófica situación actual, el propio Khan dijo: “Durante seis meses he sido testigo de cómo una revolución se apoderaba del país… [La] única pregunta es si será una revolución suave a través de las urnas o una revolución destructiva a través del derramamiento de sangre”.
Sus palabras pueden resultar más proféticas de lo que él mismo cree.
La razón se convierte en sinrazón
Cuando la mayoría de la gente contempla la situación actual, llega a la conclusión de que el mundo se ha vuelto loco. Las masas sienten en su corazón y en su alma que algo va mal, que algo no funciona, que “el tiempo está fuera de quicio”, por citar a Hamlet de Shakespeare. Pero no saben de qué se trata.
Lo que quieren decir con esto es que no pueden encontrar ninguna explicación racional a lo que está ocurriendo. En cierto sentido, cuando atribuyen todo a una especie de locura colectiva, no se equivocan. Pero es la locura la que está incorporada en el ADN del sistema capitalista. En palabras de Hegel, la Razón se convierte en Sinrazón.
Pero en otro sentido, más profundo, están equivocados. Creen que lo que está ocurriendo no se puede entender y se desesperan.
Pero, como el universo en general, todos los procesos que observamos tienen una explicación racional y pueden ser comprendidos. Para adquirir tal comprensión, es necesario poseer un método adecuado. Y ése sólo puede ser el método del pensamiento dialéctico: el método del marxismo.
Conclusiones
Lo descrito aquí no son más que las manifestaciones externas de una crisis existencial del capitalismo.
El sistema capitalista ya no es capaz de utilizar todas las fuerzas productivas -incluida la fuerza de trabajo de la clase obrera- que ha creado. Esto es un indicio de los límites a los que ha llegado el sistema capitalista.
Esto no significa que el sistema capitalista esté a punto de derrumbarse. Lenin explicó que los capitalistas siempre encontrarán una salida incluso a la crisis más profunda. La cuestión es: ¿a qué precio para la humanidad, y para la clase obrera en particular?
Una profunda recesión haría que el desempleo alcanzara proporciones históricas. Esto tendría las más profundas implicaciones revolucionarias. Esto ya lo entienden los estrategas del Capital.
A finales de septiembre pasado, el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, advirtió a los líderes internacionales de un inminente “invierno de descontento global” en un mundo acosado por múltiples crisis, desde la guerra de Ucrania hasta el calentamiento del clima.
“La confianza se desmorona, las desigualdades estallan, nuestro planeta arde”, dijo Guterres al inaugurar la Asamblea General anual. Era una valoración justa de la situación mundial. Pero no fue el único que llegó a una perspectiva sombría. La consultora de riesgos Verisk Maplecroft escribió en un informe el 2 de septiembre de 2022:
“El mundo se enfrenta a un aumento sin precedentes de los disturbios civiles a medida que los gobiernos de todo tipo lidian con los impactos de la inflación en los precios de los alimentos básicos y la energía”.
“Para los gobiernos incapaces de gastar para salir de la crisis, es probable que la represión sea la principal respuesta a las protestas antigubernamentales”, se lee en el informe de Verisk Maplecroft.
“Pero la represión conlleva sus propios riesgos, pues deja a las poblaciones descontentas con menos mecanismos para canalizar su disidencia en un momento de creciente frustración con el statu quo. En los países donde hay pocos mecanismos eficaces para canalizar el descontento popular, como medios de comunicación libres, sindicatos que funcionen y tribunales independientes, es probable que baje el umbral para que la población salga a la calle.”
¿Son imposibles las reformas?
Objetivamente hablando, el sistema capitalista ya no puede permitirse garantizar las reformas que conquistó la clase obrera en las décadas que siguieron a la Segunda Guerra Mundial.
La burguesía se enfrenta ahora a un problema insuperable: ¿cómo conseguir que la clase obrera acepte la liquidación de esas conquistas? Eso está resultando tan difícil que la clase dominante se ve obligada a seguir sosteniendo un sistema que es insostenible.
Pero, ¿es correcto decir, como hacen algunos, que las reformas son ahora imposibles? No. Eso es incorrecto. Si se ve amenazada con perderlo todo, la clase dominante no dudará en conceder reformas, incluso reformas que “no puede permitirse”.
Durante el período de posguerra la burguesía de los países capitalistas avanzados pudo permitirse hacer concesiones porque había acumulado una capa de grasa. Se podría recurrir a esas reservas en tiempos de crisis, cuando la supervivencia del sistema esté en peligro.
E incluso si eso resulta insuficiente, pueden recurrir al endeudamiento, creando deudas masivas, que pueden hacer recaer sobre los hombros de las generaciones futuras para que las paguen. Y eso es justo lo que hicieron durante la pandemia, porque estaban aterrorizados por las posibles consecuencias sociales y políticas de un colapso económico general.
Así que recurrieron a los métodos keynesianos, que los economistas habían relegado previamente al basurero de la historia. Durante la pandemia gastaron sumas exorbitantes. Pero se quedaron con deudas enormes que tarde o temprano tendrán que pagar. Y así sigue siendo.
Lo que sí se puede decir es que la burguesía no puede permitirse hacer ninguna reforma significativa y duradera. Lo que dan con una mano, lo recuperan con la otra. La inflación anula rápidamente cualquier aumento salarial. Y la acumulación de deuda no hace más que acumular contradicciones aún mayores para el futuro.
La inflación provocará una oleada de huelgas y una intensificación de la lucha económica.
Por el contrario, una profunda recesión llevaría a una reducción de la actividad huelguística, pero la amenaza de cierres de fábricas puede llevar a ocupaciones, y habría un giro hacia el frente político.
No se puede descartar que al final, ante la oposición de las masas a la austeridad, los burgueses se vean obligados a retroceder, optando en su lugar por un ataque indirecto.
Tanto la inflación como la deflación son ataques contra la clase obrera. La diferencia es que la inflación es un ataque indirecto, mientras que la deflación (desempleo) es un ataque directo. Desde el punto de vista de los trabajadores, se trata de elegir entre una muerte lenta en la hoguera o una muerte rápida en la horca. Ninguna de las dos es aceptable. Y ambas conducirán a una explosión de la lucha de clases.
Desigualdad
En un informe reciente, el Banco Mundial predijo que, a menos que se produjera un fuerte repunte de la economía mundial, se calcula que 574 millones de personas, o alrededor del 7% de la población mundial, seguirían viviendo con sólo 2,15 dólares al día en 2030, la mayoría en África.
Los obscenos beneficios de los ricos, en un momento en que millones de personas luchan por sobrevivir, provocan sentimientos de profunda y duradera injusticia / Imagen: Wikimedia Commons
En cambio, los ricos son cada vez más obscenamente ricos. En un reciente artículo de Bloomberg se hablaba de las perspectivas de un nuevo fenómeno llamado “bebés del fondo fiduciario del billón de dólares”, que seguramente aparecerá en la próxima década. Se trata de hijos de superricos que serán más ricos que algunos países pequeños desde su nacimiento.
“¿Cómo se puede hablar de igualdad de oportunidades”, señalaba el artículo, “cuando algunas personas heredan fortunas que superan las dotaciones de universidades enteras? ¿Y cómo se puede alabar la ética del trabajo cuando tenemos una clase ociosa permanente en constante expansión?”.
La realidad es la que Marx describió en El Capital: “La acumulación de riqueza en un polo es al propio tiempo, pues, acumulación de miseria, tormentos de trabajo, esclavitud, ignorancia, embrutecimiento y degradación moral en el polo opuesto, esto es, donde se halla la clase que produce su propio producto como capital.”
Los obscenos superbeneficios anunciados por Shell y otras grandes empresas energéticas, precisamente en un momento en que millones de personas luchan por sobrevivir, provocan sentimientos de profunda y duradera injusticia y amargura.
Las masas toman nota de estas flagrantes contradicciones, avivando el fuego ardiente del resentimiento y el odio hacia los ricos parásitos que, a su vez, alimentará la lucha de clases. Toda la situación está preñada de implicaciones revolucionarias. Ya podemos ver claras pruebas de ello.
Sri Lanka
Si quieres ver cómo es una revolución, sólo tienes que mirar la insurrección popular espontánea en Sri Lanka. Aquí vimos el colosal poder potencial de las masas. Y golpeó sin previo aviso, como un rayo caído de un cielo azul despejado.
Si alguien dudaba de la capacidad de las masas para hacer una revolución, ésta fue una respuesta rotunda. Los acontecimientos de Sri Lanka demostraron que, cuando las masas pierden el miedo, no hay represión que pueda detenerlas.
Sin dirección, sin organización y sin un programa claro, las masas tomaron las calles y derrocaron al gobierno con la facilidad con la que un hombre aplasta a un mosquito. Pero Sri Lanka también nos muestra algo más.
El poder estaba en las calles, esperando a que alguien lo recogiera. Hubiera bastado con que los líderes de las protestas dijeran: “Ahora tenemos el poder. Somos el gobierno”.
Pero esas palabras nunca se pronunciaron. Las masas abandonaron en silencio el palacio presidencial y se permitió el regreso del antiguo poder. Los frutos de la victoria se devolvieron a los viejos opresores y a los charlatanes parlamentarios.
El poder estaba en manos de las masas, pero se permitió que se les escapara de las manos. Es una verdad desagradable. Pero es la verdad.
La conclusión es ineludible. Sin una dirección correcta, la revolución sólo puede triunfar con gran dificultad y, la mayoría de las veces, no puede triunfar en absoluto.
Irán
La inspiradora revuelta revolucionaria de Irán ha sido otra sorprendente confirmación de lo anterior. Se produjo tras la muerte bajo custodia policial de Masha Amini, una mujer kurda de 22 años, detenida por la odiada policía de la moralidad supuestamente por “no llevar correctamente el hiyab”.
Pero no fue un hecho aislado. Ha habido muchas muertes de este tipo en Irán. En esta ocasión, sin embargo, se alcanzó un punto crítico en el que la cantidad se transformó en calidad.
La explosión que siguió se extendió inmediatamente a todas las grandes ciudades, llegando incluso a pequeños pueblos y aldeas que nunca antes habían sido testigos de ninguna manifestación. Los manifestantes eran en su inmensa mayoría jóvenes, y una gran parte eran chicas, no sólo de las universidades sino también de las secundarias.
Las fuerzas de seguridad respondieron con una represión brutal, cada vez más dura a medida que crecía el movimiento. En los numerosos y violentos enfrentamientos entre la juventud y las fuerzas de represión, murieron cientos de personas y miles más fueron detenidas.
En respuesta, las huelgas estudiantiles se extendieron a más de cien universidades y muchas escuelas. El aspecto más sorprendente de estas protestas fue la total falta de miedo por parte de la gente muy joven, especialmente de las chicas muy jóvenes.
El aspecto más sorprendente de las protestas en Irán fue la total falta de miedo por parte de gente muy joven / Imagen: Darafsh
Las alumnas de Irán empezaron a agitar sus pañuelos en el aire y a cantar contra las autoridades clericales. ¡Qué inspiración! Sus cánticos tenían a menudo un contenido abiertamente revolucionario, pidiendo el derrocamiento del régimen y “¡Muerte al Líder Supremo!”.
La brutal reacción del régimen no sólo ha radicalizado a la juventud, sino también a las organizaciones de trabajadores, y muchas se han declarado en huelga. Esta lista incluye a los camioneros, el Consejo para la Organización de Protestas de los Trabajadores de Contratas Petroleras, los trabajadores de Haft Tappeh, los trabajadores de la Compañía de Autobuses de Teherán, el Comité Coordinador de Profesores, entre otros.
Se crearon comités juveniles revolucionarios en todo el país, junto con llamamientos a la huelga general, que han sido apoyados por las organizaciones citadas anteriormente, así como por la mayoría de los sindicatos independientes. Hubo una serie de oleadas huelguísticas de los pequeños comerciantes, los bazaríes, que en el pasado fueron uno de los pilares más sólidos del régimen. Pero los obreros industriales aún no se han movido de forma decisiva, y éste es el talón de Aquiles del movimiento.
Todo esto es muy similar a los movimientos que se produjeron antes de la convulsión revolucionaria de 1979. Pero no está claro si el movimiento actual pasará a una fase superior.
Los trabajadores muestran gran simpatía y apoyo por la rebelión de la juventud, Pero si el levantamiento permanece aislado en la juventud, no puede tener éxito.
Un movimiento como éste no puede permanecer como está durante mucho más tiempo sin alcanzar el punto crítico en el que, o bien logrará derrocar al régimen, o bien sufrirá una derrota. Como en Sri Lanka, la cuestión más decisiva es el factor subjetivo: la dirección revolucionaria.
El factor subjetivo
La intensificación de la lucha de clases se deriva de este análisis con la misma inevitabilidad que la noche sigue al día. Pero el resultado de la lucha de clases nunca puede predecirse de antemano, porque se trata de una lucha de fuerzas vivas.
Como hemos explicado anteriormente, existen muchas analogías entre la guerra entre las clases y la guerra entre las naciones. En ambos casos intervienen factores objetivos y subjetivos. Y el factor subjetivo suele desempeñar un papel decisivo.
Nos referimos a cosas como la moral y el espíritu de lucha de las tropas y, sobre todo, la calidad de la dirección. El período actual se caracterizará por la intensificación de las luchas de clases y los levantamientos de masas. Pero lo que falta es una dirección revolucionaria.
El factor subjetivo es tan importante en las revoluciones como en cualquier guerra. ¿Cuántas veces en la historia de las guerras una gran fuerza de soldados decididos y valientes ha sido llevada a la derrota por oficiales cobardes e incompetentes cuando se ha enfrentado a una fuerza mucho menor de soldados profesionales disciplinados y entrenados dirigidos por oficiales audaces y eficaces?
Es este factor el que falta, o es extremadamente débil en la actualidad. Las fuerzas del marxismo genuino han retrocedido durante décadas por factores históricos que no necesitamos explicar aquí. Y la degeneración de los dirigentes reformistas y ex estalinistas ha alcanzado un punto bajo que habría parecido impensable en el pasado.
Por lo tanto, aunque podemos predecir con absoluta confianza que los trabajadores se levantarán en revuelta en un país tras otro, no podemos expresar el mismo grado de confianza con respecto al resultado de estas luchas.
El fracaso de la izquierda
Tomemos algunos ejemplos, empezando por Sanders en EEUU y Corbyn en Gran Bretaña. Estaban muy confundidos y obviamente tenían muchas limitaciones. Eso estaba muy claro para los marxistas desde el principio. Pero lo que está claro para nosotros no está necesariamente claro para las masas.
Sin embargo, desde nuestro punto de vista, ambos tuvieron un gran significado sintomático. Revelaron algo muy importante. Ambos actuaron como un catalizador que sacó a la superficie un profundo estado de ánimo de descontento con el establishment político y la sociedad existente que existía en las masas, pero que permanecía sólo latente porque carecía de un punto de referencia.
Los discursos de Sanders y Corbyn, que sonaban radicales, actuaron como un poderoso imán que permitió que los incoherentes y embrionarios instintos revolucionarios se expresaran de forma organizada. Este es un hecho muy importante, que tiene importantes implicaciones para el futuro.
El cuestionamiento general del sistema capitalista salió a la superficie y la palabra socialismo volvió al orden del día, algo muy positivo. Sin embargo, a fin de cuentas, se trató sólo de figuras accidentales que se toparon con sus propias limitaciones y fueron destruidas por ellas. Como resultado, los movimientos de masas que surgieron a su alrededor están ahora muertos.
Se podría decir lo mismo de Hugo Chávez, aunque fue más lejos que ellos y consiguió mucho más. Si hubiera podido evolucionar más de no haber muerto prematuramente es una pregunta que nunca podrá responderse. Pero también en su caso, la falta de claridad política jugó un papel fatal, como han revelado claramente los acontecimientos posteriores en Venezuela.
Los casos de Podemos en España y Syriza en Grecia proporcionan ejemplos aún más claros del desastroso papel de la llamada izquierda en la política. Cuanto más se acercan estos líderes al poder, más tímidos, cobardes y traicioneros se vuelven.
Los casos de Podemos en España y Syriza en Grecia ofrecen ejemplos aún más claros del desastroso papel de la llamada izquierda en política / Imagen: fair use
Su retórica radical sólo sirve para encubrir el hecho de que en realidad nunca cuestionan la existencia del sistema capitalista y, por lo tanto, cuando se encuentran en el gobierno, se ven obligados a operar sobre la base de sus leyes.
El resultado inevitable es la traición y la desmoralización de sus bases. La conclusión es evidente. Con los actuales dirigentes, habrá una derrota tras otra.
Pero eso es sólo una cara del proceso. Poco a poco, empezando por las capas más avanzadas, en particular la juventud, los trabajadores aprenderán de sus derrotas. Empezarán a comprender el verdadero papel del reformismo de izquierdas y se esforzarán por superarlo.
En muchos países hemos visto el surgimiento espontáneo de grupos de jóvenes que se autodenominan comunistas. Se trata de una evolución muy significativa, a la que debemos prestar mucha atención.
Similitudes y diferencias
Las condiciones económicas del próximo periodo se parecerán mucho más a las de los años 30 que a las que siguieron a la Segunda Guerra Mundial. Pero hay diferencias importantes, principalmente porque la ecuación social ha cambiado.
Las reservas sociales de la reacción son mucho más débiles que entonces, y el peso específico de la clase obrera es mucho mayor. El campesinado ha desaparecido en gran medida en los países capitalistas avanzados, mientras que amplias capas de la antigua clase media (profesionales, trabajadores de cuello blanco, maestros, profesores universitarios, funcionarios, médicos y enfermeras) se han acercado al proletariado y se han sindicado.
Los estudiantes, que en el pasado proporcionaron las tropas de choque al fascismo, han virado bruscamente a la izquierda y están abiertos a las ideas revolucionarias. Sobre todo, la clase obrera, en la mayoría de los países, no ha sufrido derrotas graves desde hace décadas. Sus fuerzas están prácticamente intactas.
Además, la clase dominante se quemó los dedos con el fascismo en el pasado y no es probable que siga ese camino fácilmente. Lo que vemos es una creciente polarización política, hacia la derecha, pero también hacia la izquierda. Hay muchos demagogos de derechas e incluso algunos llegan al poder. Sin embargo, eso no es lo mismo que un régimen fascista, que se basa en la movilización de masas de la pequeña burguesía enfurecida, utilizada como ariete para destruir las organizaciones obreras.
Esto significa que la clase dominante se enfrentará a serias dificultades cuando intente hacer retroceder las condiciones de vida y eliminar las conquistas del pasado. La profundidad de la crisis significa que tendrán que intentar recortar y cortar hasta el hueso. Pero eso provocará explosiones en un país tras otro.
Mujeres y jóvenes
De este caos está surgiendo un nuevo nivel de conciencia. Hay un sentimiento instintivo entre la gente corriente, especialmente entre los jóvenes y las mujeres, de que “algo va mal en esta sociedad”, de que “vivimos en un mundo injusto”.
Hasta cierto punto, es el caso entre los trabajadores en general. Se ha ejercido una presión despiadada sobre los trabajadores para que aumenten la cantidad producida y reduzcan el tiempo necesario para producirla. Los salarios han ido siempre a la zaga de los aumentos de productividad. En Estados Unidos, los salarios reales no habían aumentado hasta hace poco durante un periodo de unos 40 años. Y con el retorno de la inflación, los salarios reales en los EEUU están de nuevo en declive.
Pero esta conciencia es más evidente, y más avanzada, en el caso de los jóvenes y las mujeres, que son quienes deben soportar la peor parte del peso de la crisis del capitalismo. Son las capas más explotadas y oprimidas de la clase.
En un país tras otro se han producido grandes movilizaciones de mujeres contra la prohibición del aborto / Imagen: Ogólnopolski strajk kobiet
En un país tras otro, se han producido grandes movilizaciones de mujeres contra la prohibición del aborto, desde EEUU hasta las católicas Polonia e Irlanda. Argentina y Chile también han visto movimientos de masas por el derecho al aborto. En México, donde el trato inhumano y bárbaro a las mujeres ha alcanzado proporciones epidémicas, también ha habido movimientos masivos para protestar contra la violencia contra las mujeres. Este ha sido también un factor de radicalización política en el Estado español.
En este contexto, las consignas democráticas más elementales pueden adquirir rápidamente un contenido abiertamente revolucionario.
La expresión más clara de la revuelta de las mujeres se produjo en Irán, donde el movimiento de un enorme número de chicas jóvenes pasó rápidamente de las protestas contra el uso obligatorio del hiyab a la exigencia del derrocamiento revolucionario de un régimen monstruosamente opresivo.
Eso indica que se está produciendo el inicio de un nivel de conciencia totalmente nuevo. En estas circunstancias, existe una profunda sensibilidad entre estas capas ante cualquier manifestación de injusticia. Esto incluye la cuestión del racismo y la brutalidad policial, como vimos con el levantamiento de Black Lives Matter.
En todos los países, la juventud está al frente de la lucha. No es casualidad. Los acontecimientos han demostrado que un número cada vez mayor de jóvenes está dispuesto a salir a la calle para luchar contra el capitalismo.
De nuevo sobre la conciencia
Sería un error fundamental suponer que la mayoría de los trabajadores ven las cosas de la misma manera que nosotros. Ver todo el proceso histórico es una cosa, pero cómo las masas entienden ese proceso es otra, totalmente diferente.
La conciencia de la clase obrera está poderosamente influida por los cambios en la situación objetiva. Trotsky lo explicó brillantemente en un importante artículo titulado “El tercer período de los errores de la Comintern”.
Para algunos sectarios esta cuestión simplemente no se plantea. Para ellos, la clase obrera siempre está dispuesta a rebelarse. Eso es para ellos una constante que nada tiene que ver con los cambios en las condiciones objetivas. Pero no es así en absoluto.
Trotsky criticó duramente la idea planteada por los estalinistas en el tristemente célebre “Tercer Periodo”, y que todavía hoy repiten algunos insensatos ultraizquierdistas, de que las masas siempre están dispuestas a rebelarse, y que son sólo los aparatos burocráticos conservadores del movimiento obrero los que se lo impiden.
Trotsky criticó duramente la idea presentada por los estalinistas en el famoso “Tercer Periodo” / Imagen: dominio público
Trotsky desprecia esta idea y vale la pena citar extensamente sus palabras:
“La radicalización de las masas aparece descrita como un proceso continuo: las masas son hoy más revolucionarias que ayer, mañana serán más revolucionarias que hoy. Semejante mecanicismo no corresponde al verdadero proceso de desenvolvimiento del proletariado ni de la sociedad capitalista en su conjunto…
“Los partidos socialdemócratas, sobre todo en la preguerra, vislumbraban un futuro con un continuo incremento de votos socialdemócratas, que aumentarían sistemáticamente hasta el umbral de la toma del poder. Para un pensador vulgar o un seudorrevolucionario, esta perspectiva mantiene toda su vigencia; sólo que en vez de hablar de un continuo incremento de los votos, habla de la continua radicalización de las masas. Esta concepción mecanicista se apoya también en el programa Stalin-Bujarin de la Internacional Comunista.
“Demás está decir que, desde la perspectiva de nuestra época de conjunto, el proletariado sigue un proceso que avanza hacia la revolución. Pero no se trata de una progresión ininterrumpida, como no lo es el proceso objetivo de agudización de las contradicciones capitalistas. Los reformistas sólo ven el ascenso del capitalismo. Los “revolucionarios” formales sólo ven sus bajas. Pero el marxista contempla el proceso en su conjunto, con todas sus alzas y bajas coyunturales, sin perder jamás de vista su dinámica principal: las catástrofes bélicas, las explosiones revolucionarias.
“El estado de ánimo político del proletariado no cambia automáticamente en una misma dirección. La lucha de clases muestra alzas seguidas de bajas, marejadas y reflujos, según las complejas combinaciones de las circunstancias ideológicas y materiales, tanto nacionales como internacionales. Un alza de las masas que no es aprovechada o es mal aprovechada se revierte y culmina en un período de reflujo, del que las masas se recuperan tarde o temprano bajo la influencia de nuevos estímulos objetivos.
“La nuestra es una época que se caracteriza por fluctuaciones periódicas extremadamente bruscas, por situaciones que cambian de manera muy abrupta, todo lo cual configura, para la dirección, responsabilidades muy arduas en lo que hace a la elaboración de una orientación correcta.
“La actividad de las masas propiamente dicha se manifiesta de distintas maneras, según las circunstancias. En algunas épocas se puede observar a las masas empeñadas por entero en la lucha económica, demostrando muy poco interés por las cuestiones políticas. O bien, luego de una serie de derrotas en la lucha económica, las masas pueden dirigir abruptamente su atención a la política. En ese caso -tal como lo determinen la situación concreta y la experiencia anterior de las masas-, su actividad política puede manifestarse en la lucha exclusivamente parlamentaria o en la extra-parlamentaria.” (León Trotsky, Escritos, 1930)
Estas líneas son extremadamente importantes porque muestran que a partir de afirmaciones generales sobre la época es imposible deducir la etapa en que se encuentra la conciencia del proletariado o el movimiento concreto de la clase. Vemos aquí muy claramente el método de Trotsky, que no parte de fórmulas abstractas (“la nueva época”) sino de hechos concretos.
Todo tipo de cosas se combinan para dar forma a la conciencia de las masas en los países capitalistas avanzados, no sólo la situación actual o incluso la situación en la última década, sino el tipo de condiciones que se crearon durante un período de décadas después de la Segunda Guerra Mundial. Esto es particularmente cierto en el caso de la generación de edad más avanzada. La mentalidad de los jóvenes es otra cuestión. Ese es un debate aparte.
La conciencia de los trabajadores en Europa y EE.UU. ha sido moldeada durante décadas por lo que fue al menos un periodo de relativa prosperidad. El 15 de noviembre de 1857, Engels se quejaba en una carta a Marx:
“Las masas deben haberse vuelto condenadamente letárgicas después de una prosperidad tan larga”. Y añadía: “Es necesaria una presión crónica durante un tiempo para calentar a las poblaciones. El proletariado golpeará entonces mejor, con mejor conciencia de su causa y más unido…”
La clase obrera en general posee una colosal capacidad de aguante. Tolera incluso malas condiciones durante bastante tiempo antes de que se vuelvan absolutamente intolerables. Se necesita tiempo para que la cantidad se convierta en calidad. Y la conciencia, que es inherentemente conservadora, tarda un tiempo en ponerse al día con la realidad cambiante.
Durante todo un periodo, la inflación fue baja, lo que significaba que, aunque la tasa de explotación aumentaba, los salarios de los trabajadores podían comprar más que antes. Los trabajadores pudieron comprar coches, grandes televisores y otras mercancías, cuyo precio estaba bajando gracias a los avances tecnológicos y al aumento de la productividad del trabajo.
Los bajos tipos de interés también produjeron una expansión sin precedentes del crédito. Millones de personas pudieron comprar cosas que en realidad no podían permitirse, pero sólo endeudándose cada vez más.
Viendo lo mal que están las cosas ahora, y echando la vista atrás, es demasiado fácil tener una falsa percepción de lo bien que estaban las cosas en los viejos tiempos. Pero todo eso está amenazado ahora. Y eso es lo que está empezando a provocar un cambio fundamental en la conciencia.
El proceso molecular de la revolución
La cuestión de la inflación es un elemento clave para cambiar la actitud de la generación de más edad. Si bien es cierto que la juventud es la capa más radicalizada y más abierta a las ideas revolucionarias, se está desarrollando un estado de ánimo cada vez más airado entre todo tipo de personas. La gente que hasta hace poco pensaba que las cosas estaban bien y que la vida era estable y predecible, ahora se está llevando un buen susto.
Todo se está convirtiendo en lo contrario. Las condiciones de vida han empeorado repentinamente, y eso está cambiando la perspectiva de la gente. De repente, todo el mundo se queja. No consiguen llegar a fin de mes.
Antes, en Occidente, la patronal y los líderes sindicales llegaban a acuerdos de aumentos salariales anuales del uno o el dos por ciento, apenas a la par de la inflación, y los imponían a los trabajadores. Hoy en día, esos acuerdos supondrían importantes reducciones de los salarios reales. Cada vez más trabajadores tienen claro que, para mantener su nivel de vida, tendrán que organizarse y luchar. En todas partes se observa un notable aumento de las huelgas, que a menudo terminan con la victoria de los trabajadores.
En Gran Bretaña, cientos de miles de trabajadores de muchos sectores se han declarado en huelga; en Grecia, Bélgica y Francia hemos asistido a huelgas generales; en Estados Unidos, nuevos estratos, como los trabajadores de Starbucks, Apple y Amazon, están luchando por sindicarse y han emprendido acciones de huelga, y también tuvimos el conflicto de los ferroviarios. Por último, también vimos en Canadá cómo los ataques de Doug Ford contra los trabajadores de la educación de Ontario llevaron a una huelga ilegal y a los líderes sindicales a amenazar con una huelga general que derrotó la legislación de vuelta al trabajo, algo inédito en la historia canadiense. En todas partes, la clase trabajadora está empezando a despertar bajo el impacto de la crisis del coste de la vida.
La inflación también está teniendo un enorme impacto en los pequeños negocios, muchos de los cuales se ven abocados a la quiebra, y a los ancianos, que ven cómo el valor de sus pensiones se erosiona día a día. Ya ha habido manifestaciones masivas de pensionistas en España. Y gran parte de la volatilidad social que vemos en países como Italia es un fenómeno estrechamente relacionado.
En todas partes se observa un notable aumento de las huelgas, que a menudo terminan con la victoria de los trabajadores / Imagen: Socialist Appeal
Hay un sentimiento general de inseguridad y miedo al futuro que exacerba enormemente la inestabilidad política y social. Esto plantea grandes peligros a la clase capitalista, lo que explica por qué se ve obligada a tomar medidas muy arriesgadas en un intento de impedir desarrollos revolucionarios.
Cuando personas que antes no mostraban ningún interés por la política de repente empiezan a hablar de política en la parada del autobús o en el supermercado, es el comienzo de lo que Trotsky llamó el proceso molecular de la revolución.
Es cierto que carecen del análisis elaborado y científico que poseen los marxistas. Su comprensión de la política es algo elemental, tosco y subdesarrollado. Pero está guiada por un sentido elemental de injusticia, un sentimiento de que algo no funciona en la sociedad y de que algo tendrá que cambiar.
Es una conciencia de clase elemental que es el primer embrión de una conciencia revolucionaria. El elemento más importante de este cambio es el económico. Pero no es el único factor.
El desastre medioambiental
El sistema capitalista está conduciendo al mundo hacia una catástrofe medioambiental que se cierne sobre la mente de muchas personas. Para algunos, se trata de un problema existencial. Para naciones enteras, su futuro está en peligro.
En un extremo, está el problema de la sequía y la desecación de los ríos, que está teniendo un efecto devastador en las cosechas y en la producción de alimentos y, por tanto, en el aumento de la inflación.
En el otro, hay tormentas devastadoras, huracanes y terribles inundaciones, como hemos visto en países como Bangladesh y Pakistán, donde 33 millones de personas se vieron directamente afectadas.
En países como Somalia, han muerto más de tres millones de animales, lo que ha destruido los medios de subsistencia de millones de personas. En Brasil, la destrucción criminal de la Amazonia ha alcanzado niveles récord. Entre enero y junio de 2022 se talaron en la región unos 3.988 kilómetros cuadrados (1.540 millas cuadradas) de tierra. En el mismo periodo se destruyeron 3.088 kilómetros cuadrados de selva tropical.
También en los países capitalistas avanzados hay pruebas evidentes de condiciones meteorológicas más extremas. Muchas personas viven con el temor constante de que su casa se inunde o sea barrida.
En las grandes ciudades, el aire está envenenado con gases tóxicos, los ríos se ahogan con residuos químicos de fábricas, granjas y efluentes humanos, y los océanos se contaminan con toneladas interminables de plástico y otras basuras.
La explotación minera de los fondos marinos, antaño algo confinado a la ciencia ficción, se está convirtiendo en una realidad, con previsibles consecuencias catastróficas para el equilibrio ecológico del planeta y la biodiversidad. Y en todos los países el ritmo de extinción de especies vegetales y animales ha alcanzado niveles alarmantes.
Todas estas cosas remueven la conciencia de millones de personas, especialmente de los jóvenes. Pero la indignación moral y las manifestaciones airadas son totalmente insuficientes porque sin un diagnóstico correcto es imposible ofrecer ninguna solución.
Los burgueses han llegado, tarde, a la conclusión de que hay que hacer algo. Pero en el capitalismo todo está subordinado al afán de lucro y a los intereses de los monopolios. Por ejemplo, disfrazan con retórica ecologista políticas destinadas a proteger la industria estadounidense o europea frente a las mercancías procedentes de países con una legislación medioambiental “menos estricta” (China en primer lugar).
Fundamentalmente, todas sus políticas intentan descargar los costes de la crisis medioambiental sobre la clase trabajadora y los sectores más pobres de la sociedad. Mientras las multinacionales de la energía sigan obteniendo beneficios récord, las familias de la clase trabajadora se verán obligadas a pagar precios más altos por el combustible y también a sustituir sus coches y calderas. Al mismo tiempo, tendrán que pagar las cuantiosas subvenciones a las grandes empresas a través de impuestos más elevados.
Como resultado, a los ojos de una parte de la clase obrera, la “lucha contra el cambio climático” podría asociarse cada vez más con la austeridad capitalista y la crisis del coste de la vida. Esto podría hacer el juego a las fuerzas reaccionarias que niegan la existencia del calentamiento global antropogénico y promueven los combustibles fósiles. Para luchar contra esto, se necesita una política revolucionaria.
La catástrofe medioambiental es un claro resultado de la locura de la economía de mercado. Hay que subrayar que la existencia del capitalismo representa hoy una amenaza clara y actual para el futuro de la civilización humana.
Si el movimiento ecologista se limita a una política de gestos vacíos, se condenará a la impotencia. La única manera de alcanzar sus objetivos es adoptar una posición revolucionaria clara e inequívocamente anticapitalista. Debemos esforzarnos por llegar a los mejores elementos y convencerles de ello.
El papel de los marxistas
Principalmente como resultado de la debilidad del factor subjetivo, la crisis actual no tendrá una resolución rápida. Este retraso es ventajoso para los marxistas, porque nos dará el tiempo que necesitamos para reforzar nuestras fuerzas y construir una base sólida en la clase obrera y el movimiento obrero.
La crisis se prolongará en el tiempo, y habrá muchos flujos y reflujos de la lucha de clases. A momentos de euforia seguirán otros de cansancio, apatía e incluso desesperación. Pero en todos los casos, la clase siempre se levantará, dispuesta a renovar la lucha, no por razones mágicas, sino simplemente porque no tiene otra alternativa que luchar.
La clase obrera en su conjunto no aprende de los libros, sino de la experiencia. Pero aprende, tanto de las derrotas y los reveses como de las victorias. Ahora mismo está aprendiendo sobre las limitaciones del reformismo de izquierdas. Engels dijo una vez que los ejércitos derrotados aprenden bien sus lecciones. A lo que Lenin comentó: “Estas espléndidas palabras se aplican en mucha mayor medida a los ejércitos revolucionarios”.
Pero se trata de un aprendizaje muy largo y serán necesarias muchas experiencias futuras antes de que la clase deseche finalmente sus ilusiones en el reformismo (especialmente en su disfraz de “izquierda”) y llegue a comprender la necesidad de una revolución social total.
Nuestro papel no es dar lecciones a la clase obrera desde la barrera, sino participar activamente en la lucha de clases. Es tarea de los marxistas acompañar este proceso junto con la clase obrera, luchar hombro con hombro con los trabajadores y ganarse así su respeto y confianza.
Sin embargo, si éste fuera el único contenido de nuestra actividad, seríamos meros activistas y no tendríamos razón de existir como tendencia separada en el movimiento obrero.
Nuestro papel no es dar lecciones a la clase obrera desde la barrera, sino participar activamente en la lucha de clases / Imagen: Fightback
Nuestro papel más importante es ayudar a los trabajadores y a la juventud, empezando por la capa más avanzada, a sacar las conclusiones necesarias de su experiencia y a demostrar en la práctica la superioridad de las ideas marxistas.
Esto llevará algún tiempo, y debemos aprender las virtudes de la paciencia revolucionaria. No hay camino fácil. La búsqueda de atajos acaba invariablemente en graves desviaciones, ya sean de tipo oportunista o ultraizquierdista.
Recordemos que en 1917, en plena revolución, Lenin lanzó la consigna: ¡Explicar pacientemente! Tenemos las ideas correctas, que son las únicas que pueden señalar el camino de la victoria en la lucha de clases.
No se puede predecir el ritmo real de los acontecimientos. Pero el potencial para una intensificación explosiva de la lucha de clases existe en muchos países. No podemos decir dónde empezará. Puede ser Francia o Italia, o Irán, o Brasil. Indonesia, Pakistán, Argentina o incluso China.
Ya veremos. Pero lo principal es que abrirá nuevas posibilidades para la tendencia marxista, siempre que seamos capaces de aprovecharlas. Y eso depende de una sola cosa: de nuestra capacidad para hacer crecer nuestras fuerzas hasta el punto crítico en que seamos físicamente capaces de intervenir.
Eso, a su vez, depende del trabajo que hagamos ahora. Eso es lo que tenemos que hacer comprender a cada camarada. Nuestra consigna debe ser: todas las fuerzas en el punto de ataque. Y eso significa, precisamente, construir nuestras fuerzas.
Debemos trabajar incansablemente para construir las fuerzas que serán necesarias para llevar estas ideas a cada fábrica, a cada agrupación sindical, a cada escuela y universidad. Sólo así podrá construirse la futura dirección revolucionaria del proletariado.
Durante mucho tiempo hemos luchado contra la corriente. Nuestros cuadros se han endurecido y fortalecido en esa lucha. Estamos empezando a ganar el respeto de los obreros y jóvenes más avanzados. La autoridad política y moral de nuestra Internacional nunca ha sido tan alta.
¡Son conquistas colosales! Pero aún nos queda un largo camino por recorrer. Es un camino largo y difícil, y no todo será fácil. A momentos de euforia seguirán otros de decepción e incluso de desesperación. Debemos aprender a convivir con las dificultades y aceptar con la misma ecuanimidad alegre tanto las derrotas como los éxitos.
Pero la marea de la historia ha cambiado y ahora empezamos a nadar con la corriente, no contra ella. Los trabajadores y la juventud están mucho más abiertos a nuestras ideas que en cualquier otro momento. Todo el proceso se acelerará.
Nuestra Internacional se enfrentará a inmensas oportunidades mucho antes de lo que cabría esperar. Se abrirán muchas puertas. De nosotros depende aprovechar al máximo todas las posibilidades y demostrar que estamos a la altura de las grandes tareas que nos impone la historia.
Publicamos aquí un relato de Sieva “Esteban” Volkov, nieto de León Trotsky, que estaba presente en Coyoacán, México, cuando Trotsky fue abatido por un agente de la GPU el 20 de agosto de 1940, falleciendo al día siguiente. El propio Volkov falleció tristemente a principios de este año, rompiendo uno de los últimos vínculos vivos con el destacado revolucionario que, junto con Lenin, condujo a la clase obrera rusa a la victoria en la Revolución de Octubre de 1917. Lea aquí el homenaje de nuestro redactor en jefe, Alan Woods, a Volkov.
Han pasado 59 años desde aquella calurosa tarde del 20 de agosto de 1940 en una vieja casa rodeada de frondosos árboles y cactus en un apacible suburbio de Coyoacán, en la capital de México. Lev Davidovich Bronstein, mejor conocido como León Trotsky, marxista revolucionario y, junto a Lenin, uno de los líderes más destacados de la revolución de 1905 y de la revolución de octubre en Rusia, cayó víctima de un asesinato expresamente ordenado por José Stalin.
Aquella tarde del 20 de agosto, un asesino profesional de la siniestra GPU o NKVD, la mera mención de cuyas siglas hacía estremecer a cualquier ciudadano soviético, llevó a cabo un pérfido y traicionero plan minuciosamente elaborado. Con el pretexto de corregir un artículo, consiguió acceder al creador del Ejército Rojo. Mientras los dos hombres estaban solos, el asesino atacó por la espalda, blandiendo un afilado picahielo de acero con un mango corto, utilizado por los montañistas. En pocos segundos, el cerebro de uno de los más brillantes luchadores por el socialismo quedó destruido.
Con el asesinato de León Trotsky —ese implacable enemigo de la burocracia que había usurpado el poder de manos del proletariado revolucionario— se completaba el exterminio contrarrevolucionario por parte de Stalin de una larga lista de dirigentes y participantes en la revolución de octubre. Stalin se confirmaba así como el sepulturero de la revolución bolchevique, título que le había otorgado su víctima mucho antes.
Para mí, aquella tarde sangrienta y trágica del 20 de agosto todavía parece haber sucedido ayer. Yo era un joven de 14 años, Vsevolod (Seva) Esteban Volkov, nieto de Trotsky por parte de mi madre, y había llegado a México apenas un año antes después de un periodo viviendo con los Rosmer, aquellos amigos íntimos de Natalia y Lev Davidovich. Me dieron la recámara contigua a la de mis abuelos y ya había probado la pólvora y sentido el calor de una bala que rozó mi pie derecho durante el primer ataque a la familia dirigido por el pintor estalinista Alfaro Siqueiros y sus ametralladores en la madrugada del 24 de mayo de 1940.
Casi tres meses después regresaba a casa del colegio con ánimo alegre, caminando por la larga calle Viena al final de la cual estaba la vieja casa. De repente noté algo inusual a lo lejos: un coche evidentemente mal aparcado se desviaba por el polvoriento camino y varios policías uniformados de azul marino y con boinas militares parecían estar parados en la entrada de la casa. Semejante alboroto era algo inusual. Una aguda punzada de angustia se apoderó de mi pecho al presentir que algo horrible había ocurrido en la casa y que esta vez no íbamos a tener tanta suerte.
Instintivamente apresuré el paso, atravesando rápidamente la verja que estaba abierta, corriendo por el jardín, donde me topé con un camarada americano, Harold Robins, uno de los secretarios y guardaespaldas de mi abuelo. Estaba muy agitado, con un revólver en la mano, y sólo pudo gritarme con voz desesperada: “¡Jackson! Jackson!”
En aquel momento no pude comprender el significado de aquella precipitada exclamación. ¿Qué tenía que ver el marido o novio de la trotskista estadounidense Sylvia Ageloff y amigo de los Rosmer y los guardias con lo que estaba ocurriendo? Pero al cruzar el sendero del jardín en dirección a la casa me encontré con un hombre con la cara cubierta de sangre, al que no reconocí inmediatamente, que estaba siendo retenido por dos policías. El hombre, que supuse que debía de ser el Jackson al que se refería Harold, hacía mucho ruido, se quejaba y sollozaba, fundiéndose en una especie de aullido. Era un auténtico desastre.
Cuando entré en la biblioteca y miré a través de la puerta entreabierta del comedor, comprendí inmediatamente la magnitud de la tragedia. Mi abuelo yacía en el suelo con una herida en la cabeza, en un charco de sangre, con Natalia y un grupo de camaradas de pie a su alrededor, aplicándole hielo en la herida para contener el flujo de sangre.
Así que Jackson —el generoso y atento marido de la camarada trotskista Sylvia Ageloff, el hombre que llevó a los Rosmer en su coche a Veracruz cuando volvieron a Europa, y que agasajó a algunos de los guardias en buenos restaurantes del centro de la ciudad de México, el hombre que mostraba una total indiferencia por la política, y que fingía tener una madre belga rica que siempre velaba por su bienestar material, y un jefe en el extranjero que pagaba jugosas comisiones por sus negocios—, no era más que un vulgar agente de la siniestra GPU que se había colado en la vida del líder revolucionario.
Él pertenecía a ese ejército de asesinos y torturadores que ejercían su reinado de terror sobre el pueblo ruso. Eran las tropas de choque de la contrarrevolución, el pilar principal de la dictadura de Stalin y su burocracia. Disponían de recursos ilimitados derivados de la riqueza exprimida a la clase obrera soviética por la burocracia. Eran la élite de la élite y los favoritos mimados del dictador.
“¡Mi madre está en sus manos! ¡Me obligaron a hacerlo!” Soltó Jackson entre gemidos y quejas, mientras los guardaespaldas, alertados por los primeros gritos ensordecedores del “Viejo”, corrían al lugar del asesinato y vencían y golpeaban al asesino. “¡Jackson!” dijo Lev Davidovich, mientras se aferraba al marco de la puerta de su despacho, cubierto de sangre, señalando al agresor a Natalia, que había acudido corriendo. Era como si intentara decir: aquí está, el ataque de Stalin que estábamos esperando. Con gestos fatigosos, trató de señalar el estudio. “¡No le matéis, tiene que hablar!”, consiguió decir tendido en el suelo del comedor a los que le rodeaban. Y tenía razón. Era la mejor manera de esclarecer el carácter del crimen.
Ahora ya no hay secretos. El complot se desarrolló por etapas: Stalin, Beria, Leonid Eitingon, su amante Caridad Mercader y su hijo, el catalán Ramón Mercader (alias Jackson) fueron quienes asesinaron al fundador del Ejército Rojo y compañero de armas de Lenin.
“¡Nos han dado otro día de vida, Natasha!” solía exclamar alegremente Lev Davidovich a su inseparable compañera Natalia Sedova cada mañana, cuando la luz del día entraba a raudales en su dormitorio a oscuras, el mismo lugar donde habían escapado milagrosamente con vida la noche del 24 de mayo, cuando la casa fue ametrallada por Siqueiros y otros veinte asaltantes. Pero la tregua fue breve. “Morir no es un problema cuando un hombre ha cumplido su misión histórica”, dijo Trotsky una vez a un grupo de jóvenes camaradas.
León Trotsky no era el tipo de hombre que muere plácidamente en la cama de viejo. Cayó en primera línea de la lucha por el verdadero socialismo, el socialismo concebido por Marx, Engels, Lenin y el propio Trotsky. Así es como dan su vida los héroes de la revolución proletaria: con una bandera roja en una mano y un fusil de combate en la otra. Dejó esta vida con la serenidad inmutable de quien ha cumplido con su deber y ha cumplido su misión histórica.
Codo con codo con Lenin, proporcionó una base ideológica marxista tanto a la revolución derrotada de 1905 como a la victoriosa revolución de octubre de 1917. En esta última, la intervención de Trotsky fue decisiva. Para despejar cualquier duda o remanente de falsificación estalinista, reproducimos las observaciones del experto militar suizo, el comandante E. Léderray: “El Ejército Rojo, creado y dirigido por León Trotski, fue un factor clave del triunfo de la revolución bolchevique”. Fue elegido en dos ocasiones presidente del Soviet de Petrogrado, en 1905 y 1917. También fue nombrado Ministro de Relaciones Exteriores del Estado soviético.
Pero las páginas que quedarán grabadas para siempre en los anales de la historia serán las del último periodo de su vida: la indomable y heroica lucha a muerte que libró, junto a un pequeño grupo de camaradas, contra una de las dictaduras más sanguinarias y bestiales que conoce la humanidad, surgida de la usurpación y la traición de la primera revolución socialista del mundo.
Inicialmente, desde 1923, Trotsky libró la lucha dentro del Partido Comunista de la Unión Soviética a través de la Oposición de Izquierda, en un intento de reconducir al Partido lejos del camino de la degeneración burocrática y el abandono del marxismo-leninismo, y de vuelta a las tradiciones de la revolución proletaria y Octubre. Pero los encendidos discursos y declaraciones del organizador del Ejército Rojo cayeron en oídos sordos. El Partido ya estaba completamente infiltrado por las criaturas de Stalin. Predominaban el arribismo y la ambición personal, o el miedo al dictador naciente.
En 1927, Trotsky fue expulsado del Partido y deportado a Alma-Ata. La Oposición de Izquierda prácticamente dejó de funcionar. En 1929 fue expulsado de Rusia. Empezando por Turquía, inició su largo viaje por lo que él llamaba el “Planeta sin visado”. Más tarde pasó por Francia, Noruega y, por último, México. Era plenamente consciente de que sus días estaban contados. Desde el principio de su exilio, acompañado por su esposa Natalia y su hijo León Sedov, y con la ayuda de fieles colaboradores, Trotsky aprovechó cada minuto de su existencia para mantener encendido el faro del pensamiento revolucionario marxista y denunciar ante la opinión pública internacional y las masas trabajadoras todos los crímenes y traiciones del estalinismo.
Tras la terrible derrota de la clase obrera alemana y el triunfo del fascismo y el ascenso de Hitler al poder como resultado de las capitulaciones, traiciones y errores del Partido Comunista Alemán y de la estalinizada III Internacional, a la que Trotsky caracterizó como un “cadáver apestoso”, llegó a la conclusión de que el intento de regenerarla era una causa perdida, y a partir de ese momento se dedicó a lo que consideraba la tarea más importante de su vida: la creación de una nueva vanguardia revolucionaria en la forma de la IV Internacional, que consiguió lanzar sólo dos años antes de su asesinato por Stalin.
Marx y Engels realizaron un exhaustivo y magistral estudio de la sociedad capitalista que Lenin desarrolló en su análisis de la fase imperialista del capitalismo. También Trotsky, siguiendo el método marxista, hizo un análisis magistral del período de transición que siguió al derrocamiento del capitalismo. Explica cómo surgió el estalinismo como contrarrevolución política, en forma de bonapartismo burocrático en la Unión Soviética. Sus análisis y definiciones en La revolución traicionada —una obra escrita hace más de 60 años— son extremadamente rigurosos y totalmente válidos hoy en día. Aquí tenemos la descripción de una sociedad en transición —ni capitalismo ni socialismo— bajo el dominio de una casta de usurpadores burocráticos.
Semejante formación social no tenía ningún papel funcional en la producción, ni podía tener ningún significado permanente, y por lo tanto, en sí misma, no se elevaba a la categoría de clase en el sentido marxista de la palabra. Sólo podía mantenerse en el poder mediante la falsificación de la historia y el terror. El resultado final fue la restauración del capitalismo en Rusia. Trotsky abogó urgentemente por una revolución política en Rusia, en la que la clase obrera reconquistara el poder que le había usurpado la burocracia, salvara lo que hubiera sobrevivido de las conquistas de Octubre y reconstruyera las bases de un auténtico socialismo, basado en la democracia obrera con auténticos soviets, la abolición del régimen de partido único y la introducción del control democrático obrero y la gestión de la economía planificada.
A día de hoy, esto no se ha llevado a cabo, como resultado de la inercia política de la clase obrera rusa tras 70 años de sofocante dictadura burocrática. Según el historiador Volkogonov, la publicación de La revolución traicionada en 1936 (fue traducida inmediatamente al ruso para Stalin) condujo a una aceleración de los planes para asesinar a Trotsky a partir de diciembre de ese año. Volkogonov —que tuvo acceso a los archivos del KGB— afirma que Stalin siempre tuvo miedo de Trotsky. Así que la publicación de su biografía de Stalin, que estaba en preparación en 1939-40, no puede haber hecho mucho para calmar la furia asesina del amo del Kremlin. Contrariamente a lo que podría pensarse, Trotsky escribió este libro sin mucho entusiasmo, por necesidad económica, a petición de un editor norteamericano, dejando de lado una biografía de Lenin, obra que le interesaba mucho más.
La contribución de Trotsky al arsenal del movimiento obrero es inmensa: teoría marxista, polémica, obras históricas, autobiografía, por citar sólo las principales. El profesor inglés Sinclair ha publicado un índice bibliográfico de más de 400 páginas que sólo contiene la lista de los títulos recogidos por él. Como dijo Ernest Mandel, recientemente fallecido: “Trotsky pasará a la historia como el estratega más importante del movimiento socialista”.
En su tenaz e ininterrumpida lucha contra la dictadura burocrática estalinista, que lo convirtió en el revolucionario más calumniado y perseguido del mundo, hay un hecho que destaca por su importancia histórica: el contraproceso que organizó en respuesta a las Purgas de Stalin. Tras su breve periodo de exilio en Escandinavia, que se convirtió en seis meses de silencio forzado y arresto domiciliario impuesto por el gobierno “socialista” de Noruega, por insistencia de Stalin, Trotsky se fue finalmente a México. Tras recibir asilo del presidente mexicano, el general Lázaro Cárdenas, inmediatamente después de su llegada en enero de 1937, Trotsky se puso manos a la obra. Ahora tenía total libertad para preparar su defensa, y también la de su hijo, León Sedov y todos los demás revolucionarios falsamente acusados en la sangrienta farsa de los Juicios de Moscú. Por estos medios, Stalin y su camarilla del Kremlin esperaban encontrar una hoja de parra legal para justificar el exterminio de todos aquellos que pudieran dar testimonio vivo de las tradiciones de Octubre.
A sugerencia de Trotsky, se creó una comisión investigadora, presidida por el célebre filósofo y pedagogo estadounidense John Dewey, y compuesta por personas de absoluta integridad, sin relación alguna con los acusados. Trotsky anunció su disposición a entregarse a los verdugos de la GPU si se probaba alguna de las acusaciones. Su objetivo al organizar este Contraproceso no era sólo salvar su honor y reputación como revolucionario y denunciar ante la humanidad y ante la historia los crímenes del estalinismo, sino también dificultar a Stalin y a la Burocracia la realización de nuevos juicios y exterminios. Tras 13 días de agotadoras sesiones, con la presentación de 18 acusaciones y respuestas decisivas, la comisión emitió un veredicto de “No culpable”, y calificó los Juicios de Moscú como la falsificación más monstruosa de toda la historia.
La brillante carrera revolucionaria de León Trotsky —en la preparación de la revolución y en su realización; en su posterior defensa contra sus enemigos y usurpadores— se basó en todo momento en el marxismo, proporcionando pruebas irrefutables de su vitalidad y veracidad hasta nuestros días. El colapso de los regímenes estalinista y neoestalinista, que Trotsky predijo con inquebrantable confianza hasta el final, subraya aún más la exactitud de su análisis. Su heroica vida sigue siendo una fuente de inspiración y un gran ejemplo para todos los revolucionarios.
El mundo capitalista está inmerso en una crisis orgánica. En todos los terrenos y niveles se puede ver su descomposición: en lo político, lo social, las relaciones internacionales, su moral, e incluso su filosofía; en todos los casos se respira podredumbre, desesperación, falta de perspectivas alentadoras, decepción generalizada. Estos son síntomas de que este sistema ha dejado de jugar un papel progresista para la humanidad y se ha convertido, desde hace algunos años, en un lastre para el desarrollo de las mujeres y los hombres del planeta.
Las manifestaciones de barbarie las vemos por doquier. Como ejemplo emblemático podemos tomar la guerra que existe en Ucrania o la situación política y social de muchos países de América o África, donde miles de personas están muriendo bajo la lluvia de balas o el hambre. Hay millones de desplazados por la violencia generada por la ambición capitalista.
No se ve al frente ninguna posibilidad que bajo este mismo sistema se pueda ver una salida digna para la inmensa mayoría de la población. Por el contrario, todos los analistas apuntan a una severa crisis mundial en los próximos meses, que arrastrará a tres cuartas partes de la humanidad a una situación aún peor. Lo que podemos vaticinar para el siguiente periodo son crisis, guerras, desempleo y más violencia.
Frente a este escenario, lejos de desmoralizarnos, los marxistas explicamos que un nuevo periodo de lucha de clases a nivel mundial se está manifestando y extendiendo. Podemos ver lo que ha sucedido en el continente americano, donde país tras país ha es sacudido por fuertes movilizaciones de los trabajadores, las mujeres y la juventud. Lo mismo está sucediendo en parte de África, Asia e incluso en Europa. Francia e Inglaterra, dos países del capitalismo desarrollado, han estado a la cabeza de las movilizaciones callejeras y las huelgas. Es una época perturbadora, pero con un sinfín de posibilidades para que miles de jóvenes saquen conclusiones revolucionarias.
Como marxistas vemos estas perspectivas y nos invade un ánimo insuperable. Las ideas del comunismo y del marxismo están comenzando a ser aceptadas y reconocidas por una parte de los que luchan, se está rompiendo el aislamiento que se generó con respecto al comunismo después de la caída de los países del bloque soviético (estalinistas). Por primera vez en décadas la juventud se mueve en la búsqueda de ideas revolucionarias. La Corriente Marxista Internacional se está preparando para este nuevo periodo.
Como parte de nuestra preparación, estamos preparando nuestra Escuela de Formación Política Panamericana. Está escuela pretende reunir a más de 100 camaradas del continente americano entre el 30 de noviembre al 4 de diciembre del presente año, en la Ciudad de México.
Como se pueden imaginar, el movilizar a compañeros de Argentina, Brasil, Venezuela, Colombia, Chile, Bolivia, Perú, Puerto Rico, Cuba, Honduras, El Salvador, Guatemala, EEUU y Canadá, no es cosa fácil. A pesar de que nuestros compañeros de países desarrollados ayudan a financiar parte de los costos de la Escuela y en todos los países se hacen esfuerzos económicos para su realización, no es suficiente para costear todos los gastos relacionados con ella.
Esta Escuela Panamericana estará dedicada a Lenin. En el 2024 se cumplirán 100 años de su muerte y queremos recordarlo de la mejor manera, repasando sus aportes a la teoría marxista y su papel como dirigente de la Revolución de Octubre. También abordaremos temas teóricos de interés actual, que son útiles para afilar las armas de la crítica marxista frente a otras corrientes, de la burguesía.
del capitalismo desarrollado, han estado a la cabeza de las movilizaciones callejeras y las huelgas. Es una época perturbadora, pero con un sinfín de posibilidades para que miles de jóvenes saquen conclusiones revolucionarias.
Como marxistas vemos estas perspectivas y nos invade un ánimo insuperable. Las ideas del comunismo y del marxismo están comenzando a ser aceptadas y reconocidas por una parte de los que luchan, se está rompiendo el aislamiento que se generó con respecto al comunismo después de la caída de los países del bloque soviético (estalinistas). Por primera vez en décadas la juventud se mueve en la búsqueda de ideas revolucionarias. La Corriente Marxista Internacional se está preparando para este nuevo periodo.
Como parte de nuestra preparación, estamos preparando nuestra Escuela de Formación Política Panamericana. Está escuela pretende reunir a más de 100 camaradas del continente americano entre el 30 de noviembre al 4 de diciembre del presente año, en la Ciudad de México.
Como se pueden imaginar, el movilizar a compañeros de Argentina, Brasil, Venezuela, Colombia, Chile, Bolivia, Perú, Puerto Rico, Cuba, Honduras, El Salvador, Guatemala, EEUU y Canadá, no es cosa fácil. A pesar de que nuestros compañeros de países desarrollados ayudan a financiar parte de los costos de la Escuela y en todos los países se hacen esfuerzos económicos para su realización, no es suficiente para costear todos los gastos relacionados con ella.
Esta Escuela Panamericana estará dedicada a Lenin. En el 2024 se cumplirán 100 años de su muerte y queremos recordarlo de la mejor manera, repasando sus aportes a la teoría marxista y su papel como dirigente de la Revolución de Octubre. También abordaremos temas teóricos de interés actual, que son útiles para afilar las armas de la crítica marxista frente a otras corrientes, de la burguesía.
Para poder lograr todos nuestros objetivos estamos lanzando diferentes campañas económicas por parte de nuestras diferentes células. Cada miembro de nuestra organización está ayudando a financiar esta reunión, pero necesitamos más: necesitamos de tu ayuda. Si deseas apoyarnos con una aportación económica, por mínima que sea, nos será de gran ayuda para cumplir nuestros objetivos.