El 23 de noviembre, más de 500 militantes de toda Italia llenaron las salas del Centro de Congresos Frentani de Roma para la asamblea de lanzamiento del Partido Comunista Revolucionario. Este encuentro constituye el momento final de una campaña política de meses, que se extiende de Trento a Mesina; pero, sobre todo, representa un punto de partida y un llamamiento a todo aquel que quiera movilizarse contra la desigualdad, la guerra y las infinitas formas de opresión generadas por el sistema capitalista.
Es difícil expresar con palabras el entusiasmo y la determinación que, para los asistentes, eran palpables en la sala y el balcón del centro de conferencias Frentani, ambos abarrotados. Un ambiente que se respiraba desde la mañana, cuando los primeros grupos de camaradas, llegados en tren, coche, autocar, fueron recibidos en nuestra sede de Roma con un punto de avituallamiento.
Nuestra propuesta
Los discursos que animaron el debate ofrecen una síntesis de la compleja articulación de nuestro trabajo político. La grabación en directo está disponible en este enlace.
El partido es ante todo un programa, la destilación de una experiencia de lucha que tiene muchas facetas. Cada discurso se centró en un aspecto particular: la opresión patriarcal, la batalla en el movimiento obrero y estudiantil, la catástrofe medioambiental y la cuestión del Sur. El papel de los comunistas es sintetizar las reivindicaciones que surgen de estos diferentes frentes dentro de un proyecto político global, reconociendo su especificidad pero reconduciéndolas todas a una perspectiva anticapitalista más general.
Nuestro periódico Rivoluzione (Revolución) es uno de los instrumentos fundamentales en la elaboración de esta síntesis. Al mismo tiempo, como se subrayó durante la jornada, constituye un canal de movilización insustituible: el organizador colectivo, como decía Lenin, que permite a nuestros militantes enfrentarse diariamente a trabajadores y estudiantes frente a los centros de trabajo, las escuelas y las universidades.
Está claro que un programa necesita piernas para caminar. En la asamblea se puso en marcha una colecta de 40.000 euros, un objetivo francamente impresionante que nos permitirá reforzar nuestra estructura organizativa y abrir nuevas oficinas junto a las que ya hemos abierto en las principales ciudades italianas. El punto de la colecta fue el pistoletazo de salida ideal para esta campaña, con casi 2.000 euros recaudados durante la asamblea.
A esto se añadieron 2.600 euros en material vendido en el banquete del fondo de lucha, con las camisetas y banderas del nuevo partido, y un centenar de títulos vendidos entre libros, revistas y folletos, testimonio de la sed de lectura de los camaradas para armarse teóricamente para las tareas de construcción del partido.
Estamos orgullosos de los progresos realizados en estos últimos años. Pero, desde un punto de vista marxista, incluso el aparato con más implantación tendría poco valor si se limitara a una dimensión nacional. El PCR es la sección italiana de una organización mundial, la Internacional Comunista Revolucionaria. La asamblea, que se inauguró con un videomensaje de nuestro principal teórico internacional, Alan Woods, se enriqueció con los discursos de Rob Sewell, del Partido Comunista Revolucionario británico, y Fred Weston, de la Ejecutiva Internacional de la ICR, así como con los saludos de Estados Unidos, Brasil y Taiwán. En todos estos países y en muchos otros se han fundado Partidos Comunistas Revolucionarios en el último año. En todas partes, el nacimiento de las nuevas organizaciones infundió una generosa dosis de entusiasmo militante, y la asamblea de Roma no fue una excepción.
Cualquiera que haya asistido puede dar fe de la pasión y el verdadero sentido de urgencia que se respiraba entre los asistentes. Una vez concluidos los trabajos, los camaradas salieron a la calle en una marcha que animó las calles de la zona hasta Piazzale Aldo Moro, entonando canciones de lucha, coreando consignas antiimperialistas y ondeando la bandera del PCR.
El comunismo es el medio adecuado
Como recordaron Alessandro Giardiello y Alessio Marconi, los camaradas de la Ejecutiva Nacional que presentaron y clausuraron respectivamente la asamblea, nuestro partido viene de lejos. Sus raíces se encuentran en la herencia teórica del marxismo y en la historia del movimiento obrero y de los movimientos revolucionarios, así como, en un sentido más específico, en las décadas de trabajo que han visto a la organización formarse, crecer y cambiar para construir las fuerzas del trotskismo en Italia. Al mismo tiempo, encarna a todos los efectos una nueva propuesta.
La campaña para la fundación del Partido Comunista Revolucionario supuso la asunción de responsabilidades frente a un sector específico, compuesto predominantemente por jóvenes y muy jóvenes. Esta vanguardia vuelve instintivamente a atribuir al comunismo su sentido más revolucionario y emancipador, que ni siquiera las traiciones de los dirigentes estalinistas y reformistas pudieron borrar.
Como señaló Alessio, aunque nuestros enemigos nos tachen de extremistas, en el fondo nuestro objetivo no es más que una respuesta humana y racional a la irracionalidad y la violencia exasperada de un sistema de poder que antepone los intereses de una minoría microscópica a los intereses colectivos. En sus expresiones más avanzadas, el movimiento comunista siempre ha buscado devolver la voz a aquellos a los que constantemente se les niega la voz, los esclavos y trabajadores de la Tebas de las Siete Puertas de Bertolt Brecht.
En este sentido, un partido comunista no se limita a proponer una lista de reivindicaciones que hay que suscribir, sino que ofrece un canal inmediato de activación, una posibilidad de educación colectiva y una herramienta para transformar nuestras ideas en una fuerza material de transformación de la sociedad.
En las últimas semanas se ha agravado la crisis política, económica y social en el país. El conflicto dentro del MAS, como habíamos anticipado en un artículo anterior, se ha generalizado, con consecuencias económicas y sociales. El movimiento obrero (y campesino) está completamente desorientado, con las figuras que habían representado sus líderes en los últimos 20 años descuartizándose en una lucha por el poder, los sindicatos han perdido totalmente su independencia, subordinados al MAS y al Estado.
La pasividad y desmoralización de los obreros ha permitido que un burócrata permanezca en la dirección de la COB varios años después de que hubiera tenido que llamar un congreso para renovar la ejecutiva. Los bloqueos evistas han llevado al
resurgimiento de agrupaciones fascistas como la Unión juvenil Cruceñista o la Resistencia Juvenil Cochala. En resumen, un desastre. Pero, ¿cómo hemos llegado a este punto? Y, ¿cómo podremos salir de él?
Lo primero que es necesario resaltar es que el movimiento obrero, casi en su totalidad, ha estado subordinado a la dirección del MAS, y por consiguiente al Estado, por los últimos 10 años por lo menos. Esto se remonta en parte al mejoramiento de las condiciones de vida obtenidas gracias a las reformas de los primeros años de gobierno de este partido. Sin embargo, estas reformas crearon la ilusión de que es posible tener un capitalismo más amable con la intervención estatal en favor de los pobres, lo único que hace falta es meter a los reformistas al gobierno y apoyarlos incondicionalmente.
Pero el MAS ha cambiado mucho desde que accedieron al poder. En su inicio se concibió como el “instrumento político de los movimientos sociales” y existía un cierto grado de participación activa de las bases de estos en su vida política.. 20 años de manejar el Estado capitalista lo ha convertido en una cáscara hueca de lo que solía ser. Hoy ya no existe una base activa del MAS, y los burócratas y funcionarios del partido se pelean por pegas en el Estado como buitres. La pelea mezquina entre Evo y Arce también refleja esto, con los diferentes dirigentes alineándose de uno u de otro lado de acuerdo con su percepción de conveniencia.
Esta lucha ha arrastrado a cierta parte de las bases del movimiento, con diferentes sectores alineándose con uno u otro «líder». Una vez más hace falta resaltar y reforzar el punto: ambos líderes representan el mismo programa reformista de manejar la crisis del capitalismo. El proceso de cambio ya no promete cambio, sino en el mejor de los casos simplemente mantener las reformas y los programas sociales del pasado. Considerando la crisis económica del país, incluso esto es pedir mucho. Ya que ninguno de los líderes propone una perspectiva de romper con el capitalismo, tendrán que jugar por sus reglas. Esto significa recortes, ajuste, y empeoramiento de las condiciones de vida de las masas.
En este contexto, la división de los oprimidos en dos campos con el mismo programa es un desastre para el movimiento obrero y revolucionario. Lo que están haciendo los líderes, consciente o inconscientemente, es desorientar a las masas, desarmarlas frente a las diferentes amenazas que empiezan a surgir: los grupos fascistas, el resurgimiento del ejército como actor independiente, frente a esto es necesaria la máxima claridad política y organización dentro del proletariado. Evo, Arce y todos los demás lo que hacen es confundir y desorganizar.
Fundamentalmente, la situación actual es la consecuencia de la revolución incompleta de inicios de siglo. Esto no es un fenómeno puramente boliviano: en toda la región sudamericana vimos como el fracaso de los gobiernos llamados “socialistas” dio paso a la reacción (en Argentina, Ecuador, Brasil, e incluso Venezuela donde la oposición reaccionaria ganó las elecciones a la Asamblea Nacional ya en 2015). .
Esta reacción refleja, no tanto la fortaleza de la burguesía, sino mucho más la absoluta debilidad e incapacidad de los líderes reformistas de la izquierda. Durante las jornadas revolucionarias de octubre de 2003 por ejemplo, el capitalismo podría haber sido sepultado en Bolivia, pero no existía una dirección política con aquella perspectiva. Por lo tanto, después de varios años de convulsión social, el movimiento encontró una expresión política en el MAS, que llegó al poder en 2006 prometiendo un capitalismo más amable bajo la teoría del capitalismo andino-amazónico.
El boom de las materias primas y los altos precios de los hidrocarburos permitieron financiar ciertas reformas que generaron grandes ilusiones en poder domesticar el capitalismo: sólo hacía falta la intervención del Estado. Eso a su vez fortaleció la subordinación del movimiento obrero y campesino al Estado y al MAS a través de sus organizaciones y dirigentes.
Hoy esta ilusión se desmorona y vemos multitud de pruebas de aquella verdad fundamental del capitalismo: lo que a las masas se les entrega con una mano, tarde o temprano se les quita con la otra, y ninguna mejora está garantizada ni es permanente. Para dar un ejemplo: a principios de 2024 salió un estudio según el cual el salario real promedio en el sector privado estaba virtualmente al mismo nivel que en 2005 (un año antes de la llegada del MAS al poder): 1 553 Bs en 2005 comparado con 1 574 Bs en 2023. En el sector público el aumento es un poco mayor: 937 Bs en 2005 comparado con 1 336 Bs en 2023. Cabe recordar que a 2024 el salario mínimo nominal es de 2 500 Bs.
Este último dato revela otra característica del capitalismo boliviano: este es crónicamente incapaz de garantizar trabajo de calidad y bien remunerado para la población boliviana. Aproximadamente el 85% de la población trabajadora está en el sector informal, sin protección laboral alguna. La causa fundamental de esto es la posición de Bolivia dentro de la división mundial del trabajo. País extremadamente rico en recursos naturales, no obstante nuestro lugar es el de simple explotador y exportador de materias primas, e importador de productos elaborados. Esto significa que el capitalismo boliviano ha sido incapaz de desarrollar una base industrial sólida: la única garantía de empleo de calidad.
La burguesía boliviana es una combinación de parasitismo, dependencia del imperialismo y atraso feudal-oligárquico. Los intentos del MAS de industrializar el país claramente fracasaron en cambiar estos hechos. Lo cierto es que una industrialización real del país sobre las bases del capitalismo es completamente imposible. Una incipiente industria boliviana en cualquier rama sería totalmente incapaz de competir con la industria china, europea, estadounidense o incluso brasileña. La única forma de desarrollar las fuerzas productivas del país es a través de una economía planificada democráticamente por los obreros, como parte de una federación socialista de América Latina. Esto sólo es posible a través de la revolución socialista. Ya que el MAS no estuvo dispuesto a romper con el capitalismo, lo máximo que pudo hacer es jugar con los bordes del capitalismo y tratar de financiar algunos programas sociales gracias a la bonanza temporal de los altos precios de las materias primas. Pero como ya hemos mencionado, apenas acabó esta bonanza se vio el carácter insostenible de esta política reformista.
Muchos burgueses y lacayos del capitalismo argumentan que las políticas laborales del MAS estrangulan la iniciativa de invertir: «¡El salario mínimo es muy alto!» «¡Es muy costoso garantizar el seguro y las vacaciones!» Debemos recordar a estas damas y caballeros que el salario real promedio está por debajo del salario mínimo. (Este salario mínimo corresponde a un mínimo de existencia, no a un salario digno.) ¡Claramente las leyes no son un impedimento a la hora de explotar a los trabajadores! No tenemos ninguna simpatía con estos vampiros. A sus lamentaciones nosotros respondemos con las palabras de Trotsky en el Programa de Transición: Si el capitalismo es incapaz de satisfacer las demandas que infaliblemente surgen de los males que él mismo ha generado, ¡que perezca! Los obreros bolivianos sí son capaces de construir un orden social que garantice salarios dignos (¡y mucho más!)
Mientras a cada vez más personas se les hace más y más difícil llegar a fin de mes, muchos capitalistas han estado aprovechando la crisis económica para especular con los precios de las mercancías: el aumento del precio de los alimentos ha sido marcado, y es sentido por amplias capas de la población. ¡Mientras los pobres y los trabajadores se empobrecen, los capitalistas lucran! Esto es inaceptable. No podemos confiar en el Estado para poner un alto a la especulación. La respuesta debe ser la formación de comités de control de precios en cada barrio para garantizar precios adecuados. Este control se debe extender a toda la cadena de suministros y llevar a la expropiación de los especuladores y la planificación racional de la economía.
Las masas que salieron a las calles en los primeros años del Siglo XXI en el país no se sacrificaron por mejoras parciales y temporales, lucharon por un cambio radical. El MAS entró prometiendo este cambio (vale mencionar que sólo después de que en la lucha no se cristalizara una dirección revolucionaria), pero hoy inmensas filas de vehículos esperando combustible y una inflación progresiva pero imparable son testigos de su fracaso.
La lección aquí es la misma de todas las experiencias reformistas en la época de la crisis orgánica del capitalismo: la traición es inherente al reformismo. No debido a cualquier característica peculiar individual de los reformistas, sino porque al capitalismo en crisis sólo se lo puede forzar a dar reformas con la lucha más resuelta posible, cosa que los reformistas por principio no están dispuestos a hacer: buscan el compromiso a la primera oportunidad que se les presente. Las mejoras ganadas en el pasado tampoco están seguras, y se las debe defender igual de ferozmente. La única forma de garantizar un estándar de vida adecuado para las masas es romper con el capitalismo a través de la revolución. Pero esto es precisamente lo que los reformistas nunca están dispuestos a hacer: no son capaces de ver la posibilidad de una formación social diferente al capitalismo. Los domina el miedo y la desconfianza hacia las masas.
La propuesta utópica del Proceso de Cambio está llegando a su fin. La pregunta ahora es: ¿qué ha de reemplazarlo? Todos los programas sociales y subsidios han sido insostenibles por ya casi una década, pero ahora se acerca el punto donde la cantidad se transforma en calidad con el agotamiento de las reservas internacionales. Claramente el gobierno de Arce está preparando el camino hacia la eliminación de los subsidios a los combustibles y la liberalización de este mercado. Esto va abrir el paso a la especulación y el aumento de los precios en todos los ámbitos. Es necesario luchar contra estos acontecimientos.
El punto central en cuanto a la escasez de dólares es que sí existen dólares. Pero están en manos privadas que prefieren mantenerlos fuera de circulación o esconderlos en paraísos fiscales alrededor del mundo. La burguesía boliviana está atada a la burguesía mundial, las instituciones financieras internacionales, los bancos suizos son cómplices de su sabotaje de la economía boliviana. Este es uno de los motivos por los cuales es imposible concebir la revolución socialista como un acto limitado a las fronteras de los estados nacionales. Aun así el primer paso es la expropiación de la burguesía nacional boliviana y financiar con su riqueza robada la salud, la educación y una amplio programa de obras públicas que dé trabajo seguro a la población, forzada hasta ahora a sobrevivir a como dé manera.
Claramente esta no es la perspectiva inmediata actualmente, pero los comunistas en el país deben prepararse para esto, tomando en cuenta la situación actual explicada arriba. Con este fin, es necesario reafirmar ciertos principios fundamentales para orientar a los revolucionarios en la época entrante.
La experiencia de los bloqueos evistas en el mes pasado han levantado una serie de cuestiones de carácter táctico que es necesario aclarar. En primer lugar ante la movilización de grupos fascistas con la intención de desbloquear, debemos ser absolutamente claros que estamos del lado del pueblo campesino en contra de estos ataques.
Claramente no estamos en absoluto de acuerdo con las posturas de los dirigentes campesinos actuales, que consideramos erróneas y dañinas para el movimiento, pero ante el ataque de grupos de ultraderecha que representan el ariete de la reacción, nuestra posición debe estar clara.
Lo mismo vale cuando se trata del uso del ejército con los mismo fines.
«La política arcista representa la continuación de la política evista en un contexto político y económico deteriorado a nivel nacional e internacional. El conflicto entre los “arcistas” y los “evistas” se puede reducir a una lucha personal por el poder político: por el control del partido y por la presidencia, con los funcionarios y burócratas del partido y del Estado apoyando a uno u otro lado dependiendo de sus propios intereses.»
No existe ninguna diferencia fundamental entre las políticas de Evo y de Arce: caso contrario, que demuestren en la práctica que están dispuestos a luchar por mejoras, en lugar de dejarse arrastrar por la corriente de la crisis del capitalismo, o utilizar la confianza que las masas han depositado en ellos (especialmente Evo) para sus propios fines cínicos.
Por una parte Arce utiliza el aparato judicial para impedir que Evo se presente como candidato, empujando el proceso donde se le acusa de estupro. Independientemente del mérito de la acusación, está claro que la preocupación real de Arce no tiene que ver con la justicia sino con la disputa política dentro del MAS. Por la otra parte, Evo, utiliza los bloqueos para zafarse de la acusación y asegurar que se puede presentar como candidato. Su interés no son las reivindicaciones de las masas campesinas, sino su propia supervivencia política.
Es necesario luchar con todos los medios a nuestra disposición por la recuperación de la independencia de la clase obrera. La crisis indigna a la gran mayoría de la población, y moviliza a ciertos sectores. En algunos casos con demandas económicas muy avanzadas y muy correctas. Por ejemplo la movilización de los endeudados en contra de los abusos por parte de los bancos y las instituciones financieras. Una de sus reivindicaciones era la anulación de todas las deudas por debajo de cierto monto. Esto es absolutamente correcto, pero sin una perspectiva política de superación del capitalismo es una demanda imposible de conseguir: los bancos son la columna vertebral del sistema y poseen enorme poder. A su vez, la superación del capitalismo es imposible sin que exista una fuerza organizada y dispuesta a luchar por esto.
La conciencia de la clase ha sufrido un revés a causa de la experiencia de los últimos 20 años. Los obreros aprenden a través de la experiencia, y tendrán que pasar por experiencias dolorosas y varias derrotas antes de que vuelvan a surgir. Ese es un proceso que puede llevar su tiempo. Aun así, es esencial empezar a organizar ahora a aquellos que ya han sacado las conclusiones necesarias sobre el carácter del capitalismo y la necesidad de la revolución, y convertirlos en cuadros que puedan formar los andamios del futuro partido comunista de masas que derrocará de una vez por todas este sistema putrefacto.
Actualmente, el nivel de movilización de la clase obrera está en un punto bajo, ante la falta de una alternativa clara, pero tarde o temprano las masas serán empujadas de nuevo a la lucha por sus propios intereses. La tarea de los comunistas es prepararse para esto.
El incremento de la violencia, los feminicidios, la trata, las desapariciones forzadas, violaciones y demás atrocidades perpetradas hacia mujeres se fueron extendiendo por todo el territorio nacional, ya no sólo se trataba de las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez o de la violencia normalizada en el Estado de México, en cada rincón de cada estado, de cada ciudad se reportaban casos de violencia feminicida, incluso hubo casos dentro de las instalaciones de la Universidad más importante del país, la UNAM. Esta situación era insostenible por lo que finalmente en marzo de 2018 detonaron las grandes movilizaciones de mujeres luchando contra la violencia, lo que inició la llamada marea violeta.
Miles de mujeres tomaron las calles en todo el país demandando un alto a la violencia y justicia para las víctimas, dado que el 95% de los casos quedan impunes. Pero esto no quedó ahí, el movimiento amplio de mujeres tocó fibras sensibles de la sociedad capitalista. Nos hizo replantearnos conductas violentas normalizadas y nos dio la fuerza de alzar la voz para denunciar todo tipo de violencia que durante años soportamos en silencio, así es como el movimiento se extendió y fue tomando más fuerza, a partir de las condiciones materiales de opresión que genera la sociedad dividida en clases es como se expresan las contradicciones del sistema capitalista.
Lenin dijo: “…en el fondo, el ’elemento espontáneo’ no es sino la forma embrionaria de lo consciente. Ahora bien, los motines primitivos reflejaban ya un cierto despertar de la conciencia: los obreros perdían la fe tradicional en la inmutabilidad del orden de cosas que los oprimía; empezaban… no diré que, a comprender, pero sí a sentir la necesidad de oponer resistencia colectiva y rompían resueltamente con la sumisión servil a las autoridades”. (Lenin, 1902).
De esta forma se ha expresado el movimiento amplio de mujeres, teniendo clara la necesidad de luchar contra la violencia y la opresión, mostrando coraje y ánimo de lucha, pero sin una dirección política revolucionaria que pueda impulsar al movimiento hasta sus últimas consecuencias para resolver de raíz este problema.
El movimiento de mujeres es muy heterogéneo, en él participan diferentes corrientes políticas, intervenimos los y las comunistas, las reformistas, las anarquistas, las liberales, (entre otras corrientes) y por supuesto las feministas y sus diferentes tipos (radical, abolicionista, separatista, biologicista, trans-excluyente, por mencionar algunos).
Todas estas corrientes políticas han intervenido para intentar darle una dirección al movimiento y no podemos negar que la corriente con mayor influencia es la feminista, pero ¿realmente han sido los métodos, base teórica y filosófica del feminismo los que han conseguido avances en nuestras demandas? ¿O han sido los métodos tradicionales de lucha de nuestra clase?
Hagamos un comparativo entre la base teórica y lo que ha sucedido en el movimiento.
Christine Dupont, feminista radical, defiende que existen 2 modos de producción, el de las mercancías que se producen en la industria que genera la explotación capitalista y el de los servicios domésticos del modo de producción familiar que genera la explotación patriarcal. En este sentido plantea que existe la clase explotada por el capitalismo y la clase de las mujeres explotadas por el patriarcado.
Maria Mies en su libro Patriarcado y acumulación a escala mundial dice: “…el movimiento de mujeres no dirige la mayor parte de sus exigencias hacia algún agente externo, como el Estado o los capitalistas, como hacen muchos otros movimientos, sino que en sí mismo se dirige en esencia al ser humano, apuntando a lo más íntimo de sus relaciones personales, la relación entre mujeres y hombres, con la mirada puesta en cambiar estas relaciones. Por ello, la lucha no se desarrolla entre grupos específicos que comparten intereses o tienen objetivos políticos comunes contra algún enemigo externo a dicho grupo, sino que tiene lugar dentro de los hombres y mujeres y entre hombres y mujeres”. (Mies, 2019).
En general la premisa principal de todos los tipos de feminismo es que el origen de la opresión de la mujer se encuentra en el patriarcado, pero su planteamiento de lucha contra el patriarcado se enfoca en cambiar las relaciones estructuradas entre hombres y mujeres, como si estas estuvieran separadas y no fueran consecuencia de las condiciones de explotación que genera la sociedad dividida en clases. Aunque a los marxistas se nos critica de acusar al feminismo de divisionista su propia base teórica sostiene que lo son, al plantear una división de género dentro de las filas de la clase obrera.
Cuando el movimiento grita en las calles ¡Alto a la violencia!,¡Ni una menos!, ¡Justicia!, lo hace exigiendo al Estado que las condiciones de marginación, desempleo, falta de oportunidades, impunidad, etc., (que son las que generan y facilitan la violencia), se solucionen. Por eso se piden caminos seguros, iluminación en las calles, transporte público de calidad, ministerios públicos que atiendan las denuncias oportuna y eficientemente sin revictimizar a las mujeres, nuevas leyes que castiguen la violencia que no estaba tipificada, etc.
Estas demandas, en primer lugar, tienen una connotación de clase, porque son las mujeres de los barrios marginales las que se encuentran en mayor riesgo de ser víctimas de violencia en su trayecto de la casa al centro de trabajo y de regreso. En segundo lugar, se enfocan a las contradicciones sistémicas de un Estado burgués incapaz de garantizar el cumplimiento de la ley y las condiciones mínimas de vida; claramente la lucha por estas demandas genera un debate y diversos cuestionamientos sobre las relaciones sociales entre hombres y mujeres, pero en el movimiento, de ninguna manera ha sido al revés.
Las relaciones sociales son resultado de las condiciones materiales de la forma de producción, por lo que la única forma de transformar o concientizar sobre la desigualdad de las relaciones sociales entre hombres y mujeres se da a partir de la lucha por transformar las condiciones materiales de opresión, esas son las tradiciones de lucha de nuestra clase, y así es como se han conseguido los triunfos del movimiento de mujeres, contradiciendo la base teórica del feminismo pues en la vía de los hechos y de manera inconsciente, la lucha se enfoca directamente contra la estructura del sistema capitalista con todo lo que conlleva y no contra el abstracto patriarcado, cada reforma arrebatada, cada derecho ganado es una victoria contra el capital, y por ende contra su base ideológica y conformación política que está fuertemente influida por un pensamiento reaccionario y patriarcal.
La ley del salto de los cambios cuantitativos en cualitativos también se expresa en el movimiento de mujeres, pues sus integrantes van tomando consciencia de su fuerza y de los métodos que son efectivos para la lucha.
Las y los comunistas no somos ajenos ni simples espectadores del movimiento de mujeres, al contrario, somos firmes combatientes de las demandas de las mujeres de nuestra clase. Nuestra tarea es intervenir en el movimiento con nuestro programa revolucionario, participar en los debates, en las luchas que se emprendan en nuestro alrededor, y en la vía de la práctica podemos mostrar que el marxismo nos da las herramientas que necesitamos para transformar nuestra realidad.
Desde el marxismo no negamos la existencia de un régimen patriarcal, pero estamos seguros de que éste subsiste por la sociedad dividida en clases y aunque reivindicamos que la lucha por el socialismo será la vía para la plena emancipación de las mujeres, no renunciamos a la lucha por mejorar nuestras condiciones bajo este sistema.
La lucha por reformas es una escuela de lecciones, el movimiento se fortalece y llega a conclusiones de los aciertos y de los errores. Marca el camino de lo que necesitamos conseguir y desenmascara al verdadero enemigo, que defiende con uñas y dientes sus propios intereses de clase, ayudando a la vanguardia del movimiento a entender que las reformas no son suficientes para resolver todos nuestros problemas. Que para poder mantener lo que hemos ganado y arrebatar lo que por derecho es nuestro para ponerlo al servicio de las necesidades de la mayoría es necesario ir más allá, se vuelve evidente la necesidad de la lucha por el comunismo. Este es nuestro objetivo, cambiar las bases del sistema de producción basado en la explotación para generar una nueva sociedad donde no exista ninguna forma de opresión. “El proletariado no puede lograr la libertad completa sin conquistar la plena libertad para la mujer”. (Lenin, 1920).
El movimiento de mujeres sigue teniendo una fuerza potencial muy grande, pero las limitantes teóricas y tácticas de la principal corriente ya se están haciendo notar. Ya tenemos protocolos con perspectiva de género y cubículos feministas en las escuelas, se ha conseguido que las autoridades de las universidades financien ponencias de grandes personalidades de la academia feminista, espacios separatistas, pero la violencia y el acoso no se ha erradicado. Tenemos el 50% de mujeres en el congreso, una mujer en la secretaría de gobernación y próximamente una mujer en la presidencia, ya hemos logrado que las mujeres tengan presencia en las grandes esferas de poder, pero son mujeres ajenas a nuestra clase, que se reivindican feministas pero su programa no atenta contra los intereses del gran capital nacional y extranjero que son los que generan la desigualdad, la marginación y la violencia hacia las mujeres, por lo que a pesar de su género, no podrán dar solución a los problemas que nos aquejan.
Es por eso por lo que ahora más que nunca debemos levantar en alto la bandera del comunismo dentro del movimiento de mujeres, luchar codo a codo con los mejores métodos de nuestra clase, valernos de las herramientas del marxismo para trazar perspectivas de lucha, ganar a la vanguardia del movimiento y avanzar con paso firme hacia nuestra emancipación del capital.
Bibliografía:
Lenin, Vladimir Ilich, ¿Qué hacer?, 1902.
Lenin, Vladimir Ilich, “A las obreras”, 1920.
Mies, Maria, Patriarcado y acumulación a escala mundial, 2019.3
El 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, pese a que es un día importante, éste se ha convertido en una fecha más en el calendario, sin embargo, frenar la atroz violencia sistemática que vivimos las mujeres en México y el mundo día con día, es una necesidad imperante.
La situación social que cotidianamente enfrentamos como la desigualdad, la opresión, la discriminación y la explotación son el caldo de cultivo perfecto para todos los tipos de violencia que sufrimos, es prioritario movilizarnos este día, y los que sean necesarios, pero con un programa claro para acabar de raíz esta situación.
Los datos sobre la situación que vivimos son escandalosos, los más impactantes son respecto a la violencia feminicida, los asesinatos de mujeres por razones de género, según la Comisión Económica de América Latina y el Caribe (CEPAL) durante el 2022 se registraron 4,050 feminicidios en esta región del mundo, alrededor del 70% de las víctimas tenían entre 15 y 44 años, por su parte, las Naciones Unidas señalan que ese mismo año en todo el mundo hubo un total de 89,000 niñas y mujeres asesinadas, la cifra más alta en los últimos 20 años.
Para el 2023 Honduras se posicionó como el primer lugar de feminicidios, teniendo 6 feminicidios por cada 100,000 mujeres; de 2 a 3 mujeres por cada 100,000 en México y Brasil que, por ser países con más población, están en el ojo del huracán. Tenemos el índice más alto en violencia de género de todo tipo, desde el sufrimiento físico, sexual o psicológico, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la arbitrariedad de las autoridades
La violencia contra las mujeres de todas las edades es un problema que no tiene fin, al contrario se incrementa, a pesar del aumento a las sentencias y con castigos más severos en los códigos penales, no se está resolviendo el problema de fondo. El Estado no actúa para dar justicia, quedando en impunidad la mayoría de los casos. Sigue manteniendo su carácter corrupto, la justicia se mueve si aceita con dinero. Sumado a ello, el crimen organizado no ha dejado de actuar y en algunos puntos sigue penetrando al aparato Estatal. Es un secreto a voces la realidad que se vive en cada estado de la república, donde exigir justicia se vuelve muy peligroso.
Los casos que hoy tenemos, como en Oaxaca, que en lo que va del año se han registrado 88 feminicidios, aunado al reciente un caso de dos hermanas, Adriana y Virginia Ruiz, de 35 y 45 años respectivamente, que fueron asesinadas brutalmente después de una jornada de venta de artesanía en la capital de Oaxaca. Además, es preocupante el semáforo rojo que hay en las poblaciones indígenas y pueblos que han sido desplazados por la lucha entre grupos criminales, por ejemplo, en la región Triqui, cien familias han tenido que huir de este conflicto armado que afecta sobre todo a las mujeres, las vulnera y las pone en riesgo.
Recientemente el 4 de octubre la abogada y activista mixe, Sandra Domínguez Martínez, quien se ha destacado en Oaxaca por luchar contra la violencia hacia la mujer, en el 2020 evidencio a más de cien políticos por violentar sexualmente a mujeres indígenas en un grupo de WhatsApp (sierra xxx), digitalizando fotografías sexuales y difundiendo este contenido sin el consentimiento de las involucradas.
Sandra y otras activistas por los derechos humanos, denunciaron pública y formalmente a Donato Vargas, coordinador de delegados de paz, y al pronunciarse contra los casos de feminicidio se puso en riesgo, y actualmente Sandra, encuentra desaparecida junto a su esposo. Exigir justicia en México tiene muchos riesgos, pero el más temido es éste, pues las desapariciones forzadas son la principal amenaza por levantar la voz. Su vida corre peligro ya que en repetidas ocasiones fue amenazada anónimamente por grupos delictivos coludidos con el gobierno, con estos hechos damos por sentada la realidad que vivimos las mujeres en la actualidad, y deja claro que el sistema de justicia burgués no está al servicio y defensa de los pueblos, puesto que hasta ahora solo han servido para ocultar la barbarie que vivimos bajo el capitalismo. Como este caso podemos encontrar miles en todo lo largo y ancho de la república; estamos viviendo una época llena de violencia, lejos de avanzar estamos retrocediendo en el tiempo, esto es solo una muestra más para decir que nada bueno nos espera bajo este sistema y que la única forma de conseguir un cambio para las mujeres es acabando de raíz con el problema.
Cambiemos nuestra realidad, salgamos a luchar a las calles a exigir justicia. Solo unidas podemos hacerlo, no podemos confiar en el sistema de justicia, ya que solo obedece a los intereses del capital. ¡Óiganlo bien!, el Estado burgués jamás representará nuestros intereses como clase trabajadora, ni tampoco nos brindará seguridad, en resumen, no podemos aspirar a una vida digna bajo este sistema. La aprobación de leyes que castigan la violencia machista no nos defiende, ni la Guardia Nacional, mucho menos los cuerpos policiacos o el Ejército, ellos están para salvaguardar la propiedad privada, no la vida de las mujeres que tenemos que salir a buscar el sustento de nuestros hogares, lo poco que se ha logrado no ha sido lo suficiente para erradicar este cáncer en la sociedad. Todos los intentos para acabar con la violencia se pierden en el camino cuando no tenemos un programa claro encaminado a lograr los intereses de nuestra clase. Por ello, los comunistas revolucionarios luchamos por:
Nos oponemos a cualquier represión por el hecho de ser mujer o tener preferencias sexuales distintas. Debemos erradicar cualquier tipo de acoso, discriminación, violencia fisica o sexual en la sociedad.
Contra todo tipo de violencia y acoso a la mujer y personas de la diversidad sexual. Por la creación de comités democráticos de estudiantes, profesoras y trabajadoras para combatir esta violencia.
Justicia para todas las victimas de violencia sexual y feminicidio.
Para cambiar esto, hay que acabar con el sistema capitalista y la estructura que lo sostiene.
Estas condiciones solo cambiaran cuando aceptemos y entendamos la necesidad de la lucha por el comunismo para la emancipación de la mujer, hacemos un llamado a todas las mujeres obreras, estudiantes, campesinas e indígenas a organizarnos y luchar, para cambiar nuestra realidad, para poder aspirar a algo más que solo aceptar y normalizar la violencia que vivimos hoy en día, a no aceptar pequeños bálsamos para el dolor con reformas que no erradican por completo el mal. Queremos y necesitamos algo nuevo para nuestras infancias, una oportunidad de mejorar nuestra vida.
Mujer trabajadora ¡ÚNETE A LA LUCHA! Sólo unificando la lucha en un solo camino con una dirección clara y objetiva podemos lograrlo.
Algunos grupos o tendencias ideológicas afirman que la opresión de la mujer ha existido siempre, que «de manera histórica ha sido subordinada al hombre», además de sostener que el origen de la opresión es un aspecto meramente cultural del cual deviene el machismo. El argumento cúspide es que el patriarcado ha sido la causa por la cual las mujeres han sido explotadas y, por ende, se debe erradicar. Esto no dice mucho, en realidad no dice nada. Se debe analizar cuáles fueron los factores que dieron pie a la opresión y explotación de las mujeres, de esta manera habrá más claridad en cuanto al método que debe usarse para lograr la liberación y emancipación de las mujeres proletarias.
De acuerdo con el materialismo histórico, la opresión a las mujeres surge junto con el desarrollo de la propiedad privada y la división de clases sociales. Pero, ¿Cómo puede explicarse esto de manera sencilla?
Engels en su obra “El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado” retoma y desarrolla el estudio antropológico de Lewis Henry Morgan, el cual clasifica el desarrollo de la humanidad en tres etapas principales: el salvajismo, la barbarie y la civilización.
En el estadio inicial, la producción como la recolección y la caza respondían a una necesidad material concreta, subsistir. Pero a diferencia de otras especies, el ser humano era ya capaz de analizar e intervenir en su entorno natural. Esto no surge de la nada, pues la humanidad desde sus inicios como especie, ha sido un ser social, y justamente la socialización y la distribución del trabajo han sido los factores que le permitieron sobrevivir.
Actualmente, bajo los marcos del capitalismo la familia funciona como una unidad económica, siendo las mujeres quienes sostienen la reproducción de la clase trabajadora; es decir, para que un trabajador logre soportar toda la jornada laboral, este debe estar alimentado, descansado y aseado, y las mujeres han asumido estas tareas nada sencillas. Por supuesto, esto es causado porque el Estado prefiere mil veces conservar tal arreglo en vez de invertir en el gasto social que implicaría desplazar las tareas domésticas del hogar a la responsabilidad social. La doble explotación de la mujer, en el hogar y el trabajo, es un engrane fundamental para la sociedad capitalista.
Pero no siempre fue así. Durante el salvajismo y la transición a la barbarie inferior/media, la organización familiar se basaba en la colectividad, y el papel de las mujeres era de gran importancia para el desarrollo de la sociedad. La forma de organización genealógica era matrilineal, es decir, que las líneas de parentesco se establecían a partir de la consanguineidad materna, ya que las mujeres eran las únicas que podían saber quiénes eran sus hijos durante la gestación. Posterior e inmediatamente, los hijos pasaban a ser cuidados comunalmente por toda la sociedad. Es impensable el avance hacia la agricultura sin la intervención de las mujeres, pues eran selectivas recolectoras de granos y de cultivo.
La forma familiar que se basaba en la colectividad y la solidaridad sobrepasa a la familia nuclear que conocemos actualmente. Pero, ¿en qué punto se rompen estas formaciones colectivas de línea consanguínea materna y dan pie a la línea consanguínea paterna, ¿y por qué sería este el preludio a la opresión de la mujer?
Bien, pues el aumento de los bienes y de la producción (agrícola, expansión de cultivo, alfarería, ganadería) generó el desarrollo del nuevo modo de producción, que rebasó las necesidades de consumo comunal, permitiendo generar un excedente y por ende una acumulación de este sobrante de bienes. Esto requería romper con las antiguas formas comunales, transformándolas en formas privadas de acumulación que preservaran los excedentes. En pocas palabras, esta fue la consolidación de la propiedad privada, lo que transformó a la familia y la condición de la mujer.
Engels explica:
Pues, las riquezas, a medida que iban en aumento, daban, por una parte, al hombre una posición más importante que a la mujer en la familia y, por otra parte, hacían que naciera en él la idea de valerse de esta ventaja para modificar en provecho de sus hijos el orden de herencia establecido. Pero esto no podía hacerse mientras permaneciera vigente la filiación según el derecho materno. Éste tenía que ser abolido, y lo fue […] Bastó decidir sencillamente que en lo venidero los descendientes de un miembro masculino permanecerían en la gens, pero los de un miembro femenino saldrían de ella, pasando a la gens de su padre. Así quedaron abolidos la filiación femenina y el derecho hereditario materno, sustituyéndolos la filiación masculina y el derecho hereditario paterno.
A partir del punto en el que se implanta el patriarcado, se aísla a la mujer al ámbito privado, siendo obligada a cumplir únicamente con las tareas del hogar y la crianza de los hijos. Y a través de la imposición de la monogamia es que la familia patriarcal adquirió gradualmente la forma definitiva que conserva hasta la actualidad: “El derrocamiento del derecho materno fue la gran derrota histórica del sexo femenino en todo el mundo”.
El patriarcado entonces es consecuencia directa de condiciones específicas: de preservar la propiedad privada. No puede derribarse al patriarcado sin antes sepultar lo que le dio origen. Esto quiere decir que hay una necesidad imperante por derrocar al sistema basado en la propiedad privada y la división de clases. Solo comenzando una lucha implacable contra el capitalismo lograremos la emancipación de la mujer y nuestra clase.
La lucha por el comunismo internacional es la única alternativa capaz de liberarnos de la explotación, violencia, guerras y muerte. Este 25 de noviembre súmate y marcha con los y las Comunistas ¡Contra la opresión a la mujer, la lucha por el comunismo! ¡Únete a la OCR!
Seis años han pasado ya desde el inicio de los gobiernos de la llamada Cuarta Transformación, tiempo suficiente para establecer qué diferencias podemos encontrar respecto a la estrategia económica para desarrollar el país y respecto al “neoliberalismo”. Hay sin duda algunos elementos distintivos. El más importante se encuentra en el presupuesto de egresos: en los apoyos directos a sectores llamados vulnerables. No obstante, nos preguntamos: ¿En qué consiste el cambio? A continuación, trataremos de responder a ello.
Gasto en Inversión, reducción del papel del Estado
Las nuevas erogaciones, producto de la política social, son de en torno al 1.8% del PIB; muy cerca de los 900 mil millones de pesos, especialmente dedicados a los apoyos directos, que incluyen a más de 35 millones de mexicanos. No obstante, si contemplamos el porcentaje del gasto público respecto del PIB, éste no se ha modificado sustancialmente: en 2016 representaba el 28% del PIB y ahora supone el 28.5%; es decir que en 8 años no ha habido un incremento real.
Si nos concentramos en distintos ramos del presupuesto, por ejemplo, el sector educativo, encontramos que se le asignaron un billón 19 mil 449 pesos en 2024. Si lo comparamos con el año 2025, representa una disminución del 3.6%[i].
Incluso entre 2023 y 2024 notamos una caída en todos los niveles educativos. Se podría argumentar que hay ahorros, pero lo cierto es que en el sector hay poco que ahorrar; del total del presupuesto, el 98% corresponde a gastos fijos, es decir, salarios de docentes y mantenimiento de instalaciones. Tan sólo el 2% se puede dedicar al desarrollo (Ídem).
Es una política de estado desde hace 40 años disminuir el gasto en educación y otros sectores sociales. Es cierto que los montos se han modificado, pero, en relación al PIB, o se han estancado o simplemente han disminuido.
Regresando a la economía en su conjunto, otro aspecto que caracteriza a lo que se conoce como neoliberalismo es la disminución de la inversión pública, priorizando a la privada: en el año 2016 está representaba 3.8% del PIB y en el año 2024 a duras penas llega al 3%.
Si nos atenemos a la disminución del papel del Estado en la economía, el gobierno de la Cuarta Transformación ha sido más bien continuador de la misma política que critica. No podemos cuestionar que se otorguen apoyos directos a millones de personas, de hecho, hacen falta más, pero esto se ha hecho de manera paralela con la continuada tendencia a disminuir la inversión pública, que con ese 3% llega a mínimos históricos. Recordemos que en los años setenta, antes de las políticas de ajuste, la inversión pública rondaba alrededor del 12% del PIB y que desde De la Madrid en adelante el deterioro en ese rubro ha sido constante, llegando al grado actual, donde el 85% del gasto en inversión pertenece a la iniciativa privada.
Política fiscal, a favor de las grandes riquezas
En cuanto a los impuestos, es necesario recordar que la política impositiva actual fue desarrollada durante el periodo que tanto se ha satanizado. Efectivamente, se han eliminado los perdones de adeudos a los grandes contribuyentes, que constituían un caso de escandalosa impunidad. No obstante, en general, la estructura impositiva sigue siendo plenamente injusta, a tal grado que los contribuyentes de más de 500 millones de pesos anuales aportan sólo el 0.03% del total de la recaudación en general y del 13.6% de lo que aportan todas las personas físicas, las grandes fortunas aportan entre el 1% y el 8% del impuesto sobre la renta, mientras que un contribuyente cautivo, por ejemplo, un trabajador promedio, contribuye con un 30%[ii].
Tampoco en este rubro hay algún cambio que se pueda destacar. Obviamente, mientras no se aplique una política fiscal que realmente obligue a pagar impuestos a los más ricos, la presión fiscal continuará cargándose a las espaldas de los trabajadores, facilitando beneficios cada vez más grandes para los millonarios.
Al final de este sexenio, las 10 fortunas más ricas de México poseían un monto cercano a los 178 mil millones de dólares, un 45.2% más que en 2018. Esto es un promedio aproximado de 7.5% anual, cuando la economía creció apenas en un promedio del 2%. La única explicación a estos datos, al no haberse creado más riqueza, es que hubo una transferencia neta hacia las grandes fortunas.
Estrategia de crecimiento centrada en las exportaciones
En 2018, el volumen total de exportaciones en México representaba aproximadamente 450 mil millones de dólares, de los cuales 30 mil millones eran derivados del petróleo. Para 2023, último año del que se tienen cifras completas, las exportaciones de mercancías sumaron 593 mil millones de dólares: un incremento promedio anual del 6%, lo que nos hace vaticinar que el total de exportaciones superará al final del año los 620 mil millones de dólares, de los cuales aproximadamente 30 mil millones son petróleo y derivados.
La parte sustancial de esta firme expansión de las exportaciones son las manufacturas, que en 2018 eran casi 400 mil millones y en 2024 llegarán a los 550 mil millones de dólares: esto es un incremento promedio de 6.5%. Las cifras son impresionantes, más aun tomando en cuenta que la depreciación del dólar respecto al peso en este periodo supone que la masa de mercancías ha sido al menos un 5% superior a lo que estas cifras indican.
El comercio exterior representa más del 43.1% del PIB. De cada 10 pesos que se generan en México, 4 corresponden a las exportaciones. Si el promedio de crecimiento económico es de apenas el 2%, esto significa simple y llanamente que el único sector que ha crecido en términos reales es el dedicado al comercio exterior; especialmente el manufacturero, que tiene un ritmo de crecimiento incluso superior a todos los demás.
El patrón de acumulación capitalista en México es de tipo secundario exportador y es cada vez más dependiente de los Estados Unidos, país al que se mandan casi el 90% de las mercancías producidas en México, en 2024, mientras que en 2018 representaba el 80%[iii].
Esto demuestra que la tendencia que se fundó con el Tratado de Libre Comercio sigue siendo la misma, y la dependencia con respecto a los Estados Unidos se incrementó a ritmo acelerado.
Otro aspecto destacable es el carácter manufacturero de las exportaciones y el hecho de que prácticamente duplican a las del siguiente país de la región latinoamericana, que es Brasil. No obstante, el aporte de esa producción al mercado interno es mínima, por ejemplo: si analizamos las importaciones del primer semestre de 2024, del total de las no petroleras, que sumaron la nada despreciable cifra de 337 mil millones de dólares, el 80% son bienes intermedios; es maquila, a la que sólo se le añade la mano de obra barata para que se consuma en el mercado norteamericano.
En suma, México es tal vez la maquiladora más grande del mundo.
Tipo de cambio y tasas de interés, al margen de las necesidades de crecimiento
Una de las prioridades de las políticas capitalistas en el terreno económico es la estabilidad del tipo de cambio. Por supuesto, bajo ningún esquema simpatizamos con una devaluación permanente, como es el caso de países como Argentina o Venezuela, no obstante, si revisamos los motivos que la originan, encontramos otra vez una dependencia en función de los intereses norteamericanos.
Efectivamente, la estabilidad cambiaria es crucial para que las exportaciones de productos de origen mexicano no se disparen y afecten al mercado interno norteamericano. Uno de los factores clave en dicha estabilidad es la tasa de referencia de los bancos centrales: la Reserva Federal de los Estados Unidos ha mantenido una política de incremento de tipos de interés durante los últimos años, con el objeto de contener la inflación; de forma paralela, el Banco de México llevó sus tasas de referencia hasta el 11.5%. En general, la idea fue mantener una diferencia de al menos el 6%. Al momento en que escribimos este artículo, la tasa de la Reserva es de 4.75%, mientas que la del Banco de México es del 11%. Este nivel genera que en el mercado interno tengamos un altísimo costo del crédito, limitando las capacidades de la pequeña y mediana empresa para arriesgarse a invertir. Esto obviamente limita el crecimiento económico.
El siguiente esquema, publicado en el periódico El Economista, lo ilustra[iv]:
Todos los movimientos del Banco de México fueron antecedidos por movimientos de la Reserva Federal, ya sea que fuesen de reducción o de incremento. La necesidad de impulsar el mercado interno por medio del crédito nunca estuvo contemplada, a tal grado que hoy tenemos una tendencia de reducción de la economía interna que representaría ya una recesión de no ser por el pujante comercio exterior, del que, como hemos dicho, está en el interés de los Estados Unidos el mantenerlo en parámetros convenientes para ellos.
Resulta muy común escuchar entre los economistas burgueses que “es necesario enfriar la economía para contener la inflación”, lo que significa llevar al mercado interno a la contracción, reduciendo la demanda: en suma, una política consciente de limitar el crecimiento económico y forzar la recesión. De cualquier modo, para la burguesía dominante esto no es importante; ya hemos demostrado que se pueden combinar altas tasas de crecimiento de las exportaciones con una economía al borde de la crisis y eso es precisamente lo que viviremos en los siguientes meses.
Perspectivas
Dejémoslo claro, en México hay dos economías cuya relación es mínima: por un lado, tenemos un mercado interno estancado sin una industria nacional que lo abastezca de bienes de consumo, y por otro lado, un pujante sector de exportación, especialmente maquilador, totalmente dedicado a las necesidades de Estados Unidos.
En este contexto nos enfrentamos a una paradoja muy curiosa: se calcula que en el año 2024 la inversión nacional superará el 24% del PIB, cifra histórica (como se puede ver en la siguiente gráfica), mientras que la economía tendrá un crecimiento de menos del 2%[v]:
Habrá una gran inversión, pero no habrá crecimiento, puesto que los recursos involucrados son para fortalecer la capacidad de exportación, que, como ya vimos, tiene un ciclo que apenas se relaciona con la economía interna; la cual, agobiada por las altas tasas de interés, sigue su camino rumbo a la recesión (que se hará sentir durante el 2025). La única manera de evitarla sería bajando la tasa de interés del Banco de México, lo que estimularía el crédito y daría un espacio para reanudar el crecimiento. Lamentablemente, esto no va a suceder. Como hemos dicho, las tasas en México se definen realmente en la Reserva Federal de los Estados Unidos.
El capitalismo mexicano requerirá de una nueva crisis para volver a iniciar un intento de crecimiento, siempre supeditado a lo que le dicten los vecinos del norte. Los tiempos que se avecinan serán difíciles: se requerirá mirar más allá de la superficie y señalar que el gobierno no es un aliado de los trabajadores, sino que más bien es parte del bando contrario, sin ser el enemigo principal (los cuales siguen siendo la oligarquía y el imperialismo).
Los trabajadores debemos confiar en nuestras propias fuerzas, en la unidad y en recuperar tradiciones de combate y de lucha. Dentro del capitalismo no hay margen para una política económica que no sea la que dicta el gran capital. Los próximos años serán una dura muestra de la necesidad de la organización independiente de los trabajadores.
Sí, has leído bien el título. Un anciano enfadado en Washington y un presidente psicológicamente trastornado en Kiev han estado ocupados urdiendo conjuntamente un plan que podría empujar al mundo al abismo.
Si eso suena muy parecido al argumento de una película inferior de serie B, de nuevo tienes razón. Pero eso sólo demuestra el viejo dicho de que la realidad puede imitar muy a menudo a la ficción. Incluso la ficción más extraña. Y lo que está ocurriendo en la escena diplomática mundial es ciertamente muy extraño.
Es cierto que los personajes principales de esta particular historia de terror no se llaman Ming el Despiadado ni Drácula Príncipe de las Tinieblas, sino sólo Joseph Robinette Biden (aunque supongo que Robinette es una cosa bastante rara para llamar a alguien), y Volodymyr Oleksandrovych Zelenskyy, que suena mucho más como un horrible Conde tramando la conquista del mundo desde un siniestro castillo en las montañas de Transilvania.
Sin embargo, en este punto, los prometedores paralelismos entre la tediosa realidad y el maravilloso mundo de las viejas y añoradas películas de terror de la Hammer empiezan a desvanecerse. En lugar de dos figuras de terror exuberantes, nos encontramos ante dos hombres más bien pequeños, ordinarios, poco interesantes (y aún menos inteligentes).
En cuanto al tamaño físico, el antiguo cómico, presidente de Ucrania desde 2019, mide apenas 1,67 m, aunque la impresionante forma en que se pasea por los pasillos del poder en Washington, Berlín y Londres, exigiendo con amenazas enormes cantidades de dinero en efectivo, le hace parecer mucho más alto de lo que es en realidad.
Para hacer lo que algunos podrían considerar una comparación pertinente, a menudo se dice que el líder norcoreano Kim Jong Un mide 1,70 metros, pero no está claro de dónde procede esa información. En cualquier caso, lo que le falta en centímetros, lo compensa con la posesión de armas nucleares que, en el ámbito de las relaciones mundiales tiende a convertir a los enanos en gigantes… y viceversa.
Pero me he desviado demasiado de mi historia central, a la que vuelvo inmediatamente. Cuando digo pequeños, no me refiero sólo a su estatura. Son aún más pequeños en sus cualidades intelectuales y morales.
La amenaza contra Zelensky es muy real / Imagen: dominio público
Lamentablemente, típicos de los líderes políticos de la era moderna (o más bien, posmoderna), ambos hombres carecen por igual de cualquier atisbo de visión amplia o de algo remotamente parecido a una cosmovisión filosófica coherente. En lugar de ello, sus acciones están totalmente dictadas por consideraciones prácticas inmediatas y, en última instancia, por el crudo interés propio y la supervivencia política (y en el caso de Zelensky, también física), a las que debe sacrificarse todo lo demás.
Me apresuro a añadir que no nos referimos necesariamente a la amenaza que representa su némesis personal, Vladimir Putin. Aunque no hay amor perdido entre estos dos hombres, no hay absolutamente ninguna prueba de que los rusos hayan intentado asesinar al hombre de Kiev, aunque han tenido muchas oportunidades de hacerlo.
Al fin y al cabo, la eliminación de los enemigos mediante el simple procedimiento del asesinato -que antaño se consideraba una práctica aborrecible utilizada sólo por los Estados más bárbaros- se ha puesto ahora bastante de moda. Bibi Netanyahu lo practica con regularidad, junto con otros crímenes de guerra demasiado numerosos para mencionarlos aquí. Sin embargo, por extraño que parezca, el dirigente israelí nunca ha sufrido consecuencias desagradables por sus acciones. Más bien al contrario.
Si los rusos no han eliminado a Zelensky de la escena con esos métodos (por el momento, en cualquier caso) no es por razones éticas, sino simplemente porque no ven ningún sentido en ello. Si eliminas a un líder enemigo, simplemente será sustituido por otro, muy posiblemente alguien incluso menos de tu agrado.
A los israelíes les gusta alardear del número de enemigos de este tipo que han enviado al otro mundo. Pero se olvidan de mencionar que esas acciones no sirvieron para destruir -ni siquiera para debilitar seriamente- ni a Hamás ni a Hezbolá. Por tanto, su jactancia tiene un carácter totalmente vacío.
La amenaza contra Zelensky es muy real. Pero procede de mucho más cerca de él que el Kremlin. Aunque en teoría es Presidente de Ucrania, está rodeado de enemigos mucho más peligrosos. Los elementos fascistas neonazis (a los que los medios de comunicación occidentales se refieren educadamente como “ultranacionalistas”) vigilan cada una de sus acciones como halcones hambrientos.
Estos elementos han establecido fuertes posiciones en el Estado y en las fuerzas armadas en particular. Proporcionan las tropas de choque más fanáticas (y eficaces) en la línea del frente. Pero esa línea del frente se está derrumbando rápidamente. El avance ruso, que hasta hace poco tenía un carácter lento e incremental, se ha acelerado enormemente. Y los “ultras” no están contentos.
Toda la historia de la guerra de Ucrania durante el último año ha sido un desastre para el régimen de Kiev. El avance ruso es ya irreversible y el colapso de la defensa ucraniana es solo cuestión de tiempo.
Se está preparando una derrota humillante para Estados Unidos y la OTAN. En estas circunstancias, se habla cada vez con más fuerza y persistencia de negociaciones con Rusia. Esto es bastante natural. Cuando tus ejércitos están siendo derrotados en todos los frentes y te estás quedando sin soldados, armas y municiones, lo lógico es entablar negociaciones con la otra parte.
Por desgracia, lo que es natural y racional no siempre es lo que se hace. A finales de 1944, estaba bastante claro que Alemania había perdido la guerra. Los ejércitos de Hitler habían sido aplastados por los rusos, primero en Stalingrado y luego en la batalla de Kursk. El Ejército Rojo se dirigía directamente hacia Berlín en lo que fue el avance más rápido de la historia militar.
Muchos de los generales de Hitler hubieran estado a favor de negociar con británicos y estadounidenses para evitar una victoria soviética absoluta. Pero Hitler, aislado del mundo en su búnker subterráneo de hormigón, hacía oídos sordos a cualquier sugerencia de paz.
Totalmente alejado de la realidad, se negaba a escuchar informes sobre derrotas. En lugar de ello, sus generales recibían periódicamente sermones sobre la inevitabilidad de una victoria alemana, incluso cuando el estruendo de la artillería soviética podía oírse en el centro de Berlín.
Hitler trasladaba constantemente divisiones inexistentes a frentes que ya se habían derrumbado. Sólo cuando los rusos estuvieron literalmente a pocos metros de su búnker sacó finalmente la conclusión y se suicidó. El resultado inevitable fue que toda la parte oriental de Alemania, incluido Berlín, cayó en manos del victorioso Ejército Rojo.
Aunque existen diferencias obvias entre aquella situación y la actual en Ucrania, también hay grandes similitudes. En particular, Zelensky muestra ahora exactamente los mismos síntomas psicológicos que Hitler mostró en los últimos días del Reich alemán.
Sus cambios de humor son cada vez más erráticos. Sus órdenes son tan extrañas que no tienen nada que ver con la realidad. Y no es de extrañar, porque hace tiempo que cerró los ojos y los oídos a la realidad.
Hace unos meses, los medios de comunicación occidentales informaron de que el líder ucraniano se había puesto histérico y gritaba literalmente a sus generales, acusándoles de contarle mentiras. En realidad, lo más probable es que estuvieran intentando, de alguna manera, decir la verdad sobre la desastrosa situación en el frente. Pero Zelensky se niega a escuchar las malas noticias. Sólo quiere oír las buenas noticias. Y si no hay buenas noticias, entonces hay que inventarlas.
Al final, tras darse cuenta de la inutilidad de este esfuerzo, los generales le dicen ahora lo que quiere oír: que los ucranianos están ganando y los rusos perdiendo. Los medios de comunicación ucranianos están llenos de historias absurdas sobre ofensivas ficticias de sus heroicas Fuerzas Armadas, en el mismo momento en que están retrocediendo en desorden por todos lados.
La desmoralización se extiende rápidamente entre las filas. Incluso la insulsa prensa ucraniana ha publicado noticias sobre soldados que se niegan a luchar, un número creciente de deserciones y cada vez más casos de soldados que tiran las armas y se rinden a los rusos.
Hace un par de semanas se publicó en la prensa el caso de un oficial ucraniano que se negó a ordenar a sus hombres que lanzaran un ataque demencial, que según él equivalía a una misión suicida. El oficial fue inmediatamente destituido, pero hubo protestas entre los soldados exigiendo su readmisión.
El asunto de Kursk fue una aventura estúpida e inútil, un intento desesperado por parte de Zelensky de demostrar al mundo que Ucrania aún era capaz de llevar a cabo una ofensiva exitosa contra Rusia en su propio territorio. Ha terminado, inevitablemente, en una humillante derrota tras la pérdida de un enorme número de vidas y de valioso material militar.
Al mismo tiempo, el frente central de la guerra -que sigue siendo el Donbass- está siendo rápidamente invadido por fuerzas rusas superiores. Sin embargo, Zelensky persiste en la insensata política de enviar cada vez más hombres a la muerte en Kursk -con el único fin de su prestigio personal- mientras priva sistemáticamente al frente del Donbass de fuerzas, armas y municiones esenciales.
La terrible magnitud de las pérdidas ucranianas se ha ocultado deliberadamente. Pero está a un nivel que no se puede sostener, mientras que Rusia tiene una superioridad abrumadora tanto en número como en armamento, y renueva constantemente sus fuerzas con nuevos reclutas.
Por el contrario, el plan de movilización de Zelensky no consigue reunir el número de personas previsto, y las autoridades se ven obligadas a emplear métodos brutales para acorralar a los reclutas reacios, a la salida de bares y discotecas, que son enviados inmediatamente al frente para ser masacrados.
La desesperación de Zelensky
Se preguntarán por qué Zelensky sigue negándose a negociar con los rusos. De hecho, hace algún tiempo aprobó una ley que seguramente no tiene precedentes en la historia jurídica, que prohíbe a Ucrania negociar con Moscú mientras Putin esté al mando.
La verdad es que ahora es un hombre desesperado. Sabe muy bien que si diera cualquier paso que pudiera interpretarse como un intento de obtener la paz a costa de sacrificar incluso una pequeña parte del territorio ucraniano, provocaría una feroz reacción por parte de los elementos neonazis del ejército y del aparato del Estado.
Zelensky entiende que la elección de Trump supone un cambio fundamental en la situación / Imagen: Gage Skidmore, Wikimedia Commons
Su gobierno sería casi con toda seguridad derrocado, e incluso su vida estaría menos que asegurada. Difícilmente una situación muy agradable en la que encontrarse. Para empeorar las cosas, tenemos la elección de Donald Trump.
Zelensky entiende que la elección de Trump representa un cambio fundamental en la situación.
Y los hombres desesperados hacen cosas desesperadas.
Por fin está aceptando, a regañadientes, que la guerra está perdida, y de forma irrevocable. Y no hay absolutamente nada que Occidente pueda hacer para impedir una victoria rusa. Nada, es decir, excepto quizá una confrontación militar directa entre Estados Unidos y Rusia.
Es decir -llamemos a las cosas por su nombre correcto- la Tercera Guerra Mundial.
Por ello, Zelensky exige que se le dé vía libre para disparar misiles de largo alcance contra objetivos en el interior de la Federación Rusa.
Putin replicó inmediatamente en términos inequívocos que esto constituiría un acto de guerra por parte de Estados Unidos, ya que los misiles estadounidenses necesarios para tal operación sólo podrían ser operados con la participación directa de personal militar estadounidense.
Esto significaría que Rusia y Estados Unidos se encontrarían en estado de guerra. Esto no significa necesariamente una guerra inmediata con misiles volando en todas direcciones. Hay muchas otras formas en que pueden manifestarse las hostilidades.
Hay que señalar que Rusia no es simplemente un país con un gran ejército bien entrenado y equipado que ha demostrado su valía en el campo de batalla ucraniano. En realidad, el ejército ruso está más que a la altura de todos los ejércitos de la OTAN en Europa juntos.
Además, Rusia es el Estado nuclear más poderoso del mundo, con un enorme arsenal de misiles balísticos intercontinentales, capaces de alcanzar cualquier objetivo en el mundo.
Cabría pensar que este hecho podría haber abierto un serio debate público sobre la conveniencia de prolongar lo que es claramente una batalla perdida en Ucrania, y de arriesgarse a la posibilidad de un enfrentamiento entre las dos principales potencias nucleares del mundo.
Sin embargo, por increíble que parezca, nunca se ha producido tal debate. Por el contrario, a ambos lados del Atlántico se alimenta a la opinión pública con una dieta de mentiras y desinformación que la incapacita para comprender lo que realmente está ocurriendo.
Crisis del Proyecto Ucrania
En todas las guerras hay siempre un equilibrio de propaganda diseñado para engañar al público y desviar la atención de las realidades de una situación peligrosa y amenazadora. Esto es más cierto en la guerra de Ucrania que en cualquier otra guerra que yo recuerde.
Hasta hace poco, la opinión pública recibía un flujo constante de propaganda tranquilizadora que creaba la impresión de que la victoria ucraniana sobre Rusia estaba prácticamente garantizada.
Pero ahora cantan una canción diferente. Todo el mundo -o casi todo el mundo- ha comprendido que Ucrania ha perdido la guerra, y lo que ahora está garantizado es una victoria rusa.
Incluso en los círculos gobernantes de Estados Unidos -y cada vez más en al menos algunos gobiernos de Europa- hay una creciente conciencia de que la guerra en Ucrania se ha perdido irrevocablemente.
La victoria de Trump ha colocado a la burguesía europea en un dilema. Trump no ha ocultado su deseo de poner fin a la guerra en Ucrania, o al menos, a la participación de Estados Unidos en ella. No es probable que las súplicas de Zelensky le hagan cambiar de opinión.
Una vez que Estados Unidos retire -o reduzca sustancialmente- su ayuda financiera y militar, el gobierno de Kiev se encontrará en una posición imposible. Lo mismo ocurrirá con cualquier otro gobierno europeo que apoye el llamado Proyecto Ucrania.
Los líderes europeos se reunieron recientemente en la capital húngara, Budapest, para debatir la cuestión de Ucrania a la luz de la victoria electoral de Donald Trump. Corrían de un lado a otro como una bandada de pavos ante una carnicería en Nochebuena, quejándose a gritos de su suerte.
A pesar de todas sus promesas, no hay forma de que los europeos puedan compensar el enorme agujero dejado por la retirada estadounidense. La opinión pública a ambos lados del Atlántico está cada vez más impaciente con todo este asunto.
Así lo demostró muy claramente el resultado de las elecciones presidenciales del 6 de noviembre. Sin embargo, la oposición a la política de Trump se ha mantenido y ha dado un giro ominoso en los últimos días.
Biden da marcha atrás
De repente, el hombre que seguía aferrándose obstinadamente a su asiento en la Casa Blanca anunció su decisión de cambiar la postura declarada de Estados Unidos de oposición a conceder a los ucranianos permiso para utilizar misiles estadounidenses de largo alcance con el fin de realizar ataques profundos dentro de Rusia.
Esto fue, por decirlo suavemente, un shock. Solo unos días antes, el presidente electo Donald Trump había mantenido una conversación “amistosa” con Joe Biden en la Casa Blanca durante hora y media. La conversación abarcó muchos temas diferentes. Pero, al parecer, Ucrania sólo ocupó un total de cinco minutos.
De repente, el hombre que aún se aferraba obstinadamente a su asiento en la Casa Blanca anunció su decisión de cambiar la postura declarada de Estados Unidos / Imagen: dominio público
En todo este tiempo, parece que Biden no hizo mención alguna a sus planes de cambiar la postura de Estados Unidos y conceder a Zelensky permiso para utilizar misiles estadounidenses de largo alcance para ataques en lo más profundo del territorio ruso.
Este comportamiento carecía absolutamente de precedentes. Se suponía que el periodo de transición entre unas elecciones presidenciales y la toma de posesión efectiva del nuevo presidente era un periodo de calma, durante el cual el presidente saliente ayudaría a allanar el camino de su sucesor.
En lugar de eso, Biden ha lanzado una granada de mano en el camino de Donald Trump, a quien obviamente se le ha ocultado todo el asunto en una flagrante violación de todo el protocolo existente.
La explicación oficial del repentino cambio de política fue que los misiles de mayor alcance eran necesarios en respuesta a la supuesta decisión de Corea del Norte de enviar tropas para apoyar a las fuerzas rusas en Kursk. Pero hasta ahora no se ha presentado ni una sola prueba que justifique estas afirmaciones.
Está claro que toda la historia de las tropas norcoreanas procede de fuentes ucranianas y forma parte de una campaña sistemática de desinformación, diseñada precisamente para presionar a Estados Unidos para que acceda a las demandas de Zelensky.
En otras palabras, se trata de una flagrante noticia falsa, como tantas otras noticias falsas que han salido constantemente de esta misma fuente desde el comienzo de la guerra y se han repetido acríticamente en los medios de comunicación occidentales.
La verdad es que el dramático giro de Biden no iba dirigido contra un imaginario ejército norcoreano en Kursk. Su objetivo principal ni siquiera era Rusia. Iba dirigido contra su principal y más odiado enemigo: Donald J. Trump.
Joe Biden es un hombre viejo, enfadado y amargado, furioso por haber sido destituido como candidato por su propio partido, que luego sufrió una estremecedora derrota a manos de Donald Trump. Está consumido por una rabia latente y sediento de venganza por su humillación.
Ahora bien, podría pensarse que factores como la ira incontrolable y la sed de venganza -aunque son características bien conocidas del comportamiento humano- no deberían tener cabida cuando se trata de decisiones políticas importantes tomadas al más alto nivel del gobierno de la nación más poderosa de la Tierra.
Esto supone que se trata de hombres y mujeres con cierta estatura política, normas éticas y perspicacia. Seguramente, el Presidente de los Estados Unidos de América debería ser de ese tipo. Sin embargo, tal suposición no siempre está justificada.
Ya hemos dicho que Joe Biden es un hombre pequeño. Esto queda ampliamente demostrado por su conducta en el lamentable asunto que nos ocupa. Ese comportamiento no sólo es indigno del hombre que ocupa el cargo más alto de los Estados Unidos de América. Apenas es digno de un político provinciano de décima categoría de una pequeña ciudad del Medio Oeste.
Una comparación más exacta sería la de las rabietas de un mocoso malcriado al que se le ha privado de su juguete favorito y, en venganza, destroza sistemáticamente su habitación. Sólo que aquí, lo que Biden ha hecho no es destrozar una habitación, sino poner en peligro mortal a toda la población de Estados Unidos, y posiblemente del mundo entero.
Es muy consciente -al igual que todos los demás miembros belicistas de la Guerra Fría de su administración- de que esta acción cruza una línea roja claramente establecida por Vladimir Putin hace varios meses.
La amenaza de lanzar misiles balísticos contra Moscú y otras ciudades rusas adquiere un aspecto mucho más siniestro a la luz de las recientes amenazas de Zelensky de que, si Estados Unidos cortara la ayuda a Ucrania, el régimen de Kiev procedería inmediatamente a desarrollar sus propias armas nucleares.
La noticia de este alarmante acontecimiento no fue hecha pública por la Casa Blanca. Se mencionó por primera vez en un artículo del New York Times. Incluso mientras escribo estas líneas, el propio Biden no ha hecho ninguna declaración, aunque parece que altos funcionarios de su administración sí lo han confirmado.
Ni que decir tiene que la decisión de permitir a Ucrania usar misiles de largo alcance en territorio ruso ha recibido un aluvión de críticas en Estados Unidos. El propio Trump aún no ha hecho comentarios al respecto, y es posible que no los haga. Pero su hijo mayor, Donald Trump Jr., lo ha denunciado, al igual que Elon Musk y otros destacados partidarios de Trump que deben conocer muy bien su mentalidad.
No es difícil imaginar que Trump ha recibido el anuncio con una furia comprensible. El hecho de que Biden hablara con él durante hora y media y no hiciera mención alguna a algo que ya debía haber decidido con mucha antelación solo podía interpretarse como un insulto calculado y una provocación descarada.
No olvidemos que Trump obtuvo una contundente victoria electoral tras haber hecho campaña con la promesa de poner fin a la implicación de Estados Unidos en guerras y, en su lugar, utilizar el dinero de los contribuyentes para mejorar la vida de los estadounidenses. Ha dicho que pondrá fin a la guerra entre Rusia y Ucrania en 24 horas.
Hasta ahora, como hemos dicho, Trump no ha hecho ningún comentario sobre los últimos acontecimientos. Probablemente sea lo correcto, ya que sus enemigos políticos en los medios de comunicación están dando vueltas como buitres, a la espera de abalanzarse sobre cualquier error que pueda cometer.
Si se manifiesta públicamente en contra de la decisión de Biden, será acusado inmediatamente de deslealtad a Estados Unidos, de apoyar a Putin, de traicionar a Ucrania, etcétera, etcétera. Mucho mejor entonces, dejar que otras personas hablen en su nombre, esperar su momento durante unas semanas. Entonces, una vez instalado en la Casa Blanca, podrá ordenar fácilmente a sus funcionarios que ignoren las decisiones irresponsables de su predecesor.
Al actuar como lo hizo, Biden ha demostrado un desprecio absoluto, no sólo por el presidente electo, sino por todo el pueblo estadounidense, cuyo veredicto sobre los demócratas -incluido el genocida Joe- no podría haber sido más claro. Sin embargo, ¡este hombre tiene la descarada insolencia de acusar a Trump de socavar la democracia estadounidense!
¿Y ahora qué?
Zelensky no perdió tiempo en aprovechar al máximo la luz verde dada por el anciano enfadado de la Casa Blanca. En cuestión de horas, se llevó a cabo un ataque contra objetivos dentro de Rusia con seis misiles ATACMS.
Los rusos afirman que derribaron cinco de los seis y dañaron el otro. No se ha informado de ninguna pérdida de vidas humanas.
Zelensky no perdió tiempo y aprovechó al máximo la luz verde / Imagen: dominio público
De hecho, estos misiles han estado en posesión de los ucranianos durante más de doce meses. La intención era utilizarlos contra Crimea, y concretamente destruir el puente que conecta Crimea con el territorio continental ruso.
Se depositaron grandes esperanzas en estas nuevas armas, al igual que se depositaron grandes esperanzas en todas las demás “armas milagrosas” que iban a cambiar las reglas del juego. Pero todas resultaron decepcionantes.
A día de hoy, el puente de Crimea sigue en pie. Los rusos han desarrollado las técnicas necesarias para combatir los misiles ATACMS y han derribado muchos de ellos y destruido las bases desde las que se lanzaban.
Parece que los ucranianos han renunciado a Crimea. En su lugar, se están concentrando en Kursk, donde, por cierto, han sufrido graves pérdidas y se han visto empujados a la defensiva.
Ahora se espera que el empleo de misiles ATACMS sea -¡esperen! – un cambio de las reglas del juego en Kursk. No es casualidad que el reciente ataque se dirigiera contra un gran arsenal en la ciudad de Karachev, en la región de Bryansk, que está a sólo 210 kilómetros de Kursk.
El argumento de que los éxitos rusos se deben a la intervención de tropas norcoreanas es tan absurdo que no resiste el menor examen. El ejército ruso posee ahora probablemente más de un millón de soldados, que pueden desplegarse en Kursk o en cualquier parte de Ucrania, cuando lo desee.
Resulta difícil comprender por qué necesitan ayuda en forma de soldados norcoreanos, a los que habría que entrenar según las especificaciones rusas y enseñarles a hablar ruso lo suficiente como para seguir órdenes.
Esto no quiere decir que no haya soldados norcoreanos presentes en Rusia, ya que Corea del Norte y Rusia mantienen actualmente una alianza militar muy estrecha. Sin embargo, hasta ahora no se ha presentado absolutamente ninguna prueba que demuestre que los soldados norcoreanos hayan desempeñado algún papel en el campo de batalla real en Kursk o en cualquier otro lugar.
Repito, la única “prueba” de estas afirmaciones tan repetidas procede de la parte ucraniana, afirmaciones que en el pasado han demostrado con frecuencia ser mera propaganda, diseñada para confundir y desorientar a la opinión mundial.
La razón por la que Ucrania está perdiendo la guerra no tiene nada que ver con la presencia o no de unos pocos miles de tropas norcoreanas. Se explica simplemente por el hecho de que Rusia disfruta de una aplastante superioridad numérica, armamentística, de munición, de misiles, de drones, y también moral y táctica superior.
El Pentágono se oponía -y sigue oponiéndose- fundamentalmente a la medida adoptada por Biden, no por consideraciones humanitarias, sino por razones puramente prácticas.
En primer lugar, saben que la guerra en Ucrania está perdida y consideran que es un derroche inútil de valiosos recursos enviar allí más armas y equipos. El suministro de armas que posee Estados Unidos no es inagotable y se ha visto considerablemente mermado por el asunto de Ucrania.
En cuanto a la última aventura sin sentido, el Pentágono señala -de nuevo, muy correctamente- que el envío de misiles de largo alcance a Ucrania con el propósito de atacar objetivos en el interior de Rusia no tendrá absolutamente ningún efecto sobre el resultado de la guerra.
El alcance máximo de los misiles ATACMS es de 190 millas o 399 kilómetros. Por lo tanto, no son capaces de alcanzar objetivos “en el interior del territorio de la Federación Rusa”. De hecho, sólo pueden utilizarse eficazmente en zonas fronterizas, precisamente como Kursk y Briansk.
Esto no puede revertir, ni revertirá, el curso de la guerra. Lo que sí hará es enfurecer a los rusos, que tomarán contramedidas, que no serán del agrado de Estados Unidos. Y no les faltan posibilidades de infligir graves daños a los intereses estadounidenses en todo el mundo.
Dejamos de lado el hecho de que Vladimir Putin acaba de anunciar la decisión de rebajar el criterio para el uso de armas nucleares con el fin de incluir los ataques contra territorio ruso con armas convencionales, si se llevan a cabo en colaboración con una potencia nuclear.
Moscú tiene muchas otras posibilidades que puede utilizar antes de recurrir al arma definitiva. Sin duda, los rusos intensificarán su ayuda a Irán, a Hezbolá, a los Houthi y a muchos otros grupos e individuos que estarán encantados de participar en acciones contra Estados Unidos.
Imagínense que los rusos suministraran a los houthis misiles sofisticados capaces de hundir buques de guerra estadounidenses. Los enormes portaaviones que están flotando alrededor de Oriente Medio serían blancos fáciles para lo que sería un ataque catastrófico.
Pero eso es justo lo que los estadounidenses se proponen hacer en relación con sus apoderados ucranianos. Y, lógicamente, lo que es bueno para una parte también debe serlo para la otra.
Todos estos hechos están perfectamente claros para los estrategas militares de Washington, es decir, para los veteranos militares experimentados que, a diferencia de los generales aficionados de la Casa Blanca cuyas únicas batallas se libran en los teclados de sus ordenadores, tienen experiencia real de guerras reales.
El Pentágono plantea la pregunta obvia: ¿por qué debemos verter dinero en un agujero negro en una guerra que no se puede ganar? Ya hemos gastado una cantidad colosal de dinero, ¿por qué deberíamos gastar más sin una buena razón?
Desde el punto de vista de los verdaderos intereses del imperialismo estadounidense, estas cuestiones se basan en una lógica impecable. Pero a Biden no le interesa la lógica, sólo su obsesión por infligir el máximo daño a Donald Trump y a Rusia en las pocas semanas que le quedan.
Desea que la guerra de Ucrania continúe al menos hasta que se haya retirado con seguridad a la oscuridad. No le importa cuántos ucranianos más mueran para satisfacer su vanidad personal y proteger lo que considera su imagen histórica.
De hecho, la imagen que dejará la administración Biden será la de constantes fracasos, derrotas, guerras, muertes y déficits. Es una administración fracasada dirigida por una pandilla de segundones descerebrados.
Y hasta el final, esta misma camarilla de políticos fracasados y aventureros criminales, negándose a admitir sus errores, insisten en prolongar la agonía el mayor tiempo posible. Naturalmente, las víctimas de esa agonía no son ellos mismos, sino el desafortunado pueblo de Ucrania.
Este año se conmemora el 114° aniversario del inicio del movimiento armado que, en su momento, puso fin a la dictadura del Gral. Porfirio Díaz. Este último arribó a la presidencia, paradójicamente, por medio de un movimiento antirreeleccionista que derrocó al presidente Sebastián Lerdo de Tejada, en abril de 1877. Si bien es cierto que, formalmente, el gobierno de Díaz se caracterizó por el autoritarismo y la represión exacerbadas —antinomias de las libertades que pugnaba la reforma liberal—, junto con el establecimiento de un gobierno centralista que chocaba con el proyecto del federalismo democrático, antes bien el gobierno de Díaz fue la realización liberal acelerada del proceso capitalista de despojo masivo de tierras todavía en manos campesinas.
La vía que el régimen de Díaz eligió para desarrollar el capitalismo en México fue la de establecer una firme alianza entre el capital extranjero y los terratenientes, que desde la época colonial mantenían en estado de semiservidumbre a millones de campesinos. Las leyes de colonización y el emprendimiento de las compañías deslindadoras fueron ejemplo de ello; estas últimas registraban como lotes baldíos a pueblos enteros, lo que era secundado por la violencia para expulsar a los pueblos originarios.
Para finales del porfiriato, el territorio mexicano, con una población de poco más de 15 millones de habitantes, se encontraba en manos de 835 familias. La miseria generalizada en el campo también se repetía en las ciudades: exiguos salarios, jornadas laborales de 12 e inclusive 14 horas diarias, inexistencia de días de descanso, explotación vía el peonaje con tiendas de raya y el trabajo forzado provocaron la realización de más de 250 huelgas registradas durante el porfiriato, frente a las cuales el gobierno respondía con la cárcel, el exilio y el asesinato.
Las contradicciones sociales desarrolladas en el porfiriato tenían como contexto social, a nivel interior, el desarrollo de un capitalismo dependiente, caracterizado por arrastrar formaciones económicas precapitalistas, gastos improductivos onerosos, una deuda extranjera ascendente, aunado a los lastres que implicaban haber enfrentado dos intervenciones extranjeras y una larga guerra civil durante el siglo XIX. Pero a nivel internacional, el desarrollo del capitalismo en México durante el último cuarto de siglo se despliega cuando el capitalismo, a nivel mundial, alcanza su fase superior imperialista. La transición de la era de la competencia a la era de los monopolios, aunado a la exportación de capitales, propicia que, del capital invertido en México, el 77% sea de propiedad extranjera.
De este modo, el desarrollo de las fuerzas productivas en México es, en palabras de Alonso Aguilar, desviado, torcido y frenado al supeditarse a las directrices del capital financiero internacional. Este último es el principal beneficiario de un régimen complaciente con el capital foráneo, pero cruel, injusto y opresivo con sus connacionales.
Sin embargo, paulatinamente, Díaz, el otrora héroe nacional que había participado en la defensa de la soberanía de la patria, se convertía en el símbolo de un régimen atroz que debía ser destruido. El incremento de las revueltas, la aparición del bandolerismo, y la emergencia del Partido Liberal Mexicano de los hermanos Flores Magón, sus reivindicaciones y el ascenso nacional del Movimiento Antirreeleccionista liderado por Francisco I. Madero, crean fracturas irreversibles. Este último, proveniente de una familia de ricos hacendados, señala de forma equívoca que, en México, el principal problema no es la propiedad privada, sino el régimen de corrupción. Para 1910, Madero es encarcelado y luego expulsado del país. Para octubre del mismo año, Madero externa, desde el exilio, el plan de San Luis que integra, simultáneamente, la reivindicación de restituir la tierra los campesinos afectados durante el porfiriato, y también llama al levantamiento armado para el 20 de noviembre.
Este llamado es respaldado en el sur con la insurrección del movimiento campesino liderado por Emiliano Zapata, en el norte por las acciones de los hermanos Flores Magón y por Francisco Villa y Pascual Orozco. Lo fundamental es considerar que, dada la extracción burguesa de Madero, opta por negociar, a espaldas de las masas, la transición del gobierno con representantes del General Díaz, quien capitula y abandona el país en mayo de 1911. Tras la realización de elecciones, Madero es electo presidente de la república, a condición de que este logre frenar las insurrecciones armadas campesinas, pero estas logran una autonomía, y con ello, un carácter anticapitalista al atentar contra la propiedad privada de los latifundios.
La dinámica de la guerrilla zapatista, ubicado su centro neurálgico en el estado de Morelos, consistía en organizar ataques armados contra las haciendas, expulsar a los dueños y sus cuerpos de vigilancia, repartir las tierras con los partícipes y reiniciar esta dinámica en las haciendas aledañas. El peligro que suponía el movimiento zapatista contra la propiedad privada, aunado a la incapacidad de Madero para hacer deponer las armas a la insurrección campesina, fueron los factores que explican el posterior apoyo del gobierno y la embajada de Estados Unidos al Gral. Victoriano Huerta, quien, tras un golpe de Estado, usurpa el poder y asesina a Madero junto con su vicepresidente, para febrero de 1913.
El golpe de Estado, lejos de pacificar al país, propicia la difuminación del movimiento revolucionario a una escala nacional. Las fuerzas federales del gobierno usurpador deben enfrentar, desde el norte, a las 3 facciones del así llamado ejército constitucionalista: la encabezada por Álvaro Obregón, en el noroeste del país, la división del norte procedente de Chihuahua y liderada por Villa, y la facción constitucionalista del noreste subordinada al liderazgo de Venustiano Carranza, quien fuera senador porfirista y gobernador de Coahuila. Este último se asumía como líder indiscutible del ejército constitucionalista, manteniendo una clara línea burguesa que se distanciaba frente a Madero por su posición política de otorgar concesiones a la revuelta campesina en aras de controlar el poder y restituir al Estado burgués.
A la postre, Huerta fue derrotado no tanto por la maestría de Obregón (quien entró a la ciudad de México en marzo de 1914) sino porque, para las clases poseedoras, era mucho mejor un régimen con Carranza a la cabeza, que otorgar el poder a las huestes campesinas que integraban las filas de la división del norte y la rebelión zapatista. La burguesía sentía pánico y horror a ambos movimientos en tanto efectuaban expropiaciones a las grandes propiedades. Sin embargo, ambos movimientos carecieron de un programa político que asestara el golpe definitivo al Estado capitalista. Las insurrecciones campesinas carecían de cuarteles, pertrechos regulares, tampoco contaban con ingresos regulares. La misma condición que movilizó a miles de campesinos, la restitución de tierras, también propició su desmovilización cuando estos la obtenían, de tal modo que, pasado un tiempo, el revolucionario zapatista regresaba a cuidar los cultivos. Junto con sus limitaciones, los alcances del movimiento revolucionario de 1910 pusieron patas arriba el orden jurídico capitalista: las reivindicaciones del plan de Ayala zapatista y la convención de Aguascalientes asumían que la tierra era del campesino, y la obligación de demostrar su tenencia caía en responsabilidad del hacendado, de forma inversa a como se había hecho en el pasado.
Al no hacerse del poder, ni tampoco hacer estallar en mil pedazos la maquinaria estatal, el movimiento insurrecto dejó su tarea inconclusa. Y fue así en tanto no existía una dirección política organizada de alcance nacional que llevase a cabo tal tarea. Esta tarea está reservada al partido revolucionario de los trabajadores, quienes, al no poseer una reivindicación de defensa de propiedad en cuanto tal, no tienen el mismo freno que pesó en el movimiento zapatista y villista.
Para octubre de 1914, en la convención de Aguascalientes, se establecen las líneas fundamentales del programa político que defenderá al unísono las facciones zapatistas y villistas, pero que también iniciarían una nueva etapa en la revolución, cuando Carranza desconoce dicha convención porque esta última lo depone como líder de la revolución.
Inicia la nueva etapa de la revolución, donde las facciones burguesas, pero ahora de un corte nacionalista y concesionario, se enfrentan lisa y llanamente al zapatismo y al villismo. Las mismas limitaciones de estos movimientos y su incapacidad e indeterminación para tomar el poder, propician la derrota de Villa en Celaya para abril de 1915. El movimiento zapatista es derrotado tras la muerte de su líder abril de 1919.
Una lección de esta historia es que, por más atroz e invencible que parezca un régimen, este puede ser socavado y destruido con el enorme empuje de las masas. Pero si estas no hacen estallar en mil pedazos el Estado anterior, sustituyéndolo por un Estado proletario, se restituirá el poder político de las clases poseedoras. Esta historia se repetirá hasta que los desposeídos tomen en sus manos las riendas de sus propios destinos.
El Festival de la Revolución de este año -una escuela de comunismo organizada por el PCR- reunió a 1.000 comunistas durante un fin de semana de debate antiimperialista y marxista. Este evento histórico es una plataforma de lanzamiento para la construcción de las fuerzas del comunismo en Gran Bretaña.
El fin de semana del 15 al 17 de noviembre marcó un hito para las fuerzas del comunismo en Gran Bretaña: el mayor y mejor Festival de la Revolución hasta la fecha, y el primero que se celebra bajo la bandera del Partido Comunista Revolucionario (PCR).
Fue “un momento histórico para el PCR”, como dijo uno de los asistentes.
Hace un año, en el Rev Fest del año pasado, el secretario político del PCR, Rob Sewell, anunció sus planes de fundar el Partido Comunista Revolucionario y un nuevo periódico: The Communist.
Por si fuera poco, el Revolution Festival 2024 fue -como afirmó el organizador regional de Londres, Khaled Malachi, en el mitin vespertino del sábado- la mayor conferencia antiimperialista de este tipo celebrada en Gran Bretaña en toda una generación.
Asistieron más de 1.000 asistentes procedentes de Gran Bretaña y otros países. Invitados de Estados Unidos, Taiwán, Polonia, Canadá, Suecia, Irlanda, Yugoslavia y Dinamarca, entre otros, participaron en 33 sesiones diferentes a lo largo del fin de semana.
Antiimperialismo
Alan Woods inauguró el Rev Fest de este año el viernes por la noche, hablando ante un público repleto sobre el “horror sin fin” del capitalismo, en palabras de Lenin.
Al presentar la situación mundial, Alan describió cómo asistimos a una turbulencia creciente en las relaciones mundiales, con consecuencias caóticas difíciles de predecir con precisión.
Alan señaló que había pintado un panorama bastante sombrío de “guerras reaccionarias, asesinatos, muertes, agresiones imperialistas, líderes maníacos” por todas partes.
Pero, añadió, para los comunistas no hay razón para el pesimismo. “Bajo la superficie”, explicó, “se acumula en todas partes esta insatisfacción colosal, esta rabia que busca una salida.”
“Habrá una explosión colosal en un país tras otro”, prosigue Alan.
“Esto nos presenta a nosotros, los comunistas, enormes posibilidades – a condición de que hayamos acumulado suficientes fuerzas antes de estos acontecimientos para poder intervenir eficazmente…
“Esta es la pesada responsabilidad histórica que recae sobre nuestros hombros”.
Así se reiteró en el mitin “libros, no bombas” del sábado por la tarde, encabezado por Fiona Lali, coordinadora nacional de campañas del PCR y candidata comunista revolucionaria del partido en las últimas elecciones generales.
“Estamos viviendo un momento decisivo en el capitalismo mundial”, explicó Fiona.
Fiona destacó ante un auditorio lleno cómo el conflicto de Palestina “se ha disparado como un rayo en la conciencia de la gente”, canalizando la profunda ira de la sociedad.
Fiona destacó ante un auditorio lleno cómo el conflicto de Palestina se ha “disparado como un rayo en la conciencia de la gente” / Imagen: RCP
Observando el desarrollo de estos movimientos, y en muchos casos participando directamente en ellos, las ilusiones en el reformismo se están borrando rápidamente entre una capa cada vez mayor de trabajadores y jóvenes.
Fiona cautivó al público. Como comunistas, explicó, nuestra tarea consiste en explicar clara y pacientemente por qué no podemos hacernos ilusiones en el sistema capitalista. Por el contrario, debemos organizar y educar a las capas más radicales y previsoras, y construir una fuerza que pueda desempeñar un papel decisivo en los acontecimientos.
En palabras de León Trotsky, que Fiona citó:
“Mirar la realidad cara a cara, no buscar la línea de la menor resistencia, llamar a las cosas por su nombre, decir la verdad a las masas por amarga que ella sea, no temer los obstáculos, ser fiel en las pequeñas y en las grandes cosas, ser audaz cuando llegue la hora de la acción, tales son las reglas de la IV Internacional. Ella ha mostrado que sabe marchar contra la corriente. La próxima ola histórica la pondrá sobre su cresta”.
Escuela de comunismo
El Festival de la Revolución no era sólo una conferencia antiimperialista, sino una escuela de comunismo.
Además de las tres sesiones plenarias principales, 30 sesiones paralelas ofrecieron análisis y perspectivas marxistas sobre temas que iban desde el arte y la inteligencia artificial hasta la deuda mundial y la crisis climática, pasando por la revolución haitiana.
Todos los asistentes mostraron un inmenso interés por estas ideas, y las salas se llenaron hasta los topes.
“Los debates en torno a la opresión de la mujer en la sociedad capitalista me hicieron reflexionar”, dijo Lubbna, que asistía por primera vez, en declaraciones a The Communist sobre su experiencia. “No se trata sólo de hombres contra mujeres. Todo el maldito sistema está viciado”.
Ha sido brillante”, dijo un futuro miembro del PCR de Coventry tras asistir a la sesión “Arte, cultura y revolución”. “No sabía que una charla sobre arte y cultura pudiera ser tan contundente”.
Otro asistente subrayó la importancia de que los comunistas debatan sobre arte, reconociendo que no sólo luchamos por la comida y el cobijo, sino por “recuperar nuestra humanidad” a través de la revolución y la liberación del arte.
En todas las sesiones, las intervenciones de los asistentes enriquecieron el debate.
En el debate sobre la guerra de liberación de Bangladesh en 1971, Maya, de Leeds, hizo una apasionada contribución que hizo llorar a los asistentes, al detallar los inmensos sacrificios de las mujeres oprimidas en la guerra de independencia de Bangladesh.
Maya subrayó que hoy en Bangladesh, y en todo el mundo, sigue siendo así: “El lugar de una mujer no está detrás de su marido, ni mucho menos en el hogar: está en la revolución. Y lo más importante, está en el partido revolucionario”.
Otro asistente, Simon, del PCR canadiense, quedó muy impresionado. “El nivel de perspicacia y la gran amplitud de conocimientos de los camaradas fue impresionante”, expresó. “También pude conocer a un montón de revolucionarios amables, divertidos y, sobre todo, serios”.
En este sentido, los debates continuaron con entusiasmo más allá de los límites del recinto, en el acto social del sábado por la noche, con música y baile como telón de fondo.
El Festival de la Revolución no fue sólo una conferencia antiimperialista, sino una escuela de comunismo / Imagen: PCR
Bolchevismo
Durante el mitin del sábado, Antonio Balmer, miembro destacado de los Comunistas Revolucionarios de América (RCA) y editor de The Communist (EEUU), habló de cómo los camaradas del RCA están conectando con los trabajadores y la juventud en el país imperialista más poderoso del mundo; dentro del “vientre de la bestia”.
También destacó el potencial que existe para la humanidad, si la inmensa capacidad productiva de países como Estados Unidos se pusiera bajo el control de los trabajadores.
“Ser comunista es saber que [el socialismo] llegará; ser bolchevique es entender cómo vamos a llegar allí, camaradas”, concluyó Antonio. “Y esta internacional [la Internacional Comunista Revolucionaria] está creando bolcheviques por todo el mundo. Tenemos un mundo que ganar”.
El mensaje central del fin de semana fue claro. Los cimientos sobre los que se construye nuestra internacional son las sólidas ideas del marxismo. Y este Rev Fest proporcionó a los camaradas material de calidad para la tarea de educarse y dominar la teoría en el próximo periodo.
Pero una organización estable, creciente y profesional no sólo requiere cuadros formados y comprometidos, sino también el cemento de las finanzas para cohesionar el partido. Y la edición de este año también ha hecho importantes avances en este sentido.
En el transcurso del fin de semana se vendieron 8.200 libras esterlinas en literatura, ya que la gente quería seguir profundizando sus conocimientos sobre el marxismo en toda una serie de cuestiones. Además, se recaudaron otras 5.200 libras a través de la venta de materiales.
Durante esta colecta, dirigida por Ben Gliniecki, secretario nacional de la organización, los grupos de la RCP de todo el país donaron la cifra récord de 91.000 libras esterlinas.
Esto eleva el total recaudado en lo que va de año a más de 270.000 libras, una hazaña asombrosa y una demostración del optimismo revolucionario y la confianza de los camaradas en el partido y sus perspectivas.
Para quienes se sientan inspirados por este logro: no se preocupen, ¡no es demasiado tarde para donar!
Tras tres días fantásticos, los asistentes se reunieron por última vez el domingo por la tarde para escuchar a Rob Sewell clausurar el Festival Revolution.
Rob comentó los debates del fin de semana y las tareas que tiene por delante el Partido Comunista Revolucionario.
A medida que la campaña del RCI “Año de Lenin” -para reivindicar la herencia ideológica de Lenin- se acerca a su fin, Rob subrayó la importancia de continuar el valor educativo del fin de semana a través de obras como En defensa de Lenin.
Se trata de una lectura esencial para cualquier comunista en ciernes, explicó Rob, ya que proporciona “un puente hacia el leninismo en bandeja”.
La clave para comprender realmente cualquiera de estas ideas, sin embargo, continuó Rob, no es sólo leer estos textos, sino estudiarlos.
Tras tres días fantásticos, los asistentes se reunieron por última vez el domingo por la tarde para escuchar a Rob Sewell clausurar el Revolution Festival / Imagen: RCP
Y lo que es más importante, citando las famosas líneas de Karl Marx de sus Tesis sobre Feuerbach, Rob subrayó que el marxismo es una guía para la acción. “Los filósofos sólo han interpretado el mundo, de diversas maneras. La cuestión, sin embargo, es cambiarlo”.
En medio de una profunda crisis del capitalismo británico, la velocidad de los acontecimientos es tal que “procesos que se esperaba que durasen años están durando semanas”, señaló Rob, llamando la atención en particular sobre el rápido desplome de los índices de aprobación del gobierno laborista de Starmer.
Sin embargo, como también señaló Fiona durante el mitin del sábado, actualmente no hay ningún partido de izquierdas que pueda dar una salida adecuada al estado de ánimo antisistema de la sociedad, o que ofrezca soluciones reales a los problemas a los que se enfrenta la gente corriente.
Tal como está, el PCR es demasiado pequeño para llenar este vacío. Sin embargo, sabemos que todos los camaradas que asistieron al Festival Revolución 2024 regresarán a sus ramas inspirados para construir el partido; para construir las fuerzas del comunismo.
La tarea ahora, como se subrayó durante el fin de semana, es prepararnos teóricamente para las convulsiones que se avecinan; que todos los miembros aumenten sus contribuciones mensuales para fortalecer el aparato del partido; y reclutar más amplia y audazmente. Como subrayó Rob ante la multitudinaria audiencia plenaria “Es vuestra responsabilidad hacerlo”.
“Los tiempos difíciles hacen a la gente dura”, afirmó Fiona en el mitin “libros, no bombas”. No hay posibilidad de una vida fácil para quienes han crecido bajo el capitalismo en crisis.
Pero son precisamente estas capas -las que están siendo radicalizadas y empujadas a la acción por la crisis y el caos del capitalismo- las que estamos organizando y construyendo para que se conviertan en los líderes de la futura revolución mundial.
Sobre esta base, tenemos la confianza de que el socialismo y el comunismo vencerán. Como Rob dijo en sus palabras finales del #RevFest2024:
“Hoy tenemos más confianza que nunca, por lo que hemos conseguido hacer, que muestra sólo un atisbo de lo que se puede hacer. Acabamos de empezar, de pasar página. Nuestra prehistoria ha quedado atrás. Estamos comenzando la verdadera historia del retorno del auténtico comunismo, en Gran Bretaña y a escala internacional.”
Alrededor de las 5:45 a.m. del 19 de noviembre de 1984, la planta de Pemex tuvo una enorme explosión de gas. Grandes salchichas y esféricos contenedores de gas, pedazos de construcción o rieles de ferrocarril fueron arrancados del piso por la fuerza de la explosión. Volaron, cayendo sobre nuestros hogares. “La onda expansiva de la primera explosión se sintió hasta 50 kilómetros a la redonda y la llama de fuego alcanzó una altura de un kilómetro” (Informe Final del MEH, Volumen 2, parte 2).
El fuego recorrió largas distancias y se metió a nuestros hogares. Las mujeres formadas para la leche de la Conasupo (que ese día se retrasó en llegar y provocó una fila mayor de lo normal) y varios trabajadores que se encaminaba ya a sus centros laborales fueron sorprendidos en las calles. Cuerpos agonizantes deambulaban por las calles, pero la gente más pobre vivía más cerca de las gaseras y no pudieron huir. El calor deformó sólidas herrerías y trastes metálicos. Duele imaginar cómo cientos de personas murieron y tal cual pasaje de la Biblia, se volvieron ceniza, se hicieron polvo.
Otras sobrevivientes han sido condenadas de por vida a llevar las huellas de este suceso en sus cuerpos, incluyendo gente que en ese momento eran bebés y no tienen recuerdos en sus mentes de los hechos. Perdimos familiares, amigos, vecinos… Les guardamos en la memoria y exigimos plena justicia.
Solidaridad de clase
Durante la explosión, entre vecinos, en lo que pudimos, nos auxiliamos. Llegó gente de fuera, los trabajadores del volante del SUTAUR 100 para ayudar a evacuar a la gente, los de la Cruz Roja, para auxiliar a los heridos. Hubo quien, literalmente, salió corriendo del pueblo. La gente llegaba a colonias y municipios vecinos, como Ecatepec, y eran recibidos con algo de alimento, con un techo donde ver las noticias y estar al tanto de los horrores qué sucedían. Muchas organizaciones sindicales y sociales, como mucha gente con el ímpetu de brindar apoyo, extendieron la mano a los damnificados de San Juanico.
De manera espontánea se empezó a llevar acopio en lugares como la basílica de Guadalupe, IPN Zacatenco o el Zócalo, creándose montañas de ropa y comida.
Quienes sobrevivimos nos vimos entrampados en no tener un techo propio, en tener familiares hospitalizados a quien buscar o auxiliar. Hubo quien no fue humanamente capaz de dividirse entre atender a sus enfermos y enterrar a sus muertos. Se luchó por atención para los heridos, incluso consiguiendo apoyos internacionales; así como para que se establecieran medidas de protección civil.
Se hicieron protestas, la primera rompió el cerco que ya había formado el ejército y logró penetrar a la zona más devastada. Se creó una natural organización de la comunidad que rompía con las viejas estructuras corporativas del régimen priista de la época, anticipando lo que ocurriría un año después con la organización popular tras el terremoto del 85.
Represión estatal vs. Movilización popular
Muy reciente a los sucesos, se realizó una asamblea que rompió todo control corporativo. Había una gran indignación pues los directivos de Pemex, comenzando por Mario Ramón Beteta, culpaban a la gente de lo que había sido su negligencia. La asamblea se convirtió en protesta, rompiendo el cerco militar y pasando por la zona devastada, lo que hoy es el parque Hidalgo. Lo visto se tradujo en rabia.
Se creó una natural organización comunitaria. Primeramente se creó el Comité de Habitantes de San Juan Ixhuatepec, también se formaría la Unión Popular Ixhuatepec. El Estado y sus fuerzas sociales, como los priístas, actuaron contra la organización social.
El 16 de diciembre fue atacada violentamente una asamblea vecinal por parte de priístas.
Una marcha realizada el 28 de febrero de 1985, que llegó a Gobernación, fue reprimida, siendo golpeada la población por las fuerzas policiales sin importar su edad. No conformes con dejar a la población malherida y sangrando, teniendo que trasladarse a la clínica 76 del IMSS, se realizó la desaparición forzada de Marcelo Moreno Ávlila, uno de los cuadros políticos que jugaba en ese momento un papel destacado en la organización de los vecinos. La enorme presión ejercida, principalmente por la Unidad Obrera, Campesina y Popular (UOCP) –organización donde militaba Marcelo– que incluyó la toma de las embajadas de Holanda y Grecia, permitió su aparición con vida, aunque con signos claros de tortura.
El papel de las organizaciones políticas
La lucha en San Juanico obedeció a necesidades concretas y la natural indignación de los habitantes. Pero se requiere experiencia y perspectivas. Entre los líderes hubo quien había participado en comités de lucha del IPN o abiertamente militado en organizaciones políticas como la Corriente Socialista o la UOCP. La CS incluso tenía un diputado en Tlalnepantla que en ese momento tenía salario obrero y provenía de experiencias de lucha sindical.
Es fundamental la creación de organizaciones políticas revolucionarias que hagan trabajo hombro a hombro con las masas de la clase obrera, pero además se requiere que estas tengan una perspectiva y estrategias correctas, sino su papel se convierte en su contrario colocándose como un lastre, como grupúsculos al margen y hasta freno para el proceso. El movimiento de masas debe depurar a estas organizaciones aprovechando a las que ayuden a su causa.
San Juanico fue una fisura que anunciaba no sólo una gran grieta sino un rompimiento abierto con el viejo régimen. El temblor de 1985, el gobierno popular de la COCEI en Juchitán, las huelgas universitaria y politécnica del 86 y 87, eran la parte visible de poderosas fuerzas subterráneas profundas que empujaban a un cambio radical en la sociedad.
Hay vecinos que se han mantenido consecuentes en la lucha, pero en algún momento se siguió la vía electoral como estrategia, lo que afectó a la organización social en San Juanico. El móvil de obtener un puesto y ciertos privilegios con ello, llevó a degenerar a importantes cuadros que habían emergido de la lucha de clases y descuidar la organización popular y, desde la comunidad, a verse desviados los objetivos.
Hoy debemos aprender lecciones que pasan por la necesidad de construir nuevos cuadros. Hay cambios sociales que también afectan la organización en los barrios. Antes, para muchos, la vida era la comunidad y había necesidades imperiosas en la localidad por las que luchar para tener una vida cotidiana digna. El peso del barrio en la organización era más fuerte. Pero hoy, muchos de nuestros jóvenes también se organizan en sus escuelas, se manifiestan contra la violencia a la mujer (más allá de San Juanico), contra el genocidio en Palestina, por la reducción de la jornada laboral a 40 horas, etc. Estas expresiones de lucha se muestran muchas veces más fuerte afuera que adentro del barrio.
San Juanico: crimen de estado
El Mecanismo de Esclarecimiento Histórico (MEH) que se creó en el sexenio pasado, en su informe final dijo que el principal violador de derechos humanos del país es el Estado. Dedicó un apartado sobre San Juanico, lo que evidencia que dichas violaciones no se limitan a la guerra sucia, sino que están presentes en casos como éste, aunque aquí también hubo desplazamiento y desaparición forzada.
El Estado trató de borrar los hechos. El lugar de la explosión y la zona más devastada fue limpiada y convertida en dos parques divididos solo por las vías del tren. Uno es el Cri Cri y el otro el Hidalgo, conocido como el parque de los muertos donde perecieron nuestros familiares, amigos y vecinos. Fui de los pocos afortunados de esa zona que su familia completa sobrevivió (aunque con quemaduras), pero en todas las casas de alrededor hubo fallecidos, justo a nuestro lado una familia entera murió, sobreviviendo solo el padre que fue a trabajar. Tan solo a media cuadra, donde hoy es la biblioteca, según un informe militar, hubo 23 muertos.
Sepultaron la zona devastada, quitando las evidencias de lo sucedido y construyendo un parque. El Estado quiso borrar nuestra historia, pero no lo consiguió. En San Juanico hay un movimiento de rescate de la memoria histórica. Pobladores han escrito historias y compuesto canciones para rescatar nuestra memoria. La organización comunitaria como la del grupo 19 de noviembre también consiguió que el gobierno del Estado de México instituyera ese día como el día estatal del riesgo industrial.
Seguimos rodeados de industrias y gaseras. Hemos vivido diversos accidentes industriales, nuevos incendios o peligrosas fugas de gas. La exigencia de seguridad para los habitantes de San Juanico y prácticamente toda la zona conurbada, sigue siendo vigente.