El histórico caso de genocidio de Sudáfrica contra Israel ha atraído el apoyo de millones de personas de todo el mundo, desesperadas por ver el fin de los horrores en Gaza. La reputación internacional de Israel ha recibido un golpe del que quizá nunca se recupere. Pero también se está preparando un golpe para todo el edificio del derecho internacional, que es impotente para detener estas atrocidades.
Israel en juicio
La Corte Internacional de Justicia (CIJ) es el tribunal más importante de las Naciones Unidas, que dirime los litigios entre sus 193 Estados miembros. Es, de hecho, lo más parecido a un “tribunal mundial”. A diferencia de la Corte Penal Internacional (CPI), que también tiene su sede en La Haya, la CIJ no procesa a individuos. Más bien, sus decisiones son “vinculantes” para las partes, aunque el tribunal no dispone de medios para hacer cumplir sus decisiones.
En una demanda presentada el 28 de diciembre, Sudáfrica alega que el Estado de Israel ha cometido o permitido que se cometan actos que infringen la “Convención para la Prevención y la Sanción del Genocidio”, redactada en 1948 en respuesta a los horrores del Holocausto.
El objetivo de la audiencia de la semana pasada no era decidir si Israel está cometiendo un genocidio en Palestina. Es probable que esa cuestión quede en el tintero durante años. En su lugar, se ha pedido al tribunal que dicte “medidas provisionales”, destinadas a impedir que los palestinos de Gaza sigan sufriendo “daños irreparables”.
La importancia de este caso, y de las partes implicadas, es inmediatamente reconocible. La mayoría negra de Sudáfrica ha sufrido siglos de desposesión, esclavitud y opresión colonial, y su actual gobierno llegó al poder como resultado de la derrota del brutal régimen del Apartheid por un movimiento revolucionario de la clase trabajadora negra.
El Estado de Israel se creó en 1948, tras el exterminio genocida de 6 millones de judíos en el Holocausto. Desde entonces, ha ampliado su territorio mediante el despojo violento de tierras palestinas. El pueblo palestino se ha visto obligado a vivir en enclaves cada vez más pequeños, sometidos constantemente a la ocupación militar, el bloqueo y los bombardeos de las Fuerzas de “Defensa” israelíes. Esta brutal opresión ha suscitado incluso comparaciones directas con el Apartheid sudafricano, que Israel apoyó durante toda su existencia.
Este caso también representa una inmensa vergüenza para los autoproclamados defensores del “orden mundial basado en normas” liberal, que han tratado de unir a todo el mundo contra el “genocidio” y los “crímenes contra la humanidad” supuestamente perpetrados por Rusia en Ucrania, sólo para respaldar con armas y financiación la matanza de decenas de miles de personas y el desplazamiento de casi toda la población de 2 millones de personas en Gaza.
No es de extrañar, por tanto, que Estados Unidos, Reino Unido, Canadá y Alemania hayan rechazado indignados el caso de Sudáfrica por “carecer por completo de fundamento”. Y como para subrayar este punto, los principales medios de comunicación occidentales, como la BBC y la CNN, no emitieron ninguna de las alegaciones de Sudáfrica en la vista, aunque se aseguraron de transmitir la respuesta de Israel al día siguiente.
El gobierno alemán ha anunciado incluso que tiene la intención de intervenir en la audiencia final sobre el genocidio como “tercera parte”, alegando que, al haber llevado a cabo el genocidio más infame de la historia, ahora tiene una autoridad moral especial en la materia. A esta asombrosa arrogancia se ha enfrentado Namibia, antigua colonia de Alemania, que ha condenado la “escandalosa decisión” de intervenir y ha recordado al mundo que Alemania cometió otro genocidio en su suelo entre 1904 y 1908.
Profundización de la división
El caso ha ahondado, por tanto, la división entre las antiguas potencias coloniales de Occidente y el resto del mundo. Basta con echar un vistazo a la lista de países que han dado públicamente su apoyo a la solicitud de Sudáfrica (la Liga Árabe, Bolivia, Colombia, Cuba, Brasil, Pakistán… la lista continúa), y al puñado que se ha manifestado en apoyo de Israel, para ver que este caso se ha convertido de hecho en una batalla política sobre los crímenes y la hipocresía del propio imperialismo occidental. El único resultado posible, independientemente de la sentencia del tribunal, será un mayor aislamiento de Estados Unidos y sus aliados.
El gobierno sudafricano del ANC tiene sin duda sus propias razones para proyectarse como el principal defensor de los derechos palestinos, tanto dentro como fuera del país, y hay que decir que llevar a Israel ante un tribunal internacional sin dientes está muy lejos de lo que realmente se necesita para apoyar la lucha palestina por la libertad.
No obstante, el caso ha supuesto un rayo de esperanza para millones de personas de todo el mundo, que han protestado en masa contra la implicación de sus propios gobiernos en la matanza. El “Palacio de la Paz”, donde tiene su sede el tribunal, estaba rodeado por miles de manifestantes, que recibieron con vítores las alegaciones de Sudáfrica.
Durante meses, quienes apoyan la lucha por la libertad de Palestina han sido atacados como antisemitas y simpatizantes del terrorismo. Algunos incluso han sido detenidos. Es comprensible que ver a Israel sometido a juicio les haya dado cierta sensación de reivindicación.
Actos genocidas
En la vista del 10 de enero, el equipo jurídico sudafricano expuso los tres elementos básicos de su caso. En primer lugar, argumentaron que Israel está cometiendo actos que entran dentro de los términos de la Convención sobre el Genocidio, como matar a miembros de un grupo, causarles daño o crear condiciones calculadas para provocar su destrucción física.
En apoyo de este argumento, los defensores de Sudáfrica ofrecieron una imagen concisa pero espeluznante del “infierno en vida” en que se ha convertido Gaza. Ha sido objeto de “una de las campañas de bombardeos convencionales más intensas de la historia de la guerra moderna”, con el uso de 6.000 bombas a la semana, incluidas “bombas de caida libre” lanzadas sobre zonas residenciales. En el momento de la audiencia habían muerto 23.210 personas, de las cuales el 70% eran mujeres y niños. Miles más están desaparecidas, presuntamente muertas bajo los escombros.
El ataque de Israel ha hecho inhabitable toda Gaza. Se han destruido tantos edificios que “desde el espacio Gaza es ahora de otro color”.
Israel ha hecho imposible la distribución de ayuda médica, alimentos, agua y combustible dentro de Gaza, tanto restringiendo la entrada como destruyendo las carreteras hasta hacerlas intransitables. Las infraestructuras sanitarias han quedado destrozadas, dejando a las 60.000 personas mutiladas por las bombas israelíes en una situación desesperada. El tribunal escuchó informes nauseabundos sobre amputaciones y cesáreas practicadas en hospitales “apenas funcionales”, sin anestesia, en escenas “que parecen sacadas de una película de terror”. Por no hablar de la falta de saneamiento, con un aumento del 2.000% de los casos de diarrea entre los niños menores de cinco años, que se combina con la malnutrición rampante en un ciclo mortal de peste y hambruna.
Hasta el 93% de la población de Gaza se enfrenta a “niveles de hambre de crisis”, lo que constituye el 80% de todas las personas del mundo que se encuentran en tal situación. Los pocos camiones de ayuda que pueden acceder a Gaza son inmediatamente atacados por gente desesperada y hambrienta, como hemos podido ver en las imágenes. Las madres lactantes no pueden producir leche, por lo que mezclan preparados con agua contaminada o, lo que es cada vez más habitual, no dan nada a sus bebés.
De hecho, los expertos advierten de que “las muertes por inanición y riesgo de enfermedades están superando significativamente a las muertes por bombardeos”. Lo que significa que, aunque la guerra acabara mañana, más de 60.000 víctimas podrían ser ya inevitables. Y la guerra no terminará mañana.
Pero para que estos atroces actos constituyan genocidio, Sudáfrica debe demostrar que Israel intenta deliberadamente destruir “total o parcialmente” a un grupo nacional o étnico. En apoyo de este argumento, el equipo jurídico sudafricano expuso un “patrón calculado de conducta que indica una intención genocida” en relación con los palestinos de Gaza, que forman una parte significativa de la nación palestina.
Lejos de un silencio impuesto, Sudáfrica constató “la repetición del discurso genocida en todas las esferas del Estado de Israel”. Por ejemplo, el Primer Ministro Benjamin Netanyahu dijo a las tropas que se preparaban para entrar en Gaza: “recordad lo que Amalec os ha hecho”, en referencia a una historia en la que los antiguos israelitas reciben instrucciones de Dios de aniquilar a los vecinos amalecitas, hasta masacrar a sus mujeres, niños y ganado.
Se citaron imágenes en las redes sociales de soldados de las FDI pidiendo que Gaza fuera “borrada”, celebrando la destrucción de casas de civiles y burlándose del pueblo palestino. Se hizo referencia a políticos israelíes y a la prensa afirmando que “no hay inocentes” en Gaza; que “las mujeres embarazadas y los bebés también son enemigos”; y pidiendo ataques nucleares.
Más allá de las declaraciones explícitas de intención genocida, la solicitud de Sudáfrica también hacía referencia al bombardeo de zonas a las que el propio Israel había indicado a los civiles que se desplazaran como zonas “seguras”, y al hacinamiento de un inmenso número de personas en zonas claramente no aptas para la habitación humana, como indicios de la intención de destruir a los palestinos de Gaza como grupo.
Sin embargo, el objetivo de esta vista no era establecer si Israel había cometido de hecho actos genocidas, sino más bien si existía al menos un riesgo plausible de que estos actos pudieran tener lugar, lo que requería medidas urgentes para prevenir el genocidio.
La necesidad de estas medidas constituía el tercer elemento básico de la demanda de Sudáfrica: que sin la orden de medidas provisionales para detener la matanza de palestinos en Gaza y distribuir alimentos y ayuda, existía un riesgo urgente de que se les causara un daño irreparable.
En sus alegaciones, la abogada de Sudáfrica, Blinne Ní Ghrálaigh, no sólo señaló el hecho de que “sobre la base de las cifras actuales, una media de 247 palestinos están siendo asesinados y corren el riesgo de serlo cada día”; también se basó en decisiones anteriores del tribunal para mostrar que en otros casos de menor gravedad, como la invasión rusa de Georgia en 2008, la CIJ había ordenado medidas provisionales. Esto planteaba la pregunta con toda claridad: ¿estaría dispuesto el tribunal a tomar medidas cuando el Estado en cuestión es un aliado clave de Estados Unidos?
La respuesta de Israel
Al día siguiente, el equipo jurídico de Israel presentó su defensa.
Además de acusar a Sudáfrica de mantener “estrechas relaciones con Hamás”, como era de esperar, hicieron hincapié en el derecho de Israel a la autodefensa tras el 7 de octubre, y afirmaron que Israel, y no los palestinos, se enfrentaba a un acto genocida. En otras palabras, afirman que el Estado más fuertemente armado de la región se encuentra bajo la amenaza inmediata de destrucción por parte de militantes escondidos en una prisión al aire libre medio destruida.
De hecho, Israel quería comenzar sus alegaciones con la proyección de su conocida película sobre las atrocidades de Hamás el 7 de octubre. Cuando el tribunal se lo denegó, se hizo evidente que el equipo de defensa de Israel no tenía mucho más que decir.
Israel no negó la magnitud de la muerte y la destrucción en Gaza, pero, como era de esperar, echó la culpa a la utilización de supuestas “tácticas de escudo humano” por parte de Hamás. En realidad, con este argumento, el equipo de defensa israelí estaba admitiendo de hecho la destrucción intencionada de infraestructuras civiles y el asesinato de civiles palestinos como objetivos militares legítimos. Acuñaron una frase reveladora cuando afirmaron que miles de los muertos por Israel eran “civiles que participaban en las hostilidades”.
En cuanto a la destrucción de infraestructuras médicas, Israel citó las “abrumadoras pruebas de que Hamás utiliza los hospitales” como centros de mando: una afirmación repetidamente cuestionada, incluso por los aliados de Israel en Washington.
Sobre la cuestión de la intencionalidad, Israel se escudó en explicar las declaraciones genocidas de políticos, periodistas y soldados como simple retórica de guerra, dicha en el “calor del momento”. Presumiblemente, esto era sólo para “consumo interno”, y debería ser ignorado por el mundo exterior.
Las verdaderas intenciones de Israel, se dijo al tribunal, no se encontraban en las declaraciones públicas del Presidente y el Primer Ministro, ni en los objetivos explícitos de los mandos militares, ni siquiera en las palabras de los soldados que mataban. En cambio, la política de Israel se encontraba en las actas de una reunión del Gabinete de Guerra, en la que Netenyahu aparentemente dijo “debemos evitar un desastre humanitario”. No quedó constancia de si los presentes en la reunión se rieron o no.
En cualquier caso, argumentó el abogado defensor de Israel, no había necesidad de medidas provisionales, porque Israel ha “facilitado” la entrada de más ayuda en Gaza. La apocalíptica hambruna en Gaza es un incómodo resquicio en esta férrea defensa, pero Israel tiene una respuesta para todo lo que parece, y la respuesta es siempre la misma: ¡culpa de Hamás!
De hecho, la principal defensa de Israel no tiene nada que ver con las acusaciones planteadas por Sudáfrica. Más bien, Israel negó que la CIJ tuviera siquiera jurisdicción, porque “no había disputa” entre las partes.
Al parecer, Israel se ofreció a organizar una reunión diplomática para mantener un debate amistoso sobre el asunto, y Sudáfrica presentó bruscamente su demanda antes de que pudiera celebrarse dicha reunión. Por este motivo, Israel argumentó que Sudáfrica no había seguido el procedimiento correcto y que, por lo tanto, la CIJ no podía tomar ninguna decisión ni sobre el fondo del caso de genocidio ni sobre la cuestión de las medidas provisionales.
La defensa israelí puede resumirse así: “Si aniquilamos a la población palestina de Gaza, esto sería lo contrario de lo que pretendíamos que ocurriera, aunque de todos modos sería totalmente culpa de los palestinos, y estaría completamente justificado por el derecho de Israel a defenderse de Hamás, y en cualquier caso, ¡ustedes no tienen derecho a impedirlo!”.
Sin ilusiones
El panel de 17 jueces, incluidos dos añadidos por las propias partes, deliberará ahora durante varias semanas antes de tomar una decisión por mayoría. Una de sus principales preocupaciones será cómo preservar la reputación del tribunal, cuando cualquier decisión que tomen será políticamente explosiva.
En realidad, este caso representa una crisis para la CIJ y para todo el edificio del llamado “derecho internacional”. Rechazar la demanda de Sudáfrica en su totalidad supondría anunciar al mundo que un Estado puede masacrar a decenas de miles de personas inocentes de un único grupo étnico, todo ello sin que en opinión de la Corte exista siquiera un riesgo plausible de que se produzca un genocidio. En lugar de hacer respetable la guerra de Israel, simplemente convertiría a la CIJ en cómplice de los actos incalificables de Israel.
Incluso si el tribunal intentara escabullirse de tomar una decisión sobre el fondo del caso aceptando el espurio argumento de Israel de que el tribunal no tiene jurisdicción, esto se vería (correctamente) como un intento débil de evitar la responsabilidad. En efecto, sería un respaldo silencioso al desplazamiento forzoso y al asesinato de palestinos en Gaza.
La concesión de medidas provisionales, incluso por debajo de lo solicitado por Sudáfrica, equivaldría al reconocimiento oficial de que existe al menos un riesgo plausible de que se esté cometiendo genocidio contra los palestinos de Gaza, lo que hace estallar por completo la guerra propagandística de Israel, basada en la repetición constante de su “derecho a defenderse”.
Pero una orden de este tipo sólo serviría, en última instancia, para demostrar la total impotencia del tribunal. La ejecución de las decisiones de la CIJ se deja en manos de la propia ONU y, en concreto, del Consejo de Seguridad, del que tanto Estados Unidos como el Reino Unido son miembros permanentes con derecho de veto. Por tanto, cualquier medida ordenada contra Israel quedaría en papel mojado, al igual que todas las resoluciones de la ONU aprobadas contra la ocupación israelí.
Netanyahu dejó muy clara su postura cuando declaró a los periodistas: “Continuaremos la guerra en la Franja de Gaza hasta que alcancemos todos nuestros objetivos. La Haya y el eje del mal no nos detendrán”.
Por eso no podemos estar de acuerdo con la afirmación de la abogada sudafricana Adila Hassim de que “nada detendrá este sufrimiento, salvo una orden de este tribunal”. No podemos hacernos ilusiones en las instituciones del derecho internacional, que en última instancia no son más que una hoja de parra para las grandes potencias.
Si el destino de la población de Gaza depende de una orden de la CIJ, entonces está condenada. Sólo los trabajadores del mundo podemos detener la embestida de Israel, no apelando al imperialismo para que se contenga, sino dando todo el apoyo que podamos a la lucha revolucionaria de los palestinos por su patria, y luchando para derrocar al imperialismo en todas partes.
La noche del 11 de enero, ataques aéreos estadounidenses y británicos hicieron llover docenas de sofisticadas bombas sobre las cabezas de algunas de las personas más pobres del mundo. Las manos de los imperialistas occidentales están empapadas con la sangre del pueblo gazatí, pero hasta ahora podían esconderse tras el hecho de que, aunque sí, pueden haber suministrado las armas, las bombas, el dinero y la cobertura política para la matanza, no apretaron directamente el gatillo. No, siempre insistieron en que la matanza debía llevarse a cabo con “moderación”, con una “fuerza proporcionada”. Ahora, en Yemen, han intervenido directamente, escalando temerariamente el conflicto en la región. Nosotros decimos: ¡manos fuera de Yemen! ¡Abajo los asesinos imperialistas!
Hay que reconocer que los imperialistas occidentales han sido bastante transparentes sobre los motivos de su intervención.
“De acuerdo con el derecho inherente de autodefensa individual y colectiva”, declararon pomposamente en un comunicado conjunto tras el bombardeo, “estos ataques de precisión tenían como objetivo interrumpir y degradar las capacidades que los hutíes utilizan para amenazar el comercio mundial y la vida de los navegantes internacionales en una de las vías marítimas más críticas del mundo.”
Biden subrayó que no dudaría en tomar nuevas medidas para proteger “el libre flujo del comercio internacional”.
“Independientemente de lo que se piense de la causa de los hutíes y de su justificación”, declaró el ministro de las Fuerzas Armadas del Reino Unido, James Heappey, “no podemos permitir que traten de ahogar el comercio mundial como chantaje para lograr cualesquiera que sean sus objetivos políticos y diplomáticos.”
Así que mientras los gazatíes suman sus muertos y esperamos pacientemente el veredicto del Tribunal Internacional de Justicia sobre si son víctimas de un genocidio o de un mero asesinato en masa, hay que hacer frente a una amenaza mucho más grave para el Mundo Libre: el sagrado derecho de las compañías navieras y petroleras a comerciar y obtener beneficios.
Aparte de los intereses lucrativos, ¿qué derecho tiene un pueblo empobrecido a tomar represalias por la matanza de Gaza disparando artefactos improvisados contra barcos israelíes y con destino a Israel en el Mar Rojo? En el cumplimiento de su ‘justo deber’, el gobierno británico ha apelado al… ¡”derecho internacional”!
Desde 2015, el pueblo yemení ha sido objeto de una masacre masiva a manos de una coalición liderada por Arabia Saudí, respaldada y armada por Estados Unidos, Gran Bretaña y Occidente, que ha causado 150.000 muertos por municiones suministradas por Occidente y cientos de miles más por hambre y enfermedades. La historia de la guerra contra los rebeldes hutíes es una larga cadena de crímenes de guerra: hambrunas provocadas por el hombre; bodas, funerales e incluso autobuses escolares bombardeados; familias enteras aniquiladas.
Ahora los imperialistas occidentales apelan al “derecho internacional” para renovar su bombardeo de Yemen con el fin de dar una advertencia contra la interferencia en las operaciones genocidas en curso de Israel y para proteger los beneficios y el comercio, como declaran abiertamente. La hipocresía es como para atragantarse.
Un paripé
Desde un punto de vista estratégico, es difícil imaginar que se haya reflexionado antes de lanzar este bombardeo temerario, que empuja a la región aún más cerca del abismo.
Los imperialistas afirman en su declaración sobre los ataques que su objetivo era “perturbar y degradar las capacidades” de los hutíes, que han estado atacando buques en el Mar Rojo desde noviembre. Pero si ese es el caso, ¿por qué el ataque fue precedido por declaraciones de prensa del gobierno anunciando el bombardeo con redoble de tambores?
“Están avisados”, dijo Grant Schapps a la prensa hace dos días. “Vamos a hacer lo que tengamos que hacer para contrarrestar estas amenazas”, declaró a la prensa el portavoz de seguridad nacional de la Casa Blanca pocas horas antes del ataque, tiempo suficiente para que los hutíes ocultaran su material de manera segura y fuera del alcance de los ataques.
Todo fue un paripé para enmascarar la impotencia de los imperialistas, un paripé muy caro y arriesgado. No va a resolver los problemas en los que se han metido los imperialistas y de hecho, tiene el potencial de empeorarlos mucho más.
El bombardeo de unos pocos objetivos en todo Yemen no tendrá el menor impacto en la capacidad de los hutíes. Años de feroz bombardeo por parte de los saudíes no lograron desalojarles. Incluso los bombardeos aéreos de Israel y la invasión terrestre del pequeño enclave de Gaza no han hecho más que mellar a Hamás y están condenados al fracaso.
Sólo una invasión terrestre total podría acabar con las capacidades de los hutíes, y el imperialismo estadounidense y sus aliados, tras los desastres de Irak y Afganistán, no están de humor para ello. Pero la estrategia de ‘disuasión’ de Estados Unidos hasta ahora también ha sido un fracaso absoluto. Es cierto que han estacionado buques de guerra estadounidenses en la región para “proteger” a los buques mercantes, pero esto sólo ha puesto de manifiesto la impotencia de la marina más poderosa del mundo.
Los hutíes no están operando con equipos estacionados en un puñado de instalaciones de alta tecnología que puedan ser rápidamente “eliminadas”. Utilizan embarcaciones no tripuladas, baratas y teledirigidas, repletas de artefactos explosivos improvisados, y drones compuestos por piezas comerciales que pueden ocultarse sin mucho esfuerzo y sustituirse de forma rápida y barata.
Se calcula que la construcción de un dron improvisado hutí medio cuesta unos 2.000 dólares. Pero cada misil teledirigido que lanza la Marina estadounidense para derribar un solo dron cuesta unos 2 millones de dólares cada uno. Y su suministro de tales misiles no es en absoluto inagotable.
“Es una respuesta estratégica notablemente débil y un cálculo inasequible”, se quejaba la revista Forbes en diciembre, “pero [nos] dice mucho sobre el estado del liderazgo militar y político estadounidense y el menguante poder de Estados Unidos”.
Los imperialistas occidentales tenían que hacer algo para salvar la cara, y este ejercicio para salvar el prestigio es lo que se les ocurrió.
Ninguna solución sensata
La situación está dejando en evidencia a los imperialistas. Un puñado de rebeldes mal armados están reteniendo el transporte marítimo en un mar que se utiliza para transportar el 15% del tráfico mundial. Las principales compañías navieras y petroleras, incluida BP, ya han empezado a desviar el tráfico alrededor del Cabo de Buena Esperanza, lo que añade semanas al tiempo de transporte y dispara los costes.
Esto se sumará a las presiones inflacionistas en la economía mundial, y muchas empresas se enfrentan a graves trastornos. Tesla ha anunciado que tendrá que suspender la fabricación de vehículos en su planta alemana como consecuencia de la escasez de componentes que suelen llegar por esta ruta comercial.
Todo ello se produce en un momento de bajada récord del nivel de las aguas del Canal de Panamá, lo que perturba el comercio marítimo en otra importante arteria económica, y cuando el capitalismo se enfrenta a poderosos vientos contrarios que amenazan con empujar al mundo a la recesión.
Pero la intervención de los imperialistas, que intentan salvar las apariencias al tiempo que envían una advertencia para que no se metan en la guerra de Israel y mantengan despejadas las rutas marítimas, no estabilizará la situación. Por el contrario, están echando gasolina a las llamas.
Los precios del petróleo ya se han disparado otro dos por ciento desde el bombardeo de anoche. Y, sobre todo, están echando gasolina a la ira encendida de millones de personas en toda la región, donde muchos regímenes ya se tambalean al borde del abismo.
Así que tenemos el espectáculo de Anthony Blinken corriendo por Oriente Medio como un pollo sin cabeza tratando de calmar a los líderes árabes y evitar una escalada, mientras que el senil ocupante de la Casa Blanca deshace estos esfuerzos ordenando bombardear a los hutíes, que son los únicos en la región que han emprendido acciones contra Israel.
¿Cómo explicar esto? ¿Están locos los imperialistas estadounidenses? Tal vez, pero hay un dicho: un hombre al borde de un precipicio no razona. La situación actual escapa a su control y cada día se hace más incontrolable. Hagan lo que hagan, no hay una solución sensata dede el punto de vista del imperialismo. Quieren evitar una escalada, es cierto. Pero no hacer nada tampoco es una opción, ya que sólo subrayaría su debilidad actual.
La responsabilidad de la guerra en Gaza, la desestabilización de Oriente Próximo y las inevitables represalias, la interrupción del comercio marítimo -cuyo coste recaerá sobre los hombros de los pobres en forma de precios más altos-, todo ello debe recaer sobre los hombros de la clase dominante israelí y, sobre todo, de los imperialistas occidentales.
No serán llamados al orden por sentencias del TIJ o de la TPI, ni por la ONU, ni por protestas pacíficas en las principales capitales. Y a pesar de que Biden y Sunak pasaron por alto al Congreso y al Parlamento, no nos cabe duda de que si les hubieran concedido esa cortesía, los políticos de la clase dominante no habrían hecho más que dar el visto bueno a sus designios imperialistas.
Los únicos verdaderos amigos que tienen los pueblos palestino y yemení en su lucha contra el imperialismo son los miles de millones de oprimidos y trabajadores del mundo. Para detener la guerra contra Gaza, liberar Palestina e impedir que los imperialistas arrastren la región a un infierno, debemos derrocar al imperialismo. Sólo la revolución socialista puede librarnos de todo esto. Por eso nosotros decimos:
¡Manos fuera de Yemen!
¡Palestina libre!
De Gaza a Londres y a Washington: ¡Intifada hasta la victoria! ¡Revolución hasta la victoria!
Este 19 y 20 de diciembre llegamos a un nuevo aniversario de la rebelión popular que pasó a la historia como el Argentinazo. Este año se cumplen 22 años de las jornadas que iniciaron toda una nueva época histórica en la vida nacional. La irrupción de las masas en las calles fue una manifestación de repudio ante la situación socioeconómica, pero también de los manejos políticos y hasta de toda una cultura dominante, la de los años noventa. El Argentinazo fue la expresión de la clase trabajadora ante los despidos, privatizaciones, caída del salario, devaluación, inflación y decadencia de un régimen político capitalista agotado.
De cara a las elecciones presidenciales de octubre de 1998, una coalición formada para vencer al PJ bajo el nombre de “La Alianza”, se presentó como una opción de gobierno -con Fernando De la Rúa de candidato a presidente- que venía a terminar con las todas las políticas neoliberales del peronismo menemista. Medidas de ajuste que habían sumergido en una profunda miseria social a la clase obrera.
El gobierno de De la Rúa, fue arrastrado hacia su caída en un contexto de crisis mundial desatada en los ‘90. En todos los continentes se manifestaban síntomas de recesión y caída en la producción industrial. En julio de 1997, la crisis del sudeste asiático inició con una devaluación en Tailandia, luego se extendió al resto de la región y finalmente se llevó puesto a varios países capitalistas avanzados, en lo que fue conocido como “la primera gran crisis de la globalización”. Corea del Sur, Tailandia, Filipinas, Malasia e Indonesia tuvieron recesiones agudas durante un año, Rusia también sufrió una crisis bancaria y de devaluación, entrando en default. Varios países europeos, como Inglaterra, ingresaron en recesión. Hubo caída de la industria en Alemania y el desempleo general se incrementó a gran velocidad. Previamente en el ’94, en México la crisis llamada el “efecto tequila” se había desarrollado ante un préstamo con EEUU imposible de respaldar por el Estado mexicano.
En Brasil el real sufrió una devaluación del 35%, y por supuesto, Argentina no estuvo exenta a esta crisis capitalista. La recesión y la inflación, también impactó a la industria nacional: industria alimenticia, petroleras, textiles y construcción mostraron caídas en la actividad, esta última por la reducción de la obra pública. El nivel de endeudamiento de Argentina llevó a la burguesía nacional a llevar adelante una mega devaluación a través de la ley de convertibilidad durante el gobierno de Menem conocida como $1 = U$D1. Se realizó la apertura del comercio exterior y al movimiento de capitales, y se promovió la privatización de empresas públicas.
Las crisis provinciales a consecuencia de estas políticas capitalistas se expresaron con grandes gestas de luchas obreras de distintas fracciones. Los trabajadores Santiagueños dieron el inicio a los provincialazos en 1993, siendo los protagonistas los empleados públicos, a quienes se les adeudaban hasta tres meses de salario. Los obreros de las plantas petroleras de YPF se alzaron contra la privatización. En Salta, Tartagal, Jujuy y General Mosconi la lucha de los petroleros se expresó en la forma de puebladas. También se levantaron los obreros de cerámica Zanon. En general, la clase trabajadora se levantaba en defensa de sus puestos de trabajo contra las privatizaciones, los despidos y las suspensiones.
Las patronales se apoyaban en la ley de quiebras para acceder al rescate del Estado, mientras vaciaban las instalaciones de las fábricas. Al mismo tiempo que atacaban junto al gobierno las condiciones de vida y trabajo de la clase obrera, los empresarios se acobijaban bajo el ala del Estado.
La clase obrera comenzaba a ocupar las fábricas y realizar piquetes en sus puertas para evitar el vaciamiento de las patronales y el boicot/destrucción de máquinas.
La respuesta del Estado fue salvar a los capitalistas e improvisar un proceso de precarización laboral, mediante la implementación de programas sociales para la asistencia alimentaria y laboral. Medidas que se mantienen hasta el día de hoy, ante la imposibilidad del régimen de expresar una salida material realmente favorable a la clase obrera en el contexto capitalista. Luego de la devaluación de Duhalde en 2002, los gobiernos posteriores apoyándose en la conciliación de clases y el reformismo, no pudieron superar las contradicciones del capitalismo que comenzaron a exacerbarse a partir de 2011. En el presente gobierno el ultra reaccionario de Milei expresa estas mismas contradicciones más profundamente.
En el presente, la crisis del sistema capitalista tuvo un punto de inflexión en 2008 ante la crisis de las hipotecas suprime con el estallido de la burbuja inmobiliaria. Esta crisis financiera se transformó en crisis orgánica del sistema, cuyas contradicciones no han dejado de expresarse en la arena mundial hasta el día de hoy: la guerra de Ucrania y la masacre del estado sionista de Israel sobre palestina, la guerra comercial de China con EEUU, y la gran recesión mundial luego de la pandemia. Todos estos fenómenos son síntomas del agotamiento del régimen capitalista a nivel global. Ninguna reforma, aunque se presente como positiva para los trabajadores en el corto plazo, podrá resolver estas contradicciones fundamentales. Sólo la revolución nos abre una salida favorable a las masas laburantes del mundo.
El gobierno de LLA, con Javier Milei a la cabeza, hoy lleva adelante un plan de mega devaluación similar al que preparó la irrupción del Argentinazo, como vía capitalista para intentar salir del escenario hiperinflación que ya comienza a desatarse.
Estamos en una etapa en la cual el régimen capitalista, si bien aún no entró en un mayor grado de contradicción, ha profundizado su proceso de descomposición. El rol que deben jugar las organizaciones obreras clasistas es el de impulsar un programa revolucionario de transición para el conjunto de la clase. Un programa que permita transmitir a los trabajadores la experiencia política desarrollada, y que sea un factor de reagrupamiento político de los distintos sectores y capas de las masas laburantes, fabriles, asalariadas en general, no asalariadas y en situación de desempleo. Es decir la clase en su conjunto.
Si la clase trabajadora no pudo hacerse del poder durante el Argentinazo, no fue sólo por una falta de dirección revolucionaria, sino por el carácter aún embrionario de los partidos de izquierda y los desvíos/déficit político en los planteamientos con los que se dirigieron a las masas trabajadoras, en general en clave sectaria (aparateando las asambleas populares en vez de impulsar el Frente Único) o democratizante (levantando la consigna de la Asamblea Constituyente)
Hay que tomar en nuestras manos las tareas/premisas de impulsar la formación de órganos democráticos en el seno de la clase trabajadora, sus sindicatos y demás instancias organizativas, que nos permitan impulsar la construcción de un Partido Revolucionario que surja de las entrañas de la clase obrera y la juventud, de lo más avanzado de los trabajadores, para forjar una dirección ante los procesos de lucha que se aproximan con aceleración. Se hace necesaria la coordinación de las luchas y su unificación nacional. Debemos dar la batalla política para desembarazarnos de las burocracias que solo buscan negociar sus privilegios.
La clase obrera debe reaccionar no sólo en defensa propia, sino hacia una acción política de conjunto. Hay que preparar un Congreso Obrero e impulsar la huelga general. Es la hora de la clase obrera de desarrollarse como una fuerza de poder.
Contamos con la experiencia histórica de las Asambleas Populares del 2001, entonces debemos potenciar en las fábricas, los lugares de trabajo, los barrios, las universidades y las escuelas, organismos de auto organización que puedan constituirse como embriones de doble poder o sea el embrión del futuro poder de la clase trabajadora en oposición al Estado de los capitalistas en las perspectiva de una nueva legalidad.
El Comunismo, es decir, la planificación de la economía sobre la base de la democracia obrera, no sólo sigue siendo una alternativa al desastre del capitalismo y su ajuste brutal. Es la única alternativa para un futuro digno, sin explotación ni miseria, y con verdadera libertad para todas y todos los trabajadores.
Apenas han pasado unos días desde la asunción del ahora flamante Presidente Milei, y ya ha comenzado a despertar preocupación y repudio en amplios sectores de masas –incluyendo a sectores que le votaron– por las medidas que su gobierno ha anunciado hasta el día de hoy.
Los recortes que comunicó en su campaña contra lo que él llama la casta política y sus amigos, terminaron de un día al otro mostrándose como lo que en realidad es: una clara y brutal ofensiva contra las masas trabajadoras, sus derechos y sus banderas. En apenas días, el falso libertario abandonó su inaplicable teoría del anarco capitalismo, para abrazar fervorosamente y con el aplauso del FMI una política clásica macrista de recortes y endeudamientos que las masas debemos pagar, eso sí, con una crudeza y violencia cualitativamente superior al gobierno Macri.
El intento de sacar la movilidad jubilatoria para pasar a otorgar los aumentos por decreto, cuando las jubilaciones ya se encontraban en una situación lastimosa por el tipo de movilidad, en realidad busca, siguiendo las pautas del FMI, liquidar o confiscar las previsionales.
El paquete anunciado de eliminación de los subsidios a las tarifas del transporte, luz, agua y gas, el anuncio de que no habrá licitación de nuevas obras públicas por parte del Estado, y la cancelación de las licitaciones ya aprobadas cuyo desarrollo aún no haya comenzado, tiene como objetivo barrer de un plumazo cinco puntos del PBI y alcanzar el equilibrio fiscal en 2024. El peso de estas medidas recae sobre las espaldas de la clase trabajadora y los sectores más pobres. Lógicamente, cualquier medida política económica genera un desequilibrio social y por ende una agudización de la lucha de clases.
Los anuncios del ministro Caputo de hace dos días, han desencadenado un proceso inflacionario y una crisis política semejante al Rodrigazo de junio de 1975. Aquel 4 de junio, el ministro Celestino Rodrigo anunció un plan de medidas económicas que incluían un aumento de los precios de los combustibles, una devaluación del peso argentino y una reducción de los subsidios estatales. Estas medidas tuvieron un impacto inmediato en la clase obrera y los sectores populares, ya que los precios se dispararon y el poder adquisitivo de los de abajo se vio seriamente afectado, algo bastante parecido, pero en un contexto actual de crisis peor que en ‘75.
Los anuncios de Luis Caputo en la Red X del día 14 de diciembre, no dejan duda al respecto de los recortes salvajes que se vienen: “La prioridad del gobierno es alcanzar el superávit fiscal en el primer año de mandato. Los siguientes números reflejan el ajuste inevitable que enfrentaremos a fin de lograr ese objetivo”. Por supuesto, los números hablan por sí solos de ajuste:
Las medias anunciadas ponen dinamita en los cimientos de la economía y golpean brutalmente los salarios. Milei habló de cortar la inflación y su gobierno ha provocado todo lo contrario: preparan el escenario para una hiperinflación galopante. Los combustibles pasaron a $730- el litro, descargándose dicho aumento sobre los precios de la canasta básica. El dólar oficial pasó de $400 a $800, más impuestos, poniendo más presión a la pauperizada economía de los trabajadores.
Nos dicen que no se pueden seguir subsidiando los servicios en manos del Estado, pero la trasferencia de recursos de los bolsillos de los trabajadores a las arcas de los capitalistas es simplemente monumental, mostrando su hipócrita política de cara a los trabajadores.
Pero sí se puede salvar al gran capital a través del Banco Central que se endeudará por un monto de hasta U$S 30.000 millones para rescatar la deuda privada de las empresas importadoras. Emitirá Bonos para la Reconstrucción de una Argentina Libre (BOPREAL), a los que podrán acceder en pesos los importadores de bienes y servicios y se liquidarán en 2027 en dólares.
Se trata de una impúdica emisión de deuda del Banco Central para hacerse cargo del endeudamiento de las empresas importadoras. Lo que deben los importadores a los proveedores extranjeros, que en promedio fue de 30 mil millones de dólares en los últimos años, aumentó en 2023 a casi 58 mil millones de dólares, como resultado de la insuficiencia de divisas que generó la sequía. Esto llevó al BCRA a demorar o reducir la entrega de divisas, causando la acumulación de los impagos de las firmas con sus proveedores.
El acuerdo del gobierno Milei/Macri/Caputo con los bancos, para mantener el paquete de las Leliq el BCRA anunció que mantendrá la tasa de política monetaria. Así, la tasa de las Letras de Liquidez (Leliq) a 28 días se mantendrá en 133%. A su vez, decidieron disminuir la tasa de pases pasivos, que se ubicará en 100%.
Como era de esperar, el demagogo que agitaba contra “la casta” se ha revelado como el más decidido defensor de los intereses de los grandes capitalistas y del imperialismo.
¿Quién paga el ajuste mileista/macrista?
En su momento planteamos que no podíamos enfrentar a Milei y su plan reaccionario con el discurso y las medidas políticas y económicas de Sergio Massa y el gobierno de los Fernández. La disyuntiva fascismo vs democracia escondía los planes de ajuste del Sergio Massa. Decíamos también que de ganar Milei, el falso profeta, la situación para las masas iba a complicarse exponencialmente. El recorte presupuestario, con motosierra en mano, claramente deberá estar acompañada con el protocolo que anunció Patricia Bullrich contra la protesta social ante la lógica respuesta de las masas, en un intento de legitimar la represión que va a sufrir la clase obrera ya no como votantes, sino como explotados.
La lucha de clases ha entrado en una fase de agudización. Los sindicatos entrarán probablemente en una secuencia de sacudidas, como los primeros temblores antes de una hecatombe mayor. La tarea de los revolucionarios es luchar por la independencia de la clase. Es muy probable que la misma necesidad por parte de los y las trabajadores de parar la mano al ajuste hambreador sea el abono para la independencia política de nuestra clase. Los jefes sindicales de la CGT solo se pronunciaron con preocupación por las medidas anunciadas por el gobierno de Milei como además por la desocupación en la planta de los estatales y la pulverización del salario. Se presentan además como los garantes de la gobernabilidad. Pero no llaman a asambleas de base para ir preparando la respuesta obrera y popular ante lo que todos y todas sabemos que viene. Por el contrario, lo que les pesa son el manejo de las Obras Sociales y que no sea un botín que les arrebate el gobierno mileista.
Hoy Patricia Bullrich anunció un protocolo completo antipiquete. Los anuncios facultan, no ya al desalojo de manifestaciones o piquetes, sino también impedir el agrupamiento o la llegada de manifestantes a las concentraciones.
Tal protocolo da facultades a las fuerzas represivas para identificar a los participantes en las manifestaciones, y las fuerzas de seguridad actuarán –es decir, ejercerán represión– sin necesidad de orden judicial, contra los piquetes hasta liberar las vías de tránsito ocupadas. Lo mismo aplica para los piquetes obreros que bloqueen el ingreso a las fábricas. En la práctica, buscarán prohibir el derecho legítimo a la huelga. También serán identificados los vehículos que las organizaciones políticas y sociales utilicen en la organización de piquetes y protestas, pudiendo ser confiscados. A ello se le suma una medida muy acorde con el “espíritu libertariano y privatizador”: los costos financieros de la represión podrían recaer sobre las organizaciones involucradas en la forma de sanciones pecuniarias.
Para eso, el “ministerio de represión” del gobierno Milei, encabezado por Bullrich, contará con las cuatro fuerzas federales más el servicio penitenciario federal.
No queda duda, que la clase dominante se está preparando para reprimir de forma sistemática a la clase obrera en el momento en que ésta se ponga de pie, para enfrentar el ajuste que ya ha comenzado a ser anunciado.
Durante una primera etapa, es lógico y natural que un sector de la clase obrera reaccione con dudas e incluso temor, ante los anuncios de ajuste salvaje y aumento de la represión. Más aún en un contexto de más de 10 años consecutivos de ajuste capitalista y empobrecimiento acelerado.
En consecuencia, una respuesta de masas por parte de la clase obrera podría tomar un tiempo que no sabemos. Qué duración tendrá ése período, no es una cuestión que pueda responderse de antemano, pero es probable que sea relativamente corto. Un sector de las masas trabajadoras necesita conocer la experiencia del actual gobierno, su ajuste y represión, antes de quitarse de encima las dudas de dar tiempo a un gobierno que recién asume, y entrar decididamente en el escenario de la lucha de clases.
Lo mismo aplica para el sector de trabajadores que, buscando una salida desesperada al ajuste massista votó a favor del Milei para castigar a “la casta”. Pero en los hechos la casta está gobernando hoy con todas las de la ley. Las feroces medidas antiobreras y la criminalización de la protesta legítima, seguramente empujen a capas de este sector hacia la lucha en las calles con el conjunto de la clase obrera.
Mientras tanto, desde la izquierda y la vanguardia del movimiento obrero debemos continuar avanzando en la tarea de preparar las luchas que vienen. Empleando los métodos democráticos de nuestra clase, promoviendo el debate abierto y fraterno en cada centro de trabajo, fabrica, universidad o barrio.
La izquierda más que nunca debe romper con sus políticas del trabajo parlamentario en sí mismo en el intento de seguir ganando uno o dos parlamentarios más, cuya estrategia electoralista le imposibilitó aprovechar la decepción de las masas con el gobierno de Fernández. El trabajo de los revolucionarios es el derrocamiento del sistema en su conjunto.
Debemos preparar la etapa que viene, la nueva era en manos de Milei/Macri, nos debe encontrar sentando las bases para un Congreso Obrero que nos permita, como un solo cuerpo y en la más amplia unidad, construir un plan de lucha colectivo contra el ajuste, planteando la consigna de la huelga general, en la perspectiva de un Gobierno Obrero. No hay tiempo que perder.
Boris Kagarlitsky, uno de los sociólogos de izquierda más destacados de Rusia, fue liberado el 12 de diciembre después de cuatro meses y medio en la cárcel. Fue multado con 600.000 rublos (alrededor de 6.000 euros) y se enfrenta al acceso restringido al Internet durante dos años, evitando así más tiempo en prisión. Una campaña global para su liberación, en la que los camaradas de la CMI participaron de manera destacada, fue un factor en esta victoria.
Campaña internacional de solidaridad
Como ya señalamos, Boris Kagarlitsky fue arrestado varias veces durante su vida política. En mayo de 2022, recibió el estatus de “agente internacional”: una advertencia disfrazada para que desistiera de su activismo o abandonara el país. Aún así persistió.
Boris Kagarlitsky fue detenido por los servicios de seguridad rusos FSB el 25 de julio, sobre la base de una investigación criminal en su contra por “apología del terrorismo”. Fue trasladado a Syktyvkar, la capital de la República de Komi, que está a más de 1.000 km de Moscú.
El 27 de julio, la CMI expresó su solidaridad con Kagarlitsky y exigió su liberación inmediata, pidiendo a todas las organizaciones comunistas, de izquierda y de la clase trabajadora de todo el mundo que se movilizaran por su libertad.
Boris Kagarlitsky es bien conocido, y hubo una gran campaña de solidaridad internacional. 2.300 personas firmaron una carta pidiendo su liberación, incluidos Jeremy Corbyn, Jean-Luc Mélenchon y otros. Hubo una gran publicidad en los medios, no solo en Rusia sino en todo el mundo.
En agosto, más de 400 camaradas durante el Congreso Mundial de la CMI en Italia mostraron su audaz apoyo a Kagarlitsky y exigieron su liberación. El vídeo con cánticos de aliento se compartió ampliamente a través de canales de Telegram en Rusia.
Camaradas de Brasil prepararon una enorme pancarta hecha a mano para mostrar su apoyo a los prisioneros rusos al otro lado del planeta. Esto demuestra claramente que la solidaridad no tiene fronteras.
Sin embargo, el centro de la campaña de solidaridad estaba en Rusia, con el equipo detrás Rabkor (la revista en línea editada por Kagarlitsky) a la cabecera.
Varias organizaciones de izquierda unieron fuerzas en la campaña de solidaridad: carteles con demandas para liberar a Kagarlitsky aparecieron en las calles de todo el país. Cientos de activistas participaron en las reuniones en diferentes ciudades de Rusia: Moscú, San Petersburgo, Ekaterimburgo, Novosibirsk, Saratov, Perm, Barnaul, Krasnoyarsk, Vladivostok, Irkutsk, Cheboksary, Penza, Tver, Magnitogorsk, Volgogrado, Kaliningrado, Astracán, Biysk, Orenburg, Rostov-on-Don y otros.
Debemos mencionar que el Partido Comunista de la Federación Rusa, partidario del gobierno, no hizo publicaciones ni ningún declaración de apoyo a Kagarlitsky. Era una prueba más entre muchas de que el llamado Partido Comunista baila solo al son de las autoridades.
Para muchos, el arresto de Boris Kagarlitsky fue un punto de inflexión. En las muchas reuniones de solidaridad los oradores señalaron que la izquierda no debería simplemente organizarse para la liberación de un preso político, sino luchar para derribar el sistema capitalista que lo encarceló y luchar por el socialismo.
“Sentencia de absolución”
El 11 de diciembre, comenzó una vista judicial sobre el caso Boris Kagarlitsky. El Segundo Tribunal Militar del Distrito Occidental de Moscú fue el encargado de dictar sentencia.
Se supo durante la sesión de la corte que Kagarlitsky fue transferido a Syktyvkar porque el residente de Ukhta (ciudad en la República de Komi) Leonid Krasnoperov era el que le había denunciado. Este individuo dijo que vio un video en el canal deYoutube Rabkor en el que Kagarlitsky comentó sobre la explosión en el puente de Crimea el 8 de octubre.
Krasnoperov dijo que, con la gente muriendo en la guerra en Ucrania, se enojó al ver a “alguien” (es decir, Kagarlitsky) hablando “irónicamente” sobre el tema. ¿Y quién es este ciudadano preocupado? Un poco de investigación en línea revela que el Sr. Krasnoperov es jefe del Centro Infantil para la Creatividad G.A. Karchevsky, hombre de familia, patriota… y miembro del partido “Rusia Unida” de Putin, así como partidario del movimiento “Hombre del Norte” del rapero de extrema derecha Misha Mavashi. Además, en 2021 Krasnoperov fue condenado por publicar contenido extremista en línea. A pesar de que el estado construye su caso sobre la “iniciativa” de un buen ciudadano, detrás de la máscara de la responsabilidad civil vemos la fea cara de un títere reaccionario del gobierno.
La sesión judicial se llevó a cabo de manera increíblemente rápida. A la mañana siguiente, se supo que el fiscal había solicitado cinco años y medio de cárcel para Kagarlitsky por “apología del terrorismo”.
Además, el 7 de agosto fue incluido en la lista de personas involucradas en actividades extremistas o terroristas. Significa que se le prohíbe participar en actividades de enseñanza y publicación, o ocupar cargos políticos. También tiene prohibido usar tarjetas bancarias, y su salario solo se puede retirar en la cantidad de 10.000 rublos con petición previa. En otras palabras, su vida civil ordinaria llegó a su fin.
Muchos de nosotros esperábamos que la máquina estatal represiva pusiera a Kagarlitsky en la cárcel. Fue una tremenda sorpresa que el juez le impusiera una multa y restringiera su acceso a internet. Fue liberado en la sala del tribunal. En las condiciones de la Rusia moderna, esto equivale a la absolución.
En la noche del mismo día, Rabkor organizó una transmisión de Youtube en la que decenas de miles de personas pudieron ver y escuchar a Kagarlitsky. Su arresto reunió a personas de varias edades con diferentes puntos de vista: en tres horas, se reunió la cantidad de dinero necesaria para pagar la multa.
Varios oradores de la transmisión especularon que Kagarlitsky fue liberado debido a la ayuda de Putin. Mencionaron un caso en el que Vladimir Putin en el Foro Valdai el 5 de octubre prometió investigar la situación de Kagarlitsky después de una solicitud de Radik Desai, profesor de estudios políticos en la Universidad de Manitoba.
Otro orador dijo que Putin estaba contento con la forma en que se estaban desarrollando los acontecimientos políticos en el mundo y cómo la situación en Ucrania estaba mejorando para él. Por lo tanto, decidió comenzar su campaña electoral con un gesto de buena voluntad.
Cualesquiera que sean las circunstancias, podemos estar seguros de que las autoridades tomaron nota de la campaña de solidaridad y del efecto que hubiera tenido el encarcelamiento de Kagarlitsky en Rusia. Sin duda que esto jugó un papel en su liberación.
Somos conscientes de que la liberación de Boris es un caso excepcional. Cientos de presos políticos con perfiles más bajos siguen detenidos. El ejemplo de la campaña de solidaridad con Boris Kagarlitsky muestra que la acción colectiva puede lograr mucho.
Pero para detener la persecución política de las posiciones políticas, no es suficiente liberar a los individuos: necesitamos un sistema alternativo al capitalismo. Organízate, únete a la CMI para luchar por la construcción del socialismo. Solo juntos podemos construir un sistema basado en la igualdad y la justicia real.
El año 2023 está llegando a su fin. No ha sido un buen año para la clase obrera en China. Sin embargo, también ha sido un año en el que hemos visto surgir nuevas esperanzas a medida que los trabajadores se acercan a la lucha de clases.
[Nota: Este artículo se publicó originalmente en chino el 10 de diciembre de 2023. Lo que sigue es una traducción abreviada].
En el último año, China ha sido testigo de la titánica lucha contra los confinamientos a finales del año pasado, de las brutales luchas internas entre los altos burócratas del régimen del Partido Comunista Chino (PCCh), de la confusión y agonía de innumerables jóvenes que se enfrentan al desempleo tras su graduación y de los persistentes efectos de la burbuja inmobiliaria.
Además de todo esto, la economía china sigue ralentizándose, y los empresarios intentan trasladarle a los trabajadores el coste de esta situación. La reluciente máscara que el capitalismo chino ha llevado durante décadas ha caído este año. Ya no hay mentiras sobre el “socialismo con características chinas” que puedan engañar a los trabajadores chinos. Y en la segunda mitad de 2023, hemos visto cómo la creciente lucha de clases del movimiento obrero alcanzaba su punto más alto en los últimos cinco años.
La clase obrera china está reconociendo su propio poder y se está preparando para pasar a primer plano. 2023 muestra claramente que este momento se acerca.
Un año de crecientes tensiones sociales
A medida que se acerca el Año Nuevo chino, la alegría por la ocasión es menor de lo habitual. No sólo la mayoría tiene que afrontar la Nochevieja sin vacaciones, sino que la Gala de Año Nuevo televisada es cada año más aburrida.
Además, para muchos trabajadores ésta es la temporada alta de impago de salarios y cierres de fábricas, en la que tendrán que luchar contra los empresarios y el gobierno sólo para conseguir sus escasos salarios. No hay forma de que los burócratas burgueses del PCCh oculten este conflicto.
Incluso la Gala del Año Nuevo chino refleja el malestar en la sociedad, con los sketches del programa producido por el Estado ordenando a las masas “Casarse, tener hijos y comprar una casa”, reflejando la ansiedad de la burocracia de que “no casarse”, “no comprar una casa”, “tomarse un descanso” se hayan convertido en la norma en toda la sociedad. Estas “opciones” que están tomando los jóvenes de clase trabajadora, tan en desacuerdo con las exhortaciones del PCCh, reflejan las realidades de sus vidas ante el alto coste de la vida y el mal ambiente laboral.
Un año de recesión económica continua y luchas obreras
La raíz de los mencionados conflictos sociales en China proviene del hecho de que ésta es una sociedad capitalista. Cuando la economía estaba en auge, los trabajadores podían seguir soportando los problemas gracias al aumento de los salarios, pero una vez que la economía cae, los trabajadores tienen que hacer frente a un desempleo interminable, salarios impagados y un aumento del coste de la vida, mientras que problemas como los altos precios de la propiedad, que ya eran un constante quebradero de cabeza, han alcanzado un nuevo punto álgido. ¿Y qué pasa ahora con la economía china? Como la propia clase capitalista china se está dando cuenta, cada año después de 2019 será probablemente el peor de la última década, pero el mejor de la siguiente, y 2023 no será una excepción.
La crisis económica es inevitable bajo el capitalismo, e incluso el Comité Central del Partido más fuerte no puede detener sus leyes objetivas de movimiento. Los tres motores que antaño tiraban del carro de la economía china -inversión, consumo y exportaciones- se han debilitado. La crisis de la deuda de este año, tras la quiebra de BGN y Evergrande, y el hecho de que la deuda nacional china representa el 230% del PIB del país, auguran el inevitable estallido de las burbujas inmobiliaria y de deudas chinas.
Ante la recesión económica, las empresas e instituciones han optado por hacer pagar a los trabajadores, mediante despidos, impagos de salarios, etc., lo que ha provocado una feroz resistencia. A partir de agosto de este año, hemos visto un aumento masivo de las acciones colectivas de los trabajadores (la mayoría por reivindicaciones salariales), con 226 registradas en todo el país sólo en octubre.
Las capas más combativas en estas huelgas han sido los trabajadores tradicionalmente conservadores de las empresas e instituciones estatales, precisamente porque los gobiernos locales, profundamente agobiados por la deuda, han impuesto políticas de austeridad a estas empresas e instituciones, recortando e incumpliendo los salarios y prestaciones de los trabajadores. Ante la implacable realidad económica, incluso los trabajadores de las compañías estatales (SOE) se están radicalizando rápidamente.
Como dijo una vez el teórico marxista Ted Grant: “¡Ni una rueda gira, ni un teléfono suena, ni una bombilla brilla sin el amable permiso de la clase obrera!”. En las luchas de los últimos meses, ciertos sectores de los trabajadores han demostrado el poder que tienen. Por ejemplo, a principios de este mes, los trabajadores del saneamiento de la ciudad de Wafangdian, en Dalian, se declararon en huelga por los salarios impagados por el gobierno municipal. La ciudad se llenó de basura al instante, lo que demostró la importancia de estos trabajadores, que trabajan en silencio todos los días.
La tendencia actual de las luchas que se extienden por los salarios impagados es bastante indicativa. Es cierto que el robo de salarios no es nuevo en la China capitalista. Los salarios impagados han sido un mal capitalista bastante común desde el comienzo de la era de Reforma y Apertura. Sin embargo, en el pasado, cuando había crecimiento económico, el robo de salarios no era más que un intento de maximizar la explotación por parte de algunos capitalistas que ya estaban haciendo su agosto.
Pero la oleada de atrasos salariales que se ha producido este año, tanto en las empresas privadas como en las estatales, y en un amplio abanico de industrias, demuestra que la crisis económica, que comenzó con la quiebra inmobiliaria de Evergrande, se ha extendido a otros sectores de la economía y está afectando directamente a la clase trabajadora. Los salarios impagados son el resultado de las verdaderas dificultades a las que se enfrentan estas empresas. Por supuesto, no sentimos ninguna simpatía por los patronos y los burócratas. Muy al contrario, queremos señalar que la situación actual es una prueba fehaciente de que ya no son aptos para gobernar la sociedad.
Todo esto explica, y contribuye por sí mismo, al despertar gradual de la conciencia de la clase obrera en China. Al mismo tiempo, en el curso de la lucha, los trabajadores se se han unido espontáneamente para formar embriones de sindicatos y adquieren rápidamente experiencia. Los trabajadores llegarán a darse cuenta a través de su propio movimiento de que sólo si la clase obrera se organiza podrá defender sus intereses.
¡Preparse para la intensificación de la lucha de clases!
A finales de año y echando la vista atrás, 2023 puede considerarse un punto álgido y un punto de inflexión para el movimiento obrero chino. Pero la cuestión es hacia dónde se dirigirá ahora la clase obrera china.
A medida que se acumule la experiencia de las luchas obreras y que la resistencia de las masas se acerque gradualmente a su límite, cada vez más trabajadores se darán cuenta de la necesidad de ir más allá de los movimientos independientes y a pequeña escala, desvinculados de la política y centrados en cuestiones puramente económicas. Se planteará la necesidad de un movimiento obrero centralizado, a mayor escala, que conecte estas luchas locales con los intereses políticos generales de la clase obrera. Y esto irá de la mano de la enorme crisis que se avecina en la economía de mercado capitalista china.
Creemos que es probable que en un futuro próximo se produzca un cambio cualitativo, marcado por la radicalización política de la conciencia de clase. Basta observar la agudeza actual de las contradicciones sociales en China para darse cuenta de ello. No sólo el proletariado es incapaz de salir adelante debido al desempleo, los recortes salariales y la inflación, sino que la propia burguesía y los burócratas del Estado ya no pueden soportar las crisis económicas y las contradicciones sociales inherentes al capitalismo.
La serie de luchas internas y purgas de altos burócratas del Partido Comunista y el pánico de la burguesía ante la crisis económica son síntomas de todo esto. Como explicó Lenin, las condiciones previas de una revolución incluyen que sea “imposible para las clases dominantes mantener su dominio sin ningún cambio” y que “el sufrimiento y las necesidades de las clases oprimidas se hayan agudizado más de lo habitual”. En China, ambas condiciones están madurando irreversiblemente.
Ante la crisis económica y las contradicciones sociales, la clase dominante en China ha demostrado su absoluta impotencia y su carácter reaccionario. Sólo una revolución socialista de las masas trabajadoras, sólo la socialización de los medios de producción bajo control obrero puede resolver realmente el problema. Las contradicciones en la sociedad son cada vez más intensas y han llegado a un punto tan agudo que la lucha de clases en China está destinada a entrar en un nuevo y más volátil capítulo.
Un espeluznante reporte de la revista +972 y Local Call (“Fábrica de asesinatos en masa”: dentro de el bombardeo calculado en Gaza (en inglés)), basados en testimonios de siete miembros actuales y retirados de la comunidad de inteligencia israelí, expone la sombría realidad sobre la Guerra de Israel en Gaza. El informe afirma que las Fuerzas de Defensa Israelí selecciona objetivos civiles conscientemente, eliminan a familias enteras como parte de su rutina y consideran la muerte de cientos de personas inocentes como “daño colateral”. Las fuentes dicen que estas tácticas tienen la intención de sembrar miedo en la población. Permitámonos llamar las cosas por su nombre: esto es terrorismo.
El informe afirma que el asalto de las Fuerzas de Defensa Israelí a Gaza (“Operación Espadas de Hierro”), tras el ataque de Hamás del 7 de octubre, ha visto al ejército “ampliar significativamente su bombardeo de objetivos que no son claramente de naturaleza militar” en comparación con operaciones anteriores. Viviendas particulares, edificios gubernamentales e infraestructuras críticas (eufemísticamente denominadas “objetivos de poder”) han sido todos ellos marcados para ser bombardeados.
Según el informe de +972, los ataques aéreos de las FDI han arrasado la Universidad Islámica de Gaza, el Colegio de Abogados palestino, un edificio de la ONU destinado a un programa educativo para estudiantes destacados, un edificio perteneciente a la Compañía Palestina de Telecomunicaciones, el Ministerio de Economía Nacional y el Ministerio de Cultura. A esto podemos añadir la escuela al-Buraq de la ciudad de Gaza, la mezquita medieval Omari, el campo de refugiados al-Maghazi y cientos de otros objetivos civiles.
Un portavoz de las FDI, citado en el informe, afirma que, durante los cinco primeros días de combates hasta el 11 de octubre, la mitad de los objetivos bombardeados en Gaza (1.329 de un total de 2.687) fueron los denominados “objetivos de poder”. Según fuentes con experiencia de primera mano en estos métodos, al atacar objetivos de poder se pretende “crear una conmoción” y “llevar a los civiles a presionar a Hamás”. En muchos casos, la justificación para arrasar un edificio civil se busca alegando que allí viven o trabajan ‘militantes’. Pero, como señala un antiguo oficial de inteligencia:
“Hamás está en todas partes en Gaza; no hay edificio que no tenga algo de Hamás, así que si quieren encontrar la manera de convertir un rascacielos en un objetivo, podrán hacerlo”.
Matar combatientes es sólo una hoja de parra. De lo que se trata realmente es de enviar un mensaje. Como señala otra fuente anónima:
“Si dijeran a todo el mundo que las oficinas [de Hamás o la Yihad Islámica] de la 10ª planta no son importantes como objetivo, sino que su existencia es una justificación para derribar todo el rascacielos con el objetivo de presionar a las familias civiles que viven en él para presionar a las organizaciones terroristas, esto se consideraría en sí mismo terrorismo. Por eso no lo dicen”.
Las fuentes afirman que, en el pasado, las FDI tomaban medidas para asegurarse de que los “objetivos de poder” estuvieran libres de civiles antes de un ataque, por ejemplo, avisando por teléfono o “golpeando el tejado” con un pequeño explosivo antes de desplegar munición pesada, comprobado con imágenes de drones. Sin embargo, según el informe, testimonios y vídeos de Gaza sugieren que las FDI han estado atacando objetivos sin avisar a sus ocupantes, exterminando a familias enteras en el proceso.
Al parecer, esta práctica comenzó el primer día. Por ejemplo, el 7 de octubre (según Amnistía Internacional), las fuerzas israelíes atacaron un edificio residencial de tres plantas en el barrio de Al Zeitoun de la ciudad de Gaza. En el edificio vivían tres generaciones de la familia al-Dos: murieron 15 personas, la más joven de 18 meses. El informe está repleto de testimonios estremecedores de edificios altos, llenos de civiles, destruidos sin previo aviso. Un hombre, Yousef Amar Sharaf, perdió a 37 miembros de su familia cuando las fuerzas israelíes tumbaron el edificio residencial Al-Taj, de 12 plantas, en la ciudad de Gaza.
Otro edificio, el bloque residencial Al-Mohandseen, de ocho plantas, fue volado sin previo aviso el 31 de octubre. Se levantaba en el campo de refugiados de Nuseirat, al sur de Wadi Gaza: supuestamente en la zona “segura” a la que Israel dirigía a los palestinos que huían de sus hogares en el norte. 120 personas quedaron sepultadas bajo los escombros.
En el momento de redactar este informe, aproximadamente 20.000 civiles palestinos han sido masacrados en Gaza desde el 7 de octubre. Dos razones para este derramamiento de sangre sin precedentes (según el informe) son que las FDI han relajado drásticamente su umbral de ‘daños colaterales aceptables’ y han acelerado su proceso de selección de objetivos, supuestamente con la ayuda de la Inteligencia Artificial.
Las fuentes de inteligencia afirman que Israel tiene una idea muy clara de cuántos civiles morirán en un ataque determinado. Las fuentes afirman que el mando militar israelí a veces aprueba a sabiendas la muerte de cientos de civiles palestinos en un intento de asesinar a un solo alto operativo de Hamás. Así se justificó, por ejemplo, el bombardeo del campo de refugiados de Jabaliya, en el que murieron más de 200 personas y 240 resultaron heridas para asesinar a un comandante de Hamás.
“Nada ocurre por accidente”, dice uno. “Cuando matan a una niña de 3 años en una casa de Gaza, es porque alguien del ejército decidió que no era grave que la mataran, que era un precio que valía la pena pagar para alcanzar [otro] objetivo. No somos Hamás. No son cohetes lanzados al azar. Todo es intencionado”.
Recordamos el caso de Ahmed Abu Artema, un activista palestino que coorganizó la pacífica Marcha del Retorno en 2018-19. Artema había accedido a conceder una entrevista a marxist.com, pero el día anterior su casa fue atacada por las FDI, matando a cinco de sus familiares y dejándolo hospitalizado.
El imperativo, según las fuentes, es matar al mayor número posible de combatientes de Hamás y de la YIP, lo antes posible, cueste lo que cueste. Hay “casos en los que bombardeamos basándonos en una amplia localización celular de dónde está el objetivo, matando a civiles”, afirman en el informe. “Esto se hace a menudo para ahorrar tiempo, en lugar de hacer un poco más de trabajo para conseguir una localización más precisa”.
Se hace más hincapié en la cantidad que en la calidad, y se elige como objetivo a agentes relativamente de bajo rango incluso cuando el número de víctimas civiles va a ser elevado. “En el pasado, no marcábamos regularmente las casas de los miembros secundarios de Hamás para bombardearlas”, dijo un funcionario de seguridad que participó en operaciones anteriores. “En mi época, si la casa en la que estaba trabajando estaba marcada como Daño Colateral 5 [lo que significa que es probable que mueran cinco o más civiles como resultado], no siempre se aprobaba”.
“A mi entender, hoy pueden marcar todas las casas de [cualquier operativo militar de Hamás independientemente de su rango]”, afirma una fuente. “Eso son muchas casas. Los miembros de Hamás que realmente no importan para nada viven en casas por toda Gaza. Así que marcan la casa, la bombardean y matan a todos los que están allí”.
Según el informe, el proceso de selección de objetivos se ha intensificado utilizando un sistema llamado Habsora (“El Evangelio”), supuestamente basado en IA, que facilita lo que un antiguo oficial de inteligencia llama una “fábrica de asesinatos en masa”. Al parecer, “El Evangelio” tritura enormes cantidades de información para identificar rápidamente los lugares donde bombardear. “En el pasado, en Gaza determinábamos 50 objetivos al año”, dijo una fuente. “Y aquí la máquina produjo 100 objetivos en un día”.
Estos cálculos fríos e insensibles se convierten en la base de una campaña inhumana de terror. Es más, a pesar de la promesa de Israel de “destruir a Hamás”, el impacto militar de estos ataques es limitado. Según el comentarista israelí Avi Issacharoff, “no parece que el brazo militar de Hamás haya sufrido daños significativos”. Según el informe, el verdadero objetivo de estas tácticas es, por un lado, aterrorizar al pueblo palestino, como se ha señalado, y, por otro, proyectar un impacto de fuerza dentro de Israel.
El artículo cita una campaña de propaganda durante la Operación Guardián de los Muros en 2021, en la que soldados (usando cuentas falsas) subieron a las redes sociales imágenes y vídeos de ataques del ejército sobre Gaza, para demostrar la eficacia del ejército al público israelí. “Existe la sensación de que los altos mandos del ejército son conscientes de su fracaso el 7 de octubre”, afirma una fuente. “[Están] ocupados con la cuestión de cómo ofrecer al público israelí una imagen [de victoria] que salve su reputación”.
Al leer este informe, no podemos dejar de subrayar una vez más la apestosa hipocresía de los aliados occidentales de Israel. Recordamos, por ejemplo, cómo la secretaría de prensa del presidente estadounidense Joe Biden, Karine Jean-Pierre, tronó contra “la brutalidad de Putin” después de que misiles rusos alcanzaron edificios de apartamentos en el centro de Kiev el pasado octubre. “Seguiremos imponiendo costes a Rusia y exigiéndole responsabilidades por sus crímenes de guerra”, afirmó.
En las dos últimas semanas, Estados Unidos ha votado en dos ocasiones en contra de las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU a favor de un alto el fuego en Gaza. “No apoyamos el llamamiento de esta resolución a un alto el fuego insostenible que sólo plantará las semillas de la próxima guerra”, declaró el embajador estadounidense Robert Wood. La embajadora británica Barbara Woodward, cuyo país se abstuvo, declaró: “Israel tiene que ser capaz de hacer frente a la amenaza que supone Hamás y tiene que hacerlo de una manera que respete el derecho internacional humanitario para que un ataque así no pueda volver a producirse”.
¡Qué broma más de mal gusto! Israel está cometiendo una matanza deliberada a escala industrial de civiles en Gaza, haciendo llover fuego infernal sobre los hogares de la población, con la connivencia de sus aliados imperialistas. Y la inútil cocina de ladrones de la ONU no puede hacer otra cosa que encogerse de hombros y dejar que continúe la carnicería.
El informe 972+ y Local Call proporciona más pruebas de los crímenes de Israel, pero en realidad cualquiera que tenga ojos lo puede ver. No habrá justicia a manos de la llamada comunidad internacional. Sólo un derrocamiento revolucionario del despiadado régimen sionista puede vengar a los muertos.
Andreu Nin no sólo fue un dirigente revolucionario de primer orden, fue también un importante teórico. Hoy publicamos una obra inédita escrita en 1926 sobre el movimiento nacionalista catalán. Este estudio tiene un gran valor para los comunistas en la actualidad, cuando la cuestión nacional catalana no da visos de amainar. Estamos llamados a estudiar este problema y profundizar en su historia. Este documento es un aporte valioso para este esfuerzo.
Prólogo de Arturo Rodríguez
Como correctamente señala Andreu Nin al inicio de este trabajo, la cuestión nacional ha sido desde hace más de un siglo una pesadilla para el Estado burgués español y su clase dominante. Sólo hace falta observar la reacción histérica de la derecha y del aparato de Estado contra la ley de amnistía pactada por Pedro Sánchez con los independentistas catalanes para comprender la gravedad de este problema. La raíz de esta situación es la absoluta incapacidad de la atrasada clase dominante española para unificar de manera armoniosa la Península. No pudiendo atraerse o satisfacer democráticamente las reivindicaciones nacionales de los vascos, catalanes y gallegos, sólo puede someterlos a la fuerza. España se ha mantenido unida a tiros y culatazos. Para entender la cuestión nacional hoy es preciso echar la vista atrás, hacia las diferentes fases de unificación del Estado español, los sangrientos jalones de este proceso y los orígenes de los movimientos nacionalistas modernos a finales del siglo XIX.
Andreu Nin
Esto es precisamente lo que hace en este texto de 1926 sobre el nacionalismo catalán Andreu Nin, el teórico marxista más importante de la historia de Cataluña. Nacido en 1892 en el Vendrell, al norte de Tarragona, Nin militó en su juventud en la Unió Federal Nacionalista Republicana, partido catalanista de izquierdas, para pasar más tarde al Partido Socialista, donde polemizó con sus dirigentes catalanes, en particular con Fabra Ribas, por su actitud hostil hacia el catalanismo. Más tarde, en 1919, en una fase de fuerte agitación social marcada por la huelga de la Canadenca, se afilió a la Confederación Nacional del Trabajo, la CNT. Esta organización anarcosindicalista irrumpió en estos años como verdadera fuerza de masas, dirigiendo grandes luchas como la huelga de la Canadenca en Barcelona. En aquel entonces, la CNT se postulaba como la fuerza más revolucionaria en España y Cataluña, identificándose con la Revolución rusa y los bolcheviques. A pesar de ser un intelectual de origen social pequeñoburgués (era profesor por formación y se labró un nombre como periodista), Nin, gracias a sus capacidades organizativas e intelectuales y su pleno compromiso con la causa de los obreros, ascendió al cargo de secretario nacional de la CNT a finales de 1920 o comienzos de 1921. Su paso por la Confederación coincidió con una fase de durísima represión contra el movimiento obrero catalán. Nin mostró un enorme coraje tratando de reorganizar el movimiento en condiciones de clandestinidad.
Adreu Nin / Dominio público
En el verano de 1921, viajó a la Rusia soviética junto con otros cuatro delegados cenetistas (Maurín, Arlandis, Ibáñez, Leval) para representar a la CNT en el congreso fundacional de la Internacional Sindical Roja, vinculada a la Internacional Comunista. Allí quedó impresionado por la obra de la revolución y por sus dirigentes, los bolcheviques. Bajo la influencia de personalidades como Lenin y Trotsky, abandonó el anarquismo, que, en realidad, había asimilado sólo superficialmente, y abrazó el marxismo. Tras una tentativa frustrada de regresar a Barcelona (fue detenido en Berlín en el otoño de 1921), acabó asentándose en Moscú, donde llegó a convertirse en el segundo dirigente más importante de la Internacional Sindical Roja, superado sólo por su secretario general, Solomon Lozovsky. Fue también un cuadro importante de la Internacional Comunista, y realizó varios viajes por Europa como emisario político. Al desatarse la lucha entre Stalin y la Oposición de Izquierdas de Trotsky, Nin se posicionó decididamente del lado de ésta desde su surgimiento, en 1923. A pesar de las presiones de Lozovsky para que claudicara, Nin se mantuvo fiel a sus principios, lo que le valió su remoción de la dirección de la Internacional Sindical Roja en 1928. Tras dos años de agónica incertidumbre, acosado y perseguido por la burocracia estalinista, pudo escapar de Rusia y regresar a Cataluña en 1930. Organizó a los seguidores de Trotsky en España bajo las banderas de la Izquierda Comunista, aunque, tras varias polémicas, acabó rompiendo a finales de 1934 con su maestro. La causa principal de la ruptura fue la negativa de Nin de intervenir en las Juventudes Socialistas, organización de masas que estaba escorándose hacia la extrema izquierda, desoyendo a Trotsky y prefiriendo fundirse con el grupo, pequeño y ecléctico, de Joaquín Maurín y formar el Partido Obrero de Unificación Marxista, el POUM, en 1935. A pesar de su política equivocada de colaboración y contemporización con la coalición reformista gobernante del Frente Popular, el POUM, bajo la dirección de Nin, se postuló como la fuerza más a la izquierda durante la Revolución y Guerra Civil española. Esto le convirtió en el blanco de la furia de los estalinistas, cuya política durante la guerra era de defensa de la legalidad burguesa y de la propiedad privada, en un intento de Stalin por ganarse la confianza de los gobiernos capitalistas de Francia y Gran Bretaña. Tras la insurrección espontánea del proletariado barcelonés en mayo de 1937, Nin fue secuestrado por los servicios secretos estalinistas, torturado y asesinado cerca de Alcalá de Henares.
Francesc Macià, Andreu Nin y el “pacto de Moscú”
Nin no sólo fue un dirigente revolucionario de primer orden, fue también un importante teórico. Hoy publicamos una obra inédita escrita en 1926 sobre el movimiento nacionalista catalán. Este estudio tiene un gran valor para los comunistas en la actualidad, cuando la cuestión nacional catalana no da visos de amainar. Estamos llamados a estudiar este problema y profundizar en su historia. Este documento es un aporte valioso para este esfuerzo. Nin aborda el fenómeno desde la perspectiva del materialismo histórico, explorando las raíces económicas de la cuestión nacional catalana, cuyo origen moderno se encuentra en el desencaje entre la Cataluña burguesa y capitalista y un Estado español atrasado, dominado por las élites agrarias castellanas. Aunque en el texto se hacen algunas afirmaciones que hoy en día pueden sonar algo imprecisas o simplistas, las ideas principales de esta obra son acertadas. Hay que tener en cuenta que este documento era un borrador seguramente inacabado, que le fue requisado por la policía durante un viaje a París. A su vez, el manuscrito original fue transcrito por la policía española, lo que explica algunos de los gazapos del texto. Esta transcripción policial se puede encontrar en el fichero policial de Andreu Nin en el Archivo Histórico Nacional (fondos policiales históricos, legajo 394).
Políticamente, el texto contiene algunas debilidades. Correctamente, Nin denuncia a la burguesía nacionalista catalana, organizada en aquella época en la Lliga Regionalista, que usaba, y usa, el catalanismo cínicamente para obtener concesiones de Madrid. Sin embargo, los epígrafes finales, los más importantes, tienden a exaltar a la figura de Francesc Macià, dirigente del nacionalismo pequeñoburgués organizado a la sazón en el partido Estat Català. Nin tenía razón en señalar el papel progresista de este movimiento, enzarzado en aquellos años en una lucha sin cuartel con la dictadura de Primo de Rivera. Sin embargo, tanto entonces como en nuestros días, el nacionalismo pequeñoburgués es incapaz de conquistar la autodeterminación de Cataluña. La pequeña burguesía es una clase intermedia entre el proletariado y la burguesía, y oscila entre ambos. Aunque puede dar giros bruscos hacia la izquierda, tenderá en los momentos críticos a vacilar y capitular, sobre todo cuando el poderoso Estado español enseña los dientes. Eso sucedió en Cataluña en abril de 1931, cuando Macià se plegó ante Madrid tras haber declarado el Estado catalán, y, nuevamente en 1934, cuando su sucesor, Lluís Companys, ante el triunfo de la derecha en Madrid, hizo una proclamación puramente simbólica de la independencia catalana para claudicar sin ofrecer resistencia. Sigue siendo cierto en nuestros días: basta sólo recordar la actitud vacilante y cobarde de Puigdemont y su gobierno en los momentos críticos de septiembre y octubre de 2017. A su vez, aunque los dirigentes pequeñoburgueses puedan apelar a la clase obrera y adoptar una retórica izquierdizante, ante la intervención revolucionaria del proletariado tienden a acobardarse. Esta duplicidad la expresó el propio Macià a mediados de los años 1920:
“Estos elementos (sindicalistas, anarquistas, comunistas), ¿lucharán con toda su alma para derrocar al gobierno y al régimen? Sí, pero más que por otra cosa para derrocar el estado social existente. Por eso se puede temer de ellos que una vez empezada la lucha no se detengan allí donde se haya convenido de hacerlo… Con los primeros logros… se dejarán llevar por los odios de clase que con mucha parte de razón tienen enganchados en el fondo de su alma.” (citado en Ucelay-Da Cal y Escúlies, Macià al país dels soviets, 2015).
Francesc Macià / Arxiu Josep Segura
En el Estado español, la lucha por la libertad de los catalanes, vascos y gallegos es una tarea revolucionaria, que debe ser encabezada por la clase más revolucionaria de la sociedad, el proletariado. Los comunistas no pueden dar la espalda a los agravios nacionales de los pueblos oprimidos, pero tampoco deben fundirse o subordinarse a los nacionalistas pequeñoburgueses. En realidad, nuestro objetivo debe ser disputarles la dirección del movimiento, alzando la bandera de la autodeterminación, pero vinculándola a reivindicaciones sociales y democráticas más amplias. Nin no explica claramente esta dinámica, elogiando de forma algo exagerada la combatividad de Estat Català.
Para entender las debilidades del texto, hay que contextualizarlo. Como explica Nin, Francesc Macià fue radicalizándose a lo largo de los años 1910, rompiendo con la Lliga y asumiendo tesis abiertamente separatistas. Durante la dictadura de Primo de Rivera, planteó una lucha insurreccional contra el régimen. Para lograr derribar la dictadura, buscó una alianza no sólo con los nacionalistas vascos y gallegos, sino también con el movimiento obrero, en concreto con la CNT y el Partido Comunista de España, el PCE. Con la esperanza de recibir fondos e incluso armas soviéticas, y afianzar su pacto con los comunistas, Macià viajó a Moscú en noviembre de 1925. Allí, Nin actuó de cicerón y estuvo presente en la reunión de Macià con el dirigente de la Internacional Comunista Nikolái Bujarin. Las conclusiones de estos encuentros se plasmaron en el llamado Pacto de Moscú, que tenía como objetivo práctico el derrocamiento revolucionario de Primo de Rivera, y como ejes programáticos la abolición de la monarquía, la formación de una república federal, la retirada de España de Marruecos y el derecho de Cataluña y Euskadi a la independencia.
Sin embargo, el pacto quedó en agua de borrajas, tanto por las divisiones internas entre nacionalistas, anarquistas y comunistas como por los cambios en la Internacional Comunista (su secretario general, Zinoviev, estaba en aquel momento siendo desplazado por Bujarin en alianza con Stalin). Un año más tarde, en noviembre de 1926, Estat Català intentaría, sin éxito, llevar a cabo la insurrección solo, en los sucesos de Prats de Molló. Este documento de Nin fue escrito unas semanas después de la firma del pacto. Estaba dirigido, se sobreentiende, a los lectores soviéticos, y representa un intento de justificar y explicar este pacto. Por lo tanto, puede entenderse su esfuerzo de exaltar a Macià y el potencial revolucionario de la alianza. A pesar de este ligero sesgo, consideramos que el texto merece ser leído por los comunistas en la actualidad. Las conclusiones de Nin, de que “las masas populares de Cataluña acabarán por comprender que solamente una república soviética federativa puede encontrar una solución plenamente satisfactoria a la cuestión Nacional” es totalmente cierta y mantiene su actualidad. Ese debe ser nuestro objetivo.
INFORMACIONES DE PARÍS – ÁLVAREZ – COPIA DE UN TRABAJO SOBRE CATALUÑA HECHO POR ANDRÉS NIN, EL CUAL SE LE HA ENCONTRADO EN EL MOMENTO DE SU DETENCIÓN EN PARÍS EL 13-1-26
La cuestión nacional en España – El problema catalán
Para la inmensa mayoría de los lectores rusos España es un país exótico donde se ignora casi todo y las características y la historia para el público en general, es que se trata de país de los Monjes, de Carmen y de los Toreros.
Por lo que respecta a los militantes revolucionarios (hacemos excepciones necesarias) sus nociones no son mucho más precisas. Pero si bajo todos sus aspectos España es desconocida, es además completamente ignorada cuando se trata de la cuestión nacional (y sin embargo esta cuestión es uso del último cuarto de siglo). Constituye, con el movimiento obrero, una de las causas fundamentales de las agitaciones políticas y sociales acaecidas durante los últimos años, y uno de los motivos más serios de intranquilidad para los gobernantes.
La cuestión nacional en España puede ser comparada, por su importancia, a la de Polonia bajo el régimen zarista y a la de Irlanda por la Inglaterra actual. El movimiento nacional abarca Vizcaya y Cataluña, los dos centros industriales del país, y se inicia ya en Galicia, región campesina del Norte limitante con Portugal. No nos ocuparemos más que de lo importante o sea del problema de Cataluña dejando para otra ocasión el examen de la cuestión de Vizcaya, que ocupa el segundo lugar.
Origen del Estado español
En el curso de la lucha secular de la Península Ibérica contra la dominación árabe pequeños estados independientes se fueron creando en los territorios sucesivamente reconquistados. El poder de la Nobleza, que había desempeñado un papel preponderante en la reconquista, se vio decaído enormemente. Por otra parte, como señala Marx (Marx dice: Ver Ispanskaia Revolutsia, serie de artículos publicados en 1854 en el New York Tribune que acaba de ser reunido por primera vez por el Instituto Marx y Engels en el tomo [?] de las obras de los dos grandes teóricos socialistas. De este trabajo de Marx, único en su género y que revela un conocimiento asombroso, por su profundidad y su extensión de la Historia de España, es del que nos servimos principalmente en nuestro estudio.) las ciudades de interior del país adquieren una significación más considerable de día en día, como consecuencia de que los habitantes se ven constreñidos a vivir juntos en los sitios fortificados para su defensa de los ataques de los moros. Por otra parte, las ciudades comerciales y marítimas importantes han sido creadas en la costa como continuación de las relaciones constantes establecidas con Italia y Provenza. En el siglo [¿XIV?] las ciudades desempeñaban un papel predominante en las Cortes que estaban compuestas de representantes de las ciudades, del clero y de la nobleza. Todo el siglo XVI es domando por las luchas constantes entre la sociedad feudal y la Monarquía.
El Estado español no se formó hasta la mitad del siglo XV, como consecuencia del casamiento de Fernando V el Católico, Rey de Aragón, con Isabel Iª Reina de Castilla por la unión de todos los Estados independientes bajo una misma corona. Pero esta Monarquía no era todavía más que una Monarquía feudal.
Solamente fue bajo el reinado de Carlos I, que los ataques decisivos se dirigieron contra las Cortes y las municipalidades para transformar esta monarquía feudal en una monarquía absolutista. Esta transformación se vio favorecida por la aleación insignificante entre los países independientes y por la habilidad del Rey que supo aprovechar las rivalidadesexistentes entre la nobleza y las municipalidades para derrotar las unas y las otras. El aliado natural de la monarquía fue la Iglesia que utilizando el arma terrible de la Inquisición se volvió en instrumento ciego del absolutismo. Sin embargo, resto[s] de antiguas libertades sobrevivían un poco en todas las provincias dominadas (y el centralismo estaba y está lejos todavía hoy) y odios profundos se implantaron en un país donde el absolutismo había sin embargo aparecido antes que en los otros estados feudales y bajo las formas más violentas. [¿]Cómo puede explicarse este hecho extraordinario? Marx da una respuesta terminante. (Marx y Engels, Obras, tomo XI, páginas 475-477, Ediciones del Instituto Marx y Engels).
En todo el siglo XVI bajo los odios de las clases feudales en lucha, la aristocracia y las ciudades formaron grandes monarquías. En los otros grandes estados de Europa, la monarquía absoluta se presenta como el centro civilizador, como el portador de la unidad común. Ella fue el laboratorio donde los diferentes elementos de la sociedad se mezclaban y se fusionaban a tal punto que para las ciudades se hacía imposible de cambiar su independencia y autonomía local mediocre contra la superioridad general de la burguesía y el reinado de la sociedad burguesa. En España la aristocracia, al contrario, cae de la manera más profunda sin perder sus más viles privilegios, cuando los pueblos perdían su poder ínfimo, no adquirían ninguna de las influencias contemporáneas.
Desde la época de la formación de la monarquía absoluta los pueblos han vegetado en un estado continuo de sumisión. No es nuestro objeto aquí explicar las condiciones políticas y económicas que hubieron destruido el comercio, la industria, la navegación y la agricultura de España. Para el objeto que nosotros nos proponemos es suficiente señalar: A medida que la vida comercial e industrial de los pueblos declinaba el cambio interior disminuía, las relaciones entre los habitantes de provincias separadas se restringían[,] los medios de comunicación fueron abandonados. Y la vida local de España, la independencia de sus provincias y comunas, las particularidades sociales nacidas de la estructura geográfica del país[,] su desenvolvimiento dependiente de la manera por la cual la provincia en particular se emancipaba del yugo de los moros y formaba pequeñas provincias independientes que acababan por reforzarse gracias a la revolución económica de la actividad nacional.
Mapa político de España, 1850 / Dominio público
La monarquía absoluta encontrando en España una materia que, por su naturaleza misma se oponía a la centralización, hizo todo lo que estaba de su mano para impedir el crecimiento de los intereses sociales, determinando con ellos la división nacional y la pluralidad de relaciones industriales, de esta manera, destruía la única base sobre la que podía estar fundado un sistema uniforme de dirección (gobierno) y una legislación general.
He aquí por qué la monarquía absoluta en España puede ser clasificada casi en el mismo grado que el despotismo asiático que, comparado con otros gobiernos absolutos de Europa con los cuales aquella no tiene más que semejanzas muy limitadas, la Estaña es exactamente como Turquía un conglomerado de provincias mal gobernadas con un Soberano nominal a la cabeza.
Formación Histórica de la nación catalana
La raza catalana
Las cuestiones de etnología son las más difíciles y las más confusas. Los hechos considerados como pruebas y las clasificaciones étnicas que estaban generalmente admitidas, han sido destruidas en el transcurso de los últimos años.
En lo que concierne a los primeros habitantes de la península Ibérica y las razas primitivas que han tenido su origen a través de las invasiones y las mezclas sucesivas de la población peninsular, las hipótesis y las teorías son muy abundantes.
En lo concerniente a Cataluña, las investigaciones más serias permiten afirmar que el nudo fundamental de la raza catalana se encuentra en el Etnos Ibérico que se descubrió 500 años antes de la era cristina entre Murcia y el Rhone a lo largo de la costa Mediterránea y que estaba en contacto al sur con los libiofenicios de Andalucía oriental y al norte, con los ligurios de Provenza. Así los antiguos historiadores llaman Iberia al territorio oriental de la Península. La denominación de Iberia por toda la Península no se empleó hasta más tarde por los romanos. El territorio de la raza Ibérica estaba abierto a las incursiones de otras tribus. Pero pronto, la parte septentrional fue invadida por los ligurios y la parte meridional por los [¿cartagineses?] de donde resulta una reducción geográfica ocupada por los íberos, es decir los antiguos catalanes. A continuación, fueron las colonizaciones comerciales de los fenicios y los griegos y las invasiones militares de los cartagineses, de los romanos y de los árabes. Fue la dominación romana quien dejó la huella más profunda. Esta influencia predominantemente romana fue apenas alterada por la invasión gótica y menos aún por la invasión árabe. Por eso Cataluña quedó en un pueblo latino. La raza catalana está pues compuesta de la combinación de dos elementos principales: el ibérico y el romano.
Continuará.
INFORMACIÓN DE PARÍS. – ÁLVAREZ 26 de enero de 1926 COPIA DE UN TRABAJO SOBRE CATALUÑA HECHO POR ANDRÉS NIN EL CUAL SE HA ENCONTRADO EN EL MOMENTO DE SU DETENCIÓN EN PARÍS EL 13 DE ENERO DE 1926 CONTINUACIÓN=
Cómo se ha formado la nación catalana
Dos siglos de dominación romana, había[n] hecho desaparecer la raza y la civilización ibéricas. Pero con la caída del imperio de Roma, la vieja populación ibérica resurgió de nuevo. El hecho de que las fronteras de la lengua catalana eran las mismas del antiguo etnos ibérico, demuestra que no se trataba de una simple diversificación de la España romano-gótica; pero el origen del Estado catalán propiamente dicho, es una consecuencia (como para los otros Estados de la península) de la expulsión de los moros.
La reconquista fue iniciada en las montañas pirenaicas de Montgrouy; pero no fue completada hasta la ayuda de los francos que invadieron Cataluña hacia el fin del VIII siglo, expulsaron a los musulmanes, fundaron la marca hispánica y designaron a los Condes encargados de gobernar los diversos Condados que componían esta última. Estos Condados son el origen histórico del Estado catalán de la Edad Media. Hacia el fin del siglo X, los Condados catalanes, emancipados de los emperadores francos llegan a ser independientes, y el Condado de Barcelona obtiene la hegemonía, llegando a su vez a Principado de Cataluña.
En el año 1150 Cataluña y Aragón se unían para constituir la Confederación catalano-aragonesa, y en el seno de la cual los dos países conservan su autonomía. No obstante, la hegemonía era ejercida por Cataluña, cuyos Condes-Reyes llegaron a ser los jefes de la Confederación. Los altos cargos dirigentes del Estado estaban casi exclusivamente ocupados por los catalanes. El desarrollo del comercio y de la marina, hacen de Cataluña una potencia marítima. Su potencia se extiende, como consecuencia de los matrimonios reales y de las conquistas por el Mediodía de la Galia, las Islas Baleares, Valencia, Murcia, Norte de África, las tierras italianas, griegas y otomanas.
Cataluña lucha durante más de un siglo contra el Papa y Francia para obtener la preponderancia en el Mediterráneo de la que llega a ser la primer[a] potencia.
Por su situación geográfica privilegiada, por la importancia de su comercio, por el desarrollo de sus comunicaciones, Cataluña era, durante este periodo, un emporio de riqueza y de cultura.
Cataluña e Italia, ha dicho un escritor catalán contemporáneo, Eugenio d’Ors, fueron las dos primeras Naciones surgidas del caos de la Edad Media. Durante este periodo, el término geográfico España, no era empleado más que para designar las tierras meridionales y centrales de la Península.
Usatges de Barcelona, compilación de 1413 (edición impresa) / Dominio público, Wikimedia Commons
¿Cuál era la Constitución política y social de la Cataluña de la Edad Media? Bajo las formas del régimen feudal reinante en Cataluña como en otras partes, aparecen ya visiblemente los gérmenes de la sociedad burguesa. Mientras que el servilismo dominaba el régimen local de Barcelona constituía bajo este aspecto un verdadero modelo. El Consejo de los Ciento, órgano municipal compuesto de cien consejeros, hizo de la capital catalana una verdadera República municipal. Los reyes se veían obligados a respetar los privilegios de las ciudades; la falta de cuyos privilegios ocasionaba conflictos, a veces muy serios. Estos conflictos llegan a ser más frecuentes después del advenimiento de la dinastía castellana, cuyas tendencias absolutistas hurtaban la aproximación de los catalanes a sus libertades municipales.
Por otra parte, del Parlamento formado por los brazos o Estados eclesiástico-militar (nobleza) y Real (ciudadanos), existía un órgano permanente de gobierno llamado Diputación general, compuesto de seis miembros representantes de los tres estados parlamentarios.
Las libertades civiles eran muy amplias. El domicilio inviolable. Se podía circular libremente sin ningún pasaporte. El servicio militar era obligatorio solamente en el interior del país. La tenencia de armas era libre. Las tendencias a la teocracia no existían. Cataluña fue más bien un país tolerante bajo el punto de vista religioso. Los judíos, que desempeñaban un gran papel en la actividad comercial del país, eran protegidos, mientras que en Castilla sólo eran objeto de terribles persecuciones. La Inquisición, importada de Castilla, fue siempre antipática a los catalanes; los inquisidores eran exclusivamente castellanos.
Las tendencias hacia [el] absolutismo y al centralismo, que hacia la mitad del siglo XV empezaban a manifestarse en todos los Estados para triunfar plenamente al principio del siglo siguiente, encuentran su expresión en la península dentro de la dinastía castellana, llegando a ser fatales a las libertades locales de Cataluña. El advenimiento al trono de uno de los reyes castellanos, Fernando de Antequera, señala el principio de la política de absorción. La unión de Castilla, de Cataluña y de Aragón bajo la corona de Fernando el Católico y de Isabel, señala el triunfo del absolutismo y de la política de unificación. El Estado español está formado sobre las ruinas de los antiguos privilegios locales. Ya hemos hecho alusión más arriba, apoyándonos en Mar[x], de las característicasespecíficas del absolutismo español, más comparable, vista la apreciación del fundador del marxismo científico, al despotismo oriental que a las monarquías europeas de la época. La monarquía absoluta llega, en efecto a ser un obstáculo para el desarrollo de las fuerzas económicas del país; los judíos, que se consagraban exclusivamente al comercio, son expulsados. El descubrimiento de América fue fatal para Cataluña que era una potencia mediterránea. Pero las consecuencias de este gran descubrimiento hubieran sido, totalmente o en parte, reparadas si la monarquía absolutista no hubiera prohibido, bajo pena de muerte, el comercio de los antiguos habitantes de la Confederación catalano-aragonesa con el Nuevo Mundo para reservar el monopolio a las provincias del centro y del sur de España.
Cataluña fue arruinada económicamente, y desde el principio del siglo XVI su decadencia es visible. Los catalanes perdieron el comercio del Mediterráneo y se vieron en la imposibilidad de dirigir sus barcos hacia nuevos mares. Su comercio fue restringido en el Mediterráneo, el cual quedaba fuera de las grandes rutas marítimas; y que por otra parte llego a ser en extremo peligroso debido a que los turcos eran los amos de su parte oriental y como consecuencia de la extensión tomada por la piratería. Pero Castilla, al arruinar a Cataluña, se arruinó a ella misma. Los catalanes hubieran sin duda alguna creado en el Nuevo Mundo un comercio floreciente, servido por una poderosa marina mercante. Castilla no hizo otra cosa que exportar a América el despotismo asiático y la religión católica e importar el oro del cual volvían cargados los buques. Castilla fracasó en su intento de colonización, pero no por eso dejó menos de continuar su política de unificación, favorecida por las tendencias generales de Europa sobre la base de las leyes y de la lengua de Castilla, que proclama lengua española. Esta política de asimilación se presta una resistencia enérgica de Cataluña y de Portugal, las dos naciones comerciales y marítimas de la península. Esta misma resistencia prueba la culminación dramática de los acontecimientos de junio de 1640 durante los cuales millares de funcionarios castellanos fueron destrozados por el pueblo de Barcelona revolucionario y por los campesinos venidos a la capital. Estos acontecimientos fueron la señal del levantamiento general de Cataluña y Portugal. Éste último país ganó su independencia; Cataluña se anexionó voluntariamente a Francia y los franceses y catalanes unidos vencieron a los ejércitos de Felipe IV. Pero las discusiones que surgieron entre los primeros, hicieron cambiar completamente el aspecto de la lucha. Por el tratado de los Pirineos, concluso en 1652, Cataluña fue reintegrada a España y la regiones ultrapirenaicas (Rousillon, Vallespir, Capcir y la mitad de Cerdeña) fueron incorporadas a Francia. Pero Cataluña acertó a conservar una parte de sus instituciones autónomas; sin embargo, se derrumbaron totalmente al principio del siglo [XVIII] como consecuencia del desenlace en favor de Felipe V y de la guerra entre este último y Carlos de Austria por la sucesión a la corona de España y durante la cual los catalanes tomaron parte a favor de éste último. La caída de Barcelona el [11] de septiembre de 1714 después de una lucha sangrienta de trece meses contra las tropas francesas y castellanas aliadas, marcó el fin de los restos de autonomía que Cataluña había acertado a conservar y el principio de autonomía que Cataluña había acertado a conservar y el principio de la política de unificación y asimilación que se sigue hasta nuestros días.
Cataluña acabó por someterse; durante más de un siglo el decaimiento del país fue completo; a la sombra de una protesta o de una revolución, Cataluña llegó a ser un país monárquico, españolista y fanático bajo el punto de vista religioso; tanto es así, que las tentativas de los revolucionarios franceses para atraerse a los catalanes a su lado y para unirlos con ellos en tal lucha contra el absolutismo español no tuvieron ningún eco en Cataluña. Con este fin, varios agentes fueron enviados en 1791. Uno de estos agentes no era otro que Robespierre en persona, el cual llevaba en su maleta la Constitución francesa traducida en catalán. Algunos revolucionarios, como por ejemplo el general Dugommier, preconizaban la anexión de Cataluña; pero el comité de salud pública se había opuesto a la realización de estos proyectos, que consideraba como una violación de las fronteras naturales. El convencional Couthon, en una memoria, proponía la transformación de Cataluña en una república independiente a la que infiltraría él “el genio de la libertad”, el desprecio de las tonterías españolistas y la dignidad de la república. Pero ya le hemos visto; todos estos proyectos no encontraron ningún eco en Cataluña.
Únicamente hacia la mitad del siglo XIX con el levantamiento de la economía catalana, es cuando el movimiento en Francia a favor de la independencia regional, hace su aparición.
La lengua catalana
Como consecuencia de la dominación romana que puso raíces muy profundas en el territorio de la antigua Cataluña, el latín llegó a ser la lengua general del país. A partir del siglo VII, en los países que pertenecieron al imperio romano, la diferencia entre el latín y la lengua vulgar es tan pronunciada, que bajo esta última denominación se oculta la existencia de lenguas nuevas muy alejadas del latín.
La lengua romana que estaba en formación, presentaba, al principio del siglo IX que los neustrianos, los borgoñes, los provenzales, así como los italianos y los catalanes comprendieran la lengua románica del noreste de Francia. Algunos siglos después esto no hubiera sido posible, cuando cada uno de estos pueblos hablaban una lengua propia y diferenciada.
La evolución del romano, las grandes unidas de lenguas, se forman en el territorio invadido por [los] bárbaros. Los territorios comprendidos en un mismo Estado tendían a unificar su lengua; los territorios pertenecientes a organizaciones políticas diversas, tenían a separarse de este último punto de vista. Por eso es por lo que la Galia meridional y Cataluña que desde la caída de Imperio romano habían casi siempre formado parte de la misma unidad política tuvieran hasta el siglo VIII una verdadera comunidad de lengua. No se trataba, sin embargo, de una misma lengua. Entre el provenzal (lengua del sur de la Galia) y el catalán había diferencias muy pronunciadas, aunque se trataba de dos lenguas hermanas. La lengua catalana propiamente dicha existía ya en el siglo VIII. Su formación se completó hacia el siglo IX, pero no fue empleada en la escritura que hasta mucho más tarde. Los primeros documentos escritos en catalán aparecen a fin del siglo XI.
El máximum de desarrollo de la literatura catalana se alcanza en la Edad Media. La lengua catalana, vino a ser instrumento científico en el momento, donde en los otros países no se empleaba más que el latín y fue conocida por los escritos y los sabios de la Europa latina y occidental. Los nombres más brillantes de esta época son los filósofos Ramon Llull, Francisco Eximenis, Arnoldo de Villanova, Anselmo Turmeda, los historiadores Ramón Muntaner y Bernardo Desclot, el novelista Juan Martorell, los literatos Bernardo Metge y Antonio Canals, los poetas Ausias March, Jordi de San Jordi y Ruíz de Cornellà. Los escritores y los sabios catalanes era[n] figuras plenamente europeas; su producción era traducida a otras lenguas.
La decadencia del catalán como lengua literaria es paralela a la castellanización del país. Los escritores catalanes, desde el advenimiento de Felipe V no emplean más que la lengua oficial; el catalán es desterrado de todas las instituciones públicas. Pero, a pesar de la obra tenaz de asimilación, la lengua catalana es, siempre, aun en el periodo de sumisión absoluta y de abyección, la única lengua hablada en los países. Más adelante hablaremos de su renacimiento como lengua literaria.
Origen y desenvolvimiento del movimiento nacional catalán
Cataluña contemporánea
La Cataluña actual se encuentra situada al Noroeste de España. Limita, al Norte, con Francia, al Este con el Mediterráneo, al Oeste con la región de Aragón y al Sur con la región Valenciana. Su extensión es de 32,194 kilómetros cuadrados y su población, después del censo de 1920 es de 2,844,719 habitantes, de los cuales cerca de un millón corresponden a Barcelona – la capital-. La población relativa de Cataluña es de 72.19 habitantes por kilómetro cuadrado, mientras que la de España no es más que de 37.87. La de la provincia de Barcelona es de 156.
Estos datos se refieren exclusivamente a lo que se llama estrictamente Cataluña, es decir a las provincias de Barcelona, Tarragona, Lérida y Gerona. Pero las regiones comprendidas bajo la denominación de tierras catalanas, ligadas por la comunidad de lengua, la tradición histórica y las relaciones económicas, y que sin duda estarían a forma parte de una Cataluña autónoma o independiente, estas tierras son mucho más vastas como se puede ver en el cuadro siguiente:
CATALUÑA—32,194 Km cuadrados 2,344,719 habitantes
ISLAS BALEARES—5,014 338,894
REPÚBLICA DE ANDORRA — 496 6,000
REGIÓN VALENCIANA — 13,345 1,394,0443
TOTALES – 51,049 4,083,043
Mapa francés de 1775 de los Países Catalanes / Dominio público
La extensión territorial del Estado español, no es más que de 504,000 kilómetros cuadrados y su población del último censo es de 21,347,855 habitantes, de donde resulta que el porcentaje correspondiente a Cataluña es, respectivamente de 11 y 19%.
Existe una tendencia, que se dice imperialista, que aspira la incorporación de la región del mediodía de Francia que perteneció en otro tiempo a Cataluña. Esta región que ha conservado la lengua catalana está ligada por lugares a Francia y no tiene nada de común y ningún punto de vista económico ni político con la Cataluña actual. Por esto es por lo que consideramos esta tendencia como un sueño irrealizable. Es preciso decir, por otra parte, que no encuentra ningún eco entre el pueblo catalán. Es una tendencia que está sostenida por un grupo insignificante de intelectuales. Señalaremos solamente a título de información, que la extensión de la Cataluña francesa es de 3,713 kilómetros cuadrados y su población de 206,129 habitantes.
Cataluña es el centro industrial más importante del Estado español. El primer lugar lo ocupa la industria textil. Ya en los siglos XIII y XIV existían corporaciones de tejedores de lana, lino y algodón, y en la época moderna [?], existía en Barcelona una verdadera sociedad de resistencia de tejedores, que sostuvieron luchas muy activas contra la burguesía.
Sir Charles Macara, presidente de la Federación Algodonera Internacional, afirma que Cataluña fue el primer país de Europa donde se hiló el algodón.
Algunas cifras corresponden por la mayor parte del año 1921, y darán idea del desarrollo de la industria textil catalana. En la industria de la lana, el algodón y la seda, están empleados 117,055 obreros, que trabaja en 1,505 fábricas. La producción anual alcanza – siempre después de los datos de 1921, la cifra de 2,655,687,465 pesetas. La industria del lino y del estambre ocupa 5,170 obreros que trabajan en 46 fábricas. La cifra de producción fue en 1921 de 147,443,000 pesetas. Hay que citar aún algunas otras ramas industriales como, por ejemplo, la metalurgia con 30,000 obreros poco más o menos y una producción anual de unos 200 millones de pesetas; las fábricas de curtidos con 8,523 obreros y 205,464,172 pesetas; las manufacturas de corcho con 500 operarios 70 millones de pesetas; el cristal con 2,500 obreros y 45 millones de pesetas y además los productos químicos, la industria editorial, etc.
La producción industrial total representa anualmente 4,500,000,000 de pesetas, o sea el 75% de la producción total española.
La agricultura y la cría del ganado
Cataluña no es exclusivamente industrial como corrientemente se pretende. La agricultura juega también un papel de primer orden en su vida económica. (El Estado español por un decreto de 1833 fue dividido caprichosamente en 49 provincias, cuya delimitación no está fundada en ninguna base geográfica, etnográfica ni económica.)
En efecto el valor total de la producción agrícola catalana se eleva en 1922 a 1.758.778.132 pesetas; o sea casi la quinta parte de la producción agrícola total. Es necesario todavía hacer notar, que casi todos los productos agrícolas catalanes son productos de exportación mientras que España no produce más que el trigo y todavía en proporciones insuficientes para cubrir las necesidades de su mercado interior.
La producción agrícola catalana con relación a la producción total del Estado español era [en] 1922 la siguiente:
Patatas 12,5% Frutas 50%
Aceite de oliva 21,9% Almendras 68%
Forrages 25% Naranjas 79%
Legumbres 32% Nueces 85%
Vino 45% Algarrobas 97,6%
Cebollas 42% Arroz 99,4%
La sola producción agrícola [de]ficiente es la del trigo, la [región] catalana como todos los países costeros del Mediterráneo produce pocos cereales. La producción de trigo catalán se pelea por término medio a 4.338.304 quintales y el consumo se eleva a la cifra de 7.269.370. Cataluña está obligada a comprar 150 pesetas y más por tonelada.
Vamos a ver ahora algunos datos respecto al aumento del comercio.
Se limitan a Cataluña y corresponden al año 1920:
IMPORTACIÓN UNIDADES KILOS PESETAS
Ganado bovino para carne 103.329 10.749.887
Ganado lanar y cabrío 1.486 17.472
Especie porcina 28.000 3.024.000 93.731.481
Bovino de leche 3.000 5.000.000
Especie caballar 4.000 6.000.000
mulos 8.000 12.000.000
Conservas de carne 5.000.000
Industrias de la leche 10.000.000
Aves 2.000.000 10.000.000
Huevos 197.000.000 39.420.000
EXPORTACIÓN UNIDADES PESETAS
Caballos 6.000 4.800.000
Asnos 8.000 12.000.000
Burros 400 8.000.000
Salchichones 6.006.000 8.000.000
Grasas y carnes en conserva 15.000.000
Leche condensada 200.000
Total pesetas: 48.000.000
La importación que se recibe de España comprende todo, el ganado bovino, el ganado lanar y el cabrío y la especie porcina más todavía, 15.000.000 de huevos y aves sumando todo 108.751.481 pesetas. La exportación se hace en España exceptuando los burros. […]
Origen y desenvolvimiento del movimiento nacional de Cataluña: las causas del antagonismo entre Cataluña y España
Como hemos visto más arriba la sumisión de Cataluña al absolutismo español corresponde exactamente al periodo de decadencia económica. Mientras que en España merced al monopolio de comercio con América se vive de la explotación desenfrenada de las colonias saqueadas literalmente por bandas de aventureros, Cataluña vegeta miserablemente. Es solamente hacia fines del siglo XVIII cuando el comercio con las colonias está autorizado y el resurgimiento económico se inicia. Pero el desenvolvimiento económico del país es muy lento hasta tal extremo que Cataluña conocía en los principios del siglo XIX periodos de miserias. Es al fin del primer cuarto del siglo pasado cuando el tiempo del desenvolvimiento industrial se acelera para llegar al máximum cerca del fin del siglo pasado. La industria textil que tenía una fuerte tradición en Cataluña es la que se desenvuelve más intensamente y con una mayor rapidez. En este periodo es cuando el movimiento nacional hace su aparición. La burguesía catalana llena de ardor y de iniciativa no podía entrar en tratos con el Estad español. La monarquía española no ha cesado de ser la monarquía del tiempo despótico de que hablaba Marx en 1854. Al principio de la época moderna no solamente no ha favorecido a ella el desenvolvimiento de las fuerzas económicas, sino que las ha atropellado de una manera despiadada.
Pero en España, como en Rusia por el zarismo, la realización de estos designios no ha sido fácil y rápida más que en los países donde la burguesía no había todavía nacido. En Cataluña el conflicto ha sido inevitable. El desenvolvimiento industrial de este país es incompatible con la estructura del Estado español. La monarquía española de nuestros días puede quizá compararse por sus rasgos fundamentales a la Rusia zarista desaparecida (aquí siguen cinco líneas en ruso [nota de la policía]).
Esta monarquía asiática era la más reaccionaria del mundo porque (dos líneas en ruso [policía]).
Este análisis del contenido económico y social de la autocracia rusa puede ser íntegramente aplicada a la monarquía española.
España no ha pasado todavía por la fase de la revolución burguesa. Las grandes convulsiones que llenan toda la historia del siglo XIX dejaron casi intacta la base del Estado. El poder ha sido ocupado por representantes de los grandes propietarios financieros, por castellanos, andaluces y gallegos, es decir, por representantes de regiones agrarias. Dos partidos, el partido conservador y el partido liberal han turnado pacíficamente en el Poder durante muchos años. Las diferencias entre estos dos partidos eran insignificantes, eran dos bandos que comparan amigablemente las ventajas del poder. El partido liberal se distinguía por un ligero respeto a la constitución. El esquema electoral no era más que una enorme mixtificación. Apoyándose sobre los caciques el Ministerio del interior del partido volvía al Poder fabricaba mejoras parlamentarias a su gusto. El caciquismo, fenómeno propiamente español es la dominación semifeudal ejercida por los grandes propietarios hacendados. Los caciques gozaban de un poder ilimitado; ellos obligaban a los electores a votar por los candidatos oficiales; todos los organismos administrativos y judiciales no son más que juegues en sus manos. Así, las tres cuartas partes del país no eran más que una máquina dócil a las manipulaciones de los dueños del poder. Sólo Cataluña y Vizcaya, es decir, las regiones industriales, constituían una excepción. Allá la oposición al poder central no cesaba jamás de manifestarse.
España es un Estado semifeudal, militarista, clerical. El Ejército y el clero constituyen las cargas más pesadas para el erario. El presupuesto militar de 1922-1923 (que está todavía en vigor) era de 627.902.449 pesetas a lo que hay que añadir los gastos de la campaña de Marruecos por 328.844.385 pesetas. El ejército cuesta al país más que nos cuesta los ejércitos de Francia o de Alemania en 1914. Y he aquí cuando la deuda pública alcanza una aproximación de 20.000.000 de pesetas casi todos desperdiciados en la guerra o en los preparativos de ella.
Una gran parte de los ingresos del Estado son arrancados a Cataluña. El importe de los impuestos de todo el Estado son arrancados a Cataluña. [sic] El importe de los impuestos de todo el Estado español durante el año económico 1922-1923 fue de 2.384.250.242 pesetas. Las tierras castellanas figuran en ellos por 739.043.755 estas o sea el 31,4%. Cataluña estrictamente 549.846.549, o sea el 23,4% [?]; solamente de Barcelona 454.906.985, o sea el 19,3%. La participación de la provincia de Barcelona en las cargas de Estado rebasa de 317.000.000, la contribución rústica del pequeño ganado de toda España y de 213.000.000 la contribución general que comprende la rústica pecuaria y urbana. Esta sola provincia paga una contribución igual a la de 28 provincias españolas. Para llegar a la cifra de impuestos de Cataluña sola, hay que añadir la contribución de nueve regiones o sea 30 provincias. La participación dada a Cataluña en los beneficios del Estado es bien mediocre. Las cantidades concedidas a Cataluña por los Ministerios de trabajos públicos, de instrucción pública, de agricultura no llegan a los 150.000.000 lo que quiere decir que Cataluña da cerca de 400.000.000 de beneficio a España. Los nacionalistas catalanes se basan en estas cifras para afirmar que Cataluña tiene recursos suficientes para vivir por sí sola.
En Cataluña el régimen predominante en el campo es el de la pequeña propiedad. Masia El Castell, Lluçà, siglo XVII / Wikimedia Commons
Pondremos finalmente de relieve algunas características económicas de Cataluña que la distinguen de la estructura económica y social del Estado español. Mientras que en España domina el régimen de la gran propiedad latifundista, en Cataluña el régimen predominante es el de la pequeña propiedad. La mayoría de los campesinos catalanes son propietarios a medias. El trabajador agrícola asalariado casi no existe. Los pequeños propietarios de España son en su inmensa mayoría más que pobres, miserables. Han sido calificados de propietarios mendigos por el profesor socialista español Fernando de los Ríos. Existe una enorme masa de trabajadores agrícolas asalariados. Añadamos todavía que la clase media catalana, en oposición a la de España, es una clase relativamente acomodada.
Tenemos pues una España semi-feudal, pobre, atrasada, ejerciendo su dominación sobre un país industrial rico, adelantado, el cual impide su libre desenvolvimiento. El movimiento nacional catalán, puede considerarse como una lucha de la burguesía contra las disposiciones de la monarquía absoluta. Nos encontramos en presencia de una manifestación de la tendencia histórica del capitalismo señalada por Lenin y definida por él (cuatro líneas en ruso [policía]).
El movimiento nacional catalán debe ser considerado por nosotros común movimiento progresivo. En apoyo de nuestra tesis hay que añadir algunos extractos de Lenin que pueden aplicares perfectamente a España. Ese será el mejor epílogo a esta parte de nuestro estudio.
Las etapas principales del movimiento nacional catalán
El movimiento nacional catalán fija su aparición en el año 1880 bajo la forma de un renacimiento literario. El movimiento político no parece hasta más tarde en el año 1860. La primera organización política fundada es “la Jove Cataluña” en de 1869. Es bajo su presión o bajo la efímera república española, cuando se ensaya en 1873 de proclamar el Estado catalán. Sucesivamente son fundados “El centre catalá” (1885) y la “Lliga de Cataluña” (1887) que disponen ya de una organización cotidiana y de un periódico, “La Renaissance”. En 1888, tiene lugar en Barcelona una exposición universal que marca la importancia del desenvolvimiento económico de Cataluña. Los elementos nacionalistas que ya en 1885 habían dirigido al gobierno central una memoria de los fueros de Cataluña dirigieron también un mensaje a la Reina cuando fue a Barcelona con motivo de la exposición. Como base de estos documentos figuraban las protestas contra la tasa elevada de los impuestos, contra la falta de protección a la industria y contra los ataques al lugar y a la lengua catalana.
El movimiento nacional se desenvolvió rápidamente. Todas las organizaciones creadas aquí y allá se agruparon en la Unión Catalanista a que en 1892 se reunión en congreso en Manresa donde se adoptaron las bases que durante un cierto número de años constituyeron el programa político del nacionalismo catalán. Las partes dinámicas profetizaron esta situación y rehusaron a tomar parte en la administración pública de Cataluña transfiriendo aquí los métodos del caciquismo exhalo. Las guerras coloniales con los sacrificios enormes en sangre y en dinero que ellas exigían determinaron un profundo malestar. La catástrofe de 18[9]8 consecuencia de la imprevisión gubernamental, que condujo al país a la guerra con los Estados Unidos, intensificó todavía este malestar. La burguesía catalana veía en el gobierno central al responsable de la pérdida del mercado colonial.
[CONTINUACIÓN Y FIN]
El movimiento Nacional no fue más el patrimonio de un grupo de intelectuales: llegó a ser un movimiento de masa cuyas aspiraciones se limitaban a la concesión de una amplia autonomía política y administrativa en los cuadros del estado español. El movimiento toma promociones tan vastas que una cierta inquietud se manifiesta entre los dirigentes de la política española. El general POLAVIEJA a su vuelta de Filipinas, que se vanagloriaba de haber hecho fracasar la insurrección, publicaba un manifiesto en el cual se declara partidario de una serie de reformas en sentido de la descentralización. La inmensa mayoría de los catalanistas acogió con hostilidad la tentativa del general POLAVIEJA, pero algunos elementos de la gran burguesía entraron en relación con este último, lo cual determinó la escisión en las filas de “L’Unió Catalanista”. Una comisión compuesta de los presidentes de las sociedades económicas de Barcelona, fue en noviembre de 1898 a Madrid para exponer sus pretensiones a la Reina. En marzo de año siguiente, fue construido un Ministerio en cuya composición entraba el general POLAVIEJA. Los elementos catalanes que habían seguido a éste, creyendo que el momento había llegado, esperaban obtener resultados positivos. Pero no fue así. El nuevo Ministro se opuso a toda clase de concesiones y continuó la vieja política. Algunos meses más tarde, el ministro de HACIENDA VILLAVERDE, presentaba al parlamento su proyecto de Presupuesto en el cual se preveían impuestos elevados. Contra este proyecto se levantó unánimemente el comercio, la industria catalana. Habiendo declarado la huelga del impuesto, el Gobierno adoptó, medidas de presión que llegaron hasta el encarcelamiento de un gran número de comerciantes. Poco después DURAN Y BASI, el primer ministro catalán llamado a tomar parte en el Gobierno, presentaba su dimisión. El general POLAVIEJA le siguió al poco tiempo. El Gobierno intensificó su hostilidad al catalanismo. El primer ensayo de colaboración había fracasado rápidamente, consecuencia inmediata de este fracaso fue el recrudecimiento del movimiento catalanista que se manifestó bajo formas violentas (demostraciones contra la bandera española y la marcha real, contra los Ministros que venían a Cataluña en honor de la flota francesa que visitaba Barcelona y cuyos oficiales eran acogidos con exclamaciones de ¡Viva Francia! ¡Viva Cataluña francesa!, etc.)
En las elecciones legislativas de 1901, la candidatura presentada en Barcelona por los catalanistas, obtenía una gran victoria. Después de las elecciones, la unión regionalismo y el Centro Nacionalista Catalán, surgiendo de la escisión de la Unión Catalanista, se agrupaban de nuevo en una organización única, la “Lliga Regionalista”, la cual, en las elecciones municipales del mismo año, obtuvo una nueva victoria. Fue en este momento que hizo su aparición en Barcelona ALEJANDRO LERROUX, agitador republicano cuya propaganda fue caracterizada por una demagogia sin precedente. Se puede afirmar que LERROUX fue enviado a Barcelona por el gobierno central para oponente por la creación de un movimiento republicano popular al movimiento catalán que comenzaba a inquietar seriamente a los políticos madrileños. El republicanismo englobó en efecto grandes masas y en las elecciones de 1903 la candidatura republicana triunfó contra los catalanistas. Esta victoria fue favorecida por el hecho que la “Lliga Regionalista” se alió a los elementos más reaccionarios; gracias a esta circunstancia, las grandes masas obreras siguieron a LERROUX que predicando el internacionalismo no servía en realidad que a los intereses de los agrarios en el poder. Las tendencias conservadoras que se habían manifestado en el seno de la “Lliga Regionalista”, provocaron la escisión en noviembre de 1904, la izquierda se separó para formar el centro nacionalista republicano, que se pronunció en favor del gobierno para la separación de la iglesias y del Estado y en favor de grandes concesiones en reformas sociales. Entre tanto, el fracaso del movimiento republicano español, que había hecho concebir grandes esperanzas a la clase obrera y a una buena parte de la pequeña burguesía tiene su repercusión en Cataluña. En las elecciones de 1905 la “Lliga Regionalista”, obtiene de nuevo la victoria. El 25 noviembre del mismo año, los oficiales de la guarnición de Barcelona recorren las calles de la ciudad profiriendo gritos contra el catalán, y finalmente devastan los locales donde estaban instaladas las redacciones de los periódicos catalanistas. El Gobierno, en lugar de castigar estos actos de indisciplina, suspende las garantías constitucionales, prohibiendo la publicación del semanario catalanista “Cu Cut”, y encarceló al director del periódico LA VEU DE CATALUNYA. Entre tanto la prensa madrileña, llevaba una campaña de una violencia extrema contra el movimiento catalán; la información abierta con ocasión de los acontecimientos del 25 de noviembre fue cerrada bajo pretexto de que los autores de los excesos eran desconocidos y los oficiales de otras guarniciones se solidarizan públicamente con sus camaradas de Barcelona. La consecuencia de estos acontecimientos fue la aprobación de una ley malvada contra catalanistas que aún hoy está en vigor y que es conocida bajo el nombre de Ley de Jurisdicciones. Según está ley todos los delitos contra la Patria y el Ejército son juzgados por consejos de guerra. La promulgación de esta ley provocó un enorme movimiento de protesta. El 11 de febrero de 1905 todos los partidos catalanes, excepción hecha de LERROUX y de una parte del partido republicano, se unían en la Solidaridad Catalana cuyo primer acto público fue una grandiosa manifestación en Barcelona en la cual tomaron parte más de 200.000 personas. Este movimiento cuyo programa común fue la lucha contra la ley de Jurisdicciones y por la autonomía, abarcó a todo el país. En las lecciones legislativas de 1907, de los 44 diputados elegidos en Cataluña, 41 pertenecían a la solidaridad catalana. Pero este bloc, compuesto de elementos muy heterogéneos no tardó en dividirse. El gobierno de MAURA, comprendiendo la debilidad interna del movimiento, presentó al gobierno un proyecto de administración local que acordaba algunas concesiones a Cataluña. La Lliga Regionalista, representando a la gran burguesía, dio su conformidad al proyecto. Los elementos republicanos por el contrario, lo combatieron violentamente basándose en el hecho de que las concesiones concedidas eran insignificantes y que establecía el voto corporativo suprimiendo de raíz el sufragio universal. La ruptura fue inevitable. En 1919 [sic, 1909] en las elecciones municipales de Barcelona, los elementos de la izquierda, coligados (centro nacionalista, republicano, unión republicana y partido federalista), luchando independientemente, obtienen una mayoría de 3,000 votos sobre la Lliga Regionalista coaligada con los elementos reaccionarios. Al año siguiente, los elementos de la izquierda se unificaban en un sólo partido, conocido bajo la denominación de Izquierda Catalana [sic]. El fracaso de solidaridad catalana determinó durante un año, cierta depresión política. En 1911 comenzó una activa campaña en favor de la constitución de la Mancomunidad, consistente en el derecho de las 4 provincias catalanas para constituir un organismo único en el cual se delegarían ciertos servicios administrativos. En diciembre de 1913, el gobierno de DATO acordó esta concesión a Cataluña, después de una lucha tenaz de dos años la Mancomunidad fue constituida y se apresuró a la tarea de crear una serie de instituciones de cultura y de mejorar los servicios públicos. Se crearon escuelas y bibliotecas municipales populares por todas partes, lo mismo que instituciones científicas y universidades industriales. El teléfono se instaló hasta en los pueblos más insignificantes. Esta concesión obtenida sobre todo por la acción parlamentaria de la Lliga Regionalista determinó una nueva era de crecimiento de ésta última. Este hecho fue favorecido por la disolución de la izquierda catalana que fue víctima de sus inducciones. No podía ser de otra manera siendo como era un partido formado casi exclusivamente por elementos de la pequeña burguesía. Hasta 1920 la Lliga Regionalista, es una gran fuerza política, que englobaba la gran burguesía y la masa de la pequeña burguesía que se había separado de la izquierda.
Los partidos catalanes
Dirigentes de la Lliga Regionalista en 1912; tercero por la izquierda, Enric Prat de la Riba; cuarto por la derecha, Francesc Cambó / Dominio público
La Lliga Regionalista ha sido durante 23 años la expresión política más importante del moviendo catalán. Ha sido regionalista, autonomista o separatista según las circunstancias. Se hizo el partido de la gran burguesía sobre la masa de la pequeña burguesía. Ha experimentado la lucha de la burguesía industrial contra los agrarios en el poder. Hubiera podido realizar la revolución burguesa formando un bloc con la burguesía metalúrgica de Vizcaya y la burguesía minera de Asturias. Esto era lo que su jefe CAMBÓ había presentido, preconizando en 1914-1917 la constitución de una España grande, es decir, de una federación dirigida por la burguesía industrial. Pero esta tentativa fracasó. En 1917, como consecuencia del desarrollo extraordinario adquirido por la industria, como consecuencia de la guerra mundial, la burguesía jugó un papel predominante. La banca comercial, que, como otros lo hemos visto [sic], es[tá] siempre en déficit, llegó a [tener] un balance activo. En 1916 y 1917 el exceso de exportación sobre las importaciones fue respectivamente de 512 y 543 millones. Este hecho tuvo repercusiones inevitables en la vida política del país. Los antagonismos entre la burguesía industrial y los partidos agrarios se exacerbaron. La revolución burguesa parecía inevitable, pero el capitalismo, en el momento decisivo, tuvo miedo. El desarrollo extraordinario del movimiento obrero le hizo comprender que la revolución no se pararía en los marcos de la sociedad burguesa.
La burguesía retrocedió y se alió al gobierno central para aplastar al movimiento obrero. Esta colaboración encuentra su expresión más característica en la colaboración en el Ministerio [entrada de la Lliga en el gobierno de Maura en 1917-1918]. El deseo de destruir las potentes organizaciones sindicales obreras conduce a la burguesía catalana en septiembre de 1923 a apoyar el golpe de Estado del general Primo de Rivera. Pero éste representó típicamente a la vieja España absolutista; no tardó en seguir la política tradicionalista española. El movimiento Nacional catalán es prohibido; la Mancomunidad disuelta, los consejeros elegidos por sufragio universal son reemplazados por consejeros designados por decreto; todas las instituciones de cultura son destruidas. Al mismo tiempo, el Directorio militar favorece la penetración del capitalismo extranjero en España y concierta con Alemania un tratado de comercio que lesiona gravemente los intereses de la industria catalana. Esto inclina a la burguesía catalana a separarse del Directorio, pero la Lliga Regionalista, con su política de compromiso, ha perdido la confianza de las grandes masas de la pequeña burguesía.
Todo esto determina un proceso considerable de las ideas separatistas. Dos nuevos partidos, la Acción catalana y el Estado Catalán, han ingresado en sus filas así como la pequeña burguesa y buena parte de la clase obrera. Uno y otro partido se proclaman contra toda solución autonomista del problema catalán y por la separación pura y simple. La Acción Catalana constituida ante el golpe de estado de Primo de Rivera, nació con un gran empuje, pero su poco coraje desde el establecimiento de la dictadura militar ha disminuido considerablemente su prestigio. El Estado Catalán, por el contrario, dirigido por FRANCISCO MACIA, que goza de un gran prestigio por su valor y su honradez, ha llegado a ser la fuerza política más importante de Cataluña. Los miembros son perseguidos despiadadamente por el Gobierno. Cinco estudiantes pertenecientes a este partido acusados de haber participado en una tentativa de atentado terrorista contra el Rey, pasarán en breve por un consejo de guerra y se pide para ellos la pena de muerte. Este partido proclama abiertamente la decisión de obtener la independencia catalana por medio de la insurrección armada. Algunas palabras aún sobre los otros partidos. El Partido Republicano no tiene ninguna fuerza. Los mejores elementos se han pasado al movimiento Nacional. El partido Comunista es aun numéricamente poco importante; pero la simpatía por el comunismo es cada día más grande entre la masa obrera. Es necesario hacer observar que la actitud netamente leninista tomada por el partido cara a cara del movimiento Nacional, las simpatías de la pequeña burguesía [sic].
Esta simpatía no es simplemente platónica, se traduce en una alianza política. El Partido Comunista Español, las organizaciones sindicales revolucionarias y los partidos separatistas nacionales y vascos han constituido un frente único para la lucha contra el Estado español actual. Esta alianza es la mejor garantía de una solución justa del problema catalán. Separada de la esfera de influencia de la gran burguesía, las masas populares de Cataluña acabarán por comprender que solamente una república soviética federativa puede encontrar una solución plenamente satisfactoria a la cuestión Nacional.
El levantamiento y asesinato de 5 jóvenes en Lagos de Moreno, Jalisco y 7 jóvenes en Zacatecas, hace unas semanas, por parte del crimen organizado, ha generado horror a nivel nacional. En los últimos meses, el asedio en Zacatecas, Jalisco y Aguascalientes se ha intensificado debido a la disputa territorial entre el Cartel de Jalisco y el Cartel de Sinaloa, sin embargo, esto no es una cosa nueva, más de 15 años lleva la disputa del narco. Los distintos grupos criminales tienen una guerra entre sí por el territorio y las rutas de comercio y distribución de droga. Un estudio de AC Consultores señala que el Cartel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) opera en 28 Estados de la república y el Cartel de Sinaloa en 24.
Esta disputa entre los carteles de droga está configurada por su extrema violencia, despojo de tierras, asedios y un mar de sangre de la clase trabajadora, sus hijos y las mujeres. El asedio contra la población por parte del crimen organizado llega a grados insoportables como lo muestra el caso del enfrentamiento en Texcaltitlán, Estado de México. La población se opuso a que el cartel de La familia michoacana les extorsionara generándose un fuerte enfrentamiento en que murieron 14 personas (la mayoría del crimen organizado) por balazos, palos o machetazos.
Violencia hacia la juventud
Los jóvenes asesinados que comentamos al inicio de éste artículo eran grupos de amigos que salieron una tarde a dar una vuelta por el vecindario. En realidad jóvenes, los chicos de Zacatecas tenían entre 14 y 18 años y los de Lagos de Moreno, Jalisco entre 18 y 22 años; jóvenes dedicados al estudio o al trabajo informal. De acuerdo con datos de Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), 26 jóvenes de entre 15 y 29 años son asesinados al día. Desde la llamada guerra contra el crimen organizado desatada en 2006 hasta la fecha han sido asesinados 153,243 jóvenes. Esta falsa guerra contra el narco fue más bien el inicio de la disputa del Estado y el gobierno en turno contra el narco por el control territorial, en torno al mercado de la droga.
Recordemos el asesinato de 3 estudiantes de cine en Jalisco, que se encontraban haciendo tomas para una tarea, parados sobre tierras que parecerían “públicas”; en realidad estaban ocupadas por el narco y ellos fueron levantados y disueltos en acido. El CJNG fue el ejecutor. Vimos protestas en varias partes del país exigiendo la aparición con vida de Salomón, Marco y Daniel e incluso la Cineteca Nacional se solidarizó (esto ocurrió en 2018). Esta ha sido la realidad concreta de la juventud en nuestro país. No podemos decir “estaban en el lugar equivocado a la hora equivocada”, porque entonces todos en México estamos parados en lugares incorrectos a horas incorrectas. No importa la zona o el día, el narco opera en todo el país, ya sean los carteles más grandes o los pequeños grupos en disputas municipales.
La violencia es una herramienta indispensable de estos grupos, no sólo entre ellos, sino para con la población en general. Así imponen su dominio, la violencia no tiene un fin más que el de exhibir hoy día su poderío y para el crimen organizado la juventud es la carne de cañón que usa para mantener su poder. Lo que también sucede es la cooptación de jóvenes: los esclavizan y los someten a trabajos forzados, siendo “narcomenudistas” o “halcones”(un tipo vigilancia). Las redes del crimen organizado tienen estructuras, cargos, y métodos de operar que necesitan gente para sostener este inmenso aparato de contrabando que engulle en distintas zonas a mujeres, campesinos, jóvenes y trabajadores.
Hace poco salió un artículo en la revista Science (www.science.org/doi/full/10.1126/science.adh2888) que señala al crimen organizado como el 5to “empleador” más grande México: hay 175 mil personas trabajando en grupos criminales, cada mes 1,400 personas son “reclutadas” para distintas tareas y esto permite, a pesar de las disputas violentas entre grupos, siempre tener elementos que hagan el trabajo (claro, todos ellos jóvenes). Es increíble que el crimen organizado sea un sector que parece estar dando “trabajo” a la juventud y que se muestre como alternativa de “futuro” para la juventud. Si esta situación es posible es porque en este sistema capitalista la privatización de todos los sectores, como la salud, la educación y el trabajo deja al margen a una inmensa capa de jóvenes sin alternativas para el desarrollo de su vida; los deja sin expectativas de un futuro digno y lo único que conocen en sus zonas es el asedio del narco que con los años también se ha transformado para sostener sus intereses.
El crimen organizado y su papel en la sociedad
La configuración de los grupos criminales ha cambiado a lo largo de los años, por ejemplo, el Cartel de los Zetas, antes de ser cartel, fue el brazo armado del Cartel del Golfo, organizado y educado bajo mando del ex militar Arturo Guzmán Decena, entrenado por militares israelíes. Recluto principalmente a ex militares del ejército mexicano, que se caracterizaron por ser un grupo de intimidación: se encargaban de garantizar del transporte de drogas y liberar rutas de mercado. En 2010 se separaron del Cartel del Golfo y aunque al inicio los Zetas eran puros ex militares, en sus últimos años reclutaron jóvenes desde los 15 años.
Este grupo tenía el internet lleno de videos violentos, desollando mujeres, hombres y jóvenes; esto no era accidental, sino que se usaba para crear terror colectivo y hacer públicas las evidencias de lo que eran capaces de hacer. Eran una muestra fiel de la degeneración social. Fue un grupo de extrema violencia y con nexos con organizaciones criminales a nivel internacional.
El crimen organizado es violencia, pero también es sustituto de las carencias del Estado burgués. El crimen organizado, en algunas zonas del país, ha pavimentado calles y ha puesto electricidad en colonias; reparten despensas, construyen escuelas y centros de salud, tiene controles de vigilancia para evitar en sus territorios robos u otros actos delictivos de individuos o grupos criminales ajenos a su dominio y con esto han conseguido el respaldo de una cierta capa de la población. Ahí donde ni los gobiernos ni el Estado burgués llegan con sus programas sociales, está el crimen organizado jugando ese papel.
La naturaleza aborrece el vacío y el narco no hace estas cosas por buena voluntad, sino por la necesidad del control territorial y del mercado ilícito. Podemos señalar —a partir del modesto análisis a lo largo del presente artículo— que el crimen organizado es lo que Lenin señala sobre el Estado: literalmente, un grupo de hombres armados en defensa de la propiedad privada; eso es el narco: un sector de la sociedad que “emplea” a la juventud (que en realidad la esclaviza, junto a los campesinos para trabajar los campos), pavimenta calles, tiene un desarrollo económico en el mercado de la droga, armas y tráfico de mujeres, y está completamente desarrollado como una clase dominante que oprime y explota, siendo así como la burguesía común y corriente.
El narco es una parte de esta sociedad, tiene una cultura “popular”, sin dejar de ser también en su práctica lo más lumpen y degenerado de la sociedad burguesa: son una burguesía degenerada e ilícita. Aunque tienen una práctica independiente, han cooptado estructuras del Estado: lo vimos en 2014, con la desaparición forzada de los 43 normalistas de Ayotzinapa. La noche de Iguala tiene el sello del narco, del Narcoestado, que es una realidad: están en el ejército, en las policías institucionales, tienen relaciones con gobernantes, compran y ponen políticos donde mejor les convenga, hacen politiquería y hay municipios completamente cooptados por el narco; la ley del narco es la que impera, por ejemplo en Chilpancingo, Guerrero, que está tomada por el conflicto entre los Ardillos y los Tlacos, que de manera sangrienta buscan hacerse de las rutas de transportistas. Un vídeo filtrado en junio de este año muestra a la Alcaldesa de Chilpancingo, Norma Otilia, reunida en un restaurante con el líder del grupo los Ardillos, Celso Ortega Jiménez, luego de que aparecieran los cuerpos de 7 personas decapitadas —5 transportistas y 2 mujeres— con narcomensajes.
La gente de a pie vive esto bajo la presión constante de conflicto entre estos grupos y, además, el resto de las dinámicas comerciales y sociales también están supeditadas a esto. El aumento de los productos de la canasta básica no sólo sucede por la crisis, sino también por el cobro de plaza; que haya pollo o tortillas en el municipio prácticamente depende de la disputa entre estos grupos. Nuestras vidas parecen depender de las dinámicas de estos grupos criminales. Cuando observamos la red del crimen organizado, descubrimos que está incrustada en las profundidades de esta sociedad capitalista en México, sin perder su independencia.
¿Qué hacer ante esto?
Los gobernantes, ante los cuestionamientos de los jóvenes asesinados y las cifras que se conocen de la desaparición forzada y asesinatos, sólo tiene una respuesta: “es una situación lamentable”. Mientras vemos a madres en busca de sus hijos, hermanos y esposos; se volvieron buscadoras, ya no de cuerpos con vida, sino de restos, de huesos que tiene el sello de la violencia en México.
Madres buscadoras, organizadas, han encontrado fosas comunes en todo el país, han avanzado más que las propias instituciones, han encontrado a personas y brindado alivio a otras familias, aunque sea por tener los restos de sus familiares con ellos.
Mientras, para los gobiernos en turno, parece que la única alternativa para combatir la violencia fuera la de la militarización del país. Esto con Calderón y su supuesta Guerra contra el crimen organizado y ahora con AMLO y la creación de una Guardia Nacional que pensó que quitaría de las garras del narco a la juventud, enlistándola en el ejército. Pero esta política ha demostrado ser un fracaso durante 17 años. El ejército responde a los intereses de la clase dominante y no es defensor ni salvaguarda de la gente de a pie; no se combate la violencia con las fuerzas armadas, se combate garantizando que las necesidades básicas de la clase trabajadora, la juventud y las mujeres.
Solventar estas necesidades significa romper con la dinámica capitalista. Combatir la violencia significaría organizar asambleas populares en los municipios y los barrios para hacer contrapeso al asedio de los grupos criminales.
Entonces nos damos cuenta de que la clase trabajadora está asechada por la burguesía común y corriente y luego también por el crimen organizado, ambos regidos por las mismas leyes del capitalismo; unos más violentos que los otros.
Decía Lenin: el capitalismo es horror sin fin, y ésa es la realidad hoy día para la juventud que es perseguida por la degeneración y es asesinada día con día.
Hay muchas personas sinceras en occidente que se orientan hacia la campaña BDS (Boicot, Desinversión Sanciones) como una manera ‘práctica’ de mostrar solidaridad con Palestina. BDS exige el aislamiento cultural y económico de Israel para atacar los bolsillos de los sionistas. Sus activistas suelen usar el ejemplo del régimen racista del Apartheid en Sudáfrica, el cual, ellos dicen, fue derrocado en gran parte por las sanciones y la presión por parte de la ‘comunidad internacional’. Pero, ¿es realmente el caso?
La teoría es que una combinación de boicot de consumo de productos israelíes, la retirada de inversiones en Israel por parte de occidente y la inanición cultural de Israel por parte de artistas e instituciones académicas obligará a Israel a retirar a sus colonos ilegales de Cisjordania, a poner fin a sus bombardeos sobre la Franja de Gaza, a retroceder a las fronteras de 1967 o a disolver su propio Estado, según a cuál de los boicoteadores se pregunte. En todos los casos, el objetivo declarado es acabar con el apartheid para los árabes y conseguir una patria para los palestinos utilizando estos métodos.
Como escribe Omar Barghouti, cofundador de BDS:
“Esta referencia [a Sudáfrica] no es casual ni retórica. Surge de las muchas similitudes entre los dos casos de opresión colonial… y pretende subrayar la eficacia y la inatacabilidad moral de utilizar el boicot en la esfera cultural para resistir a un orden opresivo persistente que goza de impunidad y amplia complicidad por parte de las potencias de todo el mundo y para aumentar el aislamiento de los regímenes opresivos, como el de Israel”.
Simpatizamos con todos los trabajadores y jóvenes que están correctamente horrorizados por la terrible situacion del pueblo palestino, y los mueve una necesidad urgente por ‘hacer algo’. Pero los hechos son tozudos. Debemos preguntarnos: ¿cuál era la relación entre Occidente y el régimen sudafricano durante la época del apartheid? ¿Cuáles fueron las condiciones que condujeron a las sanciones? Y lo que es más importante, ¿las sanciones condujeron realmente al derrocamiento del régimen del Apartheid?
Esto no es solamente un ejercicio intelectual: es importante que los trabajadores y la juventud alrededor del mundo adopten tácticas que realmente pueden lograr cambio y que no se pierdan en callejones sin salida.
La actitud de Occidente hacia el Apartheid en Sudáfrica
Durante la mayor parte de su historia, la relación entre el régimen de Apartheid y Occidente era abierta y de ‘cooperación mutua’, como lo describió el Departamento de Estado de EE.UU. En este caso, ¡la situación se parecía a la relación de occidente con Israel hoy!
Para países como EE.UU. y Gran Bretaña, el régimen de Apartheid fue un aliado estratégico importante durante la Guerra Fría. Desde 1945 hasta los años 80, el gobierno en Pretoria demostró ser un confiable enemigo del “Comunismo”. Con la revolución colonial que barrió el continente africano, muchas antiguas colonias independientes de África pasaron de la esfera de influencia occidental a un estatus de no alineadas, mientras que otras quedaron bajo la influencia de la Unión Soviética. En cambio, Sudáfrica se mantuvo firme como puesto avanzado del sistema capitalista, enemigo del comunismo y firme aliado de Occidente.
Por otra parte, los países imperialistas consideraban al Congreso Nacional Africano (ANC) y otros movimientos de liberación como organizaciones terroristas. A pesar de ser santificado como pacifista hoy, el mismo Nelson Mandela fue arrestado el 5 de agosto de 1962 por la policía Sudafricana… ¡basados en inteligencia de la CIA! Fue incluido en la lista de vigilancia terrorista del Departamento de Estado de Estados Unidos y no fue retirado de ella hasta 2008: 18 años después de salir de la cárcel. Occidente también consideraba a Sudáfrica un importante mercado para los productos occidentales y un puesto avanzado de la civilización occidental en el continente “oscuro”. A su vez, el régimen proporcionaba a Occidente oro, carbón y otros minerales importantes procedentes de las ricas reservas del país.
Todas las principales políticas y leyes que constituyen la espina dorsal del Apartheid se aplicaron inmediatamente después de que el Partido Nacional llegara al poder en 1948. Algunas de las principales leyes que formaron el marco legal del apartheid se aprobaron y aplicaron en la década de 1950: la Ley de Zonas Agrupadas, la Ley de Prohibición de Matrimonios Mixtos, la Ley de Supresión del Comunismo, la Ley de Asambleas y disturbios, la Ley de Enmienda de la Inmoralidad, la Ley de Registro de Población, la Ley de Reserva de Servicios Separados y docenas más. El régimen aplicó despiadadamente todas estas leyes durante casi cuatro décadas, mientras los llamados “países democráticos” occidentales toleraban e incluso apuntalaban esta dictadura racista. Cabe mencionar a las empresas multinacionales occidentales, que se beneficiaron enormemente de la superexplotación de la clase trabajadora negra sudafricana.
La ONU acabó aprobando un embargo de armas contra el gobierno del apartheid en los años sesenta. Pero se trataba de la típica resolución “voluntaria” desdentada a la que nadie prestó atención. Hasta 1986 no se declararon sanciones comerciales y económicas multilaterales. Esto no tuvo nada que ver con “preocupación por los derechos humanos”. Tampoco fue que de repente hubieran “descubierto” las atrocidades que el régimen del Apartheid había cometido durante décadas. Más bien, se hizo para intentar cortar el movimiento revolucionario de masas que había estallado en Sudáfrica a mediados de los años ochenta y que había empezado a amenazar los cimientos del capitalismo sudafricano.
Como vamos a demostrar, el objetivo era presionar a la facción de línea dura del régimen hacia un acuerdo con el ANC y el movimiento de liberación desde arriba, por miedo a que una revolución desde abajo derrocara el sistema . Pero, ¿qué tan efectivas fueron las sanciones, aún para este fin?
La falacia de las sanciones
Las sanciones económicas y comerciales que se aplicaron a mediados de la década de 1980 tuvieron en realidad un impacto económico muy limitado sobre el régimen. El declive económico de la década de 1980 fue anterior a las sanciones, y la verdadera causa fue la crisis de la deuda externa de Sudáfrica. Como consecuencia de la crisis económica mundial que comenzó en la década de 1970, muchos países entablaron negociaciones sobre las deudas pendientes para renegociar las condiciones con los banqueros, entre ellos Sudáfrica.
En 1985, el gobierno respondió a la crisis declarando una moratoria de todos los pagos de la deuda a corto plazo. Poco después, el Chase Manhattan Bank declaró que no renovaría sus préstamos a corto plazo, lo que desencadenó una crisis de liquidez a la que siguieron otros prestamistas. Todo ello precedió a las sanciones económicas multilaterales. Aunque las empresas extranjeras que hacían negocios en Sudáfrica experimentaron sin duda presiones en sus países de origen para desinvertir, esto no entraba en los cálculos de los banqueros. Un ejecutivo de Chase explicó la retirada de su empresa diciendo:
“Consideramos que el riesgo asociado a la agitación política y la inestabilidad económica era demasiado alto para nuestros inversores. Decidimos retirarnos. Nunca fue nuestra intención facilitar el cambio en Sudáfrica, la decisión se tomó exclusivamente por el interés de Chase y de sus activos” (nuestro énfasis).
En septiembre de 1985, la Comunidad Económica Europea impuso a Sudáfrica una serie de sanciones comerciales y financieras muy limitadas, y los países de la Commonwealth adoptaron medidas similares en octubre de ese mismo año. La CEE prohibió las importaciones de hierro, acero y monedas de oro, así como las nuevas inversiones en Sudáfrica. Lo más importante es que no ampliaron esta prohibición a las exportaciones sudafricanas más importantes, como el carbón, los diamantes u otras formas de oro. Japón aprobó sanciones similares poco después, aunque omitiendo el mineral de hierro.
En Estados Unidos se produjo una división abierta en la clase dirigente sobre este asunto. El Congreso aprobó la Ley Integral Antiapartheid en 1986. El Presidente Reagan vetó la ley, pero su veto fue anulado en octubre. Cuando la Cámara de Representantes presentó su legislación sobre sanciones en 1985, Chester Crocker, el secretario adjunto, la calificó de “camino de locura”. Consideraba que el Congreso estaba “arrojando cerillas descuidadamente a una situación ya explosiva y volátil”. En su lugar, abogó por un mayor compromiso económico con el régimen del Apartheid, declarando: “Los estadounidenses somos constructores, no destructores.” La administración razonó que la imposición de sanciones sólo sería una muestra de la “impotencia” de Estados Unidos, en el sentido de que tales medidas sólo podrían “erosionar nuestra influencia con aquellos a los que pretendemos persuadir.”
Desde 1973 y la Ley de Poderes de Guerra, el Congreso estadounidense no había anulado un veto presidencial sobre un asunto de política exterior, y el presidente había sido rechazado tan completamente en este ámbito. Era una medida de la seriedad que había adquirido para Estados Unidos la cuestión de Sudáfrica. Un elemento importante de la estrategia de “compromiso constructivo” de la administración Reagan consistió en que Washington DC defendiera a las empresas multinacionales que decidieron permanecer en Sudáfrica.
La Casa Blanca desempeñó un papel decisivo, por ejemplo, en la creación del US Corporate Council on South Africa. Este organismo animaba a las instituciones estadounidenses que operaban en Sudáfrica a dar la cara y hacer pública su labor positiva en la lucha contra el apartheid. Esto demostraría que existía una alternativa a las sanciones económicas. En las Naciones Unidas, el gobierno estadounidense, junto con Gran Bretaña, utilizó su derecho de veto en el Consejo de Seguridad en cuatro ocasiones durante este periodo para impedir que se impusieran sanciones económicas.
Esta división en el gobierno estadounidense hizo que las sanciones no se aplicaran con rigor. La Ley Anti Integral Apartheid restringía los préstamos a Sudáfrica e impuso prohibiciones a la importación de hierro, acero, carbón, uranio, textiles y productos agrícolas. Sin embargo, se omitieron los materiales estratégicos, los diamantes y la mayoría de las formas de oro. Por lo tanto, el impacto directo de estas sanciones comerciales fue limitado.
Las cifras lo demuestran claramente. En las décadas anteriores a 1974, el PIB real de Sudáfrica creció una media del 4,9% anual. De 1974 a 1987, la crecimiento fue del 1,8% anual (sobre todo a causa de la crisis general, como ya hemos explicado). Inmediatamente después de las sanciones, el crecimiento del PIB se aceleró. Fue del 0,5% en 1986, del 2,6% en 1987 y del 3,2% en 1988. Sudáfrica desarrolló amplias medidas para eludir las sanciones, aunque a veces implicaban una costosa sustitución de importaciones. Sudáfrica también pudo evitar las sanciones a través de países que no participaban en los embargos. De hecho, de 1985 a 1989, ¡los volúmenes de exportación aumentaron un 26%!
La campaña de desinversión, que consistió en gran medida en presiones privadas pero también incluyó cierta participación del gobierno, fue en realidad más costosa para las empresas extranjeras que se retiraron que para el régimen. Para eludir la campaña, muchas de las empresas que desinvirtieron simplemente vendieron sus activos a bajo precio a empresarios blancos locales, pero mantuvieron vínculos no patrimoniales como franquicias, licencias y acuerdos tecnológicos que les permitieron seguir operando. Además, en septiembre de 1985, Sudáfrica introdujo un régimen de doble tipo de cambio para desalentar la desinversión, en virtud del cual las empresas que deseaban repatriar sus activos lo hacían al tipo de cambio del “rand financiero”, con un descuento del 40% sobre el tipo de cambio comercial.
Aunque el coste de las sanciones comerciales, del 0,5% del PNB, no es trivial, tampoco fue lo suficientemente grande como para ser decisivo. Además, los capitalistas blancos locales se beneficiaron a menudo de las desinversiones a precios de liquidación y los obreros negros se vieron perjudicados por la pérdida de puestos de trabajo. A pesar de estas sanciones, el régimen del apartheid se mantuvo en el poder. Aunque está claro que las sanciones tuvieron un impacto psicológico, no fue ni mucho menos suficiente para inclinar la balanza. La situación sólo cambió cualitativamente cuando la clase obrera sudafricana entró en escena.
De reforma a revolución
Durante la década de 1960, el mayor auge económico de la historia de Sudáfrica (basado en la subida de los precios del petróleo y en la horrenda explotación de la clase trabajadora negra mayoritaria) dio lugar a tasas de crecimiento que igualaron a las de Japón. La revista Fortune escribió: “Sudáfrica es uno de esos raros y refrescantes lugares donde los beneficios son grandes y los problemas pequeños. El capital no se ve amenazado por la inestabilidad política o la nacionalización. La mano de obra es barata, el mercado está en auge, la moneda es fuerte…”. Esta era la verdadera actitud de los capitalistas en Occidente.
Sin embargo, a principios de los años 70, la economía sudafricana inició un largo proceso de declive. Tras la recesión mundial y la crisis de los precios del petróleo, la economía sudafricana entró en un periodo sostenido de crisis. La recesión trajo consigo un aumento del desempleo y la inflación minó los salarios. Estas condiciones provocaron un aumento espectacular de las huelgas y la combatividad de la clase obrera. La calma represiva de los años sesenta se rompió cuando los trabajadores de los años setenta empezaron a organizarse y a plantear reivindicaciones. Así surgió un movimiento sindical de masas. A finales de los setenta y principios de los ochenta, el suelo empezó a temblar bajo los pies del régimen.
Las contradicciones del apartheid empezaron a manifestarse y el gobierno de la minoría blanca entró en una crisis profunda. Las revueltas de Soweto, protagonizadas por estudiantes negros de primaria y secundaria el 16 de junio de 1976, hicieron añicos el mito de la invencibilidad del Estado del apartheid. El Estado respondió matando a casi mil personas durante 1976/1977. En octubre de 1977, el gobierno prohibió 18 organizaciones y reprimió a los medios de comunicación. El líder de la Conciencia Negra Steve Biko fue asesinado mientras estaba detenido. Pero la represión de la revuelta no pudo ocultar la crisis y demostró la imposibilidad de que el régimen siguiera gobernando a la vieja usanza.
Hubo otros factores, además de la crisis del petróleo, que se combinaron para frenar el ritmo de expansión. Las distorsiones del mercado laboral inherentes al sistema del apartheid se hicieron evidentes para las grandes empresas. Los negros constituían la mayoría de la población, pero se les restringían los desplazamientos y los puestos de trabajo que podían ocupar.
Uno de los objetivos del sistema del Apartheid era mantener a los negros viviendo en zonas separadas de los blancos. Sin embargo, a medida que se desarrollaba la economía sudafricana, las restricciones laborales se convirtieron en un obstáculo para el funcionamiento del sistema en su conjunto. Se necesitaba un aumento sustancial de trabajadores cualificados. Un sector manufacturero en expansión creó una demanda de trabajadores adicionales en las ciudades, al mismo tiempo que un objetivo central del Apartheid era mantener a los negros fuera de las ciudades y en bantustanes separados.
Como consecuencia del auge, en la década de 1960, el peso del nacionalismo pequeñoburgués afrikáner había disminuido en favor de las grandes empresas, que ahora empujaban al gobierno en la dirección de las reformas para superar la crisis. Tras los levantamientos de Soweto, las grandes empresas vieron claramente que los objetivos de la oposición negra iban mucho más allá de las protestas contra las políticas de discriminación racial del Apartheid. Liderados por la clase obrera emergente, ahora desafiaban a todo el sistema económico, basado en la mano de obra barata negra, que sustentaba el Apartheid. Las grandes empresas respondieron lanzando la Urban Foundation, un gran proyecto destinado a mejorar las condiciones de vida en las barriadas negras.
Tras las reformas económicas, el gobierno promulgó una nueva constitución que establecía sus planes de reforma política en 1983. La constitución preveía una nueva constitución tricameral con cámaras separadas para los coloureds [clasificación jurídica de la época: personas no blancas que no eran indígenas africanos], los indios y los blancos, y un nuevo estado ejecutivo, dotado de amplios poderes.
Esta constitución se basaba firmemente en el sistema del Apartheid, con mayorías garantizadas para los blancos en los órganos que elaboraban la legislación. La constitución también excluía por completo a la mayoría africana. Los africanos no eran considerados parte de Sudáfrica. Más bien se les consideraba ciudadanos de los bantustanes, gobernados por aliados despiadados y corruptos del Estado del Apartheid. Las llamadas “reformas” no constituían reforma alguna. Simplemente racionalizaron la dominación y el control blancos. Fue un intento de contener la aspiración política de la mayoría negra sembrando más divisiones entre ellos. Las principales organizaciones de la clase trabajadora negra y los sindicatos se movilizaron para boicotear el parlamento tricameral y la nueva constitución.
Pompa y circunstancia, ¡y revolución!
Suele ocurrir que el momento más peligroso para una dictadura es cuando levanta la bota y empieza a reformar. Mientras el gobierno trabajaba en su proyecto de reforma, una creciente combatividad se organizaba en las comunidades obreras de todo el país. El rasgo más significativo fue el rápido crecimiento de los sindicatos que impulsados desde la base, en 1981 se embarcaron en conversaciones de unidad para crear una federación nacional. El resultado fue la formación del Consejo Nacional de Sindicatos (NACTU), que posteriormente se disolvió y fue sustituido por la formación del poderoso Congreso de Sindicatos Sudafricanos (COSATU) de masas en 1985.
El 2 de noviembre de 1982, un referéndum sólo para blancos refrendó la nueva constitución. En respuesta, la oposición negra, liderada por la clase obrera, comenzó a movilizarse contra las “reformas” simuladas y la nueva constitución. Estas organizaciones empezaron a organizar con éxito boicots, marchas y manifestaciones contra la ratificación de la constitución. El objetivo no era sólo expresar la oposición a la Constitución, sino movilizarse y organizarse contra el régimen. Se organizaron grandes concentraciones y se consiguió movilizar a los votantes indios y de color para que boicotearan el parlamento tricameral. Sólo el 18% de los votantes indios y el 21% de los de color acudieron a las urnas el día de las elecciones. Fue un claro rechazo a las falsas reformas del gobierno.
El 3 de septiembre de 1984, el parlamento tricameral fue presentado con pompa y circunstancia por el presidente PW Botha. Ese mismo día estallaron movilizaciones masivas en el llamado triángulo del Vaal, el corazón industrial del país. Jóvenes combativos se enfrentaron a las fuerzas de seguridad en batallas abiertas. Pronto, un huracán de movilizaciones revolucionarias de masas se extendió por todo el país. Las estructuras existentes de la UDF (Unión de Fuerzas Democráticas) ya no podían seguir el ritmo de la rápida movilización. Al mismo tiempo, un claro salto en la conciencia de las masas superó a la dirección oficial. Estas revueltas dieron paso a un periodo en el que las campañas populares se convirtieron en un movimiento revolucionario de masas que sacudiría el capitalismo sudafricano durante más de una década.
A principios de 1985, Sudáfrica estaba inmersa en un movimiento revolucionario de masas. Los townships (barriadas obreras) estaban en insurrección abierta. El movimiento juvenil puso en marcha a la clase obrera. El país se vio sacudido por oleadas de huelgas cuando los trabajadores empezaron a liderar la lucha. Una huelga general de dos días paralizó el país cuando se inauguró el parlamento tricameral. La huelga hizo temblar a las grandes empresas, agitando el espectro de una huelga general. En marzo de 1985, se produjeron huelgas aún más exitosas en Port Elizabeth y Uitenhage, en el Cabo Oriental. Estas huelgas fueron apoyadas universalmente por los residentes de los municipios. El Cabo Oriental, con su poderosa industria automovilística, se convirtió en el nuevo centro de lucha. Las organizaciones comunitarias apoyaron a los sindicatos mediante boicots a las empresas blancas, que pronto condujeron a concesiones forzadas por parte de las autoridades locales y el Estado.
Soviets embrionarios y doble poder
El movimiento revolucionario en el Cabo Oriental pronto se convirtió en un movimiento nacional. En 1985, el país estaba inmerso en una insurrección abierta. El Estado del apartheid, con su programa de reformas hecho jirones, estaba contra las cuerdas. Incapaz de detener la insurrección, PW Botha declaró el estado de emergencia en julio de 1985 en 36 distritos. Prácticamente se declaró la ley marcial en estas zonas. Esto no hizo más que avivar el fuego.
El aparato estatal tenía dificultades para controlar la situación. Una de las principales razones era que el propio movimiento de masas estaba creando un poder alternativo que rivalizaba abiertamente con el Estado existente. Alister Sparks, un veterano corresponsal del London Observer de la época, dio un ejemplo gráfico de cómo se creó este poder alternativo en el Cabo Oriental:
“El Congreso de la Juventud de Port Elizabeth (PEYCO) se hizo efectivamente con el control de los municipios de Port Elizabeth y los gestionó como lo más parecido que tiene Sudáfrica a “zonas liberadas”. Los concejales negros oficiales elegidos bajo el sistema del Apartheid se vieron obligados a dimitir o huir. Los policías negros se refugiaron en campamentos protegidos a las afueras de los municipios, los jóvenes negros abandonaron la escuela en protesta por lo que denominaban “educación de alcantarilla”, y los comités de calle y de zona PEYCO ocuparon el vacío. Emitieron licencias comerciales y fijaron precios en las tiendas de propietarios negros; vigilaron las calles y crearon “tribunales populares” para juzgar a delincuentes comunes y a presuntos informadores criminales; y hablaron de crear “clases de educación popular en garajes y salones de iglesias””.
El movimiento revolucionario estaba creando sus propias estructuras, que expulsaban y sustituían al Estado oficial. Estas formas embrionarias de un poder alternativo -comités de calle, comités de zona, comités de autodefensa, etc.- surgieron por todo el país. A finales de 1985, de las más de 100 autoridades locales creadas por el gobierno, sólo quedaban unas pocas. En su lugar, los habitantes de los municipios empezaron a crear comités de base de calle y de zona. Esta fue la amenaza más grave, no sólo para el gobierno, sino para los cimientos del propio capitalismo sudafricano.
El gobierno fue incapaz de recuperar el control de los townships, a pesar del estado de emergencia. Desesperado, Botha declaró un segundo estado de emergencia, esta vez en todo el país. Dio a las fuerzas de seguridad el control total y el régimen recurrió al terror para intentar acabar con el movimiento revolucionario. Todos los días se informaba de atrocidades masivas cometidas por la policía y el ejército. Pero los funerales masivos que seguían a estas atrocidades sólo servían como mítines políticos para espolear el movimiento. Decenas de miles de personas acudían a esos funerales. En KwaThemba, 50.000 personas acudieron al funeral de cuatro estudiantes asesinados por la policía. En East London, Newsweek calculó una multitud de 70.000 personas. La policía intentó imponer restricciones al número de asistentes a los funerales, lo que fue abiertamente desafiado.
En 1986, las batallas entre las fuerzas de la revolución y la contrarrevolución se libraron en las calles de las principales ciudades. En el municipio de Alexandra, más de 20 personas murieron en febrero durante una semana de enfrentamientos con la policía. Una multitud de 40.000 personas se reunió para enterrar a los muertos y en las semanas siguientes la comunidad tomó el control de la zona. Ese mismo año, en una concentración de 45.000 personas, los residentes decidieron formar “unidades de autodefensa” para protegerse. Un testigo informó de que… “todo el mundo parece estar implicado como si fuera una especie de proyecto comunitario”. Tal era el estado de ánimo de combatividad en todo el país.
La clase dominante se enfrentaba a una grave amenaza para su sistema en forma de revolución masiva de la clase trabajadora negra. El régimen corría el riesgo de ser derrocado por la fuerza, lo que obligó a la clase dominante a considerar otras medidas distintas de la brutal represión estatal para intentar contener a la clase obrera negra y evitar la revolución. Tan grave era la situación para el gobierno que Botha ofreció sin éxito la libertad condicional de Nelson Mandela ya en enero de 1985, con la condición de que renunciara a la “violencia” y a las “protestas violentas”. Por supuesto, lo que quería decir era: impedir que el gobierno fuera derrocado en una revolución.
Incapaz de apagar las llamas de la revuelta, el gobierno levantó el estado de emergencia y abolió las leyes de salvoconducto, que en cualquier caso no podían aplicarse eficazmente. Pero esto no hizo más que animar a las fuerzas revolucionarias. El Primero de Mayo de 1986 fue testigo de la mayor huelga general de la historia del país. Se repitió unas semanas más tarde, el 16 de junio, para conmemorar el décimo aniversario de los levantamientos de Soweto. La iniciativa correspondió a la clase obrera revolucionaria negra. El movimiento de masas había “desbancado” al ANC. A nivel local, el Estado del apartheid prácticamente se había derrumbado.
De la revolución a la traición
El sector más inteligente de la clase dominante se dio cuenta de que, si no concedían reformas y entablaron negociaciones con los dirigentes del ANC y otros movimientos de liberación, todo su sistema estaba en peligro. Cuanto más tiempo permanecía en vigor el estado de excepción, más evidente se hacía su impotencia.
Éstas fueron las condiciones en las que los países imperialistas impusieron sanciones al régimen del apartheid, en un intento de aislar a la facción de línea dura de la clase dominante en torno a Botha. Como se ha señalado, no tuvieron mucho impacto en cualquier caso, pero su objetivo nunca fue ayudar a la clase obrera, que luchaba por el derrocamiento del régimen del Apartheid, sino precisamente cortar por lo sano la revolución y empujar al régimen a entablar negociaciones con el ANC y los dirigentes del movimiento de liberación. Una sensación de parálisis se apoderó del gobierno, preparando las condiciones para la destitución de Botha y su sustitución por F.W. De Klerk.
Fue a partir de este periodo cuando empezaron a celebrarse una serie de reuniones entre el ANC en el exilio y agrupaciones de la clase dominante sudafricana: un proceso sin precedentes, sobre todo porque el ANC estaba prohibido desde 1960 y tenía prohibida cualquier forma de organización dentro del país. En este proceso, grupos empresariales blancos, entre ellos destacados afrikaners y grandes empresarios, pero también representantes de organizaciones anti apartheid, iniciaron por primera vez contactos con el movimiento de liberación. Las reuniones condujeron a la disolución final de las formas de prohibición impuestas a los movimientos de liberación, así como a su regreso y a la celebración de elecciones democráticas en 1994.
Sin embargo, mientras se desarrollaban las conversaciones, la clase obrera intensificó sus movilizaciones. El 26 de julio de 1989, el Movimiento Democrático de Masas, el COSATU y el Frente Democrático Unido convocaron una Campaña Nacional de Desafío. La respuesta fue abrumadora en todo el país. Se invadieron las instalaciones de los blancos y las organizaciones prohibidas se declararon “no prohibidas”, iniciando un periodo de desafío abierto y masivo a las leyes del apartheid. Una vez más, el aparentemente temible régimen se vio impotente para impedirlo.
A mediados de septiembre se celebraron marchas multitudinarias en Ciudad del Cabo, Johannesburgo y Pretoria, en las que los manifestantes enarbolaron abiertamente la bandera del ANC, que hasta entonces seguía siendo una organización prohibida. En ciudades más pequeñas, como Uitenhage, en el Cabo Oriental, una enorme marcha parecía empequeñecer a las de los centros más grandes. Este movimiento revolucionario de masas sembró el terror en el corazón mismo del régimen. El gobierno de F.W. de Klerk se dio cuenta de que el juego había terminado y decidió comprometerse plenamente en las negociaciones. Nelson Mandela fue liberado el 11 de febrero de 1990 gracias al movimiento revolucionario de la clase obrera.
El 10 de abril de 1993, Chris Hani, popular dirigente del Partido Comunista de Sudáfrica, fue asesinado por un inmigrante polaco anticomunista, con la ayuda de un nacionalista de extrema derecha. Durante más de 10 días, el movimiento de masas resultante suspendió el régimen en el aire. Pocos días después, una huelga general paralizó el país. Una manifestación masiva de cientos de miles de trabajadores paralizó Johannesburgo. Este movimiento tenía el potencial de barrer con todo el régimen, si los dirigentes del ANC hubieran apuntado en esa dirección. En lugar de ello, Nelson Mandela, apareciendo en televisión y en los medios de comunicación, hizo un llamamiento a la calma:
“Esta noche me dirijo a todos y cada uno de los sudafricanos, blancos y negros, desde lo más profundo de mi ser. Un hombre blanco, lleno de prejuicios y odio, llegó a nuestro país y cometió un acto tan infame que toda nuestra nación se tambalea ahora al borde del desastre. Una mujer blanca, de origen afrikáner, arriesgó su vida para que podamos conocer, y llevar ante la justicia, a este asesino. El asesinato a sangre fría de Chris Hani ha conmocionado a todo el país y al mundo. … Ahora es el momento de que todos los sudafricanos se unan contra quienes, desde cualquier lugar, desean destruir aquello por lo que Chris Hani dio su vida: la libertad de todos nosotros”.
Nelson Mandela utilizó toda su autoridad para frenar el movimiento y reinició las negociaciones con el régimen. Junto con Cyril Ramaphosa, que dirigía entonces la delegación negociadora del ANC, aprovechó el momento para presionar a favor de una fecha para las elecciones. El Estado del apartheid fue sustituido de hecho por el Consejo Ejecutivo de Transición (CET), un órgano provisional compuesto por todas las partes del proceso de negociación. Este órgano dirigió el país hasta la celebración de elecciones el 27 de abril de 1994. La verdad es que, de haber existido una verdadera dirección bolchevique al frente del movimiento en esta etapa, las masas podrían haber tomado el poder.
El resultado de esas negociaciones fue que la riqueza económica permaneció intacta, mientras que el poder del Estado quedó en manos de las élites del ANC. Aunque el régimen del Apartheid fue formalmente derrocado, las condiciones de vida de las masas de población negra apenas han mejorado. La razón es el acuerdo negociado que se alcanzó entre el movimiento de liberación y el régimen del Apartheid en 1993, que dio lugar a que el poder estatal quedara en manos de la nueva élite negra, mientras que la economía seguiría en manos de la clase dirigente blanca tradicional. Desde entonces, parte de la élite negra se ha unido a la clase capitalista tradicional. Nada de esto ha mejorado la suerte de las masas sudafricanas, que siguen sufriendo una explotación y una discriminación brutales.
¿Qué hacer?
Hay muchas lecciones que aprender de la auténtica historia de la lucha contra el apartheid. La cierto es que el odiado régimen no fue derrocado por las sanciones internacionales y las desinversiones. Como hemos visto, éstas tuvieron un impacto mínimo sobre el régimen. Además, el objetivo de las sanciones internacionales nunca fue ayudar a los trabajadores de Sudáfrica en su lucha contra el Apartheid. Más bien, pretendía cortar el movimiento revolucionario presionando a Botha para que iniciara negociaciones, lo que salvaría al sistema de ser derrocado por medios revolucionarios.
La lección clave es que el golpe decisivo contra el régimen del Apartheid lo asestó un movimiento revolucionario de masas, dirigido por la clase obrera sudafricana. Además, el régimen posterior al apartheid que surgió -basado en el capitalismo, con el ANC convertido en el principal representante de la burguesía sudafricana- no hizo nada por elevar el nivel de vida de la población negra recién “liberada”. Esta es también una lección importante para la lucha de liberación palestina. Una Palestina “libre”, sobre una base capitalista, vería a los trabajadores palestinos dominados por las economías más fuertes de la región, y por el imperialismo en el extranjero, con una élite parasitaria local recogiendo las migajas de la mesa de sus amos.
Los comunistas estamos inequívocamente a favor de una patria para los palestinos, pero la verdadera libertad sólo puede venir sobre la base de una lucha revolucionaria por el socialismo, junto con los trabajadores y la juventud de todo Oriente Medio, para romper finalmente las garras del imperialismo, la opresión y el despotismo. Una lucha así nunca contaría con el apoyo de la llamada “comunidad internacional”, ya que amenazaría los cimientos mismos del capitalismo en la región.
Esto no quiere decir que los palestinos deban luchar solos. A todos los trabajadores y jóvenes de Occidente les decimos: luchar contra la propia clase dominante es una contribución mucho mayor a la causa de la libertad palestina que cualquier número de boicots de consumo. No debemos hacernos ilusiones en tertulias inútiles como la ONU para pedir cuentas a Israel por sus crímenes, y mucho menos en nuestros propios gobiernos, que respaldan al régimen sionista hasta la médula. En lugar de eso, el movimiento obrero puede y debe utilizar su fuerza colectiva para aislar al Estado israelí con huelgas, bloqueos y boicots contra su maquinaria bélica. No debe permitirse que ni una sola tuerca, tornillo o perno salga de los puertos occidentales con destino a las armas utilizadas contra el pueblo palestino.
Más allá de eso, luchar por el socialismo en casa es la única manera de establecer regímenes que puedan apoyar a los palestinos, y a todos los pueblos oprimidos del mundo, sobre la base de una auténtica solidaridad.
Nosotros decimos: únete a los comunistas y lucha por el fin del sistema que mantiene a Palestina en la esclavitud. ¡Intifada hasta la victoria! ¡Revolución hasta la victoria!