Seis camaradas de la Corriente Marxista Internacional (CMI) fueron arrestados hoy en Karachi por el Ejército y los Rangers de Sindh, un departamento estatal paramilitar famoso por sus asesinatos extrajudiciales. Necesitamos plantear esto en los movimientos obrero y estudiantil de todo el mundo. Necesitamos mensajes de protesta y de solidaridad. ¡Hay que actuar ahora!
Los camaradas fueron arrestados porque se unieron a la protesta solidaria del Movimiento Pahstún Tahafuz (Protección) (PTM) frente al Club de Prensa de Karachi hoy. El camarada Karim Parhar de Quetta y el Dr. Aftab Ashraf de Lahore también se dirigieron a los manifestantes y explicaron el papel reaccionario y brutal del Estado paquistaní. Otros compañeros estaban planteando consignas en solidaridad con el PTM y condenando las atrocidades del Estado paquistaní contra los pastunes en las áreas tribales y en todo el país.
La protesta en Karachi se estaba organizando a pedido de la dirección del PTM, ya que se les negaba el derecho a celebrar una reunión pública pacífica en Lahore hoy. Algunos líderes del PTM fueron arrestados en Lahore la noche antes de la reunión y el lugar de reunión fue llenado con aguas residuales. Más tarde, los líderes arrestados del PTM en Lahore fueron liberados bajo la presión del movimiento, pero pidieron a sus miembros y simpatizantes que realizaran protestas en todas las ciudades de todo el país.
En la protesta de Karachi, los camaradas de la CMI fueron a expresar una solidaridad total contra esta brutal opresión y el apoyo para el PTM.
El PTM está celebrando una Larga Marcha en Pakistán en la que han celebrado actos públicos en muchas ciudades de todo el país. El 8 de abril se celebró una reunión pública en Peshawar en la que participaron más de 150.000 personas. En esa reunión, los líderes anunciaron su próximo acto en Lahore el 22 de abril. Las autoridades estatales hicieron todo lo posible para impedir que se llevara a cabo este acto. Se hicieron llamamientos amenazadores a los organizadores y a todos los que trataban de extender la solidaridad con este movimiento. El acto público de Lahore fue un gran paso adelante para este movimiento porque hasta ahora estaba restringido solo a las áreas pashtunes. Pero este acto podría extenderse a otras áreas en todo el país y miembros de otras nacionalidades podrían unirse a él para compartir sus quejas contra el Estado.
Contra todo pronóstico, este acto se celebró hoy con éxito en el que participaron miles de personas, no solo de Lahore, sino también de otras ciudades del Punjab. La dirección del movimiento explicó una vez más los incidentes que ocurrieron en las áreas tribales durante la última década en los que murieron personas inocentes en nombre de las operaciones del Ejército, mientras que los talibanes y otros fundamentalistas islámicos contaron con el apoyo y el respaldo del Estado. También se reveló que casi 4000 personas inocentes fueron vendidas a los estadounidenses como “terroristas”. Cuando sus familias intentaron buscarlos a través de canales legales y oficiales, fueron hostigados y amenazados con graves consecuencias. El PTM exige la liberación de 32.000 “personas desaparecidas” secuestradas por el ejército de Pakistán.
La CMI de Pakistán y los camaradas de la Alianza de la Juventud Progresista (PYA) han apoyado desde el principio este movimiento, que ha estado tratando de difundir su voz en áreas de todo el país. El PYA invitó al líder del PTM Mansur Pashteen a Faisalabad para el 15 de abril, para que los estudiantes y trabajadores de Faisalabad pudieran expresarle su solidaridad. Pero las autoridades estatales cancelaron la reserva del Hall en el Club de Prensa de Faisalabad y amenazaron a los organizadores con llamadas intimidatorias. Los camaradas del PYA organizaron una nueva reunión en una sala de la sede de la Asociación de Abogados, pero también se canceló en la última hora bajo la inmensa presión del Ejército de Pakistán. La Administración de la Universidad también obligó a los estudiantes que organizaban este evento a cancelarlo, de lo contrario serían revocados (suspendidos) de la universidad. Los estudiantes también fueron amenazados con que también podrían convertirse en “personas desaparecidas” si no dejaban de apoyar al PTM. En ese momento, la dirección del PTM decidió cancelar el evento y centrarse en los preparativos para el acto de Lahore del 22 de abril.
En un incidente separado, los camaradas del PYA en Multan también fueron amenazados por los servicios secretos de Pakistán y fueron interrogados durante tres horas. También les pidieron que cancelaran el evento el 13 de abril en el que estaban conmemorando el primer aniversario de la muerte de Mashal Khan. En esta reunión también iban a apoyar al PTM. Más tarde, los camaradas convirtieron esta reunión en una protesta y la sostuvieron frente al Club de Prensa de Multan.
Más tarde, los servicios secretos abordaron e interrogaron a un camarada dirigente de la CMI de Pakistán, el camarada Aftab Ashraf, durante más de una hora. Le pidieron que detuviera sus actividades revolucionarias.
A pesar de todas las amenazas e intimidaciones, una gran delegación de camaradas de la CMI participó en la reunión pública del PTM en Lahore y propuso consignas revolucionarias. También llevaban pancartas solidarias con las demandas del PTM y se comprometieron a llevarlas a los trabajadores y estudiantes de Lahore. Los compañeros de la CMI también se unieron a las protestas de solidaridad en Karachi, Quetta y otras ciudades del país. En Karachi los camaradas fueron seguidos por agentes de los servicios secretos después de la protesta y arrestados bajo una gran presencia de personal armado y del escuadrón de desactivación de explosivos. Aunque la operación de arresto fue liderada por los Rangers (un equipo paramilitar) el personal del ejército también estuvo presente guiando la operación.
Los arrestados hasta ahora son: 1) Karim Parhar, líder del PTM y del Frente Obrero Rojo (RWF) de Quetta, 2) Attaullah Afridi, organizador del PYA de Karachi, 3) Aftab Ashraf, organizador central del RWF, 4) Umer Riaz, organizador del PYA de Islamabad, 5) Zain ul Abideen, organizador central del PYA, 6) Gulbaz, organizador del RWF de Cachemira. Nadie ha sido informado sobre sus paraderos hasta el momento y no se ha registrado ningún caso en su contra. Esta es la práctica habitual de la policía y del ejército en Pakistán, contra la cual ha estallado un gran movimiento de masas en Pakistán.
Las autoridades estatales están haciendo todo lo posible para aplastar este movimiento y ahogarlo en sangre. Los medios de comunicación corruptos de Pakistán hasta ahora han boicoteado este gran movimiento y están arrojando un odio venenoso contra él. Todos los partidos políticos en el parlamento también son cómplices en este crimen y apoyan al brutal aparato estatal en la arena política. Rao Anwar, un oficial de policía que es el asesino de Naqibullah Mehsud contra cuyo asesinato comenzó este movimiento, hasta ahora ha recibido un tratamiento exquisito por el Tribunal Supremo de Pakistán y todas las demás autoridades estatales. Zardari, ex presidente de Pakistán y líder del PPP ha llamado a Rao Anwar, un “chico valiente” en una entrevista de televisión después de este asesinato.
Los trabajadores y campesinos de Pakistán, junto con los estudiantes revolucionarios, no tienen amigos en las direcciones de estos partidos, mientras que el Estado brutal los está aplastando con toda su fuerza. Ellos solo hacen un llamamiento a sus hermanos y hermanas en todo el mundo para que se solidaricen con ellos en esta hora crítica. Exigimos la liberación inmediata de nuestros seis camaradas de la CMI secuestrados por el ejército de Pakistán. Su único delito es haber expresado sus puntos de vista sobre el Estado pakistaní y apoyar al PTM frente al Club de Prensa de Karachi hoy. También exigimos que las demandas del PTM se acepten inmediatamente y que el Estado ponga fin a sus atrocidades en las áreas tribales y dejen de apoyar al fundamentalismo islámico. También condenamos las intervenciones imperialistas en Pakistán que han creado estos monstruos y han apoyado al brutal Estado paquistaní. Nuestra única fuerza es nuestra solidaridad. Juramos seguir luchando hasta la victoria final. Nuestro objetivo final es eliminar este podrido sistema capitalista a través de una transformación socialista de la sociedad.
¡Viva la CMI! ¡Trabajadores del mundo, uníos! ¡Lal Salaam!
Lleva este caso a tu sindicato, agrupación del partido, sindicatos y grupos estudiantiles y envía mensajes de protesta:
Estados Unidos y sus “aliados”, el Reino Unido y Francia han bombardeado múltiples objetivos del gobierno en Siria en una operación matutina dirigida contra supuestas ubicaciones de armas químicas. Las explosiones llegaron a la capital, Damasco, así como a dos lugares cerca de la ciudad de Homs, dijo el Pentágono. “Las naciones de Gran Bretaña, Francia y los Estados Unidos de América han unido su justo poder contra la barbarie y la brutalidad”, dijo el presidente Trump en un discurso a la nación desde la Casa Blanca alrededor de las 21:00 hora local (02:00 BST).
En una sesión informativa del Pentágono poco después del anuncio de Trump, el general Joseph Dunford enumeró tres objetivos que se habían alcanzado:
Una instalación de investigación científica en Damasco, supuestamente conectada con la producción de armas químicas y biológicas.
Una instalación de almacenamiento de armas químicas al oeste de Homs.
Un sitio de almacenamiento de equipos de armas químicas y un importante puesto de mando, también cerca de Homs.
Los primeros informes indican que 110 misiles de crucero y de aire a tierra se dirigieron a dos instalaciones de “armas químicas” y a un centro de comando dentro de Siria. Pero algunos informes afirman que las defensas aéreas sirias derribaron la mayoría de los misiles. En cualquier caso, todos estos sitios ya habían sido evacuados. Esto se debió a que Rusia, que había sido informada del ataque por adelantado por los estadounidenses, había transmitido la advertencia a sus aliados sirios.
La televisión estatal siria dijo que las fuerzas del gobierno habían derribado más de una docena de misiles y que solo habían sido dañadas las instalaciones de investigación en Damasco. Tres civiles resultaron heridos en Homs, dijo.
Un gesto vacío
Esta es una repetición exacta de lo que ocurrió hace 12 meses, cuando los estadounidenses lanzaron alrededor de 50 misiles Tomahawk contra un campo de aviación vacío en Siria. Cualquier daño limitado que hubiera sido causado fue reparado rápidamente. Los efectos reales sobre la guerra civil en curso en Siria fueron precisamente cero. Y aunque esta vez lanzaron el doble de misiles, es evidente para cualquier persona pensante que los efectos prácticos en Siria esta vez serán menores que cero.
Hay una serie de aspectos peculiares de la presente operación. Se alega que el motivo detrás de esto, ahora dicen el único motivo, fue el presunto uso de armas químicas contra civiles en Douma. Los rusos y los sirios han negado en repetidas ocasiones que se haya producido tal ataque. El Ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, ha declarado categóricamente que los rusos tienen pruebas irrefutables de que todo fue un acto improvisado organizado por los yihadistas en Douma con la colaboración de una potencia extranjera anónima.
Desde el punto de vista militar, el ataque de esta mañana puede no tener importancia. No puede haber causado ningún daño serio o duradero al potencial militar de Assad. Tampoco puede ayudar a los llamados rebeldes a recuperar lo que han perdido. A todos los efectos, la Guerra Civil de Siria está ahora llegando a su fin. Assad está en una posición más fuerte que nunca. Todo lo que se habla de eliminarlo mediante la intervención occidental ahora son palabras vacías, y lo saben.
La acusación de guerra química ha sido utilizada en varias ocasiones por Occidente para justificar acciones agresivas contra Siria, destinadas a inclinar la balanza militar en favor de los llamados rebeldes (en realidad, los extremistas yihadistas vinculados a Al Qaeda, que recientemente fueron descritos por un destacado diputado Tory como “maníacos”) y derrocar a Basher al-Assad.
Sin embargo, de repente están entonando una canción diferente. Theresa May insiste en que el presente ataque no tiene nada que ver con el cambio de régimen en Siria. Son solo acciones limitadas con objetivos limitados: disuadir el uso de armas químicas, etcétera, etcétera .Detrás de estos comentarios patéticos uno detecta una nota de impotencia, miedo, incluso pánico. Y esa nota, mucho más que la beligerancia pública, la jactancia y el darse golpes en el pecho, está mucho más cerca de la verdad.
“El propósito de nuestras acciones esta noche es establecer un fuerte elemento de disuasión contra la producción, propagación y uso de armas químicas”, tuvo el cuidado de agregar Trump en su discurso de esta mañana. La intención de la presente acción no es ganar la guerra o derrocar a Assad, objetivos que están más allá de su capacidad de lograr. Es un gesto vacío, destinado a convencer al mundo de que el poder estadounidense sigue siendo un factor de cierta importancia. También fue dictado por la necesidad de Donald Trump de apuntalar su posición frente a un ataque sostenido y decidido de sus enemigos en Washington y demostrar sus credenciales anti-rusas.
Miedo de provocar a Rusia
En su discurso anterior, el presidente Trump había dicho: “Estamos dispuestos a mantener esta respuesta hasta que el régimen sirio deje de usar agentes químicos prohibidos”. Pero Gen Dunford confirmó que la ola de ataques había terminado. Y el Secretario de Defensa de los EE. UU., James Mattis, se apresuró a asegurar a los periodistas que “ahora mismo, se trata de un ataque por una sola vez”. A pesar de las negativas del Pentágono, está bastante claro que a Rusia se le avisó con anticipación sobre los objetivos. El general Dunford dijo que los EE. UU. habían identificado específicamente objetivos que “mitigarían” el riesgo de bajas rusas.
De repente, los líderes occidentales están tropezando unos con otros para asegurarle al mundo (y en particular a Moscú) que, habiendo manifestado su punto de vista, no tienen ningún deseo de seguir bombardeando con misiles a Siria. Tampoco desean provocar más a Rusia. En los últimos días, después de la campaña histérica mediática inicial y de declaraciones beligerantes de la Casa Blanca, los tweets de Trump han sido inusualmente moderados en su tono.
Aunque hasta ahora no ha habido respuesta de Rusia, su embajador en Estados Unidos dijo que el ataque contra su aliado “no quedará sin consecuencias”. La razón principal por la cual no ha habido una reacción militar es porque ninguno de los misiles ha llegado a ninguna parte cerca de las áreas cubiertas por las defensas aéreas rusas. Si lo hubieran hecho, habrían sido repelidos desde el cielo. Los rusos incluso advirtieron que podrían contraatacar, atacando las bases o los buques desde donde se dispararan los misiles ofensivos.
Está bastante claro que las cabezas más sabias en Washington han prevalecido y se ha evitado una confrontación más seria. En el último período de 24 horas, sumergidos durante toda la crisis actual, los presidentes Trump y Putin han estado en contacto telefónico regular, al igual que los ejércitos ruso y estadounidense.Este hecho, mucho más que los agudos gritos y berridos en Londres y París, revela la situación real.
A pesar de su apodo de “Mattis perro loco”, el general James Mattis es un hombre bastante inteligente que entiende muy bien las consecuencias potenciales de la acción militar precipitada en Siria. Después de las desastrosas experiencias de Irak y Afganistán, ni él, ni el Pentágono, ni el público estadounidense tienen ningún interés en ser arrastrados a una guerra terrestre en Siria.Paradójicamente, en esta ocasión, los generales estadounidenses han demostrado tener más sentido común que muchos de los políticos.
¿Buscará Trump un acuerdo?
Si sabemos algo sobre el actual ocupante de la Casa Blanca, la aventura reciente probablemente será el primer paso en un intento de llegar a un acuerdo con Putin, que fue la intención de Trump desde el principio. Donald Trump es un aislacionista. Él tiene menos que ningún interés en Siria y le gustaría llegar a un trato (se enorgullece de ser un as como negociador) con el hombre del Kremlin. Después de haber demostrado su fuerza y su determinación de “hacerle frente a Rusia”, el escenario está listo para las negociaciones y un “acuerdo exitoso”.
¿Esto parece poco probable? No es más improbable que las intenciones declaradas de Trump de negociar cara a cara con el mismo “hombrecillo de los cohetes”, cuyo país prometió eliminar no hace mucho de la faz de la tierra. Por el contrario, argumentará que ahora que ha salvado al planeta de la Tercera Guerra Mundial y ha puesto a Rusia en su lugar, ha llegado el momento de negociar la paz y poner fin a una costosa e inútil carrera de armamentos.
Tal movimiento sería lo más inteligente que hacer desde el punto de vista de Trump. Sin duda pondría a sus enemigos en una posición incómoda tanto en casa como en el extranjero. También avergonzaría a personas como Theresa May y a su secretario de Asuntos Exteriores Boris, los bufones que han estado gritando más fuerte que el resto de la manada sobre la ‘amenaza rusa’ y que ahora tendrán que encontrar la manera de comerse sus propias palabras. Les deseamos, bon appetit .
Después de siete años de guerra civil, Siria ha sido devastada y millones de personas han sido asesinadas, mutiladas u obligadas a abandonar sus hogares. Siria ha sido destrozada y nunca será reparada. Todas las personas bienintencionadas desean fervientemente terminar con este sangriento conflicto. Sin embargo, aquellos que gritan más fuerte e insistentemente sobre el humanitarismo y la paz son los que están haciendo más para echar gasolina a las llamas y mantener la guerra. Los principales culpables son los imperialistas estadounidenses y sus lacayos serviles, cínicos y lamebotas de Londres y París.
El “poder justo” de Gran Bretaña, Francia y los Estados Unidos de América es el poder del imperialismo que en ningún momento y en ninguna parte ha representado otra cosa que los intereses cínicos de la clase dominante. Toda la historia de estos poderes es precisamente de barbarie y brutalidad, particularmente contra los pueblos de Oriente Medio.
Lo que menos preocupa a estas damas y caballeros es el destino de los pobres de Siria que siguen siendo víctimas silenciosas de sus intrigas y maniobras cínicas. Sus discursos sobre la paz y el humanitarismo son sólo una cobertura hipócrita para la búsqueda de sus propios intereses egoístas en Oriente Medio. En palabras del historiador romano Tácito: “Y cuando crearon un desierto, lo llamaron Paz”.
El domingo 18 de marzo, la máquina de guerra turca, con el apoyo de las llamadas tropas rebeldes sirias, tomó el control de la ciudad de Afrín, de mayoría kurda, en el noreste de Siria. Por supuesto, mientras los medios de comunicación occidentales estaban ocupados condenando la ofensiva del régimen de Assad contra las fuerzas islamistas en Ghouta, un suburbio de Damasco, no prestaron atención alguna a la brutal embestida contra los kurdos, que nunca han atacado a Turquía.
En un discurso horas después de la caída de Afrín, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, dijo: “los símbolos de paz y seguridad ahora ondean en el centro de la ciudad de Afrín, no en los trapos de la organización terrorista. La mayoría de los terroristas huyeron con el rabo entre las piernas. Nuestras unidades especiales y miembros del Ejército Sirio Libre están limpiando los restos de sus fuerzas y las trampas que dejaron atrás”.
Las horas y días transcurridos desde la caída de Afrín han demostrado sin lugar a dudas que no hay nada de pacífico en las fuerzas de ocupación que ahora controlan la ciudad. Las imágenes procedentes de Afrín después de la retirada de las fuerzas armadas kurdas muestran a soldados ondeando banderas turcas en edificios y rebeldes derribando una estatua del mítico héroe revolucionario kurdo, Kawa Haddad. Pero más importante que la destrucción de los símbolos de la lucha kurda, que es donde han puesto el foco la mayoría de los medios de comunicación occidentales, ha sido el terror que se ha desatado contra la población civil.
Los testigos que huyen de la ciudad también han denunciado el arresto de civiles y la venganza contra las mujeres que no llevan el velo. Muchos de los vídeos que circulan en las redes sociales han mostrado a las fuerzas respaldadas por Turquía golpeando a civiles y llamándolos ‘cerdos’ o cosas peores. También se han emitido videos similares con milicianos golpeando y mutilando cadáveres de soldados kurdos, insultándolos de forma degradante y cantando ‘Allahu Akbar’. Tras la caída de Afrín, hubo innumerables fotos de mercenarios respaldados por los turcos, irrumpiendo en tiendas y casas arramplando con comida, equipo, mantas y todo lo que pudieron saquear mientras posaban orgullosamente para las cámaras con el saludo yihadista del dedo único. Es un testimonio de los estándares profesionales de la prensa occidental ‘libre’, que presenta las imágenes de estos locos salafistas y yihadistas como ‘rebeldes sirios amantes de la libertad’.
La verdad es que el Ejército Sirio Libre ha albergado durante mucho tiempo toda una lista de milicias reaccionarias e islamistas. Las fuerzas mercenarias que ahora luchan para Turquía no son diferentes. Incluyen una variedad de elementos yihadistas, incluidos los veteranos de ISIS y al-Qaeda, que han sido reclutados particularmente por el ejército aliado de Turquía y que ahora está haciendo parte del trabajo sucio en Afrín. Por supuesto, están respaldados por tanques, combatientes, helicópteros y brigadas nacionalistas semi-fascistas turcas reclutadas dentro de la propia Turquía. Esta banda de hermanos “pacíficos” ha bombardeado indiscriminadamente (incluidas las bombas de napalm) a civiles kurdos indefensos: sus hogares, sus carreteras e, incluso, a los convoyes de ayuda que transportan alimentos y medicinas.
Sin embargo, la prensa occidental reprodujo fielmente la narrativa turca, con alguna que otra tímida reserva. Las acciones de las potencias occidentales contrastan fuertemente con el tono y el llanto que levantaron al mismo tiempo contra la ofensiva del régimen de Assad contra Ghouta Oriental, un suburbio de Damasco controlado por las fuerzas islamistas más reaccionarias que bombardearon Damasco de forma regular e indiscriminada.
Cuando fue preguntado acerca de la ofensiva de Afrín, todo lo que un alto funcionario estadounidense se atrevió a decir fue:
“Esperamos que la operación en Afrín termine rápidamente y hemos dicho que sabemos que Turquía hace todo lo posible para limitar las bajas civiles. No tenemos ninguna duda sobre los esfuerzos que se realizan en este sentido”.
Es decir, Estados Unidos espera una victoria rápida para Turquía, y no para los kurdos, con quienes supuestamente están aliados. A lo largo de la ofensiva, los funcionarios estadounidenses cínicamente han dejado claro que no apoyarían a los kurdos en Afrín, porque Afrín no tiene ningún propósito estratégico para Estados Unidos. El ministro de Relaciones Exteriores británico, Boris Johnson, llegó incluso a insistir en que “Turquía tiene derecho a querer mantener sus fronteras seguras”. Mientras tanto, Alemania ha seguido suministrando armamento avanzado a Turquía. Mientras que algunos en occidente derraman lágrimas de cocodrilo por el saqueo cometido por los bárbaros islamistas, no hay ninguna duda de que el imperialismo occidental ha respaldado plenamente la agresión turca.
A pesar de todos sus comentarios sobre la derrota del fundamentalismo islámico, las potencias occidentales, junto con sus aliados del Golfo, han sido los mayores patrocinadores de yihadistas e, incluso ahora, están apoyando a este ejército mercenario de antiguas fuerzas de ISIS y Al-Qaeda contra la única fuerza eficiente que combate al ISIS sobre el terreno.
Rusia, por otro lado, no se comporta de manera diferente a los imperialistas occidentales y preparó la ofensiva al sacar a todos sus “pacificadores” de Afrín y abrir el espacio aéreo sirio para que Turquía lo utilizara, mientras que Irán y el régimen de Assad aceptaban a regañadientes la ofensiva. Por un lado, Rusia está utilizando a Turquía contra EEUU, pero tampoco quiere permitir que su aliado Irán se vuelva demasiado fuerte sobre el terreno en Siria. Al no tener una fuerza de tierra importante en Siria, Rusia desea equilibrar otras potencias entre sí para poder asumir su propio peso y preservar sus propios intereses.
Las fuerzas apoyadas por Irán enviaron una fuerza simbólica compuesta por unos centenares de milicianos chiítas a Afrín para luchar con los kurdos, pero si bien Irán quiere impedir que Erdogan se haga con el poder en Siria, el régimen iraní también ve la independencia kurda como una amenaza que podría inspirar a los kurdos iraníes en una etapa posterior. Irán y Turquía están intentando dividir en pedazos a la zona occidental siria para dominarla como sus propios feudos en el periodo de posguerra. No hay espacio para una entidad kurda independiente en esta ecuación.
En cuanto a Assad, en esta etapa es el prisionero de sus aliados y tiene poco que decir en estos asuntos. Sin embargo, está feliz de ver un movimiento kurdo debilitado, al que podría verse obligado a ceder algún tipo de independencia ante algún tipo de unificación siria en el futuro. Si bien permitió que algunos combatientes kurdos cruzaran desde las áreas kurdas orientales hacia Afrín, esto se controló estrictamente y a cambio de que los kurdos cedieran un importante vecindario de la ciudad de Alepo a las fuerzas del régimen.
Al final, por mucho que todos estos poderes luchen entre sí, un interés común de clase los lleva a aplastar al movimiento kurdo, junto con todos sus logros democráticos, que socavan sus propios planes de gobernar la región. Usar los elementos yihadistas más reaccionarios, por supuesto, no es un problema (para ninguno de los bandos), mientras se mantengan los estrechos intereses de las clases dominantes.
Erdogan no oculta su deseo de aplastar las zonas que actualmente ocupan los kurdos en Siria. Para él, cualquier intento de independencia es una amenaza que podría extenderse a las áreas kurdas en Turquía, donde viven millones de kurdos oprimidos. El movimiento kurdo, en la forma del Partido Democrático del Pueblo (HDP) también se convirtió en un punto focal clave de las primeras etapas de la creciente lucha de clases en Turquía. Ayudado por la patética y leal oposición del Partido Republicano del Pueblo (CHP), Erdogan logró azotar una histeria nacionalista extrema anti-kurda y, de ese modo, movilizar a las capas más reaccionarias de la sociedad turca. En este contexto, y con una pérdida de apoyo en los distritos electorales tradicionales, como se demostró tras el referéndum constitucional del año pasado, la ofensiva de Afrín es un elemento clave para asegurar a Erdogan y su partido (AKP) una victoria en las próximas elecciones parlamentarias.
Relacionado con todo esto, la ofensiva de Afrín es parte del plan de Erdogan para asegurarse de que la parte norte de Siria sea la puerta de entrada para extender aún más la influencia turca en Oriente Medio. Una vez que haya tenido lugar el desmantelamiento militar de Afrín, no hay duda de que Turquía, fiel a las tradiciones otomanas, intentará reubicar a cientos de miles de refugiados árabes sirios en Afrín para limpiar étnicamente su composición kurda y crear un protectorado árabe sunita, que podría servir como una puerta de entrada para difundir su influencia a través de Siria y más allá.
Después de Afrín, el objetivo inmediato de Erdogan es asegurar la ciudad de Manbij, algo en lo que Estados Unidos está dispuesto a cooperar, según los turcos. Lo siguiente en la lista es cristalizar un plan similar para las áreas kurdas al este del río Éufrates, así como para el Monte Sinjar en el norte de Irán. Todo esto formará un trampolín para los sueños neo-otomanos del AKP de dominar las ciudades de Alepo, Mosul, Erbil y Kirkuk en el futuro.
Estados Unidos, en principio, no se opone a los planes de Turquía. El imperialismo usa las fuerzas kurdas como una moneda de cambio para el futuro para mantener su posición dominante en Oriente Medio. La administración de los Estados Unidos se ha esforzado por explicar que la alianza con los kurdos es meramente temporal. Al final, Turquía, con su posición clave en la OTAN y siendo la mayor potencia industrial en Oriente Medio, es mucho más importante para el capitalismo estadounidense que los destinos del pueblo kurdo. El hecho de que algunos medios de comunicación occidentales hayan despertado repentinamente a (¡algunas!) de las atrocidades de los “rebeldes” en Afrín, ¡a posteriori! – no es más que su manera cínica de utilizar la difícil situación de los kurdos como un medio para obtener concesiones de Turquía para ellos mismos.
Al estar rodeados por todos lados y sin que nadie acudiera en su ayuda, los líderes kurdos decidieron retirarse de Afrín para mantener sus fuerzas. Han anunciado una nueva etapa de guerrilla luchando contra las fuerzas de ocupación. Desde un punto de vista puramente militar y ante un enfrentamiento directo con el conjunto total de las fuerzas armadas turcas y las bandas yihadistas, ésta parece ser su única opción. Esto prueba sin lugar a dudas que los kurdos no pueden confiar en ninguna de las principales potencias que deambulan por la región. Como hemos señalado en muchas ocasiones, las naciones “pequeñas” representan una moneda de cambio muy pequeña en los juegos y las luchas entre las principales potencias. Una vez que terminan de usarlas, no tienen reparos en aplastarlas o permitir que otros lo hagan.
Por otro lado, los kurdos tienen muchos aliados en los trabajadores y jóvenes oprimidos en toda la región. La Revolución de Rojava surgió como parte de la Revolución siria inicial y solo tuvo éxito gracias a sus métodos revolucionarios y democráticos, que atrajeron a amplias capas de trabajadores y pobres de la región. Eso muestra el camino a seguir para la lucha de liberación kurda.
En Irán, donde las masas están comenzando a moverse en un camino revolucionario, la ruta está abierta para que el Movimiento Kurdo forme un frente unido con las masas iraníes contra el régimen mullah en el próximo período. Del mismo modo, en Iraq, existe un gran potencial para un movimiento radical de izquierda con un claro programa de liberación de los kurdos para desarrollarse y expandirse. Primero, entre los propios kurdos, que odian al régimen traidor semi-tribal de Barzani y Talebani casi tanto como al gobierno central. Y, en segundo lugar, también entre los trabajadores y jóvenes iraquíes, que no ven futuro en la red de sectarios y gánsteres corruptos que actualmente ejercen el poder en Bagdad.
En Turquía, el movimiento kurdo saltó a la fama al presentarse como una fuerza radical y antisistema, no solo para los kurdos, sino también a nivel de clase por encima de las fronteras nacionales. Con el declive de la economía turca, la intensificación de la lucha de clases y la continua erosión del gobierno de Erdogan, el próximo período verá más oportunidades para apelar a la clase trabajadora turca contra sus propios opresores.
Si bien las tácticas de guerrilla pueden ser necesarias en algunas circunstancias, esto sólo puede servir como un método auxiliar para la lucha unificada de clases. El principal pilar de dominio de Erdogan en esta etapa es su habilidad para provocar la histeria nacionalista. Ayudado por la llamada oposición en Turquía, está superando la lucha de clases y atrayendo a una parte de la clase trabajadora turca que lo respalda. La tarea de todos los revolucionarios que luchan contra la clase dominante turca debe ser romper esta alianza artificial, que no sólo apunta a reprimir a los kurdos, sino también a la clase trabajadora turca, que en nombre de la seguridad nacional y la “unidad”, está viendo su propias condiciones socavadas por los capitalistas turcos.
Respaldamos de todo corazón la lucha del pueblo kurdo por el derecho a vivir libremente de acuerdo con sus propios deseos y a tener su propia patria. Su lucha es la misma que la de todos los trabajadores y jóvenes contra la clase capitalista en todo el mundo. Las mismas personas que están imponiendo austeridad y atacando los niveles de vida de la gran mayoría, y que al mismo tiempo están acumulando inmensas riquezas para sí mismas, son cómplices en destruir la vida civilizada en Oriente Medio y también en atacar las justas demandas de los kurdos de decidir su propio destino. La única solución es retomar la lucha contra la clase dominante y el sistema capitalista al que representa.
Después de todo el alboroto, la ruidosa propaganda y las maniobras en Naciones Unidas, el llamado alto al fuego sirio se ha derrumbado de manera repentina, vergonzosa e irrevocable. En realidad, era un aborto que estaba muerto incluso antes de que naciera.
“La guerra es el padre y rey de todos, ha creado dioses y hombres, a algunos los hace esclavos, a otros libres”. (Heráclito)
“Y curan la herida de mi pueblo, pero sólo por encima, diciendo: “paz, paz”, pero no hay paz”(Jeremías 6:14)
El Consejo de Seguridad de la ONU aprobó por unanimidad una resolución que exigía un alto el fuego de 30 días en Siria para permitir entregas de ayuda y evacuaciones médicas. Se suponía que esto proporcionaría ayuda humanitaria a la gente de Ghouta oriental, un enclave cercano a Damasco que ha estado controlado durante un tiempo por fuerzas hostiles al presidente Assad y ha sido bombardeado por las fuerzas gubernamentales durante la última semana.
El Secretario General de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, dijo que la situación en el este de Ghouta es como “el infierno en la Tierra”. Es cierto. Pero el conjunto del país podría encajar con esa descripción. Siria ha quedado devastada tras seis años de guerra. Su territorio ha sido el campo de batalla para las acciones de potencias extranjeras rivales y sus marionetas locales y regionales.
Las imágenes que se muestran al mundo son de horror absoluto, bombardeos con barriles explosivos en un área donde unas 393,000 personas permanecen atrapadas. Se dice que las escuelas y los hospitales son atacados de forma deliberada. Los cuerpos de los niños muertos y heridos desfilan ante las cámaras.
El Observatorio Sirio de Derechos Humanos con sede en el Reino Unido señala como responsables al régimen sirio y a Rusia, aunque Rusia niega la participación directa y el gobierno sirio niega haber atacado a civiles y declara que está tratando de liberar a Ghouta oriental de los terroristas. ¿A quién deberíamos creer?
Las ‘Naciones Unidas’
La votación sobre la resolución se retrasó varias veces debido a una sórdida comedia en las Naciones Unidas. Rusia, un aliado del gobierno de Siria, exigió como era de esperar que se modificara el texto. Los estadounidenses y sus títeres en el Consejo General, igualmente predecibles, acusaron a Moscú de perder el tiempo.
Evidentemente, los rusos no mostraron tener prisa por firmar un alto al fuego porque sus amigos sirios estaban ganando la guerra. Los estadounidenses, por el contrario, se mostraron más apurados porque su lado estaba sufriendo una derrota aplastante. El destino de los pobres que están sufriendo los estragos de una guerra brutal no pareció entrar realmente en sus cálculos, excepto en que los estadounidenses y sus aliados usaron cínicamente las imágenes de ese sufrimiento para obtener una victoria propagandística barata sobre Rusia.
La representante de Estados Unidos en la ONU acusó a Rusia de haber “retrasado las negociaciones”. Protestó airadamente: “En los tres días que nos llevó adoptar esta resolución, ¿cuántas madres perdieron a sus hijos por causa de los bombardeos?” ¡Qué extraño que ella no mostrara la misma tierna preocupación por los innumerables niños y sus madres que fueron masacrados por los bombardeos indiscriminados en Mosul! ¿Podría ser porque esos bombarderos eran pilotados por estadounidenses? Sobre Mosul hablaremos un poco más adelante.
El enviado de Rusia ante la ONU, Vassily Nebenzia, dijo que el alto el fuego no sería posible sin la llegada a un acuerdo entre las facciones enfrentadas y atacó el aluvión de propaganda sobre la situación en la Ghouta oriental, controlada por los rebeldes. “Sabemos que la situación humanitaria en Siria es grave y requiere medidas urgentes”, dijo. “Es importante comprometerse no sólo con Ghouta oriental”, agregó, “la ayuda debe llegar a todas las partes de Siria”.
Durante unos largos y acalorados debates, los rusos insistieron en que se modificara el texto de la resolución para que Damasco no fuera señalado como el único culpable de la violencia. Al final, los rusos firmaron la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU para imponer un cese al fuego de 30 días en Siria. Pero, ¿qué es exactamente lo que firmaron? El llamado documento de alto el fuego fue tan vago y general que ni siquiera especificó una fecha a partir de la cual debería entrar en vigor. No se refería específicamente a Ghouta oriental, sino a Siria en general.
La embajadora estadounidense ante la ONU, Nikki Haley, tras hacerse evidente una vez más que la diplomacia rusa había ganado la partida a EEUU, pidió que el alto el fuego se produjera de inmediato, aunque dijo mostrarse escéptica sobre el respeto de este compromiso por parte de Siria. En esto tenía toda la razón.
Al final, el “alto el fuego” fue de apenas cinco horas durante las cuales se suponía que la ONU entregaría la ayuda prometida y se permitiría que la gente abandonara las zonas sitiadas. No sucedió nada de esto. Los yihadistas continuaron bombardeando Damasco y la fuerza aérea siria continuó lanzando bombas. La ayuda no se entregó, y aquellos que intentaron huir de Ghouta oriental fueron alcanzados por granadas de mortero que disparaban los yihadistas para evitar su huida.
¿Quién es quién?
Los estadounidenses afirman que están luchando junto a los rebeldes “moderados”, que ahora se agrupan bajo el seudónimo de “activistas sirios”. Activos son, sin duda, especialmente, en el ámbito de internet y la propaganda. Pero como fuerza de combate son insignificantes. Los grupos que realmente tienen el poder en el enclave son yihadistas radicales que comparten la misma ideología venenosa que ISIS y Al Qaeda, con quienes está afiliado el principal grupo yihadista.
Los llamados islamistas moderados son una invención. No son más que un disfraz destinado a ocultar el hecho de que la CIA respalda a los monstruos yihadistas en Siria como un medio cínico para saldar cuentas con Assad. Desafortunadamente para ellos, es Assad, con el respaldo de Rusia e Irán, quien está ajustando cuentas con los rebeldes.
El grupo jihadista sirio, Jabhat Fateh al-Sham (JFS), conocido como el Frente al-Nusra hasta que rompió sus lazos formales con al-Qaeda en julio pasado, se ha rebautizado en más de una ocasión. Pero estos cambios no han alterado su naturaleza reaccionaria yihadista ni un ápice. Como dicen los franceses: plus ça change, plus c’est la même chose (“cuanto más cambia, más es lo mismo”).
Jabhat Fateh al-Sham (JFS), conocido como el Frente al-Nusra hasta que rompió sus lazos formales con al-Qaeda y cambió de nombre / Imagen: Flickr, Coolloud
Los yihadistas impiden deliberadamente la provisión de ayuda humanitaria a Ghouta oriental y bloquean a los civiles para que no abandonen la zona. Al igual que en Aleppo y Mosul, mantienen a cientos de rehenes, incluidas mujeres y niños. También continúan bombardeando Damasco, violando la “tregua humanitaria”, aunque se presta muy poca atención a esto en los medios occidentales.
La resolución de la ONU no se aplicó a los miembros del Estado Islámico (IS, anteriormente ISIS / ISIL por sus siglas en inglés) o al-Nusra. Además, Rusia pidió que la resolución incluyera a otros grupos que “cooperan con ellos”. Y así el texto final especificó que las operaciones podrán continuar contra “individuos, grupos, empresas y entidades” asociadas con IS, Al Qaeda u otros grupos designados por el Consejo de Seguridad como terroristas. ¡Es difícil ver a cuál de los grupos “rebeldes” esto no se aplica!
Los grupos rebeldes más grandes e importantes, es decir, los yihadistas y sus socios, no estaban cubiertos por la tregua. El Frente Nusra está afiliado a Al Qaeda, a pesar de sus intentos de negarlo. Dado que luchan juntos y poseen todo el armamento importante y, por lo tanto, tienen un poder real en el territorio ocupado de Ghouta oriental, el llamado alto al fuego queda en papel mojado.
Mosul y Aleppo: una historia de dos ciudades
Los medios de comunicación occidentales están haciendo un gran alboroto por Ghouta del este, del mismo modo que hicieron un gran alboroto por Aleppo. Casualmente, guardaron silencio sobre el destino de Mosul, una ciudad de dos millones de habitantes, sobre la cual se perpetró un crimen mucho mayor. Le tomó a las fuerzas iraquíes, respaldadas por Estados Unidos, casi nueve meses arrebatarle la ciudad al Estado Islámico. Finalmente, Mosul fue “liberada” el 10 de julio del año pasado. Pero el coste fue realmente terrible. Hoy, todo lo que queda de la mayor parte de esta otrora gran ciudad, son montañas de escombros y polvo que cubren una cantidad desconocida de hombres, mujeres y niños muertos.
Miles de familias se han quedado sin hogar. Se han destruido las escuelas, las redes de servicios públicos y las autopistas se han convertido en caminos de tierra destrozados. Los cinco puentes de la ciudad que cruzan el río Tigris han sido dañados. El complejo hospitalario más importante donde se libró una batalla durante más de un mes es un esqueleto de hormigón arrasado por las llamas. La lista de la devastación incluye:
Nueve de los 10 hospitales principales
76 de los 98 centros médicos
6 grandes puentes que atraviesan el Tigris
Tres cuartas partes de las carreteras de Mosul
400 instituciones educativas, incluidas escuelas, universidades y centros de formación
11,000 unidades de viviendas residenciales
4 plantas de energía eléctrica y el 65 por ciento de su red eléctrica
6 sistemas de purificación de agua y gran parte de la infraestructura de agua de la ciudad han quedado contaminados
El complejo industrial farmacéutico
Todas las tiendas de legumbres
Dos grandes lecherías
212 refinerías de petróleo, estaciones de gasolina y combustible
Todos los edificios públicos
Todos los bancos estatales y privados
63 centros religiosos (iglesias y mezquitas), la mayoría de ellos lugores de interés histórico
250 talleres, fábricas y pequeñas fábricas, incluidas las agroindustrias
29 hoteles
Más de 40,000 bajas civiles
38 de las 54 áreas residenciales en Mosul Occidental han sido destruidas
Un director de personal en la oficina de la gobernación de Nínive dijo que “si bien Mosul oriental está medio destruido, la devastación en la mitad occidental es mucho mayor”. Un miembro de un grupo local de voluntarios dijo que la devastación en el oeste de Mosul es casi del “99 por ciento”.
Esta terrible ruina, equivalente a la liquidación física de una gran ciudad, se llevó a cabo principalmente por las bombas estadounidenses, misiles y artillería, y el uso por el ejército estadounidense de fósforo blanco, un arma cuyo uso en áreas habitadas está prohibido internacionalmente. Estados Unidos acumula una larga lista de serios crímenes de guerra.
Pero mientras en Aleppo (y ahora en Ghouta oriental) fuimos bombardeados con denuncias diarias de los crímenes -reales o imaginarios- del régimen sirio y sus aliados rusos, los terribles crímenes perpetrados contra el pueblo de Mosul se ocultaron bajo una gruesa alfombra de silencio, mentiras y medias verdades.
Desastre humanitario ignorado por Occidente
Mucho más grave que la devastación física es la devastación de vidas humanas. La cantidad de víctimas civiles se desconoce hasta el día de hoy, ya que ni EE.UU. ni sus aliados en Bagdad han hecho ningún esfuerzo por contar los cadáveres, muchos de los cuales todavía están bajo los escombros. Se cree que más de 40.000 civiles fueron asesinados como resultado de la enorme potencia de fuego que se utilizó contra ellos, especialmente por la policía federal y los ataques aéreos, más las ya numerosas víctimas perpetradas por el propio ISIS.
Sin embargo, este enorme desastre humanitario ha sido ignorado por los medios occidentales. El número verdaderamente catastrófico de muertes civiles en Mosul tiene poca cobertura internacional en los medios ni ocupa la atención de políticos y periodistas. Basta compararlo con la indignación internacional ante el bombardeo de Aleppo oriental por el gobierno sirio y las fuerzas rusas a finales de 2016.
Ninguno de los involucrados, ISIS, la coalición internacional, el gobierno iraquí, ni siquiera las Naciones Unidas, han presentado información sobre el número real de víctimas. Airwars, basándose en los informes de prensa, calcula que 5.805 civiles murieron entre el 19 de febrero y el 19 de junio de 2017. Pero, como sabemos, los informes de prensa sólo cubren una fracción del número real de muertes.
¿Por qué la cifra de muertes de civiles en Mosul fue tan extraordinariamente alta? La explicación puede leerse en un informe de Amnistía Internacional (AI): A cualquier precio: la catástrofe civil del oeste de Mosul.
Aunque este informe no proporciona una cifra precisa del número de muertes, confirma el terrible daño causado por el ataque incesante de la artillería y el lanzamiento de cohetes durante cinco meses en una zona sitiada cuya población civil no pudo escapar. Muchos residentes de Mosul permanecieron en sus casas porque ISIS mató a las personas que intentaron abandonar la ciudad. Pero muchos se quedaron porque el gobierno les pidió que lo hicieran. El ejército arrojó panfletos desde helicópteros pidiendo a los residentes que no huyeran. Esto fue como firmar una sentencia de muerte.
Los bombardeos indiscriminados, particularmente, en el asalto final a la ciudad vieja, tuvieron como resultado un baño de sangre en el que la mayoría de las víctimas fueron mujeres y niños. Se cree que más de 4.000 cuerpos están enterrados bajo los escombros sólo en el oeste de Mosul, donde el hedor a cadáveres en descomposición aún impregna el aire. La brutalidad de las tropas iraquíes ha sido confirmada por muchos testigos oculares. Éste era el testimonio de un soldado iraquí según un artículo del portal de noticias online Middleeasteye: “los matamos a todos, Daesh, hombres, mujeres y niños. Matamos a todos”.
“Hay muchos civiles entre los cuerpos”, dice un comandante iraquí. “Después de que se anunciara la liberación, se dio la orden de matar a todos y todo lo que se moviera”. El comandante, que quiso guardar su anonimato, dijo que esas órdenes fueron injustas, pero que los soldados tenían que seguirlas a pesar de ello. “No estuvo bien en absoluto”, dijo. “La mayoría de los combatientes de Daesh se rindieron y nosotros los matamos”.
Durante el asedio de nueve meses, 1.048.044 personas se vieron obligadas a huir. No han regresado muchos. Hombres, mujeres y niños que escaparon de la destrucción de Mosul están alojados en campamentos de tiendas, que a menudo funcionan como verdaderas prisiones. Las mujeres y los niños sospechosos de ser familiares de los combatientes del IS, que fueron asesinados en el asedio, son redirigidos a “campamentos de rehabilitación”.
Primero fueron víctimas de ISIS. Ahora sufren crímenes y abusos a manos de las tropas iraquíes. Pero no se buscan responsabilidades. El primer ministro, Al Abadi, ha criticado a menudo a las organizaciones de derechos humanos que investigan los crímenes. La tortura y el abuso se han institucionalizado dentro de las fuerzas armadas iraquíes, y son tolerados sistemáticamente por el poder judicial.
Bagdad calcula que se necesitan 100 mil millones de dólares para reconstruir el país. Las autoridades locales de Mosul, la ciudad más grande en caer bajo el poder del IS, afirman necesitar esa cantidad solamente para rehabilitar su ciudad. La ONU estima que 40.000 hogares deben ser reconstruidos o restaurados, y unos 600.000 residentes no han podido regresar a la ciudad, la que una vez fue hogar de alrededor de 2 millones de personas.
Hasta el momento, nadie está ofreciéndose para pagar la factura. La administración de Trump les ha dicho a los iraquíes que no pagará por una campaña de reconstrucción masiva. Irak espera que Arabia Saudita y otros países del Golfo se involucren, e Irán también podría asumir un papel. La ONU está reparando parte de la infraestructura en casi dos docenas de pueblos y ciudades en todo Irak, pero se necesitará mucho más que financiación. Como resultado, gran parte de la reconstrucción que se ha llevado a cabo proviene de los ahorros de personas particulares para rescatar hogares y tiendas lo mejor que pueden.
Y aunque la ‘prensa libre’ examinó, repitió y magnificó cada detalle del asedio de Aleppo, apenas prestó atención a los horrores sufridos por la gente de Mosul. Cabe preguntarse por qué.
Otro “ataque de gas”
El completo fracaso de la ofensiva diplomática estadounidense en la ONU provocó enojo y desesperación en las filas de los rebeldes, quienes respondieron con un torrente de ira. Pero es una furia nacida de la impotencia. Sin el apoyo directo de Estados Unidos, los rebeldes sirios no cuentan para nada. Están siendo sistemáticamente reducidos a polvo por las fuerzas de Assad. Pero los estadounidenses no están muy dispuestos a comprometer una fuerza militar seria en el atolladero sirio. ¿Cómo obligarlos a intervenir?
La respuesta de los yihadistas fue inmediata y, de nuevo, del todo predecible. Intensificaron la campaña de propaganda, pero esta vez introdujeron un nuevo giro (pero no muy original). Durante el asedio de Aleppo, los medios occidentales dieron mucha publicidad a los llamados Cascos Blancos, un grupo que dice ser una ONG humanitaria imparcial dedicada a salvar vidas en Siria. En realidad, esta ‘ONG’ es una organización yihadista, cuyo único objetivo es producir impactantes videos de víctimas civiles (tarea que no es difícil en las condiciones actuales en Siria) con el fin de obtener la simpatía de la opinión pública mundial.
Esta maniobra resultó ser tan exitosa que los Cascos Blancos obtuvieron un Oscar por el “Mejor corto documental”, que mostraba sus operaciones diarias en 2017. Sin embargo, han sido acusados repetidamente de falsificar información y realizar falsos intentos de “rescate”.
Ahora alegan que varias personas ingresaron en instalaciones médicas en la cercana Al-Shifoniyah, con síntomas de “disnea, irritación intensa de las membranas mucosas, irritación de ojos y mareos”. Varias mujeres y niños presentaron dificultad para respirar, de acuerdo con los Cascos Blancos y “al menos un niño” había muerto como resultado de la sofocación.
Si bien estas afirmaciones no han sido corroboradas por ningún organismo independiente, eso no ha impedido que la “prensa libre” del mundo occidental las haya reproducido diariamente como si fueran declaraciones de hecho. Titulares como el de Sky Newsafirmaban lo siguiente: el régimen sirio “en mortal ataque de gas cloro contra civiles”.
No sería la primera vez que los yihadistas usan la acusación de un ataque con gas en Ghouta oriental para lograr que los estadounidenses intervengan militarmente. Hicieron exactamente lo mismo en 2013, cuando Obama orquestó una ruidosa campaña internacional sobre un presunto ataque con gas cloro para justificar el envío de aviones de combate estadounidenses para bombardear posiciones del ejército sirio.
El gobierno de Obama sostuvo que había interceptado las comunicaciones de un alto funcionario sirio sobre el uso de armas químicas, pero la solicitud para ver la transcripción fue denegada. También lo fue la solicitud presentada por la agencia estadounidense de noticias AP para ver una transcripción de las comunicaciones, en las que presuntamente se daba la orden al personal militar sirio de preparar máscaras antigás para un ataque con armas químicas.
A pesar de todo el alboroto en los medios, no hubo ninguna evidencia para estos presuntos ataques, a excepción de algunas imágenes de vídeo borrosas que no demostraron nada. Las inconsistencias sobre el número de muertos y otros detalles relacionados con el ataque alimentaron las dudas entre los escépticos. Dos días después del presunto ataque, la televisión estatal transmitió imágenes de jarras de plástico, máscaras antigás, viales de medicina, explosivos y otros artículos que, según dijo, habían sido confiscados de los escondites de los rebeldes. Se encontró un barril “hecho en Arabia Saudita”.
El escepticismo incluso se reflejó en un medio tan poco sospechoso como The Times of Israel. En un artículo publicado en ese periódico el 8 de septiembre de 2013, Charles Heyman, ex oficial del ejército británico, editor de LasFuerzas Armadas del Reino Unido, una revista bianual acreditada de las fuerzas británicas, fue citado de la siguiente manera:
“No podemos entender esto: ¿por qué un comandante acordaría lanzar un cohete contra un suburbio de Damasco con armas químicas para obtener solamente un beneficio táctico a muy corto plazo si supone un desastre a largo plazo?”
¡Por qué! La misma pregunta nos la seguimos haciendo hoy. En enero, justo antes de que varias facciones de la sociedad siria se reunieran para el Congreso Nacional Sirio en Sochi, Rusia, el Secretario de Estado de Estados Unidos usó los citados informes para culpar a Rusia de todos los incidentes relacionados con armamento químico en Siria, independientemente de quién lo orquestara realmente.
En cualquier investigación de asesinato, la primera pregunta que hacen los abogados es Cui bono, literalmente “¿quién se beneficia?” ¿Qué beneficio podría obtener Assad o su ejército al usar un arma que inevitablemente provocaría represalias por parte de EE.UU.? La pregunta se responde a sí misma. Assad no tenía ningún interés en cometer un error tan estúpido que perjudicaría seriamente sus intereses. Uno podría acusar a Assad de muchas cosas, pero la estupidez seguramente no está entre ellas.
El ejército sirio insiste en que no posee gas de cloro, ya que todo fue entregado como parte de un acuerdo al que se llegó con los estadounidenses y los rusos hace algunos años. Esto fue confirmado por la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ).
Incluso si éste no fuera el caso, el ejército sirio no necesita usar más armas que la fuerza mortal y abrumadora que ya están desplegando para aplastar a los rebeldes.
Las fuerzas del gobierno sirio han estado llevando a cabo la operación “Damasco Steel”, para limpiar el este de Ghouta de las unidades islamistas que han estado aterrorizando a los habitantes durante años, y que han rechazado cualquier iniciativa para deponer las armas y abandonar el área. Dado que el ejército sirio está en el proceso de lanzar una ofensiva terrestre decisiva contra los yihadistas, lo último que necesita es emplear un arma tan poco confiable como el gas de cloro, que podría volverse rápidamente contra ellos si el viento cambiara de dirección.
En realidad, los únicos que se benefician del uso de gas cloro son los yihadistas, que se sabe que lo poseen y, sin duda, estarían preparados para usarlo con el objetivo de culpar al gobierno sirio y preparar así el terreno para los ataques aéreos de los estadounidenses. Estados Unidos ha amenazado en repetidas ocasiones que podría realizar ataques aéreos más directos contra las fuerzas sirias si se usan armas químicas en el país. En abril pasado, el presidente Donald Trump ordenó ataques con misiles Tomahawk en la Base Aérea Shayrat, en respuesta a un ataque químico en Idlib, que Estados Unidos, sin evidencia alguna, atribuyó de inmediato al presidente Bashar Assad. El presidente francés, Emmanuel Macron, también prometió “atacar” a Siria si surge alguna evidencia de que se están utilizando armas químicas contra civiles.
El único propósito de esta campaña mediática es sembrar confusión en la opinión pública mundial, ennegrecer el nombre de los enemigos de Estados Unidos y proporcionar una justificación “moral” para una mayor intromisión imperialista en los asuntos de Medio Oriente. Sin embargo, la guerra de propaganda en curso no tendrá el resultado deseado. La guerra terminará con la victoria de las fuerzas del gobierno sirio en el campo de batalla. Al final, eso es todo lo que cuenta.
La rabia impotente de Washington
En realidad, el imperialismo estadounidense no tiene derecho a señalar con un dedo acusador a nadie. Fue la invasión criminal de Estados Unidos a Irak la causa del actual y sangriento desastre que ha causado tanta muerte, destrucción y miseria a millones de hombres, mujeres y niños inocentes.
En su intento por lograr el dominio total de la región, Washington ha apoyado directa o indirectamente a las fuerzas más reaccionarias en el Medio Oriente. No era necesario decirnos que Saddam Hussein era un monstruo sangriento, o que Assad es un dictador. Pero, ¿cómo cuadra Washington su profesado “amor a la democracia” con su respaldo de Arabia Saudita, ese refugio del terrorismo wahabí, que depende de la tortura, las ejecuciones públicas, las decapitaciones, las crucifixiones y la lapidación para mantener a su pueblo en un estado de sumisión?
Es bien sabido que Arabia Saudita ha estado detrás de cada grupo terrorista yihadista, desde los talibanes a Al Qaeda, desde Bin Laden hasta ISIS. Los extremistas saudíes estuvieron detrás del ataque a las Torres Gemelas en Nueva York. Saddam Hussein no tuvo nada que ver con eso. Sin embargo, fue Irak y no Arabia Saudita el que fue invadido y arrasado. Y Washington, en la persona de Donald Trump, todavía mantiene las relaciones más cordiales con los monstruos en Riyadh.
Algunas personas equivocadas de la izquierda se han dejado engañar por la propaganda engañosa de los medios. Imaginan que los “rebeldes” son los verdaderos herederos de la ola revolucionaria que barrió Siria hace siete años. Pero ese movimiento fue rápidamente derrotado, no tanto por Assad como por los contrarrevolucionarios saudíes que lo reemplazaron con su marca reaccionaria de islamismo.
Los sauditas (y también los qataríes) armaron y financiaron a las reaccionarias pandillas jihadistas que han asolado a Siria durante los últimos seis años, matando, violando, torturando, quemando y destruyendo todo lo que encontraron en su camino. Estas pandillas tienen diferentes nombres, pero comparten la misma ideología y los mismos oscuros designios fundamentalistas. También están respaldados por la CIA y el Pentágono, que habitualmente describen a estos carniceros como “rebeldes”, o, para usar el reciente eufemismo, “activistas sirios”.
¿Cómo cuadra Washington su “amor a la democracia” con el respaldo de Arabia Saudita? / Imagen: La prensa de la Casa Blanca
Estos grupos son apoyados por el imperialismo para sus propios intereses cínicos. Reciben enormes subsidios de los saudíes, que se esfuerzan por alcanzar el predominio de su propio tipo de wahhabismo ultra-reaccionario. Se piense lo que se piense de Assad, es una barbaridad afirmar que la victoria de estos gánsteres reaccionarios no sería sino una pesadilla sangrienta para el pueblo de Siria.
Es necesario atravesar la espesa niebla de la propaganda y la desinformación y exponer los intereses reales de las diferentes fuerzas en acción. Debemos partir de los fundamentos. El imperialismo estadounidense es la fuerza más contrarrevolucionaria del planeta. La izquierda no puede darle ningún apoyo, ya sea directa o indirectamente.
En cuanto a las llamadas Naciones Unidas, una vez más queda expuesta a la farsa fraudulenta que siempre fue. Durante el reciente debate, el representante de Francia ante la ONU, François Delattre, se lamentó de que la resolución llegaba muy “tarde”. Declaró dramáticamente que la falta de acción podría significar el final de la ONU. Pero el impacto dramático de esta declaración se vio un tanto mitigado por el hecho de que todos los presentes eran conscientes de que el tiempo de la ONU ha finalizado hace mucho tiempo.
La ONU en realidad es solo un mercadillo donde las naciones más pequeñas pueden alborotar y hacer discursos pomposos y, por lo tanto, se les hace sentir importantes, mientras que las grandes potencias realmente deciden lo qué sucede. Sólo un ingenuo como el Sr. Delattre cree que la ONU puede decidir algo importante, siempre suponiendo que él mismo lo crea.
Turquía y los kurdos
La intervención rusa en Siria inclinó decisivamente la balanza a favor de Assad. La caída de Alepo marcó un punto de inflexión decisivo y una derrota devastadora y humillante, no solo para Estados Unidos, sino también para sus aliados, especialmente Arabia Saudita. Los representantes de Washington despotrican y elogian los debates en el Consejo de Seguridad. Pero, en realidad, se trata de una ira impotente que pretende ocultar una incapacidad completa para actuar donde realmente importa: en el campo de batalla.
Un sector de la clase dominante de EE. UU. quería continuar la guerra, pero este intento estaba condenado al fracaso. Putin los superó en cada paso. Cuando los rusos convocaron una conferencia de paz en Kazajstán (un estado marioneta de Rusia), los estadounidenses y los europeos ni siquiera fueron invitados. Al final, a pesar de toda la retórica pública, los estadounidenses se vieron obligados de mala gana a aceptar el hecho consumado dictado por Moscú.
Hoy nadie puede dudar de que los rusos son ahora la potencia dominante en Siria. Estados Unidos no decide nada. Ésa es una píldora muy amarga de tragar para los estadounidenses, pero se la tragan, deben hacerlo. Están tratando de poner una cara audaz, aprovechando al máximo su oportunidad para anotarse puntos de propaganda baratos, haciendo protestas hipócritas sobre la conducta de Assad y los rusos, cuando su propia conducta no es precisamente una lección maravillosa de moralidad y humanitarismo.
Los jihadistas están desempeñando un papel destacado en las operaciones de las fuerzas armadas turcas contra los kurdos, mientras que las milicias pro Assad iraníes han unido fuerzas con el ejército sirio y los kurdos / Imagen: Kurdishstruggle
ISIS ha sido derrotado tanto en Siria como en Irak. Y es sólo cuestión de tiempo antes de que las fuerzas de Assad, con el respaldo de Rusia e Irán, apaguen los puntos de oposición que quedan como un hombre apaga una vela. Por supuesto, no se puede excluir que los estadounidenses usen la propaganda sobre un supuesto ataque con gas cloro para lanzar algún tipo de ataque aéreo. Pero tales acciones no pueden determinar ni determinarán el resultado final de la guerra, que será determinada por las tropas sobre el terreno.
Sin embargo, a pesar de todo, el problema de raíz no se ha resuelto. ¿Que pasará ahora? Irak y Siria se han fragmentado y seguirán siendo inestables durante el próximo período. Los iraníes han aumentado su influencia en toda la zona para alarma de los estadounidenses, sauditas e israelíes. Los turcos han lanzado una ofensiva contra las fuerzas kurdas en Afrin para agarrar lo que puedan.
Los militantes yihadistas y los miembros de grupos clasificados como organizaciones terroristas en Estados Unidos y Europa están desempeñando un papel destacado en las operaciones de las fuerzas armadas turcas contra los kurdos, mientras que las milicias pro-Assad iraníes han unido fuerzas con el ejército sirio y los kurdos para resistir a los invasores turcos
Por su parte, Moscú también está jugando un juego sucio en Siria. En un equilibrio entre las diferentes fuerzas, siempre persigue sus propios intereses cínicos. Ha salvado a Assad, pero también ha estado maniobrando con Turquía. Sin el permiso de Rusia, es dudoso que Erdogan hubiera enviado su ejército a Siria para atacar a los kurdos. Sin duda, Putin obtuvo un acuerdo de Erdogan para no oponerse a las operaciones de las fuerzas sirias y rusas contra los yihadistas en Idlib, que habían sido apoyados por Turquía. Que los turcos se mantengan de su lado es una pregunta abierta.
Rusia ha estado en una alianza de facto con Irán en la guerra en Siria. Pero Moscú no quiere que Irán tenga demasiada influencia en Siria, otra razón por la cual su política se ha inclinado últimamente en la dirección de Turquía. Rusia había respaldado a los kurdos, pero no dudó en apuñalarlos por la espalda tan pronto como le convino. Probablemente, Putin calculó que un asalto turco a las YPG los pondría en conflicto con los estadounidenses.
Se supone que Turquía es un aliado de Estados Unidos y es un miembro clave de la OTAN, pero cada vez más, los turcos y Estados Unidos se han visto respaldando a fuerzas contrarias en Siria. Esto es un nuevo dolor de cabeza para Washington, que no puede arriesgarse a enemistarse con los turcos y empujarlos todavía más del lado de Rusia. Una vez más, los kurdos descubrirán que es una locura buscar la salvación confiando en los favores del imperialismo.
Las YPG están en posesión de armas pesadas. Esto ha aumentado el factor de riesgo para los militares turcos. Erdogan no puede correr el riesgo de que se mate a una gran cantidad de soldados turcos, lo que provocaría una reacción dentro de Turquía. Es por eso que Turquía ahora confía en los grupos yihadistas. Los aviones turcos preparan el terreno llevando a cabo ataques aéreos, que estos grupos después continúan. Y las tropas turcas los secundan a su vez.
Pero esta vez los turcos probablemente se han excedido. Al principio, Turquía dijo que sólo necesitaría unos días para tomar Afrin. Pero será un hueso duro de roer. Los kurdos son luchadores endurecidos que luchan por su supervivencia. Con el apoyo de las fuerzas sirias e iraníes, es posible que estén en condiciones de darle a Erdogan una respuesta sangrienta. Eso forzará a los kurdos sirios a los brazos de Assad, que probablemente estará listo para ofrecerles un acuerdo de autonomía, con la condición de que sigan siendo parte de Siria. En cualquier caso, es mejor de lo que pueden esperar de manos de Erdogan.
Así, la guerra en Siria ha alcanzado una nueva etapa: una en la que toda la dirección estará dictada por fuerzas e intereses que se encuentran fuera de sus fronteras. Las alianzas entre los diferentes poderes cambian constantemente y cambiarán de nuevo en el futuro. La guerra puede prolongarse durante un tiempo. Solo una cosa es segura. Las principales víctimas, como siempre, serán las personas inocentes de Siria.
En las últimas dos semanas, olas de protestas heroicas se han extendido rápidamente por los pueblos y ciudades de todo Irán. Esta fue una erupción espontánea de rabia por parte de la juventud de clase media-baja y de la clase obrera contra la pobreza, el aumento de los precios y la indigencia, así como contra la riqueza y la corrupción de la élite iraní, en particular del clero. Se estima que 21 personas han muerto en las protestas hasta ahora y más de 1.700 han sido detenidas. Inmediatamente, los líderes occidentales desde Washington a Londres levantaron un coro defendiendo los derechos humanos del pueblo iraní.
En su estilo inimitable, el mismo Donald Trump, que tiene estrechas relaciones con el reaccionario régimen saudí, declaró “¡el mundo está mirando!” y exigió que se respeten los derechos humanos de los iraníes; también sostuvo “verán un gran apoyo de los Estados Unidos en el momento oportuno”. El ministro de Asuntos Exteriores canadiense emitió una declaración pidiendo a las “autoridades iraníes que defiendan y respeten los derechos humanos y democráticos”. El Ministro de Asuntos Exteriores del Reino Unido, Boris Johnson, expresó su preocupación por la pérdida de vidas humanas y pidió que se respeten los derechos humanos.
Con un ligero retraso, el jefe de política exterior de la Unión Europea (UE), Mogherini, y el presidente francés Macron se unieron a la batalla pidiendo que se respeten los derechos democráticos. El embajador de los Estados Unidos en la ONU informó el 2 de enero, que los Estados Unidos buscaban una reunión de emergencia en el Consejo de Seguridad de la ONU y el Consejo de Derechos Humanos de la ONU como resultado del asesinato de manifestantes en Irán.
Sanciones económicas brutales por parte de EEUU y la UE
Las declaraciones de apoyo de los líderes occidentales no pueden evitar dejar un sabor amargo en la boca de los manifestantes. Las potencias de EEUU y Europa Occidental han aplicado durante décadas una política de sanciones brutales contra Irán, que se intensificaron hasta convertirse en un embargo casi completo en 2012.
La más reciente intensificación de las sanciones, que se produjo al mismo tiempo de la crisis económica mundial, provocó una profunda crisis en la economía iraní. Las exportaciones de la principal industria iraní, el petróleo, cayeron de unos 2,5 millones a 1 millón de barriles diarios. La producción del sector automovilístico, que es el segundo mayor empleador del país, cayó casi un 60%. La economía iraní se contrajo significativamente durante este tiempo, disminuyendo alrededor de un 9% entre marzo de 2012 y marzo de 2014, en gran parte debido a la reducción de la producción de petróleo, los cierres de fábricas y otros cierres del sector privado.
El desempleo aumentó al 20% en 2014, con una tasa de desempleo juvenil mucho más alta. Millones de trabajadores fueron despedidos debido al embargo, y muchos más quedaron sin cobrar durante varios meses.
Los precios de bienes necesarios como la electricidad, el combustible y el agua aumentaron en muchas ocasiones, al igual que los precios de los alimentos para el pan, el trigo y el aceite de cocina. El acceso a los medicamentos y al equipo médico se vio gravemente limitado, lo que dejó a muchos con graves enfermedades y sin tratamiento. La flota aérea iraní de pasajeros se quedó sin repuestos, lo que afectó gravemente la seguridad de los vuelos iraníes.
Grandes sectores de la clase media se arruinaron mientras sus negocios tambaleaban y sus ahorros quedaban sin valor. El régimen de sanciones impuesto por Occidente fue nada menos que devastador y humillante para el pueblo iraní. Su propósito era obligar a Irán a someterse. El impacto fue sentido principalmente por los trabajadores, los pobres y la clase media. Estos son exactamente los mismos sectores de la sociedad iraní que protestan hoy en día.
La simpatía y el apoyo ofrecido por los líderes occidentales a las protestas que han estallado contra la inflación, la pobreza y el desempleo no pueden entenderse como otra cosa que no sea manipulación e hipocresía. Estas mismas potencias llevaron a cabo una política para empujar a las masas iraníes a un estado de desesperación económica e indigencia con el único propósito de afirmar su dominio sobre Irán y Oriente Medio.
Después del acuerdo nuclear de 2015, se suponía que las sanciones serían levantadas por los Estados Unidos, Canadá y las potencias europeas. Algunas sanciones se han levantado, lo que ha permitido un aumento significativo de las exportaciones de petróleo. No obstante, siguen existiendo sanciones importantes, especialmente por parte de los Estados Unidos.
Es notable que una de las propuestas electorales de Trump haya sido destruir el acuerdo nuclear iraní y perseguir una política económica y militar agresiva contra Irán. Desde que asumió la presidencia, ha endurecido varias de las sanciones no nucleares a pesar de los compromisos del acuerdo de 2015. Esto ha detenido la inversión extranjera en Irán, que se esperaba después de la firma del acuerdo.
EEUU a la ofensiva
Detrás de la “simpatía” de Trump por las protestas hay un intento de justificar el restablecimiento y la profundización de las sanciones económicas. El pasado mes de octubre, Trump ya había amenazado con retirarse del acuerdo nuclear iraní, una decisión que se adoptará en las próximas semanas. Si no certifica el cumplimiento del acuerdo por parte de Irán, podría dar lugar a nuevas sanciones. Una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de la ONU fue convocada por Trump el 5 de enero, lo que fue un intento flagrante de presionar a favor de una mayor intervención occidental contra Irán.
Pero estas protestas se desencadenaron precisamente debido a las dificultades económicas de las masas, que Trump propone intensificar. Estas sanciones criminales impuestas por el imperialismo occidental no son y no deberían ser olvidadas por las masas iraníes. La retórica de los líderes occidentales en apoyo al “pueblo iraní” no tiene nada que ver con la preocupación por el sufrimiento del pueblo iraní.
Incluso los aliados europeos de Estados Unidos, como Gran Bretaña y Francia, fueron puestos en una posición incómoda, advirtiendo a Trump que no rompiera el acuerdo nuclear de 2015 y no siguiera con políticas más punitivas contra Irán. Sin embargo, participaron en la conferencia de Estados Unidos sobre Irán sobre la inestabilidad en Oriente Medio y sobre los derechos democráticos. Tal es la hipocresía de estas potencias mundiales, que han lanzado guerra tras guerra en la región. Sin duda, el régimen iraní intentará utilizar esta hipocresía para disuadir a los manifestantes de que no cuestionen a su gobierno.
EEUU y sus aliados buscan un cambio de régimen
Los Estados Unidos han estado a la zaga como consecuencia de sus intervenciones en Oriente Medio durante los últimos 15 años. La invasión y ocupación de Irak destruyó el ejército Irakuí, que había servido de contrapeso a los iraníes. Como resultado, el régimen iraní fue capaz de expandir su influencia en la región, especialmente en Irak. Como contramedida, Estados Unidos y sus aliados organizaron el secuestro de la revolución siria por las fuerzas extremistas suníes. Pero la aventura siria también fracasó, provocando una derrota que reforzó aún más la posición de la República Islámica en la región.
Las desastrosas intervenciones de EEUU en la región han tenido el efecto contrario al previsto, debilitando a EEUU y a sus aliados, al tiempo que han reforzado la influencia regional de Irán. Estados Unidos, y especialmente los saudíes e israelíes, temen esta creciente influencia y buscan desestabilizar a Irán. Llevan varios años siguiendo una táctica de cambio del régimen. Por ejemplo, los saudíes, los turcos y los israelíes han tratado de crear tensiones nacionalistas entre las minorías nacionales oprimidas de Irán.
Si bien estos intentos de desestabilizar a Irán no representan actualmente un peligro, podrían hacerlo en una etapa posterior. Irán ha surgido como una potencia regional seria, y la era en la que Estados Unidos y sus aliados regionales podían hacer lo que quisieran ha llegado a su fin. Sus apelaciones demagógicas al actual movimiento de masas son un intento de establecer un punto de apoyo en Irán. Esto significa intentar apropiarse del movimiento y empujarlo en una dirección reaccionaria.
En estos intentos hasta ahora tienen dos secuaces. Por un lado, está Reza Pahlevi, el último heredero de la dinastía monárquica angloamericana que fue derrocada durante la revolución de 1979. Se ha presentado como la “voz unificadora” de la oposición iraní. Pidió la ayuda de Estados Unidos para derrocar al régimen iraní. Durante una emisión reciente de la BBC, abogó por la creación de una monarquía constitucional tras el colapso del régimen actual.
La Organización del Pueblo Muyahidín (PMOI) también ha estado buscando y ganando el apoyo del imperialismo occidental. Es una organización terrorista islámica reaccionaria, que durante años estuvo asentada en Ira. El grupo trabajó con el régimen de Saddam Hussein durante la guerra Irán-Ira, y después comenzó a buscar abiertamente alianzas con el imperialismo occidental. Se cree que tiene vínculos cada vez más estrechos con Arabia Saudí. La PMOI fue eliminada recientemente de la lista de terroristas de la UE en 2009 y de los Estados Unidos en 2012. Tiene un apoyo significativo entre los Republicanos prominentes así como entre los Demócratas, y ha convocado una reunión con Trump este mes. El régimen afirma haber arrestado a varios de sus miembros la semana pasada por intento de sabotaje.
Al mismo tiempo, se ha establecido una agresiva campaña de propaganda a través de la creación de varias redes mediáticas con sede en Estados Unidos y Gran Bretaña dirigidas a la población iraní. Los canales de televisión como Manoto, Voice of America y BBC Persa transmiten activamente a la audiencia iraní y son bastante populares dada la sofocante censura en Irán Estos canales se perciben correctamente como los promotores del cambio de régimen al servicio de las potencias occidentales y que promueven a sus representantes.
Estas fuerzas apoyadas por Occidente afortunadamente no tienen mucha influencia en Irán. Sin embargo, buscan activamente influir en el movimiento de masas actual y hacerse un lugar. Por lo tanto, es vital que la actual lucha de masas rechace y haga a un lado a estas fuerzas reaccionarias proimperialistas.
Todas las facciones del régimen iraní en el poder están utilizando esta intervención occidental para desacreditar al movimiento. De hecho, una de las principales razones por las que el movimiento no ha atraído a capas aún más amplias es que muchos temen convertirse en peones del imperialismo yanqui.
¡Fuera Manos Imperialistas de las protestas en Irán!
El sangriento historial del imperialismo occidental en Irán y Oriente Medio es suficiente para demostrar que no puede jugar ningún papel progresista en la lucha de las masas iraníes contra el régimen. La historia de saqueo e intervención brutal del imperialismo británico y estadounidense en Irán a lo largo del siglo XX, incluyendo el golpe de estado apoyado por Estados Unidos en 1953, el apoyo a la monarquía iraní y el apoyo a la invasión de Sadam a Irán (incluyendo el suministro de armas químicas), es bien conocida. La guerra económica más reciente muestra la actitud real de los imperialistas hacia las masas empobrecidas y luchadoras.
El imperialismo yanqui ha llevado un baño de sangre sectario y pobreza masiva a Afganistán, Irak, Libia y Siria. La intervención occidental sólo puede tener un impacto reaccionario en Irán. Las ilusiones en el imperialismo norteamericano, canadiense o europeo no podrían sino hacer retroceder las aspiraciones de los trabajadores y jóvenes iraníes en cuanto a seguridad económica, derechos democráticos y el fin del régimen dictatorial de una élite corrupta y rica.
El régimen iraní es consciente de que el sentimiento de masas es hostil al imperialismo occidental. De hecho, uno de los pilares clave de su gobierno ha sido la amenaza extranjera que representa el imperialismo yanqui. También en Oriente Medio en general, el régimen iraní ha tratado de posicionarse como una fuerza “antiimperialista” luchando contra los grupos reaccionarios engendrados por el imperialismo norteamericano y Arabia Saudí.
Jamenéi respondió a las protestas afirmando que los “enemigos de Irán” estaban detrás de suya y que estas fuerzas usaban su “dinero, armas, política y servicios de inteligencia” para promover el movimiento. El Ministro de Asuntos Exteriores de Irán y enviado especial de la ONU atacó a Trump y a otras potencias occidentales por su intento de interferir en los asuntos internos. Los políticos “reformistas”, que forman parte del régimen gobernante iraní, han sido particularmente agresivos al atacar a los manifestantes y alegar que las potencias occidentales están detrás de los disturbios.
En realidad, por supuesto, el régimen mulá no es en absoluto antiimperialista. De hecho, en Afganistán e Irak, Irán y los Estados Unidos han cooperado en muchas ocasiones. En Irak, Estados Unidos dependía de su alianza con las fuerzas apoyadas por Irán en la lucha contra el ISIS y otros islamistas suníes. Las milicias chiítas, las tropas iraníes y los paramilitares en Irak han sido la única fuerza fiable que ha impedido la desintegración de Irak. Sin la ayuda de Irán, la derrotada ocupación norteamericana de Irak habría sido mucho más significativa y costosa.
Irán cooperó con los estadounidenses durante la ocupación de Afganistán y contribuyó al derrocamiento del régimen talibán. El régimen de Hamid Karzai, instaurado tras la invasión de los Estados Unidos, fue apoyado amistosamente tanto por los estadounidenses como por los iraníes. El financiamiento del régimen fue proporcionado por ambos gobiernos. También en Siria, los iraníes se han ofrecido en varias ocasiones para llegar a un acuerdo con el imperialismo yanqui. La “lucha” del régimen iraní contra el imperialismo occidental es sólo una lucha para poder sentarse en la misma mesa y conseguir una parte de la tarta.
Sin embargo, mientras continúe la agresión imperialista contra Irán, el régimen es capaz de agrupar a un sector del pueblo iraní para que lo apoye. El efecto de la campaña estadounidense, israelí y saudí de promover su propia agenda imperialista a través de los últimos movimientos ha tenido el efecto correspondiente de ahuyentar a ciertas capas y debilitar así el movimiento.
Esa es una lección clara para los revolucionarios iraníes en el futuro. Las masas no pueden confiar en el imperialismo yanqui ni en ningún otro elemento de la clase dominante. Sólo pueden confiar en sus propias fuerzas. La clave para romper el aislamiento del movimiento actual y evitar que degenere es organizarlo y tender la mano a la clase obrera.
Es el deber del movimiento socialista y obrero de occidente oponerse a toda intervención en Irán, incluidas la intervención militar, las sanciones económicas, las maniobras diplomáticas y las operaciones encubiertas. Las intenciones del imperialismo occidental deben ser expuestas en todo el movimiento obrero.
Los trabajadores y los jóvenes de occidente intentan instintivamente forjar vínculos y organizar la solidaridad con las heroicas luchas en Irán. Muchos de los temas que sustentan las protestas en Irán -como la pobreza, el desempleo, la corrupción y la desigualdad- son comunes a la clase obrera en todo el mundo. Nuestra tarea en occidente es organizar la solidaridad de la clase obrera independiente con las masas iraníes y movilizar activamente la lucha contra nuestra propia clase dominante imperialista. Al mismo tiempo, como internacionalistas, debemos llegar a los trabajadores y jóvenes iraníes para construir una tendencia marxista revolucionaria, que pueda liderar la revolución iraní que se avecina.
Ayer continuaron por quinto día consecutivo las protestas en todo Irán. Mientras tanto, las fuerzas de seguridad han adoptado una postura más dura. El quinto día las protestas parecieron haber disminuido ligeramente en tamaño, en parte debido a la creciente represión y en parte debido a la falta de un punto focal tangible para el movimiento. El régimen también ha reducido en gran medida el acceso a Internet y las comunicaciones, y también está claro que no se está informando de muchas protestas, en particular de ciudades y suburbios más pequeños.
Estas protestas no tienen precedentes en la historia de la República Islámica. Nunca antes el régimen había visto un movimiento tan extendido, y nunca antes ninguno de los grandes movimientos de protesta había expresado un estado de ánimo tan radical e intransigente. En la ciudad profundamente conservadora de Hamedan, cientos de personas cantaban: “Jamenei es un asesino, su gobierno es ilegítimo”.
En Ardabil una de las consignas, que también ha encontrado eco en otra parte, fue “Hossein Hossein, es la consigna [del régimen], [pero] la violación es su deleite”, refiriéndose a la hipocresía religiosa de la teocracia.
En Ahvaz, los manifestantes cargaron contra la policía después de que intentara arrestar a algunos de ellos.
En Kermanshah, hogar de una población de mayoría kurda, que sufrió recientemente un devastador terremoto, hubo enfrentamientos muy fuertes en los últimos días.
La mala gestión y la corrupción fueron la causa raíz de muchas muertes evitables después del terremoto y gran parte de esta ira se ha expresadado por la población kurda oprimida en este movimiento.
En Teherán y sus alrededores, las protestas han continuado y también han provocado fuertes enfrentamientos. En este video, las multitudes en Teherán cantan: “Derroquemos, derroquemos, la república [de los mulás]”.
La gran presencia de las fuerzas de seguridad hizo que no pudieran reunirse grandes multitudes y, sin embargo, las protestas continuaron durante toda la noche.
Más importante aún, las protestas también se extendieron a las ciudades y pueblos industriales alrededor de Teherán. En Karaj, un bastión industrial a las afueras de Teherán, lo que parecen ser miles de personas salieron a las calles y se enfrentaron con la policía.
Otro video de Abadan muestra a las multitudes cantando “muerte al desempleo”.
En Shiraz, se difundió un video de multitudes persiguiendo a las fuerzas de seguridad en las calles
Mientras tanto, en Masjed Suleiman una gran protesta salió a la calle con algunos rumores que decían que la gente tomó el control total de la ciudad.
Otro video de un lugar desconocido muestra cómo las masas se están acercando a las fuerzas de seguridad que intentan conquistarlas, diciendo “no seais nuestros enemigos”.
En la ciudad de Rasht, una mujer en medio de una de las protestas expresaba la situación desesperada de los trabajadores pobres, muchos de los cuales luchan diariamente por el impago de sus salarios.
“El hijo de mi hermano está trabajando allí, no ha recibido un salario durante tres meses y lo han echado. Él va al departamento de trabajo … es así en todas partes. ¡El departamento de trabajo! ¡pertenece a los trabajadores! ¿Cómo puede ser que el Estado no sepa [qué está pasando]? ¡Han echado a todos! ¿Cómo puede ser que [el Estado] no lo sepa? [[Una mujer dice algo]] ¡Nos dicen que no hablemos! ¿Por qué no deberíamos hablar? Él ha venido a casa con una [niña] embarazada. ¿Cómo puede permitirse eso? [¿Me estás diciendo] que no saben que las fábricas no están pagando los salarios? ¿Ellos no lo saben? ¿Y luego nos dicen que no hablemos? ¿Por qué no deberíamos hablar?”
También hubo protestas en al menos Zanjan, Tuiserkán, Arak, Saveh, Amol, Sari y Qazvin. Todas estas son áreas “periféricas” con alto desempleo y la juventud común no escolar parece estar a la cabeza de los movimientos en la mayoría de las ciudades.
La tasa de desempleo entre las personas de 15 a 29 años supera ampliamente el 24 por ciento y esa es solo la cifra oficial. Es aún más alto entre los jóvenes y mujeres urbanos. Muchos de ellos contaban con algún tipo de alivio del gobierno de Rouhani. Pero a pesar del 4,2 por ciento de crecimiento económico del año pasado, el primer año de crecimiento real en muchos años, el desempleo y los costos de vida han seguido aumentando.
Otro video que ha circulado en Twitter es de una mujer iraní pobre y hermana de un mártir de la guerra de Irak. Estas personas fueron previamente pilares de apoyo para el régimen. Ahora el régimen los acusa de estar pagados por potencias extranjeras para que protesten.
“Me siento realmente mal. Fui a Teherán dos veces para contarles mis problemas. Ni siquiera me escupieron. Mi hermano fue y se convirtió en un mártir – [¿Para qué?] solo para que estos tipos pudieran gobernar y que su hermana pudiera prostituirse? ¿Qué hace la hermana de un mártir [cuando] no tiene [nada] para dar a sus hijos? A la mierda el honor de Irán, [no me ha dado nada] ni a la gente como yo. No somos estadounidenses [unitelligible] ¡Hablo mi lengua materna! ¡Líder! [refiriéndose a Jamenei – ed.] ¡mira estas manos! ¿Son mis manos las que trabajan o las tuyas? ¡Los niños duermen con hambre! [el resto es ininteligible] ”
Estas son las condiciones reales con las que lidian millones de mujeres pobres. La prostitución es algo a lo que millones de mujeres iraníes se ven forzadas, y con frecuencia es plenamente autorizada y organizada por el clero que usa los “matrimonios temporales” tradicionales, aprobando la prostitución a cambio de dinero rápido. Durante cuatro décadas, las masas trabajadoras han mantenido la cabeza baja y han aceptado su suerte junto con todas las excusas del clero. No hay un día sin un gran escándalo que involucre a las figuras más importantes del régimen. Los mulás han construido imperios de miles de millones de dólares y estilos de vida obscenos, mientras que han impuesto austeridad a las masas. Este año, el gobierno amenaza con eliminar las ayudas en efectivo para los pobres y aumentar los precios del combustible en otro 50 por ciento.
Mientras tanto, inmediatamente después de las palabras “tranquilizadoras” y de “reconciliación” de Rouhani en la televisión de ayer, la represión ha aumentado y el número de detenidos es ahora de al menos 400, mientras que las autoridades informaron que han resultado muertas unas 20 personas. Al mismo tiempo, el cuerpo paramilitar de la Guardia Revolucionaria ha anunciado que está asumiendo la labor de seguridad de Teherán que corresponde a la policía. Esto va no solo en contra de las palabras del presidente Rouhani hace dos días cuando dijo que a la gente se le permitiría protestar pacíficamente, sino también contra su promesa de campaña hace cinco años de sacar a las tropas paramilitares de las calles de Teherán. Estos supuestos amigos liberales “democráticos” del pueblo están adoptando los mismos métodos exactos con los que dicen estar en contra.
Desafortunadamente, una delgada capa de intelectuales ‘izquierdistas’ se ha estado haciendo eco de lo que dicen muchos liberales: que dada la falta de una organización y de un programa claros, este movimiento puede caer bajo la influencia de fuerzas internas o externas reaccionarias lo que podría llevarlo a la perdición. Por lo tanto, eso implica para ellos, qie no debemos apoyar o darle pleno apoyo a este movimiento.
Lo que quieren decir con esto es que deberíamos pedir al pueblo iraní hambriento y desesperado que regrese a casa y continúe ayunando y solo regrese a la calle cuando tenga una organización digna de nuestro apoyo de amigos intelectuales “de izquierdas”. Pidamos a la madre que siga prostituyéndose y enviando a sus hijos a la cama con hambre hasta que se hayan escrito suficientes documentos académicos sobre un partido de masas que sea puro y limpio como las lágrimas de un ángel, para que se autoorganice espontáneamente. Solo entonces la gente debe volver a las calles. La distancia entre estos “amigos” y el mundo real no podría ser mayor.
Pero ¿cómo es posible construir una organización de masas democrática en toda regla bajo tal dictadura? Tal cosa es altamente improbable, si no imposible. Estas damas y caballeros son los mismos que descartan la construcción de una organización porque no creen que vaya a haber una revolución y luego, cuando se produce, la descartan porque no tiene una organización. De cualquier manera, se oponen a las masas revolucionarias en las que no confían en absoluto, y esa es la esencia de todo esto.
Afortunadamente, a las masas iraníes no les preocupa demasiado esta gente. Durante 30 años los “demócratas” liberales y sus seguidores socialdemócratas han estado predicando “reformas” y “moderación” cada vez que las masas salieron a la calle. ¿Y qué han logrado? Absolutamente nada. 30 años de alternancia entre gobiernos conservadores y liberales no han llevado a nada. El pueblo todavía está oprimido, desempleado y luchando por sobrevivir. Pero los pobres e incultos de Irán han llegado a comprender en tres días lo que estos señores y damas no han podido aprender en tres décadas: que solo una postura revolucionaria audaz cosechará resultados. El régimen ha sido claramente sacudido por el estado de ánimo radical de estas manifestaciones, tal vez incluso más que durante muchas fases del Movimiento Verde de 2009.
Por supuesto, el movimiento necesita organización y un claro programa revolucionario para tener éxito. El hecho de que el movimiento sea completamente primario y esté sin una dirección revolucionaria significa que está obligado a enfrentarse a muchos obstáculos, lo que podría descarrilarlo. Esto sigue siendo un peligro, en particular mientras el núcleo de la clase trabajadora aún no se haya unido a él. Por lo tanto, ¿no sería tanto más lógico apoyarlo aún más enérgicamente y ayudarlo de cualquier manera posible a desarrollar dicha organización y programa antes de que se descarrile o se vea comprometido de otra manera?
Lo que estamos presenciando son las primeras etapas iniciales de un proceso revolucionario. Algunas capas de las masas están tomando sus destinos en sus propias manos. Al hacerlo, están anticipando acontecimientos por venir. Todavía no saben lo que quieren, pero saben exactamente lo que no quieren, es decir, todo lo que representa el nombre de la República Islámica. Lo que están reflejando es la incapacidad del capitalismo iraní para satisfacer las necesidades más básicas del pueblo de Irán, ni siquiera a su base de apoyo tradicional.
A través del proceso de lucha, este hecho y la división de clases serán cada vez más claros. La tarea de los revolucionarios no es permanecer al margen y explicar qué “podría salir mal si perdemos”, sino cómo ganar esta lucha. Debemos participar en el movimiento y explicar pacientemente que solo tomando el poder en sus propias manos, puede el pueblo alcanzar sus metas y sus modestas aspiraciones.
Este año se ha producido una tensión excepcional entre Estados Unidos y Corea del Norte. Una reciente prueba de misiles de Corea del Norte (29 de agosto) hizo volar un cohete por el espacio aéreo japonés por primera vez, antes de explotar en un lugar desconocido. Esto viene seguido de meses de hostilidades a medida que la administración de los EEUU ha hecho repetidas amenazas contra el país.
Durante décadas, las fuerzas armadas de los Estados Unidos y de Corea del Sur han llevado a cabo ejercicios militares dos veces al año, que claramente apuntan a amenazar a Corea del Norte y hacer valer el poderío militar estadounidense en los mares Amarillo y Oriental. Durante décadas la respuesta de Corea del Norte ha sido o bien llevar a cabo pruebas y muestras de sus propias capacidades nucleares, o hacer comentarios agresivos sobre las consecuencias de un posible ataque estadounidense. Este año, sin embargo, este delicado acto de equilibrio fue perturbado por Donald Trump quien prometió “fuego y furia como nunca se ha visto en el mundo” si el régimen de Pyongyang hace nuevas amenazas contra los EE.UU. Hasta el día de hoy, el secretario de Estado estadounidense, Rex Tillerson, ha reiterado repetidamente que “todas las cartas” están todavía sobre la mesa cuando se trata de los coreanos.
Para esta administración estadounidense, y los que están al frente, el derecho de emitir amenazas siempre ha sido preservado como un privilegio de los Estados Unidos solamente. Corea del Norte nunca ha invadido ningún otro país ni lanzado bombas nucleares a nadie. Sin embargo, el imperialismo estadounidense tiene un registro oscuro de países invadidos y derrocamiento de regímenes que no siguen sus dictados.
Estados Unidos tiene alrededor de 25.000 soldados estacionados en Corea del Sur, a la cual también dona toneladas de equipo militar cada año. Dos veces al año realiza juegos de guerra que simulan una ofensiva contra Corea del Norte. Si esto no es una muestra de la política agresiva del imperialismo estadounidense, ¿de qué otra manera podría justificarse esto? Sólo hace unos años, George W. Bush se embarcó en las invasiones de Afganistán e Irak, y Corea del Norte estaba en la misma lista del “Eje del Mal” junto con países como Siria y Libia. La única razón por la que Corea del Norte no ha sido atacada por Estados Unidos ha sido su adquisición de capacidades nucleares, que demostró por primera vez en 2006.
La actual guerra de palabras estalló después de meses de tensiones cada vez mayores en las que los medios de comunicación internacionales han mostrado un gran nivel de “preocupación” por un supuesto “peligro de la III Guerra Mundial”. Tras una prueba de misiles norcoreana el 4 de abril, el señor Trump ordenó el primer uso de la mayor arma no nuclear de Estados Unidos, conocida como la “Madre de todas las bombas”, contra una filial del ISIS en Afganistán.
Esta fue una clara amenaza dirigida a Corea del Norte y a otros Estados que desafían al imperialismo estadounidense, especialmente porque una bomba de este tipo es muy ineficiente contra las fuerzas guerrilleras islámicas. Por lo tanto, no era de extrañar que el régimen estalinista norcoreano respondiera a esta provocación con una nueva prueba de misiles el 15 de abril, dos días después. A esto siguió una avalancha de amenazas cada vez más severas y más “serias” de ambas partes, en las que básicamente garantizaban la completa aniquilación del otro bando, aunque el equilibrio de fuerzas es completamente diferente. No es lo mismo cuando Corea del Norte, una nación pequeña y pobre, hace amenazas contra las agresiones estadounidenses, comparado con las amenazas de Estados Unidos, la potencia militar más poderosa del planeta, con una poderosa base naval y bases militares alrededor de Corea del Norte, así como antecedentes previos de invasión y bombardeos (nucleares) a otros países.
En el período siguiente, Corea del Norte realizó al menos nueve pruebas de misiles, con la primera prueba intercontinental de misiles balísticos (ICBM) el 4 de julio, Día de la Independencia de los Estados Unidos. En teoría, este misil podría llegar a los Estados Unidos, aunque el régimen norcoreano tenía mucho cuidado de realizar las pruebas de una manera que no pudiera interpretarse como una amenaza directa; ya sea directamente a los Estados Unidos o a sus aliados regionales, Corea del Sur y Japón. En su lugar, deciden hacerlos explotar en el mar, en lugares alejados de cualquier víctima potencial.
El régimen de Corea del Norte trató de frenar la escalada y el 14 de agosto, Kim Jong Un anunció una decisión de retrasar indefinidamente un plan, en el que el régimen afirmaba que “sumergiría” el territorio estadounidense de Guam con un bombardeo de misiles. Por ahora, afirmó que va a “observar la loca y estúpida conducta de los yankis”, refiriéndose al simulacro militar Ulchi-Freedom Guardian, que comenzó el 21 de agosto. Esta fue, en esencia, una invitación para las negociaciones con los Estados Unidos. Obviamente aliviado, Trump inmediatamente aplaudió la “sabia decisión” en Twitter, pero su administración no ha hecho nada para desacelerar la situación y ha reiterado que “todas las cartas están sobre la mesa”. Esta es la razón de la reciente prueba de misiles norcoreanos sobre el espacio aéreo japonés, que desde su punto de vista no sólo demuestra de lo que son capaces, sino que también sigue sacudiendo la confianza de las clases dominantes japonesas y surcoreanas en la capacidad de EE.UU. de eliminarlos.
Por lo tanto, ¿el mundo ha sido realmente empujado al borde de una guerra mundial o nuclear, como fue afirmado por todas partes? No hay razón para creer esto. A pesar de toda la alharaca de Donald Trump, los Estados Unidos tienen muy pocas opciones militares, si es que existen, para tratar con Corea del Norte. De hecho, además de tuitear y tomar posturas en conferencias de prensa, Donald Trump no ha hecho nada que implique que esté dispuesto a atacar Corea del Norte. No se han llevado a cabo despliegues de tropas ni ningún otro tipo de medidas prácticas que se necesitarían en tal situación. En última instancia, Estados Unidos no tiene más opción que llegar a algún tipo de acuerdo con Corea del Norte.
El declive del Imperialismo estadounidense
Esto revela el estado real del imperialismo estadounidense que se encuentra en una crisis y en un estado de declive relativo. Este es uno de los factores más cruciales en la situación global. Por declive, nos referimos a la creciente dificultad de los Estados Unidos para afirmarse en la escena global. Los casos de Siria, Irak y Afganistán demuestran la incapacidad de los imperialistas estadounidenses de cumplir sus objetivos declarados, o por lo menos de influir decisivamente en los acontecimientos a su favor. Esto se debe, por una parte, al cansancio de la población estadounidense por la guerra y a la profunda crisis que aún cuelga sobre la cabeza de la economía estadounidense. Cualquier nueva guerra importante conduciría inmediatamente a una profunda crisis económica y social.
Una guerra en Corea del Norte, incluso una no nuclear, significaría inmediatamente un devastador ataque de represalia contra Seúl, donde expertos militares estadounidenses creen que por lo menos 100.000 personas, muchas de ellas estadounidenses, serían exterminadas en los primeros días. Además, para desarmar o derribar completamente al régimen norcoreano, sólo podría hacerse con una invasión total. Pero si el imperialismo estadounidense ha sido completamente derrotado en Irak y Afganistán, dos Estados en crisis con un viejo arsenal armamentístico anticuado, un ataque a una Corea del Norte militarmente organizada y con armas nucleares sería mucho peor. Esto sin tener en cuenta siquiera los ataques devastadores que sin duda se ejecutarían sobre suelo de EE.UU. y Japón con los que Corea del Norte respondería, y que es capaz de infligir.
Bajo las actuales condiciones de volatilidad y crisis económicas mundiales, cualquier nueva guerra por parte de Estados Unidos podría llevar a graves convulsiones económicas en todo el mundo. La burguesía de todos los países no quiere esto, y se vuelve doblemente peligroso si Corea del Sur se involucra, ya que es una de las economías orientadas a la exportación más importantes del mundo. Cualquier guerra en la península coreana tendría inmediatas y terribles consecuencias mundiales. Uno sólo debe pensar en empresas como Samsung, Hyundai y LG, tres de las empresas industriales más importantes del mundo, y esto se vuelve ciegamente obvio.
Además, un ataque directo contra Corea del Norte atraería inmediatamente a China y Rusia, quienes verán correctamente la confrontación con Pyongyang como una muestra de fuerza estadounidense dirigida hacia ellos también. Una derrota hipotética para Corea del Norte aumentaría drásticamente la presencia de Estados Unidos en las fronteras terrestres de China y removería a Corea del Norte como un amortiguador militar y político regional entre Estados Unidos y China.
El declive del imperialismo norteamericano no es un proceso unilateral. Como la naturaleza, la política aborrece el vacío y, por lo tanto, la decadencia de este gran poder ha visto un relativo fortalecimiento tanto de Rusia como de China. Esto se observa a nivel mundial, pero especialmente en sus áreas vecinas como Europa oriental y Asia oriental. Lo mismo se aplica a toda una serie de potencias en ascenso a un nivel más regional, como Irán e India. Incluso la Unión Europea parece ahora avanzar hacia una posición más independiente, más “responsable”, que no siempre está alineada con la de Estados Unidos.
Un objetivo clave del imperialismo estadounidense en estas condiciones es mantener a Rusia y China en jaque. Con este fin, actualmente están desplegando un sistema Terminal de Defensa de Área a Gran Altitud (THAAD) en Corea del Sur. Esto se justifica por la “amenaza” de Corea del Norte, pero es obvio que el propósito del sistema es rastrear misiles lanzados desde China y Rusia. El despliegue de este sistema fue anunciado por primera vez por el Pentágono en mayo de 2014, y comenzó en serio en marzo y abril de 2017.
Donald Trump llegó al poder culpando a Barack Obama por ser débil, en particular en política exterior. Prometió “hacer nuevamente grande a los Estados Unidos”. Por eso ha estado “elevando la voz” y haciendo amenazas. El conflicto con Corea del Norte es una forma de abordar lo que él creía que Obama era incapaz de hacer; es decir, reafirmar la dominación estadounidense en Asia oriental y sudoriental. Se suponía que debía demostrar a los aliados de Estados Unidos, Japón y Corea del Sur, que Estados Unidos sigue siendo un poder en el que se puede confiar, en particular contra la creciente influencia china. Pero lejos de afirmar la supremacía de Estados Unidos en el este de Asia, las huecas amenazas de Trump sólo han servido para exponer la impotencia estadounidense y el relativo declive del imperialismo estadounidense.
Estados Unidos no tiene opciones militares que perseguir en relación a Corea del Norte. En cambio, está tratando de derribar al régimen mediante la presión económica, imponiendo sanciones. En caso de un colapso económico del régimen, esperan poder trasladar sus tropas directamente a la frontera china. Simultáneamente, otros “Estados canallas” como Irán serían advertidos de que ni siquiera las armas nucleares pueden protegerlos de la ira de Estados Unidos.
El régimen estalinista de Corea del Norte
De hecho, el régimen estalinista de Corea del Norte tiene sus propias razones para oponerse a cualquier perspectiva de guerra. Fue creado después de la Segunda Guerra Mundial, después de la liberación de Corea de la ocupación imperialista japonesa; bajo la dirección de Kim Il Sung, un combatiente anti-japonés de la guerrilla y abuelo de Kim Jong Un. La “República Popular Democrática de Corea” (RPDC) fue proclamada en 1948. Al igual que China o los Estados obreros deformados en Europa Oriental, comenzó donde la Unión Soviética había terminado: como una dictadura militar-policial cuya única característica revolucionaria fue la introducción de una economía nacionalizada y planificada.
Después de que la RPDC fuera establecida, se produjo en la península una guerra subsidiaria muy sangrienta, en la que los EE.UU. esencialmente luchó contra la URSS y China sobre el control de Corea. El imperialismo estadounidense instaló su propia dictadura militar en la mitad meridional, encabezada por el fanático anticomunista Syngman Rhi, que masacró a decenas de miles de activistas de izquierda y ahogó en sangre un levantamiento masivo contra su régimen títere. De esta manera, Estados Unidos creó un puesto militar permanente en la frontera con China.
Durante la Guerra de Corea, Estados Unidos lanzó más bombas de las que había utilizado durante toda la campaña del Pacífico en la Segunda Guerra Mundial. Casi todos los edificios sustanciales en Corea del Norte fueron destruidos y alrededor del veinte por ciento de la población entera de Corea fue víctima de las campañas de bombardeos y tiroteos masivos indiscriminados de civiles hasta que se declaró una tregua en 1953. Los ejercicios militares conjuntos comenzaron en el mismo año, de hecho, la guerra todavía está técnicamente en curso. Estos ejercicios militares son un legado directo de esta excepcionalmente horrible y brutal guerra de exterminio masivo. El régimen norcoreano hace todo lo posible para recordar a sus súbditos esto, mientras que el régimen y los medios estadounidenses hacen todo lo posible para ignorarlo.
Hoy, el régimen es un monumento al potencial ilimitado del estalinismo para la barbarie. El culto a la personalidad en torno a la familia Kim es tan fanático como el más celoso de las sectas religiosas. No hay signos de ningún tipo de oposición política en el país, cuyos ciudadanos están sujetos a constantes bombardeos de la más intensa propaganda ultranacionalista. Sus ciudadanos son continuamente intimidados por ejecuciones públicas, enormes campos de trabajo y pretensiones permanentes sobre la inminente reanudación del conflicto armado con Estados Unidos.
Después de la caída de la URSS en 1991, el país, que hasta entonces disfrutaba de un nivel de vida superior al de Corea del Sur, fue arrojado a la miseria. En 1995, estalló la hambruna, en la que cerca de un millón de personas cayeron víctimas. El régimen se enfrentaba a una situación peligrosa y reaccionaba intensificando su propaganda totalitaria, elevando a Kim Jong Il y a su padre al nivel de los dioses seculares, y militarizando a toda la sociedad. Sin ningún tipo de confort material para ofrecer a su población hambrienta, el régimen basó su legitimidad exclusivamente en su tradición y narrativa antiimperialistas.
La hambruna en Corea del Norte terminó hace mucho tiempo, y el país ha estado experimentando un crecimiento económico bastante decente durante la última década. Pero la casta burocrática estalinista en Corea del Norte sigue estando motivada, casi exclusivamente, por la auto preservación. El desarrollo de sus capacidades de misiles nucleares sirve a este objetivo de dos maneras: primero, no importa lo rabioso que los imperialistas estadounidenses afirmen ser, ello objetivamente los disuade de la guerra, y por lo tanto de su rabia. Menos guerra significa más estabilidad, y menos probabilidad de que Kim acabe ejecutado como Muammar Gaddafi o Saddam Hussein. En segundo lugar, las agresiones de Estados Unidos y sus maniobras “defensivas” como la construcción del THAAD y la realización de ejercicios militares, a su vez, permite a Kim Jong-Un y su séquito burocrático presentarse internamente como la dirección estable y necesaria en un mundo justo, encarnando la lucha antiimperialista como la única fuerza que protegerá a la población coreana de la reanudación de la Guerra de Corea.
¡Manos fuera de Corea!
Ni la subsistencia ni la libertad política de los trabajadores de Corea del Norte -o en cualquier otro lugar, lo que es más, de hecho- serán mejoradas por las acciones del imperialismo estadounidense. No debe haber ilusiones sobre esto, y basta con mirar los resultados de todas las intervenciones imperialistas estadounidenses en Afganistán, Irak, Libia, Yemen y Siria para entender esto. El único camino a seguir para ambos lados de la península es una revolución proletaria combinada, en la que la clase obrera coreana aplaste los regímenes que los oprimen a ambos lados de la frontera, derribando a la vez a la burguesía y a la burocracia estalinista. Con la expropiación de los gigantescos monopolios capitalistas en el Sur y su puesta bajo el control de los trabajadores, y con la democratización de la economía planificada en el Norte, la clase obrera coreana sólo puede lograr la tarea de la reunificación nacional por medio de la revolución.
El gran líder socialista alemán Karl Liebknecht proclamó una vez en relación con la Primera Guerra Mundial: “¡El enemigo principal está en casa!” Esta fórmula, que Lenin llamó “derrotismo revolucionario”, establece las tareas de los socialistas en los países imperialistas como los Estados Unidos. Significa que la lucha contra la guerra comienza en casa, es decir, que la clase obrera debe siempre priorizar la lucha contra sus “propios” imperialistas y tratar de frustrar sus planes expansionistas.
La lucha contra el imperialismo estadounidense en Corea y la lucha contra el capitalismo y el estalinismo por una Corea unificada y socialista no pueden ser vistas aisladamente unas de otras, sino que deben ser entendidas como interdependientes. La clase obrera y el movimiento obrero en Corea y los Estados Unidos deben luchar juntos por la retirada de todo el imperialismo estadounidense del conjunto de la península coreana.
En las últimas semanas ha escalado el conflicto diplomático-militar entre Corea del Norte y el imperialismo norteamericano. En próximos días esperamos proporcionar un análisis al respecto. Mientras tanto, ponemos a disposición de nuestros lectores un análisis sobre Corea del Norte escrito por la Corriente Marxista Internacional en 2006, que consideramos muy útil para comprender las características del régimen norcoreano y sus perspectivas a largo plazo.
Corea del Norte ha llevado a cabo una prueba nuclear subterránea, atrayendo la atención de los medios de comunicación mundiales y enfureciendo a los imperialistas, en particular a George W Bush. ¿Qué hay detrás de este movimiento? Pero lo más importante, ¿qué le está pasando al régimen de Corea del Norte y a su economía? Este artículo intenta dar algunas respuestas.
Las tensiones en la península de Corea están aumentando rápidamente. Buscando capacidad de negociación en sus relaciones con Occidente y Japón, Corea del Norte anunció planes este año para probar armas nucleares. Luego, el 7 de octubre, un puñado de tropas de Corea del Norte cruzó la frontera de Corea del Sur, lo que terminó con disparos de advertencia de los surcoreanos. La zona desmilitarizada (ZDM), que divide las dos Coreas, es una de las fronteras más militarizadas del planeta. Técnicamente, las dos partes están todavía en guerra, ya que sólo hay un alto el fuego, y no un tratado de paz, acordado en 1953 después de la Guerra de Corea. A pesar de su población de apenas 23 millones, Corea del Norte tiene actualmente el 5º ejército más grande del mundo, con cerca de 1,2 millones de soldados. El ejército de Corea del Sur no es tan grande, pero está sin duda mejor equipado, y tiene el apoyo de miles de tropas estadounidenses.
Ahora Corea del Norte ha subido las apuestas aún más mediante la realización de pruebas nucleares en un búnker subterráneo, causando un temblor de 4,2 en la escala de Richter. El Centro de Investigación de Sismología de Australia estimó la explosión en alrededor de un kilotón, el equivalente a 1.000 toneladas de TNT. El ministro de Defensa ruso Sergei Ivanov dijo que oscilaba entre los 5 y los 15 kilotones. La bomba lanzada por los EE.UU. sobre Hiroshima en 1945 fue de 12,5 kilotones.
Los mercados mundiales de valores han sido sacudidos y el precio del petróleo ha revertido su caída gradual reciente. China recibió aviso anticipado de la prueba, y procedió a informar a los EE.UU., Japón y Corea del Sur. Los Estados Unidos inmediatamente amenazaron con sanciones y paralizar aún más la ya frágil economía de Corea del Norte, aunque la eficacia de las amenazas serían difíciles de alcanzar sin la cooperación china. Corea del Norte depende principalmente de China para el comercio.
En su informe del Estado de la Unión de 2002 George Bush, señaló a Irak, Irán y Corea del Norte como parte de un “eje del mal”. Desde entonces, Irak ha sido invadido y ocupado, e Irán es amenazada casi a diario, aunque la posibilidad de una invasión terrestre de Estados Unidos es muy poco probable por el momento, dado el desorden que existe en Irak. Pero la administración Bush pisa con mucha más cautela cuando se trata de Corea del Norte, y es fácil ver por qué.
La principal razón dada para agrupar estos regímenes juntos fue sus presuntos esfuerzos para poseer y adquirir armas nucleares. Irak fue invadido con este pretexto endeble, y no se encontraron dichas armas. Irán aún no tiene armas nucleares, pero está jugando al gato y el ratón con los EE.UU. y la UE, presumiblemente en un esfuerzo para adquirirlos. La razón de esto es clara: Irak fue invadido precisamente porque los EE.UU. sabían que no tenía estas armas, y por lo tanto era un objetivo fácil. El régimen iraní siente naturalmente, que la mejor manera de prevenir una invasión es el desarrollo de armas nucleares como elemento de disuasión.
Pero en el caso de Corea del Norte, muchos en el gobierno de Bush habían creído desde hace tiempo que ya tenía capacidad nuclear, así como misiles de largo alcance que pueden llegar a Japón y, posiblemente, incluso a la costa oeste de los Estados Unidos. Ahora se han confirmado las sospechas de su capacidad nuclear. Esto explica la actitud mucho más cautelosa de Washington cuando se trata del régimen de Kim Jong-Il.
La hipocresía del imperialismo estadounidense no tiene límites. Es el único país que ha usado armas nucleares durante una guerra, destruyendo dos ciudades japonesas y matado a más de 200.000 civiles. Cuenta con suficientes armas nucleares para aniquilar a todo el planeta muchas veces. Y sin embargo, se considera a sí mismo como el que puede velar por el mundo, ante el riesgo de quién puede y no puede poseer estas armas terribles.
Aceptar la idea de que Estados Unidos tiene el derecho de decidir quién puede o no tener armas nucleares significaría aceptar que el mundo está a salvo en manos de los capitalistas estadounidenses, lo que está muy lejos de la verdad. La oposición de Estados Unidos a que Corea del Norte desarrolle una capacidad nuclear no se basa en ninguna preocupación “humanitaria” sobre el destino de los trabajadores del mundo. Israel ha desarrollado capacidad nuclear – ¡y algunos de sus generales, incluso han contemplado usarla! – pero no hubo ninguna amenaza de sanciones o invasión. India y Pakistán tienen ambos misiles nucleares y todo lo que obtuvieron fue una bofetada diplomática. Irak no tenía armas nucleares y se quedó invadida, con al menos 100.000 personas muertas en el último periodo, tantas personas como mataría un misil nuclear de tamaño medio.
Desde un punto de vista histórico general, el desarrollo de armas nucleares es una absoluta pérdida de recursos humanos y materiales. Pero mientras la sociedad esté dominada por las clases dominantes nacionales privilegiados – en el caso de Corea del Norte, una burocracia estalinista privilegiada, las mismas se armarán hasta los dientes para defender sus privilegios, tanto frente a sus competidores como contra la clase trabajadora.
Por lo tanto, la única manera de garantizar un mundo libre de armas nucleares es luchar por el derrocamiento de estas clases dominantes. Sólo cuando el mundo esté bajo el control de los trabajadores de todos los países podremos redirigir esos enormes recursos, que actualmente se desperdician en armas, para gastarlos en nuestras necesidades reales, tales como salud, educación, vivienda, etc.
Antecedentes históricos
A pesar del renovado interés en Corea del Norte, hay poca información en cuanto a lo que realmente está pasando en el interior del país. ¿Qué está sucediendo con la economía? ¿Qué está pasando dentro del régimen? ¿A qué dirección se dirige?
Para empezar, hay que indicar claramente que Corea del Norte nunca ha sido una auténtica sociedad socialista como la concebimos los marxistas. Desde que nació a finales de 1940 ha sido un régimen estalinista, lo que podríamos describir como un estado obrero deformado, en este caso uno deformado terriblemente, los medios de producción están bajo control del estado, pero el control de éste está en manos de una burocracia privilegiada.
La península de Corea tiene una larga historia de invasiones y resistencia contra la ocupación extranjera. A través de los siglos, Corea fue ocupada o atacada por un invasor tras otro: los mongoles, los chinos, los japoneses, y en el siglo XIX, los europeos, con la esperanza de forzar la apertura del “Reino Ermitaño”, como lo habían hecho con China y Japón. Después de la guerra ruso-japonesa de 1905, Corea fue ocupada por Japón, a la que se anexionó formalmente en 1910. Los japoneses comenzaron a industrializar el país, especialmente con la construcción de ferrocarriles, pero también saquearon sus recursos naturales y explotaron brutalmente a su pueblo, gobernando con mano de hierro.
El movimiento de independencia se opuso activamente a la ocupación japonesa, alcanzando un punto álgido el 1 de marzo de 1919, cuando miles de manifestantes murieron y decenas de miles fueron mutilados y encarcelados. En los años que siguieron, decenas de miles de comunistas coreanos se unieron al Ejército de Liberación Popular de China para luchar contra los japoneses en China y Corea, con Kim Il-Sung emergiendo como uno de los líderes más prominentes. A medida que su imperio se derrumbaba, los japoneses fueron finalmente expulsados, y las fuerzas de Kim entraron triunfalmente en la importante ciudad portuaria coreana de Wonsan, respaldado por un ejército soviético.
Como consecuencia de la derrota de Japón en la Segunda Guerra Mundial, la península de Corea se dividió en dos en el paralelo 38, con laUnión Soviética controlando el Norte, y los Estados Unidos controlando el Sur. Esta división fue rechazada casi unánimemente por el pueblo coreano, pero en el período posterior a la guerra, las grandes potencias eran indiferentes a los deseos de los pequeños países del mundo, cínicamente utilizados como peones en su juego de ajedrez mundial. Como era de esperar, las dos partes no pudieron ponerse de acuerdo sobre un plan para la tutela conjunta de una Corea unida, y dos países separados se formaron finalmente a medida que comenzaba la Guerra Fría.
En agosto de 1945, el ejército soviético había establecido la “Autoridad Civil Soviética” para gobernar el Norte hasta que se pudiera instalar un régimen local agradable a la URSS. En 1946, Kim Il-Sung se convirtió en el líder del Comité Popular Provisional de Corea del Norte, el precursor de la creación oficial de la República Popular Democrática de Corea (RPDC – Corea del Norte), que fue fundada en 1948.
Kim Il-Sung centró sus esfuerzos en la reunificación de la península sobre la base de un movimiento revolucionario en el Sur. Este plan llegó a su fin con el fracaso de una insurrección en octubre de 1948. A raíz de esta levantamiento fallido, el gobierno de Corea del Sur apoyado por Estados Unidos de Syngman Rhi pudo estabilizar la situación, y para el año 1949, los EE.UU. habían retirado la mayor parte de sus fuerzas. Con el Sur relativamente sin protección, Kim trató de reunificar la península por la fuerza. Bien armado con armas soviéticas y políticamente respaldado por la Unión Soviética, el ejército de veteranos de Kim en su lucha contra los japoneses invadió el Sur en junio de 1950, derrotando fácilmente a sus rivales sin experiencia y capturando la capital del sur, Seúl. Los Estados Unidos, bajo la hoja de parra de las Naciones Unidas, enviaron miles de soldados y contraatacaron a las fuerzas de Kim; replegándolas y capturando la capital del Norte, Pyongyang.
Incapaces de tolerar la presencia de las fuerzas estadounidenses a la derecha de su frontera, y maniobrando para conseguir influencia regional frente a sus rivales de Moscú, los chinos de Mao Zedong intervinieron masivamente, vertiendo cientos de miles de tropas en la frontera en octubre de 1950, volviendo a capturar Pyongyang y Seúl en enero de 1951. Esta fue quizás la derrota más ignominiosa delas fuerzas militares de Estados Unidos en la historia, con la aniquilación virtual de una unidad de 3.000 hombres de la División del 7º de infantería de EEUU en la batalla del pantano de Chosin.
Dos meses más tarde, las fuerzas de la ONU lideradas por Estados Unidos recuperaron el control de Seúl, y después de un período de estancamiento, fue declarado un alto el fuego el 27 de julio de 1953. La “Línea de Armisticio”, cerca de la línea divisoria original del paralelo 38, fue separada por una zona desmilitarizada, una “tierra de nadie” a través de la cual cientos de miles de soldados de ambos lados han mirado fijamente el uno al otro durante décadas, como el de dos países que siguen estando oficialmente en guerra.
Después de la guerra, el poder de Kim Il-Sung en el Norte era prácticamente absoluto, reforzado por el apoyo masivo e influyente de los militares. Gobernó hasta su muerte en 1994, momento en el cual su hijo Kim Jong-Il le sucedió como secretario general del partido oficial, KWP, y Presidente de la Comisión de Defensa Nacional, convirtiéndose en el jefe de facto del estado.
Estado obrero deformado
Desde su fundación, el modelo político de Corea del Norte fue la URSS estalinista. El poder estaba centralizado en el llamado Partido de los Trabajadores de Corea (KWP), con Kim Il-Sung como Secretario General. Una economía planificada, tomada también del modelo de la URSS fue introducida. Antes y durante la Segunda Guerra Mundial, la mayor parte de los activos del país habían sido propiedad de los japoneses o de sus colaboradores coreanos. Cuando éstos fueron nacionalizados por el régimen de Kim en 1946, el 70 por ciento de la industria cayó en manos del Estado. En 1949, el 90 por ciento de la industria había sido nacionalizada. El poder de los terratenientes fue quebrado a través de la distribución en masa de la tierra a los campesinos en 1946, y prácticamente toda la producción agrícola había sido colectivizada y se fusionó cada vez más en grandes unidades productivas, durante la década de 1950.
Debido a la inversión masiva en la industria pesada, incluyendo la maquinaria agrícola, la economía se expandió rápidamente en la década de 1950. A pesar de la devastación de la Guerra de Corea, y a pesar de la ineficiencia y el despilfarro de la burocracia, los niveles de vida aumentaron claramente en el Norte en la década de 1960. Pero los bienes de consumoeran siempre escasos, y la población fue sometida a la más extrema “disciplina” y a la presión desde arriba para aumentar la productividad. En la década de 1970, el dominio de la burocracia, la falta de participación democrática en la planificación de la economía y la imposibilidad de construir el “socialismo en un solo país” dio lugar a un largo y constante declive del sistema, que continúa hasta nuestros días. En su esfuerzo por mantener el poder, los giros y vueltas cada vez más erráticos del régimen han arrastrado a Corea del Norte al total aislamiento del resto del mundo lo que ha significado un terrible sufrimiento para su pueblo. La mala administración y una serie de desastres naturales llevaron a una hambruna en la década de 1990, con muertes estimadas de hasta 3,5 millones.
La expropiación del capitalismo en Corea del Norte fue sin duda un paso históricamente progresista. Pero desde el principio, la economía nacionalizada y planificada fue controlada desde arriba por una burocracia totalitaria. Aunque hubo alguna participación de las masas coreanas en la revolución social que anuló la propiedad privada en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, nunca hubo control y gestión obrera y democrática a través de los consejos de trabajadores(soviets), que existían al principio en la URSS bajo Lenin y Trotsky. Al igual que en la mayor parte de Europa del Este después de la guerra, esta expropiación se llevó a cabo burocráticamente desde arriba, sobre la base del poder militar, y el poder y los intereses económicos y políticos de la Unión Soviética. No fue el resultado de la participación activa y democrática de las masas coreanas en una revolución proletaria desde abajo. Como resultado, aunque el control de la URSS no fue tan directo como en países como Bulgaria o Checoslovaquia, fue desde el principio un Estado obrero deformado.
La doctrina Juche
Estos comienzos totalitarios y burocráticos establecieron el rumbo para todo el desarrollo posterior y cada vez más estrafalario del régimen. Lejos del internacionalismo proletario intransigente de los bolcheviques, los dirigentes estalinistas norcoreanos se han basado en el nacionalismo y el aislacionismo más estrecho y reaccionario. Ellos han llevado hasta el extremo la desacreditada teoría del “socialismo en un solo país”, que se resume en su conceptodelJuche(autosuficiencia), que de acuerdo con Kim Jong-Il, forma parte de “Kimilsungismo”. De acuerdo con el sitio web del estado: “Los líderes [Kim Il-Sung y Kim Jong-il] son el sol de la nación y de la humanidad”. El país cuenta con su propio calendario Juche en el cual el “Año Uno” es el año en el que nació Kim Il-Sung en 1912. Este es un ejemplo extremo del llamado “culto a la personalidad”. Ni siquiera Stalin fue tan lejos.
Pero el particularismo nacionalista del régimen de Corea del Norte va incluso más allá de esto. Incluso la palabra “marxismo-leninismo” (que utilizaban la mayoría de los regímenes estalinistas en el pasado, al menos formalmente) fue sustituida por Juche en todas las publicaciones del Partido Comunista, e incluso en la Constitución de Corea del Norte en la década de 1970. El acceso a los escritos clásicos de Marx, Engels y Lenin está severamente restringido. De lo anterior, está claro hasta qué punto este régimen tiene tan poco que ver con el verdadero “marxismo-leninismo”, que es internacionalista hasta la médula.
Compérese esto también con el comportamiento de los bolcheviques después de su llegada al poder en 1917. Los bolcheviques hicieron exactamente lo contrario que los estalinistas de Corea del Norte: cambiaron el calendario ruso para adaptarlo a la versión occidental más generalmente aceptada, con el fin de conectar mejor con las luchas del proletariado mundial.
Una contrarrevolución creciente
Las masas de Corea del Norte están sufriendo condiciones terribles. Sufren bajo un régimen totalitario sin precedentes y una dirección burocrática despótica, además de todas las miserias infligidas sobre ellos por el imperialismo hipócrita. La economía de Corea del Norte se golpea contra un muro desde hace mucho tiempo, debido a que su burocracia es totalmente incapaz de desarrollar las fuerzas productivas dentro de los estrechos límites de sus fronteras y del sistema totalitario. Pero justo al lado tenemos el auge de China, donde la apertura del país al capitalismo ha dado lugar a niveles sin precedentes de desarrollo y crecimiento económico. El destino de la pequeña Corea del Norte siempre ha estado ligado en gran parte al de su vecino gigante. Como hemos dicho, Corea del Norte depende en gran medida de China para el suministro de material, alimentos y demás. China tiene la palanca para ejercer presión sobre elrégimen de Corea del Norte y empujarlo en la dirección que desee. Esta influencia económica es mucho más poderosa que cualquier bomba atómica.
En estas circunstancias, a pesar de la retórica superficial, la apertura a una economía de mercado más “libre” parece atractiva para muchos burócratas en Corea del Norte. ¿Pero es la respuesta al sufrimiento del pueblo de Corea del Norte un retorno al capitalismo? ¡Definitivamente no! No hay que olvidar que junto con el desarrollo económico en China tenemos allí una clase obrera en condiciones de miseria similares a las del siglo XIX en Gran Bretaña. Hay una gran polarización, con riqueza extrema en un lado del espectro y terrible pobreza en el otro.
Los marxistas no pueden de ninguna manera apoyar un retorno al capitalismo. Defendemos la conquista fundamental de la revolución de Corea del Norte, la economía planificada propiedad del estado, a pesar de las deformaciones burocráticas. Nos oponemos a las invasiones militares y diplomáticas del imperialismo. Al imperialismo norteamericano, a través de su títere local, el régimen de Corea del Sur, le encantaría poner sus manos sobre Corea del Norte, obteniendo así otro punto de apoyo desde el cual poder presionar a China en la región. No haría esto para mejorar las condiciones de vida de las masas de Corea del Norte.
Pero el problema a que nos enfrentamos en Corea del Norte es que es la propia burocracia del régimen de Kim Jong-Il está poniendo en peligro lo que queda de la economía planificada, sería absurdo creer que los logros de la revolución están a salvo en las manos de estos burócratas. No olvidemos que el estalinistas chinos y rusos (aunque siguiendo diferentes caminos) estuvieron dispuestos a abandonar décadas de retórica “socialista” y lanzarse a la carrera hacia el capitalismo. La burocracia de Corea del Norte es fundamentalmente la misma.
La razón de esto era, en el caso de Rusia, que su propio régimen burocrático había llegado a un completo callejón sin salida. Ya no podían desarrollar las fuerzas productivas. Querían mantener sus privilegios materiales, que veían como una alternativa al capitalismo. Este fue especialmente el caso a finales de 1980 cuando el capitalismo en Occidente estaba pasando por un auge importante. En China, la burocracia podíaver su propia desaparición futura en la crisis a la que se enfrentaban la Unión Soviética y Europa del Este. Por lo tanto, decidió guiar activamente el proceso hacia el capitalismo en lugar de enfrentarse a un colapso repentino como en la Unión Soviética. La burocracia de Corea del Norte parece que ya ha decidido seguir el camino tomado por sus homólogos chinos. No se puede contar con estos burócratas para defender los logros de la economía planificada de una manera seria.
¿Un nuevo “tigre asiático”?
Está claro que una capa significativa del régimen de Corea del Norte espera emular el ejemplo de China. Un cambio definitivo en la actitud de la burocracia parece haber tenido lugar a mediados de 2002, y desde entonces, se han hecho muchas concesiones al capitalismo.
Por ejemplo, en septiembre de ese año, el gobierno de Corea del Norte anunció el establecimiento de una “zona financiera internacional” en Sinuiju, una zona que limita con China. Esta zona de libre mercado, conocida como el “Hong Kong coreano”, iba a funcionar de forma autónoma con su propio sistema jurídico y económico. Incluso fue programada para emitir sus propios pasaportes y elegir su propio jefe de policía. Como dijo The Economist (10/12/2002) en ese momento: “La idea de una zona capitalista en Sinuiju parecía ser aún más audaz que la decisión de China en 1980 de establecer lo que se llaman ‘zonas económicas especiales’, en las que se introdujeron las políticas de tipo capitalista”.
Este proyecto ha llegado hasta ahora a la nada después de que el gobierno chino detuviera a Yang Bing, un capitalista de Hong Kong y antiguamente el segundo hombre más rico de China, que iba a ser el primer gobernador de la nueva zona de libre mercado. Detenido por corrupción y violaciones de impuestos, la verdadera razón más probable es que los capitalistas chinos rivales estén preocupados de que Yang y los norcoreanos compitan con ellos, incluso con trabajo esclavo virtualmente más barato. El estancamiento de este proyecto también puede ser un reflejo de las contradicciones inevitables dentro de la burocracia de Corea del Norte, dividida entre sí, y sobre la manera de abrir el país al capitalismo. A pesar de la desaceleración en este frente, hay una amplia evidencia de que Corea del Norte ya se ha dirigido por el camino de China.
La vieja estructura económica del Estado se está desmantelando poco a poco, eliminando las únicas conquistas reales de la revolución social, la economía planificada. En julio de 2002, se terminó el sistema de distribución de racionamiento que proporcionaba electricidad y comida gratis para los trabajadores. Al mismo tiempo, los precios controlados por el gobierno se liberalizaron, se le dio más independencia a la empresa privada, y se alentó a los agricultores a perseguir beneficios. La razón dada por un funcionario del gobierno fue que esto estaba destinado a hacer que los trabajadores “mostraran entusiasmo por el trabajo”.
Esto es claramente un intento de apartar a los trabajadores de Corea del Norte del Estado y llevarlos a la economía de mercado. Hemos visto esto antes. Ahora los trabajadores deben incrementar su productividad si quieren un salario decente. Se trata de medidas con las cuales los trabajadores en Occidente están acostumbrados. Los acuerdos de productividad no les son extraños. Pero también implica apretarle las clavijas a la clase obrera.
El estado de Corea del Norte también ha centrado parte de su inversión en empresas capitalistas fuera de sus fronteras, con la asociación a empresas de China, Rusia, Tailandia y Japón (aunque la presión de los EE.UU. ha restringido severamente los lazos económicos con Japón). Desde las cadenas de restaurantes a hoteles de lujo, los programas informáticos y los proveedores de Internet a los medicamentos genéricos, el estado de Corea del Norte ha establecido una tienda en varios países, en un esfuerzo por generar ingresos para su economía privada de fondos. Pero este dinero enviado desde el extranjero, aunque controlado por el Estado, puede desempeñar un papel importante en la aceleración del desarrollo de los capitalistas nacientes de Corea del Norte.
Dentro de la propia Corea del Norte, elementos de capitalismo están brotando lentamente pero sin pausa. No en las zonas económicas especiales, sino dentro de la propia economía de Corea del Norte. Las crisis de hambruna de la década de 1990 condujo a la aparición de huertos personales, como una forma de evitar la inanición. Sin embargo, en los últimos años, miles de micro granjas han surgido, pequeños bastiones del capitalismo, tanto para la producción para el mercado privado como para su consumo personal, no colectivo. A finales de 2002 se abrió el mercado autorizado por el gobierno por primera vez en el país. Los precios no se regateaban ni se determinaban por el mercado, ni por el Estado, pero sí por un floreciente mercado negro surgido en este terreno fértil. De acuerdo con los proveedores, la competencia es cada vez mayor, y el mercado se ha ampliado en gran medida desde que se abrió por primera vez.
No es sorprendente que miles de empresarios chinos hayan formado fila para conseguir un pedazo del “último territorio virgen para el capitalismo”. A partir de un vasto mercado negro (que se encuentra debajo de la plaza de Kim Il-Sung), hasta la enorme tienda del edificio Pyongyang 100, la inversión se está acelerando. Obras de construcción están apareciendo por todas partes, y hay muchos más coches en las calles y tractores en los campos que en cualquier momento de los últimos tiempos.
Asia Times (8 de agosto de 2006) informa sobre el aumento en la inversión extranjera de los capitalistas chinos:
“La inversión directa no financiera de China en Corea del Norte fue de aproximadamente US $14,9 millones en 2005 y de $14.1 millones en el 2004, pasando de $1,1 millones en 2003, según las estadísticas del Ministerio de Comercio de China. El comercio bilateral alcanzó casi $1,4 mil millones en 2004, y saltó adicionalmente a aproximadamente $1,6 mil millones en 2005, mientras que los primeros cinco meses de 2006 alcanzó los $610 millones.”
“‘Creo que los productos de China ocupan alrededor del 70% del mercado de Pyongyang, los productos locales toman otro 20%, y el otro 10% está compartido con otros, como Japón y Rusia,’ dijo Xu Wenji, un profesor del Instituto de Investigaciones del Noreste de Asia de la Universidad de Jilin, quien realizó una visita de 20 días a Pyongyang en marzo”.
El razonamiento enrevesado de la burocracia de Corea del Norte le recuerda a uno el lenguaje utilizado por sus homólogos chinos. De acuerdo con So Chol, un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Corea del Norte: “Todavía estamos construyendo nuestro sistema socialista, pero hemos tomado medidas para ampliarlo al mercado abierto. Estos son sólo los primeros pasos y no hay que esperar mucho todavía, pero ya están mostrando resultados positivos.”
Pero al igual que en China, el desmantelamiento gradual de la economía estatal y el movimiento hacia el capitalismo han dado lugar a enormes contradicciones sociales. Los riesgos de una explosión social son claros. Como se informó en The Guardian (3 de diciembre de 2003), Hazel Smith, de la Universidad de las Naciones Unidas en Tokio explica: “Los extremos de pobreza y riqueza están creciendo a medida que las relaciones del mercado definen rápidamente la economía. Ahora no hay economía socialista, pero tampoco hay estado de derecho para el mercado. Esa es la base de la corrupción”.
The Guardian sigue:
“Pero todavía hay límites a la actividad capitalista. Los agricultores dijeron que tenían más dinero, pero no hay libertad para gastarlo. Académicos de la Universidad de Tecnología de Kimchek dijeron que habían recibido órdenes de vincular su investigación en los teléfonos móviles, con el software de cifrado y la informática, con las empresas privadas, pero hasta ahora no habían podido encontrar oportunidades de negocio”.
La escala en la que el sector público ha sido desmantelado y las relaciones de mercado han sido introducidas en Corea del Norte no está del todo clara, pero es evidente que el ritmo se está acelerando. No se puede establecer claramente hasta qué punto del proceso se ha ido. Parece ir a la zaga del proceso de China, pero la dirección parece bastante clara. Será el vecino gigante quien va a determinar la dirección del proceso en Corea del Norte.
Sin embargo, la burocracia de Corea del Norte seguramente entiende los riesgos involucrados en esta marcha hacia el capitalismo, que en China se llevó a cabo en las últimas décadas, y no sin convulsiones importantes, tales como las protestas de masas de 1989 en la plaza de Tiananmen. Pero la quiebra de su estrecho totalitarismo burocrático nacionalista les ha dejado pocas opciones.
Queda por ver si tienen o pueden controlar el ritmo del desarrollo del capitalismo en el país. Si se va demasiado lejos y demasiado rápido, podría ir acompañado de una tremenda agitación social y un colapso repentino de la economía y del Estado, según la experiencia de la Unión Soviética y de Europa del Este. Debido al aislamiento extremo y al severo adoctrinamiento de su población, los riesgos de una explosión social violenta conforme la burocracia se quite la máscara “comunista” es quizá mayor que en cualquier estado estalinista de la historia. Kim Jong-Il no quiere terminar como Nikolai Ceaucescu en Rumania – ignominiosamente juzgado y ejecutado por sus propios oficiales.
El comportamiento de China en esta cuestión es importante. Ha sido el principal aliado de Corea del Norte desde hace muchos años, sirviendo como intermediario entre Occidente y el régimen de Kim Jong-Il. Las recientes pruebas nucleares de Corea del Norte la ponen en una posición incómoda, ya que ahora será presionada por “la opinión pública mundial” (es decir, los EE.UU.) para imponer sanciones, que podrían dañar sus intereses comerciales y políticos en la región. La Administración Bush está de hecho demandando sanciones, pero éstas sólo serían eficaces si China las impusiese.
Y China no va a provocar el colapso del régimen de Corea del Norte. Esto tendría un efecto desestabilizador en toda la región y las secuelas también tendría un efecto en la propia China. Los dirigentes chinos tienen otra estrategia en mente. Utilizarán su músculo económico para empujar suavemente al régimen de Corea del Norte por el mismo camino que ha tomado China. Después de todo, la experiencia de la vieja burocracia china ha sido moverse con cuidado, poco a poco, hacia el capitalismo, tratando todo el tiempo de evitar la dislocación social. Estará aconsejando a sus amigos de Corea del Norte que hagan lo mismo.
Obviamente, a estos burócratas no les preocupa el bienestar de las masas. Sólo miran por sus propias ventajas y privilegios. La burocracia de Corea del Norte está en una fase muy avanzada de degeneración. Durante décadas vivieron totalmente separadas de las masas trabajadoras que decían representar. Pero al menos defendían la economía planificada. Ahora ellos están abandonando claramente esto. El capitalismo es muy tentador, y hay más que suficientes capitalistas chinos dispuestos a echarles una mano. Corea del Norte es un país pequeño y no puede permanecer solo durante mucho más tiempo.
Con su destino tan estrechamente ligado a China, la burocracia de Corea del Norte puede ya haber decidido ir totalmente hacia el capitalismo en un intento de preservar sus propios privilegios. Esto sería un inmenso paso atrás para los trabajadores de Corea del Norte. El principal problema al que se enfrenta la burocracia de Corea del Norte es que no puede esperar jugar el mismo papel que la china. China es un Estado poderoso, con enormes recursos económicos y se ha convertido en una gran potencia a escala mundial. El futuro de una Corea del Norte capitalista sería determinado en primer lugar por China, pero también por Japón y los EE.UU..
Sobre esta base, sería lógico que un conflicto interno estallara dentro de la burocracia. De hecho, algunos de los aspectos más estrafalarios del régimen, y su deseo de tener uno de los ejércitos más poderosos del mundo, y ahora capacidad nuclear, indicaría que laburocracia está, ante todo, interesada en su propia supervivencia como una capa privilegiada. Ya que no puede garantizar esto simplemente a través de medios económicos, está decidido a hacerlo por medios militares. Pero a la larga, esto no es una solución. Los factores económicos dominarán en última instancia.
Con el fin de encontrar una solución real a los problemas de las masas de Corea del Norte, otro camino es necesario. El único camino verdadero para defender los logros de la economía nacionalizada y planificada es introducir una democracia basada en los trabajadores con un control y gestión obrero genuino, y la adopción de una política obrera internacionalista en todas las cuestiones.
Un régimen comunista genuino se basaría en los siguientes cuatro puntos descritos por Lenin como base de la democracia obrera: La elección directa de todos los funcionarios y el derecho a revocarlos en cualquier momento; ningún funcionario debe recibir un salario superior al de un trabajador cualificado; ningún ejército permanente, sino el pueblo en armas; las tareas de administración del estado deben ser realizadas por toda la población, por turnos. Está claro que ninguna de estas condiciones existe en Corea del Norte en la actualidad. Y estas fueron las condiciones planteadas por Lenin, no para el socialismo ni el comunismo, sino para el período inmediatamente posterior a la derrota del capitalismo, la “dictadura del proletariado” (es decir, la democracia obrera).
¿Unificación?
La reunificación de Corea sería apoyada por millones de coreanos, muchos de los cuales fueron separados de sus familiares y hogares por una división arbitraria del país. Sin embargo, para los marxistas, no es una cuestión indiferente sobre qué bases económicas se llevaría a cabo la reunificación.
Corea del Norte puede enfrentarse en algún momento en el futuro a una situación similar a la de Alemania en 1989, cuando la más poderosa Alemania Occidental capitalista absorbió a Alemania Oriental. Corea del Sur, con el apoyo del imperialismo de Estados Unidos podría ser utilizado de esta manera. Si el Norte fuera absorbido de esta manera en una Corea unificada dominada por las fuerzas amigas de los Estados Unidos, las ambiciones de China para controlar una Corea del Norte capitalista estarían muy difícultadas. China está por lo tanto en gran medida ejerciendo sus propiaspresiones económicas ydiplomáticas. Debemos ser claros: en cualquier caso, esto significaría la victoria de la contrarrevolución capitalista.
Por lo tanto, en las condiciones actuales, la península de Corea se puede reunificar sólo de una de dos maneras: 1) La victoria de la contrarrevolución capitalista y la anexión del Norte con el Sur según el modelo alemán; 2) Una revolución proletaria desarrollada más o menos simultáneamente en ambos países.
Sin embargo, aquí tenemos que introducir una palabra de precaución. La situación, aunque tiene algunos paralelismos con Alemania en 1989, también tiene algunas diferencias importantes. El poder detrás del antiguo régimen de Alemania Oriental era la Unión Soviética. La economía soviética estaba en crisis severa y no estaba en condiciones de reforzar a sus satélites en Europa del Este. La Unión Soviética estaba a punto de colapsar también, con la ruptura que tuvo lugar en 1991.
Corea del Norte tiene un vecino poderoso en China, cuya economía todavía se está desarrollando a un ritmo muy rápido. Lejos de estar debilitada, China se está reforzando. Corea del Sur es una esfera de influencia de EEUU, y China no quisiera que Corea del Norte sea absorbida por el Sur. Por lo tanto, incluso sobre una base capitalista, no hay garantía de asegurarse de que el capitalismo en ambos lados de la frontera significaría necesariamente la unificación inmediata.
En cualquier caso, para que se lleve a cabo la unificación sobre una base socialista, el Norte tendría que pasar por una revolución política, dejando a la economía planificada intacta (mientras reafirma el control del Estado sobre aquellos elementos de las relaciones de propiedad capitalistas que el régimen actual ha permitido desarrollar), y a su vez eliminando la burocracia totalitaria y la sustitución de su gobierno por el control democrático de los trabajadores en las líneas de lossovietsde Rusia en 1917.
En el Sur, se requeriría una revolución social, expropiar a los explotadores de Hyundai y Samsung y poner la economía bajo el control y la gestión democrática de los trabajadores. La clase obrera de Corea del Sur ha mostrado en repetidas ocasiones su voluntad de lucha en los últimos años. En los últimos 20 años, incluso hemos visto movimientos de un carácter casi insurreccional por parte de la clase obrera de Corea del Sur. El régimen de Corea del Sur siempre harespondido brutalmente, con un claro ejemplo hacia los trabajadores de ambas Coreas de que, en realidad, el capitalismo no tiene nada que ver con la “libertad y la democracia”.
Liberado de las cadenas de la explotación capitalista en el Sur, y de la ineptitud burocrática totalitaria en el Norte, los recursos tecnológicos y naturales de la península de Corea florecerían en manos de la clase obrera coreana. Sobre la base de una economía unificada, democráticamente planificada, las privaciones sufridas por el pueblo de Corea del Norte se invertirían rápidamente, y el nivel de vida de todos los coreanos de manera general.
La lucha revolucionaria por un régimen socialista genuino en las dos Coreas también tendría un gran impacto internacional, en particular en los trabajadores de China. De hecho, sin la ayuda de los trabajadores chinos, cualquier revolución en Corea se enfrentaría a enormes dificultades. Estaría bajo una enorme presión de los capitalistas chinos, de la burguesía japonesa, y del imperialismo estadounidense en particular, cada uno tratando de obtener el máximo aprovechamiento.
Lo que ha fracasado en Corea del Norte, una vez más, es la teoría estalinista totalmente falsa del “socialismo en un solo país”, y en particular el intento de establecer un régimen autocrático, aislado del resto del mundo, auto marginado de la división mundial del trabajo. Si ni siquera China ha podido mantener un régimen de ese tipo, ¿cómo puede esperar hacerlo un pequeño país como Corea del Norte?
Como marxistas revolucionarios tenemos que apuntar a otra perspectiva. La elección no tiene por qué ser entre un régimen de opresión estalinista, por un lado, y el capitalismo rampante en el otro. El único camino hacia adelante es el del internacionalismo proletario revolucionario, de una genuina democracia obrera al norte y al sur de la frontera.
El brutal linchamiento de Mashal Jan, estudiante de 23 años de periodismo en la Universidad Abdul Wali Jan, a manos de una turba fundamentalista, es un nuevo e impactante ejemplo del reinado del terror que se está librando contra las fuerzas izquierdistas y progresistas en Pakistán. Incluso para los estándares bárbaros de la violencia fundamentalista, este asesinato se caracterizó por su extremo salvajismo. Arrastrado desde su habitación del albergue, Mashal Jan fue golpeado con tablones de madera antes de ser asesinado a tiros. No satisfechos con esta carnicería, esos cobardes asesinos procedieron a profanar y humillar su cadáver.
Los imperialistas hipócritas y los medios occidentales “liberales” que siempre son rápidos para denunciar los crímenes reales o imaginarios en Siria guardan silencio sobre los crímenes cometidos diariamente por sus aliados y marionetas en Pakistán. Crímenes como el asesinato de Mashal Jan ni siquiera merecen una pequeña nota a pie de página en la prensa “democrática” británica o norteamericana.
Pero este crimen atroz ha despertado la ira y la indignación de estudiantes y trabajadores en todo Pakistán. Ha habido protestas en muchos campus y universidades de todo el país. Los estudiantes exigen el fin del terrorismo patrocinado por el Estado. Piden la pena de muerte para los sanguinarios asesinos de Mashal Jan.
Pero todo el mundo sabe que no se puede esperar justicia del corrupto y reaccionario Estado paquistaní. Es un secreto a voces que el propio Estado es cómplice de estos asaltos asesinos. Apoya, alienta y financia activamente a las organizaciones fundamentalistas que llevan a cabo constantes atrocidades sangrientas que siempre quedan impunes. El propio Estado es el mayor terrorista de todos. Sin su apoyo, las bandas fundamentalistas se derrumbarían muy rápidamente.
La Alianza de la Juventud Progresista (PYA) está desempeñando un papel muy activo en la campaña de solidaridad con Mashal Jan y su familia. Expresamos nuestro pleno apoyo y solidaridad a nuestros camaradas del PYA. La Corriente Marxista Internacional está cien por ciento de acuerdo con su posición de que la única salida para la juventud es luchar contra el Estado y las potencias imperialistas que financian y apoyan a las fuerzas del fundamentalismo islámico en Pakistán y en toda la región.
El problema va mucho más allá de la cuestión de la educación de la juventud. Para resolver el problema de la educación, la salud, la vivienda, el desempleo y todos los demás males que asolan al pueblo de Pakistán, es necesario echar mano de una gran escoba que barra y limpie la sociedad de toda la acumulación de capitalismo, feudalismo e imperialismo.
¡Que la campaña de protestas contra el asesinato brutal de nuestro hermano Mashal Jan continúe y se intensifique! ¡Que llegue a todos los campus, fábricas y aldeas de Pakistán! Que se desarrolle aún más en una lucha total, no sólo para castigar a los asesinos, sino para exponer y castigar a quienes están detrás de ellos, ocultándose tras los títulos y las posiciones oficiales.
Para curar una enfermedad es necesario tratar, no con los síntomas aparentes, sino con las causas subyacentes. Esto significa: el derrocamiento de un sistema socioeconómico senil que es el suelo fértil sobre el cual los males del terrorismo, del fundamentalismo, de la lucha sectaria, del asesinato y del caos pueden florecer y crecer como malezas venenosas.
Mashal Jan era el mejor representante de la juventud más avanzada y progresista de Pakistán. Por eso fue asesinado. En su habitación del albergue colgaban retratos de Karl Marx y Che Guevara en las paredes. Y entre las consignas escritas en las paredes de su habitación estaban las palabras: “¡Trabajadores del Mundo, Uníos!”
¡Camaradas! Los obreros y jóvenes de todo el mundo están unidos en su condena de este acto cobarde. Saludamos el recuerdo de un valiente luchador que no temía morir por la causa de la justicia. Su muerte debe servir como un llamamiento para agrupar a todos aquellos que aman la causa por la cual él dio su vida. Que nuestro grito de protesta sea:
¡Venguemos el asesinato de Mashal Jan!
¡Redoblemos las protestas!
¡Abajo el sistema basado en la corrupción, la opresión y la violencia contra el pueblo!
¡Abajo el capitalismo, el latifundismo y el imperialismo!
Por un gobierno obrero y campesino: ¡el único gobierno que acabará con la opresión bárbara y traerá justicia para todos!
Recep Tayyib Erdogan ganó oficialmente en el referéndum de Turquía con el SÍ. Pero ¿cuál fue el carácter de su victoria y qué significa?
De acuerdo con los resultados oficiales, un 51,3 por ciento de los 48 millones de electores votaron por aceptar la nueva constitución que da extensos poderes más o menos irrestrictos al presidente. La participación, oficialmente del 84 por ciento, fue muy alta y el estado de ánimo en todo el país estuvo extremadamente polarizado.
Lo que estaba en juego, no era meramente un cambio en el sistema de gobierno, sino una votación sobre el presidente Erdogan y el propio régimen del AKP. Ello revela una sociedad que está dividida en dos campos diametralmente opuestos. Tras reconocer el resultado, Erdogan salió inmediatamente de manera ofensiva diciendo: “Tenemos mucho por hacer, estamos en este camino, pero es el momento de cambiar de marcha e ir más rápido… Estamos llevando a cabo la reforma más importante en la historia de nuestra nación”. Más tarde, por la noche llamó a la reintroducción de la pena de muerte. El estado de emergencia se extendió inmediatamente.
Pero mientras que el referéndum se organizó para dar la impresión de un régimen fuerte con un sólido respaldo –una votación democrática a favor de la dictadura como algunos la habían llamado– se reveló exactamente como lo contrario.
¿Un voto democrático?
No hubo nada de democrático en la votación. En el período previo tuvo lugar la movilización completa del Estado y de los medios de comunicación para asegurar el voto para el SÍ. Tanto los medios de comunicación privados como de propiedad estatal se centraron casi exclusivamente en la promoción de la campaña del SÍ, dando poco o ningún espacio a la campaña del NO. La campaña llegó a niveles tan ridículos, que produjo una especie de prohibición auto-impuesta para no mencionar a palabra ‘no’ en los medios de comunicación, lo que llevó a la retirada de la propaganda contra el tabaco ¡y que fuera retirada de la exhibición una película llamada “NO”!
El presidente Erdogan equiparó amenazadoramente el NO con “ponerse al lado de los golpistas”. Todo el mundo puede entender lo que significa esta amenaza. Más de 120.000 personas han sido despedidas de sus puestos de trabajo y 40.000 detenidas después de ser acusadas de complicidad con el intento fallido golpe de Estado de julio de 2016. Miles de concejales, diputados, funcionarios y organizadores del partido de la izquierda, basado en la minoría Kurda, el HDP, que hacía campaña por el NO, han sido detenidos bajo cargos falsos.
Por no mencionar el asedio y la guerra abierta en toda la región del sudeste del país, lo que ha llevado a la destrucción total de docenas de pueblos y barrios, dejando miles de muertos y decenas de miles de personas sin hogar. En el período de la campaña del referéndum estas tácticas de intimidación y terror estuvieron completamente sincronizadas con la campaña del HDP, y con toques de queda impuestos en ciudades y pueblos donde éste había planeado eventos. En la última semana solo, se impusieron toques de queda en 14 aldeas de los distritos de Lice, Kocaköy y Hazro, de Diyarbakir. La atmósfera de intimidación y terror fue magnificada el día de la votación, ya que cientos de miles de policías y militares fueron apostados en las calles para “mantener la seguridad”.
Por último, en un acto sin precedentes, el Tribunal Supremo Electoral (YSK) suspendió el requisito de que los sobres y las papeletas estuvieran sellados antes del inicio del proceso de votación. Esto no sólo es ilegal, sino que es muy probable que fuera parte de un plan para manipular el voto. La última vez que se dio un paso tal, fue en 2004. En aquel entonces el número de papeletas no selladas fueron 145. Esta vez la cifra fue de aproximadamente de 2,25 millones (!).
Se ha difundido una multitud de videos que muestran la descarada manipulación del voto en todo el país. La Misión de Observación Internacional del Referéndum de la Organización para la Cooperación y la Seguridad en Europa (OSCE IROM) también informó que les fue negado o limitado el acceso a varios centros de votación. Al mismo tiempo, la agencia estatal de noticias Anadolu pareció estar informando de algunos resultados antes incluso de que la junta electoral oficial los hubiera contado. Especialmente en las zonas kurdas rurales, había muchos casos de resultados reportados que eran muy dudosos y poco probables.
En Bitlis por ejemplo, el SI ganó con el 59,35 por ciento de los votos, pero esto es una oscilación brusca respecto al 45,74 por ciento que el AKP/MHP (los dos partidos que defendían el SI) recibió en las elecciones parlamentarias de noviembre, e incluso mayor que el 52,06 por ciento que Erdogan recibió en las elecciones presidenciales de 2014, cuando estaba en la cúspide de su popularidad entre la población kurda. Teniendo en cuenta la violenta opresión de los kurdos que ha estado llevando a cabo desde entonces, los resultados de ayer parecen fantásticos. Del mismo modo, en las cercanías de Van, el SI recibió el 42,72 por ciento de la votación de ayer, mucho mayor que el 20 por ciento que los dos partidos antes mencionados recibieron en las elecciones generales de junio de 2015, y que el 30 por ciento que recibieron en noviembre de 2015. Las cifras parecen sospechosas por decirlo suavemente, y respaldan las muchas acusaciones de fraude electoral que se han expresado en estas áreas.
Los partidos de oposición, CHP y HDP, se han negado a aceptar el resultado y han pedido que las papeletas sin sellar no sean contadas.
La cuenta de Twitter en Inglés del HDP afirma que el partido está estimando una manipulación del 3-4 por ciento de los votos. Grupos de personas también salieron a las calles en todo el país para protestar por la votación. Estas protestas continuaron hoy en una escala más grande cuando la conciencia de la magnitud de las irregularidades se hizo más evidente. No cabe duda de que, si hubiera habido unas elecciones mínimamente limpias, Erdogan habría perdido la votación muy probablemente.
Apoyo en declive
A pesar de todo el fraude electoral, el terror, la intimidación y la votación, lo que es más sorprendente es el bajo nivel de votos a favor de la nueva constitución. El resultado final de la votación no estará listo hasta dentro de otros 10-11 días, pero la imagen que emerge de la votación revela una seria disminución en el apoyo al régimen.
En comparación con las elecciones parlamentarias de noviembre de 2015, cuando los votos combinados del AKP y el MHP se situó en el 57,1 por ciento, el voto por el SÍ de ayer se redujo en un 5,8 por ciento, o 4,2 millones de votos.
En las zonas kurdas, donde el Estado estuvo haciendo lo posible, y probablemente tuvo éxito hasta cierto punto, en mantener a los votantes en su casa, 9 de las 10 provincias donde fueron cesados los gobernadores kurdos y sustituidos con administradores designados desde el centro, todas votaron NO.
Lo más importante, casi todas las grandes ciudades han ido contra Erdogan. En Estambul, donde la carrera política de Erdogan despegó después de que él se convirtiera en alcalde, el NO ganó con el 51,41 por ciento a pesar del hecho de que los partidos del campo del SI recibieron el 57,34 por ciento de los votos en las elecciones anteriores. De hecho, el campo del SI recibió menos votos (48,65 por ciento) que los que recibió el AKP en las elecciones anteriores (48,75). En la zona obrera de Fatih, el campo del SI ganó con el 51,35, pero esto sigue siendo menor que el 52,2 por ciento que recibió el AKP en 2015, por no mencionar el 8,1 por ciento que recibió el MHP. En Umraniye, también una zona de clase obrera, la imagen es la misma: el SÍ consiguió el 55,2, frente al 55,5, conseguido por el AKP en 2015 y el 9,3 por ciento del MHP.
El mismo proceso se puede ver en Ankara, donde el AKP/MHP recibió el 63 por ciento de los votos en 2015, pero donde el NO ganó ayer con el 51,15 por ciento. En Esmirna también, el baluarte del opositor CHP, la alianza AKP/MHP experimentó una reducción clara, ya que su voto combinado fue del 42,38 por ciento en 2015 frente al 31,2 conseguido ayer por el SI.
El voto NO ganó en todas las áreas urbanas más importantes, Diyarbakir, Adana, Antalya, de la misma manera. En Antalya, el SÍ recibió 18,8 puntos porcentuales menos que el resultado del AKP/MHP en 2015 y el NO obtuvo una amplia victoria del 59,08 por ciento.
Mientras tanto, lo que empujó el voto por el SI, además de las cifras muy irregulares del sureste del país, fueron en gran medida las zonas rurales. No es por casualidad que el mayor porcentaje de votos por el SI proviniera de zonas no industriales tales como Bayburt, Rize, Aksaray, Gumushane y Erzurum. Sin embargo, incluso aquí la alianza por el SI perdió apoyo masivamente en comparación con las elecciones anteriores: Bayburt por 11,58 puntos, Rize en alrededor de 5,7 puntos, Aksaray por 14,22 puntos, Gumushane por 16,27 puntos y Erzurum por 15,23 puntos.
Lo más importante es que hubo una disminución en el apoyo en los baluartes principales del AKP en las nuevas ciudades industriales del “Tigre anatolio”. El AKP es el partido de la clase capitalista de Anatolia. Sin embargo, su éxito electoral ha estado ligado, en gran medida, a la clase trabajadora joven en estas áreas donde los ingresos medios, junto con el crecimiento local en general, han aumentado 4-5-6 veces, desde que el partido llegó al poder. Sin embargo, el estancamiento de la economía está destinado a aumentar la tensión de clase en estas áreas y a romper los restos de las relaciones paternalistas que han tenido un gran impacto en la vida económica y política. Este referéndum puede habernos permitido ver precisamente las primeras divisiones de clase en la patria local del AKP.
Por supuesto, Erdogan logró ganar en las regiones del Tigre anatolio, pero también vio por primera vez una disminución significativa en su apoyo. En Gazienatep, el corazón de yihadismo turco y una cabeza de puente en la intervención de Turquía en Siria, el SÍ recibió el 62,45 por ciento, 8,79 puntos menos que los dos partidos del SI en 2015. En los distritos urbanos de Gaziantep el SÍ recibió alrededor del 61 por ciento de los votos, mientras que fueron las áreas rurales quienes garantizaron el promedio general.
En Konya, el SI recibió 7,88 puntos menos que lo conseguido sólo por el AKP en 2015 (74,52 por ciento). Aquí el SI recibió 13,04 puntos menos que lo conseguido por los dos partidos del SI en 2015.
En Kayseri, el campo de SÍ retrocedió 16,17 puntos con respecto a 2015. En Denizli, un Tigre anatolio clave, que comenzó su crecimiento económico antes que los demás y por lo tanto tiene una clase obrera más madura, el NO ganó, arrebatándole alrededor de 15 puntos porcentuales al resultado de los partidos del Sí en 2015. Mientras la economía crecía y no había otra alternativa política real, la clase obrera de Anatolia se ubicó detrás del AKP. Pero a medida que los lazos con la vida rural se van alejando en la memoria de los trabajadores, el antagonismo de clase real entre los trabajadores y los patrones se vuelve más y más evidente. Es natural que esta diferenciación de clase también se refleje en el campo político. A medida que la crisis económica se profundiza en Turquía, este proceso se hará más fuerte y una violenta lucha de clases se producirá en Anatolia. Estas elecciones revelan las primeras fases de este proceso.
El proceso del declive en el apoyo a los partidos del SI es visible en todo el país. Es difícil ver de qué partido proviene este declive, pero es probable que provenga de ambos. Incluso si suponemos que el resultado sólo reflejara una disminución en el apoyo al MHP, todavía sería una señal de advertencia para Erdogan, que ha contado con el apoyo de la derecha nacionalista para estabilizar su gobierno durante los últimos dos años. En cualquier caso, si el MHP no hubiera apoyado el referéndum, hubiera sido necesario un fraude electoral mayor para garantizar la victoria de Erdogan.
La falta de una alternativa
Estaba claro que Erdogan no escatimaría medios para realizar su sueño de constituir un moderno sultanato. Además del fraude descarado, su principal táctica era, por un lado, confiar en el legado de una economía en auge durante su gobierno y la histeria nacionalista anti-kurda y el terror por el otro. Él prometía estabilidad frente a la amenaza de la inestabilidad. Está claro que esto tuvo un efecto sobre una cierta capa de la población, sobre todo en las zonas rurales del país. Sin embargo, este efecto fue insignificante.
La razón principal por la que Erdogan no fue derrotado, fue que no hubo una campaña de oposición creíble. El HDP estaba gravemente en desventaja por el estado de ánimo anti-kurdo extremo azotado por la guerra civil, así como por una enorme represión que paralizó efectivamente toda su organización. Al mismo tiempo, el partido no ha logrado salir de su aislamiento político y contrarrestar los ataques diarios en los medios de comunicación que lo retratan como una organización terrorista exclusivamente kurda.
La cuestión kurda está ahora atada completamente con el destino de Erdogan. Si no hubiera sido por la guerra civil contra los kurdos y las divisiones resultantes en la clase obrera en líneas nacionales, él no habría podido permanecer en el poder. Por desgracia, el principal partido de oposición, el CHP, está en manos de Erdogan, adoptando la misma retórica y apoyando una serie de leyes anti-kurdas. De hecho, en su voto protesta por el NO, no mencionó ni una palabra acerca de la guerra que se libra contra los kurdos, que representan una quinta parte de la población, ni la brutal represión contra el HDP, el cuarto partido en el Parlamento.
Más que nada, la actual dirección del CHP se ha destacado por su impotencia. Mientras que Erdogan movilizaba todo el poder del aparato estatal para el referéndum, los líderes del CHP trataban de mantener todo lo posible su condición de estadistas. El enfado con el líder del CHP, Kemal Kiliçdaroglu, ha ido en aumento entre los partidarios del CHP que ven sus acciones como una “oposición leal” para legitimar el régimen Erdogan y de ir en contra de las raíces kemalistas del CHP. Los líderes del CHP tienen mucho más miedo a desencadenar un movimiento de masas incontrolable en las calles que a las perspectivas de un neo-Sultanato de Erdogan. Incluso Erdogan no toma la oposición CHP en serio. Al llamamiento de Kiliçdaroglu de declarar sin efecto la votación, él respondió fríamente: “No deberían intentarlo, será en vano. Ya es demasiado tarde”.
¿Una dictadura?
Erdogan estaba levantando públicamente las esperanzas de conseguir el apoyo de hasta un 60 por ciento en el referéndum, sin embargo, ahora está claro que apenas raspó el 50 por ciento. Este no es un signo de un régimen fuerte y vibrante. Por el contrario, refleja un régimen debilitado que está arremetiendo para sobrevivir. Lo que la dirección del CHP y la gran burguesía kemalista tradicional temen más que nada no son los amplios poderes de Erogan, sino que al alejarse de la democracia burguesa formal, también está eliminando las “válvulas de escape” del capitalismo turco. Cuanto más bonapartista se vuelva su gobierno, menos ocasión habrá de garantizar una transición “ordenada” -no revolucionaria- una vez que su apoyo se haya vuelto demasiado bajo para mantener su régimen.
Erdogan, inicialmente llegó al poder en una ola de apoyo y de ambiente anti-establishment y contra el ejército en Turquía, así como contra todos los partidos del sistema. Su popularidad fue sostenida por el más largo auge económico de la historia turca. Desde 2013, sin embargo, cuando el crecimiento comenzó a apagarse, estallaron las protestas del Parque Gezi y después Turquía comenzó a intervenir en la guerra civil de Siria, él ha ido perdiendo apoyo gradualmente. Mientras que este referéndum parece ser una victoria para su régimen, sólo revela la continuación de este proceso.
Erdogan sólo ha evitado muchas crisis mediante la creación de otras nuevas. La guerra en Siria, la guerra contra los kurdos y los enormes burbujas en los mercados de crédito y de propiedad, son todos problemas que no van a desaparecer. Al mismo tiempo, mientras que se ha enfrentado al movimiento kurdo y a diferentes facciones del aparato del Estado y de la clase dominante, no se ha enfrentado a la clase obrera turca, una clase que ha crecido enormemente en los últimos 20 años y que no ha sufrido una derrota importante desde 1980. Con el fin de establecer una dictadura firme de Erdogan, primero tendría que aplastar a esta clase, pero cualquier intento de hacerlo podría terminar con su propia caída. Mientras tanto, con la falta de una alternativa política, el régimen continuará por el mismo camino, cada vez más débil con cada crisis.